Oído Cocina

 

JOVEN TRABAJADOR RECIBE SU PRIMER SUELDO

 

 

Miguel del Río | 30.05.2019


 

 

Esperemos que tras estos años aciagos por la crisis, la insolidaridad nacionalista y la confrontación política, se retorne al discurso de las mejoras sociales. En la primera hoja de la agenda económica se debe anotar que nuestros jóvenes cobren un sueldo digno por el trabajo que desempeñan. Porque ahora resulta insoportable que, tras la dificultad de encontrar un empleo, te añadan como insulto al esfuerzo lo poco que te van a pagar.

Los libros de historia me aclaran que salario viene del latín salarium, que significa pago en sal o por sal. Y es que en el antiguo Imperio Romano,  muchas veces se compensaba a los soldados con sal, valiosísima entonces, dado que con ella se conservaba la carne, poniéndola en salazón. Así se fue pasando la pelota a la moneda, el billete, las malas y buenas condiciones laborales, los derechos legales, los sindicatos, el paro y las prestaciones por desempleo, hasta llegar a la Reforma Laboral en España, una de tantas, pero en este caso la del año 2012, en plena crisis económica.

Si en este país tenemos hoy en día un agujero social deplorable, por supuesto incluso por delante de todos los asuntos políticos, al frente de los cuales está Cataluña, son las nóminas que se pagan a los jóvenes trabajadores, cuando tienen la suerte, que esa es otra, de acceder a su primer empleo. A tiempo, es surrealista someter a quienes buscan un trabajo a todo tipo de exigencias, entre formalizar solicitudes, entregar brillantes curriculums, hacer pruebas y entrevistas, a la espera de un sí definitivo que va acompañado de la noticia de que vas percibir mensualmente entre 300 y 400 euros.

Esta nueva legislatura política acaba de arrancar pero urge un gran acuerdo para regresar a situaciones anteriores a la gran crisis económica, y las condiciones laborales, los sueldos y las oportunidades de los jóvenes dentro de las empresas deben estar en el punto primero de este acuerdo nacional. Desde este 2019, y como un Decreto Ley de Protección Social, se ha introducido en todas las empresas el denominado registro obligatorio del horario. Esta medida supone en la práctica que todos los trabajadores fichen al entrar y salir del trabajo. Pero es una auténtica contradicción calificar este hecho como de protección social, cuando lo que realmente esperan los trabajadores es disponer de unas buenas condiciones laborales que les permitan afrontar sus gastos y llegar a final de mes. Ahora, con los sueldos actuales de quienes comienzan, ni una cosa ni la otra. En abril de este año, el comisario de asuntos económicos y financieros de la Unión Europea, Pierre Moscovici, fue tajante a la hora de ofrecer un titular claro a un periódico español: “Tras los grandes sacrificios en España, llega la hora de subir los salarios”.

Está claro, al menos yo lo veo así, que España no ha tenido demasiado tiempo en los dos últimos años para afrontar los deberes más perentorios. Hemos perdido mucho tiempo con lo de Cataluña (seguimos en ello), las elecciones se han sucedido, el Brexit ha descolocado a toda la UE, y la llegada de nuevos líderes a la política, caso de Donald Trump, está resituando bloques, acuerdos, tratados e intereses comerciales. Donde antes reinaba la paz y los beneficios, ahora ya no es tanto. Esto tiene un nombre que no es otro que incertidumbre. Aunque todo lo que esperamos para el futuro de nuestros hijos hay que reconstruirlo desde ahora. No podemos soltarles cada dos por tres el soflama de que el mundo es suyo, de que son ellos y ellas los que tienen que cambiar las cosas y solucionar los viejos problemas del planeta, y darles el trato presente actual, en relación a sus estudios y esfuerzo personal, que lógicamente han de ser recompensados con empleos dignos y bien remunerados.

Puede que no sea políticamente correcto decir que el empleo actual que se crea en nuestro país es malo, precario y abusivo para lo que al final se paga. Pero, estimados lectores, es lo que hay. Desde luego, la Unión Europea y los Estados que la conforman, no pueden sentirse hoy por hoy orgullosos de las diferentes clases de trabajadores que estamos creando, que es lo que sigue a cuando un país acomete una nueva reforma laboral. La consecuencia es que se va a peor. Puede que haya muchos temas de actualidad, muchas batallas que librar en lo político y lo social, pero la economía de los jóvenes trabajadores requiere de toda la atención reivindicativa por parte de todos los sectores sociales, con los medios de comunicación al frente. Y es que cuando un joven trabajador recibe su primera nómina, en la mayoría de los casos, el hecho merece todo un reportaje de denuncia.

 

Miguel del Río