Sotto Voce

CRÍTICA A LOS CRÍTICOS

 

 

América Fernández Sagol 23/08/2017


 

Se acabaron las vacaciones! Vuelvo llena de energía y disfrutando todavía del Festival Internacional de Santander, del que todavía quedan unos días. Como ya soy mayor y, por suerte, totalmente independiente, puedo ser políticamente incorrecta y retomar este espacio con un poco de polémica sobre la crítica musical:

La crítica musical es subjetiva, porque la mayoría de los llamados críticos musicales,  aun cuando sean personas cultas, carecen de la formación necesaria para realizar un análisis en profundidad de los errores o aciertos que presenta una actuación y, para colmo, no siempre son del todo independientes y priman sus intereses.  Podríamos decir que son simplemente melómanos,  ocupando profesionalmente espacios desde donde son capaces de inclinar el gusto del público hacia un intérprete o estilo. La figura del crítico musical,  surgió en el siglo XIX con el fin de culturizar a la burguesía emergente dispuesta a pagar por ello y desde entonces se ha instalado en los conciertos como una especie de gurú a los que nadie contradice, ni siquiera los propios músicos, pues la experiencia les indica que esas personas pueden hacer mucho daño a su carrera. Por ese motivo, la reseña de un concierto suele estar plagada de palabras y palabros grandilocuentes y confusos que no explican nada concreto de lo que allí ha pasado. Sonoridad, exactitud rítmica, velocidad adecuada, estilo, o cualquier otra cosa técnica quedan enmascaradas debajo de frases como: “el genio del teclado…”, “la profunda emotividad de una música cargada de magia…” “Su excelente reputación…” “la frescura de su interpretación…” y un largo etc. que seguramente habréis leído en más de una ocasión y que no son más que un reflejo de la simpatía o antipatía que el crítico siente por el intérprete. Nada concreto. Es una verdadera pena, porque esto atenta contra la calidad de los conciertos e instala una visión relativista de algo concreto.  En la interpretación musical,  los más grandes artistas pueden hacer las más grandes chapuzas, depende de una serie de condiciones que a veces escapan a su control y que determinan el hecho de que un concierto pueda ser estupendo o malísimo. Los músicos lo saben muy bien, pues un verdadero artista no necesita la figura del crítico para saber el nivel de su actuación.

 

América Fernández Sagol