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Servicio diario | - |
02
de junio de 2006
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Santa Sede
Ser misionero es anunciar que Dios es amor, asegura Benedicto
XVI
Ante la secularización, Benedicto XVI impulsa la obra de los
medios católicos de comunicación
Los diplomáticos de la Santa Sede deben ser «testigos de
Cristo», explica el Papa
Los movimientos reflexionan sobre cómo presentar la belleza de
Cristo hoy
Testimoniar a Cristo en medio del islam
El Movimiento de Schönstatt , el «decano» de los «nuevos
movimientos»
Mundo
El gobierno chino tiene la intención de poner freno a las
ordenaciones episcopales ilegítimas
Los desplazados por la violencia en Timor Oriental son acogidos
por la Iglesia
Nuevo camino vocacional para mujeres célibes en la pastoral de
una diócesis australiana
Pakistán: Al menos medio millar de conversiones forzadas al
islam cada año
Espiritualidad
Las lecciones de Pentecostés en el mundo de la comunicación,
según el predicador del Papa
Nuevos movimientos
Movimiento de Vida Cristiana
Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo
Documentación
Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Misionera Mundial
Santa Sede
Ser misionero es anunciar que Dios es
amor, asegura Benedicto XVI
Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Ser misionero es anunciar que Dios es amor, afirma Benedicto XVI en el mensaje
que ha escrito con motivo del octogésimo Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND)
2006.
Por este motivo, el tema escogido para este día, que en esta ocasión se celebra
el domingo 22 de octubre, es «La caridad, alma de la misión»
«La misión, si no está orientada por la caridad, es decir, si no surge de un
profundo acto de amor divino, corre el riesgo de reducirse a mera actividad
filantrópica y social», advierte el Papa.
«El amor que Dios tiene por cada persona constituye, de hecho, el corazón de la
experiencia y del anuncio del Evangelio, y cuantos lo acogen se convierten a su
vez en testigos», añade.
«Toda comunidad cristiana está llamada, por tanto, a dar a conocer que Dios es
Amor», señala.
Por este motivo, el Papa desea que la Jornada Misionera Mundial sea una
oportunidad «para comprender cada vez mejor que el testimonio del amor, alma de
la misión, concierne a todos».
«Servir al Evangelio no debe considerarse como una aventura en solitario, sino
como un compromiso compartido de toda comunidad», subraya el texto.
«Junto a los que están en primera línea en las fronteras de la evangelización
--y pienso con reconocimiento en los misioneros y las misioneras-- muchos otros,
niños, jóvenes y adultos, contribuyen con la oración y su cooperación en
diversos modos a la difusión del Reino de Dios en la tierra», concluye el Santo
Padre.
ZS06060211
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Ante la secularización, Benedicto XVI
impulsa la obra de los medios católicos de comunicación
Al recibir a periodistas y técnicos de los medios de comunicación de la
Conferencia Episcopal Italiana
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Ante el generalizado proceso de secularización, Benedicto XVI impulsó este
vienes la contribución decisiva que están llamados a ofrecer los medios de
comunicación católicos.
Recibieron sus palabras de aliento los 1.200 directivos, periodistas y técnicos
del diario «Avvenire», del canal de televisión «Sat2000», de la cadena de
estaciones de radio «InBlu» y de la agencia SIR, medios de comunicación
promovidos por la Conferencia Episcopal Italiana.
Las «relaciones entre fe y cultura, tal y como se han desarrollado en las
últimas décadas» se convirtieron en el tema que quiso exponer el Santo Padre a
los comunicadores, en el discurso que pronunció en respuesta a las palabras que
le dirigió Dino Boffo, director de «Avvenire» y de «Sat2000».
«La cultura europea, como sabéis, se formó a través de los siglos con la
contribución del cristianismo --comenzó recordando el Papa--. Después, a partir
de la Ilustración, la cultura occidental se ha ido alejando de sus fundamentos
cristianos con una velocidad cada vez mayor».
En el período reciente, siguió evocando, «la disolución de la familia y del
matrimonio, los atentados contra la vida humana y contra su dignidad, la
reducción de la fe a una experiencia subjetiva y la consiguiente secularización
de la conciencia pública, nos muestran con dramática claridad las consecuencias
de este alejamiento».
En este contexto, alentó a los comunicadores católicos a inspirarse en el
Evangelio para poder ejercer el discernimiento continuo que exige su trabajo.
En particular, les pidió «apoyar y promover las nuevas experiencias cristianas
que están naciendo y ayudarles a alcanzar una conciencia cada vez más clara de
sus raíces eclesiales y del papel que pueden desempeñar en la sociedad y en la
cultura».
El Papa animó a los comunicadores a cumplir su trabajo prestando atención a «los
problemas, a las necesidades y a las esperanzas» del pueblo al que se dirigen.
«La fe cristiana está abierta a todo lo que hay de "verdadero, noble, justo,
amable, honrado" en la cultura de los pueblos, como enseñaba el apóstol Pablo a
los Filipenses (Cf. 4, 8)», explicó.
Para que su mensaje sea creíble, invitó a los comunicadores católicos a dar «un
testimonio luminoso de profunda vida cristiana, permaneciendo para ello siempre
tenazmente unidos a Cristo para poder mirar al mundo con sus mismos ojos».
«Experimentad la felicidad de pertenecer a la Iglesia y de introducir en el gran
circuito de la comunicación su voz y sus razones», les aconsejó.
«No os canséis de construir puentes de comprensión y comunicación entre la
experiencia eclesial y la opinión pública», concluyó.
ZS06060206
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Los diplomáticos de la Santa Sede deben
ser «testigos de Cristo», explica el Papa
Al recibir a los superiores y alumnos de la Academia Pontificia Eclesiástica
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Al recibir a los sacerdotes que se preparan para formar parte del servicio
diplomático de la Santa Sede, Benedicto XVI les explicó que su misión será
eficaz en la medida en que sean «testigos de Cristo».
El pontífice recibió este viernes en audiencia a los superiores y alumnos de la
Academia Pontificia Eclesiástica, que en el futuro ofrecerán sus servicios al
Papa en las nunciaturas apostólicas o en la Secretaría de Estado.
En respuesta a las palabras que le dirigió el presidente de esta institución,
que hunde sus raíces en el año 1701, el arzobispo español Justo Mullor García,
antiguo nuncio en México, el pontífice insistió en los rasgos que deben
caracterizar a los representantes del sucesor de Pedro ante las iglesias
particulares y las naciones de todo el mundo.
Ante todo, les recomendó una vida de «oración», en la que «la relación con Dios
sea constante, fiel, intensa y se convierta para cada uno en la savia vital de
toda su existencia».
«Vuestra acción, de hecho, será eficaz en la medida en que os esforcéis por ser
testigos de Cristo, Verdad que ilumina y orienta el camino de los pueblos»,
subrayó.
Los nuncios y representantes del Papa deben ser, dijo, heraldos «del Evangelio
del amor, que es capaz de renovar los corazones y hace plenamente humana la
convivencia en toda sociedad».
«Sólo si sois fieles a vuestra vocación ofreceréis un servicio válido a la Sede
Apostólica».
El Papa insistió también en la «formación humana y teológica» que debe
caracterizar a estos misioneros de la diplomacia.
«Hoy más que nunca es indispensable una cultura sólida, que junto a una
necesaria formación teológica profundice en la doctrina perenne de la Iglesia y
en las líneas directivas de la actividad de la Santa Sede a nivel eclesial e
internacional», reconoció.
Por último, les pidió ser hombres de «comunión» para «poder comprender, amar,
apoyar y alentar a toda comunidad cristiana, para ser por doquier fieles
servidores del carisma de Pedro, que es un carisma de unidad y de cohesión para
toda la comunidad eclesial».
Para poder entrar en la Academia Pontificia Eclesiástica, sus sacerdotes alumnos
deben haber alcanzado la licencia en Derecho Canónico.
La vida de varios Papas del siglo pasado ha estado íntimamente ligada a esta
Academia. León XIII, Benedicto XV, Pío XII y Pablo VI han sido alumnos o
profesores de esta institución.
ZS06060207
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Los movimientos reflexionan sobre cómo
presentar la belleza de Cristo hoy
En el segundo Congreso Mundial de nuevas comunidades
ROCCA DI PAPA, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
¿Cómo presentar la belleza de Cristo en una sociedad que parece vivir como si
Dios no existiera? A esta pregunta respondieron este jueves en el Segundo
Congreso Mundial de Nuevos Movimientos y Nuevas Comunidades exponentes de la
Iglesia y de estas realidades eclesiales.
La cuestión fue afrontada en la mesa redonda que llevaba por tema «Dar razón de
la belleza de Cristo en los escenarios del mundo contemporáneo».
Los participantes en el debate fueron Vittorio Messori, quien afrontó la manera
de presntar la belleza de Cristo frente a una «apostasía de masa»); el padre
Bernard Peyrous, de la Comunidad del Emmanuel (ante sectas y formas diversas de
«New Age»); monseñor Fouad Twal, arzobispo coadjutor de Jerusalén (en la
relación con el Islam); Luis Fernando Figari, del Movimiento de Vida Cristiana
(en la educación de los jóvenes); Dino Boffo, director del diario «Avvenire» (en
la presencia pública de los católicos); Andrea Riccardi, fundador de la
Comunidad de San Egidio (en situaciones de pobreza y violencia).
El padre Peyrous afrontó en su intervención la difusión de las sectas y de la «New
Age», «un fenómeno que ha llegado a todo el mundo, a través de formas
organizadas, pero también como un gran mercado de las creencias, en el que
encuentra espacio una forma de espiritualidad genérica, de la que todos pueden
obtener elementos, incluso de modo contradictorio».
El ponente describió este fenómeno como «una gran fuga de la realidad», fruto de
ese itinerario, iniciado en el siglo XIX, según el cual «Dios no existía o no
tenía nada que ver con el hombre», y estallado en el siglo XX con el fracaso de
los intentos del hombre de procurarse la felicidad por sí mismo.
Sin demonizar la modernidad, el padre Peyrous concluyó invitando a «acoger los
aspectos interesantes del siglo XX, las novedades y los descubrimientos que
deben ser reconocidos» y, al mismo tiempo, a no olvidar que ha sido un siglo en
el que se ha dado la intervención constante de Dios a través del «don hecho a
hombres y mujeres de tener el valor de ser cristianos en un mundo difícil».
Luis Fernando Figari afrontó el tema de la educación de los jóvenes recordando
que «el sujeto de la educación cristiana es el sujeto humano completo, herido y
al mismo tiempo salvado».
Al señalar el itinerario pedagógico espiritual al que invitar a los jóvenes de
hoy, Figari propuso dos dimensiones fundamentales de la fe: «la fe en el corazón
del hombre y la fe en la mente».
Respecto a la primera dimensión, dijo que «no basta aceptar de modo cognitivo la
fe sino que hay que experimentarla como don, en el que nace un afecto hacia
quien anuncia a Cristo». La segunda subraya la «racionalidad de la fe», en la
que «se da un respeto real de la libertad».
Por su parte, Dino Boffo para hablar de la presencia de los católicos en la
sociedad, partió del Concilio Vaticano II. Citando la «Lumen Gentium» (nº 32),
puso el acento en el pasaje en el que se pide a los laicos «iluminar y ordenar
todas las cosas temporales», viviendo inmersos en la realidad cotidiana.
«Dos verbos (iluminar y ordenar) que nos llaman a una responsabilidad específica
y entusiasmante a la vez» y que se asocian a otros dos, presentes en la «Gaudium
et Spes» (nº 37), con los que se describe la tarea del laico en la sociedad como
dedicación a la gloria de Cristo, «usando y gozando de las cosas del mundo». «La
espiritualidad a la que los laicos estamos llamados no es la de la fuga del
mundo sino la de la simpatía hacia el mundo y su belleza», afirmó.
Andrea Riccardi, al presentar el testimonio de Cristo en situaciones de pobreza
y violencia, dijo que «al cristiano se le presenta un interrogante grave ante la
guerra, la violencia y el dolor, porque son situaciones en las que casi se teme
el contagio de la tristeza y del sufrimiento de los demás».
«Pero el amor por los débiles --añadió Riccardi-- no tiene que ver con las modas
o las ideologías, y la fidelidad a situaciones difíciles no es posible si no es
con una fe real y vivida».
Recordando rápidamente las cifras de los conflictos y de la pobreza en el mundo,
Riccardi subrayó la palabra paz: «La oración por la paz es la gran fuerza de los
creyentes y es expresión de la certeza de la fe». «Estamos llamados todos
--concluyó-- a comunicar de corazón en corazón la belleza de la paz».
ZS06060209
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Testimoniar a Cristo en medio del islam
Monseñor Twal en el Congreso de Nuevos Movimientos
ROCCA DI PAPA, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
El testimonio de la belleza de Cristo en tierras de mayoría islámica fue el tema
de la intervención del arzobispo coadjutor del Patriarcado Latino de Jerusalén,
monseñor Fouad Twal, en el Segundo Congreso Mundial de Nuevos Movimientos y
Nuevas Comunidades, que concluyó este viernes en Rocca di Papa.
El prelado habló en particular de los cristianos en la Tierra de Jesús y definió
la crisis que vive hoy Jerusalén «como la más grave en dos mil años de
historia». Constató las tentaciones de «desánimo, de vivir al día, de olvidar
los proyectos de Dios».
Y añadió: «Muchos hombres y mujeres hoy se sienten desarraigados, perdidos,
bloqueados. Los europeos hablan de derrumbe de las ideologías. Nosotros, árabes
de Oriente Medio, sabemos que la globalización, el materialismo y la injusticia
internacional, que han hecho de Oriente Medio un supermercado de intereses y de
intrigas, son una de las causas de nuestra desorientación y de las reacciones en
defensa de la identidad religiosa o cultural, ciertamente excesivas».
«Pero Jerusalén sigue siendo la ciudad de las sorpresas, empezando por la
Resurrección de Cristo. Esperamos asistir un día a nuestra resurrección, una
mayor alegría, justicia y paz», aseguró.
«Por eso, los cristianos --afirmó-- cantan el aleluya incluso en este camino de
cruz, de este viernes santo que parece no tener fin. La gente que vive a nuestro
alrededor está sorprendida de nuestra serenidad y se pregunta: ¿Cómo es que los
católicos parecen tener una capacidad de adaptación superior a la media, a pesar
de la gran diversidad de sus orígenes? ¿Una paz interior en medio de la
tormenta? ¿Una actitud pacífica y contemplativa, en medio de los torbellinos de
la historia? ¿Cómo hacen estos religiosos, estos laicos, para sentirse familia
dondequiera que el Espíritu les envía? ¿No está quizá el secreto en la pasión
por Cristo y por los hombres? ¿Pasión que provoca y pone en crisis, que atrae y
que atemoriza?».
Esta es la experiencia vivida por monseñor Twal también en el Magreb. Antes
había sido obispo de Túnez desde principios de los años noventa: «Encontré una
comunidad aparentemente frágil pero en realidad era sólida, habituada a vivir en
la provisionalidad. Era fuerte en su arraigo en Dios. Para darle una mayor
visibilidad y orgullo de ser lo que somos sin ningún complejo, "discípulos de
Cristo", hubo una pequeña reconversión para redescubrir las exigencias del
bautismo en la verdad, evitar el “bajo perfil” y habituarnos a una vida eclesial
digna y visible, constantemente vuelta hacia la Iglesia universal y el
Magisterio. Era necesaria savia nueva».
Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades respondieron a la llamada:
Comunión y Liberación, neocatecumenales y focolares.
«Nuestra Iglesia ha empezado así a rejuvenecerse y a vivir más su universalidad,
a través de la diversidad de los carismas --subrayó monseñor Twal--. Envueltos
todos por la ternura de Dios y compartiendo el apostolado y las diversas tareas,
los misterios de gozo y los misterios dolorosos, hemos profundizado en la
belleza de nuestra vocación. Era evidente que nadie tenía el monopolio de toda
la verdad al vivir el propio carisma. Era un poco de levadura en la gran masa
musulmana».
«Mientras los jóvenes árabes musulmanes soñaban con irse a Europa --añadió el
prelado--, para huir de un contexto en el que reina la violencia, el miedo y la
ausencia de seguridad en el porvenir, jóvenes europeos, entusiastas y
comprometidos, miembros de movimientos eclesiales, dejaban la comodidad y la
libertad, y empezaban a trabajar con generosidad y discreción, mostrando así la
belleza y la grandeza de quien les había enviado al mundo árabe. Era un choque
para los musulmanes pero un choque saludable que interroga e invita a
reflexionar. Es el inicio de un diálogo. El inicio de una conversión interior».
«Así --aseguró monseñor Twal-- el anuncio de la buena noticia se hace posible.
Nuestra presencia es ya Palabra y testimonio. La catedral, bien restaurada, es
visitada regularmente por un cierto número de musulmanes. También ella se hace
Palabra, testimonio, una bella ocasión para tejer lazos de amistad con los
musulmanes».
Monseñor Twal no olvidó recordar a los monjes de Tiberine en Argelia que, en
1996, fueron masacrados por fundamentalistas islámicos. Y añadió: «No ha habido
ningún grito de venganza, de odio, sino oración y súplicas para que la sangre
derramada sea semilla de amor y de reconciliación entre los pueblos. Con estas
palabras querría sólo invitar a meditar sobre el misterio de la Iglesia, una
Iglesia humano-divina, capaz de dejarse estremecer por el Espíritu y por tanto
de evolucionar y adaptarse, sin perder sus raíces y su identidad».
ZS06060210
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El Movimiento de Schönstatt , el
«decano» de los «nuevos movimientos»
Aboga por una «comunión de corazones» con todos los movimientos
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
El Movimiento de Schönstatt se encargó de ofrecer una Vigilia este viernes en la
Iglesia San Andres del Valle en Roma. El padre Guillermo Cassone, argentino, de
la Comunidad de los Padres de Schönstatt explica a Zenit el sentido de esta
vigilia de Pentecostés y el porqué se realizó en esta Iglesia.
El sacerdote cuenta como Schönstatt apuesta por la pluralidad en la unidad: «Es
un gran desafío mostrar que la comunión es posible y que la comunión se hace en
la unión de corazones en la diversidad de los carismas, o sea realmente como una
experiencia de Pentecostés».
«Estamos representando al Movimiento Internacional de Schönstatt casi mil
quinientas personas, provenientes de varios países europeos, latinoamericanos,
norteamericanos y asiáticos». El sentido de hacerlo en la Iglesia de San Andres
del Valle (de los padres teatinos) es la relación del fundador de Schönstatt,
padre José Kentenich, con el santo Vicente Pallotti. El fundador Kentenich fue
palotino y siempre quiso mantener esta relación con la congregación palotina.
«Era ahí, en la Iglesia de los Teatinos, en San Andrés del Valle, donde Pallotti,
una vez al año en Epifanía, invitaba a celebrar esta fiesta a gente de las
diferentes comunidades religiosas, inclusive de las distintas denominaciones
católicas orientales y en distintos ritos. Celebraban la Epifanía del Señor un
día con cada rito, con el sentido de integrar todas las fuerzas apostólicas y
mostrar la unidad y la comunión», revela el padre Guillermo Cassone.
«Esto tiene mucho que ver con la eclesiología de comunión que ha surgido
posteriormente al Concilio Vaticano II, de la cual el Papa Juan Pablo II ha sido
el gran promotor en sus cartas, y también en los sínodos, sobretodo en el sínodo
de laicos», añade.
«Por eso elegimos ese lugar», aclara, «que tiene toda la tradición de Pallotti
de la unión de las fuerzas apostólicas, a la que llamaba apostolado católico. Él
quería que no sólo fueran de distintos ritos o denominaciones o modos de vivir
la fe, sino de todas las diversas fuerzas apostólicas. En esa época, esto era
algo todavía incipiente, estamos hablando de la primera mitad del siglo XIX, (él
fallece en 1850)».
«Vicente Pallotti quería demostrar que la Iglesia es una en la diversidad, la
comunión, en la diversidad. A eso le llamaba el apostolado católico, y quería
además unir algo que en ese tiempo no era muy común, el clero con el laicado»,
observa el padre Cassone.
El Papa Pío XII cuando funda la acción católica, llama a Pallotti «el gran
precursor de la Acción Católica». «San Andrés del Valle es entonces la Iglesia
símbolo del carisma de San Vicente Palloti, asumido posteriormente por el padre
José Kentenich, fundador de Schönstatt», ilustra el sacerdote argentino que ha
preparado junto al Movimiento la vigilia de oración de Pentecostés.
El padre Kentenich, que durante casi toda su vida fue palotino, en el año 1916,
(dos años después de la fundación de Schönstatt), se comprometió ante sus
superiores palotinos a hacer propia la idea de Pallotti de la confederación
apostólica y a plasmarla desde Schönstatt y con la espiritualidad de Schönstatt
. Hizo esto sobretodo con la gracia del Santuario, la gracia en la cual María es
la que congrega, cobija a sus hijos, los educa, los transforma para la comunión
y luego los envía como testigos y misioneros para anunciar el evangelio en todas
partes».
De hecho por eso él decía que «con la fuerza de la Alianza, con esos hijos
espirituales de la Virgen en su Santuario, podría realizarse el carisma de San
Vicente Pallotti», recuerda Cassone.
«En este contexto del Encuentro Mundial de Movimientos queremos volver a
enarbolar esos ideales de la comunión entre los Movimientos», subraya el
sacerdote.
Ya en 1998, cuando el Papa Juan Pablo II convocó a los Movimientos en
Pentecostés del Año del Espíritu Santo, Schönstatt fue uno de los que participó
activamente y quiso hacer presente esta idea.
A lo largo de estos ocho años ha ido cultivando muy diversos contactos, ya sea a
nivel internacional como a nivel de los diversos países o de las diócesis. «Es
un trabajo que ha sido muy fecundo, sobretodo con los grandes Movimientos
plurales, con los que tenemos tantas cosas en común», expone este sacerdote
argentino.
«Somos conscientes de que históricamente, Schönstatt, que se fundó en 1914, es
el primer gran Movimiento plural de los que posteriormente se han ido dando en
la Iglesia en estos años. Seguramente, en la Vigilia con el Santo Padre y en la
Misa el Domingo en San Pedro, se va a mostrar la gran variedad y la gran
unidad», explica.
«Por eso es un gran desafío mostrar que la comunión es posible y que la comunión
se hace en la unión de corazones en la diversidad de los carismas, o sea
realmente como una experiencia de Pentecostés. La pluralidad se hace unidad, y
la unidad no rompe ni disminuye la pluralidad. Ese es un poco el sentido de la
Vigilia a cargo del Movimiento de Schönstatt», concluye.
[Más información en
http://www.schoenstatt.de]
ZS06060213
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Mundo
El gobierno chino tiene la intención de
poner freno a las ordenaciones episcopales ilegítimas
Declara el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo de Hong Kong
ROMA, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).- El
cardenal Joseph Zen Ze-kiun --obispo de Hong Kong-- ha dado a conocer la
intención del gobierno de Pekín de poner freno a la celebración de ordenaciones
episcopales que carecen del consentimiento del Papa.
Recientemente fueron consagrados ilegítimamente dos obispos en China «de la
mano» de la Asociación Patriótica (AP), hechos que motivaron la repulsa de la
Santa Sede porque supusieron «una grave herida a la unidad de la Iglesia» y «una
grave violación a la libertad religiosa» --dadas las presiones a la que se
vieron sometidos candidatos y sacerdotes (Zenit,
11 mayo 2006).
El gobierno chino permite la práctica religiosa en el país sólo con personal
reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo
el control de la «Asociación Patriótica» (AP) --cuyo estatuto recoge la creación
de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede--.
De ahí que afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y
los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia
directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
Llamado en marzo a la púrpura, el cardenal Zen tomó posesión el miércoles de la
iglesia de Santa María Madre del Redentor (Tor Bella Monaca, Roma), su título
cardenalicio.
Tras la celebración, el purpurado hizo saber que el gobierno chino ha pedido a
la AP que detenga las ordenaciones ilegítimas --según recoge la agencia del
Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews»--.
Añadió que la AP «fomenta la disensión entre el gobierno chino y el Vaticano»,
pero de esta forma «se derrota ella sola».
El cardenal Zen también apuntó que «no podía decir si el gobierno chino
permitiría al Papa visitar la nación».
Pero «si insisten en mantener esta situación anormal y hacen imposible una
visita de Benedicto XVI, se derrotan ellos solos, no alcanzan victoria alguna»,
insistió.
«El gobierno chino ha dicho claramente a Liu Bainian [vicepresidente de la AP]
que detenga estas ordenaciones --expresó el purpurado--. Pero si se celebraran
más ordenaciones ilegítimas, la Santa Sede tendrá que anunciar la ruptura de
conversaciones con Pekín».
En una entrevista concedida al diario de Bucarest (Rumanía) «Ziua» --de la que
se hizo eco el jueves la agencia del PIME--, el arzobispo Giovanni Lajolo
(secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados) ha reiterado:
«Igual que en los demás países del mundo, en China la Iglesia no pide privilegio
alguno, sino sólo ser libre en su organización interna».
La libertad de la Iglesia en el nombramiento de obispos «está establecida por el
Derecho Canónico y no comporta ninguna ingerencia en el ordenamiento del Estado
chino», recordó el prelado, comúnmente conocido como «ministro» de Exteriores
del Vaticano.
Por su parte «la autoridad política china no debería interferir en el
ordenamiento interno de la Iglesia y particularmente en el procedimiento para el
nombramiento de obispos», recalcó.
Igualmente aludió al tema de la normalización de las relaciones diplomáticas
entre China y la Santa Sede: «Ello elevaría la paz social de la propia población
china, que no se vería obligada a tener que elegir entre la obediencia forzada a
una Iglesia llamada patriótica y la pertenencia a la única Iglesia católica, la
que está en comunión con el Papa, sucesor del Apóstol Pedro y vicario de
Cristo».
ZS06060205
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Los desplazados por la violencia en
Timor Oriental son acogidos por la Iglesia
LISBOA, miércoles, 31 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Según la información recogida por la filial portuguesa de Ayuda a la Iglesia
Necesitada (AIN), más de 10.000 personas desplazadas han encontrado cobijo en el
centro salesiano de Dili, y la Iglesia está preparándose para acomodar a más en
la catedral de la capital.
«La Iglesia siempre está dispuesta a ayudar en lo que sea necesario», ha dicho
monseñor Alberto Ricardo da Silva, obispo de Dili.
A finales de abril, después de que unos 600 soldados fueran licenciados del
Ejército en marzo, se desató una ola de violencia en esta pequeña nación del
sureste asiático. Según estimaciones de la ONU, unas 100.000 personas han
abandonado desde entonces sus hogares en la región de Dili. Unas 65.000 han sido
acogidas en centros de refugiados, muchos de ellos relacionados con la Iglesia
católica. También según la ONU, unas 35.000 personas se han refugiado en las
montañas.
La independencia de Timor Oriental obtuvo reconocimiento internacional en mayo
de 2002. Se trata de uno de los países más pobres de Asia, y es, después de
Filipinas, la segunda nación asiática con una población mayoritariamente
católica.
ZS06060204
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Nuevo camino vocacional para mujeres
célibes en la pastoral de una diócesis australiana
Iniciativa del obispo David Walker, de Broken Bay
WAHROONGA, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
El obispo de la diócesis australiana de Broken Bay (www.brokenbay.catholic.org.au)
propone una nueva vocación a mujeres que quieran consagrarse, en el celibato,
para la atención pastoral de la Iglesia local.
Se trata de una «nueva vocación en la Iglesia» que no debe interpretarse «a la
luz de otras vocaciones, como la vida religiosa, el diaconado o el sacerdocio»;
«ha de ser definida en sus propios términos», puntualiza el obispo David Louis
Walker en su mensaje del pasado mes de mayo.
Un obispo --explica-- «es el único responsable del cuidado pastoral del pueblo
confiado a él»; «ejerce esta responsabilidad en unión con el presbiterado», así
como con la «curia diocesana», y también «es libre de establecer otras
estructuras y medios que le asistan en esta misión pastoral».
«Como obispo de Broken Bay, pretendo crear un nuevo medio que me ayude con mi
atención pastoral de la diócesis. Proyecto brindar una oportunidad para una
nueva vocación destinada a mujeres en la diócesis. Ofreceré a las mujeres una
oportunidad para estar más profundamente involucradas en la vida y dirección de
la diócesis. Proyecto formar un grupo de mujeres de Iglesia que compartan
conmigo la atención pastoral del pueblo de la diócesis de Broken Bay», anuncia.
De acuerdo con el prelado, la iniciativa está «bien fundada» en la doctrina de
la Iglesia; y es que el Papa Benedicto XVI, «siguiendo la enseñanza» de Juan
Pablo II, «ha subrayado la importancia del papel de la mujer en la Iglesia», y
Juan Pablo II «habló del “genio femenino” y su importancia en la Iglesia».
Así, la nueva ruta vocacional en Broken Bay «es una acción positiva para
reconocer e incluir este “genio femenino” en la vida y dirección de la comunidad
católica», apunta el obispo Walker.
La nueva ruta vocacional se orienta a mujeres solteras, «que practican su fe,
sienten una necesidad de estar más involucradas en su Iglesia local y quieren
expresarlo en un modo de vida consagrado»; «como hay una gran diversidad de
ministerios en la diócesis, una gran diversidad de mujeres pueden presentarse»,
se lee en la misiva.
«Esta vocación implica una vida célibe» --subraya--; no se trata «sólo de
renunciar al matrimonio, sino de una entrega positiva al Señor que se expresa en
el servicio a los demás».
Quienes emprendan este camino harían inicialmente un compromiso de un año,
seguido de tres más; el período sería eminentemente formativo. Después llegaría
un compromiso de otros cinco años, tras los cuales la candidata puede optar por
hacer un compromiso de por vida.
Sea cual sea el ministerio al que se dedique, lo importante es que viene de «una
persona consagrada que ha hecho un compromiso para atender la diócesis. Su
ministerio será una expresión de su consagración», apunta el obispo Walker.
Y hace pública la iniciativa para promover conversaciones y trazar respuestas a
partir de aquellas que estén interesadas.
Pero «todos pueden ayudar a este proyecto orando por él», concluye.
ZS06060201
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Pakistán: Al menos medio millar de
conversiones forzadas al islam cada año
LAHORE, jueves, 1 junio 2006 (ZENIT.org).-
El Congreso que en Lahore ha afrontado «Las conversiones forzadas de las mujeres
y los derechos de las minorías en Pakistán» estima en torno al medio millar la
cifra de personas que cada año, en el país, cambian de credo contra su voluntad.
De los 155 millones de habitantes de Pakistán, el 97% es musulmán (suní en su
mayor parte; chií un 20%). Los cristianos representan un 2,5% de la población;
1,2 millones son católicos.
Con más de cincuenta participantes --entre personas comprometidas por los
derechos humanos, abogados y representantes de las minorías religiosas de cuatro
provincias-- contó el congreso que organizó el viernes pasado la Comisión para
los derechos de las minorías de Pakistán («Minority Rights Commission of
Pakistan», MRC), una Organización No Gubernamental.
«El islam que condena con la muerte la conversión a otra religión, obliga a la
vez a las mujeres casadas con un musulmán a hacerse también ellas musulmanas»,
escribe la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, «AsiaNews»,
informando del encuentro.
«En Pakistán --continúa la agencia del PIME-- se llevan a cabo anualmente entre
500 y 600 conversiones forzadas, si bien "los medios nacionales informan sólo de
un centenar de estos casos"».
Son constataciones manifestadas en el Congreso que ha buscado subrayar a nivel
nacional la importancia del tema, lanzar una campaña contra las conversiones
forzadas, analizar sus causas sociales y tratar aspectos legales, explicó Khaliq
Shah, miembro de la MRC.
Se trata de un fenómeno «particularmente presente en las clases sociales más
pobres y marginadas», precisó.
El Congreso se hizo vehículo de una repulsa unánime al fenómeno de las
conversiones forzadas.
Quiso recordar I. A. Rehman --miembro de la Comisión por los derechos humamos de
Pakistán-- que, según la Declaración universal de los derechos del hombre, cada
individuo puede abrazar y practicar con plena libertad cualquier religión, y
nadie puede forzar a otra persona a que cambie de credo.
«En esta perspectiva, convertir no es un problema», sino que éste reside «en el
uso de la fuerza: la conversión forzada debe ser prohibida», señaló.
Y es que en el país no hay ninguna ley contra las conversiones forzadas; por
otro lado, «la conversión de un ciudadano del islam a cualquier otra religión
significa, para él, la muerte», describió.
Para modificar esta situación propuso abordarla como una lucha «por la
democracia, e invitar a estos encuentros también a los musulmanes», a fin de que
éstos ayuden «a comprender todos los puntos de vista sobre el tema».
«Este es un problema delicado y cada uno de nosotros debe contribuir a
resolverlo», indicó el obispo católico de Faisalabad, monseñor Joseph Coutts,
también presente en el Congreso.
«En la raíz del problema hay factores como el feudalismo y la estructura
socio-económica del país --expuso--. Si hablamos de conversiones forzadas,
debemos hablar también de estos aspectos».
De religión sij, Kalyan Singh señaló como uno de los mayores obstáculos a
superar la «sujeción de la magistratura a los clérigos islámicos».
«Los jueces no logran ser neutrales porque temen la venganza de los extremistas
religiosos», lamentó.
ZS06060202
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Espiritualidad
Las lecciones de Pentecostés en el
mundo de la comunicación, según el predicador del Papa
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., a las lecturas del domingo
ROMA, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. --predicador de
la Casa Pontificia-- a las lecturas del próximo domingo, solemnidad de
Pentecostés.
* * *
¿Pentecostés o Babel?
Hechos 2, 1-11; 1 Corintios 12, 3b-7.12-13; Juan 20, 19-23
El sentido de Pentecostés se contiene en la frase de los Hechos de los
Apóstoles: «Quedaron todos llenos del Espíritu Santo». ¿Qué quiere decir que
«quedaron llenos del Espíritu Santo» y qué experimentaron en aquel momento los
apóstoles? Tuvieron una experiencia arrolladora del amor de Dios, se sintieron
inundados de amor, como por un océano. Lo asegura San Pablo cuando dice que «el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que
nos ha sido dado» (Rm 5, 5). Todos los que han tenido una experiencia fuerte del
Espíritu Santo están de acuerdo en confirmar esto. El primer efecto que el
Espíritu Santo produce cuando llega a una persona es hacer que se sienta amada
por Dios por un amor tiernísimo, infinito.
El fenómeno de las lenguas es la señal de que algo nuevo ha ocurrido en el
mundo. Lo sorprendente es que este hablar en «lenguas nuevas y diversas», en vez
de generar confusión, crea al contrario un admirable entendimiento y unidad. Con
ello la Escritura ha querido mostrar el contraste entre Babel y Pentecostés. En
Babel todos hablan la misma lengua y en cierto momento nadie entiende ya al
otro, nace la confusión de las lenguas; en Pentecostés cada uno habla una lengua
distinta y todos se entienden.
¿Cómo es esto? Para descubrirlo basta con observar de qué hablan los
constructores de Babel y de qué hablan los apóstoles en Pentecostés. Los
primeros se dicen entre sí: «Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la
cúspide en el cielo, y hagámonos famosos, para no desperdigarnos por toda
la faz de la tierra» (Gn 11, 4). Estos hombres están animados por una voluntad
de poder, quieren «hacerse famosos», buscan su gloria. En Pentecostés los
apóstoles proclaman en cambio «las grandes obras de Dios». No piensan en hacerse
un nombre, sino en hacérselo a Dios; no buscan su afirmación personal, sino la
de Dios. Por ello todos les comprenden. Dios ha vuelto a estar en el centro; la
voluntad de poder se ha sustituido con la voluntad de servicio, la ley del
egoísmo con la del amor.
En ello se contiene un mensaje de vital importancia para el mundo de hoy.
Vivimos en la era de las comunicaciones de masa. Los llamados «medios de
comunicación» son los grandes protagonistas del momento. Todo esto marca un
progreso grandioso, pero implica también un riesgo. ¿De qué comunicación se
trata de hecho? Una comunicación exclusivamente horizontal, superficial,
frecuentemente manipulada y venal, o sea, usada para hacer dinero. Lo opuesto,
en resumen, a una información creativa, de manantial, que introduce en el
ciclo contenidos cualitativamente nuevos y ayuda a cavar en profundidad en
nosotros mismos y en los acontecimientos. La comunicación se convierte en un
intercambio de pobreza, de ansias, de inseguridades y de gritos de ayuda
desatendidos. Es hablar entre sordos. Cuanto más crece la comunicación,
más se experimenta la incomunicación.
Redescubrir el sentido del Pentecostés cristiano es lo único que puede salvar
nuestra sociedad moderna de precipitarse cada vez más en un Babel de lenguas. En
efecto, el Espíritu Santo introduce en la comunicación humana la forma y la ley
de la comunicación divina, que es la piedad y el amor. ¿Por qué Dios se comunica
con los hombres, se entretiene y habla con ellos, a lo largo de toda la historia
de la salvación? Sólo por amor, porque el bien es por su naturaleza
«comunicativo». En la medida en que es acogido, el Espíritu Santo sana las aguas
contaminadas de la comunicación humana, hace de ella un instrumento de
enriquecimiento, de posibilidad de compartir y de solidaridad.
Cada iniciativa nuestra civil o religiosa, privada o pública, se encuentra ante
una elección: puede ser Babel o Pentecostés: es Babel si está dictada por
egoísmo y voluntad de atropello; es Pentecostés si está dictada por amor y
respeto de la libertad de los demás.
[Traducción y adaptación del italiano: Zenit.org]
ZS06060203
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Nuevos movimientos
Movimiento de Vida Cristiana
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
del Movimiento de Vida Cristiana.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: MOVIMIENTO DE VIDA CRISTIANA
SIGLA: MVC
FUNDACIÓN: 1985
HISTORIA: El MVC nació en Lima, en Perú, por iniciativa de Luis Fernando Figari
sobre la base de iniciativas y experiencia suscitadas en los años setenta por
miembros del Sodalitium Christianae Vitae fundado por el mismo Figari y hoy
sociedad de vida apostólica. Reconocida por la Conferencia Episcopal Peruana
como asociación nacional en 1990, el Movimiento se difundió gradualmente en
otros países de América Latina. El 23 de marzo de 1994 el Consejo Pontificio
para los Laicos decretó el reconocimiento del Movimiento de Vida Cristiana como
asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
IDENTIDAD: El MVC aspira a ser un espacio comunitario de encuentro con el Señor
Jesús que favorezca una vida cristiana auténtica, a través del anuncio y del
testimonio de la fe y la promoción integral de la persona a la luz del Evangelio
y del magisterio de la Iglesia. Sus miembros –hombres y mujeres de distintos
estados de vida– colocan en el centro de la propia experiencia el deseo de
santidad, el compromiso apostólico, el servicio a Dios y a los hermanos. Ámbitos
prioritarios de su acción son la evangelización de los jóvenes; el compromiso
solidario con los pobres, los enfermos, los ancianos, los niños abandonados; la
evangelización de la cultura; la tutela de la familia y la defensa de la vida
desde la concepción hasta la muerte natural; los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías de comunicación. La espiritualidad del MVC, que propone a los
miembros un itinerario de formación permanente a nivel personal y comunitario,
se caracteriza por la devoción a la Inmaculada, por una intensa participación en
la vida litúrgica, por la meditación de la Palabra de Dios como luz que orienta
la vida y llave de lectura crítica de proyectos humanos.
ESTRUCTURA: Los miembros del MVC se vinculan a su misión apostólica a título
personal o colectivo dando vida a comunidades, grupos, instituciones,
asociaciones y servicios de varios tipos y con distintos fines (entre otros:
Coordinación universitaria, Solidaridad y camino, Familia de Nazaret, Acción
misionera, Ciberapostolado, Siloé, Pro vita), cuyas actividades están dirigidas
por un Consejo general de coordinación, constituido por el Coordinador general,
el Asistente espiritual y el Secretario ejecutivo.
DIFUSIÓN: El MVC cuenta con unos 25.000 miembros y está presente en 21 países
distribuidos del siguiente modo: Asia (1), Europa (5), Norteamérica (6),
Sudamérica (9).
OBRAS: El MVC forma parte de la familia Sodalitium Christianae Vitae, de cuya
iniciativa han nacido el Instituto Vida y Espiritualidad, un Fondo editorial, la
Universidad San Pablo de Arequipa, varias escuelas, una estructura sanitaria y
un centro de ayuda a la vida
PUBLICACIONES: Nueva Alborada, revista anual; Vida cristiana, boletín quincenal;
Noticias eclesiales, noticiario on-line.
PÁGINA WEB: http://www.m-v-c.org
SEDE CENTRAL: Movimiento de Vida Cristiana
Calle Dos, 553 - Lima 41 (Perú)
Tel. [+51]1.4373496 - Fax 1.4363005
E-mail: sintmvc@computextos.com.pe
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06060214
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Movimiento Internacional ATD Cuarto
Mundo
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: MOVIMIENTO INTERNACIONAL ATD CUARTO MUNDO
DENOMINACIÓN HABITUAL: ATD Quart Monde
FUNDACIÓN: 1957
HISTORIA: El Movimiento nació entre los sin techo de Noisy-le-Grand, en la
periferia de París, por iniciativa del padre Joseph Wresinski (1917- 1988). Él
mismo nació en condiciones de extrema pobreza y dedicó su vida a devolver la
dignidad a los más pobres de la Iglesia y a volverlos a introducir en la
historia del mundo. El padre Wresinski reveló el llamado cuarto mundo: familias
exiliadas en todos los continentes, esa parte de la pobreza que hace que el
pueblo de la miseria no esté en condiciones de asumir responsabilidades, ni de
ejercer los derechos que tienen los demás, si otros no intervienen para
devolverles la confianza en sí mismos, en la humanidad y en Dios. En el centro
del Movimiento, sostenido por miles de personas de todos los grupos étnicos,
sociales, culturales y espirituales que caminan al lado de los pobres, se
encuentra la presencia de un voluntariado internacional e interconfesional que
comparte la vida en las zonas de miseria. El Movimiento tiene relaciones de
colaboración con instancias eclesiales, tanto a nivel local como internacional,
y contactos regulares con los distintos dicasterios de la Curia romana y con las
misiones permanentes de la Santa Sede ante las organizaciones internacionales
gubernamentales. En cuanto ONG, ATD Quart Monde tiene estatuto consultivo ante
la ONU, la UNICEF, la UNESCO, la OIT, el Consejo de Europa.
IDENTIDAD: La identidad de ATD Quart Monde se funda en los siguientes principios
base: cada hombre tiene un valor fundamental inalienable y está llamado a
contribuir al bien de todos; la miseria no es una fatalidad y la humanidad puede
rechazarla; proteger a la familia es el primer acto de resistencia a la miseria;
la prioridad a los más desfavorecidos es la garantía de que todos los seres
humanos serán respetados en su dignidad. El Movimiento ejerce sus actividades
con programas para la primera infancia, iniciativas culturales (bibliotecas de
calle, cursos para todas las profesiones, círculos culturales, centros de arte y
poesía, semanas del “futuro compartido”), programas de educación y de formación
permanente para adultos (universidades populares); en la sociedad, mediante
información, campañas, publicaciones, manifestaciones públicas; ante las grandes
familias religiosas, con grupos de reflexión y actividades comunes; ante los
poderes públicos nacionales e intergubernamentales mediante relaciones y
colaboraciones múltiples, propuestas de leyes, obtención de fondos y
subvenciones.
ESTRUCTURA: ATD Quart Monde es una federación que reúne secciones nacionales
nacidas en el mundo según el modelo de la sección madre francesa. La creación de
tales secciones presupone determinados requisitos y va precedida de la
constitución de asociaciones de Amigos del Movimiento. La admisión a la
federación va precedida de un prudente período de prueba.
DIFUSIÓN: Son unas 250.000 –entre familias, voluntarios permanentes,
sostenedores y amigos– las personas que participan en las actividades de ATD
Quart Monde, que está presente en 26 países distribuidos del siguiente modo:
África (6), Asia (3), Europa (10), Norteamérica (5), Sudamérica (2). OBRAS Por
iniciativa del Movimiento han nacido: Tapori, movimiento de niños de todo el
mundo, ricos y pobres, que se comprometen a construir juntos un mundo sin
miseria; Juventud Cuarto Mundo, que reúne a jóvenes de todos los grupos sociales
que quieren unirse para compartir el saber y cancelar la miseria; el Fórum
permanente: extrema pobreza en el mundo, que agrega personas y pequeñas
asociaciones amigas de los más pobres; el Instituto de investigación para
sostener la acción para el estudio y la formación; la Fundación Joseph Wresinski,
creada después de la muerte del Fundador y con el fin de conservar y difundir en
el mundo su herencia intelectual, espiritual y filosófica. Un relieve especial
merece la celebración y la Jornada Mundial del rechazo de la Miseria, el 17 de
octubre de cada año. Ideada por el padre Wresinski en 1987 con la inauguración
de una lápida conmemorativa en honor de las victimas de la miseria en el
Trocadero de París, la ONU la proclamó oficialmente en 1992. La lápida lleva la
inscripción: «Allí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria, se violan
los derechos humanos. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado», incisa
también en la reproducción inaugurada en el 2000 sobre el sagrado de la basílica
romana de San Juan de Letrán y completada con las palabras de Juan Pablo II:
«Nunca más discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio de los pobres y
de los últimos».
PUBLICACIONES: Feuille de route, mensual; Quart Monde, revista trimestral del
Instituto de Investigación; Lettre aux Amis du Monde, cuatrimestral destinado a
los miembros correspondientes del Fórum Permanente.
PÁGINA WEB:
http://www.atd-quartmonde.org
SEDE CENTRAL Mouvement International ATD Quart Monde
107, avenue du Génçeral Leclerc - 95480 Pierrelaye (Francia)
Tel. [+33]1.34304610 - Fax 1.30362221
E-mail: secgen@atd-quartmonde.org
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Documentación
Mensaje de Benedicto XVI para la
Jornada Misionera Mundial
«La caridad, alma de la misión»
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el mensaje que ha escrito Benedicto XVI con motivo de la octogésima
Jornada Misionera Mundial 2006, que lleva por tema «La caridad, alma de la
misión», que este año se celebra el 22 de octubre.
* * *
¡Queridos hermanos y hermanas!
1. La Jornada Misionera Mundial, que celebraremos, si Dios quiere, el domingo 22
de octubre ofrece la oportunidad de reflexionar este año sobre el tema «La
caridad, alma de la misión». La misión, si no está orientada por la caridad, es
decir, si no surge de un profundo acto de amor divino, corre el riesgo de
reducirse a mera actividad filantrópica y social. El amor que Dios tiene por
cada persona constituye, de hecho, el corazón de la experiencia y del anuncio
del Evangelio, y cuantos lo acogen se convierten a su vez en testigos. El amor
de Dios que da vida al mundo es el amor que se nos ha entregado en Jesús,
Palabra de salvación, imagen perfecta de la misericordia del Padre celestial. El
mensaje salvífico podría sintetizarse, por tanto, en las palabras del
Evangelista Juan: «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios
envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él» (1 Juan 4, 9).
El mandato de difundir el anuncio de este amor fue confiado por Jesús a los
apóstoles después de su resurrección y los apóstoles, trasformados interiormente
el día de Pentecostés por la potencia del Espíritu Santo, comenzaron a dar
testimonio del Señor muerto y resucitado. Desde entonces, la Iglesia sigue esta
misma misión, que constituye para todos los creyentes un compromiso
irrenunciable y permanente.
2. Toda comunidad cristiana está llamada, por tanto, a dar a conocer que Dios es
Amor. En este misterio fundamental de nuestra fe quise detenerme a reflexionar
en la encíclica «Deus caritas est». Dios penetra con su amor toda la creación y
la historia humana. El hombre, en su origen, salió de las manos del Creador como
fruto de una iniciativa de amor. El pecado ofuscó después en él la impronta
divina. Engañados por el maligno, los primeros padres Adán y Eva abandonaron la
relación de confianza con su Señor, cediendo a la tentación del maligno, que
introdujo en ellos la sospecha de que Él era un rival y quería limitarles su
libertad. De este modo, se prefirieron a sí mismos en lugar del amor gratuito
divino, persuadidos de que de esta manera estaban reafirmando su libre albedrío.
Como consecuencia acabaron perdiendo la felicidad original y experimentaron la
amargura de la tristeza del pecado y de la muerte. Dios, sin embargo, no les
abandonó y les prometió a ellos y a su descendencia la salvación, preanunciando
el envío de su Hijo unigénito, Jesús, que revelaría, en la plenitud de los
tiempos, su amor de Padre, un amor capaz de rescatar a toda criatura humana de
la esclavitud del mal y de la muerte. En Cristo, por tanto, se ha comunicado la
vida inmortal, la misma vida de la Trinidad. Gracias a Cristo, buen Pastor, que
no abandona a la oveja perdida, se da la posibilidad a los hombres de todos los
tiempos de entrar en la comunión con Dios, Padre misericordioso, dispuesto a
volver a acoger en su casa al hijo pródigo. Signo sorprendente de este amor es
la Cruz. En su muerte en la cruz, Cristo --como he escrito en la encíclica «Deus
caritas est»-- «se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para
dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical […].
Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se
debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra
la orientación de su vivir y de su amar» (n. 12).
3. En la vigilia de su pasión, Jesús dejó como testamento a los discípulos,
reunidos en el Cenáculo para celebrar la Pascual, el «mandamiento nuevo del
amor– "mandatum novum"»:
«Lo que os mando es que os améis los unos a los otros» (Juan 15, 17). El amor
fraterno que el Señor pide a sus «amigos» tiene su manantial en el amor paterno
de Dios. Observa el apóstol Juan: «todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios» (1 Juan 4, 7). Por tanto, para amar según Dios es necesario vivir en Él y
de Él: es Dios la primera «casa» del hombre y sólo quien habita en Él arde con
un fuego de caridad divina capaz de «incendiar» al mundo. ¿No es esta la misión
de la Iglesia en todos los tiempos? Entonces no es difícil comprender que la
autentica solicitud misionera, compromiso primario de la comunidad eclesial,
está unida a la fidelidad al amor divino, y esto vale para cada cristiano, para
cada comunidad local, para las Iglesias particulares y para todo el Pueblo de
Dios. Precisamente, de la conciencia de esta misión común recobra fuerzas la
generosa disponibilidad de los discípulos de Cristo para realizar obras de
promoción humana y espiritual que testimonian, como escribía el querido Juan
Pablo II en la Encíclica «Redemptoris missio», «el alma de toda la actividad
misionera»: «el amor, que es y sigue siendo la fuerza de la misión, y es también
el único criterio según el cual todo debe hacerse y no hacerse, cambiarse y no
cambiarse. Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe
tender. Actuando con caridad o inspirados por la caridad, nada es disconforme y
todo es bueno» (número 60). Ser misioneros significa amar a Dios con todo
nuestro ser, hasta dar, si es necesario, incluso la vida por El. ¡Cuántos
sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, también en nuestros días, han
ofrecido el supremo testimonio de amor con el martirio! Ser misioneros es
atender, como el buen Samaritano, las necesidades de todos, especialmente de los
más pobres y necesitados, porque quien ama con el corazón de Cristo no busca el
propio interés, sino únicamente la gloria del Padre y el bien del prójimo. Este
es el secreto de la fecundidad apostólica de la acción misionera, que supera las
fronteras y las culturas, llega a los pueblos y se difunde hasta los confines
extremos del mundo.
4. Queridos hermanos y hermanas, que la Jornada Misionera Mundial sea una
oportunidad para comprender cada vez mejor que el testimonio del amor, alma de
la misión, concierne a todos. Servir al Evangelio no debe considerarse como una
aventura en solitario, sino como un compromiso compartido de toda comunidad.
Junto a los que están en primera línea en las fronteras de la evangelización --y
pienso con reconocimiento en los misioneros y las misioneras-- muchos otros,
niños, jóvenes y adultos, contribuyen con la oración y su cooperación en
diversos modos a la difusión del Reino de Dios en la tierra. El deseo es que
esta participación crezca cada vez más gracias a la contribución de todos.
Aprovecho esta oportunidad para manifestar mi gratitud a la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos y a las Pontificias Obras Misioneras (PP.OO.MM.),
que con entrega coordinan los esfuerzos desplegados en todas las partes del
mundo en apoyo a la acción de cuantos se encuentran en primera fila en las
fronteras de la misión. Que la Virgen María, que con su presencia en la Cruz y
su oración en el Cenáculo colaboró activamente en los inicios de la misión
eclesial, apoye su acción y ayude a los creyentes en Cristo a ser cada vez más
capaces de auténtico amor, para que en un mundo espiritualmente sediento se
conviertan en manantial de agua viva. Presento mi auspicio de corazón, mientras
envío a todos mi Bendición.
Vaticano, 29 de abril de 2006
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducción del original italiano realizada por Zenit
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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