Fe y Obras

Es sencillo, Monseñor: ¡No!

 

 

30.01.2015 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Mateo, 5, 37:

“Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno”. Y tal forma de expresar la verdad de las cosas se suele expresar así:

“Donde es no, sea no; donde es sí, sea sí”.

No parece difícil de entender. Esto lo dice Jesucristo poco después de las Bienaventuranzas cuando está, digamos, expresando la Ley de Dios en su justa medida. Y, lógicamente, ha de terminar diciendo que cuando una cosa es lo que es, no puede ser otra cosa.

Pues eso, que tan sencillo es de entender (lo blanco es blanco y lo negro, negro, por ejemplo) no llega al corazón de muchos fieles católicos. Es más, podemos decir que da la impresión que tienen el corazón cerrado con siete candados y demasiado abierto a conveniencias espirituales o mundanas.

Duele decir esto porque manifiesta que la fe se quiebra. Y si se quiebra para algunos determinados católicos, importantes por su importancia intrínseca, la cosa es mucho peor porque tales creyentes han de ser ejemplo para sus ovejas.

Pues bien, el caso es que en el tema, surgido en la primera parte del Sínodo sobre la familia que se celebró en Roma el año pasado (2014) hay cosas que no se sostienen. Por ejemplo, el de la comunión de los divorciados vueltos a casar.

Sabemos que no pueden acceder a la comunión porque así está establecido. Vamos, que sabemos que no pueden aunque no es de extrañar que más de un creyente que comulgue por ignorancia suya o de quien presida la celebración. Pero eso, como sabemos, es más cuestión de Dios y de quien eso haga…

El caso es que Monseñor Blázquez, a la sazón Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española y recientemente elegido cardenal por el Santo Padre Francisco no parece tenerlo claro. Lo decimos porque preguntado sobre el tema ha dicho que “hubo diversidad de opiniones, tal como señala el documento. Por los votos, puede verse que esta cuestión está sin decidir, y yo tampoco puedo hacerlo”. Y se refiere al Sínodo citado supra.

Sin embargo, en el estado de “libertad de expresión” que el Papa Francisco promovió en los días anteriores a la celebración de tal Sínodo es de suponer que estuviera incluida que quien quisiera pudiera decir lo que creyese oportuno. El caso es que eso pasó con muchos de los allí asistentes y, como suele decirse, cada cual se retrató como quiso retratarse sin, por eso, tener miedo alguno pues cuando se ejercita un derecho no es de temer que nada pase si está dentro de sus justos límites.

Pues, al parecer, a Monseñor Blázquez no le parece bien decir lo que opina. Y esto sólo puede ser por dos razones, a saber:

1ª. Está en desacuerdo con que los divorciados vueltos a casar pueden comulgar.

2ª. Acuerda con tal posibilidad.

Alguien diría que tampoco es para tanto y que puede decir lo que piensa sin temor a nada. Pero, a lo mejor, sí tiene algún temor que puede pasar por contrariar al Santo Padre si es que el Vicario de Cristo está a favor de la primera opción. Y aquí pudiera ser buena su prudencia...

Sin embargo, para las ovejas que ha de llevar al definitivo Reino de Dios resulta preocupante que su pastor mire para otro lado en un tema tan importante siendo tan fácil la respuesta a la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la comunión: No.

Parece sencillo de entender aunque, a lo mejor, los sencillos en la fe no entendemos de estrategias espirituales y todo eso. Nosotros, a lo nuestro, que es la fe.

“Que lo que pasa de ahí viene del Maligno” supone, manifiesta y expresa relativismo, tibieza espiritual, etc. Todo nada conveniente para el creyente católico.

En fin…

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net