EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

07.02.2015


V Domingo del Tiempo Ordinario (C)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (5, 1-11)

En aquel tiempo, una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

― «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo:

― «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

― «Señor, apártete de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón:

― «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor


COMENTARIO:

En este Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, que recoge la escena de la pesca milagrosa en el lago de Galilea, el Señor, nos exhorta a la labor de llevar la Palabra de Dios a todos los rincones: "No temas desde ahora serás pescador de hombres".

Jesús se sirve de personas sencillas como eran los pescadores, para hacerles portadores de la buena noticia.

Debemos abandonar todo aquello que nos ate y nos impida llevar el Evangelio; cada uno debemos de hacerlo desde nuestra situación en la sociedad y con un testimonio auténtico y sencillo.

Debemos de hacer más que una doctrina, una vida, una manera peculiar de ser y actuar, que nos transforme y que sirva de testimonio coherente a los demás.

Nada de miedos y temores, los cristianos debemos de salir a la sociedad con naturalidad sin imposiciones, pero con convencimientos.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.