Tribunas

Algo más que Orientaciones Pastorales

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Sin la habitual presentación a los medios, de repente, como si estuviera prevenida ante posibles filtraciones, la Conferencia Episcopal Española cuelga en la web su ya no nombrado Plan de Pastoral.

Ahora se le llama “Orientaciones pastorales y líneas de acción” y se especifica, tanto en la introducción como muy pronto en el texto, que quizá la denominación de Plan Pastoral no era la correcta, porque los planes pastorales son de los obispos en sus diócesis.

Por cierto que no creo que haya muchos fieles cristianos que se lean estas Orientaciones y líneas de acción. Y no sé si muchos sacerdotes. Por eso habrá que ir entresacando las ideas principales.

Si no mal recuerdo, el antes llamado primer Plan de Pastoral de la Conferencia Episcopal se escribió después de la visita primera de Juan Pablo II a España. Fue cuando los obispos descubrieron que los españoles habían respondido a la presencia del Papa de una forma sorprendentemente positiva. Intuyeron entonces que las raíces cristianas de este pueblo aún estaban vivas.

Ahora parece que ya no es así. Que España ha dejado de ser católica –sin fáciles concesiones a Azaña-, o que los españoles han dejado de ser católicos, aunque exista un sustrato que no se pueda negar. La aceleración de la historia, según qué sentido, va más rápido que la conversión misionera. Porque la clave de este documento, que se acaba de colgar en la web, es que es mucho más que unas orientaciones pastorales.

Después de una primera rápida lectura, da la impresión de que los obispos han publicado un texto que trasciende las indicaciones de una mero Plan Pastoral, o las orientaciones y líneas de acción sobre la actuación de la Iglesia.

Ofrecen un diagnóstico que hay que leer en profundidad y que puede dar mucho juego. Un análisis hecho desde el realismo, con una perspectiva amplia, sin excesivos sociologismos, y con una propuesta teológica de calado.

Evidentemente en la línea del pontificado del Papa Francisco. Pero sin las rupturas de la lógica argumental a las que nos tienen acostumbrados algunos sectores de la Iglesia que padecen de la enfermedad del adanismo.

Son muchos los temas que proponen los obispos también para la reflexión y el debate. Poco a poco sin fáciles titulares, que los hay porque los dan. Está claro que no han querido hacer sangre con la situación actual, tanto de la sociedad como de la Iglesia. Su mirada ha pretendido ser de medio y largo alcance.

Si las orientaciones tenían el riesgo de servir lo mismo para España que para Tombuctú, parece que se ha evitado el peligro. Aunque, como en todo documento de esta naturaleza, hay cuestiones que pueden tener un excesivo peso, otras están demasiado ausentes, otras responden a la coyuntura general del pontificado…

Sin lugar a dudas, es un buen texto para la sosegada lectura y meditación en este estío.

Una pena que no tengamos, todavía, una presentación autorizada.

 

 

José Francisco Serrano Oceja