El blog de Josep Miró

 

La premonición europea

 

 

23 junio, 2020 | por Josep Miró i Ardèvol


 

 

 

 

Me refería en mi anterior blog a los insólitos paralelismos de un texto de Arnold Toybee en su Estudio de la Historia, referido a lo que él llama estados universales, las grandes civilizaciones organizadas políticamente, como la romana en nuestros lares, y la situación actual de la Unión Europea, que es un estado imperial que puede quedar abortado como otros en la historia o estar situado ya en una fase de decadencia.

En el momento actual  el estado universal que es la UE, debe  luchar contra las tendencias nacionales recrudecidas a causa de la pandemia, y que acentúan un triple enfrentamiento entre el este y el oeste, que tiene su raíz en concepciones culturales morales y religiosas, y su amalgama en los beneficios económicos para el Este. También entre el Norte y el Sur, entre los llamados frugales, nórdicos, holandeses y austriacos, y el sur. Y un tercero, interno a cada estado, entre europeístas, cosmopolitas y el renacimiento de concepciones del estado nación, donde lo económico se mezcla con lo cultural y moral. En realidad, todas las tensiones están entrecruzadas en una compleja madeja por estas dimensiones.

La argamasa que mantiene la unión no deja de ser el equivalente, incluso geográfico, del inicial Sacro Imperio Romano germánico de Carlomagno, basado ahora en la entente franco-germana.

Los europeos ven en la UE la superación histórica de sus luchas fratricidas y también un medio para vivir mejor -no todos- y una garantía de último recurso -las ayudas por la pandemia son un ejemplo-. Pero esta mentalidad dominante lucha cada vez más con quienes la niegan, porque a su vez colapsa o impone determinadas concepciones que se consideran ligadas a la decadencia, como el feminismo y las identidades de género, el matrimonio homosexual y el aborto como derecho, por citar cuatro destacadas, aunque no únicas.

Todo ello produce frustración y malestar, porque los antiguos canales que generaban fuerzas ligadas al espíritu patriótico, religioso, de la tradición, cuya fuerza radica en dar sentido al espacio y al tiempo, como bien explica Gambra, en El Silencio de Dios, están colapsados por el estado ecuménico burocrático. Pero también porque el ideal de los padres fundadores del nuevo Estado Universal Europeo, Schuman, Degasperi y Adenauer, basado en un cristianismo de proyecto, ha sido en gran medida demolido por aquella misma burocracia y los grandes lobby económicos e ideológicos del progresismo del material hedonismo de la satisfacción del deseo. Ese doble malestar es lo que hace tan difícil la superación de la crisis europea.

Siguiendo a aquel texto de Toynbee, esta es la gran oportunidad para una Iglesia universal, que en principio debería ser  la católica, pero en el bien entendido que si no realiza su misión histórica, sería suplantada más a largo plazo por otra Iglesia Universal, quizás el  Islam, quizás por una nueva religión del Hombre, donde el relativismo corporal de la perspectiva de género, la manipulación genética y el posthumanismo, acaben configurando una especie de nueva creencia religiosa, como en su momento y por corto tiempo, lo fue el comunismo. Su misión, la que debería cubrir la Iglesia, es la de abrir nuevos canales de fuerza creadora, ahora colapsados

Pero, para que la Iglesia cumpliera su misión, y siguiendo aquel símil histórico, se ha de producir en la fase inicial un choque donde el testimonio del sacrificio ejemplar y no violento es decisivo. Todo ello para dar pie a una acción creadora y fundadora de nuevas instituciones por parte de la Iglesia, que traduzcan la energía del espíritu, cristiano en este caso. Nuevas instituciones en el sentido que la Nueva Economía Institucional (NEI) da al concepto, que se sustraen de la ruina de la sociedad imperial. La característica visible de esta fase es el logro de conversiones en masa.

¿Cuáles son estas grandes actividades que la Iglesia reemprende y actualiza, y que unen fe y una nueva oleada de civilización? Creo que pueden resumirse en cuatro ejes: evangelizar sin límites, liberar el mundo, salvar la Tierra, conquistar el espacio.  Sobre estos cuatro conceptos trataré en mi próximo blog.