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¿Cómo van las cosas?

 

A mi parecer no van nada bien. ¿Ojalá esté equivocado?

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 08.02.2019


 

Hay días en que se hace más agudo el sentimiento de que las cosas no van bien, hoy es uno de ellos. No va bien la convivencia entre españoles, nuestras libertades, nuestra lengua común, la realidad de nuestra nación. Parece como si todo hiciera aguas y vamos dando cada día más pasos hacia un precipicio. Quizás esté equivocado y las cosas no marchen tan mal.

Siempre he pensado que la política tenía como finalidad esencial buscar las mejores soluciones para el bien común, el bien de los andaluces, de los extremeños, de los catalanes o de los gallegos, pero tengo la impresión de que los gobernantes de cada trozo de España lo que tratan es de imponer sus ideas, sus intereses, su manera de ver la vida a todos los que se encuentren dentro de su ámbito de acción utilizando para ello  los medios de adoctrinamiento que tengan a su alcance.

En lugar de colaboración entre las diversas de formaciones políticas para superar los problemas,  parece que siempre tiene que haber enfrentamiento, acoso al que piensa diferente al que se le coloca una marca amarilla como a los judíos bajo el nazismo, se le señala con algún adjetivo denigratorio: facha, nazi, extrema derecha, franquista y otros por el estilo buscando su destrucción.

La forma más efectiva de manipulación ya está inventada por el neo-marxismo: destruir las instituciones que sostienen al individuo, la familia, la religión, la propiedad para dejarlo inerme frente al poder.

La familia, a la vista está, ha sido casi destruida, sus funciones van quedando en suspenso. La familia formada por un hombre y una mujer para toda la vida y para engendrar vida, parece en trance de desaparición. La nupcialidad ha caído, las personas no se casan y una mayoría de los que se casan rompen su compromiso con toda facilidad. Si no hay familia estable los hijos es un estorbo, mejor no tenerlos utilizando los métodos anticonceptivos y si se llega al embarazo se elimina el concebido mediante el aborto practicado sin cortapisas.

Si a pesar de todo hay familias con hijos, pues se evita que los eduquen en sus propios valores, ya los educará el gobierno, de uno u otro color, en la perversa ideología de género para que sean ciudadanos de este mundo tan moderno que terminará por extinguirse.

La religión, la relación del hombre con Dios, si se toma en serio,  puede poner en cuestión la validez de las ideas y valores que difunde la modernidad, razón por la cual tratan de vaciarla de contenido y convencer a las personas de que nosotros somos nuestros propios dioses, que no hay mas leyes que las que emanen del parlamento.

Pero en  esos parlamentos también se decide sobre nuestro trabajo, sobre nuestras actividades, sobre nuestras propiedades y tendremos que soportar las crisis que la mala administración de los que nos gobiernan nos cause. Cada vez estamos más inermes ante una economía que no controlamos, ni nuestros políticos tampoco. ¿Qué impuestos gravarán nuestros ingresos? ¿Qué ingresos podremos obtener? ¿Seguirán pagándose las pensiones? ¿Qué futuro nos espera? ¿Seguirá existiendo la España de hoy?

Mi sentimiento de que las cosas no van bien ¿estará equivocado?

 

Francisco Rodríguez Barragán