Servicio diario - 23 de septiembre de 2020


 

AUDIENCIA GENERAL
Audiencia general: Solidaridad y subsidiariedad para salir de la crisis
Rosa Die Alcolea
Resumen de la catequesis del Papa

PAPA FRANCISCO
Fiesta del Padre Pío, “incansable dispensador de la misericordia”
Rosa Die Alcolea
El Papa lo evoca en la audiencia general

IGLESIA LOCAL
Líbano: El cardenal Rai pide de nuevo ayuda para restaurar el país
Larissa I. López
“No dejen que caiga en desesperación”

AUDIENCIA GENERAL
Catequesis del Papa: Construir un futuro con la contribución de todos
Rosa Die Alcolea
Ciclo sobre COVID-19 “Curar al mundo”

PAPA FRANCISCO
El Papa llama a educadores de Filipinas a formar “auténticos testigos de la fe”
Larissa I. López
Mensaje del Santo Padre

AUDIENCIA GENERAL
Saludo del Papa al pueblo de Cuba, cinco años después de su viaje
Rosa Die Alcolea
Cercanía a los obispos

AUDIENCIA GENERAL
El Papa, el primero en tocar la campana de “La voz de los no nacidos
Rosa Die Alcolea
Iniciativa polaca “Sí a la Vida”

IGLESIA LOCAL
Estados Unidos: Iglesia hispana y crisis de COVID-19
Enrique Soros
Estrategias para ser “Iglesia en misión”

ECOLOGÍA
Italia: Presentada una guía sobre buenas prácticas de ecología integral
Larissa I. López
Para comunidades y parroquias

IGLESIA LOCAL
Colombia: Obispos llaman a poner fin a las masacres violentas en el país
Larissa I. López
Tras las 10 últimas víctimas

ANÁLISIS
Monseñor Felipe Arizmendi: “Otras pandemias”
Felipe Arizmendi Esquivel
“Sanar nuestro entorno”

TESTIMONIOS
Beata Columba Gabriel, 24 de septiembre
Larissa I. López
Fundadora de las Hermanas Benedictinas de la Caridad


 

 

 

Audiencia general: Solidaridad y subsidiariedad para salir de la crisis

Resumen de la catequesis del Papa

septiembre 23, 2020 11:57

Audiencia General

(zenit – 23 sept. 2020).- “El camino para salir de esta crisis es la solidaridad, que necesita ir acompañada de la subsidiariedad” ha anunciado el Papa Francisco esta mañana en la audiencia general.

Este miércoles, 23 de septiembre de 2020, el Santo Padre ha dedicado la catequesis al tema “Subsidiariedad y virtud de la esperanza”, inspirado en la primera carta de san Pablo a los Corintios (1 Cor 12,14.21-22.24-25), en la que podemos leer que “Un solo miembro no basta para formar un cuerpo, sino que hacen falta muchos”.

¿Y qué es la que es subsidiariedad? El Pontífice lo ha definido como el principio que favorece que cada uno ejercite el papel que le corresponde en la tarea de cuidar y preparar el futuro de la sociedad, en el proceso de regeneración de los pueblos a los que pertenece.

 

“Nadie puede quedarse fuera”

“Nadie puede quedarse fuera”, ha recalcado el Santo Padre. “La injusticia provocada por intereses económicos o geopolíticos tiene que terminar, y dar paso a una participación equitativa y respetuosa”.

Esta crisis, provocada por la pandemia del coronavirus, “no es solo sanitaria sino también social, política y económica”, ha recordado el Obispo de Roma. “Para salir de ella todos estamos llamados, individual y colectivamente, a asumir nuestra propia responsabilidad”, ha expresado.

Sin embargo, el Pontífice advierte que hay personas y grupos sociales que no pueden participar en esta reconstrucción del bien común “porque son marginados, excluidos, ignorados, y muchos de ellos sin libertad para expresar su fe y sus valores”.

 

Todas las partes del cuerpo

De modo que invita a escuchar la lectura de la carta de San Pablo leída hoy en la audiencia general, en la que se nos recuerda “cómo todas las partes del cuerpo, sin excepción, son necesarias”. A la luz de esta imagen, señala, “vemos también cómo la subsidiariedad es indispensable, porque promueve una participación social, a todo nivel, que ayuda a prevenir y corregir los aspectos negativos de la globalización y de la acción de los gobiernos”.

La reflexión de hoy se enmarca en el ciclo de catequesis bajo el lema “Sanar al mundo” tras la pandemia de COVID-19, iniciado por Francisco en la audiencia general del 5 de agosto de 2020, en las que aborda “las cuestiones apremiantes que la pandemia ha puesto de relieve, sobre todo las enfermedades sociales” a la luz del Evangelio, de las virtudes teologales y de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.

 

 

 

 

Fiesta del Padre Pío, “incansable dispensador de la misericordia”

El Papa lo evoca en la audiencia general

septiembre 23, 2020 16:58

Papa Francisco

(zenit – 23 sept. 2020).- El Papa evoca al Padre Pío, “incansable dispensador de la misericordia divina”, el día de su fiesta litúrgica, en la audiencia general, celebrada este miércoles, 23 de septiembre de 2020, en el patio de San Dámaso, dentro del Vaticano.

En su saludo a los fieles de habla italiana, después de la catequesis, el Pontífice les ha animado a “planificar su futuro como un servicio generoso a Dios y al prójimo”, y ha dedicado un pensamiento especial a los ancianos, los jóvenes, los enfermos y los recién casados.

 

Como el Padre Pío, confiar en Dios

“Que el testimonio de fe y de caridad que animó a San Pío de Pietrelcina, del que hoy nos acordamos, sea para cada uno una invitación a confiar siempre en la bondad de Dios, acercándose con confianza al Sacramento de la Reconciliación, del que el santo del Gargano, incansable dispensador de la misericordia divina, fue asiduo y fiel ministro”, dijo el Santo Padre.

En el 50º aniversario de la muerte de san Pío de Pietrelcina, en marzo 2018, el Papa Francisco visitó su ciudad natal, en la diocésis de Benevento, en Italia, con motivo del centenario de la aparición de los estigmas del Padre Pío, y a San Giovanni Rotondo.

 

Humilde fraile capuchino

“Este humilde fraile capuchino sorprendió al mundo por su vida toda dedicada a la oración y la escucha paciente de sus hermanos, sobre los sufrimiento él vertía el bálsamo de la caridad de Cristo”: Así lo recordó el Obispo de Roma el día de su visita pastoral a Pietrelcina, pueblo del santo capuchino italiano.

Murió el 23 de septiembre de 1968, tras medio siglo con los estigmas. Juan Pablo II lo beatificó el 2 de mayo de 1999, y lo canonizó el 16 de junio de 2002.

El Padre Pío es uno de los más conocidos estigmatizados y una de las figuras emblemáticas del siglo XX, extraordinariamente probado y aclamado como santo antes de su muerte.

 

 

 

 

Líbano: El cardenal Rai pide de nuevo ayuda para restaurar el país

“No dejen que caiga en desesperación”

septiembre 23, 2020 13:36

Iglesia Local

(zenit – 23 sept. 2020).- El cardenal Béchara Rai, patriarca de Antioquía de los Maronitas, pidió: “no dejen que el Líbano caiga en la desesperación. Ayúdenos a restaurarlo, una vez más, a ese vibrante y floreciente modelo religioso, político y cultural en el Oriente Medio, para que pueda desempeñar su papel y cumplir su propia misión”.

El cardenal, que también es presidente de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano, presidió una videoconferencia en la que ofreció una descripción detallada de la situación actual en el Líbano y sus perspectivas para el futuro, informa el medio británico The Catholic Universe en una nota del 20 de septiembre.

 

Último punto de apoyo cristiano

“El Líbano, el último punto de apoyo cristiano en Oriente Medio, es el hogar de 18 comunidades confesionales cristianas y musulmanas, que viven juntas en igualdad de derechos y deberes. Es el único estado secular democrático en el mundo árabe. Es un ejemplo de unidad en la diversidad”, describió el cardenal Rai.

“El Líbano está experimentando problemas económicos, sociales y financieros sin precedentes, y se enfrenta, como resultado, a un peligro existencial como nunca antes en su historia”, añadió.

 

Problemas

Según la misma fuente, los problemas actuales incluyen la pandemia del coronavirus y la devastación humana y material causada por las explosiones en el puerto de Beirut el pasado 4 de agosto. La tragedia se saldó con la muerte más de 200 personas y 6.000 heridos, y dejó al menos a 300.000 personas sin hogar, apuntó el purpurado.

Además, estos problemas se ven agravados por décadas de corrupción política y financiera. “Debido al rápido deterioro económico y a las crisis sociopolíticas, las clases medias, la columna vertebral de la población y los cimientos de una nación floreciente, se están deslizando bruscamente hacia la pobreza; más de la mitad de la población libanesa vive ahora por debajo del umbral de la pobreza”, relató.

Y relató que la presencia de más de medio millón de refugiados palestinos y 1,5 millones de sirios desplazados ha sobrecargado la infraestructura del país y ha gravado aún más su precaria economía. El poder adquisitivo de la moneda nacional ha disminuido en un 80% y muchos libaneses han emigrado para lograr un trabajo en otros países.

 

La “Suiza del Oriente Medio”

El Estado moderno del Líbano se estableció en 1920. Durante casi 50 años, mantuvo una posición de neutralidad activa que contribuyó a su prosperidad y le valió el sobrenombre de la “Suiza del Oriente Medio”, resaltó.

El Líbano comenzó a decaer y perdió su neutralidad después de que se impusiera el Acuerdo de El Cairo de 1969. Este acuerdo permitió a los palestinos luchar contra los israelíes a través del sur del Líbano.

 

Diálogo entre cristianos y musulmanes

Bajo la constitución libanesa, el poder se comparte entre cristianos y musulmanes. En este sentido, el prelado remarcó que “para nosotros, el diálogo entre cristianos y musulmanes es la espina dorsal de la existencia del Líbano”.

La distribución del poder constitucional es una declaración formalizada de una práctica que existía antes de que se adoptara la Constitución. Compartir y dialogar aseguran la coexistencia de los dos grupos en esta nación.

 

Libertad de conciencia

La práctica del cristianismo en el Líbano es única en el Oriente Medio: “En todos los demás países árabes, el Islam es la religión del Estado y los cristianos no tienen la oportunidad de expresar sus opiniones. No existe la libertad de conciencia”, apuntó el presidente de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano.

“Si un cristiano quiere convertirse en musulmán, está bien, pero si un musulmán quiere convertirse en cristiano, puede ser asesinado. Por eso es que la fórmula libanesa es tan importante”, agregó.

“En el Líbano, los cristianos y los musulmanes viven juntos en igualdad y queremos mantener esto por el bien del cristianismo en todo el mundo árabe”, pues, este modelo proporciona esperanza a los cristianos de todo el Medio Oriente.

 

Guerra de Irak

El cardenal Rai dijo que la guerra en Irak ha destruido el cristianismo en Oriente Medio. Un millón y medio de cristianos vivían en la región antes de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos, y un millón de cristianos han sido desplazados.

Aunque algunos sacerdotes y obispos permanecen en la región, las escuelas, hospitales y universidades cristianas ya no funcionan. “Como resultado, el impacto del cristianismo en la sociedad se ha desintegrado. Por eso estamos tan interesados en mantener al Líbano como un país fuerte”, remarcó.

 

Nuevo Gobierno

Mustapha Adib fue nombrado primer ministro el pasado 31 de agosto, después de que su predecesor y todo el Gobierno dimitieran tras explosiones del puerto de Beirut.

El cardenal Rai instó a Adib a elegir un pequeño grupo de ministros del gobierno que fueran “tecnócratas independientes e inteligentes” capaces de dirigir el país sin caer en los viejos patrones de corrupción.

 

La Iglesia es escuchada

El patriarca expuso también que la gente está ansiosa por saber lo que la Iglesia recomienda mientras el Líbano considera su futuro: “La Iglesia es libre. El patriarca y los obispos son libres y decimos la verdad tal como la vemos. No buscamos nada y por eso nuestra palabra es escuchada y apreciada”, explicó.

“El patriarca maronita ha sido históricamente una referencia nacional y no solo una referencia maronita”, aclaró, de manera que, “los políticos libaneses y el cuerpo diplomático esperan el sermón del patriarca el domingo para ver qué dirección quiere la Iglesia que tome el país”.

Además, los prelados libaneses emiten un comunicado público mensual que “tiene elementos de política y religión y el estado del país en general”. “La gente espera a escuchar lo que el patriarca quiere y lo que los obispos quieren y esto crea la opinión pública”, subrayó el purpurado.

 

Debilitamiento de la comunidad cristiana

“El debilitamiento de la comunidad cristiana en el Líbano sería una gran pérdida para el país, el Oriente Medio y, de hecho, el mundo”, aseveró.

“Por favor, no dejen que el Líbano caiga en la desesperación. Ayúdenos a restaurarlo, una vez más, a ese vibrante y floreciente modelo religioso, político y cultural en el Oriente Medio, para que pueda desempeñar su papel y cumplir su propia misión”, concluyó.

 

Catholic Near East Welfare Association

De acuerdo al citado medio católico, este encuentro virtual con el patriarca de Antioquía y de todo Oriente fue organizado por el Center on Religion and Culture Fordham (Centro Fordham de Religión y Cultura) en cooperación con la Catholic Near East Welfare Association (Asociación Católica para el Bienestar del Cercano Oriente) y Salt & Light Media.

El cardenal Timothy M. Dolan de Nueva York es el presidente de la Junta de la mencionada asociación católica, organización pontificia que está entregando ayuda directamente al pueblo libanés, sin importar su afiliación religiosa.

En una introducción a la conferencia, el cardenal Dolan expresó que el Líbano es un “bello laboratorio” de libertad religiosa y diversidad, y se ha convertido en una luz de esperanza para el mundo y que también ha experimentado la oscuridad y el terror de la guerra, la agitación, la corrupción y las divisiones profundas.

Mons. Dolan remarcó que el cardenal Rai es la voz “que tiene más sentido en el Líbano”.

 

 

 

 

Catequesis del Papa: Construir un futuro con la contribución de todos

Ciclo sobre COVID-19 “Curar al mundo”

septiembre 23, 2020 14:31

Audiencia General

(zenit – 23 sept. 2020).- El Papa invita a trabajar juntos para salir de la crisis, aplicando los principios de solidaridad y de subsidiariedad, en su octava catequesis sobre la pandemia de COVID-19 “Curar al mundo” a la luz del Evangelio, las virtudes teologales y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.

La audiencia general ha tenido este miércoles, 23 de septiembre de 2020, en el patio de San Dámaso, lugar en el que el Papa Francisco retomó las catequesis para encontrarse con algunos fieles, separados socialmente con la distancia requerida y usando mascarillas.

En su catequesis, Francisco ha hablado del principio de subsidiariedad y ha explicado por qué debe ser implementado, junto al de la solidaridad, para “salir mejores de una crisis”. Según ha dicho, este principio respeta la autonomía y la capacidad de iniciativa de todos, especialmente de los últimos.

La lectura elegida hoy para la audiencia general ha sido la primera carta de san Pablo a los Corintios “Dones espirituales y armonía” (1 Cor 12,14.21-22.24-25), en la cual se ha basado el Papa para indicar que “todas las partes de un cuerpo son necesarias”, y, como dice el santo en su carta a los corintios, “esas partes que podrían parecer más débiles y menos importantes, en realidad son las más necesarias”.

En este sentido, ha descrito que “no hay verdadera solidaridad sin participación social, sin la contribución de los cuerpos intermedios: de las familias, de las asociaciones, de las cooperativas, de las pequeñas empresas, de las expresiones de  la sociedad civil” y ha recalado que “todos deben contribuir, todos”.

 

Aplauso para los “descartados”

Recordando el aplauso a médicos, enfermeros y enfermeras que surgió espontáneamente durante el confinamiento en Italia y en otros países, el Papa ha pedido hoy que extendamos el aplauso “a cada miembro del cuerpo social, a todos, a cada uno, por su valiosa contribución, por pequeña que sea”.

“¿Pero qué podrá hacer ese de allí? —Escúchale, dale espacio para trabajar, consúltale”, ha explicado. Así, ha pedido aplausos para los “descartados”, los que esta cultura califica de “descartados”, es decir, “aplaudimos a los ancianos, a los niños, las personas con discapacidad, aplaudimos a los trabajadores, todos aquellos que se ponen  al servicio. Todos colaboran para salir de la crisis”.

 

Soñar en grande

“Hermanos y hermanas, ¡aprendamos a soñar en grande!”, ha exclamado Francisco, “buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza”. En esta línea, ha recomendado no intentar “reconstruir el pasado” porque “nos esperan cosas nuevas”, según el Señor ha prometido: “Yo haré nuevas todas las cosas”.

El Pontífice ha animado a todos con esperanza a “construir un futuro donde la dimensión local y la global se enriquecen mutuamente”, en el que cada uno puede y debe dar su parte, su cultura, su filosofía, su forma de pensar…

A continuación, sigue la catequesis completa del Papa Francisco.

***

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡parece que el tiempo no es muy bueno, pero os digo buenos días igualmente!

Para salir mejores de una crisis como la actual, que es una crisis sanitaria y al mismo tiempo una crisis social, política y económica, cada uno de nosotros está llamado a asumir su parte de responsabilidad, es decir compartir la responsabilidad. Tenemos que responder no solo como individuos, sino también a partir de nuestro grupo de pertenencia, del rol que tenemos en la sociedad, de nuestros principios y, si somos creyentes, de la fe en Dios. Pero a menudo muchas personas no pueden participar en la reconstrucción del bien común porque son marginadas, son excluidas o ignoradas; ciertos grupos sociales no logran contribuir porque están ahogados económica o políticamente. En algunas sociedades, muchas personas no son libres de expresar la propia fe y los propios valores, las propias ideas: si las expresan van a la cárcel. En otros lugares, especialmente en el mundo occidental, muchos auto-reprimen las propias convicciones éticas o religiosas. Pero así no se puede salir de la crisis, o en cualquier caso no se puede salir mejores. Saldremos peores.

Para que todos podamos participar en el cuidado y la regeneración de nuestros pueblos, es justo que cada uno tenga los recursos adecuados para hacerlo (cfr. Compendio de la doctrina social de la Iglesia [CDSC], 186). Después de la gran depresión económica de 1929, el Papa Pío XI explicó lo importante que era para una verdadera reconstrucción el principio de subsidiariedad (cfr. Enc. Quadragesimo anno, 79-80). Tal principio tiene un doble dinamismo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Quizá no entendamos qué significa esto, pero es un principio social que nos hace más unidos. Trataré de explicarlo.

Por un lado, y sobre todo en tiempos de cambio, cuando los individuos, las familias, las pequeñas asociaciones o las comunidades locales no son capaces de alcanzar los objetivos primarios, entonces es justo que intervengan los niveles más altos del cuerpo social, como el Estado, para proveer los recursos necesarios e ir adelante. Por ejemplo, debido al confinamiento por el coronavirus, muchas personas, familias y actividades económicas se han encontrado y todavía se encuentran en grave dificultad, por eso las instituciones públicas tratan de ayudar con apropiadas intervenciones sociales, económicas, sanitarias: esta es su función, lo que deben hacer.

Pero por otro lado, los vértices de la sociedad deben respetar y promover los niveles intermedios o menores. De hecho, la contribución de los individuos, de las familias, de las asociaciones, de las empresas, de todos los cuerpos intermedios y también de las Iglesias es decisiva. Estos, con los propios recursos culturales, religiosos, económicos o de participación cívica, revitalizan y refuerzan el cuerpo social (cfr. CDSC, 185). Es decir, hay una colaboración de arriba hacia abajo, del Estado central al pueblo y de abajo hacia arriba: de las formaciones del pueblo hacia arriba. Y esto es precisamente el ejercicio del principio de subsidiariedad.

Cada uno debe tener la posibilidad de asumir la propia responsabilidad en los procesos de sanación de la sociedad de la que forma parte. Cuando se activa algún proyecto que se refiere directa o indirectamente a determinados grupos sociales, estos no pueden ser dejados fuera de la participación. Por ejemplo: “¿Qué haces tú? —Yo voy a trabajar por los pobres. —Qué bonito, y ¿qué haces? —Yo enseño a los pobres, yo digo a los pobres lo que deben hacer”. —No, esto no funciona, el primer paso es dejar que los pobres te digan cómo viven, qué necesitan: ¡Hay que dejar hablar a todos! Es así que funciona el principio de subsidiariedad. No podemos dejar fuera de la participación a esta gente; su sabiduría, la sabiduría de los grupos más humildes no puede dejarse de lado (cfr. Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia [QA], 32; Enc. Laudato si’, 63). Lamentablemente, esta injusticia se verifica a menudo allí donde se concentran grandes intereses económicos o geopolíticos, como por ejemplo ciertas actividades extractivas en algunas zonas del planeta (cfr. QA9.14). Las voces de los pueblos indígenas, sus culturas y visiones del mundo no se toman en consideración. Hoy, esta falta de respeto del principio de subsidiariedad se ha difundido como un virus. Pensemos en las grandes medidas de ayudas financieras realizadas por los Estados. Se escucha más a las grandes compañías financieras que a la gente o aquellos que mueven la economía real. Se escucha más a las compañías multinacionales que a los movimientos sociales. Queriendo decir esto con el lenguaje de la gente común: se escucha más a los poderosos que a los débiles y este no es el camino, no es el camino humano, no es el camino que nos ha enseñado Jesús, no es realizar el principio de subsidiariedad. Así no permitimos a las personas que sean “protagonistas del propio rescate” [1]. En el subconsciente colectivo de algunos políticos o de algunos sindicalistas está este lema: todo por el pueblo, nada con el pueblo. De arriba hacia abajo pero sin escuchar la sabiduría del pueblo, sin implementar esta sabiduría en el resolver los problemas, en este caso para salir de la crisis. O pensemos también en la forma de curar el virus: se escucha más a las grandes compañías farmacéuticas que a los trabajadores sanitarios, comprometidos en primera línea en los hospitales o en los campos de refugiados. Este no es un buen camino. Todos tienen que ser escuchados, los que están arriba y los que están abajo, todos.

Para salir mejores de una crisis, el principio de subsidiariedad debe ser implementado, respetando la autonomía y la capacidad de iniciativa de todos, especialmente de los últimos. Todas las partes de un cuerpo son necesarias y, como dice San Pablo, esas partes que podrían parecer más débiles y menos importantes, en realidad son las más necesarias (cfr. 1 Cor 12, 22). A la luz de esta imagen, podemos decir que el principio de subsidiariedad permite a cada uno asumir el propio rol para el cuidado y el destino de la sociedad. Aplicarlo, aplicar el principio de subsidiariedad da esperanza, da esperanza en un futuro más sano y justo; y este futuro lo construimos juntos, aspirando a las cosas más grandes, ampliando nuestros horizontes [2]. O juntos o no funciona. O trabajamos juntos para salir de la crisis, a todos los niveles de la sociedad, o no saldremos nunca. Salir de la crisis no significa dar una pincelada de barniz a las situaciones actuales para que parezcan un poco más justas. Salir de la crisis significa cambiar, y el verdadero cambio lo hacen todos, todas las personas que forman el pueblo. Todos los profesionales, todos. Y todos juntos, todos en comunidad. Si no lo hacen todos el resultado será negativo.

En una catequesis precedente hemos visto cómo la solidaridad es el camino para salir de la crisis: nos une y nos permite encontrar propuestas sólidas para un mundo más sano. Pero este camino de solidaridad necesita la subsidiariedad. Alguno podrá decirme: “¡Pero padre hoy está hablando con palabras difíciles!”, pero por esto trato de explicar qué significa. Solidarios, porque vamos en el camino de la subsidiariedad. De hecho, no hay verdadera solidaridad sin participación social, sin la contribución de los cuerpos intermedios: de las familias, de las asociaciones, de las cooperativas, de las pequeñas empresas, de las expresiones de  la sociedad civil. Todos deben contribuir, todos. Tal participación ayuda a prevenir y corregir ciertos aspectos negativos de la globalización y de la acción de los Estados, como sucede también en el cuidado de la gente afectada por la pandemia. Estas contribuciones “desde abajo” deben ser incentivadas. Pero qué bonito es ver el trabajo de los voluntarios en la crisis. Los voluntarios que vienen de todas las partes sociales, voluntarios que vienen de las familias acomodadas y que vienen de las familias más pobres. Pero todos, todos juntos para salir. Esta es solidaridad y esto es el principio de subsidiariedad.

Durante el confinamiento nació de forma espontánea el gesto del aplauso para los médicos y los enfermeros y las enfermeras como signo de aliento y de esperanza. Muchos han arriesgado la vida y muchos han dado la vida. Extendemos este aplauso a cada miembro del cuerpo social, a todos, a cada uno, por su valiosa contribución, por pequeña que sea. “¿Pero qué podrá hacer ese de allí? —Escúchale, dale espacio para trabajar, consúltale”. Aplaudimos a los “descartados”, los que esta cultura califica de “descartados”, esta cultura del descarte, es decir aplaudimos a los ancianos, a los niños, las personas con discapacidad, aplaudimos a los trabajadores, todos aquellos que se ponen  al servicio. Todos colaboran para salir de la crisis. ¡Pero no nos detengamos solo en el aplauso! La esperanza es audaz, así que animémonos a soñar en grande. Hermanos y hermanas, ¡aprendamos a soñar en grande! No tengamos miedo de soñar en grande, buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza. No intentemos reconstruir el pasado, el pasado es pasado, nos esperan cosas nuevas. El Señor ha prometido: “Yo haré nuevas todas las cosas”. Animémonos a soñar en grande buscando estos ideales, no tratemos de reconstruir el pasado, especialmente el que era injusto y ya estaba enfermo. Construyamos un futuro donde la dimensión local y la global se enriquecen mutuamente —cada uno puede dar su parte, cada uno debe dar su parte, su cultura, su filosofía, su forma de pensar—, donde la belleza y la riqueza de los grupos menores, también de los grupos descartados, pueda florecer porque también allí hay belleza, y donde quien tiene más se comprometa a servir y dar más a quien tiene menos.

 

 

[1] Mensaje para la 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2020 (13 de mayo de 2020).

[2] Cfr. Discurso a los jóvenes del Centro Cultural Padre Félix Varela, La Habana – Cuba, 20 de septiembre de 2015.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

El Papa llama a educadores de Filipinas a formar “auténticos testigos de la fe”

Mensaje del Santo Padre

septiembre 23, 2020 14:37

Papa Francisco

(zenit – 23 sept. 2020).- El Papa Francisco dirigió un mensaje a los educadores católicos de Filipinas en el que les insta a formar a las nuevas generaciones para ser “no solo excelentes estudiantes, sino también auténticos testigos de la fe”, informa la CBCP News, agencia de noticias del episcopado filipino.

Esta invitación del Santo Padre ha sido realizada con motivo del Congreso de la Asociación Educativa Católica de Filipinas (CEAP) de este año 2020, en curso del del 21 al 25 de septiembre. La CEAP es un organismo que reúne a más de 1.500 escuelas católicas del país.

 

Formación en doctrina

En su mensaje, Francisco indica que la educación católica no solo debe enseñar el pensamiento crítico, sino también fomentar “la formación en la doctrina y la moral cristianas”.

De este modo, agrega, se formarán hombres y mujeres “que estarán preparados para asumir grandes responsabilidades dentro de la sociedad y para dar testimonio de la verdadera fe en el mundo”.

 

Escuelas católicas, “catalizadores del cambio”

El mensaje del Santo Padre fue leído por el padre Elmer Dizon, presidente del CEAP, quien posteriormente, en su discurso inaugural, destacó cómo la pandemia ha tenido fuertes repercusiones en el sector educativo.

Y que, en medio de los desafíos actuales, “se están haciendo esfuerzos continuos para que las escuelas católicas se conviertan en catalizadores del cambio”.

 

Intervención del cardenal Tagle

Por su parte, Mons. Roberto Mallari, de la Comisión Episcopal de Catequesis y Educación Católica, explicó que el sector educativo es uno de los más desafiantes hoy en día y que cada escuela tiene que idear nuevas modalidades de aprendizaje para atender las necesidades de los estudiantes.

El CEAP “no se dejará bloquear por el miedo, sino que se esforzará siempre por ser una guía tanto para los estudiantes como para las escuelas” que “luchan en medio de la pandemia”, remarcó.

El viernes, el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos del Vaticano, realizará su intervención en este Congreso de la CEAP.

 

 

 

 

Saludo del Papa al pueblo de Cuba, cinco años después de su viaje

Cercanía a los obispos

septiembre 23, 2020 12:23

Audiencia General

(zenit – 23 sept. 2020).- El Papa Francisco ha recordado su viaje apostólico a Cuba esta mañana en la audiencia general, del que se cumple cinco años.

Tras la catequesis, al dirigirse a los fieles de lengua española, el Pontífice ha saludado especialmente a sus “hermanos obispos y a todos los hijos e hijas de esa amada tierra”, asegurándoles su cercanía y oración.

“Pido al Señor, por intercesión de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, que los libre y alivie en estos momentos de dificultad que atraviesan a causa de la pandemia”, ha dicho el Santo Padre.

Y a todos los fieles de lengua española, Francisco ha implorado “que el Señor nos conceda construir juntos, como familia humana, un futuro de esperanza, en el que la dimensión local y la global se enriquezcan mutuamente, florezca la belleza y se construya un presente de justicia donde todos se comprometan a servir y a compartir”.

 

Viaje a Cuba

El Papa argentino viajó a Cuba del 19 al 22 de septiembre de 2015, fue el tercer pontífice que pisó la isla después de san Juan Pablo II y el papa emérito Benedicto XVI. Allí celebró Misa en la plaza de la Revolución de La Habana, reuniéndose con las autoridades civiles y también con la comunidad eclesiástica y los jóvenes cubanos.

La visita apostólica, que continuó en Estados Unidos, se produjo en un contexto especial debido al acuerdo alcanzado nueve meses antes, en diciembre de 2014, entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente, para reanudar las relaciones diplomáticas, logradas en gran medida con la ayuda del Papa Francisco.

 

 

 

 

El Papa, el primero en tocar la campana de “La voz de los no nacidos”

Iniciativa polaca “Sí a la Vida”

septiembre 23, 2020 17:33

Audiencia General

(zenit – 23 sept. 2020).- Al término de la audiencia general, el Papa Francisco fue el primero en tocar la campana llamada “La voz de los no nacidos”, una iniciativa de la fundación polaca “Sí a la Vida”.

Este miércoles, 23 de septiembre de 2020, desde el patio de San Dámaso, el Santo Padre ha enviado un saludo a todos los polacos, en el que orgulloso, anunciaba que al final de la audiencia, bendeciría la original campana.

El gesto del Santo Padre se enmarca en un evento destinado a recordar el valor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, con el objetivo de que su voz despierte las conciencias de los legisladores y de todas las personas de buena voluntad de Polonia y del mundo.

“Que el Señor, el único y verdadero Donante de la vida, los bendiga a ustedes y a sus familias”, ha deseado el Pontífice a los fieles polacos.

 

42 millones de niños abortados

Bogdan Romaniuk, vicepresidente de la Fundación “Sí a la Vida”, tuvo la idea de crear la campana “La voz de los no nacidos”, golpeada por primera vez esta mañana por Francisco. Cuando leyó la información de que cada año mueren 42 millones de niños como resultado de un aborto, pensó en crear un símbolo que nos recordara que la vida humana es sagrada.

De esta manera, el 26 de agosto, en la fiesta de Nuestra Señora de Częstochowa, en la famosa fundición de campanas de Jan Felczyński en Przemyśl, se fundió una campana de casi una tonelada, informa Vatican News en polaco.

En la pared exterior, en la parte inferior, está decorada con un adorno en forma de cadenas de códigos genéticos de padre y madre. Entre ellos está el nombre de la campana, un molde de ultrasonido del niño concebido y un molde de tablas que simbolizan el decálogo de los mandamientos. Las palabras del quinto mandamiento también se colocan allí: “No matarás”.

 

 

 

 

Estados Unidos: Iglesia hispana y crisis de COVID-19

Estrategias para ser “Iglesia en misión”

septiembre 23, 2020 10:13

Iglesia Local

(zenit – 23 sept. 2020).- Estos 22 y 23 de septiembre los miembros de la Asociación Nacional Católica de Directores de Ministerio Hispano de Estados Unidos (NCADDHM por sus siglas en inglés) se dan cita de manera virtual debido a la pandemia, para analizar el tema La Iglesia Hispana como una Iglesia en misión: Perspectivas del V Encuentro y la Crisis de COVID-19”.

La reunión abrió con una reflexión del presidente de la Conferencia Episcopal (USCCB), arzobispo José Gómez, sobre las dificultades, desafíos, y la tensión que se vive en Estados Unidos: La pandemia, la economía, el racismo, etc. El arzobispo animó a los cerca de 150 líderes nacionales a seguir caminando juntos, unidos en la fe, para poder servir al pueblo hispano de Estados Unidos.

 

Realidad de la comunidad hispana

Al respecto de la realidad actual de la comunidad hispana en el país, Lía Salinas, vicepresidenta de NCADDHM, expresó que “estamos viviendo una época sin precedentes, donde muchos de nosotros en el liderazgo hispano de la Iglesia en Estados Unidos estamos buscando las herramientas, recursos, mejores prácticas para servir a la comunidad hispana, una de las más afectadas en esta crisis”.

Sobre la metodología practicada en la conferencia, expone Salinas que “la conferencia es un momento de encuentro, de pastoral de conjunto y de aprendizaje. Los líderes nos hemos congregado, acompañados de nuestros obispos, para juntos dialogar sobre la situación actual, y establecer vías de acción concretas para ser una ‘Iglesia en misión’ que sale al encuentro de los no afiliados y a las periferias. Los panelistas se enfocan en la metodología de Aparecida: ‘ver, juzgar, actuar’ para invitarnos al dialogo, reflexión y acción”.

Y remata: “Para mí, esta conferencia sirve como un espacio para conectar con otros líderes, aprender de ellos y al mismo tiempo animarnos mutuamente. Ver a tantas personas reunidas al servicio de la comunidad hispana me inspira y me llena de esperanza”.

Por su parte, Yohan García, Coordinador Nacional de Formación de Pastoral Migratoria -arquidiócesis de Chicago- expresó que “la conferencia virtual de NCADDHM 2020 ‘Una Iglesia en Misión’ es clave para avanzar la condición e integración de los hispanos/latinos en la vida de la Iglesia en los Estados Unidos. Tenemos que recordar que la misión de la Iglesia se vive en el acompañamiento en sus tres dimensiones fundamentales: profética, sacramental y social. A través del proceso del V Encuentro y de la labor de NCADDHM y otras instituciones católicas se ha mejorado el servicio y acompañamiento a los hispanos/latinos. Es importante reconocer estos esfuerzos y agradecerles a nuestros hermanos por ser luz y esperanza en nuestro camino”.

 

Desafíos

A la vez, García marca la necesidad de quienes quedan en el camino, recordando que “es importante reconocer también que aún hay muchos hermanos que no han sido integrados en la vida de la Iglesia. Entre ellos podemos encontrar a los inmigrantes indocumentados, jornaleros, estudiantes universitarios, jóvenes adolescentes, personas con discapacidades, personas de la tercera edad, parejas divorciadas y aquellos que viven en unión civil. Pero no son los únicos, los grupos guadalupanos, las comunidades eclesiales de base (CEBs), ministerios para inmigrantes y movimientos como Juan XXIII también continúan siendo excluidos de la vida de la Iglesia”.

Y se pregunta: “¿estamos siendo gente puente o estamos construyendo muros? ¿Estamos tejiendo una pastoral de conjunto que reconoce nuestra riqueza cultural y pone en práctica nuestros dones y talentos o estamos cerrando puertas? ¿Estamos saliendo a las periferias o nos hemos quedado cómodos en nuestras oficinas, templos y hogares?”.

 

Salir al encuentro

García cierra su intervención con una invitación a un impulso misionero: “Si verdaderamente queremos ser una Iglesia en misión tenemos que vivir la eclesiologia de la comunión, donde todos se sientan bienvenidos y acompañados. Seamos una Iglesia en misión, universal, generosa, compasiva, auténtica e innovadora. Esta pandemia nos ha presentado una serie de desafíos para poder llegar a los más marginados. Transformémoslos en oportunidades de solidaridad. Vayamos adonde trabaja nuestra gente y conozcamos sus realidades. Vayamos adonde se reúnen los jornaleros y conozcamos sus historias”.

 

Misión hispana: Pastoral de conjunto

El presbítero Juan Molina, presidente de la Asociación Nacional de Sacerdotes Hispanos en Estados Unidos, disertó sobre la misión hispana en el país y la importancia de la pastoral de conjunto, en la que marca la característica de la sinodalidad, a través de la cual se reconoce la presencia de diversas culturas; la comunidad que se reúne y comparte en comunión; y una teología que profundiza la solidaridad y una profunda cercanía a las periferias, a los pobres.

Molina recalcó, en el espíritu del Papa Francisco, lo decisivo de practicar una evangelización integral, como una Iglesia en misión, y no simplemente una institución “bien administrada”.

 

Liderazgo

La conferencia es conducida por el presidente de NCADDHM, Javier Orozco, director ejecutivo de la oficina de Asuntos Interculturales e Interreligiosos de la arquidiócesis de St. Louis.

Participaron en el día de apertura, además del arzobispo Gómez, el obispo Alberto Rojas, actual coadjutor de la diócesis de San Bernardino, en California, y asesor de NCADDHM; y Mons. Arturo Cepeda, obispo auxiliar de Detroit y presidente de la oficina de Asuntos Hispanos del Espiscopado estadounidense, quienes alentaron a aunar esfuerzos por un liderazgo hispano comprometido dedicado a tender lazos de cercanía a los hispanos en Estados Unidos.

A la vez, Alejandro Aguilera-Titus, director de Asuntos Hispanos por la Conferencia de Obispos de Estados Unidos y coordinador del V Encuentro, trazó un paralelo entre el Documento Final de Aparecida, de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizado en Brasil en 2007, y la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, del Papa Francisco, quien fuera responsable de la redacción del primer documento, como cardenal, y es autor del segundo, como papa.

En ambos se acentúan los rasgos que debe tener una iglesia profética, como la comunión, la misión evangelizadora, el auscultar la voz de Dios en el pueblo y el ir a las periferias para llegar con el mensaje de Jesús hasta todos.

Por último, Aguilera-Titus remarcó la importancia de que los líderes hispanos participen a través de sus diócesis del taller virtual del V Encuentro que tendrá lugar el 9 y 10 de octubre próximos, y que será de carácter virtual. El lunes 28 de septiembre vence el plazo de inscripción al mismo y se ofrece información a través de su portal: www.Vencuentro.org.

 

 

 

 

Italia: Presentada una guía sobre buenas prácticas de ecología integral

Para comunidades y parroquias

septiembre 23, 2020 17:49

Ecología
Iglesia Local

(zenit – 23 sept. 2020).- Esta mañana en la Sala Marconi de Radio Vaticana, se ha presentado la “Guía para las comunidades y las parroquias sobre la ecología integral”, realizada por la Federación de Organismos Cristianos de Servicio Voluntario Internacional (FOCSIV), en colaboración con la Oficina Nacional para los Problemas Sociales y el Trabajo de la Conferencia Episcopal Italiana.

En la presentación han participado Mons. Luigi Bressan, arzobispo emérito de Trento; Mons. Filippo Santoro, obispo de Taranto y presidente de la Comisión Episcopal de Problemas Sociales y Trabajo; Tomas Insua, director ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima; y Gianfranco Cattai, presidente de FOCSIV. El evento ha sido moderado por Cristiane Murray, directora adjunta de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

Historias sobre el cuidado del medioambiente

Se trata de la segunda edición que recoge 20 casos concretos de actividades económicas y sociales de cuidado del medio ambiente en diferentes diócesis italianas inspiradas en la Encíclica Laudato si’.

Entre las iniciativas se encuentra el “Grupo de Compras de Energías Renovables”, una red de parroquias de la diócesis de Padua; o el proyecto “Fra’ Sole”, llevado a cabo por el Sagrado Convento de Asís, donde se propone un estilo de vida basado en “no contaminar, no desperdiciar, no explotar”, informa Vatican News en italiano.

 

Poner en práctica la ecología integral

Con esta guía, “queremos contar la convicción de la voluntad de muchos de poner en práctica la experiencia de la ecología integral. Lo que esperamos es que, en los distintos territorios, el asociacionismo en general haga comunión en torno a estos temas, trabajando juntos”, explica el presidente FOCSIV, Gianfranco Cattai.

Son muchas iniciativas e historias las contadas en la guía, algunas de ellas nacidas incluso antes de la citada Encíclica del Papa. Tal es el caso del Grupo Cooperativo de GOEL, creado en 2003 en Calabria en la diócesis de Locri – Gerace, a partir de una idea del entonces obispo, Mons. Bregantini.

“Estamos hablando de un territorio difícil, donde la ilegalidad a menudo manda. Este grupo de empresas y cooperativas sociales, con el fin de dar nueva esperanza y vida al territorio, han inventado la posibilidad de mejorar la forma de trabajar los tejidos como era en su tradición, para crear puestos de trabajo seguros”, describió Catai.

De hecho, “han logrado vincularse con algunas grandes marcas de moda para dar a conocer este producto a todo el mundo. Con este ejemplo nos enfrentamos al mismo tiempo a un enfoque ético, de valorización de la cultura y la producción tradicionales. Y, con esta iniciativa, podemos hablar de la redención de una situación de gran injusticia. Creo que en términos de ecología integral es importante dar a conocer a todo el mundo este tipo de experiencias”, añadió.

 

Prácticas en la vida cotidiana

Según el medio vaticano, en las diferentes parroquias italianas se están creando comités inspirados en la Laudato si’ para educar a todos en el respeto a la Creación, a partir de pequeñas prácticas en la vida cotidiana.

“En primer lugar debemos ayudar a tomar conciencia de que el problema existe, y que se puede hacer algo concreto. De hecho, así como pensamos en la catequesis, también podemos pensar en pequeñas soluciones de ahorro de energía, por ejemplo, bajando un poco la calefacción en las iglesias, también porque la gente llega ya bien cubierta en invierno”, apunta monseñor Luigi Bressan.

Luego, continuó el prelado, “educando a los niños a respetar el medio ambiente. A menudo he visto escuelas que animan a los niños a recoger plástico o a clasificar el suyo propio”.

“También podemos revalorizar una tierra abandonada, poner plantas, crear pequeños huertos. Las iniciativas pueden ser muchas, si se piensa bien. Porque proteger la Creación es un gesto de amor que hacemos hacia las personas que están a nuestro lado”.

 

 

 

 

Colombia: Obispos llaman a poner fin a las masacres violentas en el país

Tras las 10 últimas víctimas

septiembre 23, 2020 16:50

Iglesia Local
Justicia y Paz

(zenit – 23 sept. 2020).- Los obispos de Colombia condenan las masacres en los municipios de Buenos Aires (Cauca), Mosquera y El Charco (Nariño) y piden “a todos los que siguen generando violencia que pongan fin definitivamente a esta máquina de la muerte”, reafirmando la sacralidad de la vida humana.

De acuerdo a un comunicado del episcopado colombiano, el pasado 20 de septiembre fallecieron en altercados: seis jóvenes en la zona rural del municipio de Buenos Aires y cuatro personas en los de Mosquera y El Charco, “hechos que también han dejado heridos y destrozos materiales”.

 

Cercanía de los obispos

En la nota, los prelados manifiestan su “solidaria cercanía a sus seres queridos, a las comunidades municipales a las que pertenecían, a la arquidiócesis de Popayán y a la diócesis de Tumaco” y oran por “la pronta recuperación de los heridos”.

Igualmente, sostienen que resulta “desgarrador constatar la extensa lista de asesinatos y atentados que, en diversos escenarios, han tenido lugar en el país en los últimos meses” y que “las agresiones contra la vida y dignidad humanas son cada vez más atroces, y traen consecuencias humanitarias cada vez más graves para toda la nación”.

 

La vida humana es sagrada

Frente a este panorama de violencia, y en el marco del Día Internacional de la Paz, los obispos católicos de Colombia reafirman “que la vida humana es sagrada y que atentar contra ella es un crimen gravísimo, en contra de las personas y de las comunidades” y que “no es posible alcanzar la paz si no se respeta y se defiende la vida”.

Asimismo, demandan por parte de todos los que siguen generando violencia “que pongan definitivamente fin a esta maquinaria de muerte” y llaman al pueblo colombiano a asumir “un compromiso claro y valiente con la defensa de la vida”, tarea que reclama la participación de todos: entidades gubernamentales, instituciones públicas y privadas, sociedad civil y familias.

 

Medidas de protección

Por otro lado, exigen a las autoridades competentes “que fortalezcan las medidas de protección para las comunidades afectadas y avancen con diligencia en las correspondientes investigaciones y judicializaciones de los responsables de las masacres”.

Y convocan a que, “se dirijan iniciativas de solidaridad y apoyo a las comunidades que, en medio de las amenazas y la incertidumbre, siguen sufriendo las consecuencias directas de la violencia”.

Por último, los miembros del episcopado colombiano invitan a las comunidades católicas “a perseverar en la oración por la paz, así como a continuar promoviendo acciones que lleven a la reconciliación y a la defensa de la vida como derecho primario y fundamental de todas las personas”.

 

 

 

 

Monseñor Felipe Arizmendi: “Otras pandemias”

“Sanar nuestro entorno”

septiembre 23, 2020 10:00

Análisis

Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano, reflexiona en torno a otros tipo de pandemias (egoísmo, violencia, abusos…) que acompañan en estos momentos a la de COVID-19 y la manera de hacerles frente.

 

VER

¡Cuántas pandemias, además del SARS-CoV 2! Por ejemplo, el domingo pasado, en la plaza de mi pueblo, al terminar de celebrar la Misa, a un metro de mí, pasaron como unos quince jovencillos, en una camioneta blanca Lobo de doble cabina con vidrios polarizados, con armas de alto poder, como presumiéndolas para aterrorizarnos, algunos con ropa parecida a la de los militares. Es un grupo que desde hace tiempo recorre impunemente estos lugares. Dicen que ellos se dedican a limpiar estos pueblos de gente mala, pero extorsionan a pequeños comerciantes, a taxistas y gasolineras; no se puede comprar pollo, maíz, cerdos y otras cosas sino a quienes ellos indican, porque en ello tienen su negocio. Cuando había fiestas de los pueblos, exigían ser los únicos en vender bebidas embriagantes, porque en ello les iban buenos ingresos. Se ha dado parte a las autoridades, pero parece que los consienten, o les tienen miedo. En la autopista Ixtapan de la Sal-Tenango del Valle, ha habido varios asaltos en días recientes, y la pandemia por el COVID-19 les tiene sin cuidado.

Por este coronavirus, mucha gente se ha quedado sin trabajo. Muchos han sido despedidos, porque no había forma de pagarles su salario, al no haber ingresos ni para los dueños de un negocio, de una escuela o de una fábrica. Incluso trabajadores de algunas parroquias o diócesis han quedado desempleados, por la única razón de no haber ingresos. Otros, que obtenían su sobrevivencia en empleos informales, vendedores ambulantes, trabajadores en atención a turistas, se han quedado en la calle. Algunos han recibido apoyos del gobierno y de organizaciones caritativas, pero muchos están desesperados, expuestos al suicidio o a actividades ilícitas y criminales.

Nuestro Gobierno ha hecho un esfuerzo notable para implementar la educación escolar con ayuda de la televisión y de otros medios digitales, ahora que no son posibles las clases presenciales. Las universidades han recurrido a clases, exámenes y actividades en línea. Sin embargo, muchísimos alumnos han quedado marginados, pues sus padres no pueden adquirir una computadora, una tableta o un celular. Otros más no pueden acceder a estos medios porque en sus poblaciones marginadas no llegan esos recursos tecnológicos. Su pobreza endémica se ha agudizado.

Muchos enfermos y ancianos están expuestos a morir sin atención médica, porque no tienen forma de ser debidamente atendidos en instancias públicas o privadas, por falta de recursos, o por deficiencias en instituciones oficiales. Algunos son abandonados por su familia y no tienen una mano que los ayude.

Son numerosos quienes, de una forma egoísta e irresponsable, no asumen las medidas sanitarias que se nos han recomendado, y contagian a su misma familia, pues siguen pensando que esta pandemia no es real y que a ellos nada les puede pasar.

En algunas familias, se ha evidenciado la falta de diálogo y de comunicación. Cada quien anda en su mundo. Por el encerramiento a que se han visto obligados, padres e hijos se aburren y su único refugio es la esclavitud del celular, donde ven de todo. Otros se refugian en el alcohol, o caen en la violencia familiar.

 

PENSAR

El Papa Francisco ha dicho: “La pandemia sigue causando heridas profundas, desenmascarando nuestras vulnerabilidades. Son muchos los difuntos, muchísimos los enfermos, en todos los continentes. Muchas personas y muchas familias viven un tiempo de incertidumbre, a causa de los problemas socio-económicos, que afectan especialmente a los más pobres. Y entonces nos preguntamos: ¿de qué modo podemos ayudar a sanar nuestro mundo, hoy? Como discípulos del Señor Jesús, que es médico de las almas y de los cuerpos, estamos llamados a continuar su obra de curación y de salvación en sentido físico, social y espiritual” (4-VIII-2020).

“La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. Si no cuidamos el uno del otro, empezando por los últimos, por los que están más afectados, incluso de la creación, no podemos sanar el mundo. Es loable el compromiso de tantas personas que en estos meses están demostrando el amor humano y cristiano hacia el prójimo, dedicándose a los enfermos poniendo también en riesgo su propia salud. ¡Son héroes! Sin embargo, el coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias.

Pidamos al Señor que nos dé ojos atentos a los hermanos y a las hermanas, especialmente a aquellos que sufren. Como discípulos de Jesús no queremos ser indiferentes ni individualistas. Mirar al hermano y a toda la creación como don recibido por el amor del Padre suscita un comportamiento de atención, de cuidado y de estupor. Así el creyente, contemplando al prójimo como un hermano y no como un extraño, lo mira con compasión y empatía, no con desprecio o enemistad.

 Mientras trabajamos por la cura de un virus que golpea a todos indistintamente, la fe nos exhorta a comprometernos seria y activamente para contrarrestar la indiferencia delante de las violaciones de la dignidad humana. La fe siempre exige que nos dejemos sanar y convertir de nuestro individualismo, tanto personal como colectivo; un individualismo de partido, por ejemplo. Que el Señor pueda devolvernos la vista para redescubrir qué significa ser miembros de la familia humana. Y esta mirada pueda traducirse en acciones concretas de compasión y respeto para cada persona y de cuidado y custodia para nuestra casa común” (12-VIII-2020).

 

ACTUAR

Cada quien hagamos lo poquito o lo mucho que podamos para sanarnos y para sanar nuestro entorno de egoísmos, de violencia, de abusos y faltas de respeto a nuestros prójimos y a la obra de la creación.

 

 

 

 

Beata Columba Gabriel, 24 de septiembre

Fundadora de las Hermanas Benedictinas de la Caridad

septiembre 23, 2020 09:00

Testimonios

 

“Joven aristócrata polaca que eligió el camino de la santidad, fortaleciéndose en las pruebas. En cumplimiento de la voluntad divina fundó en Roma las Hermanas Benedictinas de la Caridad”

Hoy festividad de la Virgen de la Merced, la Iglesia también celebra la vida de esta beata. Se llamaba Juana Matylda Gabriel y era polaca. Nació el 3 de mayo de 1858 en Stanisławów (actualmente pertenece a Ucrania, pero entonces se hallaba bajo el dominio austriaco). Era la primogénita de los dos vástagos nacidos en el seno de una noble familia. Su ilustre procedencia y buenos recursos económicos le permitieron gozar de una esmerada educación, que recibió primeramente en su palacio, completándola en el centro de su localidad natal y en la escuela regida por las benedictinas de Lviv. Fue una etapa que le proporcionó gran riqueza espiritual y cultural. A las disciplinas ordinarias añadieron pintura, música y danza, lo cual acrecentó su sensibilidad natural hacia el arte y todo lo bello. El futuro era más que prometedor, pero su convivencia con las religiosas le instó a unirse a ellas como novicia en 1874, antes de culminar sus estudios. Allí tomó el nombre de Columba.

Dos años más tarde obtuvo el título de maestra con toda brillantez, y en 1879 el de profesora de educación secundaria. Acreditada como docente comenzó a dar clases mientras iba fortaleciéndose su vocación. Emitió la profesión perpetua en 1882. En 1889 esta ejemplar religiosa que hacía de la virtud el emblema de su quehacer, competente y gran profesional, fue nombrada priora de la comunidad por la abadesa Alessandra Hatal. Y en 1894 viendo su trayectoria espiritual que enmarcaba una vida de intensa oración, cuyos frutos eran más que visibles en su caridad, prudencia, discreción, sabiduría…, a los que se añadían sus cualidades organizativas y espíritu de iniciativa, la designaron maestra de novicias. Tres años más tarde, tras el fallecimiento de la abadesa madre Hatal, le sucedió en esta alta misión.

Se distinguió por su fidelidad al cumplimiento de la regla. Y ese carácter observante fue instrumento de discordia para las religiosas que no lo eran, como suele suceder en toda rencilla y envidia en las que el rigor evangélico brilla por su ausencia. El dardo envenenado de las injurias sembró su gobierno de dudas, y fue obligada a dimitir de su cargo. Las presiones, lejos de amainar, arreciaron. Llevada de su ardiente caridad con los necesitados, acogió bajo su amparo a una joven huérfana de 12 años que no tenía a nadie, a la que se ocupó de proporcionarle una buena educación. Creyó firmemente en ella, considerando que podía tener buen fondo, pero se equivocó. Hundida en la increencia, la adolescente atacó con fiereza a su bienhechora. Juana siguió intentando que volviese los ojos a Dios, pero la muchacha se enfrentó a todo volcando su ingratitud en el monasterio. La suma de contratiempos y la fuerte oposición de la comunidad obligó a la beata a salir de la misma el 24 de enero de 1900.

Pero Dios Padre nunca abandona a sus hijos, y al final, la verdad, esa verdad que está clavada en la cruz, muestra su faz. La de Juana, como la de todos los elegidos, cabalgaba a lomos de esas celestes previsiones que Dios concibió para ella desde toda la eternidad. Las pruebas que le asaltaron no eran más que destellos del designio divino que acrisolaron su fe, disponiéndola para el destino al que iba siendo conducida. Primero buscó refugio en Roma donde llegó con el peso de su amargura, pero también esperanzada. La acogió la beata María Franziska Siedliska en su obra, la Sagrada Familia de Nazaret. Después, y aunque hubiera deseado volver con su anterior comunidad, por sugerencia del arzobispo de Lviv se trasladó al monasterio benedictino del Subiaco donde permaneció hasta 1902. De nuevo en Roma ejerció su labor apostólica a través de la educación que proporcionaba a la mujer.

Ese espíritu de desprendimiento, su amor a la pobreza, que le llevaba a identificarse con las personas desamparadas y sin recursos, tuvo nuevo cauce en esta etapa de su vida. En la parroquia de Testaccio y Prati los niños y los necesitados fueron los destinatarios de su encomiable labor social. Creó la «Casa de la Familia» que brindaba protección, alojamiento, formación cristiana y asistencia a las jóvenes trabajadoras carentes de medios económicos y alejadas de la familia. Para ello contó con la ayuda de un grupo de nobles mujeres que tenían al frente a la princesa Barberini. La respaldaron en su labor el beato dominico Jacinto Cormier, quien le presentó al cardenal vicario de Roma, Pietro Respighi, y el misionero del Sagrado Corazón, Vincenzo Ceresi. Ambos vieron en sus acciones nueva vía apostólica.

Ayudada por Ceresi abrió una casa en Roma para jóvenes obreras pobres. Simultáneamente, aglutinó en torno a sí muchachas dispuestas a involucrarse en esta misión, lo que dio lugar a la fundación de las Hermanas Benedictinas de la Caridad en 1908. El carisma de asistencia a las mujeres abandonadas lo extendieron después a las parroquias ampliando su radio de acción con niños y ancianos. Indicó a sus hijas que siempre hicieran la voluntad de Dios “con fervor y amor”, recordándoles que había llegado a Roma para ejercer la caridad. Murió el 24 de septiembre de 1926 en Centocelle, una zona marginal de Roma. Después de su deceso, le sucedió en la misión la cofundadora de la Orden, Plácida Oldoini. Juana fue beatificada por Juan Pablo II el 16 de mayo de 1993.