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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 13 de septiembre de 2010

Santa Sede

El Papa recuerda a los alemanes el ejemplo de los mártires del nazismo

El obispo no es un burócrata eficaz, asegura el Papa

La Biblioteca Vaticana, modernizada

Benedicto XVI recibe al ministro para las minorías de Pakistán

Mundo

La Iglesia en Bélgica crea un Centro para víctimas de abusos

Orden del Santo Sepulcro reza por las negociaciones de paz en Tierra Santa

Chile: La Iglesia pide pasos significativos en el diálogo Gobierno-mapuches

Elección del abad general de los cistercienses

Cuando se habla de vocación, incluir siempre la laical

Radio María se expande en España y en el mundo

Análisis

Teoría de género y cuestiones sociales, ¿Cuál es el papel de la Iglesia? (I)

Documentación

Benedicto XVI: el obispo, custodio de la alianza de Cristo y la Iglesia

Benedicto XVI: la Iglesia, preocupada por la familia


Santa Sede


El Papa recuerda a los alemanes el ejemplo de los mártires del nazismo
Muestra también la preocupación de la Iglesia por la protección de la vida

CASTEL GANDOLFO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recordó el ejemplo de varios sacerdotes católicos mártires del nazismo que serán beatificados en los próximos meses, al acoger en el palacio apostólico de Castel Gandolfo al nuevo embajador alemán ante la Santa Sede, Walter Jürgen Schmid.

En su discurso, que como es tradición, dirige a cada nuevo embajador en el momento de aceptar sus cartas credenciales, el Papa habló sobre cinco sacerdotes católicos que serán próximamente beatificados en su país natal.

Se trata de Gerhard Hirschfelder, perteneciente al primer grupo de sacerdotes del movimiento de Schönstatt, de Georg Häfner, ambos asesinados en el campo de concentración de Dachau, y de los capellanes Johannes Prassek, Hermann Lange y Eduard Müller, decapitados en Hamburgo, junto con el pastor evangélico Karl Friedrich Stellbrink.

“Contemplando estas figuras de mártires aparece cada vez más claro y ejemplar, cómo ciertos hombres, a partir de su convicción cristiana, están dispuestos a dar su propia vida por la fe, por el derecho a ejercer libremente su propio credo y libertad de palabra, por la paz y la dignidad humana”, observó el Papa.

Sin embargo, en la sociedad libre y democrática actual, “observamos cómo entre nuestros contemporáneos, no se da un fuerte apego a la religión, como en el caso de estos testigos de la fe”.

“En el lugar del Dios personal del cristianismo”, el hombre de hoy se ha construido “un ser supremo, misterioso e indeterminado”, un "dios" que “no conoce, no escucha y no habla. Y, más que nunca, no tiene una voluntad”.

La consecuencia de esto, subraya el Papa, es la confusión entre el bien y el mal, por la que el hombre “pierde su fuerza moral y espiritual”, mientras que “la actuación social es dominada cada vez más por el interés privado o por el cálculo del poder, a costa de la sociedad”.

“Si en cambio Dios es una Persona – y el orden de la creación, como también la presencia de cristianos convencidos en la sociedad es un indicio de ello – se desprende que está legitimado un orden de valores”, añadió.

Familia y Vida

En cambio, afirmó el Papa, la Iglesia “ve con preocupación el creciente intento de eliminar el concepto cristiano de matrimonio y familia de la conciencia de la sociedad”.

El matrimonio “se manifiesta como unión duradera de amor entre un hombre y una mujer, que se dirige también a la transmisión de la vida humana”, agregó el Papa. Para ello es necesario también desarrollar una “cultura de la persona” que proteja estos valores.

“Debemos ser consciente de que el éxito de los matrimonios depende de todos nosotros y de la cultura personal de cada ciudadano”, advirtió.

En este sentido, destacó, la Iglesia “no puede aprobar las iniciativas legislativas que impliquen una revaloración de modelos alternativos de la vida de pareja y de la familia”, pues “estas contribuyen al debilitamiento de los principios del derecho natural y así a la relativización de toda la legislación y también a la confusión sobre los valores en la sociedad”.

Por otro lado, el Papa recordó el “principio de la fe cristiana, anclado en el derecho natural, de que la persona humana sea protegida precisamente en la situación de debilidad”.

“Las nuevas posibilidades de la biotecnología y de la medicina nos ponen a menudo en situaciones difíciles que se parecen a un caminar sobre el filo de la navaja”, reconoció, pero recordando que el . ser humano “siempre tiene prioridad respecto a otros objetivos”.

“Tenemos el deber de estudiar diligentemente hasta donde estos métodos pueden ser de ayuda para el hombre y dónde en cambio se trata de manipulación del hombre, de violación de su integridad y dignidad”.

“No podemos rechazar estos avances, pero debemos ser muy vigilantes – advirtió –. Una vez que se empieza a distinguir – y esto sucede ya a menudo en el seno materno – entre vida digna e indigna de vivir, no estará a salvo ninguna otra fase de la vida, y aún menos la ancianidad y la enfermedad”.

Medios de comunicación

Por último, el Papa recordó que la construcción de una sociedad humana “requiere la fidelidad a la verdad”, advirtiendo contra “ciertos fenómenos que están operando en el ámbito de los medios de comunicación públicos: estando en una competencia cada vez más fuerte, los medios de comunicación se creen empujados a suscitar la máxima atención posible”.

“El tema se hace particularmente problemático cuando personajes autorizados toman públicamente postura al respecto, sin haber podido comprobar todos los aspectos de forma adecuada”, añadió el Papa.

Benedicto XVI destacó positivamente la intención del Gobierno alemán “de comprometerse en estos casos, en lo posible, de forma ponderada y pacificadora”.



 

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El obispo no es un burócrata eficaz, asegura el Papa
Al recibir a obispos ordenados en el último año
CASTEL GANDOLFO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El obispo no es un burócrata, motivo por el cual debe superar la lógica de la simple eficacia, explicó este lunes Benedicto XVI al recibir en audiencia a obispos nombrados en el último año.

Los prelados participan en un encuentro, convocado pro la Congregación vaticana para los Obispos, en el Centro de Estudios Superiores de la Congregación de los Legionarios de Cristo, que este año ha llegado a su décima edición. Participan 99 obispos, 13 de los cuales pertenecen a iglesias orientales.

Al dirigirse a los prelados en la Sala de los Suizos de la residencia pontificia de Castel Gandofo, el Papa aseguró que "la misión del obispo no debe entenderse con la mentalidad de la eficiencia y de la eficacia", que sólo se fija en lo que hay que hacer y no en lo que se es.

"Es necesario tener siempre en cuenta la dimensión ontológica, que fundamenta la funcional", aseguró el Santo Padre. 

"El obispo, por la autoridad de Cristo de la que está revestido, cuando se sienta en la Cátedra está puesto 'por encima' y 'ante' la comunidad, en cuanto que él es 'para' la comunidad, hacia la que dirige su solicitud pastoral".

El pontífice dejó a los nuevos obispos un auténtico programa de vida, que dejó el mismo santo Tomás de Aquino.

Comentando la expresión de Jesús en el Evangelio de Juan: "El Buen Pastor da la vida por sus ovejas", el santo teólogo y filósofo observaba: "Él consagra a ellos su persona en el ejercicio de la autoridad y de la caridad. Se exigen ambas cosas: que le obedezcan y que las ame. De hecho la primera sin la segunda no es suficiente".

Custodio de una alianza nupcial

El Papa invitó también a los obispos en las palabras explicativas del rito de la entrega del anillo en la liturgia de la ordenación episcopal, en la que se recuerda que "la Iglesia es 'esposa de Cristo' y el obispo es el ‘custodio' (episkopos) de este misterio".

"Al obispo, por tanto, se le confía una alianza nupcial: la de la Iglesia con Cristo", constató.

El concepto del "custodiar", recordó, no quiere decir sólo "conservar lo que ya ha sido establecido - aunque este elemento no deba faltar nunca - sino que incluye, en su esencia, también el aspecto dinámico, es decir una perpetua y concreta tendencia al perfeccionamiento, en plena armonía y continua adecuación a las exigencias nuevas surgidas del desarrollo y del progreso de ese organismo viviente que es la comunidad".

Retrato robot del obispo

El Papa concluyó ofreciendo un retrato robot del obispo ideal, subrayando que "grandes son las responsabilidades de un obispo para el bien de la diócesis, pero también de la sociedad". 

"Está llamado a ser fuerte y decidido, justo y sereno para llegar a un discernimiento sapiencial de las personas, de la realidad y de los acontecimientos, requerido por su tarea de ser padre, hermano y amigo en el camino cristiano y humano", añadió.

"Se trata de una profunda perspectiva de fe y no sencillamente humana, administrativa o de cuño sociológico en la que se coloca el ministerio del obispo, el cual no es un mero gobernante o un burócrata, o un simple moderador y organizador de la vida diocesana".

"Son la paternidad y la fraternidad en Cristo la que dan al superior la capacidad de crear un clima de confianza, de acogida, de afecto, pero también de franqueza y de justicia", indicó.

Una sola fe

En su saludo al Papa al inicio de la audiencia, el nuevo prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal canadiense Marc Ouellet, dio las gracias en nombre de los obispos ordenados en 2009-2010 "por haber sido elegido para ejercer el ministerio apostólico", bajo la "sabia guía", del pontífice.

"Estoy muy contento de presidir por primera vez y de constatar los beneficios de la comunión fraterna que se establece entre todos --añadió-- Somos miembros de naciones y de comunidades culturales muy diferentes, pero una sola fe nos une y nos consagra en el servicio del Reino".

Este congreso de obispos no sólo les permite saludar al Papa al inicio de su ministerio, sino además intercambiar experiencias pastorales con cardenales y arzobispos de la Curia Romana, así como entre ellos mismos.

Por Roberta Sciamplicotti

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La Biblioteca Vaticana, modernizada
Reapertura el próximo 20 de septiembre

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) – La Biblioteca Apostólica vaticana reabrirá el 20 de septiembre después de tres años cerrada por obras para su restauración, seguridad y modernización.

Una exposición y un congreso, que tendrán lugar el próximo mes de noviembre, marcarán el acontecimiento.

El archivero bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, el cardenal Raffaele Farina, SDB, anunció esta reapertura al finalizar los trabajos de restauración, en una rueda de prensa celebrada esta mañana en el Salón Sixtino del Palacio Apostólico del Vaticano.

El purpurado estaba acompañado por el prefecto de la Biblioteca Apostólica, monseñor Cesare Pasini; el director de los servicios técnicos del gobernatorio de la Ciudad del Vaticano, M. Pier Carlo Cuscianna; el presidente de la empresa que ha efectuado la mayor parte de la obra de consolidación de la estructura, Fundación Italcementi (Cementos italianos), Giovanni Giavazzi, y el ingeniero de esta empresa, M. Gennaro Guala.

A las reparaciones, se han unido trabajos de consolidación del suelo y por tanto de la estructura, amenazada por el peso excesivo de los libros y documentos.

La segunda área de intervenciones afecta a la seguridad de los lugares, y la tercera, a la racionalización de los diferentes espacios de la biblioteca y de sus archivos.

La apertura estará marcada por una exposición y un congreso. La exposición, titulada Conocer la Biblioteca Vaticana, una historia que mira al futuro se inaugurará el 10 de noviembre en la Galería Carlomagno, en el brazo izquierdo de la Columnata de Bernini.

Y el congreso estará dedicado a la biblioteca como institución al servicio de la investigación y tendrá lugar del 11 al 13 de noviembre en el Vaticano.

Un gran proyecto

El cardenal Farina explicó que el trabajo, de tres años, de reestructuración de la Biblioteca se sitúa “en un proyecto que ha tomado forma desde hace unos diez años y que se ha realizado en varias fases, digámoslo así, a biblioteca abierta, y ha acabado, aunque no del todo, en este inicio de septiembre de 2010”, como se anunció hace tres años.

“En los últimos diez años, desde 1997 en adelante, se han realizado proyectos que de alguna manera eran preludio de los actuales y forman parte de un proyecto más general de racionalización de los espacios”, dijo ante los periodistas.

Este gran proyecto está “dirigido a la realización de un modelo de biblioteca histórico-humanista que intenta conservar y transmitir, escogiendo y afinando técnicas modernas compatibles, el modelo de los fundadores de la Biblioteca Vaticana, acogiendo la mejor de las integraciones realizadas en sus cinco siglos y medio de historia”, señaló.

¿Qué actuaciones ha comprendido el proyecto? El cardenal explicó que en 1999 se constituyó la Oficina del Protocolo y el Archivo de la Prefectura en los locales situados bajo las Oficinas de la Prefectura, debidamente reestructurados y adecuados,.

En este espacio se custodian los documentos relacionados con la historia de la biblioteca y de los fondos de ésta adquiridos durante los siglos, así como la documentación relativa a la administración y al personal, desde 1451 hasta hoy.

Por otra parte, en 2001 concluyeron los trabajos, que duraron unos dos años, para la normalización del préstamo electrónico en el edificio del Nuevo Catálogo y en el Depósito de los Impresos (en el ala oriental del Patio del Belvedere).

El cardenal Farina destacó que “este último sobre todo ha requerido un compromiso relevante, también desde el punto de vista económico”.

El mismo año, la Administración Vaticana dejó listo un almacén de depósito en la Vía de la Conciliación número 34 (Palacio Bramante).

Allí “fue trasladado el almacén de la Serie Estudios y Textos de nuestra Casa Editora, liberando así un espacio precioso para la colocación del nuevo Economato y para el Centro de Elaboración de Datos (CED)”, dijo.

En 2002, concluyeron las obras de la Nueva Sala de las Revistas. Estas obras, suspendidas en 1995 por falta de fondos, habían sido retomadas en 1998 y concluyeron con la contribución de la Secretaría de Estado.

Los periódicos consultables directamente por los estudiosos son unos mil. El nuevo gran espacio baja la Sala de consulta de los impresos tiene la misma superficie y está dotado de mesas de trabajo con posibilidad de uso de equipos electrónicos.

Junto a la Sala de las Revistas, se inauguró la Sala Barberini, reconstrucción lo más fiel posible de la “Librería grande” del cardenal Francesco Barberini, cuya estantería de madera fue obra del carpintero-arquitecto Giovanni Battista Soria.

Esa estantería, llegada a la Biblioteca Vaticana en 1902 por obra del padre Franz Ehrle, fue utilizada para contener los libros en la que hoy es la segunda Sala de consulta de los Manuscritos y permaneció allí hasta que fue sustituida, en los años ochenta, por estantes metálicos y después se llevó a un almacén.

Recuperada y restaurada, se ha vuelto a montar exactamente como se encontraba en el Palacio Barberini de la Via delle Quattro Fontane y “constituye una joya” al lado de la Nueva Sala de las Revistas.

También en 2002, continuó explicando el purpurado, se realizó el Laboratorio digital y el Laboratorio para la lectura multiespectral de los palimpsestos (manuscrito que conserva huellas de otra escritura anterior).

En 2003 se inauguró la nueva sede de la Escuela Vaticana de Biblioteconomía, situada en al Palacio San Pablo, en la Vía de la Conciliación número 1.

Esta sede cuenta con oficinas muy cómodas, dos aulas para seminarios y una pequeña biblioteca con una aula de informática dotada de 49 estaciones de ordenadores: una “verdadera joya tecnológica” que permite desarrollar las lecciones de manera ágil y eficaz, con la disponibilidad de servicios en red, acceso a fuentes de datos en línea e interactividad entre profesores y estudiantes.

En 2005 concluyeron los trabajos de tres años de la restauración de los frescos de la cúpula de la Sala de los Escritores (vestíbulo del Salón Sixtino) y de los bancos tallados de la Primera Biblioteca de Nicolás V y Sixto IV; la Sala se ha dotado de iluminación y climatización adecuadas.

Ese mismo año fueron inaugurados los nuevos locales del Economato y del CED, con entrada desde el Patio del Benvedera, junto a la entrada principal.

En los años 2006 y 2007 se amplió el espacio en el edificio del Nuevo Catálogo, de manera que, recuperando los nuevos locales dejados libres por el CED y añadiendo algunos nuevos, fue posible asignar ocho nuevas oficinas a los escritores y asistentes del Departamento de Manuscritos, que faltaban.

Objetivos

El archivero bibliotecario de la Santa Iglesia Romana destacó los objetivos que han guiado todos estos trabajos en la rueda de prensa de este lunes.

Señaló la recuperación de espacios y racionalización de los existentes, la adecuación de las estructuras y preparación del personal a las nuevas tecnologías (con renovación completa del cableado en la biblioteca y unión por cable con la Vía de la Conciliación).

También se buscó adecuar el número y la calidad de los servicios al número de los usuarios; simplificar y facilitar las comunicaciones entre los distintos departamentos, oficinas y servicios; y desarrollar algunas oficinas y servicios (por ejepmlo, la Oficina Muestra y la Casa Editora).

Otro objetivo era la eliminación de estructuras deterioradas o fuera de la ley para mejorar los espacios y hacerlos habitables, sobre todo para el personal que debe trabajar allí (el lema era: a cada espacio, al menos una ventana).

Se buscó la consolidación de los fundamentos de edificios y de estructuras en los almacenes de libros y de laboratorios.

Y también la normalización de la electricidad, climatización y control de la humedad y los sistemas antiincendios.

El cardenal destacó que espera próximamente normalizar también el control de las aguas, además del control electrónico del movimiento del material de los libros y de las personas en toda la biblioteca y videovigilancia.

Y finalmente se ha trabajado por lograr el control electrónico de todas las máquinas y de los sistemas, cuya disfunción puede arriesgar la preservación y conservación del patrimonio cultural custodiado en esta estructura nuestra.

Está previsto que este gran proyecto termine dentro de dos años con la apertura del Salón Sixtino como segunda sala de consulta de los impresos.

Benedicto XVI “ha seguido de cerca las obras, interesándose asiduamente”, explicó el purpurado, y desea visitar la biblioteca al concluir las obras. “Lo esperamos para recibir su bendición”, añadió el cardenal.

Espíritu de la Biblioteca

Por su parte, el prefecto de la Biblioteca Apostólica, monseñor Cesare Pasini, destacó el espíritu de servicio, humanista y de universalidad de la biblioteca.

Señaló que, tras estas obras, “la novedad más evidente es la informatización de los procedimientos de acceso y de los demás procedimientos que se realizan en la Biblioteca”.

“En la sala de consulta, además, se ofrecerá la posibilidad de conectarse a la red de la Biblioteca en modalidad wi-fi, a través del propio ordenador personal del lugar en la sala”, añadió.

Por otra parte, destacó que en toda la biblioteca estará activo un sistema de control y de seguridad que permite seguir el eventual traslado de volúmenes de una zona a otra y, en su caso, inhibir la sustracción de los libros por personas no autorizadas.

Finalmente, la página web de la Biblioteca (www.vaticanlibrary.va), ofrecerá varios servicios, entre ellos la posibilidad de efectuar directamente en red la búsqueda de reproducciones fotográficas y el envío periódico de una newsletter informativa a estudiosos y amigos de la Biblioteca.

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Benedicto XVI recibe al ministro para las minorías de Pakistán
Shabbaz Bhatti, primer católico en el cargo
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  Benedicto XVI recibió este domingo al ministro para las minorías de Pakistán, Shabbaz Bhatti, primer católico que desempeña este encargo en la historia del país.

La noticia ha sido confirmada por la Oficina de Información de la Santa Sede, precisando que el encuentro, breve y de carácter privado, tuvo lugar en Castel Gandolfo, después de que el Papa rezara el Ángelus con cientos de fieles.

En días pasados, exponentes de la minoría cristiana en el país habían denunciado a la agencia vaticana Fides discriminaciones en la distribución de la ayuda en las zonas inundadas por las lluvias, en particular contra las minorías cristianas e hindúes.

El ministro Bhatti, en una entrevista concedida al segundo canal de la RAI, retomada por Radio Vaticano, ha negado el que se hayan dado discriminaciones, pero aclara que "se han tomado en consideración todas las protestas y se ha nombrado una comisión para analizarlas".

En la misma entrevista, Bhatti revela que el Papa "ha manifestado su cercanía a las personas afectadas por las inundaciones y ha afirmado que hará lo posible para llevarles alivio", alentando por último al gobierno paquistaní a continuar en la senda del diálogo interreligioso.

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Mundo


La Iglesia en Bélgica crea un Centro para víctimas de abusos
Y restablece la atención por ellas como prioridad
BRUSELAS, lunes, 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Los obispos belgas han anunciado este lunes la apertura de un Centro para el reconocimiento, la curación, el restablecimiento y la reconciliación de las víctimas de abusos cometidos por clérigos, tal y como han sugerido algunas de estas personas.

El anuncio fue presentado en una rueda de prensa presidida por monseñor Joseph Léonard, arzobispo de Malinas-Bruselas, en la sede del arzobispado.

"Una atención personal para las víctimas es lo primero que tenemos que restablecer", afirmó el prelado.

El nuevo Centro, que debería comenzar a funcionar antes de finales de año, es creado después de que la Comisión independiente guiada por el profesor Adriaenssens, creada por la misma Iglesia para investigar casos de abusos, se haya dimitido tras el registro judicial de finales de junio, declarado ilegal.

Se nombrarán cuatro expertos para la creación del centro cuya primera misión será la de instaurar un clima de confianza y redactar el estatuto. centro.

En la rueda de prensa se publicó un comunicado firmado por monseñor Léonard y otros dos obispos belgas en los que se hace un llamamiento a los clérigos culpables de abusos a dar la cara.

"Es del interés de todos que el autor de abusos en una relación pastoral que comunique este hecho a su superior o al Centro que se creará. Al darse a conocer y permitiendo una intervención oportuna, ofrecerá un gran servicio a las víctimas y a toda la comunidad eclesial", afirman los tres obispos.

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Orden del Santo Sepulcro reza por las negociaciones de paz en Tierra Santa
Carta del Gran Maestro, el cardenal John P. Foley
ROMA, lunes, 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  El gran maestro de la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro, el cardenal John P. Foley, ha enviado una carta a los 26 mil miembros para que recen por la paz en Tierra Santa con motivo de la reanudación de las negociaciones de paz entre las autoridades palestinas e Israel.

"Si bien las perspectivas de éxito de las negociaciones no parecen muy prometedoras, el hecho mismo de que tengan lugar es algo alentador", comienza explicando el purpurado en la carta fechada el 7 de septiembre.

"Todos en Oriente Medio se beneficiarían de una paz justa y duradera entre Israel y Palestina, pero nuestros hermanos cristianos son quizá los que más se beneficiarían, dado que la mayoría de ellos podrían permanecer en la tierra que fue santificada por la vida, la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, cuyos antepasados se convirtieron en sus seguidores hace casi dos mil años y que han permanecido fieles pagando un precio muy elevado".

"Por este motivo, en estos días que también quedarán caracterizados por el Sínodo de los Obispos sobre Oriente Medio", que se celebrará en Roma del 10 al 24 de octubre, el cardenal pide a los caballeros y damas, así como a sus familiares, "que recuerden en sus oraciones la paz en Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, y el éxito de las negociaciones que tienen lugar entre Israel y la Autoridad Palestina, y por los frutos espirituales del Sínodo de Obispos en Oriente Medio".

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Chile: La Iglesia pide pasos significativos en el diálogo Gobierno-mapuches
Los obispos ruegan a los indígenas abandonar la huelga de hambre

SANTIAGO DE CHILE, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Respecto a la situación en Chile de los comuneros mapuches en huelga de hambre, la Iglesia en Chile pidió un fortalecimiento del diálogo para encontrar las medidas legales y administrativas necesarias para solucionar pronto esta situación, que pone en riesgo la vida.

Un grupo de indígenas mapuches presos lleva 64 días en huelga de hambre para exigir la derogación de la ley antiterrorista que les fue aplicada por protestar reivindicando tierras ancestrales.

En rueda de prensa, el pasado jueves, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic, dio lectura a una declaración titulada “Justicia y Paz con el Pueblo Mapuche”, firmada además por el arzobispo de Concepción, monseñor Ricardo Ezzati, y el obispo de Temuco, monseñor Manuel Camilo Vial.

En la declaración, los obispos afirman que ya “es hora que demos pasos significativos para avanzar en una convivencia fraterna, justa y pacífica entre todos quienes vivimos en nuestro querido Chile”.

Subrayan que “una respetuosa, plena y justa participación de los pueblos originarios de nuestra patria en la sociedad chilena es cada vez más apremiante”.

Recuerdan “los difíciles momentos vividos en años anteriores” y afirman que “nuevamente nos encontramos con graves situaciones de tensión que amenazan la salud y la vida de hermanos nuestros y la paz social”.

Reconocen que esto no es “algo fácil ni rápido, pues hay de por medio tradiciones, culturas, leyes y normas administrativas diversas que dificultan los acuerdos” pero afirman que, “en este camino, la Iglesia ha cumplido y está dispuesta a seguir cumpliendo un papel de acercamiento justo y solidario, sobre la base de los imperativos del Evangelio que la guían”.

Con el ánimo de colaborar en esta grave situación, los prelados “solicitan encarecidamente a quienes ejercen las responsabilidades de gobernar, de legislar y de juzgar, que actúen prontamente, con apertura para encontrar las medidas legales y administrativas necesarias que pongan fin a las huelgas de hambre de los comuneros mapuches, sobre todo en lo relacionado con la legislación antiterrorista que les es aplicada, imponiendo así los imperativos éticos que presenta esta imprevista situación por sobre otro tipo de consideraciones que pasan a ser secundarias”.

Sugieren que “sería un signo de magnanimidad, fortaleza y benevolencia ahora que celebramos el bicentenario de Chile, que tiene vocación de unidad y solidaridad”.

Expresan su convicción de que “una pronta solución a la huelga de hambre, fortalece y legitima las declaraciones de intención del gobierno, que plantean el inicio de un nuevo trato para el pueblo mapuche. Una actitud como la planteada abre también una oportunidad para continuar trabajando, con humildad y humanidad, junto con los pueblos originarios en la búsqueda de su plena participación social, cultural, económica y política, respetando sus derechos fundamentales”.

A los miembros de las comunidades mapuches les piden “que eviten que algunos de sus integrantes pongan en riesgo sus vidas y continúen su lucha por otros medios legítimos”, manifiestan su disposición “a acompañarlos en sus justas reivindicaciones” y reiteran que “el pueblo mapuche requiere respeto y diálogo, evitando las soluciones de fuerza, a veces impuesta por el uso de leyes injustas para estas realidades”.

Agradecen el esfuerzo del Gobierno y de los comuneros mapuches “para buscar formas de iniciar un diálogo conducente a resolver estas situaciones”, y lamentan que “hasta ahora no hayan dado el fruto esperado”. Les piden “apremiantemente que cedan en aquellas de sus posiciones que les han impedido avanzar y, en un gesto propio de seres humanos conscientes, establezcan mecanismos para iniciar cuanto antes esos diálogos”.

Ruegan a los comuneros mapuches “que depongan su huelga de hambre” y al Gobierno que “adopte prontamente medidas legales concretas que vayan en la dirección de solucionar este conflicto”.

Concluyen invitando “a todos los creyentes y en particular a las comunidades católicas a elevar sus oraciones al Padre de la Misericordia para que lo más prontamente posible se llegue a una solución digna y justa para todos”.

Ver Declaración completa.

Por Nieves San Martín



 

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Elección del abad general de los cistercienses
Don Mauro-Giuseppe Lepori afronta numerosos desafíos

ROMA, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El padre abad de Hauterive, en Suiza, don Mauro-Giuseppe Lepori, fue nombrado abad general de la orden cisterciense (de observancia común) el pasado 2 de septiembre por el capítulo general de los abades y abadesas de todas las casas de la orden, reunido en Rocca di Papa, cerca de Roma.

Don Mauro sucede al catalán Mauro-Daniel Esteva i Alsina, en el cargo desde 1995 hasta este año, quien se retira por razones de edad.

Nacido en Canobbio (Tessin) en 1959, el nuevo superior general de los cistercienses entró en la Abadía de Hauterive en 1984. Pronunció sus primeros votos monásticos en 1986 e hizo su profesión solemne en 1989.

Ordenado sacerdote el 10 de junio de 1990, don Maurio ocupó el cargo de maestro de novicios hasta su elección como 59º abad de Hauterive el 16 de mayo de 1994. Recibió la bendición abacial el 29 de junio de 1994.

Licenciado en Filosofía y en Teología en la Universidad de Friburgo (Suiza), se dio a conocer por la publicación de varias obras y artículos traducidos a diversas lenguas, así como por sus conferencias dirigidas a diversos públicos, la prédica de retiros, su talento para la acuarela y por diversos servicios realizados a la congregación y a la orden, así como a la diócesis.

Como superior general de la orden, explica el prior de la abadía de Hauterive, Henri-Marie Couette, el padre Mauro tendrá la tarea de “garantizar la unidad de la orden y concretar mejor su comunión visible, pero también de insuflar un 'aliento espiritual'”, informó el periódico Libération.

Además del trabajo administrativo de la dirección de la orden, el nuevo padre abad tendrá que trabajar en la reunificación de las dos ramas cistercienses, la de la “común observancia”, a la que pertenece la abadía de Hauteriva, y la orden cisterciense de la “estrecha observancia" (trapenses).

Según datos del 2009, la orden cisterciense de la “común observancia” incluye 122 casas y más de 1.900 monjes y monjas en el mundo, mientras que la orden cisterciense de “estrecha observancia” cuenta con 175 casas y unos 3.600 religiosos, entre hombres y mujeres.

En 1998, con motivo de los 900 años desde que el abad Roberto de Molesmes se instalara en Cîteaux, en Borgoña (que dio origen a la orden del Císter), el papa Juan Pablo II lanzó un llamamiento a la reunificación de las dos ramas cistercienses.

El nuevo superior general tendrá otro importante desafío: el envejecimiento de las comunidades y la falta de vocaciones en Europa.

Como es tradición, don Mauro asumió el cargo inmediatamente y se une a la casa generalicia, en Roma.



 

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Cuando se habla de vocación, incluir siempre la laical
Pide el presidente de los obispos brasileños

INDAIATUBA, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- “Cuando hablamos de vocación, no podemos reducir el tema simplemente a las vocaciones específicas al ministerio ordenado y a la vida consagrada; debemos incluir siempre la vocación laical”.

Lo afirmó el presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), monseñor Geraldo Lyrio Rocha, al concluir el 3º Congreso Vocacional de Brasil, este martes en Itaici (San Paolo).

El encuentro ha reunido durante cinco días a 386 animadores vocacionales del país en torno al tema Discípulos y misioneros al servicio de todas las vocaciones.

Según el arzobispo, en el Bautismo “se encuentra la raíz de todas las vocaciones, y por el Bautismo se habla de la dignidad fundamental de todos los miembros del pueblo de Dios”.

Cuando se habla de vocación, dijo, se habla de “llamada: llamada de Dios a la vida: llamados en Cristo a la santidad y llamados también, en el don del Espíritu, al servicio en la Iglesia y en el mundo”.

“Todas las vocaciones se sitúan en el seno de la Iglesia, y esto vale tanto para el ministerio ordenado y para la vida consagrada en sus diversas formas -como las congregaciones, las órdenes religiosas y los institutos seculares o de laicos consagrados, como para la vocación laical”.

Respecto a la vocación laical, el arzobispo explicó que “los laicos no son los colaboradores de los ministros ordenados, sino al contrario, somos nosotros, ministros ordenados, los que estamos al servicio del laicado, del pueblo santo de Dios”.

“Todos participamos, a través del Bautismo, en el sacerdocio de Jesucristo, que llamamos el 'sacerdocio común de los fieles'”, dijo.

Y continuó: “Para que este pueblo sacerdotal pueda vivir su sacerdocio, algunos son llamados por Dios a este servicio del ministerio ordenado”.

“Podemos decir, entonces, que el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de los fieles”, añadió.

Dirigiéndose a los animadores vocacionales, monseñor Lyrio Rocha reconoció que llevar adelante la tarea vocacional es “un gran desafío”.

“Sin embargo, el campo es abierto porque estos jóvenes viven profundamente marcados por los medios de comunicación”, destacó.

Y concluyó: “Esta generación que vive en intimidad con internet tiene un corazón que aspira también a cosas más grandes; tiene sobre todo sed de Dios”.

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Radio María se expande en España y en el mundo
La emisora católica está presente ya en 54 países

MADRID, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La cadena radiofónica Radio María sigue creciendo con nuevas presencias locales en España y el mundo. La emitente católica está ya presente en 54 países en diferentes idiomas.

En España, según informa un comunicado de la cadena, Radio María pasa por un momento de expansión con la compra de seis nuevas frecuencias de FM en la comunidad balear. En Mallorca en las localidades de Alcudia, Manacor, Inca; en Menorca una frecuencia en Mahón y otra en la isla de Ibiza. Aunque todavía no están todas operativas, tres de ellas ya emiten con calidad la señal de Radio María, la 104.8 FM en Ibiza, la 92.0 en Mahón y la 101.9 en Alcudia.

Pero no sólo Radio María en España está disfrutando de esta expansión, sino que crece por todo el mundo. En estos momentos ya son 54 los países en los que está presente, con 65 nuevas emisoras en diferentes idiomas.

En estos últimos días, la cadena católica ha dado la bienvenida a su presencia en Suiza, Eslovaquia y Ucrania.

También se han incorporado a la Familia Mundial de Radio María, tres nuevas emisoras en Estados Unidos: en Washington, Boston y una más en Chicago dirigida a los italoparlantes. 

Por otra parte, dentro de la Campaña “Unidos en Comunión” (un proyecto de la Familia Mundial de Radio María para ayudar a su expansión en el continente africano), Camerún será la próxima emisora en incorporarse a la red mundial.

En África ya se escucha en 14 países: Burkina Faso, Burundi, República Centroafricana, Congo Brazzaville, Gabón, Kenia, Malaui, Mozambique, Ruanda, Sierra Leona, Tanzania, Togo, Uganda y Zambia. El comunicado afirma que los planes de la emitente católica son extenderse a diez países más, en un plazo de dos años.

Para ello, afirma el comunicado, “contamos con la ayuda generosa de nuestros oyentes. En España, concretamente, destinamos el 15% de cada donativo que recibimos a ayudar en los proyectos que están llegando desde el continente africano”.

Radio María nació en Italia en 1987 y llegó a España en 1999. Atribuye su crecimiento a la colaboración de 400 voluntarios en su programación y tres mil en su voluntariado de promoción y difusión. Y todo ello sin publicidad de ningún tipo, con la ayuda exclusiva de los donativos de los oyentes. 

Para más información: www.radiomaria.es.



 

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Análisis


Teoría de género y cuestiones sociales, ¿Cuál es el papel de la Iglesia? (I)
Entrevista a monseñor Tony Anatrella

ROMA, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) – La teoría del género, que domina hoy en muchas instancias culturales y sociales de Occidente, y que afirma que la identidad sexual del individuo es un constructo social y no una realidad natural, fue uno de los temas centrales de la 15 ª Asamblea General del SCEAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Magadascar) en Accra, Ghana.

Sobre esta cuestión, y sobre las enseñanzas respecto a la verdad sobre el ser humano contenida en la encíclica Caritas in Veritate, intervino monseñor Tony Anatrella ante los obispos del continente africano, subrayando la importancia de que la Iglesia hable claro en los foros internacionales.

Monseñor Tony Anatrella es psicoanalista y especialista en psiquiatría social. Consultor del Consejo Pontificio para la Familia y del Consejo Pontificio para la Salud, es también miembro de la Comisión Internacional de Investigación sobre Medjugorje de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y asesora y enseña en París en el IPC y en el Collège des Bernardins.

Fue invitado a dar una conferencia sobre el tema: "La Caritas in Veritate y la teoría de género" a los obispos africanos reunidos en Accra para la plenaria del SCEAM, celebrada del 26 de julio hasta el 2 de agosto de 2010.

Sobre este tema concedió también esta entrevista a ZENIT, que por su densidad y extensión ofrecemos en cuatro partes, entre hoy y el próximo jueves.

-¿La encíclica Caritas in veritate aborda realmente los problemas planteados por la teoría de género?

Monseñor Tony Anatrella: La cuestión antropológica es el hilo conductor de la reflexión de la última encíclica del Papa. De hecho, más allá del versante económico de la crisis actual, ésta es también una crisis moral y espiritual sobre el sentido del hombre. La Caritas in veritate tiene la intención de abordar la concepción del hombre que se ha construido a partir de las ciencias humanas en los últimos cincuenta años. El enfoque de éstas que, bajo el disfraz de la ciencia, se presentan como una ideología que sugiere que el hombre es el resultado de la cultura y que se construye con independencia de la naturaleza humana y de las leyes universales inherentes a su condición. La teoría de género es el signo más problemático de las ideas actuales sobre el hombre.

En los países occidentales, nos encontramos precisamente en esta desestabilización antropológica y, por consiguiente moral que desequilibra los vínculos sociales, ya que ataca a la estructura en la que se basa la sociedad. Tiene lugar a través de la desregulación financiera en nombre del liberalismo y la economía de mercado, y de la desregulación antropológica y moral, haciendo creer que las normas se crean únicamente por consenso. Pero no es el debate democrático el que le da valor a una ley, sino en lo que se funda. Así sucede con las leyes que son cuestionables desde una perspectiva antropológica. Su voto no les da necesariamente un valor moral. Es deber de la Iglesia decirlo.

Así, se han instalado un relativismo y un negacionismo de los puntos de referencia de la antropología. ¿Cómo no ver que esto está creando una nueva forma de violencia? Ésta se expresa comenzando por los más jóvenes, que tienen dificultades para acceder a las dimensiones objetivas y simbólicas de la relación con los demás y con la sociedad. Cada uno se instala en el deseo de inventar sus propios códigos, con la voluntad de imponerlos a los demás. Este es el drama y el síntoma de algunas de nuestras ciudades. Ya no estamos en búsqueda de normas trascendentes, de principios de humanidad, en el sentido de que ya no dependen del sujeto, sino del libre albedrío de la interpretación aleatoria. Una antropología con un sentido de desarrollo humano, dice Benedicto XVI, se inscribe en la perspectiva del bien común que da cuenta de la dimensión política y la dimensión religiosa de la existencia.

-¿Acaso no se reprocha a la Iglesia, como en la cuestión de los gitanos rumanos en Francia, de intervenir en el campo político? ¿Está la Iglesia verdaderamente cumpliendo su función?

Monseñor Tony Anatrella: La Iglesia está en su papel y debe intervenir cuando la dignidad humana está en juego. A lo largo de la historia, los gobiernos a veces han tenido dificultades para aceptar sus discursos y tenerlos en cuenta. Muchos obispos y sacerdotes lo han pagado con el precio de sus vidas. Hay una incomprensión por parte de la opinión pública y, a veces, por parte de los responsables políticos sobre el papel de la Iglesia, que no debe ser excluida del debate político cuando recuerda cuestiones para despertar las conciencias.

Cristo no hizo otra cosa en el Evangelio, sino que manifestó la verdad de Dios y reveló la del hombre. Basta con escuchar a los medios para advertir una gran confusión sobre el papel de la Iglesia en cuanto al debate en Francia sobre la cuestión de los gitanos. Para algunos la separación entre Iglesia y Estado haría que la Iglesia no tuviese derecho a intervenir en las cuestiones sociales y políticas. Se trata de un error de perspectiva sobre el significado de la laicidad en Francia. Es el Estado el que es laico y no la sociedad, como recordó en su tiempo el cardenal Jean-Louis Tauran, pues ésta está atravesada por diferentes corrientes de pensamiento.

La Iglesia no tiene que esconderse en la sacristía, como dando a entender a Cristo la orden de que se calle. Tampoco hay que oponer las normas de la Iglesia a las del Estado, como afirmó el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, en el diario La Croix (23 de agosto de 2010). “Hay – dijo – en nuestro país una regla muy importante, que es la separación de Iglesia y Estado (...). La Iglesia tiene sus posturas, dictadas por la moral, por sus propias reglas, nosotros somos los representantes del Estado, estamos aquí para hacer cumplir el imperio de la ley en el territorio". El ministro debería reconsiderar este tipo de clasificación, que está lejos de ser pertinente para pensar en las situaciones humanas para todos los ciudadanos de la ciudad y todas las instituciones, y releer a los clásicos sobre el tema. Al afirmar esto, trata de cerrar autoritariamente el debate, e ignora el verdadero significado de la separación entre uno y otro.

Aunque la Iglesia no tiene por objeto regular la sociedad política, puede hablar, en nombre de su enseñanza social, que ha influido enormemente en la cultura occidental, sobre todos los temas sociales que afectan a la existencia humana. La separación de Iglesia y Estado es la separación del poder religioso y el poder político (en el sentido de gobierno), y no hacer creer que habría dos sistemas de pensamiento opuestos y contradictorios para pensar en el bien común. Las normas políticas serían así extrañas no sólo a las exigencias antropológicas objetivas, sino también a las reglas morales. La creación de la ley civil, como la práctica política, siempre revelan una concepción del hombre que es compatible o incompatible con los principios de la razón. La ley civil no está por encima de las referencias morales.

-¿El discurso de la Iglesia no va contra la razón humana?

Monseñor Tony Anatrella: Por supuesto que no. Muchos discursos ideológicos y políticos tratan de escapar a la evidencia de la razón humana. Aunque el cristianismo produjo su propia racionalidad desde el Evangelio, no está en contradicción con la razón de las cosas cuando piensa en ellas. La relación con Dios, como enseña Cristo, es una cuestión de amor, amor a la verdad. ¿Aman la verdad? El Sumo Pontífice hizo especial hincapié en ello en su encíclica. La Iglesia interviene precisamente en nombre de estos principios de la razón, confrontados por la realidad e iluminados por la revelación cristiana.

El Papa Benedicto XVI lo puso de relieve maravillosamente en su discurso en el Collège des Bernardins durante su viaje apostólico a París y Lourdes (12 de septiembre de 2008). La fe cristiana se apoya en la razón para discernir el significado de la Palabra de Dios y sacar todas sus consecuencias. No es únicamente una cuestión religiosa, sino de saber a partir de qué realidades el hombre se desarrolla en la verdad y la justicia. La Iglesia puede ser entendida igual de bien por los creyentes y por los no creyentes. La Caritas in veritate es así cuando apela al sentido de un desarrollo integral que no reduzca al hombre a un objeto económico (la sociedad comercial no inventó el concepto alienante de “recursos humanos”), al respeto de la dignidad humana, a la igualdad de las personas que no se confunde con el igualitarismo de las situaciones y comportamientos, al sentido del matrimonio y la familia basadas únicamente en la relación estable entre un hombre y una mujer, a una prevención contra el Sida, que no se limite a las medidas sanitarias las cuales, en lugar de apelar a un comportamiento responsable sobre el significado del amor, sugieren que todas las prácticas son posibles en la medida en que uno se protege, o también que la anticoncepción y el aborto son “avances” sociales que afectan a la vida humana y causan serios y graves problemas psicológicos, sociales, ecológicos, demográficos y morales; y, finalmente, que la eutanasia nunca es un acto de amor. El amor nunca inspira la muerte.

Podríamos desgranar también otras situaciones en las que la Iglesia trata de hacerse entender allí donde hay una tendencia a minimizar o ignorar su discurso cuando no le conviene al conformismo encubridor de los clichés sociales y de los medios de comunicación. Por el contrario, el discurso de la Iglesia se hace creíble si justifica las posturas particulares y si va en la dirección de ciertos movimientos de opinión. De lo contrario, es declarada ilegítima por el primer escritor o crítico profesional que se posiciona en magisterio contra la Iglesia y dador de lecciones al Papa y los obispos. En realidad tanto unos como otros aprovechan para instrumentalizar su discurso en lugar de comprenderlo de manera auténtica.

En última instancia, lo que dice el Papa en su encíclica que los políticos deberían leer: las decisiones políticas se toman a menudo condicionadas por la sociedad de consumo que impone sus normas económicas (con el símbolo moral de los franceses basado únicamente en el poder de las adquisiciones que se realizaron durante un período determinado). La sociedad llamada liberal, de hecho, la más alienante de las subjetividades, lleva a los políticos a dejarse guiar por una visión pragmática, a gobernar a partir de los puntos ciegos de la sociedad con leyes de circunstancias y sin tener principios antropológicos precisos. Las leyes democráticas provienen a menudo de leyes prescritas por los medios de comunicación a las que se someten a veces los gobernantes.

Los medios de comunicación y los sondeos, con la fuerza de las imágenes y discursos, se imponen a todos con la inmediatez de los tiempos de Internet, en detrimento del sentido de la historia y el tiempo de maduración de las opciones políticas. La historia, que se enseña cada vez menos en la escuela (se suprime así la presntación de grandes personajes y el periodo de Luis XVI y de Napoleón) da a los jóvenes el sentimiento de que el tiempo no cuenta, de que sólo domina el instante y el exotismo de lo que está ocurriendo en otros lugares. ¿Cómo reflexionar y gobernar seriamente en una atmósfera de provocación y de "excitación mediática", como ha recordado recientemente el cardenal Vingt-Trois, con los ojos fijos en el acontecimiento presente y sin ningún tipo de distancia? La Iglesia apela a la razón, a la dignidad de las personas y situaciones, y se inscribe en una historia.

Para algunos, la Iglesia será generosa con los extranjeros y los desposeídos, y rígida en asuntos morales (sobre todo cuando se habla de condones, de homosexualidad, de divorcio, de aborto y de eugenesia hacia, entre otros, la trisomía 21, cuando no de eutanasia). La Iglesia no es rígida, sino que es libre, lúcida y abierta a la vida como lo exige Cristo, ya que es siempre en el nombre del mismo principio en que ella interviene y estructura su relación con el mundo: el respeto de la dignidad humana, el respeto de la expresión sexual como una forma de relación amorosa comprometida entre un hombre y una mujer, y el respeto de la vida desde su inicio hasta su final. Todas estas cosas están siendo cuestionadas, también por la teoría de género, ya que cada uno es su propio creador y destructor, ¡y por qué no, el destructor y exterminador de vidas que no son útiles! ¡Una ideología tecnocrática e idealista y al mismo tiempo tan dañina como sus precedentes!

[Entrevista realizada por Anita S Bourdin, traducida del francés por Inma Álvarez]

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Documentación


Benedicto XVI: el obispo, custodio de la alianza de Cristo y la Iglesia
Segunda audiencia a los obispos recientemente nombrados

CASTEL GANDOLFO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los obispos nombrados durante este año, con motivo de su participación en un encuentro promovido por la Congregación para los obispos.

* * * * *

Queridísimos hermanos en el Episcopado:

Estoy muy contento de encontrarme con vosotros, obispos recientemente nombrados, procedentes de varios países del mundo y reunidos en Roma para el congreso anual promovido por la Congregación para los Obispos. Doy las gracias al cardenal Marc Ouellet por las corteses palabras que me ha dirigido, también en nombre de todos vosotros; y a él deseo dirigirle un augurio especial al inicio de su servicio como Prefecto de este Dicasterio: estoy contento, venerado Hermano, de que usted comience con esta bella experiencia de comunión eclesial entre los nuevos Pastores de varias Iglesias particulares. Saludo cordialmente también al cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y expreso mi reconocimiento a cuantos colaboran en la organización de este encuentro.

Según una costumbre muy significativa, habéis realizado ante todo una peregrinación a la tumba del Apóstol Pedro, el cual se conformó a Cristo Maestro y Pastor, hasta la muerte y la muerte de cruz. Al respecto, son iluminadoras algunas expresiones de santo Tomás de Aquino, que pueden constituir un verdadero y auténtico programa de vida para todo Obispo. Comentando la expresión de Jesús en el Evangelio de Juan: “El Buen Pastor da la vida por sus ovejas”, santo Tomás observa: “Él consagra a ellos su persona en el ejercicio de la autoridad y de la caridad. Se exigen ambas cosas: que le obedezcan y que las ame. De hecho la primera sin la segunda no es suficiente" (Esp. su Giovanni, 10, 3). La Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, especifica: "El Obispo, enviado por el Padre de familias a gobernar su familia, tenga siempre ante los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que vino no a ser servido, sino a servir (cf. Mt 20,28; Mc 10,45) y a dar la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,11). Tomado de entre los hombres y rodeado él mismo de flaquezas, puede apiadarse de los ignorantes y equivocados (Hb 5,1-2). No se niegue a oír a sus súbditos, a los que, como a verdaderos hijos suyos, alimenta y a quienes exhorta a cooperar animosamente con él. Consciente de que ha de dar cuenta a Dios de sus almas (cf. Hb 13,17), trabaje con la oración, con la predicación y con todas las obras de caridad tanto por ellos como por los que todavía no son de la única grey, a los cuales tenga como encomendados en el Señor. El mismo, como San Pablo, es deudor para con todos” (n. 27).

La misión del obispo no debe entenderse con la mentalidad de la eficiencia y de la eficacia, por la que se pone la atención ante todo en lo que hay que hacer, sino que es necesario tener siempre en cuenta la dimensión ontológica, que está a la base de la funcional. De hecho, el obispo, por la autoridad de Cristo de la que esta revestido, cuando se sienta en la Cátedra está puesto “por encima” y “ante” la comunidad, en cuanto que él es “para” la comunidad hacia la que dirige su solicitud pastoral (Juan Pablo II, Exhort. ap. post-sinodal Pastores gregis, n. 29). La Regla Pastoral del Papa san Gregorio Magno, que podría ser considerada el primer ‘directorio’ para los obispos de la historia de la Iglesia, define el gobierno pastoral como "el arte de las artes" (I, 1.4), y precisa que la potestad de gobierno "la detenta bien quien sabe con ella erigirse contra las culpas y con ella saber ser igual a los demás ... y domina sus vicios antes que a sus hermanos" (II, 6).

Hacen reflexionar las palabras explicativas del rito de la entrega del anillo en la liturgia de la Ordenación episcopal: "Recibe el anillo, signo de fidelidad, y custodia a la Santa Iglesia, esposa de Cristo, en la integridad de la fe y en la pureza de la vida". La Iglesia es "esposa de Cristo" y el Obispo es el ‘custodio’ (episkopos) de este misterio. El anillo es por tanto un signo de fidelidad: de trata de la fidelidad a la Iglesia y a la pureza de la fe de ella. Al obispo, por tanto, se le confía una alianza nupcial: la de la Iglesia con Cristo. Son significativas las palabras que leemos en el Evangelio de Juan: “El esposo es aquel al que pertenece la esposa; pero el amigo del esposo, que está presente y le escucha, exulta de alegría a la voz del esposo" (3,29). El concepto del "custodiar" no quiere decir solo conservar lo que ya ha sido establecido – aunque este elemento no deba faltar nunca – sino que incluye, en su esencia, también el aspecto dinámico, es decir una perpetua y concreta tendencia al perfeccionamiento, en plena armonía y continua adecuación a las exigencias nuevas surgidas del desarrollo y del progreso de ese organismo viviente que es la comunidad.

Grandes son las responsabilidades de un Obispos para el bien de la diócesis, pero también de la sociedad. Está llamado a ser “fuerte y decidido, justo y sereno" (Congregación para los Obispos, Directorio para el ministerio pastoral de los Obispos "Apostolorum successores", n. 44), para un discernimiento sapiencial de las personas, de la realidad y de los acontecimientos, requerido por su tarea de ser “padre, hermano y amigo” (Ibid., nn. 76-77) en el camino cristiano y humano. Se trata de una profunda perspectiva de fe y no sencillamente humana, administrativa o de cuño sociológico en la que se coloca el ministerio del Obispo, el cual no es un mero gobernante o un burócrata, o un simple moderador y organizador de la vida diocesana. Son la paternidad y la fraternidad en Cristo la que dan al Superior la capacidad de crear un clima de confianza, de acogida, de afecto, pero también de franqueza y de justicia. Particularmente iluminadoras son, al respecto, las palabras de una antigua oración de san Elredo de Rievaulx, abad: “Tú, dulce Señor, has puesto a uno como yo como cabeza de tu familia, de las ovejas de tu redil (...) para que se pudiera manifestar tu misericordia y revelar tu sabiduría. Plugo a tu benevolencia gobernar bien tu familia mediante un hombre así, de forma que se viese lo sublime de tu fuerza, no la del hombre, para que no tenga que gloriarse el sabio en su sabiduría, ni el justo en su justicia, ni el fuerte en su fuerza: ya que cuando estos gobiernan bien tu pueblo, eres tu quien lo rige, y no ellos. Y por ello no a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre la gloria” (Speculum caritatis, PL CXCV).

Confiándoos, queridos Hermanos, estas breves reflexiones, invoco la protección maternal de María Santísima, Regina Apostolorum, e imparto de corazón a cada uno de vosotros, a vuestros sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los seminaristas y a los fieles de vuestras diócesis una especial Bendición Apostólica.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Benedicto XVI: la Iglesia, preocupada por la familia
Discurso al nuevo embajador de Alemania ante la Santa Sede

CASTEL GANDOLFO, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy al nuevo embajador alemán ante la Santa Sede, Walter Jürgen Schmid, a quien recibió en audiencia con motivo de la presentación de sus Cartas Credenciales.

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Señor Embajador,

aprovecho con agrado la ocasión de la solemne entrega de las Cartas Credenciales que le acreditan como embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Federal de Alemania ante la Santa Sede, para darle la bienvenida y para expresar mis mejores deseos para su alta misión. Le agradezco de corazón por las amables palabras que me ha dirigido, también en nombre del señor Presidente Federal Christian Wulff y del Gobierno Federal. Extiendo de buen grado mi saludo de bendición al Jefe del Estado, a los miembros del Gobierno y a todos los ciudadanos de Alemania, con la esperanza de que las buenas relaciones entre la Santa Sede y la República Federal de Alemania perduren en el futuro y puedan desarrollarse ulteriormente.

Muchos cristianos en Alemania se vuelven, con gran atención, a las inminentes celebraciones de las beatificaciones de diversos sacerdotes mártires del tiempo del régimen nazi. Este domingo, 19 de septiembre, será beatificado Gerhard Hirschfelder en Münster. Durante el año próximo seguirán las ceremonias por Georg Häfner en Würzburg además de por Johannes Prassek, Hermann Lange y Eduard Müller en Lübeck. Con los capellanes de Lübeck se conmemorará también al pastor evangélico Karl Friedrich Stellbrink. La comprobada amistad de los cuatro eclesiásticos es un testimonio impresionante del ecumenismo de la oración y del sufrimiento, florecido en varios lugares durante el oscuro periodo del terror nazi. Para nuestro camino ecuménico común podemos ver estos testimonios como indicaciones luminosas.

Contemplando estas figuras de mártires aparece cada vez más claro y ejemplar, cómo ciertos hombres, a partir de su convicción cristiana, están dispuestos a dar su propia vida por la fe, por el derecho a ejercer libremente su propio credo y libertad de palabra, por la paz y la dignidad humana. Hoy, por fortuna, vivimos en una sociedad libre y democrática. Al mismo tiempo, sin embargo, observamos cómo entre nuestros contemporáneos, no se da un fuerte apego a la religión, como en el caso de estos testigos de la fe. Uno se podría preguntar si hay hoy cristianos que, sin compromisos, se hagan garantes de su propia fe. Al contrario, muchos hombres muestran mayormente una inclinación hacia concepciones religiosas más permisivas también para sí mismos. En el lugar del Dios personal del cristianismo, que se revela en la Biblia, se trata de un ser supremo, misterioso e indeterminado, que tiene solo una vaga relación con la vida personal del ser humano.

Tales concepciones animan cada vez más la discusión dentro de la sociedad, sobre todo respecto al ámbito de la justicia y de la legislación. Pero si uno abandona la fe hacia un Dios personal, surge la alternativa de un "dios" que no conoce, no escucha y no habla. Y, más que nunca, no tiene una voluntad. Si Dios no tiene una voluntad propia, el bien y el mal al final ya no se distinguen; el bien y el mal ya no están en contradicción entre sí, sino que están en una oposición en la que uno sería complementario del otro. El hombre pierde así su fuerza moral y espiritual, necesaria para un desarrollo completo de la persona. La actuación social es dominada cada vez más por el interés privado o por el cálculo del poder, a costa de la sociedad. Si en cambio Dios es una Persona – y el orden de la creación, como también la presencia de cristianos convencidos en la sociedad es un indicio de ello – se desprende que está legitimado un orden de valores. Hay señales, que pueden encontrarse también en los tiempos recientes, que dan fe del desarrollo de nuevas relaciones entre Estado y religión, también más allá de las grandes Iglesias cristianas hasta ahora determinantes. En esta situación los cristianos tienen por ello la tarea de seguir este desarrollo de modo positivo y crítico además de afinar los sentidos para la importancia fundamental y permanente del cristianismo al poner las bases y formar las estructuras de nuestra cultura.

La Iglesia ve sin embargo con preocupación el creciente intento de eliminar el concepto cristiano de matrimonio y familia de la conciencia de la sociedad. El matrimonio se manifiesta como unión duradera de amor entre un hombre y una mujer, que se dirige también a la transmisión de la vida humana. Una condición suya es la disposición de los cónyuges de relacionarse uno con otro para siempre. Por esto es necesaria una cierta madurez de la persona y una actitud fundamental existencial y social: una "cultura de la persona" como dijo una vez mi predecesor Juan Pablo II. La existencia de esta cultura de la persona depende también de desarrollos sociales. Puede comprobarse que en una sociedad la cultura de la persona se abaje; a menudo esto deriva paradójicamente del crecimiento del estándar de vida. En la preparación y en el acompañamiento de los cónyuges es necesario crear las condiciones básicas para levantar y desarrollar esta cultura. Al mismo tiempo debemos ser consciente de que el éxito de los matrimonios depende de todos nosotros y de la cultura personal de cada ciudadano. En este sentido, la Iglesia no puede aprobar las iniciativas legislativas que impliquen una revaloración de modelos alternativos de la vida de pareja y de la familia. Estas contribuyen al debilitamiento de los principios del derecho natural y así a la relativización de toda la legislación y también a la confusión sobre los valores en la sociedad.

Es un principio de la fe cristiana, anclado en el derecho natural, que la persona humana sea protegida precisamente en la situación de debilidad. El ser humano siempre tiene prioridad respecto a otros objetivos. Las nuevas posibilidades de la biotecnología y de la medicina nos ponen a menudo en situaciones difíciles que se parecen a un caminar sobre el filo de la navaja. Tenemos el deber de estudiar diligentemente hasta donde estos métodos pueden ser de ayuda para el hombre y dónde en cambio se trata de manipulación del hombre, de violación de su integridad y dignidad. No podemos rechazar estos avances, pero debemos ser muy vigilantes. Una vez que se empieza a distinguir – y esto sucede ya a menudo en el seno materno – entre vida digna e indigna de vivir, no estará a salvo ninguna otra fase de la vida, y aún menos la ancianidad y la enfermedad.

La construcción de una sociedad humana requiere la fidelidad a la verdad. En este contexto, últimamente, hacen reflexionar ciertos fenómenos que están operando en el ámbito de los medios de comunicación públicos: estando en una competencia cada vez más fuerte, los medios de comunicación se creen empujados a suscitar la máxima atención posible. Además, está el contraste que hace la noticia en general, aunque vaya contra la veracidad del relato. El tema se hace particularmente problemático cuando personajes autorizados toman públicamente postura al respecto, sin haber podido comprobar todos los aspectos de forma adecuada. Se acoge con favor el intento del Gobierno Federal de comprometerse en estos casos, en lo posible, de forma ponderada y pacificadora.

Señor Embajador, le acompañan mis mejores augurios para su trabajo y para los contactos que mantendrá con los representantes de la Curia Romana, con el Cuerpo Diplomático y también con los sacerdotes, religiosos y fieles laicos comprometidos en las actividades eclesiales que viven aquí en Roma. De corazón imploro para usted, para su distinguida consorte, para sus colaboradores y colaboradoras en la Embajada la abundante bendición divina.

[Traducción de la versión oficial italiana por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]



 

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