Servicio diario - 28 de julio de 2020


 

El proyecto “Papa para Ucrania” ha ayudado a un millón de personas
Rosa Die Alcolea

EXCLUSIVA: “Dejen que Santa Sofía sea como es”: El cardenal Bo denuncia su conversión en mezquita
Deborah Castellano Lubov

199º aniversario de la independencia de Perú: Monseñor Cabrejos preside la Misa
Larissa I. López

El secretario del Papa egipcio culmina su misión el próximo sábado
Rosa Die Alcolea

COVID-19: Prefacio del Papa para el libro ‘Comunión y esperanza’
Larissa I. López

Manos Unidas denuncia el “tráfico de novias” en China
Larissa I. López

El Salvador: El coronavirus provoca la suspensión de las fiestas patronales
Larissa I. López

“La participación de las mujeres en el gobierno de la Iglesia”, por Agnès Desmazières
Anita Bourdin

Evangelio del domingo 2 de agosto: Comentario del padre Antonio Rivero
Antonio Rivero

Santos Luis Martin y Celia Guérin, 29 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

El proyecto “Papa para Ucrania” ha ayudado a un millón de personas

Desde que nació, en 2016

julio 28, 2020 18:43

Papa Francisco

(zenit – 28 julio 2020).- El proyecto “Papa para Ucrania” cumple 4 años con un balance de 15 millones de euros invertidos y un millón de personas ayudadas, según informa Vatican News este martes, 28 de julio de 2020, en su edición en español.

Con la iniciativa “Papa para Ucrania”, puesta en marcha en junio de 2016, el Papa Francisco quiso mostrar su profundo afecto y solidaridad con todo el pueblo ucraniano y con quienes sufren como resultado de las prolongadas condiciones dramáticas causadas por la guerra, sin distinción alguna por motivos de religión, confesión o etnia.

Durante años, Francisco ha multiplicado los llamamientos en favor de las poblaciones desplazadas de Ucrania oriental y los gestos de solidaridad con las regiones afectadas por la guerra, en particular mediante el establecimiento de este fondo “Papa para Ucrania”, supervisado en persona por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin en 2016.

Monseñor Eduard Kava, obispo auxiliar de Leópolis, ha detallado en una entrevista a Vatican News en qué se traduce esta ayuda para su diócesis: “Tenemos a nuestra disposición calefacción, medicinas, ropa y alimentos, herramientas para higiene y apoyo psicosocial. Proyectos que han sido completados y ahora queda el trabajo de suministro de maquinaria para un hospital dedicado a los niños”.

 

Al servicio de los pobres

Esta ayuda humanitaria, encomendada a la supervisión del Departamento del Servicio de Desarrollo Humano Integral, se ha llevado a cabo en los últimos años sobre el terreno -mediante la colaboración constante de la Nunciatura Apostólica- por un Comité Técnico con sede en Zaporizha, durante el primer año, y por la Secretaría Técnica con sede en Kiev para el año siguiente, ha indicado el prelado polaco. A su lado, en completa sintonía, trabajan las organizaciones caritativas de la Iglesia, pero también otras denominaciones cristianas y organizaciones internacionales encargadas específicamente.

Monseñor Kava opina que es “un bello signo de ecumenismo”, y señala que se trata de un trabajo hecho verdaderamente “en unidad, al servicio de los pobres, de los niños con dificultades vinculadas a las tensiones de la guerra, de las familias numerosas, de los ancianos que lo han perdido todo y que viven con pensiones muy bajas”, recoge el medio de comunicación vaticano.

 

Cercanía del Papa con Ucrania

Entre los numerosos llamamientos del Pontífice por el país, el más reciente tuvo lugar el pasado domingo 26 de julio, al final del rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, cuando pidió el alto el fuego en la zona fronteriza con la región separatista de Donbás.

Asimismo, otra muestra de cercanía del Santo Padre con el pueblo ucraniano y la Iglesia en este país fue la visita del limosnero apostólico, cardenal Konrad Krajewski, a Ucrania los días 17 y 18 de julio de 2020, por invitación del arzobispo católico de Lviv, Mieczyslav Mokshitsky.

 

 

 

 

EXCLUSIVA: “Dejen que Santa Sofía sea como es”: El cardenal Bo denuncia su conversión en mezquita

Como “socavar la libertad de religión o de creencia”

julio 28, 2020 12:05

Justicia y Paz

(zenit – 28 julio 2020).- El presidente de los obispos asiáticos dice que es su responsabilidad denunciar todas las negaciones de la libertad religiosa para todas las religiones perseguidas

“Dejen que Santa Sofía sea como es”, exhorta el cardenal Charles Bo de Yangon, Myanmar, quien dice que su conversión representa un debilitamiento de la libertad de religión.

El presidente de la Federación de Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC) subrayó esto en su mensaje del 24 de julio de 2020, enviado a zenit, sobre Santa Sofía.

Este mensaje sigue el llamado a la oración de los obispos asiáticos del 1 de julio, advirtiendo que la nueva Ley de Seguridad Nacional impuesta a Hong Kong por China podría amenazar seriamente las libertades y los Derechos Humanos. Al denunciar la “Ley de la República Popular de China sobre Salvaguardar la Seguridad Nacional en la Región Administrativa Especial de Hong Kong”, ilustró cómo podría poner en riesgo la libertad de religión.

 

Por la libertad de religión, “iré a los confines de la tierra”

En su declaración sobre Santa Sofía, el cardenal Bo recordó que la libertad de religión o de creencias es un derecho humano fundamental para todos, de todas las religiones y de ninguna. El derecho a elegir, practicar, expresar y cambiar la fe de uno, o no tener fe en absoluto, es la libertad más básica para cualquier alma.

El prelado asiático enfatizó que ha “defendido constante y apasionadamente esta libertad para musulmanes, budistas, hindúes, judíos y cristianos de todas las tradiciones, en mi propio país de Myanmar y en toda Asia”.

“De hecho, –recordó el cardenal Bo– he hablado en defensa de los pueblos musulmanes perseguidos en Myanmar, y seguiré haciéndolo sin dudarlo e inequívocamente. La verdadera libertad de religión requiere respeto por la libertad de práctica de los demás, así como el ejercicio y la defensa de la propia libertad”.

“Por esa razón, la decisión en Turquía de convertir lo que fue durante 1.000 años la catedral más grande del mundo, Santa Sofía, en una mezquita –dijo– me entristece”. Como presidente de la Federación de las Conferencias de Obispos Asiáticos, dijo, “me corresponde a mí decirlo”.

“Trabajo con mis hermanos y hermanas de todas las tradiciones religiosas más importantes todos los días de mi vida. E iré a los confines de la tierra”, dijo el prelado, “para defender sus derechos”.

 

Defenderé los derechos de todas las religiones”

“Defenderé”, dijo el presidente de los obispos asiáticos, “cada mezquita, cada sinagoga, cada templo posible. Y sé que mis compañeros líderes religiosos que trabajan por la paz harían lo mismo por mí. Ese es el espíritu que necesitamos: respetar y defender las libertades de los demás para adorar como deseamos, expresar nuestra fe de acuerdo con nuestras tradiciones, convertirnos libremente de acuerdo con nuestra conciencia, pero nunca ser forzados, nunca imponer y nunca apoderarse o agarrar”.

“En épocas anteriores de la historia, sabemos que la confiscación de los edificios y sitios sagrados de los demás ha causado angustia y amargura incalculables y, en nuestra generación, no deberíamos ser tan tontos como para repetir los errores de la historia”.

Recalcar la reciprocidad es una virtud humana y natural, declaró: “Que Santa Sofía sea como es”.

El cardenal denunció varias injusticias hacia los musulmanes y cómo se ha pronunciado igualmente contra ellos.

“En mi país, Myanmar”, dijo, “las mezquitas han sido arrasadas y yo he hablado, con frecuencia y con cierto riesgo”.

“En China”, continuó, “los musulmanes uigures se enfrentan a lo que equivale a algunas de las peores atrocidades masivas del mundo contemporáneo e insto a la comunidad internacional a investigarlo. En India y Sri Lanka, los musulmanes han enfrentado una violencia espantosa y he condenado tal inhumanidad”.

“De manera similar, en Indonesia”, dijo, “las mezquitas musulmanas Ahmadía han sido destruidas por otros musulmanes, y las iglesias han sido cerradas por la fuerza. En Irán, los bahaíes se enfrentan a un intenso asalto a sus libertades, y en Siria e Irak los lugares sagrados han sido destruidos sin motivo, mientras que, lamentablemente, más cerca de casa, hemos visto el mismo fenómeno en China con los santuarios destruidos, la cruz eliminada de los lugares de culto, e incluso iglesias, como la Iglesia Xiangbaishu en Yixing, demolidas”.

“Convertir Santa Sofía en una mezquita”, declaró el cardenal Bo, “representa un debilitamiento similar de la libertad de religión o creencias, el amor mutuo, el respeto a la dignidad de la diferencia”.

 

¿Qué hace la conversión aparte de dividir?

“En un momento en que la humanidad está sufriendo tensiones intensas debido a la pandemia mundial”, apeló, “tenemos que unirnos, no separar a las comunidades”. “Debemos –alentó– dejar de lado las políticas de identidad, abandonar los juegos de poder, prevenir conflictos étnicos y religiosos y valorar la dignidad de la diferencia entre todos los seres humanos. Y debemos apreciar la diversidad y la unidad que encontramos dentro de ella”.

“¿Cómo convertir lo que una vez fue la catedral más grande del mundo en una mezquita no hace más que sembrar tensiones, dividir a la gente e infligir dolor? ¿Cómo ayuda a unir a la gente el hecho de poner a Santa Sofía en manos de personas que no tienen sentido de su historia y su patrimonio y que destruirán su identidad cristiana? ¿Cómo es la apoderación de Santa Sofía congruente con el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos? No lo es. Simplemente reabre las heridas y exacerba las divisiones en un momento en que deberíamos estar curando a la humanidad”.

 

Se necesita una garantía clara para Hong Kong

Con respecto a Hong Kong, en su mensaje a principios de este mes, el cardenal Bo dijo: “Me preocupa que la ley represente una amenaza para las libertades básicas y los derechos humanos en Hong Kong”, subrayando: “Esta legislación potencialmente socava la libertad de expresión, la libertad de asamblea, libertad de medios y libertad académica”.

“Podría decirse que”, dijo, “la libertad de religión o de creencias está en riesgo”.

Según muchos informes, el cardenal Bo señaló que “la libertad de religión o de creencias en China continental está sufriendo las restricciones más severas experimentadas desde la Revolución Cultural”.

“Incluso si la libertad de culto en Hong Kong no se ve afectada directa o inmediatamente, la nueva ley de seguridad y su amplia criminalización de ‘subversión’, ‘secesión’ y ‘colusión’ con fuerzas políticas extranjeras podría dar lugar, por ejemplo, al monitoreo de la predicación religiosa, la criminalización de las vigilias de oración a la luz de las velas y el hostigamiento de los lugares de culto que ofrecen santuario o sustento a los manifestantes. Rezo para que esta ley no otorgue al Gobierno la licencia para interferir en los asuntos internos de las organizaciones religiosas y los servicios que brindan al público en general”.

Se debe dar una clara seguridad, instó, a mis hermanos obispos y compañeros sacerdotes mientras preparan sus homilías, al clero protestante mientras reflexionan sobre sus sermones, y también a los líderes religiosos de otras religiones que deben instruir a sus comunidades. La participación de los cuerpos religiosos en los asuntos sociales –afirmó– no debe ser perturbada.

“Las disposiciones de la Ley Básica de Hong Kong garantizan la libertad de creencia”, señaló, y preguntó: “¿Se penalizará a los líderes religiosos por predicar sobre la dignidad humana, los derechos humanos, la justicia, la libertad, la verdad? Hemos aprendido de una gran experiencia que donde sea que se socava la libertad en su conjunto, la libertad de religión o de creencias, tarde o temprano, se ve afectada”.

Por estas razones, y “en el espíritu de los profetas, mártires y santos de nuestra fe”, dijo el prelado asiático, “insto a las personas a orar por Hong Kong hoy”.

Aquí está la declaración del cardenal Bo el 24 de julio sobre Santa Sofía:

***

 

Declaración del cardenal Charles Bo sobre Santa Sofía

La libertad de religión o de creencias es un derecho humano fundamental para todos, de cada fe y ninguna. El derecho a elegir, practicar, expresar y cambiar la fe de uno, o no tener fe en absoluto, es la libertad más básica para cualquier alma. Y es una libertad que he defendido de manera constante y apasionada para musulmanes, budistas, hindúes, judíos y cristianos de todas las tradiciones, en mi propio país de Myanmar y en toda Asia.

De hecho, a menudo he hablado en defensa de los pueblos musulmanes perseguidos en Myanmar, y seguiré haciéndolo sin dudarlo e inequívocamente. La verdadera libertad de religión requiere el respeto a la libertad de práctica de los demás, así como el ejercicio y la defensa de la propia libertad.

Por esa razón, la decisión en Turquía de convertir lo que fue durante 1.000 años la catedral más grande del mundo, Santa Sofía, en una mezquita, me entristece. Y como presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, me corresponde a mí decirlo.

No me duele porque quiera negarles a mis hermanos musulmanes lugares de culto. Por el contrario, defiendo su derecho a hacerlo tanto como defiendo a todos. Nada de lo que digo aquí debe ser tomado por aquellos que persiguen a los musulmanes –en Myanmar o más allá– como justificación de sus acciones: nunca puede ser. La persecución de cualquier tipo debe ser contrarrestada por personas de fe, esperanza y amor y por la humanidad. Pero la decisión de convertir a Santa Sofía en una mezquita no puede ser vista como otra cosa que un asalto innecesario a la libertad de religión o creencia.

La fe es un asunto del alma, corazón, mente y espíritu. Los templos de la fe están dentro de las personas, no en los edificios. Sin embargo, los edificios sagrados representan y encarnan la historia, el patrimonio, el arte, la iconografía y la historia de la fe a lo largo de los milenios. Sin embargo, cuando se subvierten, pueden usarse como símbolos de poder y subyugación.

En mi país, Myanmar, las mezquitas han sido arrasadas y he hablado, con frecuencia y con algún riesgo. En China, los musulmanes uigures se enfrentan a lo que equivale a algunas de las peores atrocidades masivas del mundo contemporáneo e insto a la comunidad internacional a investigar. En India y Sri Lanka, los musulmanes han enfrentado una violencia espantosa y he condenado tal inhumanidad.

Del mismo modo, en Indonesia, las mezquitas musulmanas de Ahmadiyya han sido destruidas por otros musulmanes, y las iglesias se han cerrado por la fuerza. En Irán, los bahaíes se enfrentan a un intenso asalto a sus libertades, y en Siria e Irak los lugares sagrados han sido destruidos sin motivo, mientras que, lamentablemente, más cerca de casa, hemos visto el mismo fenómeno en China con los santuarios destruidos, la Cruz eliminada de los lugares de culto, e incluso iglesias, como la Iglesia Xiangbaishu en Yixing, demolidas.

Convertir a Santa Sofía en una mezquita representa un debilitamiento similar de la libertad de religión o de creencias, el amor mutuo y el respeto a la dignidad de la diferencia.

En un momento en que la humanidad está sufriendo tensiones intensas debido a la pandemia mundial, debemos unirnos, no separar a las comunidades. Necesitamos dejar a un lado las políticas de identidad, abandonar los juegos de poder, prevenir conflictos étnicos y religiosos y valorar la dignidad de la diferencia entre todos los seres humanos. Y debemos apreciar la diversidad y la unidad que encontramos dentro de ella.

¿Cómo convertir algo que alguna vez fue la catedral más grande del mundo en una mezquita hace algo más que sembrar tensiones, dividir a las personas e infligir dolor? ¿Cómo poner Santa Sofía en manos de personas que no tienen sentido de su historia y herencia y que destruirán su identidad cristiana ayuda a unir a las personas? ¿Cómo es la apoderación de Santa Sofía congruente con el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos? No lo es. Simplemente reabre las heridas y exacerba las divisiones en un momento en que deberíamos estar curando a la humanidad.

Trabajo con mis hermanos de todas las tradiciones religiosas más importantes todos los días de mi vida. E iré a los confines de la tierra para defender sus derechos. Defenderé cada mezquita, cada sinagoga, cada templo posible. Y sé que mis compañeros líderes religiosos que trabajan por la paz harían lo mismo por mí. Ese es el espíritu que necesitamos: respetar y defender las libertades de los demás para adorar como deseamos, expresar nuestra fe de acuerdo con nuestras tradiciones, convertirnos libremente de acuerdo con nuestra conciencia, pero nunca ser forzados, nunca imponer y nunca apoderarse o agarrar.

En épocas anteriores de la historia, sabemos que la incautación de los edificios y sitios sagrados y sagrados de los demás ha causado angustia y amargura incalculables y, en nuestra generación, no debemos ser tan tontos como para repetir los errores de la historia.

La reciprocidad es una virtud humana y natural.

Dejen que Santa Sofía sea como es

 

+ Charles Bo
Presidente de las conferencias de obispos de la Federación de Asia
Arzobispo de Yangon, Myanmar

 

Traducido por Richard Maher y Rosa Die

 

 

 

 

199º aniversario de la independencia de Perú: Monseñor Cabrejos preside la Misa

Homilía del presidente del episcopado

julio 28, 2020 13:50

Iglesia Local

(zenit – 28 julio 2020).- Con motivo del 199 aniversario de la independencia de Perú, Mons. Miguel Cabrejos, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, celebró ayer, 27 de julio de 2020, la Misa y Te Deum en la catedral de Trujillo.

El 28 de julio de 1821 la nación peruana alcanzaba su independencia de la monarquía española, comenzando así la historia soberana de la Independencia de Perú.

Tradicionalmente, durante todo el mes de julio y especialmente el Día de la Declaración de la Independencia en Lima las banderas peruanas se hacen presente en todo tipo de oficinas, comercios y casas de familia.

 

Fiestas en pandemia

A lo largo de su homilía, monseñor Cabrejos señaló que las estas fiestas de patrias van a ser muy especiales por tres razones. La primera de ellas, el hecho de que los peruanos se encuentra “inmersos en una compleja crisis sanitaria que está causando un dolor muy fuerte en muchas familias”.

En este sentido, el prelado subraya que “la sociedad debe entender que solo queda trabajar en conjunto y cumplir las disposiciones del Gobierno, a fin de superar lo antes posible esta difícil situación”.

 

Año electoral

En segundo lugar, las fiestas patrias van a dar inicio a un año electoral: “El próximo año vamos a celebrar las fiestas patrias con un nuevo gobierno. Por ello, es necesario asumir responsabilidades y compromisos para que, considerando las circunstancias actuales, se pueda llevar a cabo el proceso electoral de la manera más justa y transparente. El futuro del país va a depender de la decisión que tomen millones de peruanos y peruanas”, expresó el también arzobispo de Trujillo.

“Esperamos que nuestra clase política se encuentre a la altura de las circunstancias y pueda contribuir con ideas y programas para desarrollar el país y sacar de la pobreza a millones de personas”, añadió en este punto.

 

Bicentenario del país

En tercer lugar, el presidente del episcopado peruano explica que la celebración de este año constituye “el preludio de las celebraciones del bicentenario del país”.

Por ello, “será de gran importancia que este año se promueva un intenso debate nacional acerca del país que queremos de cara a un nuevo siglo de vida como Estado soberano; es un buen momento para pensar qué hemos logrado y cuáles son los grandes retos que se nos vienen”.

 

Conversión a una “Diaconía Social”

En este contexto, monseñor Cabrejos considera que la sociedad peruana se acerca “al pensamiento del Papa Francisco, quien nos invita a una conversión de la que él llama: Diaconía Social”.

Y explicó que Diaconía Social significa “entender que tengo que servir a los demás, que no estoy sólo en el mundo, que tengo que ver lo que necesita el otro, qué necesidades materiales o espirituales necesita, y añadió que por egoísmo estamos acostumbrados a pasar cerca del que sufre y darle la espalda, sin embargo Jesús, nos pide que sirvamos a los demás como el Buen Samaritano, del cual no conocemos su nombre, un hombre anónimo que cuida al herido, que estaba en la orilla del camino”.

 

Servidores de los demás

En este sentido, remarcó que “al borde del camino de la vida y de la existencia. El Papa Francisco subraya que hay hombres y mujeres como nosotros, hay ancianos y niños que nos piden, con una mirada, que les demos una mano”.

Por eso, continúa, el Papa nos llama a “un proceso de conversión, a la Diaconía Social, a ser servidores de los demás”, porque “Jesús dice: ‘Ni siquiera los que han dado un vaso de agua en mi nombre quedarán sin recompensa’ (Mt 10,42)”. “El Papa nos pide tener valor y que ‘Hagamos latir nuestro corazón frente al necesitado’”, insistió.

Con el fin de lograr todo ello, “es importante la Sinodalidad: en la vida y en la política. Esto significa caminar juntos autoridades y población, clase política, sociedad”, concluyó la homilía.

 

 

 

 

El secretario del Papa egipcio culmina su misión el próximo sábado

Yoannis Lahzi Gaid

julio 28, 2020 14:11

Roma

(zenit – 28 julio 2020).- El sacerdote católico copto monseñor Yoannis Lahzi Gaid terminará su misión como primer secretario personal del Papa Francisco el próximo sábado, 31 de julio de 2020, aunque continuará realizando un trabajo “muy cercano” al Pontífice y a la Santa Sede, según ha señalado Il Sismografo, este martes, 28 de julio de 2020.

Con toda probabilidad, señala el portal informativo, monseñor Gaid, así como los otros dos asistentes personales anteriores del Papa, Alfred Xuareb y Fabián Pedacchio, continuará siendo un colaborador cercano del Santo Padre desde diferentes posiciones y responsabilidades. Monseñor Pedacchio hoy trabaja en la Congregación para los Obispos, Mons. Xuareb es nuncio en Corea y Mongolia.

El sacerdote egipcio regresa a su país para estar cerca de su familia, incluidos varios hermanos, y también para seguir nuevos proyectos pastorales de la Iglesia Católica Copta. Además, en particular, para tratar con numerosos expedientes como miembro del Vaticano, junto con el cardenal Ayuso Guixot, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, del Comité Superior para el logro de los objetivos contenidos en el Documento sobre Fraternidad Humana (4 de febrero de 2019).

Desde el final del pontificado de Benedicto XVI, el arzobispo Gaid ha aparecido como la “voz árabe” del Papa en discursos y catequesis oficiales. Nombrado en abril de 2014, Mons. Lahzu Gaid –nacido en Egipto en 1975– ha prestado un servicio pastoral “inteligente, delicado y rico” a la Iglesia desde las zonas periféricas de Roma y a la Sede Apostólica, informa el citado blog de información católica.

Al concluir regularmente, en 2007, sus estudios eclesiásticos previstos (Derecho Canónico), comenzó su colaboración con el Secretario de Estado, en particular en dos delicadas Nunciaturas: Bagdad (Iraq) y Ammán (Jordania).

 

Secretario actual: Gonzalo Aemilius

Después de todos estos años de pontificado, el cuarto (por ahora último) secretario personal del Papa es el sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius, si bien los asistentes personales anteriores del Papa en estos siete años han sido Alfred Xuareb, Fabián Pedacchio y Yoannis Lahzi Gaid.

El padre Aemilius, nacido en Montevideo, Uruguay, el 18 de septiembre de 1979, fue nombrado en enero de 2020, y sucedió a Mons. Fabián Pedacchio Leániz, argentino de 55 años, cuya partida fue anunciada a finales de 2019, en el marco de una “rotación ordinaria de funciones”.

 

 

 

 

COVID-19: Prefacio del Papa para el libro ‘Comunión y esperanza’

Reflexiones teológicas sobre la pandemia

julio 28, 2020 18:43

Papa Francisco

(zenit – 28 julio 2020).- Las reflexiones del Papa Francisco sobre la era de la COVID-19 se explican en el prefacio del libro Comunión y esperanza publicado por la Librería Editorial Vaticana del Dicasterio para la Comunicación y redactado por el cardenal Walter Kasper y el sacerdote alemán George Augustin, informa Vatican News.

A lo largo del mismo, el Santo Padre señala que las raíces de nuestra vida están en Cristo, en Él está la fuerza para enfrentar los difíciles problemas que nos esperan después de la crisis, en Él está el modelo de cercanía, amor y servicio.

 

Nueva esperanza y solidaridad

Según el medio vaticano, Comunión y esperanza constituye un volumen rico en reflexiones teológicas que puede suscitar una “nueva esperanza y una nueva solidaridad”, basadas en la certeza de que como ocurrió en los primeros difíciles meses de la propagación de la pandemia, también hoy, la presencia del Señor acompaña y alienta a la humanidad.

Efectivamente, la obra ha sido escrita por el cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el padre George Augustin, sacerdote alemán que fundó y dirige el Instituto que lleva el nombre de su compatriota cardenal.

 

Interrogativos fundamentales

Francisco plantea la pandemia como un “tiempo de prueba y elección”. Tal y como expuso en la vigilia de oración del pasado 27 de marzo, el coronavirus, “como una tormenta” sorprendió a todos, cambiando la vida familiar, el trabajo y las actividades públicas y dejando a su paso muerte, penurias económicas y distancia de la Eucaristía y de los sacramentos.

Esta dramática situación, que desenmascara la vulnerabilidad del hombre, su inconsistencia y su necesidad de redención y cuestiona muchas certezas ha desencadenado “interrogativos fundamentales sobre la felicidad” y “sobre el tesoro de nuestra fe cristiana”, escribe en el prefacio.

¿Dónde están las raíces más profundas que nos sostienen a todos en la tormenta? ¿Qué es realmente importante y necesario? La pandemia, continúa el Pontífice “es una señal de alarma” que nos lleva a reflexionar precisamente sobre esto. “Es un tiempo de prueba y elección para que podamos orientar nuestras vidas de una manera renovada a Dios, nuestro apoyo y nuestra meta”.

 

Solidaridad y servicio

En el texto, el Obispo de Roma insiste en su llamado a la “solidaridad” y al “servicio”, contra la “injusticia global” y la indiferencia. De hecho, la situación de emergencia conduce a entender cuánto “dependemos de la solidaridad de los demás y nos empuja a servir a los que nos rodean de una manera nueva”.

«Debemos ser sacudidos por la injusticia mundial”, apunta, “para poder despertar y escuchar el grito de los pobres y de nuestro planeta tan gravemente enfermo”.

 

El contagio del amor

Por otra parte, el Papa Francisco resalta que el inicio de la pandemia coincidió con el tiempo de la Pascua y de ahí procede el mensaje que ilumina el presente y el futuro y evita la parálisis.

Se trata del mensaje de la victoria de la vida sobre la muerte: “La Pascua nos da esperanza, confianza y valor, nos fortalece en la solidaridad” y en la fraternidad, recuerda.

“El peligro de contagio de un virus debe enseñarnos otro tipo de ‘contagio’, el del amor, que se transmite de corazón a corazón. Estoy agradecido por los muchos signos de disponibilidad a la ayuda espontánea y de compromiso heroico del personal sanitario, de los médicos y de los sacerdotes. En estas semanas hemos sentido la fuerza que provenía de la fe”.

 

La Eucaristía, fuerza

El último pasaje del Prefacio está dedicado a la fe en Cristo. En este sentido, el Santo Padre recuerda el “doloroso ayuno eucarístico” que muchos cristianos han experimentado debido al cese de las celebraciones públicas y la solución de emergencia de las transmisiones mediáticas.

No obstante, también subraya que ninguna “transmisión virtual puede sustituir la presencia real del Señor en la celebración eucarística”. A ello se debe la la alegría por la reanudación de la vida litúrgica normal, pues “la presencia del Señor Resucitado en su Palabra y en la celebración eucarística nos dará la fuerza necesaria para afrontar los difíciles problemas que nos esperan después de la crisis”.

Y a toda la humanidad, como Jesús a los discípulos de Emaús repite, como signo de esperanza para el futuro: “¡No tengan miedo! Yo he vencido a la muerte”.

 

 

 

 

Manos Unidas denuncia el “tráfico de novias” en China

Mayor mercado de prostitución del mundo

julio 28, 2020 12:11

Justicia y Paz

(zenit – 28 julio 2020).- Manos Unidas denuncia el “tráfico de novias” hacia China, el mayor mercado de prostitución del mundo, con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, que tendrá lugar el próximo 30 de julio.

De acuerdo a su página web, Manos Unidas , ONG de la Iglesia Católica y voluntarios española, trabaja en estrecha colaboración con 58 países del Sur.

Su misión es la lucha contra el hambre, el subdesarrollo y la falta de instrucción y trabajar para erradicar las causas estructurales que las producen: la injusticia, el desigual reparto de los bienes y las oportunidades entre las personas y los pueblos, la ignorancia, los prejuicios, la insolidaridad, la indiferencia y la crisis de valores humanos y cristianos.

 

“Esclavitud del siglo XXI”

En un comunicado difundido hoy, 28 de junio de 2020, la ONG católica remite a las palabras del Papa Francisco para referirse a la trata de personas “esclavitud del siglo XXI”. Patricia Garrido, por su parte, responsable de proyectos de Manos Unidas en el sudeste asiático, remarca que la trata de personas “sigue siendo una de las peores formas de esclavitud en 2020”.

En cuanto a los factores que favorecen que se produzcan situaciones de trata, la nota señala que son múltiples. Por ejemplo, nacer en un hogar pobre y en una familia monoparental, pertenecer a una minoría étnica, a una familia desestructurada…

“Vivir en países con alto porcentaje de población joven en situación de extrema pobreza y con elevados índices de desempleo, con alta tasa de abandono escolar, con graves carencias en servicios básicos como la sanidad o la seguridad, falta de acceso de las mujeres a educación básica y a recursos financieros… son otras situaciones que propician que mujeres y personas menores de edad sean consideradas mercancías, siendo explotadas incluso por sus propias familias”, explica Patricia Garrido.

 

El “tráfico de novias” hacia China

Manos Unidas subraya una nueva tendencia que está surgiendo en los últimos tres años en el sudeste asiático, y que, efectivamente, es considerado el mayor mercado de prostitución del mundo: el “tráfico de novias” hacia China.

El texto describe que el contexto en el que se encuentran las mujeres en esas regiones no es fácil: la discriminación y la violencia contra la mujer se extiende por países como Laos, Myanmar y Tailandia, donde mujeres y niñas son las responsables de obtener los ingresos familiares, pues en numerosas ocasiones los hombres caen en el consumo de alcohol y drogas ilícitas.

Por otra parte, el acceso a la educación y la salud es muy limitado, así como la disponibilidad de agua, electricidad e infraestructuras básicas. De este modo, “la pobreza obliga a muchas mujeres a emigrar para trabajar en el servicio doméstico, en restaurantes y, sobre todo, en la prostitución”, indica Patricia Garrido.

Tal es el caso de muchas minorías étnicas, en las que las niñas son obligadas a tener relaciones sexuales desde muy jóvenes y, debido a la política de hijo único que China ha tenido por décadas, existe un déficit de mujeres respecto a hombres que aumenta la presión de China sobre países fronterizos.

Esto supone que cada vez más chicas sean vendidas a China para matrimonios forzados: “Los hombres chinos pagan entre 10.000 y 20.000 dólares para traer al país mujeres extranjeras”, afirma Patricia Garrido.

 

La pandemia agrava la situación

El comunicado de la ONG resalta también que la pandemia del coronavirus ha empeorado la situación de las víctimas de trata ya que “los prostíbulos han cerrado a causa del confinamiento y muchas chicas han quedado encerradas allí, pero sin ingresos ni nada que comer”, aseguran desde Alliance Anti Trafic, socio local de Manos Unidas en Tailandia, “organización muy competente con la que llevamos muchos años colaborando, acompañándoles en su trabajo contra esta esclavitud moderna que es la trata de personas”, aclara Garrido.

Por otra parte, Alliance Anti Trafic advierte de que muchas mujeres que han perdido su empleo a causa del confinamiento, emigrarán o entrarán en la prostitución para poder sobrevivir.

También se que las víctimas de la trata tienen menos acceso a los servicios básicos debido a la pandemia, ya que la prostitución es ilegal en Tailandia y a estas mujeres se les ha denegado la ayuda gubernamental prevista para quienes hubieran perdido su empleo. Asimismo, al haber cerrado los prostíbulos, muchas chicas se han introducido en el mercado de la prostitución online, encontrando clientes a través de redes sociales.

 

Manos Unidas contra la trata

Para combatir esta situación, Manos Unidas colabora estrechamente con Alliance Anti Trafic en iniciativas y proyectos puestos en marcha en Laos, Myanmar y Tailandia, países donde se produce la mayor concentración de trata y tráfico de personas.

Las víctimas son niñas que tienen relaciones sexuales desde muy jóvenes y pasan a ser propiedad de los hombres. Frecuentemente, estas chicas desconocen los mecanismos de ayuda, y las nuevas formas de captación y explotación virtual basadas en el uso de las nuevas tecnologías y redes sociales complican la identificación de los delincuentes, lo cual dificulta el poder combatir estos crímenes.

Igualmente, el desplazamiento de las víctimas a las zonas fronterizas, donde los mecanismos de protección institucionales escasean, tampoco facilita la lucha contra la trata.

 

Formación de ex víctimas

Con el fin de  proteger a estas mujeres y activar los mecanismos que permitan disminuir el riesgo de sufrir estos delitos, Alliance Anti Trafic ha creado e implementado, con la ayuda de Manos Unidas, un sistema de detección y notificación de casos de tráfico de personas, que permite identificar a las víctimas de abuso sexual o trata y a aquellas en riesgo de serlo.

Para ello, forma a ex víctimas de trata, para que se conviertan en “agentes del cambio” en sus comunidades y actúen como testigos fiables en los tribunales, así como a voluntarios que conforman una amplia red de detección y notificación de casos de tráfico y explotación de personas.

 

 

 

 

El Salvador: El coronavirus provoca la suspensión de las fiestas patronales

En honor al Divino Salvador del Mundo

julio 28, 2020 17:57

Iglesia Local

(zenit – 28 julio 2020).- A causa de la pandemia del coronavirus, Monseñor José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, anuncia la suspensión de las fiestas patronales de El Salvador, en honor al Divino Salvador del Mundo.

De acuerdo a un comunicado difundido el 26 de julio por el arzobispado de San Salvador, en particular, se anula la procesión del 5 de agosto: “Este año tristemente no podremos celebrar esa multitudinaria procesión que concluye con la impresionante, colmada de aplausos y luces, ‘La Bajada’”.

En cuanto a la Misa del día 6 de agosto, solemnidad de la Transfiguración del Señor, la nota comunica que esta será transmitida por medio de la televisión, radio y redes sociales y que se realizará sin la presencia física de los fieles.

 

Situación de dolor

“El Salvador llora y sufre profundamente, ante una situación de tanto dolor a causa del Covid-19”, expresa monseñor Escobar Alas, “es verdaderamente desolador el panorama, tantas familias abatidas con uno o varios miembros enfermos y a veces toda la familia contagia”, describe.

“La pandemia inmisericorde nos ataca con tanta fuerza, cada vez crece más, no vemos todavía que disminuya, por el contrario, el número de los enfermos y de los que mueren van en aumento”, explica el prelado.

 

Vivir la festividad desde los hogares

Definiendo el periodo actual como un “tiempo inédito”, el arzobispo invita a vivir la festividad desde los hogares, a implorar por el fin de la pandemia y a que el Divino Salvador del Mundo “nos mueva a ser mejores, totalmente solidarios ante el terrible mal que estamos viviendo”.

“Que podamos dejar los intereses egoístas, grupales o partidarios y preocuparnos verdaderamente por nuestros hermanos que están sufriendo, por los enfermos, por los más pobres”, añade.

Según los datos ofrecidos por el Gobierno de este país centroamericano el 27 de julio de 2020, la nación cuenta con 15.466 casos de coronavirus con 417 fallecidos.

 

 

 

 

“La participación de las mujeres en el gobierno de la Iglesia”, por Agnès Desmazières

El debate sobre la mujer en la redacción de un decreto conciliar

julio 28, 2020 08:17

Testimonios

(zenit – 27 julio 2020).- “El Papa Francisco, desde Evangelii gaudium, ha estado fomentando la participación de las mujeres en el gobierno de la Iglesia. No es solo una cuestión de palabras, sino también de hechos, como han demostrado algunos nombramientos recientes en el Vaticano”.

Agnès Desmazières enseña teología en el Centro Sèvres (París, Francia) y propone introducir el diálogo del Papa Francisco en su libro Le dialogue pour surmonter la crise: le pari réformateur du pape François (El diálogo para superar la crisis: el reformador del Papa Francisco) (Salvator, 2019), con un prefacio del P. Alain Thomasset, s.j. y un epílogo del P. François-Marie Léthel, ocd.

El teólogo francés reflexiona sobre el apostolado de los laicos y la corresponsabilidad de los bautizados, y por lo tanto de las mujeres en la Iglesia. Estas palabras son las piedras de la expectativa para la reflexión del próximo Sínodo de los Obispos, en octubre de 2022, sobre la “sinodalidad”.

El tema también fue abordado por el suplemento mensual de L’Osservatore Romano “Mujeres de la Iglesia Mundial”.

 

Agnès Desmazières, en un largo artículo [1], habla de un “silencio” conciliador con respecto a las mujeres, ¿qué significa eso?

Este “silencio” debe entenderse: no es una falta de interés del Consejo por las mujeres, sino un silencio relativo en los documentos conciliares. Se habla mucho de los laicos; también los jóvenes tienen -sobre todo a instancias del futuro Juan Pablo II- derecho a un número en el decreto sobre el apostolado de los laicos, Apostolicam actuositatem, n. 12. Las mujeres apenas se mencionan. La consulta de los archivos del Vaticano, relacionados con el Vaticano II, proporciona una visión muy útil.

En primer lugar, es importante señalar que las mujeres participaron en la labor de reconciliación en una etapa temprana. Tal vez la personalidad secular que ha tenido la influencia más decisiva en la redacción de los documentos conciliares sea la auditora australiana Rosemary Goldie, a la que se consulta muy a menudo y que es autora de numerosos informes. Esta participación fue al principio discreta y oculta. Hubo cierta resistencia a la participación pública y oficial de las mujeres en el Consejo.

Inicialmente, solo los hombres laicos fueron nombrados auditores. Es significativo que, a su llegada a Roma, suplicaron enérgicamente la presencia de sus colegas femeninas. Al frente de los movimientos internacionales de apostolado laico, estaban acostumbrados a trabajar con sus homólogos femeninos y habían trabajado juntos con ahínco para que el papel de los laicos se tuviera en cuenta en el Consejo. Varios obispos, entre ellos el cardenal Léon Suenens, hicieron declaraciones públicas en este sentido, permitiendo a las mujeres, laicas y también religiosas, asistir como oyentes.

Los auditores participaron activamente en la redacción del decreto sobre el apostolado de los laicos y, más aún, en la redacción de la constitución pastoral Gaudium et spes. Los padres conciliares y los expertos teólogos, pertenecientes a la comisión que preparaba la Gaudium et spes, se preocuparon por involucrar estrechamente a los auditores en el trabajo. De hecho, consideraban que los laicos eran particularmente expertos en este diálogo con el mundo y que su opinión era decisiva si el mensaje dirigido por la Gaudium et spes debía dirigirse a todos los fieles y, más allá de ellos, a la humanidad en busca de sentido.

Yves Congar desempeñó un papel importante en este sentido. Simbólicamente, los auditores firmaron en la misma hoja de firmas que los expertos en teología. Se puede decir que hubo una verdadera experiencia de corresponsabilidad en esta edición de Gaudium et spes. Este ejemplo es inspirador para hoy.

No hay que olvidar, sin embargo, que esta experiencia también puede haber sido dolorosa en cierto modo para estas mujeres. Habiendo sido investidos con importantes responsabilidades en sus movimientos religiosos o congregaciones, no se les permitió, por ejemplo, a diferencia de los oyentes laicos, hablar públicamente ante los padres del Concilio en su conjunto.

 

El debate, sin embargo, es anterior al Consejo…

Trabajé particularmente en la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), que sigue activa hoy en día y que, en el momento del Consejo, reunía a 36 millones de mujeres de todo el mundo. Su presidenta en ese momento, la española Pilar Bellosillo, fue auditora en el Vaticano II.

Podemos ver que en esta organización, al igual que en otras, ha habido un proceso de concienciación sobre la dignidad y los derechos de la mujer, así como sobre la importancia de su promoción en la Iglesia y en la sociedad. La filosofía personalista ha desempeñado un papel importante en la afirmación de la dignidad de la persona humana. En esta perspectiva, la relación entre hombres y mujeres se entiende menos en términos de sumisión que en términos de “colaboración”. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial, la UMOFC se pronunció a favor del derecho al voto de las mujeres.

Todo esto es en preparación para el Consejo. En 1961, un año antes de la apertura del Concilio, la UMOFC organizó una reunión internacional sobre “La mujer católica, agente de la unidad en Cristo y en la Iglesia”. Algunas de sus dirigentes participaron, en colaboración con dirigentes masculinos de la Acción Católica, en la redacción de un texto sobre “El lugar de la mujer en la sociedad y en la Iglesia”, que se dirigió al Consejo.

 

¿Qué aporta el examen del caso del Decreto sobre el Apostolado de los Laicos?

La investigación en los archivos del Vaticano revela que ha habido varios intentos de proponer una reflexión sobre las mujeres en el Concilio. Esta cuestión no formaba parte originalmente de la agenda conciliar establecida por Juan XXIII. Sin embargo, la Comisión Preparatoria del Apostolado de los Laicos se ocupó rápidamente del asunto a petición de “asistentes eclesiásticos” (capellanes) de organizaciones femeninas católicas, incluido Antoon Ramselaar, asistente de la UMOFC.

Como primer paso, se planea dedicar al apostolado femenino un capítulo del esquema sobre el apostolado de los laicos. El debate, que sigue siendo interclerical, revela posiciones muy contrastadas sobre el lugar de la mujer en la Iglesia y en la sociedad: las opiniones expuestas, especialmente por los asistentes eclesiásticos –acostumbrados a trabajar con mujeres– despertaron la reticencia de otros miembros.

A continuación, con el fin de reducir la longitud del esbozo, se prevé que el tema ocupe solo un párrafo. Solo entonces se consulta a los laicos, incluyendo a Rosemary Goldie. Solo entonces se consulta a los laicos, incluyendo a Rosemary Goldie. Junto con sus asistentes eclesiásticos, indican que prefieren hablar de los laicos, hombres y mujeres todos juntos. Les gustaría que se pusiera más énfasis en lo que es común en lugar de lo que separa. Es un enfoque inclusivo que domina y, en mi opinión, sigue siendo relevante hoy en día. En un momento en el que se insiste con razón en el lugar de la mujer en la Iglesia, también me parece crucial no olvidar el de los hombres laicos.

Esta preferencia por el “silencio” se debe también a la dificultad de comprender adecuada y positivamente la especificidad del apostolado de la mujer y de tener en cuenta los rápidos cambios en la condición de la mujer. El riesgo es, por ejemplo, querer confinar a las mujeres a “obras de devoción” y a los hombres a “apoyo material de la Iglesia”. Por lo tanto, domina el deseo de reservar el tratamiento de estas cuestiones para un documento posterior en lugar de hacer una reflexión precipitada e insatisfactoria.

Finalmente, en el último minuto, como revelan los archivos del Vaticano, se le pidió a Rosemary Goldie que escribiera algunas líneas generales de aliento para el apostolado de las mujeres. Aparecen en el n. 9 de Apostolicam actuositatem: “Puesto que la mujer tiene hoy una participación cada vez más activa en toda la vida de la sociedad, es muy importante que su participación en los diversos sectores del apostolado de la Iglesia aumente también”. El significado es altamente simbólico: ¡Una mujer escribió una frase del Vaticano II!

 

¿Cuál es el tono específico del pontificado del Papa Francisco hoy en día?

Hay un fuerte compromiso del Papa Francisco con la participación de las mujeres en la vida de la Iglesia. Esto tiene sus raíces en una experiencia de relaciones de trabajo con mujeres – pienso en particular en la influencia de la teóloga española Dolores Aleixandre. El contexto latinoamericano también es importante. El documento de Aparecida indica la necesidad de “superar una mentalidad machista que ignora la novedad del cristianismo” (n. 453).

El documento de Aparecida introduce también la categoría de “reciprocidad”, que retoma el Papa Francisco y que es fundamental para pensar en la relación entre hombres y mujeres y superar ciertas lógicas de complementariedad -exaltando escandalosamente, por ejemplo, la vulnerabilidad, la dulzura, etc. de las mujeres- que pueden de hecho apoyar la perpetuación de formas de opresión. El Papa Francisco nos invita así a considerar la reciprocidad desde la “perspectiva del con” y no desde la “perspectiva del contra” (discurso del Papa Francisco, 7 de febrero de 2015). Aquí encontramos el enfoque inclusivo del Vaticano II: hombres y mujeres, todos juntos corresponsables.

Por otro lado, el Papa Francisco, desde Evangelii gaudium, ha estado fomentando la participación de las mujeres en el gobierno de la Iglesia. No es solo una cuestión de palabras, sino también de hechos, como muestran algunos nombramientos recientes en el Vaticano. Este es un importante campo de reflexión teológica. Como él mismo dice, el Papa Francisco inicia y acompaña un proceso que requiere una búsqueda común de la verdad, más allá de los intereses sectoriales y las ambiciones personales. Esta búsqueda no es sólo teórica, sino también práctica y es una cuestión de testimonio de vida: ¿cómo doy testimonio en mi vida en la Iglesia de la igual dignidad de todos los bautizados?

 

 

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NOTA

[1] Agnès Desmazières, Généalogie d’un ‘silence’ conciliaire: Le débat sur les femmes dans l’élaboration du décret sur l’apostolat des laïcs, Archivos de Ciencias Sociales de las Religiones 61, no. 175 (2016): 297-317.

 

 

 

 

Evangelio del domingo 2 de agosto: Comentario del padre Antonio Rivero

“¿De qué tienes hambre y sed?”

julio 28, 2020 09:00

Espiritualidad

Comentario del Evangelio del domingo, 2 de agosto de 2020, Domingo XVIII del Tiempo Ordinario, escrito por el padre Antonio Rivero L.C. En el texto, el sacerdote reflexiona sobre nuestra profunda hambre y sed.

 

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo A

Textos: Is 55, 1-3; Rm 8, 35.37-39; Mt 14, 13-21

 

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Dios quiere saciar nuestra profunda hambre y sed.

Resumen del mensaje: Dios sabe de nuestra radical hambre y sed. Por eso ha preparado desde siempre platillos sustanciosos y vinos de solera (primera lectura). Pero los fue distribuyendo de a sorbos, no de a golpe. Y cuando ya no aguantó su corazón nos dio a comer generosamente como manjar el Cuerpo y a beber la Sangre de su Hijo Jesucristo, y quedamos satisfechos (evangelio). Con este alimento tendremos fuerzas para satisfacer nuestras necesidades espirituales y salir victoriosos ante las luchas diarias (segunda lectura). E incluso nos sobrará para alimentar a nuestros hermanos necesitados.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, veamos las diversas hambres y los diversos tipos de sed que tiene el hombre de hoy. Hambre y sed de Dios, que si no es canalizada nos hace caer en la tentación paradisíaca “seréis como dioses”. Hambre y sed de espiritualidad, que, si no es orientada se convierte en supermercado donde cada uno satisface sus emociones y sentimientos. Hambre y sed de libertad, que, si no es formada desemboca en libertinaje. Hambre y sed de fama y honra, que si no es purificada nos hace caer en espectáculo apoteósico como a tantos faraones, reyes, guerreros, legisladores, cantores, actores y actrices. Hambre y sed de dinero, que si no es controlada nos roba el sueño y la paz. Hambre y sed de sexo, que, si no es integrado con las otras dimensiones del amor afectivo, amistoso y espiritual, nos devora, engulle y erotiza. Hambre y sed de justicia, que, si no es hermanada con la misericordia, nos empuja a la crueldad. Hambre y sed de salud, que, si no es equilibrada se convierte en fuente de hipocondría. Hambre y sed de descanso, que si no es dosificada es motivo de pereza y holgazanería.

En segundo lugar, Dios en Cristo viene a saciar completamente nuestra hambre y sed interior. Ya desde el Antiguo Testamento, Isaías nos hacía la invitación de Dios: “Acudid por agua…venid, comed sin pagar vino y leche gratis…comeréis bien…”. Esta multiplicación de panes y peces, narrada hoy en el evangelio, es el anuncio y el preludio de lo que Cristo será para todos nosotros: nuestro alimento; anticipo del misterio de la Eucaristía. La metáfora de la comida y de la bebida es muy apropiada para hacernos comprender otros bienes que nos regala Dios: su cercanía, su perdón, su amor. ¡Cuántas veces Jesús utilizó el ambiente de una comida para hacernos sentar a la mesa del perdón y salvación! Ahí está Cristo Alimento en cada misa. Ahí está Cristo Alimento en el Evangelio.

Finalmente, pero también nos encarga “dadles vosotros de comer”. No todo lo hace Dios. No todo lo provee Cristo con su milagro. Cristo da los panes y peces multiplicados a los discípulos, y luego éstos se los dan a la gente. Debemos compartir con Él su compasión y su sintonía con el hambriento, en todos los sentidos de hambre y sed. Somos colaboradores de ese Cristo que quiere saciar el hambre y la sed de la humanidad. ¡Qué triste sería quedarnos en un rincón comiendo a solas el pan de nuestra fe, de nuestra esperanza, de nuestro amor, de nuestra bondad! ¡Qué triste sería no compartir el vino de nuestra alegría, de nuestro optimismo, de nuestra solidaridad, de nuestro consejo! San Juan Pablo II dijo: “Pienso en el drama del hambre que atormenta a cientos de millones de seres humanos, en las enfermedades que flagelan a los países en desarrollo, en la soledad de los ancianos, la desazón de los parados, el trasiego de los emigrantes. No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo y, en particular, por la atención a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo. En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas” (Mane nobiscum Domine, 28). El Papa Francisco también insiste en desterrar de nuestra vida la cultura de la indiferencia ante las necesidades de nuestros hermanos.

Para reflexionar: ¿De qué tengo hambre y sed? ¿A dónde voy a saciar mi hambre y sed? ¿Reparto mi pan con mis hermanos o me lo como a solas?

Para rezar: Señor, te imploro y suplico para que tu pongas en mi vida el deseo, la pasión por buscar el alimento espiritual. Ven a mi vida, Jesucristo, entra en mi vida. Señor, te entrego todo mi ser, confiado en que al hacerlo Tú pondrás en mi vida, el deseo de buscarte y seguirte con fervor y pasión todos los días de mi vida. ¡Gracias Señor, por devolverme el “APETITO ESPIRITUAL”! Y terminemos con el salmo 42:

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,

Así clama por ti, oh, Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;

¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

 

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

 

 

 

 

Santos Luis Martin y Celia Guérin, 29 de julio

Padres de santa Teresa de Lisieux

julio 28, 2020 09:00

Testimonios

 

Padres de Teresa de Lisieux. Ambos vieron frustrado su anhelo de ingresar en la vida religiosa, ideal acogido por todas sus hijas, a las que generosamente secundaron en su vocación”

En condiciones normales lo usual es que los hijos se sientan agradecidos por los padres que les dieron la vida, que reconozcan en sí mismos rasgos dignos de toda consideración que de ellos heredaron. Nada más hondo desde el punto de vista humano que estos lazos de sangre que vinculan a unos y a otros. Si las enseñanzas que impregnan las primeras etapas de la vida, para bien y para mal, dejan una huella imborrable, es fácil comprender que cuando los progenitores son santos el alcance de aquéllas para la prole sea inconmensurable. Teresa de Lisieux tuvo esa gracia. De ahí que dijese: Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra”.

El 19 de octubre de 2008 Benedicto XVI beatificó a los componentes de este virtuoso matrimonio. Y el 18 de octubre de 2015, en pleno Sínodo de la Familia, el Papa Francisco los canonizó. Ninguno de los dos pudo ingresar en la vida religiosa, como desearon, aunque acudieron a sendas órdenes. Luís tocó la puerta del monasterio del Gran San Bernardo, en los Alpes, y Celia la de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La misión de ambos era otra: convertirse en ejemplos de amor y fidelidad conyugal vinculados por la misma fe, y formar una familia en la que sobresalió la benjamina. Porque Teresa bebió de ellos el néctar de su caridad y con tan formidable pilar, junto a la gracia de Cristo y su entrega personal, alcanzó la santidad.

Luis, segundo de cinco hermanos, nació en Burdeos, Francia, el 22 de agosto de 1823. Su padre era capitán del ejército. Eso hizo que durante un tiempo tuviese que vivir en distintos lugares hasta que se afincaron en Alençon. No eligió la carrera militar como él, y quizá debido a su temperamento reflexivo y discreto, amante del silencio, sopesó la opción de aprender un oficio, eligiendo el de relojero. Su formación se había iniciado con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Luego obtuvo las herramientas precisas para su profesión en Bretaña, Rennes, Estrasburgo, el Gran San Bernardo y París. Con 22 años se propuso consagrarse. Pero tenía una seria dificultad con el latín y de su aprendizaje dependía su admisión en el monasterio. Lo intentó con verdadero esfuerzo, pero no consiguió dominar la disciplina, y este sueño quedó atrás. Se instaló en Alençon y regentó su relojería. Era sociable y tenía muchos amigos con los que compartía diversas aficiones. La vertiente espiritual siempre viva en él hallaba eco en el círculo Vital Romet integrado por jóvenes creyentes que eran dirigidos por el abate Hurel. También era miembro de las conferencias de san Vicente de Paúl. Pudo haberse casado con una joven de elevada posición social, pero eludió este compromiso. Vendió una propiedad y adquirió una casa. En ella colocó una imagen de María que le habían obsequiado. Es la conocida “Virgen de la Sonrisa”, que la familia trasladó a Buissonnets, en Lisieux.

Celia nació en Gandelain, Orne, Normandía, el 23 de diciembre de 1831. Era la mediana de tres hermanos. La primogénita fue monja de la Visitación. En cuanto a Isidore, el benjamín, hizo las delicias de la casa, un extremo que apenó a la beata al ver cómo recaían en este único varón todas las atenciones maternas. De modo que tuvo una infancia y juventud dolorosas debido, en parte, al carácter de los padres, pero acentuada también por su sensibilidad. Confió este sentimiento a su hermano sin rubor, reconociendo que para ella esos años fueron: “tristes como una mortaja, pues si mi madre te mimaba, para mí, tú lo sabes, era demasiado severa; era muy buena pero no sabía darme cariño, así que sufrí mucho”.

Residía en Alençon desde la jubilación de su padre. Tras su muerte, la madre fue incapaz de regentar el negocio, un bar, y la falta de recursos económicos afectó a todos. Celia recibió instrucción de las religiosas de la Adoración perpetua que le enseñaron a realizar un primoroso encaje muy valorado en la ciudad. Se dedicó a esta labor porque el día de la Inmaculada de 1851 escuchó esta locución divina: “Debes fabricar punto de Alençon”. Fracasado su anhelo de consagrarse, entendió que estaba destinada por Dios al matrimonio. A su vez, la madre de Luis se había fijado en ella; la consideraba ideal para ese hijo que veía iba cumpliendo años sin pensar en su futuro. Los dos se conocieron un día al cruzar el puente de San Lorenzo. Y tres meses más tarde, el 13 de junio de 1858, se casaron.

De común acuerdo, durante diez meses vivieron como hermanos, en una perfecta castidad conyugal, hasta que el confesor les recordó el gesto generoso de dar hijos a Dios. Tuvieron nueve; cuatro fallecieron de forma prematura. A los 45 años a Celia se le detectó un tumor maligno. No sobrevivió mucho tiempo a este diagnóstico; murió el 28 de agosto de 1877. Luís, que entonces tenía 54 años, continuó sacando adelante a los hijos, aunque ya hacía tiempo que había dejado su trabajo para apoyar el negocio de bordado, y estaba implicado en su educación. Siguió infundiéndoles la vida de piedad que había llevado junto a Celia: oraciones, rezos, asistencia a Misa, confesión, actividad incesante en la parroquia… Acompañó a sus hijas al umbral del convento, y afrontó el dolor de separarse de Teresa, que tenía 15 años cuando se hizo religiosa. En las cartas de la santa se constata la progresiva disminución de facultades mentales que su querido padre fue sufriendo hasta fallecer en el sanatorio de Caen, donde estaba internado, el 29 de julio de 1894.

La madre había manifestado en una ocasión: “No vivíamos sino para nuestros hijos; eran toda nuestra felicidad y solamente la encontrábamos en ellos”. Y siendo así, Luis entregó generosamente a Dios a sus cinco hijas, diciendo: “Ven, vayamos juntos ante el Santísimo a darle gracias al Señor por concederme el honor de llevarse a todas mis hijas”. Ciertamente, ambos son un ejemplo para todos los padres.