Tribunas

Georg Gänswein sobre la Iglesia actual (I)

 

Jesús Ortiz


 

 

 

 

 

Un hombre bien visible en la Iglesia aunque poco hablador o al menos eso parece. Porque es invitado por foros importantes que valoran su cercanía diaria al papa Benedicto como secretario particular desde hace más de veinte años, y al papa el Papa Francisco como prefecto de la Casa Pontificia del Papa Francisco [i].

También imparte conferencias, tiene presentación de libros importantes, concede entrevistas, o habla ante personalidades de la vida política o jurídica. Su influjo por tanto es mayor de lo que parece, hasta el punto de que el gran público desconoce su personalidad y su pensamiento.

Por así decir y en sintonía con el Papa, le preocupa la reforma de la Iglesia y el impulso a la nueva evangelización especialmente desde una Europa que va renunciando al Evangelio. Ya desde el principio se pregunta ¿está Dios bajo esta gran estructura organizacional de la Iglesia? Y la hace comentando palabras del papa Benedicto XVI precisamente en su tierra alemana: «Mucha gente solo ve la forma externa de la Iglesia. De ahí que se les aparezca solamente como un más de las muchas organizaciones dentro de una un sociedad democrática, en función de cuyas normas y leyes se debe juzgar y tratar ese engorroso mastodonte que es la “Iglesia”».

La profunda crisis para la que no se encuentran remedios procede de un mal diagnóstico, que es el olvido voluntario de Dios, la falta de fe formada y coherente en muchos católicos, en especial cuando no ven a Jesús como el Hijo de Dios encarnado, sino como en gran profeta, y a la Iglesia como una multinacional de la solidaridad. De ahí la insistencia de los últimos pontífices en la centralidad de Jesucristo en la vida de los católicos y la cuestión acerca de Dios en un mundo relativista y paganizado. Y añade el autor que el programa no es alejarse del mundo sino ser testigos creíbles del Evangelio, y mostrar con la vida que la Iglesia tiene una sabiduría que debe atraer con más fuerza.

 

Perspectiva de futuro

Tiene un bagaje amplio de las actividades y conoce de cerca a muchos purpurados, oficiales, y personas que trabajan con fe y generosidad para que la Iglesia salga adelante cada día. Por eso mismo tiene una perspectiva amplia y profunda sobre los grandes problemas del mundo, y participa de las soluciones que proponen estos Pontífices.

Hay en esta obra un capítulo más personal cuando Rothweiler le hace una entrevista para cadena EWTN con motivo de los noventa años de Benedicto XVI. Manifiesta, entre otras cosas, que este Papa es un hombre de profunda vida interior. En concreto dice: «Sí, lo veo día tras día. Y no vi especialmente desde el momento en que me convertí en su secretario y seguí siéndolo después de su elección como papa. Antes, como secretario del cardenal no vivíamos juntos. Por supuesto, a menudo celebrábamos la misa juntos. Pero desde el momento en que fue elegido, nuestra comunidad de trabajo también se convirtió en una comunidad de vida. Desde ese momento, celebrar juntos la Santa Misa ha formada porte de nuestra vida en común hasta este día. Es conmovedor ver cómo el papa Benedicto XVI se entrega por completo a la actividad litúrgica, incluso en la vejez, con algunas dolencias, y con qué intensidad entra en la oración».

 

Presentación de dos obras importantes

En diciembre de 2016 presentó en München el libro «Últimas conversaciones con Benedicto XVI», de Peter Seewald, que es casi un diario plagado de anécdotas y reflexiones del Papa y en tono coloquial, que no quita profundidad. Por ejemplo, recoge sus palabras sobre su dimisión: «Estoy convencido de que no fue una huida, de ningún modo fue la respuesta a presiones reales, que no existían. Uno no debe rendirse jamás a la presiones. Uno no debe alejarse en el momento de la tormenta, sino que debe resistir. Solo puedes salir cuando nadie te lo pida. Y nadie lo pidió en mi tiempo. Nadie. Sabía que tenía que hacerlo y que era el momento adecuado. Fue una completa sorpresa para todos».

Gänswein considera que estas últimas declaraciones no alteran para nada su actitud y decisiones anteriores, y escribe: «¿Encontramos ahora, en estas últimas declaraciones de Benedicto XVI, tal vez su testamento a una última corrección de ese testamento? Probablemente no. Su voluntad como papa se encuentra en los nueve tomos de Insegnamenti que produjo durante su pontificado, pero sobre todo en sus libros sobre Jesús, que “simplemente tenía que escribir porque la Iglesia se acaba cuando dejamos de conocer a Jesús” (recoge del Papa)».

En noviembre de 2015 presentó el libro «Dios o nada» del cardenal Sarah en la que Georg presenta su propia interpretación de las importantes ideas e impulsos contenido en esa obra. Aludiendo al hecho de que los Estados occidentales se han constituido en una especie de religión, con su magisterio, la adhesión de sus ciudadanos, el alejamiento de las personas, y el abuso de legislar como si fueran la última instancia de la justicia, escribe con ideas de Sarah: «Uno tras otro, comprando la agenda de los grupos de presión globales, socavan la ley natural y tratan de legislar sobre la naturaleza humana, entonces estamos ante algo que va más allá de una fatal recaída en la en la regla de la arbitrariedad. Se trata de una nueva claudicación ante las tentaciones totalitarias que siempre han sobrevolado nuestra historia como un oscura sobra».

 

 

Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico

 


 

 

 

 

 

 

[i]
Georg Gänswein.
Cómo la Iglesia católica puede restaurar nuestra cultura.
Rialp. Madrid 2021. 203 págs.