EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

17.04.2016


IV Domingo de Pascua (C)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (10, 27-30)

En aquél tiempo, dijo Jesús:

˗ «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno

Palabra del Señor


COMENTARIO.

El breve Evangelio de este Cuarto Domingo de Pascua, pertenecen al marco más amplio, cuyo tema general es el del Buen Pastor.

El problema de la incredulidad de los judíos, radica en que no son las ovejas de Jesús.

En realidad, carecen de apertura y generosidad suficiente hacía la verdad.

La fe sólo es posible, cuando hay apertura y transparencia de corazón; si esto no existe cualquier argumento resulta inútil.

Aquellos que acogen con sencillez la verdad, nada deben de temer, frente a la cerrazón e incluso la burla de una parte de la sociedad, porque el Padre es superior a todo.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.