A escondidas

A VIVIR QUE SON DOS DÍAS

 

Marisa Puente | 14.07.2016


¿La vida son dos días? Todo va muy deprisa y todo nos parece insuficiente. Las tecnologías aportan avances muy positivos que hacen la vida mucho más fácil, pero también son peligrosas. Vivimos conectados a todo y a todos las 24 horas del día. Hace unos años se usaba el teléfono para cosas importantes, a la hora de descansar no se contestaba, había momentos de tranquilidad sin que nadie molestara y horas en los que no se llamaba por prudencia. Se leía el periódico una vez al día, se escuchaba la radio de vez en cuando y en la televisión se veían los informativos de la mañana, mediodía y noche.

Ahora todo es mucho más abrupto, más acelerado, más estresante. Estamos en contacto con todos continuamente y contestamos mensajes cada cinco minutos, sin dejar el teléfono a más de un metro de distancia. Leemos los periódicos digitales cada hora por si han actualizado la información, también entramos en las redes sociales cada diez minutos para ver más noticias inmediatas – y de paso, algún cotilleo- , a la vez vemos un programa en la televisión en el que analizan lo ocurrido y hacemos zapping para ver otro que resulta más entretenido. Todo se queda anticuado instantes después de conocerse, algo publicado el día anterior ya no es nada actual.

Queremos atenderlo todo y saberlo todo. El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nuestra mano, nos hemos vuelto adictos a él sin ser conscientes de que nos roba tiempo de manera absurda. En vez de disfrutar de lo que hacemos en cada momento especial, de las personas con las que estamos o de los lugares a los que vamos, preferimos hacer una foto o un vídeo para difundirlo después. Si vamos a algún lado y no colgamos una imagen con la ubicación, es como si no hubiéramos estado allí jamás.

Las horas pasan y seguimos enganchados, cuando queremos darnos cuenta ha pasado un día más en el que hemos vivido a contracorriente, sin haber tenido tiempo de hacer nada nuevo. Así que, sí, después de contestar a todos los whatsapps, cotillear la vida de nuestros amigos en las redes sociales, compartir lo que hemos hecho para darles envidia y volver a coger el teléfono para ver si alguien nos ha dado un “me gusta”, nos ha puesto un comentario o nos ha enviado un mensaje, lo que queda de vida son “dos días”.

 

Marisa Puente