Tribunas

Valladolid, el próximo arzobispo y la santa Reina

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

No sé, ni tengo posibilidad de saberlo, si monseñor Luis Argüello será el próximo arzobispo de Valladolid como insistentemente apuntan no pocos escritos de ida  y vuelta. No sé si el hecho de que sea secretario general de la Conferencia Episcopal está ralentizando el proceso, lo está impidiendo, o lo está orientando hacia otros lares, y penalidades, quizá.

Lo que sí sé es que el próximo arzobispo de Valladolid va a ser clave en el proceso de beatificación de Isabel la Católica. Y ustedes se preguntarán, ¿a qué viene esto?

Está claro que en Roma no van a utilizar el criterio de nombrar un nuevo arzobispo de Valladolid en función de si está a favor o en contra del citado proceso.  Pero lo que no hay que descartar es que, a tenor de lo que ha contado el valiente y genial cardenal Antonio Cañizares, –lo digo por la salida al balcón de la Virgen Madre a aplaudir a sus hijos el pasado día de los Desamparados-, el Papa Francisco piensa que la beatificación de la Reina Isabel es una asignatura pendiente que no está sólo en sus manos.

Así parece que se lo dijo, o lo dijo, en la última reunión de la Pontificia Comisión para América Latina.

Claro que en este proceso hay una persona clave, Guzmán Carriquiry, del que se ha dicho, en los últimos veinte años, que es la seglar con más poder en el Vaticano. Con lo que me supongo que es mucho el que tiene, y lo ejerce. Especialista donde los haya en la Reina, como ha demostrado en varias ocasiones por el mundo con sus magníficas conferencias.

Para saber cuál es la situación de la Causa les remito al libro, publicado por la  Universidad Eclesiástica San Dámaso, coordinado por José María Magaz, “Isabel la Católica, hija de la Iglesia”, con motivo de las Jornadas en el V Centenario de la muerte de la Reina.

En ese libro, el que fuera arzobispo de Valladolid, monseñor Braulio Rodríguez, ofrece unas interesantes notas sobre el recorrido histórico del proceso. Apuntes bien clarificadores de lo que hicieron por esta Causa monseñor José Delicado Baeza y el citado don Braulio, en su calidad de arzobispos de Valladolid, y los presidentes de la Conferencia Episcopal, cardenales Ángel Suquía y Antonio María Rouco, en diversas fechas. No consta en este texto de 2006, lógicamente, lo que haya podido hacer oficialmente el cardenal Ricardo Blázquez.

Don Braulio concluye lo siguiente: a) la causa nunca ha sido desestimada ni rechazada por la Congregación. Al contrario, la aprobación de la Positio por los peritos en Historia ha sido laudatoria y aprobada con muy buena nota, b) los motivos de su aplazamiento “por ahora” nunca se nos han manifestado, ignoramos oficialmente cuáles pueden ser, c) el tema de la expulsión de los judíos españoles en 1492, que a veces se señala como el verdadero motivo, está perfecta y ampliamente resuelto en el documento de estudio de investigación histórica realizado por parte del Proceso diocesano.

Para la Causa, y no sé si tanto para el proceso, es muy importante el trabajo de la Comisión diocesana, que ha sufrido algunos cambios curiosos en los últimos tiempos. Ya no está, por ejemplo, el representante del mecenas, que era el fundador de las Cervezas Coronita, don Antonio Fernández. Un apasionado de la santidad de la Reina.

Una Comisión que, en tiempos de don Braulio, quizá en el desierto, mantuvo la llama encendida contra la fuerza de muchos vientos. No en vano algunos de sus destacados miembros se encontraban entre los grandes especialistas en la vida y obra de la santa. Por cierto, uno de ellos, sacerdote madrileño, gran especialista en liturgia mozárabe y en la espiritualidad de ese período, hizo posible que se extendiera la devoción popular, uno de los más importantes criterios para el proceso.

Si el Papa Francisco parece que sería favorable a que se acelere esta causa, algo que no es difícil de entender, los doctores de la santa madre Iglesia saben lo que hay que hacer, en Valladolid, en Madrid y en Roma.

Habrá mucha gente que apoyemos con fervor este proceso.

 

José Francisco Serrano Oceja