Tribunas

La resurrección de Cristo amante

 

 

Juan José Corazón Corazón
Sacerdote, Doctor en Derecho Canónico, Doctor en Derecho


 

 

 

 

 

Al llegar la Semana Santa, todos los años nos conmueve profundamente contemplar a ese Jesús doliente y clavado en la Cruz. Así lo hemos revivido.

Pero más impresionante aún es la consideración de que Cristo, en su Pasión y su Muerte, no dejó de amarnos ni un solo instante.

“Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” fueron unas de sus últimas palabras, antes de expirar.

No podía entender el malo, Satanás, que un hombre, padeciendo todo aquello, siguiera amando a todos y sin límite, pues Satanás utiliza el mal para más mal.

Y cuando Jesucristo, muerto y amante, se presenta ante Dios Padre, la muerte ya no tiene poder sobre Él.

Es su Amor el que venció y un Amor tan grande merece, necesariamente, la Resurrección.

Y quiso San Juan Pablo II que en el segundo domingo del tiempo litúrgico de Pascua celebráramos su Divina Misericordia, pues Él nos contempla, en nuestros sufrimientos y penas, en nuestras alegrías y gozos, siempre con esos maravillosos ojos impregnados de su Misericordia.

 

Juan José Corazón Corazón