EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

 

17.12.2017


 

III Domingo de Adviento (B)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (1, 6-8. 19-28)

 

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
éste venia como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:

̶ «¿Tú quién eres?».

El confesó y no negó; confesó:

̶ «Yo no soy el Mesías».

Le preguntaron:

̶ «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».

El dijo:

̶ «No lo soy».

̶ «¿Eres tú el Profeta?».

Respondió:

̶ «No».

Y le dijeron:

̶ «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».

Él contestó:

̶ «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el Profeta Isaías».

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:

̶ «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».

Juan les respondió:

̶ «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

En este Tercer Domingo de Adviento, el evangelio de san Juan, habla a sus contemporáneos y también a los creyentes de todos los tiempos.

Muestra cuál es el sitio verdadero del Precursor, es decir, que lo verdaderamente importante es Jesús.

El Bautista, es en definitiva el último profeta del Antiguo Testamento y sabe realmente actuar de forma prudente, sin querer méritos que sólo a Jesús le corresponden.

Juan, sabe llevar la buena noticia sin acaparar protagonismo alguno, al igual que debiéramos actuar los cristianos en la Iglesia; como meros transmisores de la palabra de Dios, pero sin buscar nunca oropeles, ni méritos particulares ni mucho menos “carrerismo” desenfrenado por aparentar más, sino servicio sencillo.

Él Señor, no tengamos dudas, es el mejor pagador para los obreros de su mies.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.