REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

LOS PELIGROS DE LAS MASCARILLAS

 

 

Gervasio Portilla | 24.03.2021


 

 

 

Resulta que las mascarillas que decían no eran necesarias al principio de la pandemia, ahora nos las imponen sin  mirar los perjuicios que generan y dando por bueno que nos preservan de contagios del COVID19.

Puede ser que en lugares cerrados con alta densidad de personas sean oportunas, pero por lógica y sentido común, en la mayoría de los casos son innecesarias.

La re-inhalación del aire que respiramos nos lleva a una deficiencia de oxigeno y también a la saturación de dióxido de carbono.

Sabiendo como sabemos, que el cerebro humano es muy sensible a la falta de oxigeno, es toda una irresponsabilidad obligar su uso a todos los espacios.

Existen células nerviosas, en el hipocampo, que no pueden estar sin oxigeno más de tres minutos porque no sobreviven.

Según la doctora Margarite Griesz-Brisson especialista alemana en neurofisiología y neurotoxicología, los síntomas de alerta agudos son dolores de cabeza, somnolencia, mareos, problemas de concentración y tiempo de reacción lento.

Dice la citada doctora en su informe, que sin embargo, cuando se sufre una privación crónica de oxígeno, todos estos síntomas desaparecen a medida que uno se acostumbra. Pero su funcionamiento, sigue siendo deficiente y la falta de oxigeno al cerebro continua progresando.

Se sabe que la enfermedades neurodegenerativas tardan años, incluso décadas, en desarrollarse.

Otro problema, es que las células nerviosas del cerebro son incapaces de dividirse normalmente. Por lo tanto, si nuestros gobiernos no son suficientemente generosos como para permitirnos quitarnos las mascarillas y respirar oxigeno, en unos pocos meses, las células nerviosas perdidas no se regeneran. Lo que está perdido está perdido.

En un juicio claro de la doctora Margarite Griesz-Brisson, no hay excepción médica para imponer la mascarilla porque la falta de oxigeno es peligrosa para todos los cerebros. Todo ser humano debe poder decidir libremente si quiere llevar una mascarilla absolutamente ineficaz para protegerse del virus.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista