Fruto del deterioro de la familia y el descuido de los padres

El Cardenal López Rodríguez denuncia el estado de descomposición social de la República Dominicana

 

El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez exhortó ayer a la juventud dominicana a poner freno a la descomposición social y a no hacer causa común con la delincuencia. El prelado aseguró que la «gran descomposición social» que vive el país es fruto del deterioro de la familia y del descuido de los padres. Además afirmó que el pueblo dominicano está abatido por una gran ola de desconfianza, preocupación y desesperanza, fruto de la delincuencia que campea en todas las áreas y con todas sus manifestaciones.

12/09/10 10:30 AM


 

(Agencias/InfoCatólica) “Hemos experimentado una escandalosa descomposición social en que la delincuencia campea en todo, con sus adversas ramificaciones”, advirtió el purpurado, al hacer la invocación en la Cuadragésima Novena graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), efectuada en la terminal del muelle de Sans Souci.

Al dirigir un mensaje a los 916 graduandos, el cardenal López Rodríguez precisó que la delincuencia se manifiesta en acciones como el robo, que es  disimulado con elegantes formas, la violencia, que ha vencido familias que ya no existen, y que anda cobrando vidas inocentes e indefensas.

El arzobispo de Santo Domingo dijo que en el país existe un gran deterioro de las familias, cuyos hogares se han convertido en hoteles de paso para quienes viven o pasan por ellos.

“Y otros elementos como la infidelidad en todas sus manifestaciones, que provocan la desintegración total de la familia”, precisó. “Entonces puede decirse que una ola de desconfianza, preocupación y desesperanza  abate a buena parte de nuestra población”, apuntó.

El prelado añadió que a todos esos males se agregan los jóvenes y niños que deambulan por las calles buscando trabajo o pidiendo, conviviendo, pero recibiendo todo tipo de abusos y vejaciones. “Y que decir de esa gran cantidad de ancianos que están en los contenes de los semáforos extendiendo sus manos  arrugadas, para ver quién se gasta una moneda para limar sus penas y carencias”, agregó.

S.E.R López Rodríguez sostuvo que a esas precariedades se agrega la suerte del vecino y hermano pueblo de Haití, cuya única esperanza es cruzar una frontera prácticamente inexistente.

Don Nicolás aseguró que ese es el contexto social en el que centenares de estudiantes acceden hoy llenos de alegría y esperanza a la educación, con sobrada razón, y logran obtener sus títulos que los acreditan como profesionales.

“Ustedes queridos graduandos y graduandas”, exhortó el pastor dominicano, “no son ni pueden ser extraños a esa realidad. Ustedes son un signo de esperanza para nuestro pueblo y en la medida en que honren los ideales que les han motivado a estudiar y la capacitación que les ha dado esta prestigiosa universidad”.