Fe y Obras

¡Lástima que esto sea necesario!

 

 

05.02.2015 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Las cosas de la Iglesia católica, aquello que sucede en su seno, pueden ser de una forma o de otra. Es mucho que mejor que lo sean de acuerdo a la doctrina que debe defender y transmitir. Sin embargo, no siempre pasa eso.

El caso es que con arreglo a lo sucedido en la, digamos, primera parte del Sínodo de la Familia acaecida el pasado mes de octubre (2014) en Roma, a muchos, que han visto venir lo peor que puede pasar en determinados temas relacionados con la Familia católica, se les ha ocurrido una iniciativa que, siendo muy buena (para que no crea nadie que callamos, luego otorgamos) no deja de ser triste: crear una página web (http://filialsuplicapapa.org/) para apoyar y firmar una “filial súplica al Papa” relacionada, no por casualidad, con el Sínodo de la Familia.

El texto dice lo siguiente:

“Beatísimo Padre,

En vista del Sínodo sobre la familia de octubre de 2015, nos dirigimos filialmente a V.S. para manifestarle nuestras aprensiones y esperanzas sobre el futuro de la familia.

Nuestras aprensiones se deben a que, desde hace décadas, asistimos a una revolución sexual promovida por una alianza de poderosas organizaciones, fuerzas políticas y medios de comunicación, que atenta paso a paso contra la existencia misma de la familia como célula básica de la sociedad. Desde la llamada Revolución del 68 padecemos una imposición gradual y sistemática de costumbres morales contrarias a la ley natural y divina, tan implacable que hace hoy posible, por ejemplo, que se enseñe en muchos lugares la aberrante “ideología del género” aún en la tierna infancia.

Ante ese oscuro designio ideológico, la enseñanza católica sobre el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios es como una antorcha encendida que atrae numerosas personas - agobiadas por la propaganda hedonista - al modelo casto y fecundo de familia predicado por el Evangelio y conforme al orden natural.

Santidad, a raíz de las informaciones difundidas por ocasión del pasado Sínodo, constatamos con dolor que, para millones de fieles, la luz de esa antorcha pareció vacilar por causa de los vientos malsanos de estilos de vida propagados por lobbies anticristianos. En efecto, constatamos una generalizada desorientación causada por la eventualidad de que en el seno de la Iglesia se haya abierto una brecha que permita la aceptación del adulterio – mediante la admisión a la Eucaristía de parejas divorciadas vueltas a casar civilmente – e, incluso, una virtual aceptación de las propias uniones homosexuales, prácticas éstas categóricamente condenadas como contrarias a la ley divina y natural.

De esta desorientación brota paradójicamente nuestra esperanza.

Sí, pues en esta situación una esclarecedora palabra vuestra será la única vía para superar la creciente confusión entre los fieles. Ella impediría que se relativice la misma enseñanza de Jesucristo y disiparía las tinieblas que se proyectan sobre el futuro de nuestros hijos, si esa antorcha dejase de iluminarles el camino.

Esta palabra, Santo Padre, os la imploramos con corazón devoto por todo lo que sois y representáis, seguros que ella jamás podrá disociar la práctica pastoral de la enseñanza legada por Jesucristo y sus vicarios, porque esto sólo aumentaría la confusión. Jesús nos ha enseñado, en efecto, con toda claridad la coherencia que debe existir entre la verdad y la vida (cfr. Jn 14, 6-7) así como nos ha advertido que el único modo de no sucumbir es poniendo en práctica su doctrina (cfr. Mt 7, 24-27).

Al pedirle la Bendición Apostólica, le aseguramos nuestras oraciones a la Sagrada Familia - Jesús, María y José - para que ilumine a S.S. en esta circunstancia tan trascendental.”

Y esto, que parece penoso (por lo que supone) viene provocado por realidades como la que aquí expresa el cardenal Burke en este “llamado” a todos los católicos:

“En una época llena de confusión —como se puede ver por la ideología de género— necesitamos de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio. Pero, al contrario, estamos siendo empujados en una dirección que apunta a admitir católicos divorciados y vueltos a casar a la Sagrada Comunión. Además de esa obsesión para facilitar los procesos para anular el vínculo matrimonial...

Por tanto, estoy muy preocupado. Y hago un llamado a todos los católicos, sean laicos, sacerdotes u obispos, para que se empeñen —desde ahora hasta la próxima asamblea sinodal— a fin de dar destaque a la verdad sobre el casamiento.”

Y es que lo que aquí pasa es que ha llegado el momento de posicionarse: a favor de la doctrina católica o  favor del mundo y en contra de la doctrina católica. Y no hay término medio pues ya dijo Cristo aquello de “donde es sí, sea sí; donde es no, sea no”. Lo demás es tibieza…

Por cierto, que al cardenal Burke, crítico como debe ser todo buen pastor con todo lo que suponga cosa mala para la Esposa de Cristo, ha sido relegado, digamos castigado, del lugar que antes ocupaba en Roma.

Pues eso. A buen entendedor pocas palabras bastan o esto otro: quien tenga ojos para ver, que vea.

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net