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Servicio diario -
17 de mayo de 2006


Santa Sede
El Papa presenta la aventura espiritual de san Pedro como lección y consuelo
El Papa recibirá este jueves a un representante del patriarcado de Moscú
La Santa Sede exigirá libertad religiosa para los cristianos en países de mayoría islámica
Benedicto XVI invita a rezar el Rosario para crecer espiritualmente
«Permaneced fuertes en la fe», lema del viaje de Benedicto XVI a Polonia
Nuevo obispo para Santiago del Estero (Argentina)

Mundo
«El Código Da Vinci», una película sobre la que la Iglesia tiene poco que preocuparse
Los cristianos tienen «más que nunca» su lugar en Oriente Medio
Un cuadro plasma la herencia espiritual de Pedro Poveda
Episcopado peruano lanza una campaña de ayuda a niños con malformaciones faciales
Papeleras: Episcopados argentino y uruguayo convocan una jornada de oración
El presidente de la Conferencia Episcopal Española habla de educación y terrorismo

Entrevista
Benedicto XVI viaja a Polonia para dar las gracias a la patria de Juan Pablo II
Los laicos, protagonistas de la nueva evangelización

Audiencia del miércoles
Benedicto XVI: «Pedro el pescador»

Nuevos movimientos
Encuentros de Promoción Juvenil
Encuentro Matrimonial Mundial

Documentación
El otro Código; el Opus Dei en el día de presentación de la película

 




 


Santa Sede



El Papa presenta la aventura espiritual de san Pedro como lección y consuelo
Como el apóstol, dice, «tenemos que seguir a Jesús y no precederle»

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI revivió este miércoles la aventura espiritual de san Pedro, el pescador de Galilea, para sacar una lección: seguir los proyectos de Dios y no transformarlos con nuestros deseos humanos.

Repasando la llamada de Cristo a Simón y sus primeros pasos tras el Señor, el Papa constató que Pedro quería, en un primer momento, «un Mesías "hombre divino", que responda a las expectativas de la gente, imponiendo a todos su potencia».

«Nosotros también deseamos que el Señor imponga su potencia y transforme inmediatamente el mundo», reconoció.

Sin embargo, siguió aclarando, «Jesús se presenta como el "Dios humano", el siervo de Dios, que trastorna las expectativas de la muchedumbre, abrazando un camino de humildad y de sufrimiento».

Escucharon en esta ocasión la catequesis del Papa más de 45.000 peregrinos, en una soleada mañana. Continuaba así con la serie de reflexiones sobre la Iglesia. Tras haber explicado que Cristo la confió a sus apóstoles, en las próximas semanas recorrerá, uno a uno, estos personajes.

Y el Papa comenzó por su predecesor presentando dos escenas decisivas de su vida.

Comenzó perfilando el carácter del personaje: «era un judío creyente y observante, confiado en la presencia activa de Dios en la historia de su pueblo».

Presentó también su «carácter decidido e impulsivo», «dispuesto a hacer prevalecer sus razones, incluso con la fuerza», como cuando sacó la espada cortando la oreja de una persona en el Huerto de los Olivos para defender a Jesús.

«Al mismo tiempo, a veces es también ingenuo y temeroso, así como honesto, hasta llegar al arrepentimiento más sincero».

La primera escena que presentó del «itinerario espiritual» de Pedro, fue la llamada de Jesús, cuando tras dirigirse a la muchedumbre desde su barca, tuvo lugar la pesca milagrosa.

Ante las redes llenas, el pescador experto reaccionó con «asombro y estremecimiento»: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador».

Jesús le respondió invitándole a ser «pescador de hombres» y el Papa añadió hablando en la plaza levantada en el mismo lugar de su martirio: «Pedro no se podía imaginar todavía que un día llegaría a Roma y que aquí sería "pescador de hombres" para el Señor».

Y a pesar de que Pedro respondió con generosidad a esta llamada, en realidad «el Mesías al que está siguiendo en sus sueños es muy diferente al auténtico proyecto de Dios». Por eso, «ante el anuncio de la pasión, se escandaliza y protesta».

Y Jesús le dice: «¡quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». O con otras palabras, como aclaró Benedicto XVI, «no me indiques tú el camino, yo sigo mi camino y tú ponte detrás de mí».

Cristo entonces le explicó en que consiste seguirle. Se trata, en realidad, de una segunda llamada: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame...» Al aceptar estas palabras, el apóstol vivió su segunda «conversión».

«Estas diferentes conversiones de san Pedro y toda su figura son motivo de gran consuelo y una gran enseñanza par . nosotros», dijo el Papa al sacar lecciones para la vida de cualquier cristiano.

«También nosotros deseamos a Dios, también queremos ser generosos, pero también nosotros nos esperamos que Dios sea fuerte en el mundo y transforme inmediatamente el mundo, según nuestras ideas, según las necesidades que vemos», constató.

«Dios opta por otro camino. Dios escoge el camino de la transformación de los corazones en el sufrimiento y en la humildad. Y nosotros, como Pedro, siempre tenemos que convertirnos de nuevo», propuso.

«Tenemos que seguir a Jesús y no precederle: Él nos muestra el camino», recalcó.

«Pedro nos dice --aseguró--: tú piensas que tienes la receta y que tienes que transformar el cristianismo, pero quien conoce el camino es el Señor. Es el Señor quien me dice a mí, quien te dice a ti: "¡sígueme!"».

«Y tenemos que tener la valentía y la humildad para seguir a Jesús, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida», concluyó.
ZS06051703

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El Papa recibirá este jueves a un representante del patriarcado de Moscú


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibirá este jueves al presidente del Departamento de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú, el metropolita Kirill de Smolensk y Kaliningrado.

El encuentro tiene lugar después de que el representante de la Iglesia ortodoxa con el mayor número de fieles del mundo participara del 3 al 5 de mayo en un encuentro cultural organizado por el Patriarcado y por el Consejo Pontificio de la Cultura.

El encuentro entre el Papa y el metropolita, según han confirmado fuentes vaticanas, está previsto para las 18.00 horas de este jueves.

Tras la audiencia, a las 19.00 el representante ortodoxo asistirá a un concierto del coro del monasterio «Sretenskiy» de Moscú en el Auditorio de la Conciliación, que se celebra con motivo de la nueva iglesia ortodoxa rusa en Roma de santa Catalina de Alejandría.

El mismo metropolita Kirill bendecirá la iglesia a las 11.00 de este viernes. A las 13.00 de ese día recibirá en la embajada rusa el premio de la Universidad de Fribourg.

El programa de su visita concluirá el viernes, a las 17.00, con una rueda de prensa en la embajada de la Federación Rusa ante Italia.

En su intervención en el encuentro de Viena, el metropolita Kirill, tras recordar las tensiones entre la Iglesia católica y la ortodoxa rusa surgidas en los años noventa, afirmó: «Ha llegado la hora de reunir las piedras. Tenemos que tratar de resolver juntos los problemas que están en la agenda de nuestras relaciones».
ZS06051706

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La Santa Sede exigirá libertad religiosa para los cristianos en países de mayoría islámica
Intervención del arzobispo Lajolo, secretario vaticano para las relaciones con los Estados

CIUDAD DE VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha confirmado su intención de movilizarse entre la comunidad internacional para salir en defensa de los derechos fundamentales de los cristianos en países de mayoría islámica, en donde se les niega la libertad religiosa.

Así lo confirmó este martes el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, al intervenir en la sesión plenaria del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes y los Itinerantes, sobre el tema: «Migración y movilidad desde y hacia los países de mayoría islámica».

Monseñor Lajolo, comúnmente conocido como «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, según se pudo comprobar por la síntesis de su intervención transmitida por «Radio Vaticano», comentó la petición que lanzó el lunes Benedicto XVI a los países de mayoría islámica para que se dé reciprocidad en el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa.

Esta reciprocidad exige que, si en los países de mayoría cristiana se reconoce la libertad de culto a los musulmanes, ésta también debería ser reconocida en naciones en la que la mayoría de los ciudadanos creen en esa religión.

Sin embargo, este concepto «parece por ahora ajeno en materia religiosa a gran parte de los países musulmanes, que invocan para sus ciudadanos en el extranjero la plenitud de los derechos que no reconocen, por el contrario, a los inmigrantes de otras confesiones en el propio territorio», lamentó monseñor Lajolo.

Esta situación, como él mismo reconoció, está obligando a cristianos a abandonar países de mayoría islámica.

Por este motivo, el arzobispo aseguró que la Santa Sede hará escuchar su voz ante las organizaciones y las conferencias internacionales para promover el respeto de los derechos humanos de los emigrantes y el reconocimiento de una situación jurídica adecuada a la dignidad de toda persona.

La Santa Sede seguirá declarando además, concluyó, su firme oposición a todo intento de utilizar la religión para justificar el terrorismo y la violencia.
ZS06051709

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Benedicto XVI invita a rezar el Rosario para crecer espiritualmente


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI se despidió de los 45.000 peregrinos presentes este miércoles en la audiencia general invitándoles a rezar el Rosario, como «momento de crecimiento espiritual».

Antes de dejar la plaza de San Pedro, el Papa saludó en particular a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, que habían venido con sus trajes de bodas, para exhortarles a todos «a intensificar» esta oración, «especialmente en este mes de mayo, dedicado a la Madre de Dios».

«Queridos jóvenes --dijo--, os invito a valorar esta tradicional oración mariana que ayuda a comprender mejor los momentos centrales de la salvación realizada por Cristo».

«Queridos enfermos --añdió--, os exhorto a dirigiros con confianza a la Virgen, a través de este ejercicio de piedad, confiándole todas vuestras necesidades».

Por último, a los recién casados, les invitó a «hacer del rezo del Rosario en familia un momento de crecimiento espiritual bajo la mirada de la Virgen María».
ZS06051705

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«Permaneced fuertes en la fe», lema del viaje de Benedicto XVI a Polonia


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Al final de la audiencia general de este miércoles, Benedicto XVI saludó a los peregrinos polacos recordando que a finales de este mes emprenderá una peregrinación apostólica que tiene por lema «Permaneced fuertes en la fe».

El segundo viaje apostólico internacional de este Papa, que tendrá lugar del 25 al 28 de mayo, recorrerá algunos de los lugares decisivos para la vida de Karol Wojtyla antes de llegar a ser Papa.

«Desde hoy, ya os pido a vosotros y a toda la Iglesia en Polonia que recéis para que, en estos días, con la ayuda de la gracia de Dios, podamos fortificarnos recíprocamente en el testimonio de la fe», dijo el Santo Padre.

Y concluyó su saludó en polaco deseando: «Que el siervo de Dios Juan Pablo II nos acompañe».
ZS06051704

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Nuevo obispo para Santiago del Estero (Argentina)
Monseñor Francisco Polti Santillán, actualmente obispo de Santo Tomé

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado obispo de Santiago del Estero a monseñor Francisco Polti Santillán, actualmente obispo de Santo Tomé, en la provincia de Corrientes, según informó este miércoles la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Monseñor Polti, de 67 años, perteneciente a la Prelatura personal del Opus Dei, será el octavo obispo de esta sede que tiene su asiento en la ciudad más antigua de la Argentina, llamada por ello «madre de ciudades».

Según informa la agencia católica argentina, Aica, Francisco Polti Santillán nació el 17 de noviembre de 1938 en Santiago del Estero. En 1956 comenzó sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas y Diplomáticas en la Universidad Nacional del Litoral, de Santa Fe; se graduó de Abogado en la Universidad de Navarra (España). Obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, de Roma, con su tesis doctoral sobre «La dignidad de la persona como circunstancia agravante del delito».

Se ordenó sacerdote el 11 de agosto de 1963 en Madrid, España, y comenzó su actividad pastoral como capellán del Centro Cultural y Deportivo "Peñavera", en Oviedo (España).

De regreso en la Argentina, en abril de 1964 fue nombrado capellán de la Residencia Universitaria «Cheroga» y del Centro Universitario «Litoral», en Rosario. De 1970 a 1983 ocupó diversos cargos directivos en la Comisión Regional de la Prelatura del Opus Dei en la Argentina, trabajando en estrecha colaboración con el Vicario Regional. En 1983, al crearse la Delegación de Buenos Aires de esa Prelatura pasó a formar parte de su Consejo, hasta 1993.

A principios de 1993 se trasladó a Santa Fe, donde trabajó especialmente con universitarios y en mayo último fue nombrado Juez del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de primera instancia de Santa Fe.

El 13 de julio de 1994 Juan Pablo II lo designó obispo de Santo Tomé, sede de la que tomó posesión el 11 de septiembre de ese año.

El 22 de agosto de 1994, en una solemne ceremonia en la catedral metropolitana de Buenos Aires recibió la consagración episcopal de manos del arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, cardenal Antonio Quarracino, actuando como obispos co-consagrantes monseñor Fortunato Antonio Rossi, arzobispo emérito y administrador apostólico de Corrientes; monseñor Edgardo Gabriel Storni, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz; monseñor Domingo Salvador Castagna, arzobispo electo de Corrientes y administrador apostólico de San Nicolás de los Arroyos; y monseñor Alfonso Delgado, obispo de Posadas.

Santiago del Estero, fundada en 1550, la ciudad más antigua de la Argentina, al principio dependía eclesiásticamente de la diócesis de Lima. Luego pasó a depender de la de Charcas (La Plata). El 14 de mayo de 1570, San Pío V, con la bula «Super Specula», erigió la primera diócesis del actual territorio argentino, llamada Córdoba del Tucumán y designó a la ciudad de Santiago del Estero como sede episcopal, a la que llegó a comienzos de 1582 su primer obispo, el dominico Fray Francisco de Vitoria.

En 1699 el papa Inocencio XII trasladó la sede episcopal a la ciudad de Córdoba, con lo cual Santiago del Estero quedó sujeta a la jurisdicción cordobesa hasta el 28 de marzo de 1806, cuando Pío VII erigió la diócesis de Salta, en cuyos límites quedó comprendida.

El 15 de febrero de 1897, León XIII creó la diócesis de Tucumán y entonces Santiago del Estero pasó a depender de aquella.

Finalmente, el 25 de marzo de 1907, con la bula «Ea est in quibusdam», San Pío X constituyó la diócesis de Santiago del Estero con el territorio de toda la provincia del mismo nombre. Actualmente, con la erección en 1961 de la diócesis de Añatuya, la de Santiago del Estero quedó reducida a la mitad de la provincia al oeste del Río Salado, y comprende los departamentos de Aguirre, Atamisqui, Avellaneda, Banda, Capital, Choya, Guasayán, Jiménez, Loreto, Mitre, Ojo de Agua, Pellegrini, Quebrachos, Río Hondo, Rivadavia, Robles, Salavina, San Martín, Sarmiento, Silípica y la zona del departamento Figueroa que queda al oeste del río Salado.

El territorio diocesano tiene una superficie total de 81.969 kilómetros cuadrados, y una población de 641.000 habitantes, de los cuales el 90% se declaran católicos. Cuenta con 44 parroquias, más de 200 capillas y centros de evangelización, 74 sacerdotes (47 del clero diocesano y 27 del clero religioso), 12 diáconos permanentes, 12 seminaristas mayores, unas 80 religiosas y 44 centros educativos de la Iglesia.
ZS06051713

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Mundo



«El Código Da Vinci», una película sobre la que la Iglesia tiene poco que preocuparse
Según «Signis», organización mundial de comunicadores católicos

CANNES, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Tras haber visto en el día de su estreno de «El Código Da Vinci», «Signis», la organización mundial de comunicadores católicos considera que el resultado es «una película sobre la que, finalmente, la Iglesia tiene que preocuparse bastante poco»,

En un comunicado enviado a Zenit, «Signis» reconoce que «Muchos cristianos de diferentes extracciones y sensibilidades estaban ansiosos por el estreno de la película el "Código Da Vinci", dirigida por Ron Howard sobre la novela de Dan Brown».

«Sin embargo, lejos de ser una obra cinematográfica de interés, la película está destinada al simple entretenimiento», añade.

«Mientras que las escenas iniciales presentan un interesante juego de pistas, en la segunda parte del filme los excesivos diálogos y los permanentes giros de la trama decepcionarán a muchos espectadores», explican los críticos cristianos de cine.


«No hay nada que temer de una película que sólo es una ficción y una aventura personal o comercial», aseguran.

«Mientras que la novela intentaba persuadir a sus lectores sobre la veracidad de una dudosa hipótesis y de algunas teorías rebuscadas, el filme desea más bien complacer a todo el mundo y no incomodar demasiado a nadie», añaden.

Los guionistas, aclaran, «se han ocupado de morigerar con interminables diálogos las afirmaciones más polémicas de la novela sobre la Iglesia, la divinidad de Jesús, el rol de María Magdalena e incluso el Opus Dei».

«La polémica mediática que acompañó la publicación de la novela y el estreno de esta película ha evidenciado el enorme impacto que las campañas de promoción tienen sobre el gran público», reconocen.

«Esperamos que la Iglesia pueda aprovechar este fenómeno para explicar los fundamentos teológicos de la fe y la esperanza de los cristianos», concluye el comunicado.
ZS06051708

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Los cristianos tienen «más que nunca» su lugar en Oriente Medio
Afirma el presidente francés Jacques Chirac

PARÍS, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Jacques Chirac defendió el pasado 15 de mayo, en El Elíseo, «la libertad de conciencia y de religión» para los cristianos de Oriente que tienen «más que nunca su lugar en Oriente Medio».

El presidente francés pronunció su reivindicación al recibir a seis patriarcas de las Iglesias de Oriente que se han reunido en la capital francesa para celebrar los 150 años de fundación de la Obra de Oriente (Oeuvre d’Orient) del 14 al 21 de mayo.

Según las cifras de la Obra de Oriente, hoy hay 60.000 cristianos en Irán, 600.000 en Irak, 50.000 en Turquía y más de siete millones en Egipto. En Etiopía, son más de la mitad de la población, en el Líbano el 40%, en Siria el 10% y en Palestina e Israel el 2%.

La asociación fue creada en 1856, por iniciativa de un grupo de laicos, para ayudar a los niños del Líbano, tras la masacre de cristianos maronitas por parte de los drusos y la desaparición del imperio otomano. Llamada originalmente «Obra de las Escuelas de Oriente», fue reconocida como obra eclesial por el papa Pío IX, en 1858. Su acción se extendió enseguida por todo Oriente Medio.

Sostenida por más de cien mil donantes ligados a la historia y a la vida de las iglesias orientales, esta asociación desea contribuir con su presencia y apoyo financiero a la permanencia de los cristianos de oriente en sus respectivos países.

El presidente francés declaró: «los cristianos de Oriente han sido siempre un puente hacia Europa y han contribuido, mucho antes de que hubiera una mayor apuesta por la relaciones internacionales, al diálogo de las culturas. En este sentido, ellos tienen más que nunca su lugar en Oriente Medio».

En el encuentro entre el presidente y los líderes cristianos de oriente participaron el patriarca de Antioquía de los Maronitas, el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir ; el patriarca latino de Jerusalén Michel Sabbah ; el patriarca de Cilicia de los Armenios católicos Nerses Bedros XIX Tarmouni ; el patriarca de Antioquía de los Sirios católicos Ignace-Pierre VIII Abdel-Ahad ; el patriarca de Alejandría de los Coptos Antonios Naguib ; y el patriarca de la Iglesia greco-católica melquita de Antioquía Grégoire III Laham.

Estuvieron también presentes el prefecto de la congregación romana para las Iglesias Orientales, cardenal Ignace Moussa Ier Daoud; el arzobispo de París, monseñor André Vingt-Trois, así como el presidente de «l'Oeuvre d'Orient», el almirante Bernard Louzeau.

Respecto a la libertad de conciencia, el presidente francés añadió: «La regulación de los conflictos constituye la mejor garantía de la libertad de conciencia y de religión, que debe ser defendida y reafirmada, pues la diversidad de culturas y su coexistencia son la condición de un porvenir de paz y de prosperidad».
ZS06051701

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Un cuadro plasma la herencia espiritual de Pedro Poveda
El Cabildo de la catedral de Jaén dedica una capilla al santo

JAÉN, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- «Pido especialmente a San Pedro Poveda por los jóvenes y por quienes les educan, para que también hoy esta tierra jiennense ofrezca a la sociedad personas 'plenamente humanas y todas de Dios' como soñaba nuestro Santo».

Son palabras de la directora de la Institución Teresiana, Loreto Ballester, a los numerosos asistentes a la solemne ceremonia de entronización, presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Ramón del Hoyo, de un cuadro de san Pedro Poveda, fundador de esta asociación internacional de fieles, en la catedral de Jaén, España.

El cuadro representa al santo sacerdote, que fue canónigo de esta catedral, por encargo del cabildo a la pintora María García (Magar). Mide algo más de dos metros de alto y fué colocado en la Capilla de Santa Teresa, donde el santo celebraba la eucaristía.

Monseñor Ramón del Hoyo calificó de bendición el presidir esta celebración y habló de Pedro Poveda como testigo desde su ser sacerdotal. Recordó la frase del santo, cuando se le pidió identificarse poco antes de morir en Madrid en 1936: «soy sacerdote de Cristo». «Asi vivió y así culminó su vida, dando la vida por las ovejas», recordó el obispo el 7 de mayo, domingo del Buen Pastor.

Poveda hoy nos diría --continuó el obispo-- «sed santos, sed hombres y mujeres de Dios, crucifijos vivientes, testigos del evangelio, lámparas encendidas de amor cristiano».

En su mensaje a los asistentes, Loreto Ballester expresó su agradecimiento al Cabildo de la Catedral de Jaén «por el impulso y el cariño con el que inició y ha llevado a buen término la iniciativa de dedicar una capilla a San Pedro Poveda». Agradeció también al prelado que, desde su llegada a la diócesis «haya acogido y apoyado tan cordialmente esta iniciativa y que hoy haya querido presidir el acto».

La directora general recordó que «precisamente en Jaén, en su catedral y en su diócesis, el canónigo Poveda pudo desplegar una intensa actividad pastoral» y «vió consolidarse la Obra que Dios le había inspirado. Aquí encontró una colaboradora excepcional en Josefa Segovia. Desde esta ciudad salieron de su pluma escritos fundamentales para el impulso del carisma y la misión de la Institución Teresiana».

La Institución Teresiana, asociación internacional de fieles integrada por hombres y mujeres que testimonian los valores humano-cristianos en las estructuras de la sociedad por medio de la educación, la ciencia y la cultura, está hoy presente en treinta países de cuatro continentes.

Subrayó Ballester de san Pedro Poveda que «en esta tierra en la que nació, en la que inició su formación como sacerdote y a la que tanto quería, tuvo la satisfacción de impulsar personalmente la tarea socioeducativa» de la Institución Teresiana así como «el servicio a la educación que, desde los centros oficiales de la capital y desde las escuelas de los pueblos de la provincia, estaban realizando las antiguas alumnas y los miembros de la Institución».

Para más información Institución Teresiana.
ZS06051711

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Episcopado peruano lanza una campaña de ayuda a niños con malformaciones faciales
«Reconstruyendo rostros en niños y adolescentes»

LIMA, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Con las palabras del profeta Isaías «Haré que les brote la risa de sus labios» (57, 18), los obispos de Perú lanzaron este miércoles la Campaña «Compartir» para ayudar a los niños y adolescentes con malformaciones faciales.


«Reconstruyendo rostros en niños y adolescentes» es el lema de la edición de esta campaña que tiene lugar todos los años a favor de algunas de las urgencias de los más necesitados.

«Según diversos especialistas --explica en un comunicado enviado a Zenit por la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal de Perú--, las deformaciones faciales como el labio leporino ocupan un lugar trágico dentro de la patología humana, ya sea por la relativa frecuencia como por la repercusión humana, psicológica, social, familiar y económica de la persona afectada, más aún si son niños los que la padecen».

«A esta situación se suman diversas formas de pobreza y las deficiencias de los servicios de salud del Estado para prevenir, atender o implementar planes de rehabilitación e inserción social», añade.

En Perú, el índice de niños nacidos con fisuras es de 1 por cada 620 nacidos, siendo uno de los más altos en el continente. De esta manera, cada año nacen alrededor de 700 niños con algún tipo de fisura oral.

«La población del área rural o campesina es la más expuesta a los posibles factores de riesgo de origen ambiental o genético, por razones socioculturales, desnutrición, bajo nivel de educación y extrema pobreza», explica la nota del episcopado.

«Frente a ello --sigue aclarando--, los prelados de la Iglesia en el Perú desean que todos los hombres y mujeres de buena voluntad, se acerquen más a estos niños y adolescentes, tomen conocimiento y colaboren con esta iniciativa».

En 17 años, la campaña «Compartir» ha hecho posible la implementación de más de 120 proyectos en todo Perú, abordando realidades como: los desplazados, niños maltratados, madres adolescentes, migrantes, personas viviendo con VIH/SIDA, niños de la calle, desnutrición infantil, enfermos de tuberculosis, entre otros.

Para ofrecer contribuciones o para descargar materiales de promoción como afiches, trípticos, texto base, texto para colegios, puede visitarse la página web de la Campaña de Solidaridad «Compartir»: www.iglesiacatolica.org.pe/cep/compartir
ZS06051712

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Papeleras: Episcopados argentino y uruguayo convocan una jornada de oración


BUENOS AIRES, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org-Aica).- Las conferencias episcopales de Argentina y del Uruguay invitaron este miércoles a una jornada de oración para el domingo 28 de mayo, con el objetivo de que «nuestros pueblos hermanos puedan recorrer juntos caminos de colaboración y desarrollo».

La convocatoria está dirigida a «todo el pueblo de Dios» y forma parte de las acciones de ambas Iglesias para mantener la hermandad de ambos país, a pesar del conflicto suscitado por la instalación de dos plantas de celulosa en la localidad uruguaya de Fray Bentos, que ambientalistas argentinos consideran contaminantes.

El mensaje dirigido a las parroquias y templos de ambos países fue distribuido simultáneamente por los dos episcopados.

Uruguay y la Argentina mantienen un diferendo por la construcción de las pasteras, por parte de las empresas española ENCE y finlandesa Botnia, cuyo reclamo se encuentra en estos momentos en la Corte Internacional de La Haya, Holanda.

Los presidentes de las conferencias episcopales, cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires; y monseñor Pablo Galimberti, obispo de Salto, mantuvieron contactos para conocer la real situación de la crisis y los obispos de las diócesis fronterizas realizan reuniones y oraciones permanentes, a fin de acompañar los reclamos de la gente en márgenes del Río Uruguay.
ZS06051716

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española habla de educación y terrorismo


MADRID, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org-Veritas).- El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, abordó este miércoles diversas cuestiones de actualidad durante un desayuno informativo organizado por el Fórum Nueva Economía, en el que no faltaron comentarios sobre la Ley de Educación, el terrorismo o el Encuentro Mundial de las Familias en Valencia.

Respecto a la Ley Orgánica de Educación (LOE), recientemente aprobada por el Gobierno, sostuvo que es insatisfactoria y expresó su deseo de que se puedan introducir algunas mejoras durante su desarrollo.

En relación con el proceso abierto tras el alto el fuego de ETA, el obispo de Bilbao mantuvo que este proceso debe conllevar que «ETA deje de extorsionar y de matar, que dejen las armas y que todos los ciudadanos vascos puedan vivir en paz y sin miedo».

Más que una «mediación», palabra que monseñor Blázquez calificó como «altisonante», el prelado dijo que la postura de la Iglesia que es conocida es «contribuir pastoralmente en todo lo que podamos en la gran tarea de la paz o en la pacificación, como se quiera llamar».

«En ello nos han tenido y nos siguen teniendo. Hay muchas heridas abiertas porque han muerto muchas personas y también hay muchas familias que están sufriendo. Por ello, nos movemos en dialogar con las víctimas con las que quieren, porque no todas lo desean, y gracias a Dios algunas ya han perdonado», añadió.

En este sentido valoró el perdón como «una categoría cristiana que tiene consecuencias de carácter social» y manifestó la necesidad de «que se pida perdón, que se ofrezca y se reciba, para que se pueda llegar a una reconciliación más amplia y profunda en la sociedad».

El presidente de la CEE también se refirió a la familia con motivo del próximo Encuentro Mundial que tendrá lugar en Valencia en julio y manifestó que es «un signo de contradicción» en la sociedad española, ya que según las encuestas es estimada por los jóvenes pero al mismo tiempo hay situaciones que la afectan negativamente como la Ley de Matrimonio Homosexual, el llamado «divorcio express», y la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida.

Sin embargo, la familia «es una necesidad vital y uno de los pilares en los que descansa la persona y también la sociedad y la Iglesia, que sin la familia queda desarraigada».
ZS06051717

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Entrevista



Benedicto XVI viaja a Polonia para dar las gracias a la patria de Juan Pablo II
Entrevista a George Weigel sobre el viaje apostólico

WASHINGTON, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- El escritor estadounidense George Weigel ha pasado largas temporadas en Polonia, investigando para realizar su famosa biografía sobre Juan Pablo II, «Testigo de esperanza», y dirigiendo seminarios para estudiantes.

Recientemente, Weigel ha sido la segunda persona no polaca que ha recibido la Medalla de Oro Gloria Artis, la máxima condecoración nacional para las aportaciones a la cultura polaca y mundial.

En esta entrevista concedida a Zenit, Weigel, quien ocupa la cátedra William E. Simon de Estudios Católicos en el Centro de Ética y Política de Washington, habla sobre el significado del próximo viaje del Papa a la patria de Juan Pablo II.

--El Papa Benedicto XVI no ha viajado mucho en este primer año. ¿Por qué cree que ha aceptado la invitación de ir a Polonia?

--Weigel: El papa Benedicto está viajando lo que considera apropiado, dada su edad y sus demás compromisos.

Respecto a los motivos que le han llevado a aceptar la invitación, creo que desea dar las gracias al pueblo polaco por el don de Juan Pablo el Grande y puede que desee desafía al pueblo polaco a asumir un papel de líder en la reevengalización de Europa.

--¿Qué significado tiene que el Papa viaje a lugares que eran muy importantes en la vida de Juan Pablo II, como su lugar de nacimiento en Wadowice y el santuario de Kalwaria?

Weigel: Para Benedicto XVI, visitar la ciudad natal de Juan Pablo, Wadowice, así como Kalwaria y Czestochowa, es una manera de reconocer, por medio de su propia peregrinación, que el anterior Papa aprendió lecciones en estos lugares que eran importantes para toda la Iglesia, y lo siguen siendo.

--¿Qué papel piensa que Benedicto XVI atribuye a Polonia en los asuntos europeos?

--Weigel: El Papa seguramente reconoce que Polonia --además de su democracia estable y su creciente economía-- es la patria de una cultura católica intacta, en un momento en que la fe decae en Europa y Europa decae en parte también por este motivo.

Imagino que el Papa espera que la fe de Polonia ayude a dar nueva energía a la fe católica en toda la «vieja Europa», y que Polonia ayude a resistir la deriva de la Unión Europea hacia un estilo de vida libertino impuesto, al que se refirió el día antes de su elección como la «dictadura del relativismo».

--¿Cuál es la situación de la Iglesia en Polonia? ¿Cuáles son los desafíos que plantean a la Iglesia la prosperidad y la cultura occidental secularizada?

--Weigel: Muchos observadores predijeron tras la Revolución de 1989 un decaimiento del catolicismo polaco, como el que tuvo lugar en España, Portugal e Irlanda. Esto no ha sucedido. La práctica católica polaca sigue siendo intensa, ciertamente la más intensa de Europa.

Por lo que se refiere a los desafíos de la Iglesia polaca, sé que muchos pensadores polacos católicos creen que el país necesita una nueva inyección de liderazgo episcopal dinámico, si la Iglesia quiere aprovechar las oportunidades de formación cultural que debe afrontar.

--¿Espera que Polonia mantenga un nivel tan alto de vocaciones al sacerdocio?

--Weigel: Sí, al menos en el futuro inmediato.
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Los laicos, protagonistas de la nueva evangelización
Entrevista con Ramiro Pellitero, profesor de Teología pastoral en la Universidad de Navarra

NAVARRA, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- El profesor de Teología Pastoral en la Universidad de Navarra, Ramiro Pelletero, acaba editar un libro que lleva por título «Los laicos en la eclesiología del Vaticano II» (editorial Rialp).

En él se recogen textos de trece autores sobre la vocación y misión de los fieles laicos, a la luz del Concilio Vaticano II.

En esta entrevista concedida a Zenit, el autor muestra cómo se ha vuelto a descubrir el papel de protagonistas de los laicos en la evangelización y transformación de la sociedad.

--Podríamos empezar por cuestiones de lenguaje que pueden parecer obvias para los expertos, pero no para el profano en estos temas. La palabra «laicos» se usa en nuestros días para designar a los partidarios del laicismo. Se habla de «Estado laico», «escuela laica», etc.: una posición ajena o incluso enemiga de la religión. Supongo que aquí no se usa en ese sentido.

--Ramiro Pelletero: En efecto. El sentido al que usted se refiere (el del laicismo) se relaciona también con el término de «laicidad», cuyo contenido es más conciliable con la perspectiva cristiana: designa la cualidad de un Estado o una sociedad que, sin ser confesional, es respetuosa con la religión. Sin embargo ese sentido no es el único. En el libro no se habla de esos «laicos», que serían los políticos que se pronuncian ante la religión, sino de los cristianos laicos. Es decir: de aquellos fieles cristianos que viven en el mundo, y que en el seno de la sociedad civil están llamados a extender el mensaje del Evangelio.

--Por otra parte ¿qué es exactamente la eclesiología? No bastaría referirse al «papel de los cristianos en la Iglesia» o algo así?

--Ramiro Pelletero: Hablar de los cristianos en la Iglesia sería correcto, pero confuso. Primero, porque aquí no se habla de los cristianos en general, sino de unos cristianos concretos, aunque sean la mayoría. Es decir, de aquellos cristianos que no son clérigos ni tampoco son miembros de la vida consagrada. Para abreviar, diríamos, de la gente de la calle, de los profesionales, de los padres y madres de familia, de los que se mueven en los ámbitos de la cultura y la política, etc.

Por otra parte, hablar de su papel «en la Iglesia», podría hacer pensar exclusivamente en las tareas eclesiásticas o al menos intraeclesiales: las parroquias, los seminarios, los conventos, etc. Es decir, un «mundo» algo distinto del mundo ordinario, del ambiente de la calle. Por eso se enfoca el tema desde la eclesiología, es decir, desde el modo de entender la Iglesia y su misión en estrecha relación con el mundo. Y tal como esa misión se entiende desde el Concilio Vaticano II.

--Con un poco de malicia, alguien podría preguntar si la Iglesia ha inventado ahora a los laicos porque los sacerdotes son pocos, o algunos no llegan a lo que tienen que llegar.

--Ramiro Pelletero: Los laicos, en el sentido que aquí hablamos, nos los ha inventado la Iglesia, sino que existen desde los primeros cristianos. Hoy se sabe que el Evangelio se extendió por todo el Imperio Romano en muy poco tiempo gracias sobre todo a los «cristianos corrientes»: en las familias, entre los navegantes, los soldados, etc. Como dijo Juan Pablo II y ha repetido el Papa actual, todos los fieles estamos comprometidos para vivir y extender el mensaje del Concilio. En él se explicó que los fieles laicos son tan Iglesia como los clérigos o los que el Derecho canónico llama cristianos consagrados.

En la época actual de globalización tecnológica, se está dando una transformación de las culturas. Se presenta el multiculturalismo como ideal, pero esto tiene sus riesgos, si faltase el diálogo. Mientras Occidente se descristianiza, hay por todas partes una vuelta confusa a lo sagrado, entremezclada e incluso disfrazada por la idolatría práctica del poder o del dinero. Esto lleva a una visión desencantada y pragmática de la vida.

En esta situación los cristianos, y especialmente los fieles laicos, tienen una gran tarea por hacer. No han de conformarse con «ir tirando», o refugiarse en las iniciativas oficialmente católicas; sino que tienen una misión que realizar personalmente, junto con otras personas si lo desean (sean o no creyentes): con la coherencia entre su fe y su vida, con su actitud de diálogo y su búsqueda del amor y la justicia; con su participación en la vida cultural y política; con su atención especial a los más necesitados. Los fieles laicos están llamados a vivificar todas las realidades humanas con el espíritu cristiano. Esta fue la enseñanza constante del Fundador del Opus Dei y de la Universidad de Navarra, Josemaría Escrivá de Balaguer. Tal es el tema que aborda este libro.

--¿Podría explicar, algo más detenidamente cómo entendió el Concilio Vaticano II la vocación y la misión de los laicos? ¿Qué relación hay entre la fe cristiana y las cosas de todos los días, las preocupaciones de la «gente de la calle»?

--Ramiro Pelletero: Antes me he referido a lo que el libro dedica su primera parte: al hecho de que, por el bautismo, todos los cristianos son «Iglesia». Dentro de la común vocación bautismal, se dan diversas condiciones y vocaciones. Los fieles laicos están llamados para llevar a Dios las realidades temporales (la familia, el trabajo, la cultura y los medios de comunicación, la política y el deporte, etc.). Esto lo hacen como «desde dentro» de la sociedad, en y por las realidades ordinarias que entretejen sus vidas. Los presbíteros han de respetar y promover esta vocación y misión de los laicos «en medio del mundo», para extender el mensaje del Evangelio, trabajando juntos en un ambiente de diálogo y corresponsabilidad. A su vez, los laicos, como todos los demás cristianos, deben colaborar en lo posible con las tareas de la parroquia, como catequistas, consejeros, etc.

--¿Dónde se puede encontrar, dicho con palabras de nuestro tiempo, esta nueva manera de ver la Iglesia, de la que usted habla? Por otro lado ¿qué consecuencias tiene todo esto?

--Ramiro Pelletero: El Sínodo de los obispos de 1987 se ocupó precisamente de la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo. De esto trata la segunda parte del libro. En ese Sínodo se examinaron muchas experiencias de la vida de los cristianos en todo el mundo, que dieron lugar a un vivo diálogo y a una rica reflexión sobre el tema. Como fruto del Sínodo, Juan Pablo II escribió una Carta apostólica, la «Christifideles laici», que recogió las conclusiones del Sínodo, junto con sus propias experiencias y reflexiones. En este libro se subrayan cuestiones importantes que allí se percibieron, anotadas por especialistas que intervinieron como peritos en el Sínodo.

Ante todo, se trata de la identidad propia del laico y su condición en la Iglesia y en el mundo. Esta identidad viene expresada por el Concilio como cristianos caracterizados por la «índole secular». Esto quiere decir que, para los laicos, las tareas en que están metidos cada día son parte muy importante de su vocación cristiana, no ajenas a ella. Por eso han de vivir una fuerte «unidad» (coherencia) en su vida, como fundamento de su misión. Hoy se tiene una conciencia cada vez más viva del papel de los «cristianos corrientes» para una nueva evangelización.

--¿Podría poner algún ejemplo de la falta de coherencia entre la fe cristiana y la vida?

--Ramiro Pelletero: Entre las manifestaciones fundamentales de incoherencia se puede ver la búsqueda del bienestar a toda costa, o el activismo desenfrenado en el trabajo, que llevan a olvidarse de los deberes con Dios y con frecuencia también del amor a los demás. Otra manifestación es, o puede ser, la comodidad en la educación de los hijos, y una vida de familia carente de «estilo cristiano», que no quiere decir hacer de la familia una sacristía, sino una escuela de virtudes humanas y cristianas. También es frecuente que el tiempo de ocio transcurra sin contar con Dios y los demás, o dedicado a un consumismo feroz, con olvido de la sobriedad y otras manifestaciones de la naturalidad cristiana en la vida social. Esto puede ocurrir precisamente los domingos y fiestas, cuando se olvida que son días para cuidar especialmente la relación con Dios (la Eucaristía), y la dedicación a los demás, comenzando por la familia y los amigos, sin olvidar a los más necesitados.

Habría que referirse asimismo a políticos que son incapaces de presentar los valores cristianos como servicio al bien común, empresarios que no viven la justicia social, editores y publicistas que se venden a lo que más vende.

--Entonces, en la práctica, ¿cómo pueden los laicos vivir su vocación y misión?

--Ramiro Pelletero: Los cristianos que viven en el seno de la sociedad civil y desempeñan ahí su apostolado, pueden encontrar en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá unas orientaciones muy valiosas para su tarea. Es lo que desarrolla la tercer parte del libro.

Ante todo, la Eucaristía ha de ser el centro y la raíz de la vida cristiana de los fieles laicos, como lo es para toda la Iglesia. Esto desemboca en lo que san Josemaría llamaba «alma sacerdotal y mentalidad laical»: todos los cristianos, y especialmente los laicos, necesitan saberse realmente sacerdotes. Con palabras equivalentes, han de ser mediadores entre Dios y los hombres, que ofrecen, por las manos de los presbíteros en la Eucaristía, su entera existencia como alabanza y acción de gracias a Dios, como intercesión por las necesidades del mundo y reparación por los pecados de todos los hombres. La realidad de las cosas, según la ve el cristianismo, es que el mundo fue creado bueno por Dios, pero ha quedado herido por el pecado. Cristo lo ha redimido con su entrega en la Cruz, y los cristianos están llamados a actualizar la obra de Cristo en sus vidas. La mayor sabiduría sigue siendo «la locura de la cruz». La imagen de Juan Pablo II, enfermo y anciano, rezando el Vía Crucis abrazado a la cruz habla por sí misma.

Para resumir la respuesta, me vienen a la memoria las palabras de Juan Pablo II al despedirse de España en 2003: «se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo».

--Este panorama parece muy elevado para los tiempos que corren. Los intereses parecen pegarse al terreno de lo práctico: solventar las necesidades más perentorias, arreglar los problemas que surgen cada día, buscar un mayor bienestar, etc. ¿No es la misión de los laicos un sueño bonito, pero irrealizable? ¿No exige un compromiso excesivo, que pocos querrán asumir?

--Ramiro Pelletero: Así sucedería ciertamente, si no fuera porque su vocación les capacita, ante todo para ser felices. Basta ver el entusiasmo que domina en las Jornadas mundiales de le Juventud. La misión cristiana es un servicio a la alegría del mundo. Una alegría que no es ingenua: no olvida las dificultades, pero sabe que cuenta con Dios. Desde ahí, los cristianos laicos pueden proponer el mensaje del Evangelio como el medio más eficaz para solucionar los problemas de las personas y las crisis sociales de nuestro tiempo; como el mejor medio para buscar la paz y la justicia en las familias y entre los pueblos; como el modo mejor para construir, en diálogo con todas las personas de buena voluntad, una «civilización del amor».

Claro, todo esto, como usted sugiere, exige un alto nivel de compromiso. Compromiso de cada cristiano ante todo con Dios en la oración, único modo de responder día a día a la llamada divina para realizar esa misión insustituible que a cada uno le corresponde. Compromiso consigo mismo, para no dejarse llevar por la comodidad de pensar que otros lo harán mejor que uno. Compromiso con los demás, puesto que la tarea cristiana se lleva adelante «en familia», y en el seno de la entera familia humana. Compromiso, por tanto, con todas las personas, particularmente los más necesitados, los que presentan «miserias» en su cuerpo y en su espíritu: los pobres, los enfermos, los abandonados, y también los que no saben dar o recibir amor, que son, según Teresa de Calcuta, los más pobres entre los pobres.

Como ha querido recordar Benedicto XVI en su primera encíclica, la misión de los cristianos es, en la medida en que viven y comunican el amor, la más grande revolución de todos los tiempos. Y es posible porque antes de dar, todos hemos recibido, o podemos recibir a diario, sobre todo en la oración y en los sacramentos, las energías necesarias para llevarla a cabo.
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Audiencia del miércoles



Benedicto XVI: «Pedro el pescador»
Intervención del Papa en la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles dedicada a recorrer la aventura espiritual de «Pedro el pescador»

 

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Queridos hermanos y hermanas:
En la nueva serie de catequesis hemos tratado de comprender ante todo qué es la Iglesia, cuál es la idea del Señor sobre esta nueva familia. Después, hemos dicho que la Iglesia existe en las personas. Y hemos visto que el Señor ha confiado esta nueva realidad, la Iglesia, a los doce apóstoles. Ahora queremos contemplarles uno a uno para comprender a través de estas personas en qué consiste vivir la Iglesia, qué significa seguir a Jesús. Comencemos con san Pedro.

Después de Jesús, Pedro es el personaje más conocido y citado en el Nuevo Testamento: es mencionado 154 veces con el sobrenombre de «Pétros», «piedra», «roca», que es la traducción griega del nombre arameo que le dio directamente Jesús, «Kefa», testimoniado en nueve ocasiones, sobre todo en las cartas de Pablo. Hay que añadir, además, el nombre de Simón, usado frecuentemente (75 veces), que es la forma adaptada al griego de su nombre hebreo original, Simeón (dos veces: Hechos 15, 14; 2 Pedro 1, 1).

Hijo de Juan (Cf. Juan 1, 42) o, en la forma aramea, «bar-Jona», hijo de Jonás (Cf. Mateo 16, 17), Simón era de Betsaida, (Juan 1, 44), localidad que se encontraba a oriente del mar de Galilea, de la que venía también Felipe y, claro está, Andrés, hermano de Simón. Al hablar tenía acento galileo. Como su hermano, era pescador: con la familia de Zebedeo, padre de Santiago y de Juan, dirigía una pequeña empresa de pesca en el lago de Genesaret (Cf. Lucas 5, 10). Por este motivo, debía disfrutar de un cierto desahogo económico y estaba animado por un sincero interés religioso, por un deseo de Dios --deseaba que Dios interviniera en el mundo--, un deseo que le llevó a dirigirse con su hermano hasta Judea para seguir la predicación de Juan el Bautista (Juan 1, 35-42).

Era un judío creyente y observante, confiado en la presencia activa de Dios en la historia de su pueblo, y a quien le dolía el no ver la acción poderosa en las vicisitudes de las que en ese momento era testigo. Estaba casado y su suegra, curada un día por Jesús, vivía en la ciudad de Cafarnaúm, en la casa en la que también se alojaba Simón, cuando se encontraba en esa ciudad (Cf. Mateo 8, 14s; Marcos 1, 29ss; Lucas 4, 38s). Recientes excavaciones arqueológicas han permitido sacar a la luz, bajo el suelo de mosaico en forma octogonal de una pequeña Iglesia bizantina, los restos de una iglesia más antigua, edificada en esa casa, como testimonian los «grafiti» con invocaciones a Pedro. Los Evangelios nos dicen que Pedro se encuentra entre los primeros cuatro discípulos del Nazareno (Cf. Lucas 5, 1-11), a quienes se les une el quinto, según la costumbre de todo Rabbí de tener cinco discípulos (Cf. Lucas 5, 27: la llamada de Leví). Cuando Jesús pasa de cinco a doce discípulos (Cf. Lucas 9, 1-6), quedará clara la novedad de su misión: no es uno de los muchos rabinos, sino que ha venido para reunir al Israel escatológico, simbolizado por el número doce, el de las tribus de Israel.

En los Evangelios, Simón presenta un carácter decidido e impulsivo. Está dispuesto a hacer prevalecer sus razones, incluso con la fuerza (usó la espada en el Huerto de los Olivos, Cf. Juan 18, 10s). Al mismo tiempo, a veces es también ingenuo y temeroso, así como honesto, hasta llegar al arrepentimiento más sincero (Cf. Mateo 26, 75). Los Evangelios permiten seguir paso a paso su itinerario espiritual. El punto de inicio es la llamada por parte de Jesús. Tuvo lugar en un día como cualquier otro, mientras Pedro realizaba su trabajo de pescador. Jesús se encuentra en el lago de Genesaret y la muchedumbre le rodea para escucharle. El número de los que le oían creaba ciertas dificultades. El maestro ve dos barcas amarradas a la orilla. Los pescadores han bajado de ellas y están lavando las redes. Les pide poder subir a una barca, la de Simón, y le pide que se aleje un poco de tierra. Sentado en esa cátedra improvisada, enseña desde la barca a la muchedumbre (Cf. Lucas 5, 1-3). De este modo, la barca de Pedro se convierte en la cátedra de Jesús. Cuando terminó de hablar, le dice a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón responde: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes» (Lucas 5, 4-5). Jesús, que era un carpintero, no era un experto de pesca y, sin embargo, Simón el pescador se fía de este Rabbí, que no le da respuestas sino que le invita a fiarse. Su reacción ante la pesca milagrosa es de asombro y estremecimiento: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lucas 5, 8). Jesús responde invitándole a tener confianza y a abrirse a un proyecto que supera toda expectativa: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres» (Lucas 5,10). Pedro no se podía imaginar todavía que un día llegaría a Roma y que aquí sería «pescador de hombres» para el Señor. Acepta esta llamada sorprendente a dejarse involucrar en esta gran aventura: es generoso, reconoce sus límites, pero cree en quien le llama y sigue el sueño de su corazón. Dice «sí», un «sí» valiente y generoso, y se convierte en discípulo de Jesús.

Pedro vivirá otro momento significativo en su camino espiritual en las inmediaciones de Cesarea de Filipo, cuando Jesús plantea a los discípulos una pregunta concreta: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» (Marcos 8,27). A Jesús no le basta una respuesta de oídas. De quien ha aceptado comprometerse personalmente con Él, quiere una toma de posición personal. Por eso, insiste: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Marcos 8, 29). Es Pedro quien responde también por cuenta de los demás: «Tú eres el Cristo» (ibídem), es decir, el Mesías. Esta respuesta, que no ha sido revelada ni por «la carne ni la sangre» de él, sino que ha sido ofrecida por el Padre que está en los cielos (Cf. Mateo 16, 17), contiene como la semilla de la futura confesión de fe de la Iglesia. Sin embargo, Pedro no había comprendido todavía el contenido profundo de la misión mesiánica de Jesús, el nuevo sentido de la palabra: Mesías. Lo demuestra poco a poco, dando a entender que el Mesías al que está siguiendo en sus sueños es muy diferente al auténtico proyecto de Dios. Ante el anuncio de la pasión, se escandaliza y protesta, suscitando la fuerte reacción de Jesús (Cf. Marcos 8, 32-33). Pedro quiere un Mesías «hombre divino», que responda a las expectativas de la gente, imponiendo a todos su potencia: nosotros también deseamos que el Señor imponga su potencia y transforme inmediatamente el mundo; Jesús se presenta como el «Dios humano», el siervo de Dios, que trastorna las expectativas de la muchedumbre, abrazando un camino de humildad y de sufrimiento. Es la gran alternativa, que también nosotros tenemos que volver a aprender: privilegiar las propias expectativas rechazando a Jesús o acoger a Jesús en la verdad de su misión y arrinconar las expectativas demasiado humanas. Pedro, que es impulsivo, no duda en tomarle aparte y reprenderle. La respuesta de Jesús derrumba todas las falsas expectativas, llamándole a la conversión y a su seguimiento: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Marcos 8,33). No me indiques tú el camino, yo sigo mi camino y tú ponte detrás de mí.

De este modo, Pedro aprende lo que significa verdaderamente seguir a Jesús. Es la segunda llamada, como la de Abraham en Génesis capítulo 22, después de la de Génesis capítulo 12. «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará» (Marcos 8, 34-35). Es la ley exigente del seguimiento: es necesario saber renunciar, si hace falta, a todo el mundo para salvar los verdaderos valores, para salvar el alma, para salvar la presencia de Dios en el mundo (Cf. Marcos 8, 36-37). Aunque le cuesta, Pedro acoge la invitación a seguir su camino tras las huellas del Maestro.

Me parece que estas diferentes conversiones de san Pedro y toda su figura son motivo de gran consuelo y una gran enseñanza para nosotros. También nosotros deseamos a Dios, también queremos ser generosos, pero también nosotros nos esperamos que Dios sea fuerte en el mundo y transforme inmediatamente el mundo, según nuestras ideas, según las necesidades que vemos. Dios opta por otro camino. Dios escoge el camino de la transformación de los corazones en el sufrimiento y en la humildad. Y nosotros, como Pedro, siempre tenemos que convertirnos de nuevo. Tenemos que seguir a Jesús y no precederle: Él nos muestra el camino. Pedro nos dice: tú piensas que tienes la receta y que tienes que transformar el cristianismo, pero quien conoce el camino es el Señor. Es el Señor quien me dice a mí, quien te dice a ti: «¡sígueme!». Y tenemos que tener la valentía y la humildad para seguir a Jesús, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida.


[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la audiencia el Papa saludo a los peregrinos en doce idiomas. Estas fueron sus palabras en castellano]

Queridos hermanos y hermanas:
Continuando la reflexión sobre el ministerio apostólico, profundizamos ahora en la personalidad de los Apóstoles. Pedro era natural de Betsaida, hermano de Andrés, pescador, casado. Hebreo confiado en la presencia viva de Dios en la historia de su pueblo. Decidido e impulsivo, aunque a veces también ingenuo y temeroso. Honesto y capaz de un arrepentimiento sincero.

Jesús le llama mientras trabajaba. Le dice: «Echa las redes». Simón se fía y reacciona ante la pesca milagrosa con estupor: «aléjate de mí que soy un pecador». Jesús responde invitándole a un proyecto: «desde ahora serás pescador de hombres». Pedro acepta y se convierte en su discípulo. Sus palabras: «Tú eres Cristo», son el germen de la futura confesión de fe de la Iglesia, aunque todavía no había entendido la misión de Jesús. Por ello, se escandaliza y protesta ante el anuncio de su pasión. Quería un Mesías «hombre divino» y Jesús se presenta como el «Dios humano» que desbarata todas las expectativas tomando un camino de humildad y sufrimiento.

Saludo a los peregrinos de España y América Latina, especialmente a los sacerdotes, a los Siervos del Hogar, a las Siervas de Jesús, a los fieles de San Claudio y Siscar-Santomera, a la Delegación de Educación de Alicante y a la Asociación de Técnicos en Protocolo de Galicia. También a los de México, Guatemala y Chile. Aprended, como Pedro, lo que significa verdaderamente seguir a Jesús. «Negarse a sí mismo, tomar la cruz y perder la propia vida por su causa y la del Evangelio».

[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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Nuevos movimientos



Encuentros de Promoción Juvenil


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, de los Encuentros de Promoción Juvenil.
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DENOMINACIÓN OFICIAL: ENCUENTROS DE PROMOCIÓN JUVENIL

SIGLA: EPJ

FUNDACIÓN: 1968

HISTORIA: Los EPJ nacieron en Medellín, en Colombia, por iniciativa del sacerdote español José María Pujadas Ferrer y como resultado de un curso internacional sobre la dinámica de los grupos apostólicos juveniles, organizado en Bogotá en 1967 por el Centro vocacional del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y con el fin de impulsar una obra de promoción vocacional juvenil. Como respuesta a la llamada a seguir a los jóvenes con atención y solicitud –que Pablo VI hizo en 1968 inaugurando la II Conferencia general del CELAM–, el neonato movimiento elaboró el llamado “Documento de Medellín”, considerado todavía hoy la magna charta de los EPJ. Superados los confines de Colombia, en una treintena de años el Movimiento se difundió en varios países de América y de Europa. El 29 de junio de 1996 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de los Encuentros de Promoción Juvenil como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.

IDENTIDAD: Los EPJ se proponen estimular a los jóvenes a vivir plenamente la propia vocación según el carisma del movimiento, favorecer su libre adhesión a la fe, prepararles para asumir el liderazgo de grupos y comunidades cristianas y a ser protagonistas en la obra de edificación de la civilización del amor. La pedagogía del movimiento privilegia la formación humana y espiritual, el trabajo en grupo, la oración comunitaria, la participación en la Eucaristía, tiempos de reflexión e intercambio de las propias experiencias. Los EPJ se ponen al servicio de la pastoral juvenil mediante el anuncio y el testimonio de Cristo, conduciendo a los jóvenes a los valores fundamentales del cristianismo y ayudándoles a madurar en la fe. La actividad principal del movimiento es la organización de encuentros, bajo forma de convivencias de tres días de duración, para jóvenes a partir de 18 años en las que se viven el momento de las opciones cruciales de la vida y que precisamente por eso necesitan de una guía y orientación.

ESTRUCTURA: Órgano de gobierno de los EPJ es el Comité promotor internacional, constituido por el Coordinador internacional, el Asistente espiritual internacional, el Vice-coordinador internacional, el Viceasistente espiritual, los Coordinadores y Asistentes espirituales regionales, los Coordinadores y Asistentes espirituales nacionales. La organización del movimiento está confiada al Comité permanente, formado por el Coordinador internacional, el Asistente espiritual internacional, los Coordinadores regionales y los Asistentes espirituales regionales.

DIFUSIÓN: Los EPJ cuentan con unos 3.500 miembros y están presentes en 14 países distribuidos del siguiente modo: Europa (2), Norteamérica (8), Sudamérica (4). En los encuentros organizados por el movimiento participan cada año más de 7.000 jóvenes

PÁGINA WEB: http://www.cursillos.ca/es/expansion/jeunes/epj.htm

SEDE CENTRAL: Encuentros de Promoción Juvenil
Calle Hermenegildo Peña, 9 - Colonia Hacienda de la Flor
83090 Hermosillo, Sonora (México)
Tel. [+52]662.2175835
E-mail: epjcarlos@hotmail.com
ZS06051714

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Encuentro Matrimonial Mundial


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, del Encuentro Matrimonial Mundial.

 

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DENOMINACIÓN OFICIAL: ENCUENTRO MATRIMONIAL MUNDIAL

SIGLA: WWME (Worldwide Marriage Encounter)

FUNDACIÓN: 1965

HISTORIA: Encuentro Matrimonial Mundial nació en España por iniciativa del sacerdote jesuita Manuel Calvo que, trabajando con los jóvenes y dándose cuenta de la importancia que tiene la relación entre los padres para el crecimiento de los hijos, piensa en un instrumento para facilitar el diálogo entre los cónyuges con el fin de reforzar el “sí” que llevan en el propio corazón. Después de algunos años de experiencia llegó a los Estados Unidos de América, desde donde se propagó rápidamente a otros países de los distintos continentes gracias a la acción del padre Chuck Gallagher, también jesuita, y de algunos matrimonios que la enriquecieron empezando a organizar los llamados “fines de semana de encuentro matrimonial” para matrimonios y sacerdotes.

IDENTIDAD: El movimiento tiene la finalidad de ayudar a los cónyuges a vivir la propia relación de forma responsable, mediante un diálogo auténtico, la referencia a una comunidad de apoyo y la participación en fines de semana de encuentros matrimoniales, organizados por matrimonios que quieren aprender a conocerse más profundamente y a revitalizar su vida conyugal y su relación con el Señor. Los encuentros están animados por el testimonio de tres matrimonios y de un sacerdote que tratan distintos aspectos de la vida cotidiana. La experiencia también está abierta a sacerdotes y religiosos deseosos de vivir de forma auténtica la propia vocación, y a matrimonios no creyentes. El movimiento promueve la inserción de los matrimonios y de las familias en las parroquias, estimula la colaboración con los párrocos y en las actividades de catequesis para novios y matrimonios, les motiva para ponerse al servicio de la Iglesia en la asistencia a los enfermos, a los ancianos y a los pobres.

ESTRUCTURA: El WWME está dirigido a todos los niveles (local, diocesano, regional, nacional) por Equipos eclesiales constituidos por un sacerdote y por un matrimonio. A nivel mundial el movimiento está coordinado por el Equipo de coordinación internacional, asistido por siete Equipos eclesiales que representan los Secretariados existentes para África, Asia, Estados Unidos, Canadá, América Latina y Oceanía.

DIFUSIÓN: El WWME está presente en 82 países distribuidos del siguiente modo: África (11), Asia (10), Europa (23), Norteamérica (21), Oceanía (5), Sudamérica (12).

PUBLICACIONES: Publicaciones mensuales, bimestrales o trimestrales a nivel nacional.

PÁGINA WEB: http://www.wwme.org

SEDE CENTRAL: WorldWide Marriage Encounter
Agave, 60
Colonia Jardines de Coyoacán - México, D.F. (México)
Tel. e Fax [+52]56775671
E-mail: delamora@dsi.com.mx
ZS06051715

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Documentación



El otro Código; el Opus Dei en el día de presentación de la película


ROMA, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado de la Oficina de Información del Opus Dei en Roma, con motivo del estreno de «El Código da Vinci», que ha tenido lugar este miércoles.


 

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Hoy se presenta la película «El Código Da Vinci». La película mantiene las escenas de la novela que son falsas, injustas y ofensivas para los cristianos. Incluso multiplica su efecto injurioso, por la potencia que tienen siempre las imágenes. También se ha confirmado que la película no estará precedida por un cartel que aclare que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Durante los últimos meses, muchos católicos, cristianos de distintas confesiones, judíos, musulmanes, otros creyentes y ciudadanos de buena voluntad han alzado respetuosamente su voz para pedir respeto. Parece que su petición no ha tenido éxito. Esas voces no reclamaban un trato de favor, no querían poner entre paréntesis la libertad de expresión. La petición de respeto es de sentido común y responde a los compromisos que Sony ha adquirido con la sociedad.

He aquí, a título de ejemplo, algunos textos del Código de Conducta del Grupo Sony, aprobado por las máximas autoridades de la Corporación el 28 de mayo de 2003, que muestran ese compromiso. En el apartado 1.3 se afirma: «Reconociendo que una conducta social y profesionalmente aceptable en una cultura o región puede ser vista de modo diferente en otras, el personal de Sony debe ser cuidadosamente respetuoso hacia las diferencias culturales y regionales en el cumplimiento de sus deberes». El apartado 2.4 explica las normas de comportamiento que deben observar todos los miembros de la empresa: «Nadie puede expresar insultos raciales o religiosos, ni bromas ni otros comentarios o comportamientos en el lugar de trabajo que creen un ambiente hostil». Por lo que se refiere a la publicidad (apartado 3.4), Sony se compromete a no hacer una publicidad falsa, que desoriente o calumnie a otros.

Los dirigentes de Sony han manifestado repetidas veces ese compromiso ético. En una reciente publicación de la empresa, un alto ejecutivo reconoce que sus «negocios tienen impacto directo e indirecto en las sociedades en las que operan». Otro afirma que la «ética y la integridad tienen que formar parte del DNA» de la empresa. Y un tercero asevera que «no puede haber prosperidad para una compañía que no respeta el ambiente y la sociedad en la que vive». Nadie en estos meses se ha atrevido a llegar tan lejos en sus afirmaciones como los directores de Sony, aunque sus declaraciones son desmentidas por la penosa falta de respeto que supone la película para cientos de millones de cristianos. El fin económico no justifica los medios ofensivos. Además, es el agresor quien se degrada, no es la víctima quien pierde su dignidad.

Pero no se trata aquí de formular juicios. La cuestión que queda abierta es si esta película respeta el Código de Conducta del Grupo Sony, o si por el contrario, estamos también en este caso, ante un “Código de ficción”, y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Los acontecimientos de los últimos meses han impulsado a muchos creyentes a profundizar en su fe cristiana, a conocer mejor el Evangelio y la Iglesia, su historia y su presente. Como hace 20 siglos, Jesucristo sigue siendo «escándalo y locura» para algunos. Pero son muchos más los que --por un don recibido, no por méritos propios-- creemos que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios y el Redentor del hombre, que vino al mundo para difundir la caridad.

Hoy termina un episodio lamentable, pero pasajero. Los cristianos han reaccionado siempre ante la falta de respeto con una actitud pacífica, buscando el diálogo y evitando el conflicto. Además, este episodio puede servir para que los cristianos nos tomemos más en serio la fe y para que todos aprendamos a comprender y respetar a los demás.

Manuel Sánchez Hurtado. Oficina de información del Opus Dei en Roma.
ZS06051707

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