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13 de junio de 2006


Santa Sede
Enviado papal al 25º aniversario de las relaciones diplomáticas con Singapur
La tolerancia exige reconocer el papel de la religión, explica la Santa Sede
La Santa Sede alerta: decenas de millones de trabajadores apartados del tren de la globalización

Mundo
Cómo devolver la actividad misionera a su fuente originaria, según el cardenal Sepe
Latinoamérica: Se lanza la web del Encuentro Continental de Pastoral Mariana
Hay que prestar atención al grito de los jóvenes, pide el obispo de Padua

Flash
«Pensamientos espirituales» de Benedicto XVI en su primer año de pontificado

Entrevista
Predicador del Papa: Renovación Carismática Católica, «gozosa experiencia de la gracia de Dios»
El Canto Gregoriano sigue siendo el canto oficial de la liturgia romana

Nuevos movimientos
Unión Apostólica Femenina de Schoenstatt
Unión del Apostolado Católico

Documentación
La Santa Sede ilustra el equilibrio entre libertad de expresión y tolerancia religiosa
El ruego de Benedicto XVI en su visita al Santuario de la Virgen de Kalwaria (Polonia)

 




 


Santa Sede



Enviado papal al 25º aniversario de las relaciones diplomáticas con Singapur
El cardenal Renato Raffaele Martino

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado al cardenal Renato Raffaele Martino su enviado especial a Singapur, del 21 al 23 de junio, con motivo del 25º aniversario de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

La Sala de Prensa vaticana dio el sábado pasado anuncio de este nombramiento –decidido por el Papa el 1 de abril--, añadiendo la carta de Benedicto XVI fechada el 18 de mayo y escrita en latín a su enviado especial.

Acompañará al purpurado italiano --que es presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes-- una misión formada por monseñor Eugene Vaz --vicario general de la archidiócesis de Singapur--, el sacerdote Patrick Goh –canciller de la archidiócesis del sudeste asiático--, monseñor Brian Udaigwe –consejero de la Nunciatura Apostólica en Singapur— y el secretario de la representación papal en el país, monseñor John John Kallarackal.

De los 4,5 millones de habitantes de Singapur, los católicos se estiman en 166 mil, según datos de «Fides».
ZS06061301

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La tolerancia exige reconocer el papel de la religión, explica la Santa Sede
Al intervenir en la conferencia de la OSCE en Kazajstán

ALMATY, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- No puede haber tolerancia religiosa si no existe un aprecio por el papel tanto privado como público que tiene la religión, ha explicado la Santa Sede al intervenir en la conferencia sobre este argumento promovida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

«No puede darse colaboración entre culturas, religiones, y etnias con ignorancia mutua», explicó el arzobispo Józef Wesolowski, nuncio apostólico, jefe de la delegación de la Santa Sede.

El encuentro, celebrado en Almaty (Kazajstán) del 12 al 13 de junio, buscaba «Promover el entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico».

«Crear una colaboración exige diálogo --añadió el representante papal--. De todos modos, el diálogo no es más que el primer paso, que debería llevar a identificar un “fundamento” común y sólido sobre el cual construir una colaboración duradera».

Y «¿qué es lo que podría constituir este «fundamento» común?», preguntó a los representantes de 55 Estados que forman parte de la OSCE.

«Es necesario que este fundamento común consista en respetar y apreciar las diferentes culturas y religiones», respondió.

Por el contrario –deploró--, «con demasiada frecuencia hoy día las religiones son manipuladas o incluso malentendidas como parte del problema, cuando en realidad son y deberían ser consideradas como parte de la solución a los problemas que se dan entre diferentes culturas y civilizaciones».

El arzobispo aseguró que «el diálogo interreligioso no será capaz de promover un mayor respeto y unidad en la vida política civil y social, si el papel público de la religión no es debidamente reconocido».

«Si la religión es relegada únicamente a la esfera de la vida privada, entonces se niega su capacidad para tener un positivo impacto en la sociedad», aclaró.

En este sentido, el prelado hizo referencia a los numerosos casos de ridiculización de la religión o de las culturas que se dan particularmente en los medios de comunicación.

En este sentido ilustró la relación entre libertad de expresión y el derecho a no ser ofendido en los sentimientos religiosos, elemento fundamental de la libertad religiosa.

«Si en nombre de una incorrecta interpretación de la libertad de expresión, los estados miembros permitieran que fueran ofendidos los sentimientos religiosos de individuos o de comunidades enteras, esos mismos estados no sólo serían incapaces de contribuir efectivamente al diálogo entre diferentes religiones, culturas, y grupos étnicos, sino que además correrían el riesgo de sembrar prejuicios», advirtió.

«El respeto y la protección de los derechos fundamentales de libertad de expresión y de libertad de religión debería ser garantizado, promoviendo un delicado equilibrio y salvaguardando el ejercicio de ambos», concluyó.
ZS06061302

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La Santa Sede alerta: decenas de millones de trabajadores apartados del tren de la globalización
Intervención del arzobispo Tomasi en la Conferencia Internacional del Trabajo

GINEBRA, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- La economía global se impulsa con ellos, pero son decenas de millones los trabajadores marginados de sus beneficios, denuncia el observador permanente de la Santa Sede ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Las palabras del arzobispo Silvano Tomasi --difundidas íntegramente este martes por la Sala de Prensa de la Santa Sede-- se oyeron en Ginebra el 8 de junio, en el marco de la 95ª sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, en curso del 31 de mayo al 16 de junio.

Tema central de esta Conferencia es «la promoción del trabajo decente para todos, esto es, el trabajo debidamente remunerado y desarrollado de modo respetuoso de la dignidad de los trabajadores», puntualiza la Oficina de prensa vaticana.

El prelado se hizo portavoz de la satisfacción de la Delegación de la Santa Sede por el hecho de que el «trabajo decente» forme parte de una agenda estratégica de «cualquier debate para la erradicación de la pobreza», así como de la «convergencia de esfuerzos» para su implementación.

Pero la tarea está aún «lejos de alcanzar su objetivo», advirtió.

«La liberalización de las finanzas y el comercio en el proceso de globalización ha producido mucha riqueza», pero también se muestran evidencias de «crecientes disparidades entre y dentro de los países en el aprovechamiento de los beneficios», constató.

La idea de «trabajo decente» lleva a pensar en las «personas que no están suficientemente cualificadas para subirse al tren de la globalización o cuyas capacidades y talentos se utilizan para impulsar la economía global sin que participen en los beneficios acumulados», apuntó el prelado.

Y se trata de «decenas de millones –lamentó--: inmigrantes indocumentados que trabajan en agricultura, en manufactura, en servicio doméstico; mujeres de la industria textil trabajando en condiciones insalubres por míseros salarios; trabajadores etiquetados por su raza, casta o credo que son relegados a trabajos marginales de la sociedad».

En opinión de monseñor Tomasi, «una globalización que impulsa el crecimiento económico sin equidad, bloquea el acceso al trabajo decente y cuestiona el funcionamiento actual de las estructuras internacionales creadas para facilitar el flujo de ideas, capital, tecnología, bienes y personas para el bien común».

Y observó que un trabajo «indecente» pone en crisis a las personas, aumentándose el riesgo de comportamientos destructivos o antisociales.

Lo que implica el «trabajo decente» para todos «exige un énfasis renovado en la dignidad de cada persona y del bien común, situándolos en el centro de toda actividad y política laboral», recalcó.

«Un entorno laboral seguro y saludable también es un componente integral del trabajo decente», apuntó el prelado en esta Conferencia Internacional, recordando que cada año se registran 270 millones de accidentes laborales, 160 millones de personas padecen enfermedades laborales y 5.000 trabajadores mueren cada día por afecciones o accidentes originados en el trabajo.

Constatando que la cifra de menores trabajadores se ha reducido en el mundo un 11% en cuatro años (entre 2000 y 2004 pasó de 248 a 218 millones de niños), el observador de la Santa Sede ante la OIT alentó a «redoblar la determinación de gobiernos, empleadores, sindicatos y sociedad civil hacia el objetivo de la total eliminación del trabajo infantil» .
ZS06061306

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Mundo



Cómo devolver la actividad misionera a su fuente originaria, según el cardenal Sepe
Comenta el mensaje de Benedicto XVI para el Domingo Mundial de las Misiones 2006

ROMA, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Tres maneras recuerda el cardenal Crescenzio Sepe (hasta hace pocos días prefecto del dicasterio misionero) para que la actividad misionera pueda volver continuamente a su motivación fundante: «la oración, la contemplación y la imitación de Cristo, las únicas que permiten al apóstol beber en el manantial originario que es Jesucristo».

En la edición del 4 de junio del diario de la Santa Sede «L’Ossevatore Romano», el purpurado comenta así el mensaje que, con el título «La caridad, alma de la misión», ha preparado Benedicto XVI para el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) 2006, que se celebrará el próximo 26 de octubre (Zenit, 2 junio 2006).

«Frente al intento de laicización de la misión», el mensaje papal «llama al pueblo de Dios a volver a la fuente de la misión: Dios-caridad», subraya el cardenal Sepe --recién nombrado arzobispo de Nápoles--.

El prelado italiano aborda la cuestión apuntada por numerosos teólogos sobre «la relación entre la salvación integral del hombre, ofrecida en Cristo, y la acción de liberación y promoción del hombre promovida por la Iglesia, con el fin de no reducir la salvación a una concepción "secularizada" o sólo "espiritualizada"».

Al respecto recalca que el Magisterio se expresa con claridad sosteniendo que «la proclamación del Evangelio es un mensaje de liberación en la línea mesiánica de Cristo» que «no circunscribe la propia misión sólo al campo religioso, desinteresándose de los problemas temporales del hombre».

Pero sigue siendo fundamental el primado de su vocación espiritual que no le permite «sustituir el anuncio del Reino por la proclamación de la liberación humana», prosigue. Y ello porque, como afirma Benedicto XVI en su Encíclica «Deus Caritas Est», «sin el anuncio de la salvación en Jesucristo, su contribución es incompleta».

El purpurado indica que, mirando en general a las actividades de evangelización, uno se da cuenta de que «la tensión entre anuncio de Cristo y promoción humana, entre Reino de Dios y Reino del hombre (...), no se recompone siempre en una equilibrada síntesis cristiana».

«Las Iglesias locales y las fuerzas misioneras --advierte-- están preferentemente ocupadas y preocupadas en actividades de promoción humana, en todos sus aspectos».

De todas formas, el cardenal Sepe alude a la obra de las anteriores en defensa de los derechos fundamentales del hombre y de «concienciación» de las sociedades marcadas por situaciones de gran injusticia, afirmando que se trata de algo «justo y debido».

Pero «lo que está en cuestión --afirma-- no es el empeño apasionado en la promoción humana, sino su motivación profunda que debe ser realizada en el respeto del perfil específico del servicio solicitado por Cristo a sus discípulos».

Y es que «la caridad es siempre más que simple actividad –escribe citando las palabras del Papa--, es la caridad la que hace evangelizadora nuestra acción».

«La Iglesia, en su misión de evangelizar a los pobres, no puede sino seguir la vía de Cristo. Cualquier otra vía sería sólo un sucedáneo de la verdadera --puntualiza-- e, incluso si produjera frutos inmediatos, serían aparentes, no duraderos, y no idóneos para instaurar el Reino de amor y de paz en la humanidad».

Y lanza una invitación: «Las comunidades cristianas deben parecerse cada vez más a las comunidades-Iglesias del Nuevo Testamento, como las de Corinto, Éfeso, Tesalónica, formadas, como dice Pablo, por los elegidos de Dios».

Éstas aparecían como «minorías escuálidas, sin medios, mal vistas, despreciadas y perseguidas», pero de todos modos «detentadoras de un mensaje salvífico nuevo, que impregna y transforma mentalidades, valores y culturas», describe el cardenal Sepe.

Y así sucede «todavía hoy en las pequeñas Iglesias de periferia, que viven a menudo en las mismas situaciones de las comunidades-Iglesias apostólicas y, como éstas, a menudo son despreciadas y no raras veces perseguidas, hasta pagar con la sangre la coherencia y la fidelidad a Cristo», constata.

«Bebiendo de la fuente de la caridad, la misión se convierte en el alma de toda la acción de la Iglesia, que será misionera hasta el final de los tiempos», recalca, recordando que «lo que permanece insustituible en el servicio evangelizador de la caridad es la familiaridad con el Dios personal y el abandono a su voluntad».
ZS06061303

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Latinoamérica: Se lanza la web del Encuentro Continental de Pastoral Mariana
Prólogo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe

BOGOTÁ/CIUDAD DE MÉXICO, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) anuncia la activación de la página web del Encuentro Continental de Pastoral Mariana (www.celam.info/maria), que acogerá próximamente México.

El encuentro tendrá lugar junto al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México, del 27 de septiembre al 1 de octubre de este año.

Uno de sus objetivos es la preparación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, la gran cita que se abrirá el 13 de mayo de 2007 –festividad de la Virgen de Fátima— junto al Santuario mariano brasileño de Aparecida y que contará con la presencia de Benedicto XVI.

Con el lanzamiento de www.celam.info/maria se busca informar constantemente de los preparativos del Encuentro Continental de Pastoral Mariana. Facilita además el programa e inscripción.

Este encuentro busca poner de relieve y acoger vivamente el amor y la piedad de los pueblos del continente hacia la Virgen María.

Se pretende profundizar, mediante la devoción mariana, en el encuentro con Jesucristo vivo y en el vínculo de pertenencia a la Iglesia, vivificando la vida litúrgica, la formación catequética, la vida comunitaria, la acción misionera y solidaria, la evangelización de la cultura, es decir, todas las dimensiones de la vida cristiana, apuntan los promotores.

Se invita especialmente a este Encuentro Continental de Pastoral Mariana a cuantos desarrollen su labor o relación con la pastoral de Santuarios Marianos, con las devociones marianas, movimientos y grupos de espiritualidad mariana.

Fecha límite de inscripción: 15 de agosto (plazas limitadas).
ZS06061309

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Hay que prestar atención al grito de los jóvenes, pide el obispo de Padua
En su mensaje por la fiesta del patrono, San Antonio

PADUA, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- El fenómeno juvenil de reunirse en las plazas, cada vez más presente en Italia y en toda Europa, está lanzando un mensaje que no se puede desatender, advierte el obispo de Padua a la ciudad en el día de su santo patrono.

«San Antonio fue evangélicamente sensible a las condiciones de vida del pueblo, cercano a los sufrimientos y a los dramas de los hombres y mujeres de su tiempo –escribe monseñor Antonio Mattiazzo--. Mostró en Jesús y en el Evangelio la referencia necesaria y esencial para la solución de los problemas personales y sociales».

El mensaje del prelado a la ciudad es tradición el día de San Antonio de Padua --que celebra la Iglesia este martes--. Este año fija su atención en los jóvenes que tienen la costumbre de encontrarse en las plazas del centro, «un fenómeno que ha suscitado muchas discusiones».

Más allá de salidas de tono, encontrarse en la plaza «expresa el deseo de vivir, la búsqueda de libertad», el deseo «de amistad», de ser «protagonistas y no un número en las calculadoras del mundo», percibe el prelado en su mensaje --del que la agencia «Sir» del episcopado italiano publica amplios pasajes--.

Pero con esta costumbre también «denuncian esos ambientes de trabajo», educativos, «casas, espacios de reunión e instituciones que no existen a medida del hombre» --considera--, así como «el eficientismo y el tecnologismo que deja de lado la verdad del sentido de la existencia humana» y «una sociedad informática que dilata la comunicación virtual, pero entumece la real e interpersonal».

Sobre todo «los jóvenes de las plazas constituyen el grito de una generación que no encuentra alimento para saciar su hambre y su sed, que busca de modo espasmódico una plenitud de vida, de amor, de gozo», alerta monseñor Mattiazzo.

«No podemos no escuchar el grito de estos hermanos nuestros más jóvenes», reconoce.

Propone, en primer lugar, «salir al encuentro de estos jóvenes allí donde se dan cita»; «allí se pide ponerse a la escucha y, eventualmente, ofrecer alternativas sanas de animación» «y diversión».

Y es que en calles y plazas también es posible --apunta el prelado-- «salir al encuentro de necesidades concretas, acoger y transmitir valores, mostrar un rostro diferente de la comunidad civil y de la Iglesia».

Se trata --aclara-- de «la pedagogía siempre actual» de «Emaús», la «de la compañía y el camino»: «es pedagogía de la compañía porque pide que se esté junto a los jóvenes, escuchar su malestar, sus expectativas y su esperanza, acoger la novedad de vida que llevan dentro, hacerse cargo de sus dramas y de sus sueños».

Y «es pedagogía del camino porque impulsa a hacerse sus compañeros de viaje y a caminar con ellos», añade.

Lejos de limitarse al momento del encuentro en las plazas, la atención a los jóvenes «debe existir en todas las expresiones de la convivencia civil y eclesial» --alerta el obispo de Padua--, cosa que «interpela específicamente a las familias, los centros educativos, las universidades, las parroquias, las sociedades de deportes y tiempo libre».

Y concluye con una invitación: «Una tarea particular respecto a sus coetáneos les corresponde a los jóvenes que han encontrado al Señor Jesús y ya han saboreado el agua viva que brota de la fe».
ZS06061304

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Flash



«Pensamientos espirituales» de Benedicto XVI en su primer año de pontificado
«Libreria Editrice Vaticana» publica una compilación

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- 175 «Pensamientos espirituales» procedentes de las palabras pronunciadas por Benedicto XVI: es la propuesta del volumen publicado en italiano por «Libreria Editrice Vaticana» (www.libreriaeditricevaticana.com).

El título original «Pensieri Spirituali» reúne frases elegidas de su encíclica, homilías, encuentros, audiencias y también de momentos en los que ha hablado sin papeles.

Lucio Coco, compilador de los textos, explica que los temas «son la fe en Dios, la centralidad de Jesús y el amor que nos viene dado y que el hombre debe transformar como donación de sí mismo».

En estas páginas se pueden encontrar pensamientos sobre confianza, camino, caridad, educación, Eucaristía, felicidad, Jesucristo, María, Palabra de Dios, paciencia, trabajo, silencio, sufrimiento, vida, vida consagrada y vocación del hombre, entre muchos otros.

Por ejemplo, se cita el siguiente en la voz «vía»: «El sufrimiento es la vía de la transformación, y sin sufrimiento no se transforma nada» («Encuentro con el clero de la diócesis de Aosta», 25 de julio de 2005).

Los pensamientos citados abarcan desde abril de 2005 a marzo de 2006.

Proceden de los documentos del Papa disponibles en la web oficial del Vaticano www.vatican.va o de la sección que dedica «Radio Vaticana» al Papa en www.radiovaticana.org.
ZS06061308

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Entrevista



Predicador del Papa: Renovación Carismática Católica, «gozosa experiencia de la gracia de Dios»
Entrevista con el padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

ROMA, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- En la base de la Renovación Carismática Católica (RCC) hay «una gozosa experiencia de la gracia de Dios», que impulsa al fiel a extraer la riqueza del cristianismo no «por constricción o por fuerza, sino por atracción» constata el predicador de la Casa Pontifica

El padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., pronunció estas palabras el pasado Pentecostés en la localidad romana de Marino, donde más de siete mil miembros de la RCC de todo el mundo se dieron cita en un encuentro con el lema «Proclama mi alma la grandeza del Señor».

Organizado por el ICCRS («Servicios de la Renovación Carismática Católica Internacional», www.iccrs.org) en el marco de algunos eventos en preparación de los 40 años de la RCC --que se celebrarán en febrero de 2007--, el encuentro tuvo por objeto celebrar la obra realizada diariamente por el Señor a través del Espíritu Santo.

Al tomar la palabra, el padre Cantalamessa explicó que, en la Biblia, el Espíritu Santo tiene dos modos de revelarse y actuar.

Hay una manera --que llamamos «carismática»-- que consiste en que «el Espíritu Santo dispensa dones particulares» no para el «progreso espiritual» o como «premio de santidad» para quien los recibe, sino para «edificar la comunidad», afirmó.

Y hay un modo de actuar del Espíritu que llamamos «transformante o santificante» --prosiguió--, es decir, «en función de la transformación de la persona», de manera que quien tiene la experiencia sale de ella regenerado y revestido de «una vida nueva».

«Esta acción transformadora del Espíritu es una experiencia, no una idea de la gracia», explicó.

El predicador del Papa expresó que «estos dos modos de actuar del Espíritu Santo que hemos visto en toda la Biblia y en el día de Pentecostés, en nuestro tiempo se han manifestado de modo espectacular en la Renovación Carismática».

De este modo –añadió--, la Renovación Carismática ha hecho «emerger de nuevo en la Iglesia los carismas pentecostales que se habían perdido» y ha sido casi «la respuesta de Dios a la oración de Juan XXIII por un nuevo Pentecostés», elevada por el pontífice al inicio del Concilio Vaticano II.

Entrevistado por Zenit durante el encuentro, el padre Cantalamessa relató su experiencia personal en la RCC y la contribución que esta «corriente de gracia», junto a los movimientos eclesiales, puede dar a la Iglesia y a la sociedad.

--En el Evangelio de Juan, Jesús responde a las preguntas de Nicodemo afirmando que «el Espíritu sopla donde quiere» (Jn 3, 8). En su opinión, ¿es posible interpretar en qué dirección está soplando el Espíritu Santo en su continua irrupción en la historia?

--P. Cantalamessa: En la homilía de la Vigilia de Pentecostés, el Papa dijo algo muy hermoso comentando estas palabras del Evangelio de Juan. Dijo, sí, que el Espíritu «sopla donde quiere», pero aclaró que no sopla nunca de manera desordenada, contradictoria. Por lo tanto, tenemos detrás toda la tradición de la Iglesia, la doctrina de los doctores, el magisterio de la Iglesia para discernir qué carismas son válidos y cuáles no. Puede ser que al inicio haya algunos carismas que hagan mucho ruido, atraigan mucho la atención, pero que luego con el tiempo se revelan en cambio no fundados. La Iglesia es como el agua: recibe todos los cuerpos, pero a los verdaderos, los sólidos, los acoge dentro, mientras que a los otros los deja en la superficie. Los carismas que están vacíos, que son sólo manifestación exterior, se quedan en el exterior de la Iglesia.

--En el contexto actual, ¿cree que los movimientos eclesiales están llamados más bien a un renovado impulso evangelizador, a ser puntas avanzadas del diálogo ecuménico, o a combatir la secularización o la crisis de las familias? ¿Qué aportación pueden dar a la Iglesia?

--P. Cantalamessa: Estoy convencido, como también el Papa ha dicho que está convencido, de que los movimientos son una gracia de la Iglesia de hoy. Una respuesta adecuada al mundo de hoy, al mundo secularizado y a un mundo al que los sacerdotes y la jerarquía no llegan ya, y que necesita por tanto de los laicos. Estos movimientos laicales están integrados en la sociedad, viven junto a los demás. Pienso, por tanto, que tienen una tarea extraordinaria que gracias a Dios no es una utopía para el futuro, sino algo que vivimos ante nuestros ojos, porque los movimientos eclesiales son, sí, las puntas avanzadas de la evangelización, están en las obras de caridad, además de animar un amplio abanico de actividades. Estos movimientos dan a los cristianos una motivación nueva y permiten redescubrir la belleza de la vida cristiana y por tanto les disponen para asumir tareas de evangelización, de animación pastoral de la Iglesia.

--Brevemente, ¿cómo se acercó usted a la Renovación?

--P. Cantalamessa: No me acerqué, Alguien me tomó y me llevó dentro. Cuando oraba con los Salmos parecían escritos para mí desde antes. Luego, cuando desde Convent Station, en Nueva Jersey, fui al convento de los capuchinos de Washington, me sentía atraído a la Iglesia como por un imán y éste era un descubrimiento de la oración y era una oración trinitaria. El Padre parecía impaciente por hablarme de Jesús y Jesús quería revelarme al Padre. Creo que el Señor me hizo aceptar después de mucha resistencia la efusión, el bautismo en el Espíritu, y luego vinieron muchas cosas con el tiempo. Enseñaba Historia de los Orígenes Cristianos en la Universidad Católica de Milán; luego empecé a predicar hasta 1980, cuando me convertí en predicador de la Casa Pontificia.

--En el panorama de tantos y diversos movimientos eclesiales, ¿cuál es la aportación especial que puede dar a la Iglesia la Renovación Carismática Católica?

--P. Cantalamessa: En cierto sentido, somos muy humildes y discretos: no tenemos poder, no tenemos grandes estructuras, no tenemos fundadores, pero la Renovación Carismática Católica es la que, por ejemplo, entre todos los movimientos eclesiales, está más interesada en la teología. En la Renovación Carismática hay, en efecto, un interrogante sobre el Espíritu Santo. De hecho, todos los grandes tratados de teólogos sobre el Espíritu Santo hablan de la Renovación porque no es sencillamente una espiritualidad más junto a las otras, sino que es un nuevo surgimiento de un cristianismo originario que era el de los Apóstoles. Y creo que su objetivo no es tanto sectorial cuanto de animación de la Iglesia. La Renovación no debería llevar a constituir grupos, iglesias. ¡Ay si fuera así! Debería ser, como decía el cardenal Leo Jozef Suenens, una corriente de gracia que se pierde en la masa de la Iglesia.
ZS06061305

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El Canto Gregoriano sigue siendo el canto oficial de la liturgia romana
Entrevista con la investigadora y música Julieta Vega García

MÉXICO, D.F., martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org-El Observador).- El Canto Gregoriano sigue siendo el canto oficial de la Iglesia católica de rito latino, recuerda Julieta Vega García, licenciada en Filosofía y Letras --especialidad de Historia del Arte-- y doctora en Geografía e Historia dentro del área de Musicología.

Es titulada profesional como profesora de piano por el Conservatorio Superior de Música de Granada (España) y directora de la «Schola Gregoriana Ilíberis» desde 1986.

Sus líneas de investigación se centran en el Canto Gregoriano: patrimonio, teoría y práctica y la música en los conventos de clausura y otros entornos eclesiásticos.

--¿Qué es el «Canto Gregoriano»?

--Julieta Vega García: Es un canto milenario, patrimonio cultural de la humanidad y sigue siendo el canto oficial de la liturgia romana, como recordó el propio Juan Pablo II en 2003 en un Quirógrafo sobre la música sacra --con motivo del centenario del Motu Proprio «Tra le sollecitudini», en que recordaba las normas del Vaticano II acerca de la música litúrgica--.

--¿Por qué se le llama así?

--Julieta Vega García: Porque se atribuye su autoría al Papa San Gregorio Magno. Uno de los puntos que más llaman la atención en su fecundo pontificado es su celo por el perfeccionamiento de la liturgia, alcanzando gran importancia su impulso en la organización definitiva del canto litúrgico, que se conoce bajo el nombre de canto gregoriano. A los 35 años empezó a dedicarse al servicio de Dios. A él se debe la primera gran reforma de la Liturgia, de manera especial del Canto (de ahí el nombre de Canto Gregoriano, que está en la base de la liturgia occidental).

--¿Cuándo surge el Canto Gregoriano?

--Julieta Vega García: Su origen está en la salmodia judía, pero las primeras partituras que se conservan se escribieron en el Renacimiento Carolingio, a finales del siglo IX

--¿Cuál es la relación entre el Canto Ambrosiano y el Canto Gregoriano?

--Julieta Vega García: Antes de la unificación que se produjo en los siglos IX-XI, cada región tenía sus propias tradiciones: el Ambrosiano en Milán, el visigótico-mozárabe en España, el viejo romano, el galicano…El gregoriano parece ser una síntesis entre galicano y viejo romano. En determinadas piezas hay mucha relación entre el Ambrosiano y el Gregoriano, pero el ambrosiano es algo más ornamentado melódicamente.

--¿Existe actualmente producción de Canto Gregoriano? ¿Cuál es la aceptación social que se le otorga?

--Julieta Vega García: Realmente la producción (entendida como composición) es inexistente. Hay buena aceptación social de este antiguo repertorio, tanto en conciertos como en misas, conferencias, asistencia a cursillos, compra de música grabada, entre otros tipos de consumo.
ZS06061307

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Nuevos movimientos



Unión Apostólica Femenina de Schoenstatt


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos-- de la Unión Apostólica Femenina de Schoenstatt.

 

* * *



DENOMINACIÓN OFICIAL: UNIÓN APOSTÓLICA FEMENINA DE SCHOENSTATT


FUNDACIÓN: 1920

HISTORIA: La Unión Apostólica Femenina de Schoenstatt tiene sus raíces en el Movimiento Apostólico de Schoenstatt fundado por el padre Josef Kentenich y en la Unión Apostólica, la primera asociación generada por el Movimiento, cuyo fin es la formación de dirigentes católicos al apostolado. Después de la admisión de las primeras mujeres en la Unión, Gertraud von Bullion y María Christmann sellaron la Alianza de amor con la Mater ter admirabilis –acto de consagración a la Virgen que une a todos los miembros del Movimiento Apostólico de Schoenstatt– e iniciaron la Unión Apostólica Femenina (Schoenstatt-Frauenbund). Jurídicamente autónoma del Movimiento, dio forma al ideal de la imitación de Cristo en una vida según los consejos evangélicos de la virginidad, la pobreza y la obediencia, vividos sin votos en la libertad y como vínculo interior. El 15 de septiembre de 1996 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de la Schoenstatt-Frauenbund como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.

IDENTIDAD: La Unión se propone la formación de mujeres cristianas que realicen responsablemente la propia misión teniendo como modelo a María. Está constituida por laicas célibes que viven en estado de virginidad dentro del mundo, animando las realidades temporales mediante el libre don de sí mismas, la disponibilidad total, el desasimiento de los bienes mundanos. La Asociación, que participa en el apostolado de la Iglesia colaborando con otras comunidades de Schoenstatt y con otras fuerzas apostólicas, pide de los propios miembros, a los que forma para ello, una actividad apostólica permanente según las necesidades de los lugares, los tiempos y los pueblos. El itinerario formativo que precede a la incorporación definitiva en la Unión dura nueve años y prevé una pre-candidatura y una candidatura. En la vida de los miembros tiene gran importancia el cultivo del espíritu a través de la observación de una regla, el respeto de las costumbres comunitarias, la constitución de grupos que profundizan dimensiones específicas (por ejemplo, grupos de adoración).

ESTRUCTURA: Responsable última de la Unión es la Dirección internacional elegida por el Capítulo, asamblea de los delegados de la Unión y presidida por una Dirigente asistida de un Consejero espiritual. La unión está estructurada en comunidades oficiales (regiones) y en comunidades libres (cursos). Las regiones están constituidas por miembros de una o más diócesis divididas a su vez en grupos bajo la guía de una dirigente regional. Además de a las respectivas regiones, los miembros de la Unión pertenecen a los llamados “cursos”, elemento esencial de la estructura de la Asociación, formados por personas que han empezado juntas el período de candidatura y que permanecen unidas para toda la vida. Se definen “comunidades libres” porque es libre tanto la elección del ideal que será cultivado y llevado a cabo por cada una de forma individual y comunitaria durante toda la vida, como la elección de la responsable, la madre de curso. Como lugares de formación de la personalidad, los cursos miran a conjugar la libertad exterior y el vínculo interior. En la Unión las instancias directivas no tienen derecho de disposición sobre los miembros –que viven la obediencia en la corresponsabilidad de servicio– sino, ejerciendo la propia autoridad moral de forma familiar, buscando sobre todo el guiar a las comunidades y a sus miembros al grado más alto posible de libertad y de magnanimidad.

DIFUSIÓN: La Unión cuenta con unos 350 miembros y está presente en 10 países distribuidos del siguiente modo: Europa (7), Norteamérica (1), Sudamérica (2).

PUBLICACIONES: Informaciones del Secretariado Gertraud von Bullion, revista semestral.

SEDE CENTRAL: Schoenstatt-Frauenbund
Haus Mariengart
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Unión del Apostolado Católico


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos-- de la Unión del Apostolado Católico.

 

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DENOMINACIÓN OFICIAL: UNIÓN DEL APOSTOLADO CATÓLICO

SIGLA: UAC

FUNDACIÓN: 1835

HISTORIA: La UAC nació por iniciativa de san Vincenzo Pallotti (1795-1850), sacerdote romano que, después de una celebración eucarística, se sintió inspirado por el Señor para instituir «una Pía Unión que fuera perpetuamente en el Iglesia de Jesucristo como una trompeta evangélica, que llama a todos, que despierta el celo y la caridad de todos los fieles de cualquier estado, grado y condición, para que todos, en todos los tiempos [...] cooperen [...] al crecimiento, defensa y propagación de la caridad y de la fe católica». El mismo año la UAC recibió «toda bendición» del cardenal Vicario de entonces, Carlo Odescalchi, y «mil bendiciones» de Gregorio XVI. El 28 de octubre de 2003 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó la erección de la Unión del Apostolado Católico como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.

IDENTIDAD: La UAC es una comunión de fieles que promueve en todos los bautizados la conciencia de la llamada y de la corresponsabilidad apostólica. La pedagogía de la Asociación, cuyos objetivos fundamentales son establecidos por el Consejo de coordinación general, quiere formar a los fieles de cualquier estado, en el respeto de todas las vocaciones, a vivir los carismas según el misterio de la Iglesia comunión y a orientarles en la colaboración apostólica. Siguiendo el ejemplo del fundador, los miembros se proponen entrar en el dinamismo del amor infinito y misericordioso de la Trinidad, para redescubrir y apropiarse de la imagen y semejanza de la Caridad infinita, impresa en nosotros desde el principio de la creación, y para hacer que todo bautizado pueda donar el amor que renueva todas las cosas. Los medios son los habituales: la meditación de la Sagrada Escritura, la celebración eucarística, la oración, el compartir la fe, la reconciliación y el seguimiento de Cristo con la aceptación de la Cruz en toda situación de la vida.

ESTRUCTURA: Órganos de gobierno de la UAC son: el Consejo de coordinación general, constituido por el presidente, los miembros salientes y los miembros elegidos, que provee a la unidad interna de la Unión e incrementa la eficacia apostólica y reconoce las estructuras nacionales; los Consejos de coordinación nacionales, que tienen competencia sobre el territorio de la correspondiente Conferencia Episcopal, favoreciendo las ocasiones y los instrumentos de formación, están al servicio de la diversidad de realidades de la Unión, admiten formalmente a los miembros y cuidan la gestión de los medios económicos; los Consejos de coordinación locales, que tienen la finalidad de unir a los miembros para cumplir la misión de la Unión, ser cenáculos abiertos a lo signos de los tiempos, cuidar la formación y ayudar a la Iglesia local; el Secretariado y el Secretario general, la Asamblea general y el Congreso general. El Asistente eclesiástico de la Unión es el Rector general de la Sociedad del Apostolado Católico. A la UAC se puede pertenecer como miembro a título individual, como miembro perteneciente a una de las comunidades a iure, como colaborador.

DIFUSIÓN: La UAC cuenta con unos 9.500 miembros y está presente en 42 países distribuidos del siguiente modo: África (9), Asia (3), Europa (18), Norteamérica (4), Oceanía (2), Sudamérica (6).

OBRAS: La UAC sostiene obras culturales, espirituales y caritativas, como institutos universitarios en Brasil, Camerún, Alemania, India y Polonia; casas editoriales e imprentas; escuelas; centros de catequesis; centros de pastoral juvenil y familiar; casas de retiros; centros de espiritualidad y animación; casas de asistencia; una leprosería en India; hospicios para enfermos terminales, en Polonia; comunidades terapéuticas y centros para personas con discapacidades; orfanatos y casas familia; un Secretariado social para la vida, en Roma.

PUBLICACIONES: Acta Societatis Apostolatus Catholici, anual; Notiziario UAC, bimensual; publicaciones periódicas a nivel nacional.

SEDE CENTRAL: Unione dell’Apostolato Cattolico
Piazza San Vincenzo Pallotti, 204 - 00186 Roma (Italia)
Tel. [+39]06.68194623 - Fax 06.6876827
E-mail: ccguac@libero.it

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Documentación



La Santa Sede ilustra el equilibrio entre libertad de expresión y tolerancia religiosa
Declaración en la Conferencia de la OSCE celebrada en Kazjastán

ALMATY, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Declaración del arzobispo Józef Wesolowski, nuncio apostólico, jefe de la delegación de la Santa Sede, en la Conferencia promovida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre aplicación de la tolerancia cuyo tema ha sido: «Promover el entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico», celebrada en Almaty (Kazajstán) del 12 al 13 de junio.

 

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Señor moderador:

La delegación de la Santa Sede desea expresar su felicitación al gobierno de Kazajstán por el compromiso con el que ha organizado este encuentro junto con la presidencia belga.

La variada composición étnica, cultural, y religiosa de los estados participantes hace de esta organización un laboratorio de colaboración interreligiosa e interétnica, efectiva y duradera. Firmemente convencida de estas posibilidades, mi delegación confía también en que este país emblemático, en el que conviven muchas nacionales y grupos étnicos, pueda inspirar a la OSCE a emprender nuevos y efectivos pasos en la batalla por el diálogo y el entendimiento mutuo.

1. En este sentido, me gustaría subrayar ante todo que no puede darse colaboración entre culturas, religiones, y etnias con ignorancia mutua. Crear una colaboración exige diálogo. De todos modos, el diálogo no es más que el primer paso, que debería llevar a identificar un «fundamento» común y sólido sobre el cual construir una colaboración duradera. ¿Qué es lo que podría constituir este «fundamento» común?

Es necesario que este fundamento común consista en respetar y apreciar las diferentes culturas y religiones. Por el contrario, con demasiada frecuencia, hoy día las religiones son manipuladas o incluso malentendidas como parte del problema, cuando en realidad son y deberían ser consideradas como parte de la solución a los problemas que se dan entre diferentes culturas y civilizaciones. Desde esta perspectiva, es importante observar que el diálogo interreligioso no será capaz de promover un mayor respeto y unidad en la vida política civil y social, si el papel público de la religión no es debidamente reconocido. Si la religión es relegada únicamente a la esfera de la vida privada, entonces se niega su capacidad para tener un positivo impacto en la sociedad. De hecho, los prolongados esfuerzos de la OSCE a favor de la libertad religiosa proceden de la conciencia de que esta libertad caracteriza a una de las dimensiones más básicas de la persona humana y naturalmente va más allá de la esfera privada.

2. Para que el diálogo interreligioso e intercultural pueda ayudar a afrontar los prejuicios en la vida política y civil, el sistema educativo y los medios de comunicación deben evitar los estereotipos, las distorsiones, las actitudes de intolerancia y la frecuente ridiculización de la religión y de la cultura.

En este sentido, a la delegación de la Santa Sede le gustaría subrayar cómo estas actitudes desviadas contra la religión y la cultura (ya sean sutiles o descaradas) siempre son deplorables. Es también importante observar que hoy, por desgracia, se da poca conciencia o reconocimiento del creciente prejuicio y en ocasiones hostilidad contra los cristianos y su religión. Esta realidad amenaza también a las otras religiones y todas quedan en peligro cuando una de ellas es víctima del estereotipo o el prejuicio.

Señor moderador:

3. La composición demográfica de la OSCE, su amplia misión, y las actividades de sus instituciones y tareas en las diferentes áreas, da a esta organización una capacidad privilegiada para afrontar desafíos comunes. Uno, en particular, afecta a la libertad de expresión y a la manera en que una absoluta interpretación de la misma puede legitimar expresiones civiles y políticas que no respetan los legítimos límites u otros valores, como el derecho a no ser ofendido. Esas manifestaciones pueden crear o agudizar tensiones étnicas, culturales o religiosas, pues, como ya ha mostrado la experiencia, golpean lo más querido para la gente.

Si en nombre de una incorrecta interpretación de la libertad de expresión, los estados miembros permitieran que fueran ofendidos los sentimientos religiosos de individuos o de comunidades enteras, esos mismos estados no sólo serían incapaces de contribuir efectivamente al diálogo entre diferentes religiones, culturas, y grupos étnicos, sino que además correrían el riesgo de sembrar prejuicios. Este diálogo debe basarse en el conocimiento y en el respeto. En el actual contexto sociopolítico, la OSCE y sus instituciones son capaces de mostrar cómo la garantía de la libertad de expresión es un derecho fundamental en las democracias pluralistas, pero que también debe ejercerse con responsabilidad, respetando las convicciones y las prácticas de todos los creyentes, así como de los símbolos que caracterizan a sus religiones. El respeto y la protección de los derechos fundamentales de libertad de expresión y de libertad de religión debería ser garantizado, promoviendo un delicado equilibrio y salvaguardando el ejercicio de ambos.

Gracias, señor moderador.

[Traducción del original inglés realizada por Zenit]
ZS06061322

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El ruego de Benedicto XVI en su visita al Santuario de la Virgen de Kalwaria (Polonia)


KALWARIA ZEBRZYDOWSKA, martes, 13 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el saludo que pronunció Benedicto XVI en su visita al Santuario de la Virgen de Kalwaria –cerca de Cracovia--, en el marco de su reciente viaje apostólico a Polonia.

Como recordó el Papa, el «maravilloso» Santuario mariano es uno de los tres que «marcaron la vida como sacerdote y obispo de Karol Wojtyla» (Juan Pablo II).

Allí Benedicto XVI encomendó a su predecesor y pidió «a la Virgen de los dolores que apoye la fe de la comunidad eclesial en los momentos de dificultad y de prueba» (Zenit, 31 mayo 2006).

 

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VIAJE APOSTÓLICO
DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A POLONIA

SALUDO DEL SANTO PADRE

Kalwaria Zebrzydowska,, sábado 27 de mayo de 2006



Queridos padres franciscanos;
amadísimos hermanos y hermanas:

Durante su primer viaje a Polonia, Juan Pablo II visitó este santuario y dedicó su discurso a la oración. Al final, dijo: "Y también pido esto: pido que oréis aquí por mí, durante mi vida y después de mi muerte". Hoy he querido detenerme un momento en la capilla de la Virgen, y con gratitud orar por él, como pidió en esa ocasión. Siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, también yo os pido encarecidamente que oréis por mí y por toda la Iglesia.

Quisiera decir que, como el querido cardenal Stanislaw, también yo espero que la Providencia conceda pronto la beatificación y la canonización de nuestro amado Papa Juan Pablo II.

[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06061323

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