REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

RESPETAR LA VIDA HUMANA

 

Gervasio Portilla | 06.02.2017


 

Los llamados vientres de alquiler, son en realidad, una explotación directa o indirecta de la mujer.

Llama la atención como se puede defender este tipo de prácticas, cuando más se reivindica y con razón los derechos de la mujer.

No es comprensible, sólo desde una banalización de la vida humana y de una falta absoluta de lo que significa la misma, que se defienda estas prácticas.

La dignidad de las personas, queda totalmente en cuestión con este tipo de actuaciones.

La vida humana no es un objeto, ni es un capricho, es un don de Dios y como tal hay que respetar totalmente su integridad.

Por otro lado, la utilización de los llamados vientres de alquiler, producen directamente una devaluación de la propia vida humana, como si fuera algo que dependiera de nosotros exclusivamente, es decir, quiere crear en cada unos de nosotros, pequeños dioses, que por supuesto nos pueden llevar a caminos aún más peligrosos.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista