Fe y Obras

 

Ideología de género: cuando parece que todo está perdido

 

 

 

12.01.2019 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

No suele escribir, el que esto trae aquí, de política. Sin embargo, hay ocasiones en las que la misma se hace tan evidentemente perversa que no se puede hacer otra cosa que ocuparse de una tan aberrante realidad.

Todo el mundo ha podido darse cuenta (bueno, a lo mejor no todo el mundo sino quien no mire sólo la superficie de las cosas) de lo que acaba de pasar en Andalucía. Y es que se ha tratado de un caso de disimulo y otro de visión general de lo que pasa.

Esto lo decimos porque como están las cosas por aquellos lares se hace preciso que el partido político VOX, que tiene de ultraderecha lo que el sol de noche, apoye la investidura del candidato del Partido Popular, partido político netamente apartado de sus bases y apuntado, desde siempre, al sol que más calienta.

Pues bien, en un principio VOX planteó que, para que su apoyo fuese, eso, apoyo, debían tomarse una serie de medidas entre las cuales no era la menor actuar decididamente contra la aberrante “ideología de género”, sembradora de confusión mental entre muchas personas.

¡Bueno! Nada más y nada menos, pensaron algunos, que la ultraderecha ha llegado, casi, al poder. Y es que, al parecer, nada se puede decir contra lo políticamente correcto y el bien estar de los políticos acomodados a lo que se tenga uno que acomodar.

El caso es que la ideología de género es un verdadero cáncer para la sociedad. Y lo es porque pervierte la realidad verdadera de las cosas y las transforma de tal forma que lo que es blanco deja de serlo para ser negro y lo que es natural (por original, que es lo que tal palabra quiere decir) deja de serlo para ser artificial, manipulado y, en fin, hecho al antojo del que manda y gobierna que, no por casualidad, constituye la inmensa mayoría de partidos políticos.

Lo que aquí importa es que una vez VOX planteó esto que es, por cierto, lo más normal y natural que debe plantear quien tenga dos dedos de frente y no tenga el corazón y al alma extraviadas, no tardaron ni un segundo el PP y Ciudadanos (un partido progresista y, por tanto, rojo por muy naranja que se vista sus ropajes) el saltar a degüello: ¡De ninguna de las maneras se iba a cambiar ni una coma de lo legislado (y lo que vendrá) sobre la ideología de género!

Lo que aquí importa es que la propuesta de VOX, más que razonable para unos partidos que, se dicen, de derechas cuando no son más que izquierdas disimuladas (todo de ellas lo aceptan, luego, son lo mismo con otros collares) ha descubierto lo que ya sabíamos pero que, ahora, se ha manifestado con toda su crudeza: el Partido Popular y Ciudadanos no son más que la escoria de la izquierda oficial, lo que les sobra, la justificación de sus demasiadas manipulaciones. Han quedado, pues, más que retratados y, para un futuro, si alguien tenía alguna duda de que está ante partidos abortistas, pronto al lado de la eutanasia y de todo lo que se pueda hacer contra el ser humano, ya sabe más de uno que estuviera ciego a qué debe atenerse a la hora de votar.

Aquí lo que ha pasado es que se han quitado la careta que llevaban puesta y se ha visto la verdadera faz satánica de los que dicen ser de derechas. Por eso no han tardado ni dos segundos muchas organizaciones feministas en salir a la palestra con acuerdos y propuestas para ir contra lo propuesto por VOX. Y no nos extraña nada porque les va la mala vida en ello, viven en su mundo guay y quieren que, por la fuerza de las leyes y de los reglamentos, todos pisemos sus asquerosas e insidiosas calles embadurnas con sus detritus mentales.

Sí, es posible que esto aquí escrito pueda resultar duro de leer. Pero lo será para quien tenga el corazón blandito y dado a transigir y aceptar, vía trágala, con todo lo que los partidos políticos hoy día obligan a transigir. Y es que la estrategia está bien clara: primero se aprueba cualquier norma aberrante y, luego, claro, hay que cumplirla aunque la misma sea intrínsecamente perversa. Y esta de la ideología de género lo es y vaya si lo es.

Sin embargo, vemos que aún nos queda alguna esperanza que, como católicos, no podemos perder. Y es que la estrategia de VOX de que cada uno quede retratado se ha cumplido hasta la perfección. Ahora lo que falta es que los votantes, llamados de derechas, lo sean de verdad. Así de simple. Y si no lo son… que se atengan a las consecuencias. Avisados están.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net