Colaboraciones

 

La civilización de la post pandemia

 

 

03 agosto, 2020 | por José Ramón Talero


 

 

 

 

 

La civilización es la exquisitez de las tradiciones, la educación es el camino para lograr que la cultura y la civilización consigan que el individuo entienda la vida.

Habitamos en una cultura, donde rechazamos lo humano para encaminarnos a lo trivial, la dirección está desorientada, naufragamos. Hay que optar por convenciones sorprendentes, pero razonadas, a los sucesos viables, pero no irrebatibles.

Simplificamos la educación, minusvaloramos la instrucción y consideración a los demás, aumentamos la ordinariez y la zafiedad, desarrollamos la flexibilidad y falta de razones seguras hacia el bien general de todos, la justicia desnivela su peso. Estas actuaciones han convergido en la inestabilidad, la falsedad, las corruptelas en magnitudes colosales, originando el declive de la sociedad.

Tenemos que encontrar de nuevo la confianza, el brío, el agrado, la liberación y fundamentalmente la estabilidad para distribuirla. Desechemos la falta de ética y de deferencia a los demás, sensibilizando a la colectividad.

El compendio de libertad, condescendencia, albedrío, apertura, análisis, son ciertamente, inherentes de la convicción erudita clásica. No conseguiremos aclarar la verdad, si nos ofuscamos con doctrinas o credos que no comunican de manera transparente la consideración al diferente.

Realmente es primordial educar a las personas, ciudadanos cultos, ciudadanos libres. Un pueblo culto conduce a una sociedad más libre, más legal, más altruista, más considerada con las opiniones y dogmas de los demás.

La indeterminación, de la sociedad en la que vivimos, declina de forma veloz desde hace mucho tiempo, no admitiendo este escenario real que los medios de comunicación, a veces nos muestran (las hambrunas, las enfermedades, las guerras…)  Nos inquietamos en el instante, y en seguida lo admitimos con resignación. Las miserias del ser humano justifican todo.

¿Qué hacíamos antes por los que padecían? acallamos nuestras conciencias con algunas ayudas, pero el horror y la muerte no se acaban nunca.

Ahora con esta pandemia nos ha tocado al resto de la humanidad vivir esa incertidumbre, esa angustia, esa desolación que deberemos compartir entre todos los habitantes del planeta.

Ojalá construyamos una civilización más humana.