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¿Funciona esto de la democracia?

 

Mi visión del futuro es bastante pesimista

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 09.09.2019


 

Recuerdo al actor Fernando Esteso cuando cantaba aquello de “ya estamos metidos en la democracia, a Dios demos gracias”, o algo así. Hoy después del tiempo transcurrido desde la transición pienso, quizás equivocadamente, que la tal democracia ha sido un gran fiasco, especialmente desde que se establecieron las autonomías, cuyos beneficios no veo por ningún lado.

Haber troceado el país en diecisiete trozos pienso, aunque quizás me equivoque, ha sido el mayor de los dislates. He leído cuanto ha caído en mis manos sobre la forma de gobierno democrático, desde los griegos hasta hoy, pasando por Tocqueville que hizo atinadas observaciones sobre el sistema.

Lo que parece claro es que la democracia como el gobierno del pueblo es una trola y siempre lo ha sido. El pueblo antes y ahora vota, calla y paga.

La escritora Ayn Rand escribió a mediados del siglo pasado que cuando el que está dispuesto a poner su vida y sus dineros en una empresa para crear riqueza necesita la autorización de quienes no producen nada, cuando compruebas que el dinero fluye a quienes no trafican con bienes sino con favores, cuando percibas que muchos se hacen ricos a través del soborno y las influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti, cuando descubras que la corrupción es recompensada…¿les suena?

Echen una ojeada a nuestros políticos. Pocos, si es que hay alguno, han trabajado en algo antes de coger el sillón que les asegura un buen sueldo y una segura jubilación por escandalosa unanimidad.

Todos se pasan el día tratando de convencer a los españoles de la bondad de la izquierda progresista y la maldad de la derecha. Todos los medios de comunicación repiten como cotorras las consignas que emanan de la Moncloa, las derechas no parece que tengan interés en gobernar sino en que se les reconozca su papel de oposición, que se disputa con el tornadizo centro y la extrema izquierda tan extrema como la socialista mareando la perdiz.

Pero entretenidos con sus interminables reuniones nadie aborda los graves problemas de España.

Cuando en 1885 moría de tuberculosis el rey Alfonso XII se reunió con Cánovas y Sagasta y le dio una orden a su esposa, la reina Cristina: tú de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas, en lo que se ha llamado el Pacto de El Pardo.

Le pareció a aquel rey que con dos grandes partidos turnándose en el gobierno la cosa podría funcionar, pero solo funcionó hasta 1909 y Cánovas fue asesinado en 1897.

Cuando echó a andar la transición también pareció que dos partidos podrían irse turnando en el poder, pero la UCD se descompuso rápidamente, el Partido Socialista gobernó un prolongado periodo alternando algunos periodos con Alianza Popular pero unos y otros buscaron el apoyo de los partidos independentistas cuando necesitaron una mayoría para gobernar lo que, en mi opinión, ha fracturado a España y volverá a hacerlo.

Ahora ni siquiera hay a la vista dos partidos para turnarse, ¿en qué terminará todo esto? Seguramente en encarnizados enfrentamientos derecha-izquierda que parecieron conjurarse con la transición.

 

Francisco Rodríguez Barragán