Colaboraciones

 

¿Educamos o se deja todo al azar?

 

 

22 marzo, 2021 | Alfonso Ramos Santander


Imagen de Dean Moriarty en Pixabay

 

 

 

 

 

Alejémonos para observar mejor. Imagina que miras la Tierra desde una nave espacial a kilómetros de altura; imagina que nuestra mente tiene el poder de captar desde allí cómo se desarrolla la vida y el comportamiento de los humanos que habitan nuestro planeta.  ¡Qué enorme impacto!

 

Ante la diversidad de lo observado, nos llegará la necesidad de analizar muchos porqués.

Comencemos el análisis: descendemos y vamos entendiendo que, algo o mucho de todo lo que llamó nuestra atención, depende del estilo educativo familiar.  Esta circunstancia marcará el desarrollo de la personalidad de los niños y jóvenes (futuros hombres y mujeres) al integrarse en la masa social.

 

En estilos educativos, los extremos serían: familias autoritarias y familias muy permisivas.

La familia autoritaria no da a los hijos razones para el comportamiento (tú obedeces y basta o esto es así porque lo digo yo) y basa la disciplina en el castigo.  La familia permisiva no tiene reglas; no propone ni tan siquiera la autoridad de padre/madre (tú decides, no voy a dirigir tu vida, a mí qué me dices)

 

En la actualidad es más frecuente el modelo permisivo. Por eso, más que hablar de desobediencia de niños y adolescentes, cabe referirse a falta de autoridad de sus padres.

 

Cuando hay problemas de fracaso (escolar, personal ..) o de inicio de hábitos insalubres -alcohol, tabaco o droga- es relativamente frecuente constatar cómo sus padres han debido cometer errores en la educación de su prole. Padres que no quieren o no saben ejercer su autoridad -no se plantean decir un “no” a sus hijos-; matrimonios con serias discrepancias entre el padre y la madre expuestas ante sus hijos; padres que no valoran los pequeños -dicen- problemas de los hijos, y padres que hablan poco o nada con los hijos, que no les ofrecen disponibilidad para que les hagan confidencias, que no les preparan para las contrariedades o frustraciones que, seguro, la vida presentará.

Los errores enumerados son algunos de los que más se dan en educación. ¿Quiere eso decir que esos hijos acabarán siendo toxicómanos?  No es eso, no forzosamente; pero digamos que llevan bastantes números para la rifa, ya que sus factores ambientales pueden desencadenar respuestas de acercamiento al uso o abuso de las sustancias mencionadas.  Porque los jóvenes educados en los tipos de familia que comentamos son inseguros, con falta de orientación, con baja autoestima, sin fuerza de voluntad ni criterio propio … ¡son presas fáciles!

Pero, para garantizar en los hijos la prevención de todo tipo de dependencias, no es preciso situarse en el extremo opuesto, el autoritarismo, porque también sus resultados son muy negativos.  Por ello, la familia consciente, con paternidad/maternidad responsable, lo que hace para luchar contra la drogodependencia, es educar fomentando en sus hijos: a) actitudes (ante la vida y ante hechos concretos), b) hábitos (de vida, de comportamiento, de lectura, de tolerancia, de autocontrol, …) y c) valores (respeto, prudencia, laboriosidad, compartir, sinceridad, orden y honradez).