Servicio diario - 24 de marzo de 2020


 

Video especial del Papa: “Oremos por el fin de la pandemia”
Rosa Die Alcolea

Vaticano: Cuatro personas infectadas de coronavirus en el pequeño Estado
Rosa Die Alcolea

Las 4 “palabras de la vocación”: Mensaje del Papa para la Jornada de Oración por las Vocaciones
Larissa I. López

El Consejo Episcopal Latinoamericano propone la consagración a la Virgen de Guadalupe
Larissa I. López

Dicasterios prestarán servicios esenciales con un mínimo de personal y en remoto
Larissa I. López

Santa Marta: Francisco reza por doctores y sacerdotes fallecidos por servir a los enfermos
Larissa I. López

Mañana, el mundo entero rezará ‘Padre Nuestro’ con el Papa
Rosa Die Alcolea

Haití: Mons. Dumas anima a los fieles a “fortalecer su vida interior y encontrarse con Dios”
Redacción

Italia: El patriarca Bartolomé I expresa su cercanía y solidaridad ante el Coronavirus
Redacción

Adoración Eucarística: “No permitas que nunca me separe de Ti”
Larissa I. López

Ecuador: Iglesia Católica y Luterana unidas contra el Covid-19
Larissa I. López

Venezuela: Horarios de las transmisiones online de la Misa
Redacción

Italia: Fallece un sacerdote italiano por Covid-19 tras ceder su respirador
Larissa I. López

P. Antonio Rivero: “¡Sal del sepulcro del pecado, que es el coronavirus del alma!”
Antonio Rivero

Santa Lucía Filippini , 25 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Video especial del Papa: “Oremos por el fin de la pandemia”

Red Mundial de Oración del Papa
(zenit – 24 marzo 2020).- En una edición especial de ‘El Video del Papa’, el Santo Padre pide rezar por los enfermos y los que sufren, al tiempo que agradece a quienes, todos unidos y sin importar su tradición religiosa o convicciones, oran por los afectados.

La Red Mundial de Oración del Papa ha lanzado esta edición especial de ‘El Video del Papa’ el 24 de marzo de 2020, además de la Intención de Oración para marzo dedicada a los católicos chinos.

Las imágenes del video muestran al Papa Francisco rezando ante María Santísima, a quien dirigió una oración especial ante la emergencia de la pandemia, el pasado 11 de marzo, a través de un video mensaje: “Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos sometidos a pruebas y líbranos de todo peligro, oh gloriosa y bendita Virgen”.

 

Gestos del Papa

Esta no es la primera vez que el Papa reza por el fin de la pandemia. El pasado domingo, 15 de marzo, encomendó a afectados por el virus a la Virgen, ante el ícono de la Salus Populi Romani, imagen muy venerada en Roma, y después, se dirigió en peregrinación hacia la iglesia de San Marcello al Corso, donde se halla el crucifijo que en 1522 fue llevado en procesión para acabar con la peste en Roma, pidió por el fin de la pandemia.

Asimismo, el día de san José se unió a los obispos italianos para rezar el Rosario al patrono de la Iglesia Universal, y dirigió un video mensaje a todas las personas que oraron unidos.

El Santo Padre celebra cada mañana la Misa en la capilla de su residencia, la Casa Santa Marta, a las 7 horas. De manera extraordinaria, desde el 17 de marzo, al terminar la Eucaristía, Francisco bendice y expone al Santísimo Sacramento, para adorarlo durante un rato de silencio y oración.

Desde el 11 de marzo, además, se reza el Ángelus en la basílica de San Pedro, por iniciativa del cardenal Angelo Comastri, vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, “para invocar la intercesión de María en este difícil momento” de epidemia del coronavirus.

 

Bendición Urbi et Orbi

Además, el Santo Padre ha convocado a todos los fieles a rezar unidos a él la oración del Padre Nuestro, el próximo miércoles 25 de marzo, día de la Anunciación a la Virgen, y exhorta a “todos los Jefes de las Iglesias y a los líderes de todas las comunidades cristianas, junto con todos los cristianos de las distintas confesiones, a invocar al Altísimo y Dios Omnipotente” y “a rezar el Padre Nuestro al mediodía”.

El viernes 27 de marzo, en cambio, el Pontífice ha anunciado que será un tiempo de oración y adoración del Santísimo Sacramento, al final del cual dará “la bendición Urbi et Orbi” con la “posibilidad de recibir la indulgencia plenaria”.

 

 

 

 

Vaticano: Cuatro personas infectadas de coronavirus

Comunicado de Matteo Bruni
(zenit – 24 marzo 2020).- El Estado del Vaticano cuenta ya con cuatro casos positivos de coronavirus, ha anunciado este martes, 24 de marzo de 2020, a primera hora de la tarde, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Además del primero caso del que se ya se informó en su momento, se suman tres personas más: “Es un empleado de la Oficina de Carga y dos empleados de los Museos Vaticanos”, señala Bruni.

Así, el portavoz de la Santa Sede, respondiendo a las preguntas de algunos periodistas, ha asegurado que “las cuatro personas fueron aisladas como medida de precaución antes de que dieran positivo y su aislamiento ha durado ya más de 14 días; actualmente están siendo tratadas en hospitales italianos o en su casa”.

 

 

 

 

Las 4 “palabras de la vocación”: Mensaje para Jornada de Oración por las Vocaciones

“Dolor, gratitud, ánimo y alabanza”
(zenit– 24 marzo 2019).- El Papa Francisco retoma las “cuatro palabras clave —dolor, gratitud, ánimo y alabanza —” de la vocación utilizadas en la Carta a los sacerdotes publicada en agosto de 2019 y las dirige a todo el Pueblo de Dios, “a la luz” del pasaje evangélico que cuenta la experiencia de Jesús y Pedro durante una noche de tempestad en el lago de Tiberíades (cf. Mt 14,22-33).

Con motivo de la 57ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el 3 de mayo , cuarto domingo de Pascua, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado hoy, 24 de marzo de 2020, el Mensaje del Santo Padre para la ocasión.

 

No estamos solos

“Después de la multiplicación de los panes, que había entusiasmado a la multitud, Jesús ordenó a los suyos que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, mientras Él despedía a la gente”, describe el Papa. Y agrega que la imagen de esta travesía “evoca de algún modo el viaje de nuestra existencia”.

“La barca de nuestra vida avanza lentamente, siempre inquieta porque busca un feliz desembarco, dispuesta para afrontar los riesgos y las oportunidades del mar, aunque también anhela recibir del timonel un cambio de dirección que la ponga finalmente en el rumbo adecuado”. Pero, a veces, “puede perderse, puede dejarse encandilar por ilusiones en lugar de seguir el faro luminoso que la conduce al puerto seguro, o ser desafiada por los vientos contrarios de las dificultades, de las dudas y de los temores”, como les sucedió a los discípulos con la tempestad.

No obstante, prosigue Francisco, el Evangelio nos dice que, “en la aventura de este viaje difícil, no estamos solos”, el Señor “caminó sobre las aguas agitadas y alcanzó a los discípulos, invitó a Pedro a ir a su encuentro sobre las aguas, lo salvó cuando lo vio hundirse y, finalmente, subió a la barca e hizo calmar el viento”.

 

Gratitud

Es por ello que la primera palabra de la vocación es “gratitud”, pues “navegar en la dirección correcta no es una tarea confiada solo a nuestros propios esfuerzos”, es Dios “quien, cuando nos llama, se convierte también en nuestro timonel para acompañarnos, mostrarnos la dirección, impedir que nos quedemos varados en los escollos de la indecisión y hacernos capaces de caminar incluso sobre las aguas agitadas”, explica el Pontífice.

“La vocación, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado gratuito del Señor” (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019); por eso, llegaremos a descubrirla y a abrazarla cuando nuestro corazón se abra a la gratitud y sepa acoger el paso de Dios en nuestra vida”, aclara.

 

Ánimo

En segundo lugar, el Santo Padre propone la palabra “ánimo”, pues reconoce que “lo que a menudo nos impide caminar, crecer, escoger el camino que el Señor nos señala son los fantasmas que se agitan en nuestro corazón”.

No obstante, también señala que Dios “sabe que una opción fundamental de vida —como la de casarse o consagrarse de manera especial a su servicio— requiere valentía. Él conoce las preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por eso nos asegura: ’No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!’”.

La fe en su presencia “nos libera de esa acedia que ya tuve la oportunidad de definir como ‘tristeza dulzona’ (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019), es decir, ese desaliento interior que nos bloquea y no nos deja gustar la belleza de la vocación”, remarca.

 

Fatiga

Después, el Obispo de Roma alude al término “dolor”, aunque matiza que conviene referirse a él como “fatiga”, pues: “Si dejamos que nos abrume la idea de la responsabilidad que nos espera —en la vida matrimonial o en el ministerio sacerdotal— o las adversidades que se presentarán, entonces apartaremos la mirada de Jesús rápidamente y, como Pedro, correremos el riesgo de hundirnos”.

Sin embargo, a pesar de nuestras fragilidades y carencias, “la fe nos permite caminar al encuentro del Señor resucitado y también vencer las tempestades” y Él “nos tiende la mano cuando el cansancio o el miedo amenazan con hundirnos”, dando “el impulso necesario para vivir nuestra vocación con alegría y entusiasmo”.

 

Alabanza

Al mismo tiempo, el Santo Padre afirma: “Conozco vuestras fatigas, las soledades que a veces abruman vuestro corazón, el riesgo de la rutina que poco a poco apaga el fuego ardiente de la llamada, el peso de la incertidumbre y de la precariedad de nuestro tiempo, el miedo al futuro. Ánimo, ¡no tengáis miedo!”, pues Jesús nos tiende la mano y nos sujeta para salvarnos.

“Y entonces, aun en medio del oleaje, nuestra vida se abre a la alabanza. Esta es la última palabra de la vocación, y quiere ser también una invitación a cultivar la actitud interior de la Bienaventurada Virgen María. Ella, agradecida por la mirada que Dios le dirigió, abandonó con fe sus miedos y su turbación, abrazó con valentía la llamada e hizo de su vida un eterno canto de alabanza al Señor”, expuso.

Finalmente, Francisco desea “que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle ‘sí’, vencer la fatiga con la fe en Cristo y, finalmente, ofrecer la propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero”.

A continuación sigue el mensaje completo del Papa.

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Mensaje del Santo Padre

Las palabras de la vocación

Queridos hermanos y hermanas:

El 4 de agosto del año pasado, en el 160 aniversario de la muerte del santo Cura de Ars, quise ofrecer una Carta a los sacerdotes, que por la llamada que el Señor les hizo, gastan la vida cada día al servicio del Pueblo de Dios.

En esa ocasión, elegí cuatro palabras clave —dolor, gratitud, ánimo y alabanza— para agradecer a los sacerdotes y apoyar su ministerio. Considero que hoy, en esta 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, esas palabras se pueden retomar y dirigir a todo el Pueblo de Dios, a la luz de un pasaje evangélico que nos cuenta la singular experiencia de Jesús y Pedro durante una noche de tempestad, en el lago de Tiberíades (cf. Mt 14,22-33).

Después de la multiplicación de los panes, que había entusiasmado a la multitud, Jesús ordenó a los suyos que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. La imagen de esta travesía en el lago evoca de algún modo el viaje de nuestra existencia. En efecto, la barca de nuestra vida avanza lentamente, siempre inquieta porque busca un feliz desembarco, dispuesta para afrontar los riesgos y las oportunidades del mar, aunque también anhela recibir del timonel un cambio de dirección que la ponga finalmente en el rumbo adecuado. Pero, a veces puede perderse, puede dejarse encandilar por ilusiones en lugar de seguir el faro luminoso que la conduce al puerto seguro, o ser desafiada por los vientos contrarios de las dificultades, de las dudas y de los temores.

También sucede así en el corazón de los discípulos. Ellos, que están llamados a seguir al Maestro de Nazaret, deben decidirse a pasar a la otra orilla, apostando valientemente por abandonar sus propias seguridades e ir tras las huellas del Señor. Esta aventura no es pacífica: llega la noche, sopla el viento contrario, la barca es sacudida por las olas, y el miedo de no lograrlo y de no estar a la altura de la llamada amenaza con hundirlos.

Pero el Evangelio nos dice que, en la aventura de este viaje difícil, no estamos solos. El Señor, casi anticipando la aurora en medio de la noche, caminó sobre las aguas agitadas y alcanzó a los discípulos, invitó a Pedro a ir a su encuentro sobre las aguas, lo salvó cuando lo vio hundirse y, finalmente, subió a la barca e hizo calmar el viento.

Así pues, la primera palabra de la vocación es gratitud. Navegar en la dirección correcta no es una tarea confiada sólo a nuestros propios esfuerzos, ni depende solamente de las rutas que nosotros escojamos. Nuestra realización personal y nuestros proyectos de vida no son el resultado matemático de lo que decidimos dentro de un “yo” aislado; al contrario, son ante todo la respuesta a una llamada que viene de lo alto. Es el Señor quien nos concede en primer lugar la valentía para subirnos a la barca y nos indica la orilla hacia la que debemos dirigirnos. Es Él quien, cuando nos llama, se convierte también en nuestro timonel para acompañarnos, mostrarnos la dirección, impedir que nos quedemos varados en los escollos de la indecisión y hacernos capaces de caminar incluso sobre las aguas agitadas.

Toda vocación nace de la mirada amorosa con la que el Señor vino a nuestro encuentro, quizá justo cuando nuestra barca estaba siendo sacudida en medio de la tempestad. «La vocación, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado gratuito del Señor» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019); por eso, llegaremos a descubrirla y a abrazarla cuando nuestro corazón se abra a la gratitud y sepa acoger el paso de Dios en nuestra vida.

Cuando los discípulos vieron que Jesús se acercaba caminando sobre las aguas, pensaron que se trataba de un fantasma y tuvieron miedo. Pero enseguida Jesús los tranquilizó con una palabra que siempre debe acompañar nuestra vida y nuestro camino vocacional: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» (v. 27). Esta es precisamente la segunda palabra que deseo daros: ánimo.

Lo que a menudo nos impide caminar, crecer, escoger el camino que el Señor nos señala son los fantasmas que se agitan en nuestro corazón. Cuando estamos llamados a dejar nuestra orilla segura y abrazar un estado de vida —como el matrimonio, el orden sacerdotal, la vida consagrada—, la primera reacción la representa frecuentemente el “fantasma de la incredulidad”: No es posible que esta vocación sea para mí; ¿será realmente el camino acertado? ¿El Señor me pide esto justo a mí?

Y, poco a poco, crecen en nosotros todos esos argumentos, justificaciones y cálculos que nos hacen perder el impulso, que nos confunden y nos dejan paralizados en el punto de partida: creemos que nos equivocamos, que no estamos a la altura, que simplemente vimos un fantasma que tenemos que ahuyentar.

El Señor sabe que una opción fundamental de vida —como la de casarse o consagrarse de manera especial a su servicio— requiere valentía. Él conoce las preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por eso nos asegura: “No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!”. La fe en su presencia, que nos viene al encuentro y nos acompaña, aun cuando el mar está agitado, nos libera de esa acedia que ya tuve la oportunidad de definir como «tristeza dulzona» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019), es decir, ese desaliento interior que nos bloquea y no nos deja gustar la belleza de la vocación.

En la Carta a los sacerdotes hablé también del dolor, pero aquí quisiera traducir de otro modo esta palabra y referirme a la fatiga. Toda vocación implica un compromiso. El Señor nos llama porque quiere que seamos como Pedro, capaces de “caminar sobre las aguas”, es decir, que tomemos las riendas de nuestra vida para ponerla al servicio del Evangelio, en los modos concretos y cotidianos que Él nos muestra, y especialmente en las distintas formas de vocación laical, presbiteral y de vida consagrada. Pero nosotros somos como el Apóstol: tenemos deseo y empuje, aunque, al mismo tiempo, estamos marcados por debilidades y temores.

Si dejamos que nos abrume la idea de la responsabilidad que nos espera —en la vida matrimonial o en el ministerio sacerdotal— o las adversidades que se presentarán, entonces apartaremos la mirada de Jesús rápidamente y, como Pedro, correremos el riesgo de hundirnos. Al contrario, a pesar de nuestras fragilidades y carencias, la fe nos permite caminar al encuentro del Señor resucitado y también vencer las tempestades. En efecto, Él nos tiende la mano cuando el cansancio o el miedo amenazan con hundirnos, y nos da el impulso necesario para vivir nuestra vocación con alegría y entusiasmo.

Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron. Es una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad: Él ordena que los vientos contrarios cesen y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no tengan más poder sobre nosotros.

En la vocación específica que estamos llamados a vivir, estos vientos pueden agotarnos. Pienso en los que asumen tareas importantes en la sociedad civil, en los esposos que —no sin razón— me gusta llamar “los valientes”, y especialmente en quienes abrazan la vida consagrada y el sacerdocio. Conozco vuestras fatigas, las soledades que a veces abruman vuestro corazón, el riesgo de la rutina que poco a poco apaga el fuego ardiente de la llamada, el peso de la incertidumbre y de la precariedad de nuestro tiempo, el miedo al futuro. Ánimo, ¡no tengáis miedo! Jesús está a nuestro lado y, si lo reconocemos como el único Señor de nuestra vida, Él nos tiende la mano y nos sujeta para salvarnos.

Y entonces, aun en medio del oleaje, nuestra vida se abre a la alabanza. Esta es la última palabra de la vocación, y quiere ser también una invitación a cultivar la actitud interior de la Bienaventurada Virgen María. Ella, agradecida por la mirada que Dios le dirigió, abandonó con fe sus miedos y su turbación, abrazó con valentía la llamada e hizo de su vida un eterno canto de alabanza al Señor.

Queridos hermanos: Particularmente en esta Jornada, como también en la acción pastoral ordinaria de nuestras comunidades, deseo que la Iglesia recorra este camino al servicio de las vocaciones abriendo brechas en el corazón de los fieles, para que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle “sí”, vencer la fatiga con la fe en Cristo y, finalmente, ofrecer la propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero. Que la Virgen María nos acompañe e interceda por nosotros.

Roma, San Juan de Letrán, 8 de marzo de 2020, II Domingo de Cuaresma.

Francisco

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

El Consejo Episcopal Latinoamericano propone la consagración a la Virgen de Guadalupe

Ante la crisis sanitaria
(zenit – 24 marzo 2020).- En la víspera de la solemnidad de la Anunciación del Señor, la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) invita a los obispos del continente a presidir un acto de consagración a la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe.

De acuerdo a la carta difundida por el CELAM el 23 de marzo, se trata de una iniciativa de oración ante la “circunstancia inédita por la expansión del Covid-19” y sugieren que el acto de consagración se realice a las 12 del medio día, acogiendo la invitación del Papa a rezar el Padrenuestro por la misma intención.

Igualmente se propone que esta consagración se acompañe por el rezo del Santo Rosario y se transmita a través de los medios de comunicación y las plataformas digitales con el fin de alcanzar el mayor número de sacerdotes y fieles.

 

Acompañar al Pueblo de Dios

“Esta crisis sanitaria ha despertado entre obispos, sacerdotes, religiosos (as) y laicos un esperanzador movimiento, usando creativamente los medios de comunicación y las redes sociales para acompañar al pueblo de Dios, confinados en sus casas, llevándoles mensajes de aliento y esperanza”, indica el texto.

Del mismo modo, el episcopado recuerda que el Pueblo de Dios, siempre, en “momentos críticos, como pestes y guerras, han suplicado con confianza la maternal protección de la Madre de Jesús”.

 

Basílica de Guadalupe

Como medida preventiva ante el brote de coronavirus, la Basílica de Guadalupe cerró sus puertas por primera vez en la historia.

El arzobispo primado de México, Mons. Carlos Aguiar Retes, ofreció la misa dominical el pasado 15 de marzo, con la participaron de algunos sacerdotes concelebrantes y seminaristas, que fue transmitida por redes sociales y algunos canales de televisión.

El pasado 17 de marzo, el cardenal Aguiar, a través de un comunicado, invitó a los fieles a seguir las transmisiones por los diferentes medios de comunicación de la Misa dominical en la Basílica, celebrada a las 12 horas.

 

Oración a la Virgen de Guadalupe

Oración a la Virgen de Guadalupe Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive.

En estos momentos, como Juan Diego, sintiéndonos “pequeños” y frágiles ante la enfermedad y el dolor, te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.

Te consagramos nuestros pueblos, especialmente a tus hijos más vulnerables: los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas, los migrantes, los que no tienen hogar, los privados de su libertad.

Acudimos a tu inmaculado Corazón e imploramos tu intercesión: alcánzanos de tu Hijo la salud y la esperanza.

Que nuestro temor se transforme en alegría; que en medio de la tormenta tu Hijo Jesús sea para nosotros fortaleza y serenidad; que nuestro Señor levante su mano poderosa y detenga el avance de esta pandemia.

Santísima Virgen María, “Madre de Dios y Madre de América Latina y del Caribe, Estrella de la evangelización renovada, primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos”, sé fortaleza de los moribundos y consuelo de quienes los lloran; sé caricia maternal que conforta a los enfermos; y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura en cuyos brazos todos encontremos seguridad.

De tu mano, permanezcamos firmes e inconmovibles en Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

 

 

 

Dicasterios prestarán servicios esenciales con un mínimo de personal y en remoto

Garantizando el ejercicio del “ministerio petrino”
(zenit – 24 marzo 2020).- “A raíz de las disposiciones emitidas el 11 de marzo pasado y con el fin de evitar una mayor propagación del Covid-19, ha establecido que los Dicasterios y los Organismos conexos no suspendan sus actividades”.

Así ha informado hoy, 24 de marzo de 2020, a través de una nota, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Servicios esenciales

De acuerdo al comunicado se encomienda a los responsables de los dicasterios “la tarea de seguir prestando servicios esenciales a la Iglesia Universal, predisponiendo contingentes mínimos de personal en las oficinas”, de manera que, en la medida de lo posible, se fomente el trabajo a distancia, “a fin de limitar los desplazamientos de los empleados y al mismo tiempo garantizar el ejercicio del ministerio petrino”.

En caso de contacto entre empleados de la Santa Sede o ciudadanos del Estado de la Ciudad del Vaticano con el coronavirus, la Dirección de Salud e Higiene “ha predispuesto un protocolo para la comunicación oportuna de los casos a las autoridades sanitarias del lugar de residencia y a las del Estado de la Ciudad del Vaticano”, concluye la nota.

 

 

 

 

Santa Marta: Francisco reza por doctores y sacerdotes fallecidos por servir a los enfermos

“Ejemplo de herocidad”
(zenit – 24 marzo 2020).- “Recibí la noticia de que en estos días algunos médicos, sacerdotes, no sé si algunas enfermeras, se contagiaron, se llevaron el mal porque estaban sirviendo a los enfermos. Rezamos por ellos, por sus familias, y agradezco a Dios el ejemplo de heroicidad que nos dan en el sanar a los enfermos”.

Esta es la petición realizada por el Santo Padre hoy, 24 de marzo de 2020, en la Misa en Santa Marta, transmitida en directo.

Hasta la fecha, 24 médicos han muerto en su trabajo junto con los afectados por el coronavirus, casi cinco mil trabajadores de la salud están contagiados y cerca de 50 sacerdotes murieron como resultado de esta epidemia, indica Vatican News.

 

La piscina de Betesdá

En su homilía, Francisco reflexionó sobre el Evangelio (Jn 5:1-16) en el que Jesús curó a un enfermo en una piscina de Betesdá, destacando el peligro del pecado de la pereza.

El Papa comparó al enfermó de Betesdá con el ciego de nacimiento del domingo pasado, que acogió la sanación con alegría y decidió discutir con los doctores de la ley, mientras que el primero solo fue y les informó: “Sí, aquel”, “sin compromiso con la vida”.

 

La pereza, un veneno

De este modo, Francisco subrayó que la pereza “es un veneno, es una niebla que rodea el alma y no la hace vivir. Y también es una droga porque si la pruebas a menudo, te gusta. Y terminas siendo un ‘triste-adicto’, un ‘perezoso-adicto’… Es como el aire. Y este es un pecado bastante habitual entre nosotros: tristeza, pereza, no quiero decir melancolía, pero se acerca”.

El Pontífice recomendó leer este capítulo 5 de Juan “para ver cómo es esta enfermedad en la que podemos caer” e invita a pensar en el símbolo del agua de la piscina: “en esa agua que es un símbolo de nuestra fuerza, de nuestra vida, el agua que Jesús usó para regenerarnos, el Bautismo”.

 

Peligro de caer en la pereza

Igualmente, llamó a pensar “en nosotros, si uno de nosotros tiene el peligro de caer en esta pereza, en este pecado neutro: el pecado del neutro es éste, ni blanco ni negro, no se sabe qué es. Y este es un pecado que el diablo puede usar para aniquilar nuestra vida espiritual y también nuestras vidas como personas”.

“Que el Señor nos ayude a entender lo feo y lo malo que es este pecado”, concluyó el Obispo de Roma.

Finalmente, el Papa concluyó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitando a  hacer la Comunión espiritual.

A continuación, sigue la transcripción de la homilía del Papa ofrecida por Vatican News.

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Homilía del Santo Padre

La liturgia de hoy nos hace reflexionar sobre el agua, el agua como símbolo de salvación, porque es un medio de salvación, pero el agua también es un medio de destrucción: pensemos en el Diluvio… Pero en estas lecturas, el agua es para la salvación. En la primera lectura, es agua que lleva a la vida, que cura las aguas del mar, un agua nueva que cura. Y en el Evangelio, la piscina, esa piscina donde iban los enfermos, llena de agua, para curarse, porque se decía que de vez en cuando las aguas se movían, como si fuera un río, porque un ángel bajaba del cielo para moverlas, y el primero, o los primeros, que se arrojaban al agua, se curaban.

Y muchos – como dice Jesús – muchos enfermos, “yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos”, allí, esperando la curación, que el agua se moviese. Había un hombre que había estado enfermo durante 38 años. 38 años allí, esperando la cura. Hace pensar, ¿no? Es un poco demasiado… porque un hombre que quiere curarse se las arregla para tener a alguien que le ayude, se mueve, es un poco rápido, incluso un poco astuto… pero éste, 38 años allí, hasta el punto de que no se sabe si está enfermo o muerto… Jesús, viéndolo yacer allí, y conociendo la realidad, que estaba allí desde hacía mucho tiempo, le dijo: “¿Quieres curarte?” Y la respuesta es interesante: no dice que sí, se lamenta. ¿De la enfermedad? No. El enfermo respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha bajado antes que yo”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Al momento el hombre quedó curado.

Nos hace pensar, la actitud de este hombre. ¿Estaba enfermo? Sí, tal vez tenía alguna parálisis, pero parece que podía caminar un poco. Pero estaba enfermo en su corazón, estaba enfermo en su alma, estaba enfermo de pesimismo, estaba enfermo de tristeza, estaba enfermo de pereza. Esta es la enfermedad de este hombre: “Sí, quiero vivir, pero…”, se quedaba allí. En cambio la respuesta es: “¡Sí, quiero curarme!” No, él se lamenta: “Los otros son los primeros, siempre los otros”. La respuesta a la oferta de Jesús de sanación es un lamento contra los demás. Y así, 38 años lamentándose de los demás. Y no haciendo nada para sanar.

Fue un sábado: oímos lo que hicieron los doctores de la Ley. Pero la clave es el encuentro con Jesús después. Lo encontró en el Templo y le dijo: “Mira, ya quedaste sano. No peques más, no sea que te vaya a suceder algo peor”. El hombre estaba en pecado, pero no estaba allí porque había hecho uno grande, no. El pecado de sobrevivir y lamentarse de la vida de los demás: el pecado de la tristeza que es la semilla del diablo, de esa incapacidad de tomar una decisión sobre la propia vida, pero sí, mirando la vida de los demás para lamentarse. No para criticarlos: para lamentarse. “Ellos van primero, soy la víctima de esta vida”: los lamentos, respiran lamentos estas personas.

Si hacemos una comparación con el ciego de nacimiento que escuchamos el domingo pasado, el otro domingo: ¡con cuánta alegría, con cuánta decisión había acogido la sanación, y también con cuánta decisión fue a discutir con los doctores de la Ley! Sólo fue y les informó: “Sí, aquel”. Punto. Sin compromiso con la vida… Me hace pensar en tantos de nosotros, tantos cristianos que viven en este estado de pereza, incapaces de hacer nada más que quejarse de todo.

Y la pereza es un veneno, es una niebla que rodea el alma y no la hace vivir. Y también es una droga porque si la pruebas a menudo, te gusta. Y terminas siendo un “triste-adicto”, un “perezoso-adicto”… Es como el aire. Y este es un pecado bastante habitual entre nosotros: tristeza, pereza, no quiero decir melancolía, pero se acerca.

Nos hará bien releer este capítulo 5 de Juan para ver cómo es esta enfermedad en la que podemos caer. El agua está para salvarnos. “Pero no puedo salvarme a mí mismo”. “¿Por qué?” – “Porque otras personas tienen la culpa”. Y me quedo 38 años allí… Jesús me curó: ¿no ves la reacción de los demás que se curan, que toman la camilla y bailan, cantan, dan gracias, se lo dicen a todo el mundo? No: él sigue. Los otros le dicen que no debe hacerse, él dice: “Pero aquel que me curó me dijo que sí”, y sigue. Y entonces, en lugar de ir a Jesús, darle las gracias y todo, informa: “Fue aquel”. Una vida gris, pero gris de este espíritu maligno que es pereza, tristeza, melancolía.

Pensemos en el agua, en esa agua que es un símbolo de nuestra fuerza, de nuestra vida, el agua que Jesús usó para regenerarnos, el bautismo. Y pensemos también en nosotros, si uno de nosotros tiene el peligro de caer en esta pereza, en este pecado neutro: el pecado del neutro es éste, ni blanco ni negro, no se sabe qué es. Y este es un pecado que el diablo puede usar para aniquilar nuestra vida espiritual y también nuestras vidas como personas.

Que el Señor nos ayude a entender lo feo y lo malo que es este pecado.

 

 

 

 

Mañana, el mundo entero rezará ‘Padre Nuestro’ con el Papa

“Oración unánime” ante la pandemia
(zenit – 24 marzo 2020).- Mañana, 25 de marzo, todos los cristianos y personas de buena voluntad en el mundo tienen una cita con el Papa Francisco para rezar “todos juntos” el Padre Nuestro, un gesto con el que quiere universalizar la oración para implorar el fin de la pandemia del coronavirus.

En la Solemnidad de la Anunciación, Francisco pronunciará esta oración a las 12 horas, después de celebrar la audiencia general desde la Biblioteca Apostólica, a puerta cerrada, como ha hecho estas dos últimas semanas con el fin de evitar la concentración de personas en la plaza de San Pedro.

“En estos días en los que la humanidad tiembla con la amenaza de la pandemia, me gustaría proponer a todos los cristianos que unan sus voces“, dijo el Papa el domingo pasado, 22 de marzo, al término de rezar el Ángelus, momento en que convocó para esta iniciativa.

Países como España, Chile, Nicaragua, México, a través de sus conferencias episcopales, se han unido a la invitación del Pontífice: “Invito a todos los jefes de las Iglesias y a los líderes de todas las comunidades cristianas, con todos los cristianos de las diversas denominaciones, a invocar al Dios Altísimo y Todopoderoso, mientras recitamos al mismo tiempo la oración que Jesús Nuestro Señor nos ha enseñado”.

 

 

 

 

Haití: Mons. Dumas anima a los fieles a “fortalecer su vida interior y encontrarse con Dios”

Frente a la propagación del Covid-19
(zenit – 24 marzo 2020).- La nación más pobre de América, Haití, se enfrenta a la propagación del coronavirus con un sistema de salud con muy pocos recursos. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), han sido confirmados los dos primeros casos de personas infectadas por el virus, aunque por el momento no se contabiliza ninguna persona fallecida.

Solamente cuentan con las clínicas de las ONG y de la Iglesia, tal y como indican desde la Agencia Fides.

 

Medidas del gobierno

El pasado 19 de marzo de 2020, el gobierno decretó el estado de emergencia para tratar de impedir la expansión del coronavirus. Las escuelas, los centros de formación profesional y las universidades se cerraron.

Asimismo, se cerraron las fronteras y los puertos, se cancelaron casi todos los vuelos y hay controles en todos los medios de transporte de mercancías. Aun así, se teme que todas estas medidas no puedan impedir la movilidad de algunas personas que buscan un trabajo ocasional para su supervivencia diaria, informan desde la fuente citada.

Tras el decreto del estado de emergencia en el país, los obispos suspendieron la celebración pública y presencial de la Misa, con asistencia de los fieles.

 

Mensaje de Monseñor Dumas

Con motivo de esta pandemia del Covid-19, Mons. Pierre-André Dumas, obispo de la diócesis de Anse-à-Veau et Miragoâne, en Haití, envió un mensaje dirigido a todos los fieles, comenzando por la importancia de la Cuaresma “para fortalecer nuestra vida interior, porque solo así podremos encontrarnos con Dios y descubrir la solidaridad con los demás”.

“Considerando la evolución de la pandemia de coronavirus en Haití y en el mundo, nos enfrentamos al riesgo de tener que cambiar nuestra vida social y eclesial, que cuenta con una tradición de dos mil años”, añade Mons. Dumas.

“Por lo tanto, teniendo en cuenta las medidas de nuestro gobierno y las indicaciones de la Conferencia Episcopal de Haití, los invito a quedarse en casa y hacer que cada casa se convierta en una Iglesia doméstica para vivir en oración y solidaridad con los más pobres y enfermos”, incluye el obispo en su mensaje.

Además, invita a todos los sacerdotes a tener una mayor presencia pastoral en la caridad, “para anunciar al pueblo de Dios y a los enfermos de Covid-19, a los trabajadores de la salud, la indulgencia plenaria; celebrar la Eucaristía con un grupo no mayor de 10 personas; suspender cualquier actividad pastoral y religiosa con grupos parroquiales; asegurar que la comunidad no entre en pánico, predicando el mensaje de que Dios nunca abandona a su pueblo”.

Mons. Dumas concluye el mensaje invocando la protección de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, y recuerda que la oración del pueblo siempre se ha escuchado otras veces.

 

 

 

 

Italia: El patriarca Bartolomé I expresa su cercanía y solidaridad ante el Coronavirus

Mensajes al Papa Francisco y al presidente Mattarella
(zenit – 24 marzo 2020).- Ante la situación que se está viviendo por la expansión del coronavirus en Italia, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, ha enviado dos mensajes dirigidos al Papa Francisco y al presidente de la República de Italia.

En estos escritos, el patriarca expresa sus oraciones, su solidaridad y su cercanía ante la pandemia, tal y como informan desde Vatican News.

 

Espíritu de sacrificio y coraje

En sus mensajes, Bartolomé I destaca “el espíritu de sacrificio y el coraje que todo el personal de la sanidad pública italiana está mostrando y expresa su gratitud por los inmensos esfuerzos que se están haciendo para ayudar a todos los enfermos”.

Asimismo, el patriarca ecuménico de Constantinopla afirma estar cerca de las familias y de todos “los hermanos que han perdido la batalla contra el virus traicionero”.

Concluye los mensajes asegurando que “durante la Santa Cuaresma dirigirá continuas oraciones al Señor y Salvador Jesucristo, por el cuidado de los enfermos, el eterno descanso de los que han perdido la vida y el consuelo de sus familiares”.

 

Situación en Italia

En este momento, en Italia se contabilizan 63.927 casos de infectados confirmados por el Covid-19. Aunque 7.432 ya se han recuperado y han recibido el alta, suman un total de 6.077 personas fallecidas por este virus, indica la última actualización de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

 

 

 

Adoración Eucarística: “No permitas que nunca me separe de Ti”

Oración de Papa para la Comunión espiritual
(zenit – 24 marzo 2020).- “Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como ya venido, te abrazo y me uno a Ti. No permitas que nunca me separe de Ti”, dijo el Papa Francisco frente al Santísimo Sacramento.

Desde la semana pasada, el Santo Padre termina la celebración de la Misa en la Casa de Santa Marta con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a hacer la Comunión espiritual.

 

Doctores y sacerdotes fallecidos

En la Eucaristía de hoy, 24 de marzo de 2020, el Santo Padre rezó por el personal sanitario y los sacerdotes que atienden a los pacientes con coronavirus, poniendo sus vidas en riesgo: “Rezamos por ellos, por sus familias, y agradezco a Dios el ejemplo de heroicidad que nos dan en el sanar a los enfermos”.

Del mismo modo, en su homilía, el Papa advirtió sobre el pecado de la pereza, “que el diablo puede usar para aniquilar nuestra vida espiritual y también nuestras vidas como personas”.

A continuación la oración recitada por el Papa y ofrecida por Vatican News.

 

Oración del Papa Francisco

“Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma.

Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Como ya venido, te abrazo y me uno a Ti. No permitas que nunca me separe de Ti”.

 

 

 

 

Ecuador: Iglesia Católica y Luterana unidas contra el Covid-19

Llamado a acatar las medidas del gobierno
(zenit – 24 marzo 2020).- “Ratificamos nuestro firme compromiso ante la declaratoria de estado de excepción por calamidad pública a causa de los casos de coronavirus confirmados”.

Así comienza el comunicado publicado el pasado 20 de marzo de 2020 por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y la Iglesia Evangélica Luterana de Ecuador (Congregación hispana).

 

Acatar las medidas del Gobierno

De este modo, ambas confesiones prometen acatar “los protocolos, órdenes y directrices que emita el Comité de Operaciones de Emergencia – COE” estatal, como es el de permanecer en las propias casas.

Cada uno de los compromisos adquiridos por las iglesias está acompañado por una cita del Evangelio, en un acto ecuménico, de unión cristiana frente al Covid-19 y su amenaza de muerte entre la población.

Como segunda proposición, aseguran que fomentarán el uso responsable de las redes con el fin de evitar el miedo y el pánico, y de “favorecer la confianza en Dios, en nosotros mismos y en las autoridades”.

 

Jornadas de Oración y red de solidaridad

Luteranos y católicos desean “continuar las jornadas de oración para que Dios ilumine y acompañe a las autoridades y a los trabajadores de la salud en su búsqueda de soluciones a esta pandemia”.

Asimismo, la nota expone que las dos iglesias se sumarán a la red de solidaridad en favor de los más vulnerables “en coordinación con las organizaciones sociales y estatales, orientadas a la satisfacción, especialmente, de sus necesidades básicas como alimentación y medicina”.

Finalmente, la nota ofrece el agradecimiento a los trabajadores de la salud y la invitación a creyentes y no creyentes a unirse a esta campaña de fraternidad: “La oración, la compasión y la solidaridad son los regalos más grandes con los que contamos en este momento”.

 

 

 

 

Venezuela: Horarios de las transmisiones online de la Misa

En televisión, radio y redes sociales
(zenit – 24 marzo 2020).- Con motivo de la pandemia del coronavirus, los obispos de Venezuela actualizan los horarios de las transmisiones en directo de la Misa online por televisión, radio y redes sociales, tras el estado de alarma nacional decretado por Nicolás Maduro, que impide celebrar las misas de forma pública y presencial, con asistencia de fieles.

Actualmente, en Venezuela se contabilizan un total de 84 casos de infectados confirmados por el Covid-19, aunque no suman ninguna persona fallecida, tal y como indica la última actualización de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Arquidiócesis de Caracas

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Eucaristía de lunes a domingo 5 pm

Unión Radio 90.3 FM

Eucaristía los domingos a las 5 am /7 am /10 pm

Radio María Venezuela 1450 AM

Eucaristía de lunes a viernes a las 7 am /5 pm

Sábados: 1 pm

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Eucaristía todos los domingos a las 8:30 am

TV Familia

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Arquidiócesis de Calabozo

Eucaristía de lunes a domingo a las 6 pm

Radio Señal 94.5 FM

Stereo Center 100.3 FM

Coplera 99.1 FM

Cristo 89.5 FMCalle 90.9 FMEsperanza 106.5 FM

Emoción 104.9 FM

 

Arquidiócesis de Ciudad Bolívar

Ecos de Asís 89.1 FM

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Domingos: 9 am / 7 pm

Capital 99.9 FM

Domingos: 9 am

Radio Selva 88.9 FM y Caicara Digital 90.1

Domingos: 7 am

Mahanaim 100.7 FM

Domingos: 8 am

 

Arquidiócesis de Coro

Radio Guadalupana 105.1 FM

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Domingos 8 am / 5 pm

Radio Voz de San Agustín 93.1 FM

Lunes a sábado 6 pm

Domingos: 8 am

Santuario Nac. de Carrizal 103.1 FM /96.5 FM

Lunes a domingos: 6 pm

Radio Kerygma 103.7 FM

Jueves a sábado 5 pm

Domingos 8 am / 5 pm

Radio Juan XXIII 107.1 FM

Jueves a domingo 7 pm

 

Arquidiócesis de Valencia

Radio la Voz de Dios 97.5 FM

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Eucaristía todos los domingos a las 8 am /12 m / 6 pm

Radio Sonido 93.1 FM

Domingo 7 am

Radio Voz de Carabobo 1040 AM

Domingos 8 am /5 pm

Radio Stereo 97.9 FM

Domingo 11:30 am/ 05:30 pm

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Exitos 99.1 FM

Onda 100.9 FM

Unión Radio 105.3 FM

Play Top 91.5 FM

Domingos 9 am

 

Arquidiócesis de Mérida

Televisora Andina de Mérida

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Domingos: 11 am

Éxitos 100.9 FM

Domingo: 11 am

Radio Occidente 1100 AM  Tovar:

Domingo: 10 am / 7 pm

Radio Paraíso 100.7 FM Timotes

Domingo 10 am / 7 pm

Radio Jornalera 88.5 FM

Domingo 11 am

Libertad 90.5 FM

Domingo 10 am

Gente Laboriosa 104.1 FM

Domingo 11 am

Arcángel FM:

Domingo 11 am

Santo Cristo Stereo FM:

Domingo 11 am

 

Arquidiócesis de Maracaibo

Canal ONCE del Zulia

Domingos: 7 am / 12:30 am / 6 pm

 

Arquidócesis de Barquisimeto

Promar TV

94.1 La FM

Domingos 9 am /5 pm

Radio Fe y Alegría 97.5 FM

Lunes a sábado 7 am / 3 pm / 7 pm

 

Diócesis de San Cristóbal

Radio Natividad 95.7 y 101.7 FM

Lunes a domingo 8 am

Canal YouTube: Diócesis de San Cristóbal

Lunes a domingo 8 am

Televisora Regional del Táchira

Lunes a domingo 3 pm

 

Diócesis de El Vigía-San Carlos del Zulia

Vía: Periscope y twitter @dioelvigiascz

Eucaristía todos los dias 5 pm

Hora Santa jueves 4 pm

 

Diócesis de Punto Fijo

Radio Kayros 106.3 FM

Eucaristía todos los días a las 11 am

Retrasmisión 6 pm

 

Diócesis de Puerto Cabello

Radio Stereo Mar 93.9 FM

Eucaristía todos los domingos a las 8 am

 

Diócesis de Guasdualito

Radio Fe y Alegría 101.1 FM

Eucaristía todos los domingos desde la Catedral a las 10 am

Radio Fe y Alegría 106.1 FM

Eucaristía todos los domingos desde El Nula a las 11 am

Radio Elorza 93.7 FM

Eucaristía todos los domingos a las 10:30 am

 

Diócesis de San Felipe

Prisma 96.3 FM

Victoria 93.1 FM

Alegría 99.9 FM

Alegría 1020 AM

Yaracuy 1090 AM

Domingos 10 am

Comunitaria Amira 105.3 FM

Domingos 9 am

Picacho 98.5 FM

Lunes a sábado 5 pm

Domingos 7:15 am

 

Diócesis de Valle de la Pascua

Radio Mega Latina 97.9 FM

Todos los domingos 6 am

Radio Deportivisima 91.5 FM

Domingos 7 am

Radio Dinámica 103.7 FM

Domingos 7 am

Radio Talento 102.7 FM

Domingos 9 am

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Domingos a las 9 am

Radio Mágica 100.1 FM (Zaraza)

Domingos a las 6 am

Radio Coplerísima 88.1 FM (Cabruta)

Domingos 9 am

Radio Impacto 89.1 FM (Santa María)

Domingos 9 am

 

Diócesis de Guasdualito

Radio Fe y Alegría 101.1 FM

Domingos desde la Catedral a las 10 am

Radio Fe y Alegría 106.1 FM

Domingos desde El Nula a las 11 am

Radio Elorza 93.7 FM

Domingos a las 10:30 am

 

Diócesis de Trujillo

Radio Paz Trujillo 98.9 FM

Lunes a sábado 6 pm

Domingos 11 am / 5 pm

Radio Ángeles 95.3 FM

Lunes a sábados 5 pm

Domingos 9:30 am

 

Diócesis de Guanare

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Desafío 107.1 FM

Guanareña 98.3 FM

Élite 103.7 FM

Galáctica 100.7 FM

Lunes a domingo 7 am

Genial 89.9, FM

Suprema 92.5 FM

Tropicana 100.1FM

Coromotana 105.1 FM

Lunes a Domingos: 6 pm

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Lunes a domingos 9 am (en vivo) (12 am y 6 pm reposición)

 

Diócesis de El Tigre

Antorcha TV

Domingos 11 am / 5 pm

Ecos de Asís La Franciscana 98.5 FM

Lunes a sábados 5 pm

Domingos 8:30am. / 12 am / 5 pm

 

Diócesis de Acarigua-Araure

Lumen Fidei 98.1 FM

Lunes a Domingo 7 pm

Diócesis de San Carlos

Radio Pastoreña 89.7 FM

Eucaristía todos los domingos a las 9 am

Retransmisión 6 pm

Radio Ritmo 96.9 FM

Domingos 9 am

Radio Viva 93.3 FM

Lunes a viernes 2 pm

Domingos 9 am

Radio Romana Stereo 89.3 FM

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Radio Calidad 98.3 FM

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Domingos 10 am

Radio Class 98.7 FM

Lunes a domingos 7:30 am

Radio Comunitaria de Cojedito

Domingo 9 am

 

Diócesis de Carora

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Martes y jueves 6:30 am

Domingo 7 am y 5:30 pm

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Lunes a sábado 6:30 am

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Sábados 6:30 pm

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Lunes, miércoles y viernes 6:30 am

Famosa 96.3 FM.

Domingo 7 am 5:30 pm

Chiquinquirá 91.5 FM

Lunes a sábado 6 pm

Domingo 10 am

Carmelitana 98.9 FM.

Lunes a domingo 10 am

Calidad 92.1 FM

Lunes a domingo  6 pm

Vicariato Apostólico de Tucupita

Radio Orinoco 92.9 FM

Océanica 98.5 FM

La Sureña 89.9 FM

Fe y Alegría 92.1 FM

Lunes a sábado a las 4:30 pm

Radio Orinoco 92.9 FM

Domingos 10 am

 

Diócesis de San Fernando de Apure

Famosa 90.3FM

Domingos 5 AM

Llanera 94.1FM

Domingos 7 AM

Calidad 89.3FM

Domingos 8 AM

Achaguas 88.1 FM

Domingos 9 AM

Bolivariana 93.7FM

Domingos 9 AM

Futuro 92.9FM

Domingos 9 AM

Alfa 97.5 FM

Domingos 10 AM

 

Diócesis de Trujillo

Radio Paz Trujillo 98.9 FM

Lunes a sábados 6 pm

Domingos 8 am /11 am / 5 pm

Ángeles 95.3 FM

Lunes a sábado 5 pm

Domingos 9:30 am

Brava. 96.9

Lunes a sábado 7 am

Misericordia 102.1 FM

Lunes a sábado 7 am /10 am /12 am / 3 pm/ 5 pm

Domingos 7 am /8 am /9 am /10 am / 11 am / 12 am / 3 pm / 5 pm

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Lunes a sábado 8 am / 10 am

Domingos 9 am

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Excelencia 106.1 F.M

Lunes a sábado 7:30 am

Domingos 9 am

Súper K 94.3

Domingos 7:20 am

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Domingos 8 am

Brava 96.9 FM

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Domingos 6:30 am

 

 

 

 

Italia: Fallece un sacerdote italiano por Covid-19 tras ceder su respirador

Giuseppe Berardelli, a los 72 años
(zenit – 24 marzo 2020).- El sacerdote italiano Giuseppe Berardelli murió a los 72 años afectado por el virus Covid-19, tras ceder el respirador que su comunidad parroquial había comprado para él a un joven que ni siquiera conocía, informa el Semanario Católico de Información Alfa y Omega.

Don Giuseppe, pastor de Casnigo, Bérgamo, “murió como sacerdote. Y estoy profundamente conmovido por el hecho de que él, arcipreste de Casnigo, manifestó su voluntad de asignar el respirador a alguien más joven que él”, dijo un trabajador sanitario de la casa de retiro de San Giuseppe a la revista Araberara.

 

Oración del Papa Francisco

Junto a él, han muerto otros 60 sacerdotes en toda Italia, indica también Alfa y Omega. Por todos ellos, y también por el personal sanitario fallecido en la lucha contra la consabida pandemia, el Santo Padre ha rezado hoy durante la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta.

“He oído que algunos médicos y sacerdotes han fallecido en los últimos días. No sé si hay enfermeras, pero seguro están infectadas, porque estaban al servicio de los enfermos. Oramos por ellos, por sus familias. Doy gracias a Dios por el ejemplo de heroicidad que nos brindan al tratar a los enfermos”, dijo el Santo Padre.

 

 

 

 

P. Antonio Rivero: “¡Sal del sepulcro del pecado, que es el coronavirus del alma!”

V Domingo de Cuaresma
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Ciclo A

Textos:  Ezequiel 37, 12-14; Romanos 8, 8-11; Juan 11, 1-45

Idea principal: ¡Sal del sepulcro del pecado!

Resumen del mensaje: Cristo, además de ser Agua viva (tercer domingo) y Luz (cuarto domingo), también es Vida y Resurrección (quinto domingo). El Cristo Pascual ha venido para sacarnos y resucitarnos de nuestro sepulcro del pecado (primera lectura y evangelio), y darnos una vida nueva de resucitados, para no vivir ya según la carne sino según el Espíritu (segunda lectura). Cristo no quiere que nuestra vida yazca en el sepulcro de nuestro pecado y se pudra. Quiere que muramos a nuestro hombre viejo para después resucitarnos y hacernos hombres nuevos, según el Espíritu.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la resurrección de Lázaro del sepulcro signa el punto culminante de la actividad de Jesús. Es el más grande de sus milagros. Mediante este extraordinario milagro, el Señor trata de vencer la incredulidad de los judíos. En la batalla entre la fe y la incredulidad, Jesús ofrece el don de un testimonio mayor. Pero el corazón de los judíos se cierra, y ello los lleva a tomar la decisión oficial de matar al Cordero inocente, y también a Lázaro, que era testimonio vivo del poder divino de Cristo. El camino de la cruz está ya trazado, pero en el plan de Dios la cruz será el umbral de la exaltación y glorificación del Padre en su Hijo. El complot de los hombres, en el plan de la Providencia, sirve a los designios de Dios. Este evangelio de hoy de la resurrección de Lázaro, ¿da luz a nuestra situación del coronavirus? ¿Cuándo nos vendrá la resurrección y podremos caminar y salir y abrazar a los seres queridos? Encontremos el porqué Dios ha permitido esta oportunidad para elevar nuestro pensamiento al cielo. ¿No sacaremos un bien de este mal? ¡Dios ya lo está sacando, pues el mundo, la Iglesia, las familias, los gobiernos, los médicos, los ángeles que cuidan a los ancianos en las residencias…están despertando y se están desviviendo unos por otros!

En segundo lugar, si Lázaro es amigo íntimo de Jesús y el Señor de la vida, ¿por qué éste permite que muera y lo pongan en el sepulcro? Jesús permite un mal para que se manifieste la gloria de Dios. Y esto también para hoy con el coronavirus: Dios sacará un bien de este mal que ha permitido, tal vez para despertarnos y así mirar más para arriba con la oración y la unión familiar. Jesús no utiliza su poder divino para evitar la muerte ignominiosa de la cruz. Por eso, irá al encuentro de su propia muerte por decisión personal. Irá en busca de su “Hora”, esa hora que tanto lo angustiaba pero que al mismo tiempo anhelaba con ardor, porque sería la hora de la glorificación de su Padre y de nuestra salvación mediante el Misterio de su muerte y resurrección. Tal es la razón por la que no impidió la muerte de su amigo Lázaro, para que resplandeciese la gloria de su Padre, así como no evitaría su propia muerte, para que el Padre fuese plenamente glorificado en el Hijo. Sólo así nos sacaría del sepulcro y nos daría una vida nueva. La muerte y resurrección de Lázaro constituyen un preludio de su propia muerte y resurrección. Viendo esta resurrección, los apóstoles consolidarán su fe y se prepararán para la gran prueba de la Pasión. Vengamos de nuevo a lo que estamos viviendo: ¿tenemos miedo a la muerte? ¿Por qué? ¿Todo se acaba con la muerte? Pensemos esto hoy y mientras dura esta prueba del coronavirus. Cristo es el Señor de la vida y de la muerte. Y Él sabe cuándo nos vendrá a llamar. Mientras tanto, oremos, vigilemos y tengamos el corazón limpio y en paz con Él y con nuestros hermanos.

Finalmente, Jesús también quiere hoy gritar a cada uno de nosotros, como entonces a Lázaro: “Lázaro, sal fuera”.  Sal del pecado. Sal de la incredulidad. Sal de la pereza. Sal del desaliento. Sal del egoísmo. Cristo no quiere que nos pudramos en el sepulcro del pecado, pues “la gloria de Dios es el hombre que vive”, decía san Ireneo. Salgamos y veremos la luz, la vida y la resurrección de Cristo. En el sepulcro sólo hay gusanos, oscuridad, descomposición y muerte. Y Cristo es el Señor de la vida, y quiere hacernos partícipes de su vida divina e inmortal. Y en estos momentos del coronavirus, ayuda a tus hermanos y dales una palabra de esperanza y paz.
Para reflexionar: ¿estoy en el sepulcro del pecado, coronavirus del alma, o ya estoy experimentando durante la Cuaresma la vida nueva en Cristo Jesús en los sacramentos, la mejor vacuna contra este terrible mal del coronavirus del alma que es el pecado? Cada vez que peco, ¿escucho la voz de Cristo: “Sal fuera del coronavirus del alma”? ¿Creo que Cristo es Vida y Resurrección para todos los que le siguen y quieren curarse de este mal?

Para rezar: Señor, quiero en esta Cuaresma escuchar fuerte tu voz a salir del sepulcro del coronavirus de mi pecado, para poder encontrarme contigo que eres la Vida auténtica y recomenzar una nueva vida de resucitado. Amén.

 

 

 

 

Santa Lucía Filippini , 25 de marzo

Impulsora de las Maestras Pía
“Impulsora de las Maestras Pía, durante un tiempo su acción discurrió casi pareja a la de Rosa Venerini. Después, Lucía emprendió en solitario la fundación de Roma y el establecimiento de casi una treintena de escuelas”

Hoy festividad de la Anunciación del Señor también se celebra la vida de Lucía. Nació en Corneto, Tarquinia, Italia, el 13 de enero de 1372. Fue la última de cinco hijos que nacieron en el seno de una acomodada familia compuesta por Felipe y Magdalena Picchi-Falzacappa, ambos emparentados con los obispos de Montefiascone y Corneto, y el cardenal Falzacappa, respectivamente. Pero Lucía apenas pudo disfrutar de sus padres. En los primeros años de vida perdió a los dos. Y las benedictinas de santa Lucía de Corneto se ocuparon de ella por expreso deseo de su familia materna a cuyo cuidado había quedado. Esta etapa de formación discurrió sin contratiempos. Su conducta era apreciada por las religiosas que constataban su inteligencia y virtud, todo lo cual hizo que en su entorno depositaran en ella grandes esperanzas. Era muy joven cuando se percataron de las cualidades que poseía para dedicarse a la docencia. Además, los niños acogían sus enseñanzas catequéticas con verdadero entusiasmo. Fue de gran ayuda para el vicario parroquial.

A los 16 años tuvo un encuentro providencial con el cardenal Marcantonio Barbarigo que pasó por Tarquinia. Seguramente conversó también con el sacerdote que la conocía bien. Y entre la buena impresión que le causaría ver los dones con los que había sido agraciada la joven, más el juicio del párroco, no dudó en proponerle el ingreso con las clarisas de Montefiascone quienes iban a completar su formación. En la mente del cardenal bullían interesantes proyectos que estaban ya en marcha y en los que pensaba implicarla. A su debido tiempo le hizo partícipe de sus sueños que consistían en su vinculación con un entramado académico orientado a proporcionar educación católica a niñas pobres en diversos puntos de Italia.

La fascinante noticia –envuelta como todo ideal en grandes sueños que se forjan sin pensar inicialmente en las dificultades, porque surgen con el espíritu de su factibilidad, y más cuando los guía un afán apostólico que descansa en la confianza en Dios– impresionó a Lucía. Porque es verdad que ella tenía muy buenos contactos entre las personas relevantes de su ciudad natal y de otras circundantes, simplemente por razones de cuna, y podía utilizar su influencia para promover el proyecto. Pero se le hacía un mundo acoger una labor que creía excedía a sus fuerzas. Sin embargo, el cardenal no se dejó convencer. Persistió en su empeño y ella le secundó generosamente, ya que, encontrándose perfectamente incardinada en la comunidad religiosa de clarisas en la que había ingresado en 1668, se ofreció a abandonarla dispuesta a emprender el camino de incertidumbre que monseñor Barbarigo le proponía.

Además, se daba la circunstancia de que en Montefiascone se encontró con Rosa Venerini. Y como ésta era adalid del cardenal, que la tenía en alta estima, Lucía no se sintió sola. Por indicación de Barbarigo, Rosa ya trabajaba en la fundación de la red educativa gratuita dirigida a niñas y conformada por profesoras laicas. Las muchachas que no tenían medios económicos, o adolecían de una familia que pudiera hacerse cargo de ellas, encontraron en las escuelas todo lo que precisaban para su desarrollo integral. Ya preparadas serían puntales para la familia y su acción repercutiría en la sociedad. Esas escuelas fueron un referente importante en las zonas rurales. Precisamente en ese momento en el que Rosa y Lucía se conocieron, aquélla estaba promoviendo los centros por distintos lugares y formando a las maestras que debían hacerse cargo de la labor.

En 1694 Rosa partió a Viterbo. Y Lucía quedó al frente de la fundación de Montefiascone. Tras la muerte del cardenal en 1706, ésta siguió extendiendo la obra por otras diócesis. Contaba con el apoyo de los Píos Operarios, que cumplían la voluntad de Barbarigo quien les rogó que le prestaran ayuda. En 1707, por indicación de Clemente XI, Lucía fundó en Roma y se ocupó de dirigir el orfanato femenino.

Pero la situación se fue tornando cada vez más difícil para ella que se vio obligada a afrontar muchos contratiempos. La influencia de los Píos Operarios interviniendo en las líneas iniciales trazadas por Rosa Venerini, y a las que dieron una orientación diametralmente opuesta, suscitaron grandes recelos y salpicaron a Lucía. Las prácticas de los Píos Operarios se hallaban bajo sospecha de cierto quietismo. Y la santa, a su pesar, se vio enredada en una maraña en la que no tuvo ni arte ni parte, pero que culminó con la dolorosa separación de Rosa ese año de 1707. Ésta la reemplazó en la dirección de los centros de Roma, de los que Lucía fue apartada, y regresó a Montefiascone. Sin embargo, las divergencias persistieron tanto en el fondo como en la forma de aplicar la pedagogía en estas escuelas. Además, ya estaba en marcha la congregación de Maestras Pías Filippini a las que dio definitivo espaldarazo el cardenal Barbarigo. Ello le había permitido a Lucía gestionar los centros de Roma. Y es que tal como se habían planteado las cosas, de otro modo no hubiera podido actuar libremente fuera de Montefiascone porque el cardenal no quería que saliesen de la diócesis de Viterbo. Es decir, que al final era como si hubiese dos fundaciones, al frente de las cuales se hallaban cada una de ellas. Y si bien compartían similares objetivos desde su inicio, dependían de los ordinarios de cada lugar. Con lo cual, en medio de tanto embrollo, Lucía acudió al pontífice para que mediase y cesasen los problemas surgidos. Quería sacar adelante la obra que había impulsado con tanto esfuerzo, y lo consiguió.

Cuatro décadas estuvo al frente de la misma, junto a las Maestras Pías que llevaban su nombre, dejando 28 escuelas fundadas que después de morir ella siguieron multiplicándose. Sufrió mucho en el alma y en el cuerpo. Falleció por causa de un cáncer a los 60 años el 25 de marzo de 1732. Pío XI la canonizó el 22 de junio de 1930. Sus restos se veneran en la catedral de Montefiascone. Rosa había muerto el 7 de mayo de 1728, y fue canonizada el 15 de octubre de 2006 por Juan Pablo II.