Cartas al Director

 

Deshonor o caos

 

“¿Talento para ascender? El señor se burla del mío. Con ser mediocre y saber arrastrarse se llega a cualquier parte”
(Fígaro)

Pierre-Augustin de Beaumarchais
Dramaturgo francés

 

 

 

César Valdeolmillos Alonso | 30.11.2018


 

 

Cara

El juez es la autoridad encargada de aplicar la ley con justicia y honor. De ahí que los jueces y magistrados deban gozar de absoluta independencia, pues de estar su elección o ascenso sometidos a otro poder, la pureza de su función podría verse alterada, con lo que sus decisiones pudieran no ser justas, y por supuesto, carecerían de honor, y aunque en última instancia hubieran de ser acatadas por la autoridad que comporta el cargo, no merecerían el respeto ni el apoyo de la sociedad.

Desde que se promulgó en España la Ley Orgánica del Consejo General del Poder Judicial en 1980, sus veinte vocales miembros eran elegidos:

  • Cuatro por el Congreso de los Diputados.
  • Cuatro por el Senado.
  • y doce por los componentes del Poder Judicial.

 

La misión principal de este órgano de gobierno, es garantizar la independencia de los jueces y magistrados frente a los demás poderes del Estado.

Sin embargo, cuando en 1985, Felipe González ganó las elecciones con mayoría absoluta y vio que las sentencias de los jueces no se sometían a la orientación política del poder Ejecutivo —es decir: su Gobierno—, amparándose en el artículo 117 de la Constitución que dice que: “La justicia emana del pueblo…” decidió cambiar la Ley Orgánica del Poder Judicial, argumentando que este órgano debía ser un fiel reflejo de la voluntad del pueblo, o lo que es lo mismo: de la composición política del Parlamento.

Con argumento tan demagógico, modificó la forma de elección de los doce vocales de procedencia judicial, en el sentido de que los veinte vocales pasaran a ser elegidos por las Cortes Generales. Lo hizo solo con los votos de su mayoría parlamentaria y la oposición del PP, Minoría Catalana, el Grupo Centrista y PNV.[1]

Con esta modificación de la Ley de 1980, se ignoraba intencionadamente, que la Constitución también dice que:

  • Los “Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial” han de ser “independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”.

No sé si es verdad que Alfonso Guerra, por entonces vicepresidente del Gobierno, dijera la célebre frase:

-        “Montesquieu ha muerto”. Lo cierto es que fueron los socialistas quienes lo mataron.

No es menos cierto que posteriormente el Partido Popular obtuvo diferentes mayorías absolutas, y a pesar de su promesa de modificar esta modificación de los socialistas, jamás la cumplieron.

La verdad es que el PP, prácticamente derogó muy pocas leyes de las aprobadas por el PSOE y cuando lo hizo, lo hizo mal y a destiempo.

Y tampoco es menos cierto que los justiciadores mostrasen una decidida oposición ante la trascendencia del contenido de la Ley que modificaba sus nombramientos y amenazaba su independencia.

La realidad es que a partir de esa aprobación, el poder ejecutivo, pasaba a controlar toda la estructura del Poder Judicial en España.

Esta vergonzosa situación para cualquier democracia que se precie, se mantiene vigente ya, 33 años. Sin embargo, ha aparecido un hombre que tiene un concepto íntegro de lo que es aplicar la ley con justicia y honor, que no está dispuesto a participar en el mercadeo político y ha plantado cara a los partidos para proteger su independencia, renunciando al pacto hecho entre PP y PSOE para que ocupara la presidencia del órgano de Gobierno de los jueces y magistrados, y del Tribunal Supremo.

La postura del magistrado Manuel Marchena, es una muestra clara de su rechazo a la invasión de la política en el terreno judicial. En su carta de renuncia a la propuesta realizada por los partidos, lo manifiesta claramente.

-       “Jamás he actuado condicionando la aplicación del derecho a la opción política del querellado”.

Por fin un juez se ha atrevido a enfrentarse a los políticos porque ha visto comprometido su prestigio por un sistema contra el que claman todas las asociaciones judiciales.

Al magistrado Manuel Marchena, se le ha puesto al límite de su dignidad, y ha vencido al final su “yo”, su naturaleza de ciudadano decente.

 

 

Cruz

Recién llegado de Cuba, el Presidente del Gobierno compareció ante los medios de comunicación para hacer una declaración[2] solemne en la que entre otras cosas decía:

-       “Al conjunto de españoles quisiera trasladarles que hemos dado un paso decisivo, determinado, un paso adelante, y que estamos con las garantías absolutas para resolver un conflicto que dura más de 300 años. Hemos logrado las garantías suficientes para poder abordar la solución a un conflicto que dura más de 300 años, entre el Reino Unido y España”.

 

Sin embargo, cuando la premier británica llegó el sábado a Bruselas para reunirse con el Presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker y del Consejo Europeo, Donald Tusk, recalcó que "la posición del Reino Unido respecto a Gibraltar no ha cambiado" y que el Gobierno británico "siempre mirará por los intereses de los ciudadanos de Gibraltar".

El presidente de Gobierno, en vez de presidir la delegación española en Bruselas para defender los derechos de España sobre Gibraltar en la crisis del Brexit, envió al Secretario de Estado para asuntos europeos, Marco Aguiriano, mientras él se paseaba por La Habana, acompañado de su esposa y un grupo de empresarios españoles para los que logró del Gobierno cubano un compromiso vago e impreciso para buscar oportunidades de mercado para inversiones españolas en sectores fundamentalmente de infraestructuras.

Claro que hablar de proyectos españoles en Cuba en sectores estratégicos, es un brindis al sol que no va a ninguna parte ni producirá ningún efecto en nuestra economía, máxime, si tenemos en cuenta que la administración cubana adeuda 300 millones al  empresariado español, sin que de momento haya previsiones de solución al problema, porque Cuba carece de divisas para pagar sus deudas a otros países.

Mientras tanto, en Bruselas, las negociaciones sobre el Brexit estaban bloqueadas por las exigencias de España hechas en el último momento, en relación con el tema de Gibraltar, llegando la tensión a tal extremo, que Moncloa solicitó la mediación del Rey para desbloquear la situación.

La conversación telefónica de Felipe VI con el Presidente de la Comisión Europea, fue decisiva para acercar posturas entre Madrid y Londres. Con el fin proporcionar una salida que conformara al Presidente español, le remitieron una carta conjunta en la que exponen su "visión compartida" de las inquietudes de España y su "comprensión" y "solidaridad" respecto a Gibraltar, y que los acuerdos independientes a los que puedan llegar la UE y Londres sobre el Peñón, una vez producido el Brexit, requerirán de la "conformidad previa" de España.

Pues muy bien, joven doctor Sánchez. Si para usted esa cartita es garantía suficiente para poder abordar la solución a un conflicto que dura más de 300 años, me permito señalarle;

1.      Que para abordar un tema entre partes, no hace falta más que una de ellas quiera hacerlo. Otra cosa muy diferente es que el hecho de abordarlo, nos conduzca a alguna parte.

2.      Que el mencionado escritico, no es otra cosa que el caramelo que se le da a un niño enrabietado, para que se calle y deje de dar el coñazo, porque no tiene el menor valor jurídico.

3.      Que como lo único que tiene valor jurídico es el tratado que usted no fue capaz de lograr que se modificase atendiendo a los intereses de España, y que humillada y sumisamente al final firmó, los españoles, con la comprensión y solidaridad de los presidentes de la Comisión y el Consejo europeos, y la de un fraile, nos haremos aire.

 

Eso es lo que vamos a hacer los españoles —y con toda seguridad los ingleses— con su cartita, que con exquisito esmero y cuidando de que no se deteriore demasiado, vamos a colocar en el lugar que merece junto al trono en el que todos nos sentamos a diario para desocuparnos, y así quedar felices y satisfechos. Aunque estoy pensando, que ese tipo de grandilocuentes declaraciones, como cuanto más  superficiales y vacías de contenido están, en papel más regio se escriben, seguramente ni para tan aséptico servicio sirve.

Pero vamos, joven doctor Sánchez, que poco le ha durado a usted la medalla que se colgó en su comparecencia ante los medios, porque inmediatamente, la premier británica Theresa May, se apresuró a asegurar:

-       España "no ha conseguido lo que quería respecto a Gibraltar",

Y subrayó:

-       …el Peñón "está cubierto por todo el acuerdo de salida y el período de implementación" del Brexit.

Pero por si alguien llegase a creer que los burros, un día pueden llegar a volar, la primera ministra británica cerró la cuestión con esta contundente afirmación:

-       "Estamos orgullosos de que Gibraltar sea británico y nuestra posición sobre su soberanía no ha cambiado, ni cambiará"

Por su parte el presidente de la Comisión Europea ha admitido que el acuerdo con Sánchez no modifica ningún documento del Tratado de Retirada y añadió:

-       "Fue más fácil convencer a Madrid que a Londres"

Y por último, preguntada la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaité, sobre cómo se convenció a España para aceptar el acuerdo, dijo:

-       "Normalmente hay, y puedo bromear, trucos: prometemos prometer”.

Otras fuentes de la Unión Europea han señalado:

-       "Se trata de una declaración política, sin ninguna validez jurídica". "Es como decir que el sol sale cada mañana". Las quejas del Gobierno español llegaron "en el último momento", lo que irritó a algunos países.

Podría seguir abundando en detalles sobre la bochornosa gestión que el Ejecutivo español ha hecho de este tema en la Unión Europea, dejando por los suelos la imagen de España en el concierto internacional y provocando con ello, no solo que se nos humille y ningunee, sino que seamos objeto de la rechifla de Europa.

No es cierto que Alfonso Guerra dijera del joven doctor Sánchez lo que publicó el diario “El Mundo”, porque previamente se advertía que se trataba de una entrevista ficticia. Pero… ¿Ustedes creen que podría haberlo dicho?

"Jamás he conocido a nadie con unas ansias más grandes de dormir en La Moncloa. ¡Ni en los presidentes del Partido Popular! Ese afán de protagonismo, esa afectación por su imagen, ese estudio de sus gestos y sus poses, ese terrible vacío en todo cuanto dice, la insignificancia de su mensaje, las ansias porque no lo saquen de allí ni con agua hirviendo, aunque para ello tenga que asociarse con lo peor de cada casa... Hemos fracasado en este partido que hoy tenemos. Y nada hace prever que las cosas puedan mejorar".

Emulando a Winston Churchill, podríamos decir que los políticos españoles nos han dado a elegir, entre el deshonor o el caos. Elegimos el deshonor, y tendremos el caos.

 

César Valdeolmillos Alonso


 

[1] http://www.congreso.es/votoplenoh/L2/19850620015.pdf

(Votación plenaria del día 20/06/1985. Enmiendas del Senado. Votación final de conjunto Ley Poder Judicial)