Servicio diario - 20 de julio de 2020


 

Papa Francisco: Visita sorpresa a los niños del campamento de verano del Vaticano
Larissa I. López

Congregación para el Clero: Instrucción sobre parroquias y evangelización
Larissa I. López

Perú: Coronavirus, el Vicariato de Iquitos compra 4 plantas de oxígeno
Larissa I. López

Instrucción sobre parroquias y evangelización: Presentación de Mons. Andrea Ripa
Larissa I. López

Colombia: Mensaje de los obispos tras la Asamblea Plenaria
Larissa I. López

Movimento Católico por el Clima lanza curso de Animadores Laudato si’
Larissa I. López

Latinoamérica y Caribe: “Celebremos”, aplicación para implantar bioseguridad en las parroquias
Redacción zenit

Teologia para Milennials: “La pérdida de un ser querido”
Mario Arroyo Martínez

Vaticano: El Papa nombra al presidente del Fondo de Asistencia Sanitaria
Anne Kurian-Montabone

San Lorenzo de Brindisi, 21 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Papa Francisco: Visita sorpresa a los niños del campamento de verano del Vaticano

Les anima a “hacer nuevos amigos”

julio 20, 2020 18:31

Papa Francisco

(zenit – 20 julio 2020).- Esta mañana, poco después de las 9, el Papa Francisco visitó a los niños y jóvenes que participan en el campamento de verano del Vaticano (Verano en el Vaticano), que tiene lugar estos días, mientras desayunaban en el atrio del aula Pablo VI.

Así informa el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en una nota.

Se trata de un campamento de verano deseado por el Santo Padre para ayudar y apoyar a los padres y madres empleados de la Santa Sede.

 

Hacer amigos

Según el comunicado, después de pasar por las mesas, el Papa visitó las zonas de juego instaladas en la sala y tuvo una charla con los participantes.

Después, sentado con los niños, les animó a hacer nuevos amigos: “las personas que solamente saben divertirse solas son egoístas, ¡para divertirse hay que estar juntos, con amigos!”.

Finalmente, antes de regresar a Santa Marta, alrededor de las 10, Francisco saludó a los animadores individualmente y les agradeció su trabajo.

 

Familiaridad, sencillez y paternidad

En declaraciones a Vatican News, don Franco Fontana, capellán de la Gendarmería y de los Museos Vaticanos, describió que “los chicos estaban tan sorprendidos que se quedaron completamente en silencio. Luego, después de la visita, bajamos al aula Pablo VI, hicimos lo que hacemos todas las mañanas, no alteramos el horario. El propio Papa ha querido que fuese así”.

Después, continuó el sacerdote, el Pontífice respondió a una serie de preguntas “muy simples”. “Finalmente, nos dio un saludo general y luego agradeció calurosamente a los 22 animadores. También nos tomamos una foto juntos. Luego regresó a Santa Marta”.

Lo que más impresionó a don Franco fue la actitud de los niños, que vieron en Francisco “la familiaridad, la sencillez y la paternidad con la que quería vivir este momento”.

 

El Papa estaba “muy feliz”

Sergio Garozzo, animador, afirma que vio al Papa “muy feliz”. “Felicitó a los muchachos por el excelente trabajo, por los resultados que estamos obteniendo, por la felicidad de los niños y porque escuchó que todos hablan bien de esta experiencia, tanto que piensa volver a proponerla con el tiempo. Les animó después a hacerlo cada vez mejor”, apuntó.

El saludo a Francisco se realizó al ritmo de música y baile, todos cantaron la canción Estate Ragazzi.

Sergio relata algunos detalles más sobre las preguntas realizadas al Pontífice. “Una niña tenía curiosidad por saber qué hacía el Papa durante el día y él respondió que es un sacerdote y hace lo que todos los sacerdotes hacen. Otra chica recordó a su abuelo y le preguntó si el cielo era como le habían dicho. Si era hermoso, si era un lugar feliz y pacífico, el Papa la tranquilizó bendiciendo un collar que le recordaba a su abuelo”.

 

Testimonio de Ludovica y Zoe

Ludovica, de 10 años, fue la primera en hacer una pregunta a Francisco. “Me ha parecido feliz, le pregunté qué era lo que más le gustaba de ser Papa. Me dijo que le gustaba estar con niños y por eso vino a nosotros”. Ludovica confiesa también se lo pasa muy bien en el Centro de Verano: “jugamos muchos juegos, nos divertimos, hacemos nuevos amigos”.

Zoe, de la misma edad, dijo al medio vaticano: “No esperaba ver al Papa. Llegué tarde esta mañana y el animador de la entrada me dijo que estaba allí. Me quedé paralizado porque era una sorpresa, nunca lo había visto antes, me gustó mucho. Estaba muy feliz y lo saludé”.

 

 

 

 

Congregación para el Clero: Instrucción sobre parroquias y evangelización

Comunicado del Dicasterio

julio 20, 2020 12:47

Dicasterios
Documentos

(zenit – 20 julio 2020).- La Congregación para el Clero da a conocer hoy la Instrucción “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”, promulgada el pasado 29 de junio.

Se trata de un instrumento canónico-pastoral relativo a los diversos proyectos de reforma de la comunidad parroquial y de las reestructuraciones diocesanas.

 

Pastoral de cercanía

El documento no ofrece novedades legislativas, pero propone formas de aplicar mejor la legislación vigente, a fin de fomentar la corresponsabilidad de los bautizados, así como de promover una pastoral de cercanía y cooperación entre las parroquias.

No obstante, la Instrucción sí trata sobre la urgencia de una renovación misionera, de una conversión pastoral de la parroquia, para que vuelva a descubrir el dinamismo y la creatividad que comporta estar siempre “en salida”, con la contribución de todos los bautizados.

 

Corresponsabilidad

Tal y como informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado, el documento “trata el tema de la pastoral de las comunidades parroquiales, de los diferentes ministerios clericales y laicos, con el signo de una mayor corresponsabilidad de todos los bautizados”.

El texto recuerda, fundamentalmente, que “‘en la Iglesia hay lugar para todos y cada uno puede encontrar su lugar’ en la única familia de Dios, respetando la vocación de cada uno”.

Según la nota, el Dicasterio para el Clero, a petición de diversos obispos, “ha sentido la necesidad de elaborar un instrumento canónico-pastoral relativo a los diversos proyectos de reforma de las comunidades parroquiales y de reestructuración diocesana, ya en curso o en fase de planificación, con el relativo tema de la unidad y de las zonas pastorales”.

 

Misión evangelizadora de la Iglesia

Este texto, pues, se propone “ponerse al servicio de algunas opciones pastorales, ya iniciadas hace tiempo por los pastores y ‘experimentadas’ por el pueblo de Dios, para contribuir a su evaluación y a la adecuación del derecho particular con el derecho universal”.

En esta perspectiva, continúa el comunicado “se destaca el papel del párroco como ‘pastor propio’ de la comunidad”, pero también “se valoriza y resalta el servicio pastoral relacionado con la presencia en las comunidades de diáconos, consagrados y laicos, llamados a participar activamente, según su vocación y ministerio, en la única misión evangelizadora de la Iglesia”.

 

Estructura

Compuesta por once capítulos, la Instrucción puede dividirse en dos áreas: la primera (capítulos del 1 al 6) ofrece una amplia reflexión sobre la conversión pastoral, el sentido misionero y el valor de la parroquia en el contexto contemporáneo.

La segunda (capítulos del 7 al 11), por su parte, se ocupa de la distribución de las comunidades parroquiales, los diferentes papeles que se desempeñan en ellas y las modalidades de aplicación de las relativas normas.

 

“Casa en medio de las casas”

En la Instrucción se define que la parroquia “es una casa en medio de las casas”, que, representada por el edificio de culto, “es signo de la presencia permanente del Señor Resucitado en medio de su Pueblo”.

Igualmente, el texto reconoce que, el territorio de una parroquia ya no es solo un espacio geográficamente delimitado, un “’territorio existencial’ donde se juega por completo el desafío de la Iglesia en medio de la comunidad”. Y es en él en el que se enmarca la “plasticidad” de estas comunidades, pues “si no vive del dinamismo espiritual propio de la evangelización, la parroquia corre el riesgo de hacerse autorreferencial y de esclerotizarse, proponiendo experiencias desprovistas de sabor evangélico y de impulso misionero, tal vez destinadas solo a pequeños grupos”.

 

“Cultura del encuentro”

En este sentido, se describe que la comunidad parroquial es el contexto humano donde realiza “la acción evangelizadora de la Iglesia, se celebran los sacramentos y se vive la caridad, en un dinamismo misionero que – además de ser un elemento intrínseco de la acción pastoral – llega a ser el criterio de verificación de su autenticidad”.

Dentro de ellas, la “cultura del encuentro” es el contexto que promueve el diálogo, la solidaridad y la apertura a todos, resaltando “la centralidad de la persona”, de manera que que la parroquia sea un “lugar” que favorezca el “estar juntos» y el “arte de la cercanía”.

 

Diáconos

En el apartado dedicado a los diáconos, colaboradores de los Obispos y de los presbíteros en la única misión evangelizadora, se explica que son ministros ordenados y participan, aunque de manera diferente, del Sacramento del Orden, en particular en el ámbito de la evangelización y de la caridad, incluso en la administración de los bienes, la proclamación del Evangelio y el servicio de la mesa eucarística.

No obstante, se aclara que no deben ser considerados, “mitad sacerdotes y mitad laicos”, ni deben ser contemplados desde la perspectiva del clericalismo y el funcionalismo.

 

Consagrados y laicos

Con respecto a los consagrados, el texto indica que su misión deriva en primer lugar de su “ser”, de su testimonio de “seguimiento radical de Cristo”. Y, en segundo lugar, de su “hacer”, esto es, “de las acciones realizadas conforme al carisma de cada instituto (por ejemplo, catequesis, caridad, formación, pastoral juvenil, cuidado de los enfermos)”.

En cuanto a los laicos, el texto recuerda que hoy se requiere “un generoso compromiso de todos los fieles laicos al servicio de la misión evangelizadora, ante todo con el testimonio constante de una vida cotidiana conforme al Evangelio, en los ambientes donde habitualmente desarrollan su vida y en todos los niveles de responsabilidad; después, en particular, asumiendo los compromisos que les corresponden al servicio de la comunidad parroquial”.

Igualmente, resalta que estos pueden ser instituidos lectores y acólitos (o para el servicio del altar) de forma estable o ministros extraordinarios, siempre que estén “en plena comunión con la Iglesia Católica” hayan recibido “la formación adecuada” para esa función,  y manifiesten “una conducta personal y pastoral ejemplar, que les de autoridad para llevar a cabo el servicio”.

Puedes leer el documento completo en este enlace.

 

 

 

 

Perú: Coronavirus, el Vicariato de Iquitos compra 4 plantas de oxígeno

Gracias a la solidaridad de la gente

julio 20, 2020 16:21

Iglesia Local

(zenit – 20 julio 2020).- El Vicariato de Iquitos, Perú, informó en un comunicado sobre la compra plantas de oxígeno, medicinas y otros insumos médicos para enfrentar la crisis sanitaria del coronavirus que ha golpeado fuertemente a la región de Loreto.

La nota, difundida el 19 de julio de 2020 y firmada por monseñor Miguel Fuertes Prieto, administrador diocesano de dicho Vicariato, resalta que, a través de la campaña de recaudación de fondos establecida en mayo, “desde los más humildes, que donaron las monedas que tanta falta les hacían, hasta lo que desde del fruto de su trabajo digno compartieron lo que tenían, hemos demostrado que la solidaridad loretana se sobrepone a la muerte”.

“Cada medicina, cada equipo de protección personal, cada concentrador de oxígeno, cada mascarilla, cada balón, cada una de las 4 plantas de oxígeno, que salvaron vidas en el momento más duro de la pandemia, es resultado y fruto de la solidaridad de la gente, no de la Iglesia”, añade el comunicado.

 

4 plantas de oxígeno

Igualmente, el prelado dio a conocer las características, precio y estado de cada una de las cuatro plantas adquiridas, pues “nada tenemos que ocultar, porque nada se hace con intereses distintos al de salvar vidas”.

“De las cuatro plantas compradas una es totalmente nueva; otra apenas tiene dos meses de uso previo; otra, cuatro meses; y, la última, cuatro años. La urgencia con la que se requería el oxígeno, que era de vida o muerte, nos exigían comprar urgente, pero también garantizar eficiencia y capacidad. Ahí están los resultados”, explica.

 

Autoridades de salud

Del mismo modo, el texto subraya que la Iglesia actuó “de buena fe, sabiendo el papel que nos corresponde”, ya que “no somos Gobierno ni remplazamos al Gobierno”. Por ello, todo lo adquirido con las donaciones “va a parar a manos de las autoridades de salud del Gobierno Regional de Loreto, como lo estamos haciendo con las plantas de oxígeno (las tres primeras están en el Hospital Regional de Iquitos y la cuarta en el Centro de salud de Nauta)”.

Finalmente, la Iglesia de Iquitos se dirige al pueblo de Dios “para animarle a mirar adelante, a la vida, a la esperanza, a no afligirse ante el pánico ni ante la desesperación. La verdad y la vida siempre se sobreponen a la mentira y la muerte: esa es nuestra fe”.

Hasta el momento la región de Loreto cuenta con 10.227 casos de coronavirus y 369 fallecimientos. A nivel nacional, se registran 353.590 casos acumulados y 13.187 víctimas mortales.

 

 

 

 

Instrucción sobre parroquias y evangelización: Presentación de Mons. Andrea Ripa

Subsecretario de la Congregación para el Clero

julio 20, 2020 13:30

Dicasterios
Documentos

(zenit – 20 julio 2020).- Mons. Andrea Ripa, subsecretario de la Congregación para el Clero, ofrece la presentación de la Instrucción sobre parroquias y evangelización: “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”, difundida hoy por el Dicasterio.

En dicha presentación, monseñor Ripa expresa que “la vida de las comunidades parroquiales, con sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias, resuena en Roma, junto al Sucesor de Pedro”, de modo que, el Dicasterio, consciente de los desafíos que estas presentan y con el fin de enfrentarlos, ha elaborado la presente Instrucción, “que pretende brindar una síntesis adecuada al contexto eclesial actual”.

 

Lugar para todos

Otro de los objetivos principales de la Instrucción es recordar que “en la Iglesia hay lugar para todos y cada uno puede encontrar su lugar”, conforme “a la particular vocación recibida, tratando de que todos puedan desplegar los propios carismas en la edificación común y en la misión”.

Así, continúa el texto, se podrá librar a la Iglesia de posibles derivas, como la “’clericalización’ de los laicos, la ‘secularización’ del clero, la conversión de las parroquias en ‘empresas prestadoras de servicios espirituales’ o meras ‘agencias de servicio social’, el individualismo en la vivencia de la fe y del apostolado, el desprecio del instinto de la fe –el sensus fidei– del Pueblo de Dios en el discernimiento de las situaciones y la toma de decisiones, o el olvido de la caridad (diakonia) como dimensión constitutiva de la comunidad cristiana, junto con el anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria) y celebración de los Sacramentos (leiturgia)”.

Igualmente, se ha dado una especial atención a las agrupaciones de parroquias –llamadas “unidades pastorales”–, “vicarías foráneas” y “zonas pastorales”; a la participación de diáconos permanentes, personas consagradas y laicos en la cura pastoral de la comunidad parroquial, “en especial cuando, por escasez de presbíteros, ella no dispone de un sacerdote como pastor propio”; así como a la importancia del Consejo de Asuntos Económicos y el Consejo pastoral, “como instancias de sinodalidad y corresponsabilidad en la conducción pastoral”.

 

“Iglesia en salida”

Además, en la Instrucción subyace la misión, “la Iglesia en salida”, “como criterio guía para la renovación de la comunidad parroquial. Este principio reclama una conversión personal y pastoral, que requiere que todos sus miembros asuman”, en palabras del Santo Padre su “ser parte del pueblo y participar de una identidad común hecha de vínculos sociales y culturales”,

En definitiva, con este texto “se quiere brindar un instrumento para motivar y poner en marcha procesos de reflexión y renovación pastoral de las parroquias, donde todavía no se han comenzado, y, por otra parte, suscitar una profundización, evaluación y eventual corrección de los ya iniciados”, explica la presentación.

A continuación, sigue el texto completo de la presentación de la Instrucción elaborado por Mons. Andrea Ripa.

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Presentación de la Instrucción “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”

“El nuevo Israel, que caminando en el tiempo presente, busca la ciudad futura y perenne (cfr. Hb 13,14), también es designado como Iglesia de Cristo (cfr. Mt 16,18)” (Lumen gentium, n. 9). Ella es el Pueblo que Dios ha constituido, de modo que “le confesara en verdad y le sirviera santamente” (ibíd.).

Este pueblo vive en la historia y participa en la única misión salvífica recibida de Cristo. En efecto, es el Pueblo de Dios quien evangeliza a través de cada uno de sus miembros, en comunión y de modos diversos, personal o comunitariamente; cada uno según su propia vocación, las posibilidades reales que tiene en cada momento y de acuerdo con las responsabilidades que le corresponden o ha asumido.

La parroquia es una célula viva del Pueblo de Dios, cuyos primeros rastros se perciben en la constitución de las Iglesias domésticas o “casas”, en la época apostólica, y que, a lo largo de la historia, se irá configurando hasta adquirir su fisonomía actual, como una comunidad de creyentes, con diversos carismas, bajo el cuidado de un pastor. De ahí, que el Código de Derecho Canónico (can. 515, § 1) defina la parroquia ante todo como “una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular”, y, así como aquellas “casas” del primer siglo eran confiadas por los apóstoles a uno de los hermanos, su “cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio”.

La vida de las comunidades parroquiales, con sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias, resuena en Roma, junto al Sucesor de Pedro, quien preside en la caridad todas las Iglesias. De hecho, en la Congregación para el Clero encuentran eco y apoyo las iniciativas de tantos Obispos que, en comunión con sus hermanos en el episcopado e implicando al Pueblo de Dios, están reformando estructuras eclesiales, tratando de reducir el peso de la burocracia y aumentar la eficacia evangelizadora; también se conoce el compromiso de sacerdotes, personas consagradas, fieles laicos, quienes, respetando y potenciando sus respectivos carismas, sueñan y programan juntos, trabajan y celebran juntos, caminan juntos en espíritu de sinodalidad, en sus parroquias y comunidades; profundizando no sólo en la letra, sino también en el espíritu de los documentos del Concilio Vaticano II y del Magisterio posterior.

Sin embargo, en este Dicasterio se perciben también las dificultades de muchos Obispos para poder dar un pastor a cada parroquia; la tristeza de las comunidades cristianas, cuyas Eucaristías se distancian cada vez más en el tiempo; el cansancio de bastantes sacerdotes que no tienen más remedio que “acaparar” en su persona excesivas responsabilidades parroquiales y diocesanas; el lamento de laicos que no se sienten tratados como miembros corresponsables del Pueblo de Dios; el dolor de personas consagradas que son valoradas únicamente en la medida en que trabajan directamente en estructuras diocesanas y parroquiales; la queja de diáconos permanentes cuyos párrocos no acaban de promover los ministerios que el Espíritu suscita en el Pueblo de Dios; la falta de implicación de tantos cristianos que exigen sacerdotes, sin empeñarse en la promoción de las vocaciones…

Para contribuir a responder a los desafíos que plantea esta vasta realidad, tan diversa y tan extendida, se ha elaborado la presente Instrucción, que pretende brindar una síntesis adecuada al contexto eclesial actual, tanto de la Instrucción interdicasterial “Ecclesia de misterio, acerca de algunas cuestiones sobre la colaboración de los fieles laicos en el ministerio de los sacerdotes”, promulgada el 15 de agosto de 1997, como de la Instrucción “El presbítero, pastor y guía de la comunidad”, publicada por la Congregación para el Clero el 4 de agosto de 2002. Así como en estas instrucciones, la presente no contiene “novedades legislativas” y está destinada solo “a aclarar las disposiciones de las leyes y desarrollar y determinar los procedimientos para llevarlas a cabo” (can. 34 CIC), teniendo en cuenta la experiencia de la Congregación para el Clero en su servicio a las Iglesias particulares.

Otro de los objetivos principales de la Instrucción es recordar que “en la Iglesia hay lugar para todos y cada uno puede encontrar su lugar” en la familia de Dios, conforme a la particular vocación recibida, tratando de que todos puedan desplegar los propios carismas en la edificación común y en la misión. Así se podrá librar a la Iglesia de posibles derivas, como la “clericalización” de los laicos, la “secularización” del clero, la conversión de las parroquias en “empresas prestadoras de servicios espirituales” o meras “agencias de servicio social”, el individualismo en la vivencia de la fe y del apostolado, el desprecio del instinto de la fe –el sensus fidei– del Pueblo de Dios en el discernimiento de las situaciones y la toma de decisiones, o el olvido de la caridad (diakonia) como dimensión constitutiva de la comunidad cristiana, junto con el anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria) y celebración de los Sacramentos (leiturgia).

También se ha dado una especial atención a las agrupaciones de parroquias –llamadas “unidades pastorales”–, “vicarías foráneas” y “zonas pastorales” (cfr. Apostolorum successores, art. 215b y 219). Otro aspecto al que se ha prestado una consideración particular es la participación de diáconos permanentes, personas consagradas y laicos en la cura pastoral de la comunidad parroquial, en especial cuando, por escasez de presbíteros, ella no dispone de un sacerdote como pastor propio. También se ha subrayado la importancia del Consejo de Asuntos Económicos y el Consejo pastoral, como instancias de sinodalidad y corresponsabilidad en la conducción pastoral, en especial en el discernimiento de lo que el Señor está pidiendo a la misma comunidad, en su realidad concreta.

En estos y otros aspectos de la Instrucción subyace la misión, “la Iglesia en salida”, como criterio guía para la renovación de la comunidad parroquial. Este principio reclama una conversión personal y pastoral, que requiere que todos sus miembros asuman su “ser parte del pueblo y participar de una identidad común hecha de vínculos sociales y culturales”, como recordaba el Papa Francisco en una entrevista (concedida al P. A. Spadaro, S.J., en 2016 y publicada al inicio del volumen En tus ojos está mi Palabra).

En síntesis, con esta Instrucción se quiere brindar un instrumento para motivar y poner en marcha procesos de reflexión y renovación pastoral de las parroquias, donde todavía no se han comenzado, y, por otra parte, suscitar una profundización, evaluación y eventual corrección de los ya iniciados.

Teniendo presente la diversidad de las comunidades parroquiales, en las diversas partes del mundo, la presente Instrucción, al mismo tiempo teológico-pastoral y canónica, no puede ni debe ofrecer indicaciones demasiado concretas, sino criterios generales y normas que deben ser actualizadas, en la diversidad que caracteriza el Pentecostés eclesial.

La Instrucción, en definitiva, busca promover la “conversión pastoral” de la comunidad parroquial en el dinamismo de la realidad eclesial actual que, tal como lo formulara el Papa Francisco, comprende, por un lado, que “la parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad… si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo ‘la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas’…” (Evangelii gaudium, n. 28); y, por otro, constata que “tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión” (ibíd.).

 

Mons. Andrea Ripa
Subsecretario
Congregación para el Clero

Ciudad del Vaticano, 20 de julio de 2020

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

Colombia: Mensaje de los obispos tras la Asamblea Plenaria

Invitan a superar “pandemias históricas”

julio 20, 2020 17:52

Iglesia Local

(zenit – 20 julio 2020).- La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) difunde el mensaje de los obispos católicos al término de la 110 Asamblea Plenaria, desarrollada virtualmente la primera semana de julio del año en curso.

El documento, titulado “Para superar todas las pandemias: esperanza, compromiso y unidad”, surge en el contexto de la conmemoración de los 210 años de la firma del acta de independencia de Colombia y ante la realidad actual, marcada por complejos procesos sociales agudizados por la emergencia sanitaria de la COVID-19.

 

Pandemias históricas

En el texto, retomando las palabras del Papa Francisco, los prelados invitan “a tomar conciencia de que la pandemia del coronavirus desenmascara nuestra vulnerabilidad y descubre las falsas seguridades sobre las que hemos construido nuestra vida personal y social”.

En esta línea, alertan sobre algunas de las “pandemias históricas” : “la ya profunda brecha social, la pobreza, el desempleo, la marginación, la falta de oportunidades para las comunidades más vulnerables, las deficiencias estructurales de los servicios de salud y de educación, la corrupción tanto pública como privada, el narcotráfico y el microtráfico, el asesinato de líderes sociales, los atentados contra la vida y la dignidad humana, los actos contra la naturaleza y la infraestructura, y, sobre todo, la guerra, la violencia y la muerte en sus diversas formas y expresiones”.

 

Dar pasos hacia la transformación

Para el caso específico de Colombia, los obispos animan a emprender los pasos necesarios para “transformar este momento difícil y complejo en la oportunidad de construir algo nuevo y mejor para todos”.

Para ello, los miembros del episcopado explicitan que es preciso dar el paso hacia: la fe en Dios, la esperanza, la unidad, la solidaridad, la equidad, la reconciliación y la paz, la ética y el bien común, la familia y el cuidado de la casa común.

Estos desafíos serán compartidos nuevamente, a través de las redes sociales institucionales de la Conferencia Episcopal Colombiana (en Facebook, Twitter e Instagram), a partir de hoy, 20 de julio.

El episcopado invita a reflexionar en ellos, ponerlos en práctica y orar juntos por el bien del mundo, de Colombia, por la superación “de los flagelos sociales que impiden el desarrollo integral y por el fin de la pandemia que nos aqueja”.

 

 

 

 

Movimento Católico por el Clima lanza curso de Animadores Laudato si’

Líderes contra el cambio climático

julio 20, 2020 12:05

Ecología
Iglesia y Mundo

(zenit – 20 julio 2020).- El Movimiento Católico Mundial por el Clima lanza el curso de formación para convertirse en Animadores Laudato si’, esto es, líderes de la acción católica contra el cambio climático.

El curso comienza hoy 20 de julio y dura 5 semanas, informa el propio Movimiento en su página web. No obstante, la inscripción al mismo permanece abierto hasta el 15 de agosto a través de este enlace.

El Movimiento Católico Mundial por el Clima trabaja dentro de la Iglesia Católica para cuidar mejor de la casa común. El documento fundador del mismo es la Encíclica del Papa Francisco sobre el cambio climático y la ecología, Laudato si’, que este año celebra su V aniversario.

 

Objetivos de la formación

Los objetivos del curso de Animador Laudato si’ son aprender cómo esta Encíclica es parte de la Doctrina Social de la Iglesia para proteger la dignidad humana y el bien común; comprender las causas del cambio climático y cómo afecta a “los más pequeños”; descubrir la conexión profunda con esta crisis y con el movimiento que lo está resolviendo.

Igualmente, pretende ejercitar el liderazgo en la comunidad, y reflexionar sobre su crecimiento; conectar con la fe y los valores que atesoramos; comprometerse en el camino de la conversión ecológica, protegiendo a los hermanas y hermanos y a la casa común que compartimos.

A lo largo del curso, los participantes se unen a una comunidad católica mundial en módulos de aprendizaje que avanzan semana tras semana.

 

Materiales

El Programa de Animadores brinda materiales formativos durante julio y agosto de aproximadamente 10 horas distribuidas en 5 semanas sobre ecología integral mediante una plataforma que permite hacerlo mayoritariamente con cierta flexibilidad.

Además, el participante deberá realizar un proyecto sencillo durante el Tiempo de la Creación, del 1 de septiembre al 4 de octubre. El curso incluye lecturas semanales, videos, participación en 4 seminarios web (o ver las grabaciones), completar talleres, escribir reflexiones y participar en grupos de discusión en línea.

También están programados seminarios online opcionales como apoyo adicional de la comunidad mundial a medida que se desarrolla el proyecto comunitario.

Al finalizar el mismo, se otorgará un certificado que les permitirá unirse a la comunidad de Animadores Laudato si’ de su país y del mundo.

 

Tiempo de la Creación

Tras obtener el grado de Animador, cada persona puede trabajar con su comunidad para organizar un evento que lleve Laudato si’ a la vida durante el Tiempo de la Creación.

Esta es una celebración anual, entre el 1 de septiembre y el 4 de octubre, de oración y acción para proteger la creación en la que participan cristianos de todas las denominaciones y promovida por varios líderes religiosos de alrededor del mundo.

 

 

 

 

Latinoamérica y Caribe: “Celebremos”, aplicación para implantar bioseguridad en las parroquias

Ante la reapertura de los templos

julio 20, 2020 17:05

Iglesia Local

(zenit – 20 julio 2020).- “Celebremos” es el nombre de la aplicación web creada para facilitar la implementación de los protocolos de bioseguridad en las parroquias y templos de América Latina y el Caribe.

Según informa el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en una nota, se trata de una herramienta tecnológica desarrollada en Colombia por la universidad Católica del Norte, la diócesis de Santa Rosa de Osos y la organización Innovapues.

 

Gestionar eventos de las parroquias

Esta aplicación permitirá gestionar, desde el celular o el ordenador, los eventos de la parroquia de manera práctica y respondiendo a los protocolos dispuestos por las autoridades sanitarias para la reapertura de templos y la reactivación de la vida pastoral.

Gracias a ella, los párrocos y sus colaboradores podrán, entre otras tareas, crear eventos y celebraciones de acuerdo con su agenda, controlar el límite de visitantes por celebración, organizar el acceso de los fieles inscritos, llevar el registro de la temperatura, enviar las respectivas notificaciones al correo electrónico de sus fieles y generar un reporte de estadísticas de gran utilidad para las parroquias.

 

Inscripción web

Una vez que los eventos son creados, las personas podrán buscar la parroquia ingresando a https://celebremos.org/e inscribirse para asistir a la celebración. Al ingresar al templo, se podrá hacer el control de acceso de las personas inscritas, registrando su temperatura con un solo clic.

La inscripción de las parroquias es gratuita y aunque esta aplicación web se encuentra en su etapa inicial de implementación, se espera que durante los próximos meses esté disponible en las tiendas de aplicaciones para Android y IOS.

 

Pasos para usarla

Desde este momento se puede hacer uso de esta aplicación web desde el ordenador, siguiendo los siguientes pasos:

  1. Ingresar a https://celebremos.org/
  2. Crear una cuenta, registrar y verificar la misma en el correo electrónico.
  3. Crear una parroquia u organización con los datos reales.
  4. Crear eventos o celebraciones según la agenda para las fechas planificadas.

Una vez que los eventos estén creados, los fieles pueden ingresar en la citada página e inscribirse a la celebración.

 

 

 

 

Teología para Milennials: “La pérdida de un ser querido”

La necesidad “de consolarnos y consolar”

julio 20, 2020 18:05

Análisis

(zenit – 20 julio 2020).- Este lunes, en la sección “Teología para Millennials”, el padre Mario Arroyo Martínez reflexiona sobre la pérdida, la muerte y la necesidad de consolarnos y consolar, especialmente urgente en estos tiempos de pandemia del coronavirus.

Para el sacerdote, “el auténtico consuelo exige la verdad cabal. En estas circunstancias, si tenemos fe, esta se pone a prueba, ¿es un consuelo simbólico y edulcorante? O, por el contrario, ¿es la sobria, cruda y desnuda verdad?”.

El padre Mario Arroyo es licenciado en Filosofía por la Universidad Panamericana, México D.F. Además, tiene un doctorado en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma. Actualmente vive en México y es profesor de Teología en la Universidad Panamericana.

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Una realidad cotidiana, pero que más o menos conscientemente intentamos acallar, es la muerte. Tristemente, sin embargo, ahora, durante la pandemia, se ha tornado frecuente, constante, cercana. Imposible así darle la espalda. Abruptamente somos arrojados, cara a cara con ella, querámoslo o no. No podemos simular que no está ahí, hacer como si no existiese, vivir de espaldas a ella. Y junto con ella, otro visitante incómodo, el dolor. En estos días se ha tornado urgente la necesidad de consolarnos y consolar, ¿cómo podremos hacerlo?

En realidad, no nos consuelan las típicas palabritas huecas de ocasión. De nada sirven las mentiras piadosas y amables. La seriedad de la muerte, la realidad del dolor, exigen verdades como respuesta; las simulaciones resultan ofensivas, mejor evitarlas. Frente a la realidad de la muerte y la inevitabilidad del dolor, calibramos la calidad de las verdades que estructuran nuestra vida. Desaparecen los maquillajes y simulaciones, de nada sirven las apariencias. El auténtico consuelo exige la verdad cabal. En estas circunstancias, si tenemos fe, esta se pone a prueba, ¿es un consuelo simbólico y edulcorante? O, por el contrario, ¿es la sobria, cruda y desnuda verdad?

La frecuencia de la muerte, así como la inevitabilidad del dolor, el cual crece exponencialmente ante el drama de la imposibilidad para acompañar de cerca a los seres queridos que se nos van, así como de tributarles las justas honras fúnebres, sacan a flote las verdades que estructuran nuestra vida, nuestros puntos de apoyo existenciales. ¿Es la fe uno de ellos? ¿Se configura como una verdad, capaz de hacer frente al dolor y a la muerte? O, por el contrario, ¿es solo un vago y desvaído recuerdo borroso de la infancia, incapaz de enfrentar la dureza de la vida? Para las personas que tenemos fe, la criba de la muerte y del dolor supone un crudo examen, un inevitable control de calidad.

Mucho se ha hablado del “claroscuro de la fe”. Efectivamente, la fe nos exige confiar: no lo controlamos ni lo sabemos todo. Nos exige un arriesgado ponernos en manos de Dios, particularmente difícil en la prueba del dolor y de la muerte. Pero la fe también es luz, una potente luz al final del túnel del dolor y de la muerte. La fe es semilla de esperanza y de consuelo. ¡Qué distinto enfrentar la realidad del dolor y de la muerte como hechos a la par absurdos e inevitables! ¡Qué diferencia encararlos con el consuelo de la fe! Es decir, sabiendo que el adiós no es definitivo, que en realidad no acabó todo, que nuestros seres queridos comienzan una segunda etapa, con una nueva forma de existir. Que tarde o temprano nos reuniremos. Que el dolor nos sirve para purificarnos del mal que hayamos cometido en nuestra vida, y que no es definitivo ni total, sino preludio del amor y el gozo sin fin.

Ahora bien, se prueba la calidad de nuestra fe, porque, si es auténtica, esto último no son palabritas de consuelo, sino la desnuda y esperanzadora realidad. Si la verdad a veces es cruda, no solamente es cruda, también puede ser esperanzadora. La verdad de la fe lo es. La pregunta es, ¿las personas de fe tenemos la suficiente como para creérnoslo? Es decir, no se trata de “verdades para nosotros”, no es una oda al relativismo, sino de la verdad en sí misma, objetiva, nos guste o no. Ahora bien, “si la fe no nos alcanza” para gestionar el dolor, muchas veces ese mismo sufrimiento se configura como un catalizador de la fe. Cuando los apoyos humanos se desvanecen, no nos queda sino mirar a Dios. Si somos cristianos sabemos que nunca nos rechaza, aunque hayamos sido desamorados y desagradecidos con Él.

Frente a la situación actual, donde el dolor se multiplica y crece, para escapar del sinsentido y del absurdo al que nos avoca la desesperanzada y cruda visión materialista, no nos queda sino fomentar la espiritualidad. En ella descubrimos cómo la separación de nuestros seres queridos no es definitiva, y comienza un nuevo modo de relacionarnos con ellos. Se establece una nueva forma de comunión interpersonal, ya no sensible, sino espiritual, a través de la oración y la eucaristía. Pero comunión verdadera, real, eficaz y afectiva. Frente al luto las lágrimas son un bálsamo, nos sirven de mucho. Pero a nuestros difuntos les sirven más nuestras oraciones. La fe denomina a Dios Espíritu Santo como “Consolador”. A Él le pedimos nos guíe por el camino del consuelo en medio del dolor, de forma que, si el sufrimiento crece, la fe lo haga aún más.

 

 

 

 

Vaticano: El Papa nombra al presidente del Fondo de Asistencia Sanitaria

Dr. Giovanni Battista Doglietto

julio 20, 2020 10:30

Ciudad del Vaticano

(zenit – 20 julio 2020).- El Papa Francisco nombró director del Fondo de Asistencia Sanitaria del Vaticano (FAS) al italiano Giovanni Battista Doglietto, el pasado 18 de julio de 2020.

Doglietto ha sido jefe médico del Departamento de Cirugía Digestiva del Hospital Gemelli (desde 1996) y fue el primer asistente del profesor Crucitti, quien operó a Juan Pablo II después del intento de asesinato del 13 de mayo de 1981.

Piamontés nacido en 1948 en Sparona, Giovanni Battista Doglietto dirigirá la estructura que proporciona servicios de salud al Vaticano. Sucede a Stefano Loreti, a quien asistió durante un año.

También es profesor en la Facultad de Medicina y Cirugía del Hospital Gemelli de Roma y es autor de más de 500 trabajos científicos, en particular sobre la cirugía de los cánceres del sistema digestivo. Siguió al papa polaco durante varias hospitalizaciones en el Gemelli.

En una entrevista a Vatican News, el presidente de la FAS, monseñor Luigi Mistò, explicó que este Fondo proporciona asistencia sanitaria al personal del pequeño Estado Vaticano, tanto “en servicio como retirado”.

Arraigada en la Doctrina Social de la Iglesia, la FAS “mantiene siempre en el centro a la persona enferma” y pide a todos los empleados una contribución solidaria en función de sus recursos y de su situación familiar. El reembolso de la atención está garantizado independientemente de la contribución. Un sistema adoptado por muchos Estados, señala Mons. Mistò.

En 2017, un nuevo Consejo de Administración puso en marcha un proceso de reforma para lograr una mayor eficiencia y transparencia. Esta reforma ha permitido un ahorro de 3,6 millones de euros en 2017 y de 1,4 millones de euros en 2018.

La FAS no tiene capital y no realiza inversiones, como su presidente precisa: “lo que se ha ahorrado del presupuesto aprobado no puede ser retenido y/o utilizado para inversiones de ninguna naturaleza, sino que debe ser devuelto a las administraciones que financian el Fondo”.

 

 

 

 

San Lorenzo de Brindisi, 21 de julio

Doctor de la Iglesia y doctor evangélico

julio 20, 2020 09:00

Testimonios

 

“Excelso capuchino, doctor de la Iglesia y doctor evangélico, maestro en virtud y sabiduría. Recorrió gran parte de Europa difundiendo el Evangelio y extendiendo el carisma al que fue llamado”

Al día siguiente de nacer en Brindisi, Italia, el 22 de julio de 1559, Lorenzo fue bautizado con el nombre de Julio César. Tal vez sus padres intuían que él también sería grande, infinitamente más que el valiente emperador y líder romano, porque este niño estaba llamado a dar gloria a Cristo y a su Iglesia, de la que a su tiempo sería nombrado doctor. El pequeño era delicioso en su trato: afable, sencillo, dócil y humilde, virtudes que se acrecentarían con los años. De modo que tras la muerte de su padre cuando él tenía 7 años, y fue acogido en el convento entre los niños oblatos, su presencia en las aulas constituyó una bendición. Además de su excelente carácter, tenía inteligencia, y una memoria excepcional, lo cual hizo de él un alumno más que aventajado. Perdió a su madre en la adolescencia y fue enviado a Venecia junto a un tío sacerdote que estaba al frente de un centro docente privado. Allí tomó contacto con los padres capuchinos y decidió ingresar en la Orden. Entró sabiendo lo que significaba la vida de consagración, con sus renuncias y contrariedades. Pero cuando el superior le informaba, simplemente preguntó: “Padre, ¿en mi celda habrá un crucifijo?”. Al recibir respuesta afirmativa, manifestó rotundo: “Pues eso me basta. Al mirar a Cristo crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor a Él cualquier padecimiento”.

Tomó el hábito en 1575 y el nombre de Lorenzo. Profesó en 1576 y se trasladó a Padua para cursar estudios de lógica, que completó después en Venecia con los de filosofía y teología. En esta etapa ya comenzó a atisbarse su extraordinaria capacidad para penetrar en problemas de índole antropológica y teológica. La Sagrada Escritura no tenía secretos para él. Tanto es así, que confidenció a un religioso que de perderse la Biblia podría recuperarse plenamente porque la tenía grabada en su mente. Fue autodidacta en el estudio de las lenguas bíblicas sorprendiendo hasta a los propios rabinos con su excepcional preparación y dominio de la literatura rabínica. La oración y el estudio eran los polos sobre los que gravitaba su vida; no podía decirse donde comenzaba la una o culminaba la otra, y viceversa. Aludía a la oración diciendo: “¡Oh, si tuviésemos en cuenta esta realidad! Es decir que Dios está de verdad presente ante nosotros cuando le hablamos rezando; que escucha verdaderamente nuestra oración, aunque si solo rezamos con el corazón y con la mente. Y no sólo está presente y nos escucha, sino que puede y desea contestar voluntariamente y con máximo placer nuestras preguntas”.

Ordenado sacerdote en Venecia en 1582 se convirtió desde entonces en un ministro de la Palabra fuera de lo común. Poseía para ello unas dotes formidables a todos los niveles. La predicación la conceptuó como: “Misión grande, más que humana, angélica, mejor divina». Los fieles que le escuchaban quedaban subyugados porque hablaba «con tanto celo, espíritu y fervor, que parecía salirse fuera de sí, y, llorando él, conmovía también al pueblo hasta las lágrimas”. Cuidaba sus sermones con oraciones que podían prolongarse varias horas, y penitencias. La celebración de la Santa Misa, usualmente de larga duración, junto a su meditación en los pasajes evangélicos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo eran igualmente prioritarias en su quehacer. A la exigencia del carisma capuchino, añadía mortificaciones diversas aún a costa de su salud. Pero se preparaba para ser un santo sacerdote. Su “libro” era la Sagrada Escritura. Para dilucidar lo que debía decir se postraba a los pies de una imagen de María, tomando nota in situ de lo que le era inspirado. En Cuaresma su comida, que ya era frugal de por sí, se reducía a la mínima expresión.

Fue lector, guardián, maestro de novicios, vicario provincial, provincial, definidor general y general de la Orden. Fidelísimo y obediente cumplidor en todas las misiones, destacaba también por sus dotes diplomáticas; eran singulares. Así logró, entre otras, la reconciliación de gobernantes enemistados, y defendió a la Iglesia ante los turcos. Su dominio de lenguas, entre las que se hallaba la hebrea, le permitió llevar a cabo exitosamente la misión que el papa Clemente VIII le encomendó: la conversión de los judíos. Impulsó la fundación de la Orden en Praga superando toda clase de pruebas y dificultades, penurias y enfermedades, injurias y atropellos. La fecundidad apostólica que surgía tras su predicación le atraía no pocas hostilidades de los adversarios de la fe. Abrió otros conventos en Europa, entre ellos los de Viena y Graz. Cuando fue elegido general tenía 43 años y un vastísimo territorio que visitar; lo hizo a pie. Así recorrió gran parte de Italia y de Europa; pasó también por España. Nunca aceptó tratos de favor; quiso ser considerado como los demás y participó en todas las tareas domésticas con humildad y gozoso espíritu. Dejó escritas numerosas obras. Los grandes hombres, gobernantes y religiosos se rindieron a este santo que falleció en Lisboa el 22 de julio de 1619, cuando tenía 60 años. Había ido con la intención de entrevistarse allí con el rey de España, Felipe III, para mediar por los derechos de los ciudadanos napolitanos vulnerados por el gobierno local. Fue canonizado por León XIII el 8 de diciembre de 1881. En 1959 Juan XXIII lo declaró doctor de la Iglesia, añadiendo el título de doctor Evangélico.