Editorial

 

El estado policial de características liberales o el “estado rosa”

 

 

01 julio, 2021 | por ForumLibertas.com


 

 

 

 

 

Es el estadounidense Ross Douthat, columnista del New York Times, entre otros periódicos y antiguo director de la revista The Atlantic, quien ha acuñado esta calificación de estado policial de características liberales en su libro La Sociedad Decadente (2021/20), refiriéndose a nuestros estados pretendidamente liberales. Para tal calificativo se ha inspirado explícitamente en la definición del modelo económico chino de Deng Xiaoping, “capitalismo con características chinas”. En realidad, prefiero otro nombre  que también menciona en el mismo texto: “estado policial rosa” del que se declara autorJames Poulos, doctor en filosofía por la Universidad de Georgetown, y editor general de The American Mind, y autor de The Art of Being Free: How Alexis de Tocqueville Can Save Us from Ourselves (2017). No se trata de peligrosos derechistas, ni de reaccionarios profesionales, más bien de periodistas de reconocida carrera, que tienden a pensar la realidad por cuenta propia, y que se han alineado en posiciones que se pueden calificar de izquierdas.

Ambos conceptos definen a los regímenes que por evolución silenciosa se han ido apoderando de la mayoría de las sociedades occidentales, sobre todo a partir de este siglo, aunque sus componentes eclosionan en la centuria pasada. Es la evolución lógica de la sociedad desvinculada, que solo puede mantener su ideología dominante mediante una mayor represión y manipulación, mediante sistemas policiales, pero en las condiciones de la tercera década del segundo milenio.

Poulos lo define como un orden en el que la autoridad pública esta “interviniendo agresivamente en los detalles íntimos de la vida cotidiana como un amigo con respecto a determinadas formas de libertad civil, pero como un enemigo con respecto a otras”.  Con esta descripción está definiendo una aplicación asimétrica de las libertades reconocidas. Esta dinámica transforma el estado de derecho en un estado de leyes, donde los derechos en su práctica no son iguales para todos.

Para Douthat las libertades civiles a proteger son las del placer y las del consumo, y de estar a “salvo” de las amenazas de determinadas agresiones, no solo en relación con la integridad física, sino con el bienestar psicológico. Las libertades que se restringen son las que posibilitan la resistencia, tanto personal como política: las libertades de culto y de expresión y la capacidad de participar plenamente en la cultura (p 186). La  fe religiosa, en nuestro caso el cristianismo, y la Iglesia Católica por su dimensión, son percibidos como los enemigos a cancelar,  porque forja conciencias independientes del estado, como ya explicaba en 1980 Vaclav Belohradsky, en La Vida como Problema Político (Ediciones Encuentro  1988), al establecer un paralelismo entre los regímenes del Este de Europa y la evolución de las democracias occidentales.

El placer y el consumo son dos características básicas de la cultura de la desvinculación en la que la realización personal se concibe solo como la satisfacción del deseo, sin otros limites si se aplica a un tercero la búsqueda de la satisfacción, que su conformidad, real o condicionada. En este marco de referencia la racionalidad solo importa en la medida que justifique aquella satisfacción, y la libertad solo se entiende a su servicio. La verdad es aquella que se ajusta o es ajustada a tales parámetros.

La cita que hace Douthat de Freddie de Boer, un hombre de izquierdas, un marxista de tercera generación, crítico con la izquierda contemporánea, es demoledora. Se refiere al ecosistema político en estos términos “el mundo hipersensible es un mundo de soplones, chivatos, ratas. Si vas a cualquier espacio que tenga que ver con la justicia social, interrogante con que te encuentras internamente. Vigilancia infinita. Todo el mundo debe ser juzgado, todo el mundo está bajo sospecha. Todo lo que dices ha de ser escrutado, seleccionado, analizado en busca de cualquier posible ofensa. Todo el mundo es un detective en la División de Problemáticos y patrulla las 24 horas de los 7 días de la semana. Buscas y buscas a alguien Malo haciendo Algo Malo, encontrando formas de acusar a escritores y artistas y a gente normal de algo, lo que sea.” (192)

Hay una pretensión ideológica en el liberal progresismo cosmopolita y su aliado, la postizquierda de género, que es la de educarnos. Es un común denominador con las visiones comunistas: la reeducación de los disidentes.  Si como afirman lo personal es político, la política ha de actuar en el terreno personal, y esto significa introducirse en los hogares, en las cocinas, en los dormitorios, en las relaciones de pareja, en la forma cómo educamos a nuestros hijo, en la reducción sistemática de la patria potestad. Es la fiscalización de la vida privada. Y es también la conversión de los grandes símbolos del deseo en “derechos humanos.

Esto es precisamente lo que ha hecho el Parlamento Europeo con el informe de Predrag Fred Matić (del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo), convertir el aborto en un nuevo derecho humano y en consecuencia prescribiendo la objeción de conciencia: no puede haber objetores ante los derechos humanos.

La guerra cultural que han desencadenado comporta no solo un nuevo y radical sistema de valores y leyes contrarias a nuestra cultura y a la ley natural, sino que comporta la necesaria conversión en un estado policial y represor. En España pronto quienes rezan o se ofrecen a informar en las proximidades de la clínicas abortistas podrán ser condenados a penas de cárcel, mientras que todo tipo de piquetes agresivos, incluidos los que entran en los centros de culto, son amparados por la libertad de expresión y manifestación: esto es el estado de leyes como substituto del estado de derecho.

Es también la libertad lo que está en juego en esta guerra cultural que nos han declarado. Por eso no puedes permanecer neutral.