15.09.10

El nefasto arte de la mentira

A las 12:38 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

Las cifras, como otras muchas cosas de la vida, son muy sufridas. Exactamente igual se dice una cosa o la otra con gran desparpajo de quien lo dice y además de quedarse tan ancho o ancha se va a dormir, quien así actúe, con la sensación de haber hecho un buen trabajo.

Mentir, además, no es buena cosa porque denota un cierto comportamiento torticero de parte de quien así se comporta.

En el tema del aborto abunda mucho el proceder consistente en decir lo contrario de lo que es cierto aprovechando el poder que se tiene y sosteniendo, erre que erre, lo que no es más que falso.

Sostenella y no enmendalla es, también, una forma de ser muy propia de quienes se creen en posesión de la verdad. Cuando la misma es una que lo es ideológica y, además, siniestra (por izquierdista), podemos estar más que seguros que nos la van a dar con queso pero sin tan nutritivo alimento.

Al respecto de lo dicho hasta ahora dice la dizque ministra de Sanidad algo que empobrece a su persona y que la convierte en una simple anunciadora de la desgracia: “Se ha reducido el número de abortos gracias a una de las medidas que van encaminadas a la reducción de embarazos no deseados, que es el acceso a la píldora del día después”.

Al parecer, en 2009 el número de abortos descendió. Y eso está muy bien porque siempre es bueno que la cifra de muertes de seres humanos indefensos se venga un poco abajo.

Sin embargo cuando se dicen tales cosas y, en el mismo momento, no se le cae a una la cara de vergüenza es que no se tiene o se ha dejado olvidada en casa para mejor ocasión.

Puede ser que sea cierto lo dicho por la ministra de “sanidad” (curiosa, por cierto, la sanidad que fomenta que se mate) pero encierra una gran mentira, una gran falsedad y unas ganas terribles de marear la perdiz y de hacer que miremos hacia otro lado y, de paso, que comulguemos con ciertas ruedas de molino.

Digo que la certeza de las cifras se fundamenta sobre el hecho “exitoso” de la denominada “píldora del día después” que consiste, por resumir, en conseguir que el ser humano que se había empezado a formar tras una relación sexual, corte, de golpe y porrazo, un desarrollo ya empezado.

Y, esto, por decirlo pronto, es un aborto como la copa de pino, como una catedral de grande o tan claro como la luz de un día soleado.

Por eso, cuando se dice que ha descendido el número de tales muertes apoyándose en lo que, en efecto, es la misma muerte en dosis de píldoras, se está mintiendo de forma meridianamente clara y descarada. Y eso es algo nefasto porque está contra lo justo religioso que es, precisamente, la defensa de la vida desde que se produce la fecundación.

¿Qué podemos decir, entonces, de alguien que tergiversa las cosas para, desde la tergiversación, engañar y defraudar? Pues que practica un arte, no menor, del ingenio al revés y que consiste en no mostrar chispa o talento sino, en el mejor de los casos, zafiedad y brutalidad.

Y es que de donde no hay…

Eleuterio Fernández Guzmán