Servicio diario - 25 de mayo de 2020


 

Carta del Papa: 25 aniversario de la Encíclica de Juan Pablo II ‘Ut unum sint’
Larissa I. López

Los católicos, llamados a participar en el Tiempo de la Creación
Redacción

Jornada de Oración por la Iglesia en China, 24 de mayo
Rosa Die Alcolea

Nicaragua: Coronavirus, obispos llaman al consenso para evitar una “mayor catástrofe humana”
Cristhian Alvarenga

Reportaje: ¿Qué encontrarías si visitaras la basílica de San Pedro hoy?
Deborah Castellano Lubov

Mensaje de Paolo Ruffini para la Semana de la Comunicación
Rosa Die Alcolea

María Fernanda Silva, nueva embajadora de Argentina ante la Santa Sede
Larissa I. López

España: Catequesis online en tiempos de pandemia
Larissa I. López

Teología para Millennials: “Después de la pandemia”
Redacción

Píldoras de esperanza: “¡Tu paz nos das, no tengas en cuenta nuestros miedos”
Ricardo Grzona

Bolivia: El Papa acepta la renuncia del arzobispo de La Paz
Larissa I. López

San Felipe Neri, 26 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Carta del Papa: 25 aniversario de la Encíclica de Juan Pablo II ‘Ut unum sint’

Sobre la unidad de los cristianos

mayo 25, 2020 13:13

Ecumenismo y diálogo interreligioso
Papa y Santa Sede

(zenit – 25 mayo 2020)-. Con motivo del 25 aniversario de la Encíclica de san Juan Pablo II Ut unum sint, el Papa Francisco ha enviado una carta al presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch.

La Encíclica Ut unum sint sobre ecumenismo fue publicada por Juan Pablo en 1995 y constituye un llamamiento para lograr la unidad de los cristianos, como respuesta a la propia oración de Jesús por la unidad de los discípulos: “¡Qué todos sean uno!”.

En su misiva, el Santo Padre expone que esta Encíclica del papa polaco “confirmó ‘de modo irreversible’ (UUS, 3) el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica” y la publicó en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, “colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual la conmemoramos y proponemos al Pueblo de Dios”.

 

Unidad, don del Espíritu

En este sentido, Francisco señala que “la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo. Sin embargo, esta ‘no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino’ (Homilía en las vísperas, San Pablo extramuros, 25 enero 2014)”.

El Pontífice da gracias a Dios “por el camino que nos ha permitido recorrer como cristianos en busca de la comunión plena”, consciente de que “podríamos y deberíamos esforzarnos más”.

En particular, en Pontífice anuncia en esa misiva dos iniciativas recientes del Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos: La primera es un “Vademécum ecuménico para obispos, que se publicará el próximo otoño como estímulo y guía para el ejercicio de sus responsabilidades ecuménicas”. En segundo lugar, Francisco presenta la revista Acta Œcumenica, que, “en la renovación del Servicio de Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan para el servicio de la unidad”.

Publicamos a continuación la carta completa del Papa con motivo del aniversario de la Encíclica Ut unum sint.

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Carta del Santo Padre

 

Cardenal KURT KOCH

Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

 

Mañana se cumplen veinticinco años de la firma por parte de san Juan Pablo II de la Carta encíclica Ut unum sint. Con la mirada puesta en el horizonte del Jubileo de 2000, quería que la Iglesia, en su camino hacia el tercer milenio, tuviera en cuenta la oración insistente de su Maestro y Señor: “¡Que todos sean uno!” (cf. Jn 17,21). Por ello, escribió esa Encíclica que confirmó “de modo irreversible” (UUS, 3) el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica. La publicó en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual la conmemoramos y proponemos al Pueblo de Dios.

El Concilio Vaticano II reconoció que el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos “ha surgido […] con ayuda de la gracia del Espíritu Santo” (Unitatis redintegratio, 1). También afirmó que el Espíritu, mientras “obra la distribución de gracias y servicios”, es “el principio de la unidad de la Iglesia” (ibíd., 2). Y la Encíclica Ut unum sint reitera que “la legítima diversidad no se opone de ningún modo a la unidad de la Iglesia, sino que por el contrario aumenta su honor y contribuye no poco al cumplimiento de su misión” (n. 50). De hecho, “solo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad. […] Es él el que armoniza la Iglesia”. Me viene a la mente aquella bella palabra de san Basilio, el Grande: “Ipse harmonia est, él mismo es la armonía” (Homilía en la catedral católica del Espíritu Santo, Estambul, 29 noviembre 2014).

En este aniversario, doy gracias al Señor por el camino que nos ha permitido recorrer como cristianos en busca de la comunión plena. Yo también comparto la sana impaciencia de aquellos que a veces piensan que podríamos y deberíamos esforzarnos más. Sin embargo, no debemos dejar de confiar y de agradecer: se han dado muchos pasos en estas décadas para sanar heridas seculares y milenarias; ha crecido el conocimiento y la estima mutua, favoreciendo la superación de prejuicios arraigados; se ha desarrollado el diálogo teológico y el de la caridad, así como diversas formas de colaboración en el diálogo de la vida, en el ámbito de la pastoral y cultural. En este momento, pienso en mis queridos Hermanos que presiden las diversas Iglesias y Comunidades Cristianas; y también en todos los hermanos y hermanas de todas las tradiciones cristianas que son nuestros compañeros de viaje. Al igual que los discípulos de Emaús, podemos sentir la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística.

Renuevo mi agradecimiento a todos los que han trabajado y siguen haciéndolo en ese Dicasterio para mantener viva la conciencia de este objetivo irrenunciable dentro de la Iglesia. En particular, me complace acoger dos iniciativas recientes. La primera es un Vademécum ecuménico para obispos, que se publicará el próximo otoño como estímulo y guía para el ejercicio de sus responsabilidades ecuménicas. En efecto, el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del obispo, quien es “el principio fundamento perpetuo y visible de unidad” en su Iglesia particular (Lumen gentium, 23; cf. CIC 383§3; CCEO 902-908). La segunda iniciativa es la presentación de la revista Acta Œcumenica, que, en la renovación del Servicio de Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan para el servicio de la unidad.

En el camino hacia la comunión plena es importante recordar el trayecto recorrido, pero también se necesita escudriñar el horizonte con la encíclica Ut unum sint, preguntándose: “Quanta est nobis via?” (n. 77), “¿cuánto camino nos separa todavía?”. Algo es cierto, la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo. Sin embargo, esta “no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino” (Homilía en las vísperas, San Pablo extramuros, 25 enero 2014). Por lo tanto, invoquemos al Espíritu con confianza, para que guíe nuestros pasos y cada uno escuche con renovado vigor el llamado a trabajar por la causa ecuménica; que Él inspire nuevos gestos proféticos y fortalezca la caridad fraterna entre todos los discípulos de Cristo, “para que el mundo crea” (Jn 17,21) y se acreciente la alabanza al Padre que está en el Cielo.

Vaticano, 24 de mayo de 2020.

FRANCISCO

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

Los católicos, llamados a participar en el Tiempo de la Creación

Carta de monseñor Duffé

mayo 25, 2020 16:17

Naturaleza y ambiente
Vaticano

(zenit – 25 mayo 2020)-. Monseñor Bruno-Marie Duffé, secretario del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, publicó recientemente una carta invitando a los católicos de todo el mundo a participar en el Tiempo de la Creación.

La misiva ha sido difundida hoy, 25 de mayo de 2020, tras concluir la Semana Laudato Si, que ha inaugurado el Año Aniversario Especial Laudato Si con varias iniciativas, entre ellas este Tiempo de la Creación.

 

Familia ecuménica

De acuerdo a una nota del Dicasterio, el Tiempo de la Creación es un evento anual que fomenta la oración y la acción por la casa común. En los últimos años, miles de católicos en seis continentes han organizado actividades locales para celebrar el Tiempo de la Creación. En 2019, el Papa Francisco lanzó una invitación a todas las personas sobre este evento.

En su mensaje, el obispo Duffé invita calurosamente a la Iglesia a “unirse a la familia ecuménica para celebrar el Tiempo de la Creación, temporada que se desarrolla cada año desde el 1 de septiembre, Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, hasta el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís”.

 

Año especial

La celebración del Tiempo de la Creación es especialmente relevante este año, debido a la pandemia del coronavirus. El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano está trabajando actualmente en la elaboración de una respuesta integral a la COVID-19, abordando tanto las necesidades inmediatas de los que sufren hoy en día como la necesidad a largo plazo de crear sociedades más justas.

Como dijo el Pontífice en la audiencia general del 22 de abril de 2020, en el 50º Día de la Tierra: “Como la trágica pandemia de coronavirus nos está demostrando, solo juntos y haciéndonos cargo de los más débiles podemos vencer los desafíos globales”.

El Tiempo de la Creación está coordinado por un comité directivo ecuménico.

A continuación, se ofrece un video de 60 segundos con extractos de la declaración del Papa Francisco.

 

 

 

 

 

 

Jornada de Oración por la Iglesia en China, 24 de mayo

Francisco los encomienda a María Auxiliadora

mayo 25, 2020 17:28

Iglesia católica

(zenit – 25 mayo 2020).- El Santo Padre recordó a los hermanos católicos de China el domingo, 24 de mayo de 2020, en el rezo del Regina Coeli, con motivo de la Jornada de Oración por la Iglesia en China.

Esta jornada fue instituida en 2007 por Benedicto XVI en memoria de la fiesta de la Virgen María “Ayuda de los cristianos”, especialmente venerada en China en el santuario de “Nuestra Señora de Sheshan”, cerca de Shanghai.

En la fiesta de María Auxiliadora, Francisco encomendó “a la guía y protección de nuestra Madre Celestial” a los pastores y fieles de la Iglesia Católica en el gran país asiático, “para que sean fuertes en la fe y firmes en la unión fraternal, testigos alegres y promotores de caridad fraterna” y, sobre todo, “buenos ciudadanos”, informa Vatican News en español.

 

Cercanía del Papa Francisco

La atención y cercanía a China por parte del Papa Francisco ha sido constante desde que comenzó su pontificado, quien con motivo de este “día de oración” nunca ha dejado de expresar afecto a todos los católicos chinos que “entre esfuerzos y pruebas diarias, siguen creyendo, esperando y amando”. El Papa los exhorta, bajo la protección de María, a estar “siempre unidos en la comunión de la Iglesia universal”.

Cabe recordar el significativo convenio sobre el nombramiento de los obispos, alcanzado por Francisco y sus colaboradores el 22 de septiembre de 2018, con el fin de “sostener el anuncio del Evangelio en China”, y la readmisión a la plena comunión eclesial a los restantes obispos “oficiales” ordenados sin mandato pontificio.

“Por primera vez, hoy, todos los obispos en China están en comunión con el Santo Padre, con el Papa, con el Sucesor de Pedro”, afirmó aquel día el cardenal secretario de Estado Piero Parolin.

 

Cercanía durante la pandemia

Asimismo, en los últimos dos años han sido muy significativas las iniciativas llevadas a cabo entre la Santa Sede y China: desde la autorización otorgada por el gobierno de Beijing a los dos obispos, Giuseppe Guo Jincai y Giovanni Battista Yang Xiaoting, para participar en el Sínodo sobre los jóvenes en el Vaticano en 2018 ; hasta la consagración episcopal con el mandato pontificio en agosto de 2019 de Antonio Yao Shun y Stefano Xu Hongwei, respectivamente obispo de Jining / Wulanchabu, en Mongolia Interior y obispo coadjutor de Hanzhong, en la provincia noroccidental de Shaanxi.

Durante los crudos días de pandemia provocada por el coronavirus, se han podido ver numerosos gestos de solidaridad entre la Santa Sede y China con donaciones mutuas de protecciones de salud y dispositivos de seguridad destinados a combatir el virus.

Un dato revelador es que muchos fieles chinos han participado a través de las redes sociales en la celebración diaria de la Misa del Papa Francisco desde la Casa Santa Marta, que se difundió a 13 locales, 7 en Italia, desde marzo, señala Vatican News.

 

 

 

 

Nicaragua: Coronavirus, obispos llaman al consenso para evitar una “mayor catástrofe humana”

Ante la polarización política

mayo 25, 2020 17:06

Conferencias Episcopales

(zenit – 25 mayo 2020)-. En un mensaje pastoral, los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) llaman al Gobierno y a la oposición a crear consenso frente al coronavirus, para evitar una “mayor catástrofe humana”, en un país marcado por la polarización política.

“Exhortamos a los gobernantes y a todos los sectores del país a abrirse en alianzas y consensos, para buscar y encontrar alternativas y soluciones conjuntas que nos eviten una mayor catástrofe humana”, señaló la CEN.

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua emitieron esta reflexión en medio de la pandemia por la COVID-19 en Nicaragua, en la que sostienen que la población “está consciente de la fragilidad y vulnerabilidad en la que se encuentra el sistema de salud pública, la rapidez con que avanza el contagio, la verdad sobre el número de contagiados y muertes a causa del virus”.

Estas declaraciones se producen en un momento en el que el Gobierno de Daniel Ortega persiste en minimizar el impacto de la emergencia sanitaria y aumentan las denuncias de familiares y fuentes médicas sobre los casos no reconocidos por la estadística oficial.

 

Sufrimos con nuestro pueblo

“Con nuestro pueblo estamos sufriendo su incertidumbre, dolor y muerte. El dolor y la impotencia conducen a la desesperación, familias que lloran a sus muertos sin una despedida, el temor y la inseguridad que sufre la población ante el silencio del Estado y la desinformación sobre el avance de la epidemia, el miedo o la imposibilidad de visitar los hospitales sufriendo las enfermedades en el silencio del hogar, la manipulación de la conciencia, coacción y oportunismo político en el manejo de la pandemia”, añadió el episcopado.

En la comunicación, firmada por el obispo de Estelí, monseñor Juan Abelardo Mata, secretario general de la Conferencia Episcopal, los obispos reiteraron su oración por todos los enfermos, fallecidos y familias afectadas por el coronavirus.

La pandemia de COVID-19 “vino al mundo sin que nadie la esperara, más aún, sin que nadie estuviera preparado para enfrentarla”, reflexionaron los prelados, que también reconocieron que esta “vino a nuestra querida Nicaragua, un país empobrecido con el agravante de una crisis sociopolítica”.

 

Llamado a multiplicar las obras de misericordia

“Lo más importante ahora es proteger la vida y que cada uno haga lo que sea necesario y posible para preservar y proteger la vida de los otros, los más fuertes, generosos y compasivos, cargar con los más débiles, los que disponen de riquezas, multipliquen sus obras de misericordia para compartir con los que no tienen nada”, indicó la CEN.

Los pastores también llamaron a cuidar de “hombres y mujeres que trabajan en empresas de protección e instituciones de administración y de servicios, que todos, sin excepción, prioricemos el cuidado a la vida, la vida por encima de la economía, la vida por encima de los intereses ideológicos, lo repetimos, la vida por encima de todo”.

 

 

 

 

Reportaje: ¿Qué encontrarías si visitaras la basílica de San Pedro hoy?

Corresponsal de zenit en el Vaticano

mayo 25, 2020 13:01

Vaticano

(zenit – 25 mayo 2020).- En medio de esta pandemia mundial, Italia, uno de los países europeos más afectados por el coronavirus, con más de 30.000 muertes relacionadas con la COVID-19, está empezando a ver la luz y, poco a poco, algunos están volviendo a la normalidad.

Después de un largo período de encierro y sin celebraciones públicas de la Misa, Italia ha comenzado su llamada “Fase 2”.

Mientras que en la “Fase 1”, el Vaticano había cerrado la plaza de San Pedro al público, la basílica de San Pedro (zenit estuvo allí, en una basílica vacía, su último día antes del cierre al público), y los Museos Vaticanos, ahora se puede –bajo rígidas condiciones de seguridad– entrar en la plaza y entrar en la basílica de San Pedro.

La corresponsal de zenit en el Vaticano, Deborah Castellano Lubov, volvió, después de su visita especial “pre-cierre” en marzo, para observar qué puede esperar cualquiera que visite, o cualquiera en la zona, que esté interesado en ir.

Aquí explica, a través de sus fotos, exactamente lo que puedes encontrar en cada paso del camino.

Uno: Asegúrate siempre de mantener la distancia con todos, y una vez que vayas a comenzar tu trayecto, asegúrate de que tu mascarilla esté puesta y tus manos desinfectadas.

Inmediatamente después de llegar a la plaza de San Pedro, a la derecha, hay carteles que indican cómo entrar en la basílica.

Dos: Entra en la columnata y lee las instrucciones. Toma un poco de desinfectante.

Tres: Presta atención a las distancias marcadas en el pavimento (incluso si, como cuando la corresponsal fue, solo hay una familia delante).

Cuatro: Tómese la temperatura (con el termómetro en la frente).

Cinco: Proceda a la seguridad y preste atención de nuevo a las distancias marcadas en el suelo.

Seis: Después de la seguridad, hay un pequeño desinfectante de manos a la izquierda, ya que las puertas de bronce están más o menos a ese lado.

Proceda hacia la basílica.

Al entrar en la basílica, la seguridad estará vigilando para asegurarse de que permanezca con la mascarilla puesta y mantenga distancias de seguridad con todos (incluso si, como ocurrió a la corresponsal de zenit, estás solo allí, además de una familia con un niño pequeño y otra pareja).

Alrededor de la escultura de la Piedad, de Miguel Ángel, no había nadie. Estaba sola.

Siete: Junto a la tumba del papa san Juan Pablo II, además de su señal habitual, que indica que la zona es “Solo para la oración”, hay otro cartel que dice que solo se siente o se arrodille en los puntos amarillos marcados en los bancos.

El resto de la basílica vacía, más o menos, permanece como siempre.

Ocho: San Pedro ha sido acordonado (por ejemplo, no se puede tocar su dedo del pie para tener buena suerte).

Nueve: Pasada la estatua de san Pedro, todavía hay seguridad vigilando para asegurarse de que nadie rompe las reglas, o tratar de acercarse a las zonas acordonadas.

Diez: Para el coro, se observan ciertas medidas de seguridad en cuanto al distanciamiento y los micrófonos colgando.

Once: En el área de la penitencia, había señales que explicaban el distanciamiento y reiteraban que las máscaras son obligatorias.

Doce: En el altar, donde el cardenal Angelo Comastri, poco tiempo antes había dirigido la oración del Regina Co­eli este mes de María, la Virgen permanece brillante y tan bella como siempre.

El otro lado de la basílica estaba como siempre, excepto que, en ese momento, no se podía entrar en la capilla de San José.

La capilla del coro fue cerrada. No obstante, a medida que uno se acercaba a la salida, se podía ver una maravillosa y hermosa luz.

Una vez fuera de la basílica, se entra en una plaza prácticamente vacía.

Los baños a la izquierda de la basílica están abiertos, pero con varias condiciones de seguridad.

Espero que hayan disfrutado de este tour, si así lo desean, esperamos que puedan disfrutarlo de nuevo, o por primera vez en persona, lo antes posible.

A Presto! (¡Hasta pronto!).

 

 

 

 

Mensaje de Paolo Ruffini para la Semana de la Comunicación

“Llamada a contar nuestra experiencia”

mayo 25, 2020 14:45

Medios de comunicación y media

(zenit – 25 mayo 2020).- En el marco de la 54ª Jornada Mundial de la Comunicación, celebrada el 24 de mayo de 2020, Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, difundió un mensaje para la Semana de la Comunicación, promovida por la Familia Paulina a través de la página web, redes sociales y YouTube.

Para ello, el prefecto de Comunicación parte del mensaje del Santo Padre: “Para que puedas contar y grabar en la memoria (Ex 10,2). La vida se hace historia”, publicado el 24 de enero de 2020, día de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas.

Según el periodista italiano, la reflexión del Pontífice se desarrolla sobre la palabra clave “compartir” como “una llamada a contar nuestra experiencia”, a “escuchar la de aquellos con los que nos encontramos”, a “tejer, en el compartir, una historia nueva”, reporta Vatican News en español.

En este sentido, Ruffini subraya que Francisco en sus palabras para los comunicadores apunta hacia un “cambio de ritmo, una actitud diferente, una mirada pura que se deja sorprender por la verdad de Dios”.

 

Compartir primero con Dios

Asimismo, el prefecto indica que es compartiendo primero con Dios que nace un significado diferente, “una perspectiva de redención”, y recuerda la frase del Papa: “Es con Él que podemos volver a unir el tejido de la vida, cosiendo las rupturas y las lágrimas”, palabras que señalan una dirección especialmente “en estos días de tribulación por el coronavirus”.

Es este momento de crisis, “un momento en el que hemos sido llamados a repensar nuestras vidas, a hacer un balance, a bendecir ‘la civilización digital por el compartir que nos ha permitido, y por las distancias que ha anulado’, al mismo tiempo temiendo ‘que la dimensión remota termine sustituyendo definitivamente a la proximidad corporal’”, expresa Ruffini.

 

Papel antiviral de la comunicación

“Si el virus se vuelve endémico, dependerá de la comunicación asumir el papel de antiviral, permitiendo que el ‘nosotros’ sea imposible a distancia”, describe en su mensaje. De este modo, aclara que “comunicar” es “establecer relaciones, estar con” y asegura que “no hay comunicación sin la verdad de un encuentro”.

De lo contrario, será necesario entender “cómo habremos sido capaces de reconstruir nuestro ‘estar juntos’ de la manera en que nos encontraremos de nuevo”, explica el director del citado dicasterio.

Así, llega a la conclusión de que “es necesario” pensar en cómo utilizar la red manteniendo “la relación encarnada entre las personas”, construyendo “una economía de compartir” en la que se considere a las personas sobre la base de “su capacidad de dar” y en su colaboración para construir valores los unos a los otros. Por lo tanto, donar tiempo, habilidades, dinero o su propia oración, señala.

 

“La belleza del nosotros”

En este periodo de pandemia han surgido bellas y numerosas iniciativas que nos han unido a los demás, momento propicio para integrar “la belleza del nosotros”, de “comunicar con Dios con un rostro abierto”, expone Ruffini.

“Habiendo experimentado la separación, hemos entendido el significado de la comunión”, describe. “Sin la capacidad de devolver la experiencia a la unidad, no hay sabiduría, ni siquiera conocimiento; todo –enfatizó– se reduce a una lista de hechos sin historia”.

 

Ser testigos creativos

Es aquí, pues, “donde debemos entender el verso, elegir el bien o el mal también en la comunicación”, continúa el comunicador. “Confiar solo en la tecnología o darle un alma”, “sentir la responsabilidad de la verdad” o “convertirnos en instrumentos (conscientes o inconscientes) para la difusión de noticias falsas”, advierte.

“Todo depende –comenta el prefecto para la Comunicación– de dónde fundamentamos nuestra esperanza”, depende de elegir lo que importa, de estar en la realidad pero sin estar corrompido.

“Dar una nueva forma a las cosas”, recomienda, “responder a la unión enferma de la pandemia con la unión sana de la buena voluntad”, ser “testigos creativos”, para lo que necesitamos “inteligencia y fe”.

Finalmente, el profesional de la comunicación en el Vaticano, anima a reflexionar sobre “si la comunicación que teníamos antes era realmente tal”, si la “travesía en el desierto” que la pandemia nos impuso podía hacernos encontrar de nuevo el deseo de relaciones verdaderas con los demás.

 

 

 

 

María Fernanda Silva, nueva embajadora de Argentina ante la Santa Sede

Entrega sus cartas credenciales al Papa

mayo 25, 2020 11:35

Dicasterios y diplomacia del Vaticano

(zenit – 25 mayo 2020)-. El pasado sábado, 23 de mayo de 2020, el Santo Padre recibió en audiencia a María Fernanda Silva, nueva embajadora de Argentina ante la Santa Sede, con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.

María Fernanda Silva es la primera mujer que representa al país argentino ante el Vaticano y también la primera diplomática afroargentina.

A continuación, se exponen los datos biográficos sobre la embajadora ofrecidos por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

María Fernanda Silva

Nacida 1965, es licenciada en Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires.

Ingresó en la carrera diplomática el 1 de enero de 1993 y ha ocupado, entre otros, los siguientes cargos: funcionario del MAE en la Dirección de América del Sur; segunda secretaria en la Embajada en Chile; delegada en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); primera secretaria del MAE en la Dirección de Europa Occidental; consejera en el Gabinete del Ministro de Relaciones Exteriores.

También ha ejercido como consejera y subdirectora de Asuntos Regionales; jefe de la Sección Política de la Embajada en Venezuela (2007); secretaria general de UNASUR, con sede en Quito, como representante de la Argentina (2012); encargada de la Dirección del Caribe en la Subsecretaría de Política Latinoamericana (octubre de 2014); ministra extraordinaria y plenipotenciaria de primera clase, y encargada de Negocios a.i. de la Embajada ante la Santa Sede (2015).

Asimismo, ha sido diputada de los tres órganos de las Naciones Unidas con sede en Roma: la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (2016).

 

 

 

 

España: Catequesis online en tiempos de pandemia

A través de videos de YouTube

mayo 25, 2020 17:40

Iglesia católica

(zenit – 25 mayo 2020)-. En España, la Conferencia Episcopal  ha desarrollado una serie de catequesis online para que los niños y adolescentes puedan continuar su formación religiosa en tiempos de pandemia, informa el propio episcopado en una nota.

A lo largo de estos dos meses, el curso de catequesis de los niños españoles se ha visto interrumpido por la situación generada por el coronavirus. Hay parroquias, que a través de los catequistas o el sacerdote, han podido ofertar a las familias recursos para poder continuar el proceso catequético de iniciación cristiana, pero otras familias no.

Por este motivo, desde el Secretariado de la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catacumenado, se pone a disposición del público videos que recogen los objetivos centrales de cada etapa, dependiendo del curso y algunos recursos para que los padres puedan ayudar a sus hijos.

La finalidad de los mismos es proporcionar un servicio a las familias para que sus hijos puedan terminar la catequesis que iniciaron en septiembre.

 

“Desde Nazaret”

A través del canal de YouTube de este secretariado, se pueden seguir los vídeos correspondientes a cada etapa de la formación de los niños. El primero, titulado “Desde Nazaret” ya está disponible en la citada red social.

En él, la hermana María presenta este nuevo proyecto para dar conclusión a la catequesis de los catequizandos y se anima a los catequistas a difundirlo entre los padres de los mismos.

A continuación, sigue el video completo de esta catequesis online en tiempos de pandemia.

 

 

 

 

 

 

Teología para Millennials: “Después de la pandemia”

Por el padre Mario Arroyo

mayo 25, 2020 11:26

Análisis

(zenit – 25 mayo 2020)- El padre Mario Arroyo Martínez Fabre, dentro de su serie de artículos “Teología para Millennials”, analiza este lunes en zenit como será la vida después de la pandemia, un tema que afecta a toda la humanidad, afectada por la pandemia de coronavirus.

¿Por qué uno de cada tres mexicanos aprovechará para asistir a la santa Misa nada más terminar la cuarentena?: El sacerdote mexicano invita a considerar la crisis como “una oportunidad de volver a lo esencial”, una situación “que nos ha ayudado a redescubrir la importancia de la dimensión espiritual de nuestra existencia”.

El presbítero es licenciado en Filosofía por la Universidad Panamericana, México D.F. Además, tiene un doctorado en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma. Actualmente vive en México y es profesor de Teología en la Universidad Panamericana.

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“Después de la pandemia”

En la reciente encuesta Planning Quant sobre el impacto que ha tenido la pandemia en la sociedad mexicana, no deja de ser sorprendente uno de los datos duros que arrojaron las estadísticas: nada más terminar la cuarentena, uno de cada tres mexicanos aprovechará para asistir a la santa Misa. No es solo el elevado porcentaje de personas que lo hará, sino que se configura en primerísimo lugar, incluso supera a la asistencia a eventos familiares y sociales, que alcanza el 24% o ir al cine que consigue únicamente un 14% de las preferencias. La asistencia a la Eucaristía se posiciona en el primer lugar de las actividades que los mexicanos realizarán nada más superar la crisis de la COVID-19.

Recientemente Francisco ha publicado un breve, pero hermoso libro, titulado La vida después de la pandemia, donde incluye las reflexiones, discursos y homilías que ha tenido con ocasión de esta tragedia para la humanidad. El sentido de publicarlo en el momento en que Italia se prepara para volver gradualmente a la normalidad es claro: aprovechar la lección; que la pandemia no nos deje igual que antes, sino golpeados –no podría ser de otro modo–, pero mejores. Que aprovechemos la contrariedad para superar algunos de los vicios endémicos de la sociedad, como pueden ser el individualismo, la superficialidad o el consumismo. La crisis nos ha ayudado a ser solidarios, ¡que no se pierda eso!, y también a descubrir dramáticamente, la falsedad de nuestra presunta autosuficiencia: somos frágiles y necesitados de Dios, ¡no lo olvidemos!

La encuesta Planning Quant evidencia que, por lo menos en las intenciones, los mexicanos han aprendido la lección, o por lo menos parte de ella. ¿Por qué asistir a Misa nada más terminar la pandemia?, ¿no hay cosas más urgentes? Urgentes seguro que sí, importantes no. Asistir a la Eucaristía es fundamental para agradecer a Dios que estamos vivos, pedir por los que partieron, implorar ayuda por los que todavía luchan por su vida y los que pelean por la salud de la sociedad, y para pedir ayuda en el delicado momento de volver a la “normalidad”, en medio de una gravísima crisis económica. Para dar testimonio de que Dios no nos ha abandonado en medio de la tormenta, y de que contamos con Él para retornar a nuestras actividades y asumir nuevos desafíos, superar nuevas dificultades. Para dar testimonio, en fin, de que nuestra vida no se agota en esta vida presente, y de que la realidad no se reduce exclusivamente a aquello que puedo tocar y medir. Por eso y por el deseo de estar en comunión con Dios, con mi familia y con la sociedad, es importante asistir a Misa. Una tercera parte de la población mexicana se ha dado cuenta de ello.

La gente se ha preguntado con frecuencia si estamos sufriendo un “castigo divino”. Es imposible saberlo con certeza, habría que preguntarle directamente a Dios. Pero lo seguro es que nada escapa a la Providencia divina, y que Dios no causa los males, pero los permite para obtener bienes aún mayores. Por eso, más que llamarle “castigo”, yo lo denominaría “purificación”, una oportunidad de volver a lo esencial, a lo importante, una ocasión que nos ha obligado a pararnos y reflexionar. Una situación que nos ha ayudado a redescubrir la importancia de la dimensión espiritual de nuestra existencia, pues finalmente es un poderoso motor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con la actitud correcta. En este sentido, se puede decir que una importante porción de la población aprendió la lección, devolviéndole el protagonismo a la dimensión espiritual de su existencia, pues de ella se han agarrado para superar la tormenta. La utilidad social de la religión queda patente.

Es verdad que los mexicanos somos propensos a caer en lo que algunos llaman: “síndrome del agua de tamarindo”. Bebida dulce mexicana que debe tomarse poco después de ser agitada, porque de lo contrario la pulpa sabrosa cae en el fondo del vaso. Así los mexicanos, tenemos sabor mientras las aguas están agitadas, decayendo pronto, sin embargo, nuestro esfuerzo. Esperemos que no suceda con la pandemia: ha sido una lección dolorosa, difícil de aprender, de esas enseñanzas que no se olvidan en toda la vida, pues como dice el adagio: “la letra, con sangre entra”, en esta ocasión, la lección entró con el coronavirus.

 

 

 

 

Píldoras de esperanza: “¡Tu paz nos das, no tengas en cuenta nuestros miedos”

Lunes, 25 de mayo de 2020

mayo 25, 2020 09:54

Espiritualidad y oración

 

Reflexión de los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo y llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén.

 

Evangelio según San Juan 16, 29-33

Los discípulos le dijeron a Jesús: “Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios”.

Jesús les respondió: “¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

“Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.

 

¿Qué nos dice hoy a nosotros Dios a través de este texto?

El texto del Evangelio de hoy es muy elocuente, estamos en la última semana de Pascua, y hemos recorrido todos estos días los textos correspondientes a la última cena del Señor narrados por el evangelista San Juan. Ha sido tal la riqueza que bien podríamos decir que nos anima especialmente en estas épocas difíciles que nos toca vivir.

Si tomamos como referencia esta última frase del Evangelio, las palabras que sobresalen son: Paz, sufrimiento, valentía, vencer. Esos cuatro elementos nos pueden hacer entender claramente lo que quiere decirnos el Señor.

Sobre la paz, es cierto que normalmente perdemos la paz por cualquier detalle. Es fácil hoy perder la paz. Pero nuestra pregunta es: ¿Cuál es nuestra fuente de paz?. Es decir, la paz es un proceso interior de seguridad en dónde se coloca nuestra paz (que es muy distinta de la tranquilidad o relax de unas vacaciones, por ejemplo).

Tal vez si hiciéramos una búsqueda en la Biblia completa, la palabra paz es la más usada. El Shalom, que es una actitud interior. Vivir en paz es saber dónde hemos depositado nuestras esperanzas y esas no se pueden perder. Si nuestra vida gira en torno a una cuenta bancaria o a unos ahorros que se van disminuyendo, evidentemente al disminuir los bienes materiales, se puede perder la paz.

Jesús nos dice que encontremos la paz en Él. No debemos buscarla en otro lugar, sino en nuestra cercanía con Jesús, y con una amistad con Él que va creciendo paulatinamente. Los amigos queremos hacer la voluntad del amigo de verdad. Y así, vamos encontrando esa paz perdida, porque estaba colocada en un lugar donde no podía haber una fuente de paz verdadera.

Si nuestra paz está en la relación con Jesús, todo lo demás, es decir, los sufrimientos de este mundo, son relativos porque los enfrentamos con valentía cristiana, sabiendo que nuestra esperanza nos lleva a vencer este mundo.

Te invito a que hoy respondas al Señor en este día diciendo varias veces: “¡Tu paz nos dejas, tu paz nos das, no tengas en cuenta nuestros miedos, sabemos que tú vencerás!”.

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia.

 

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Bolivia: El Papa acepta la renuncia del arzobispo de La Paz

Y nombra a su sucesor

mayo 25, 2020 12:05

Iglesia católica

(zenit – 25 mayo 2020)-. El Santo Padre aceptó la renuncia presentada por Mons. Edmundo Luis Flavio Abastoflor Montero al gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de La Paz (Bolivia).

Igualmente, nombró arzobispo metropolitano de la archidiócesis de La Paz a Mons. Percy Lorenzo Galván Flores, transfiriéndolo de la prelatura territorial de Corocoro, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado sábado, 23 de mayo de 2020.

Según comunicado de la Nunciatura Apostólica en Bolivia, el Papa Francisco ha aceptado la renuncia de Mons. Edmundo Luis Flavio Abastoflor Montero por límite de edad, ya que en 2020 cumple 77 años y la edad canónica para solicitar la misma al Pontífice es la de 75.

 

Mons. Percy Lorenzo Galván Flores

Nació el 10 de agosto de 1965 en Tomás Frías, territorio de la diócesis de Potosí. Durante su infancia su familia se trasladó a San Lucas, en la archidiócesis de Sucre.

Después de la escuela secundaria, entró en el Seminario de Sucre (1984), donde asistió al año propedéutico. Continuó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Nacional San José de Cochabamba (1985-1991).

Fue ordenado sacerdote en la catedral de Sucre el 18 de julio de 1991. Obtuvo la licenciatura en Teología Bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana (2001).

 

Encargos pastorales

Ha sido vicario parroquial en Villa Serrano (1991-1992) y en Padilla (1992-1993), párroco en Padilla, Alcalá y El Villar (1993-1995). También ejerció como vicario episcopal de la zona pastoral de La Frontera (1996-1998). De 2001 a 2005, fue rector del Seminario Archidiocesano San Cristóbal de Sucre.

El 8 de septiembre de 2005 fue nombrado vicario general de la archidiócesis de Sucre por tres años, al final de los cuales fue encargado de la preparación del VI Sínodo archidiocesano. De 2005 a 2013 fue párroco de San José en Sucre, canónigo de la catedral, responsable del Museo Eclesiástico y miembro de los Consejos Económico, Presbiteral y Pastoral de la archidiócesis.

Fue elegido obispo prelado de Corocoro el 2 de febrero de 2013 y recibió la ordenación episcopal el 1 de mayo siguiente.

 

 

 

 

San Felipe Neri, 26 de mayo

Apóstol de Roma

mayo 25, 2020 09:00

Testimonios de la Fe

 

“Apóstol de Roma, heraldo de la alegría que derrochó en todo su quehacer impregnando los suburbios de la Ciudad Eterna donde conquistó a niños, jóvenes y adultos. Rehusó el cardenalato diciendo que prefería el paraíso”

 Este prodigio de caridad advirtió: “Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”. Nació en Florencia, Italia, el 22 de julio de 1515. Su padre era notario; procedía de una familia que había gozado de una excelente posición. Enviudó pronto y se casó de nuevo. Su segunda esposa fue como una madre para sus hijos. Felipe era un niño obediente y amable que cultivaba la oración. De su padre heredó el amor por la lectura. Vivían cerca del monasterio dominico de San Marco, que le gustaba frecuentar, y con el testimonio de los frailes se sintió impulsado a encarnar tan altos ideales religiosos.

Hacia los 18 años su padre le envió a San Germano para que aprendiera el oficio de un primo suyo que era mercader. Felipe lo dejó muy pronto para ir en pos de elevados anhelos. Retirado a Montecassino para orar, vio claramente su vocación. Se fue a Roma en 1533 sin dinero ni proyecto alguno, confiando únicamente en la Providencia. Nada dijo a su padre ni aceptó ayuda de parientes. Se alojó en la casa de Galeotto Caccia, un aduanero florentino, y contribuyó a sufragar los gastos educando a sus hijos. Escribía poesías, pero casi todas ellas las quemó antes de morir junto a otros escritos que redactó. En 1535 comenzó a estudiar filosofía en la Sapienza y teología con los agustinos. Juzgando que sabía lo suficiente, vendió sus libros y entregó las monedas que le dieron a los pobres. Prefería los solitarios claustros y recintos, como las catacumbas, que le traían el aroma de la fe genuina por la que derramaron su sangre tantos cristianos.

Aparcó sus estudios, pero sorprendía a los sabios con la profundidad y claridad de su conocimiento teológico. Se centró en el apostolado que inició con visitas a los hospitales, invitando a otros a acompañarle. Luego añadió tiendas, almacenes, bancos y lugares públicos de Roma. Alegre, simpático, jovial, con proverbial sentido del humor, siempre dejaba caer alguna palabra sobre el amor de Dios. Saludaba a sus conocidos diciendo: “Y bien, hermanos, ¿cuándo vamos a empezar a ser mejores?”. Su vida apostólica se caracterizó por la relación entrañable y directa con las personas. Dejaba en ellas el poso de un trato paternal, dulce y, a la par exigente, buscando conducirlas a Dios a través de la confianza en Él, con la sencillez evangélica y el gozo que proporciona vivir la unión divina.

En torno a 1544 conoció a Ignacio de Loyola. En un primer momento le guió la intención de seguir sus pasos, pero después decidió centrarse en el apostolado que estaba realizando. Vivía austeramente, se alimentaba de pan, aceitunas y agua, y en su cuarto solo había una cama, algunas sillas y una cuerda para colgar la ropa. Solía disciplinarse con pequeñas cadenas. Sufrió grandes pruebas y tentaciones. Al atardecer se retiraba para orar en la iglesia de San Eustachio. A veces pasaba la noche al raso. Una de ellas, la víspera de Pentecostés de 1544, hallándose en las catacumbas de San Sebastián quedó sellado místicamente por el Espíritu Santo. Vio descender del cielo un globo de fuego que penetrando por su boca le dejó el pecho henchido de amor, y pidió a Dios que cesase esta gracia porque no podía soportar tal efusión mística. Al morir verían que tenía dos costillas rotas que se combaron para dejar espacio al corazón. Estos arrebatos fueron frecuentes e intensos, tanto que las palpitaciones de esta víscera podían oírlas otros.

Su confesor, el padre Persiano Rossa, con el que inmediatamente congenió y con el que compartía similares afanes, le indujo a ser sacerdote. En 1548 ambos fundaron la cofradía de la Santísima Trinidad para los peregrinos. Felipe se ordenó en mayo de 1551, con 36 años. A su apostolado habitual añadió el confesionario al que dedicaba muchas horas. Con su inspirado juicio enseñaba a los penitentes el valor de la oración. Decía: “Un hombre sin oración es un animal sin razón”. Sus misas duraban horas. En sus conversaciones espirituales aconsejaba la lectura de vidas de santos y de misioneros. Luego les llevaba a visitar al Santísimo, y si se animaban les invitaba a cuidar enfermos.

Vivía en San Girolamo della Carità donde residían virtuosos sacerdotes. La espiritualidad que vinculaba a todos los penitentes que atendía tenía como eje central la comunión, la oración y otras acciones complementarias entre las que Felipe introdujo la exposición mensual del Santísimo en la iglesia de San Salvatore in Campo. Todo ello fue germen del Oratorio. Entre sus primeros discípulos se hallaban Cesare Baronio, sucesor suyo, y Francesco María Tarugo. Ambos fueron cardenales. Su ímpetu apostólico dejaba traslucir el vigor de la primera caridad que permanecía intacta en su corazón. Llevado del afán que guía a todos los santos impulsó en sus seguidores el hábito de recorrer las 7 iglesias orando en ellas, como hacía él. Era una actividad abierta a sacerdotes, religiosos y laicos, que fue dejando tras de sí una fecunda estela. Pero no fue del agrado del cardenal Rosaro, vicario de Pablo IV, que le acusó de formar una secta; se le prohibió confesar y predicar.

En 1564 el pontífice le dio su apoyo. Y en 1572 lo designaron párroco de San Giovanni dei Fiorentini, que atendió sin abandonar San Girolamo. Fue en 1575, con la venia de Gregorio XIII, cuando él y los sacerdotes del Oratorio contaron con su propio templo, Santa María in Vallicella, que hubo de reconstruir porque se hallaba en estado ruinoso. Felipe siguió en su residencia habitual hasta 1583 momento en que tuvo que abandonarla por obediencia al pontífice para iniciar esa obra. En 1590 Sixto V le ofreció el cardenalato, que rehusó diciendo: “Prefiero el paraíso”. Fue adornado con dones extraordinarios, entre otros, además de los milagros, el de penetración de espíritus. Murió el 26 de mayo de 1595. Había sido aclamado ya como “apóstol de Roma”. Pablo V lo beatificó el 11 de mayo de 1615, y Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622.