Fe y Obras

Ser católico o no serlo

 

 

11.06.2015 | por Eleuterio Fernández Guzmán


A veces se comprende que haya realidades teológicas que sean difíciles de entender. Ciertos temas requieren de un conocimiento elevado de la fe que se profesa. En materia de religiosidad católica no podemos negar, porque sería mentira, que hay algunos de ellos ante los cuales se necesita tomar asiento y meditar sobre los mismos.

Hay, incluso, algunos temas que sólo están al alcance de las personas más preparadas, de las que han dedicado años de su vida a analizar este o aquel punto determinado de la doctrina católica. Por eso mismo, a tales personas nos dirigimos cuando queremos tener, siquiera, un conocimiento mínimo de eso que tanto les ha costado comprender y entender.

Vemos, por tanto, que hay cosas que son difíciles. Y a esas, sencillamente, no nos referimos ahora.

Nosotros queremos referirnos  a lo de más sencillo de entender. Al menos, no se requiere más que una fe mínima, también sencilla, de aquella que entiende lo evidente.

Queremos decir que cuando alguien, que se dice católico (porque ha sido bautizado en nuestra santa y verdadera fe) parece que disimula su fe y da la impresión que no la ama sino que, al contrario, le busca las vueltas y la retuerce con poco santas intenciones…

Queremos decir que cuando alguien, que va por el mundo ejerciendo de católico procura, en las mejores ocasiones, manifestar que tiene, de su fe, un sentido algo relativista y venido a menos, adaptable, circunstancial, muelle, cambiable, light…

Queremos decir que cuando alguien prefiere adherirse a las tesis del mundo y las sobrepone a las de su fe católica porque cree que será aceptado por el siglo…

Queremos decir que cuando alguien, que gusta decir que es católico (porque, en el fondo de su corazón, pero muy en el fondo, sabe que es la única fe verdadera que existe) pero en sus acciones y escritos demuestra que tiene de católico lo mismo que de astronauta…

En fin, así podríamos estar un buen rato porque hay católicos que demuestran que no lo son. Y, además, lo hacen con el orgullo equivocado en el momento equivocado, más dados a contentar al oyente o lector o, mejor, más dados a convertirse de su fe a una serie de realidades sincretistas que poco tienen que ver con lo que dicen creer.

Nosotros, sin embargo, a los que se nos puede llamar ortodoxos en nuestra fe católica, no estamos dispuestos a comulgar con ciertas ruedas de molino porque las mismas pueden servir, además, para colgar en nuestro cuello y echarnos al mar. Eso ya lo ha dicho Jesucristo de aquellos que escandalizan a los pequeños en la fe.

Aunque, claro, también estos mismos creyentes “sui generis” creen que Jesucristo fue un señor muy bueno que caminó por el mundo haciendo el bien… y basta con eso.

Y es que la fe católica, se diga lo que se diga, no es tan complicada como algunos quieren mostrar. Basta con creer en ella. Con creer basta.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net