ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 16 de septiembre de 2010

El Papa en Gran Bretaña

La Iglesia os pertenece, jóvenes, afirma el Papa

Los escoceses se alinean en las calles para dar la bienvenida al Papa

Benedicto XVI advierte a los escoceses contra el mal uso de la libertad

El Papa recuerda a Gran Bretaña su pasado cristiano y su papel en el mundo

Abusos sexuales: La Iglesia no vigiló suficientemente, reconoce el Papa

John Henry Newman, “doctor de la Iglesia”, según Benedicto XVI

El Papa no está preocupado por las críticas que han precedido su viaje

La visita papal a Gran Bretaña y el diálogo entre católicos y anglicanos

Santa Sede

El ex-obispo pederasta de Brujas ya no está en su diócesis

El Papa nombra a monseñor Sartain arzobispo de Seattle

Mundo

Debate sobre la “Caritas in veritate” en el Parlamento Europeo

Análisis

Teoría de género: Las cuestiones sobre las que todos debemos actuar (IV)

Documentación

Versión integral de las respuestas del Papa a periodistas rumbo al Reino Unido

El Papa en Gran Bretaña: católicos, salid al foro público

El Papa en Gran Bretaña: el corazón de Inglaterra es cristiano

Bienvenida de la Reina Isabel II a Benedicto XVI


El Papa en Gran Bretaña


La Iglesia os pertenece, jóvenes, afirma el Papa
Les advierte contra lo que no es importante en la vida
GLASGOW, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pone en guardia a los jóvenes contra lo que es inútil en la vida, recomendándoles en cambio que sean conscientes de su dignidad como hijos de Dios y vivan en consecuencia.

El Papa hizo este llamamiento sincero a los jóvenes de hoy mientras celebraba una misa al aire libre en una tarde soleada escocés en Bellahouston Park, a unas tres millas del centro de Glasgow.

Multitudes ondeando banderas del Vaticano dieron la bienvenida al Papa desde Edimburgo, y él hizo detener el papamóvil para besar a una niña pequeña. Hubo un momento de recogimiento silencioso de la multitud antes de comenzar la misa.

El Pontífice llegó hoy a Escocia, comenzando así un viaje de cuatro días al Reino Unido, que incluirá un discurso ante representantes de la sociedad británica, y la beatificación del cardenal John Henry Newman.

La homilía del Santo Padre se refirió a temas que van desde el ecumenismo, la evangelización de la cultura, a la necesidad de orar por las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada.

Fue este último tema el que formó parte de su saludo particular a los jóvenes, con el que cerró la homilía.

"Os insto a llevar una vida digna de nuestro Señor y de ustedes mismos", dijo a los "queridos jóvenes católicos de Escocia".

Brillantes pero vacíos

Benedicto XVI reconoció las “muchas tentaciones puestas delante de vosotros todos los días – las drogas, el dinero, el sexo, la pornografía, el alcohol – que el mundo os dice que os traerán la felicidad, pero que son cosas que destruyen y dividen".

"Sólo hay una cosa que perdura", afirmó, "el amor de Jesucristo personalmente para cada uno de vosotros. Buscadle, conocedle y amadle, y él os hará libres de la esclavitud de una existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual”.

"Dejad de lado lo que no es importante y daos cuenta de vuestra propia dignidad como hijos de Dios".

El Pontífice agregó que el Evangelio de la Misa de hoy, marcada por la fiesta de San Ninian, Apóstol de Escocia, incluye la exhortación de Jesús a orar por las vocaciones.

"Rezo para que muchos de vosotros conozcáis y améis a Jesús y, a través de este encuentro, os dediquéis por completo a Dios, especialmente aquellos de vosotros que habéis sido llamados al sacerdocio o a la vida religiosa", dijo Benedicto XVI a los jóvenes.

"¡Éste es el desafío que el Señor os dirige hoy: la Iglesia ahora os pertenece a vosotros!"

Ejemplos luminosos

Anteriormente, el Papa se dirigió de forma particular a los obispos y sacerdotes, animándoles también a rezar por las vocaciones.

Pidió a los obispos que den prioridad a los sacerdotes y su santificación.

"Vivid en plenitud la caridad que brota de Cristo, colaborando con todos ellos, en particular con quienes tienen escaso contacto con sus hermanos en el sacerdocio", les urgió. “Rezad con ellos por las vocaciones, para que el Señor de la mies envíe trabajadores a su mies".

El Papa pidió a los obispos que se comprometan personalmente en la formación de los obispos, y de cuidar también de los diáconos.

“Sed padres y ejemplo de santidad para ellos, animándolos a crecer en conocimiento y sabiduría en el ejercicio de la misión de predicar a la que han sido llamados”, afirmó.

Volviéndose a los sacerdotes, les recordó su llamada a la santidad y a modelar sus vidas a la cruz de Cristo.

“Predicad el evangelio con un corazón puro y con recta conciencia”, añadió. “Dedicaos sólo a Dios y seréis ejemplo luminoso de santidad, de vida sencilla y alegre para los jóvenes: ellos, por su parte, desearán seguramente unirse a vosotros en vuestro solícito servicio al pueblo de Dios”.


 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Los escoceses se alinean en las calles para dar la bienvenida al Papa
Benedicto XVI completa su primer día de viaje en Gran Bretaña
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI aterrizó en el aeropuerto de Edimburgo, poco antes de las diez y media de esta mañana (hora local) en medio de un viento desapacible y helado.

Pero el sol también brillaba, y el Santo Padre parecía descansado, en paz y contento, mientras descendía del avión papal.

Fue recibido por el Duque de Edimburgo, un gesto sin precedentes que muestra cuánto la Corona valora esto, la primera visita de Estado de un Papa. También estaban allí para recibirle los primados de Escocia, Inglaterra y Gales, el cardenal Keith Patrick O'Brien y el arzobispo Vincent Nichols, y el coordinador del Gobierno para la visita, lord Patten de Barnes.

Los simpatizantes franquearon la ruta de la caravana del Papa mientras éste era conducido a Palacio Holyroodhouse, la residencia real oficial escocesa, donde la reina le recibió en el patio delantero.

También estuvieron presentes para cumplimentar al Santo Padre el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, el vice primer ministro del Reino Unido, Nick Clegg, el primer ministro de Escocia, Alex Salmond, y el cabeza de la Iglesia de Escocia.

La grandeza de la ocasión no pasó desapercibida para el Papa. Cuando la banda de la Guardi Escocesa interpretó el himno nacional de Gran Bretaña, se quitó el solideo en señal de respeto. Después caminó – sin dejar de sonreír – hacia el interior del Palacio con la Reina, donde ambos líderes y el príncipe Felipe mantuvieron una audiencia privada que duró alrededor de 20 minutos.

Pero fueron los discursos formales que siguieron los que han revelado el estado de ánimo de esta visita realmente histórica, y cuyos temas sin duda se repetirán en los próximos tres días. El Santo Padre pronunció unas emocionadas palabras sobre la contribución de Gran Bretaña al mundo, haciendo hincapié en que el bien de la nación ha logrado se debe a las propias "profundas raíces cristianas” del país.

Criticó "laicismo agresivo", advirtiendo que "la exclusión de Dios, de la religión y de la virtud de la vida pública conduce finalmente a una visión truncada del hombre y de la sociedad y por lo tanto a una visión reductiva de la persona y su destino".

También dirigió unas breves palabras a los medios de comunicación del país, que en ocasiones han sido especialmente hostiles a esta visita, y al Papa personalmente. "Los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría, y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la propagación de los auténticos derechos humanos", dijo.

Herencia común

En su discurso, la Reina, que es también el Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra, señaló que la presencia del Papa "nos recuerda nuestra herencia cristiana común" y la contribución de la Iglesia católica a bien en el mundo. También destacó la importancia del diálogo, y de que Gran Bretaña y el Papa "permanezcan unidos" en la convicción de que "las religiones no pueden convertirse en vehículos de odio".

Se celebró una breve recepción, a la que asistieron 400 invitados, entre ellos prelados, líderes religiosos y políticos, en una carpa antes de que el Santo Padre se fuese en el papamóvil para almorzar con los obispos de Escocia.

La policía estima que 100.000 personas salieron a las calles de Edimburgo para aclamarle. Las multitudes aplaudieron de buena gana, muchos de los cuales eran niños en edad escolar. El Santo Padre estuvo acompañado en el papamóvil por el cardenal O'Brien y por monseñor Georg Gaenswein, su secretario, cada uno con un tartán de san Ninian. Hoy es el día de la fiesta del santo, primer misionero del país.

Las amenazas de protestas se quedaron en nada en Escocia. Aparte de un pequeño número de personas colocando carteles en Princes Street sobre el abuso sexual de los sacerdotes, a lo largo de la ruta del papamóvil, no hubo otros incidentes.

En cambio, una gran multitud muy animada se reunió en Bellahouston Park, una extensión verde de tierra en las afueras de Glasgow, para asistir a una misa al aire libre por la tarde. Se estima que asistieron entre 70.000 y 100.000 personas, y el parque parecía estar al límite de su capacidad.

Una atmósfera de carnaval fue el escenario mientras el Papa llegaba, y peregrinos muy emocionados ondearon banderas del Vaticano.

"Es maravilloso y nosotros, como escoceses, nos sentimos muy privilegiados de que el Papa haya venido aquí", dijo la peregrina Alice Boyle, que también estuvo en el mismo lugar cuando Juan Pablo II lo visitó en 1982. "El ambiente es tan bueno como lo era entonces."

Tom Emans, otro peregrino, que también estuvo ahí hace casi 30 años, observó que había más banderas del Vaticano esta vez. "Espero que esta visita ayudará a la gente a pensar sobre la religión y sobre los demás, lo que sera un testimonio de valores verdaderamente cristianos", dijo.

Detractores al mínimo

Preguntado sobre la preocupación por las protestas, dijo que eran "insignificantes". "Se les ha dado demasiada atención, y aquí nadie les hace caso", dijo, aunque agregó que sus amigos no católicos se mostraron indiferentes a la visita, y algunos bastante hostiles a ella.

En su homilía, el Santo Padre afirmó que la evangelización de la cultura "es aún más importante" en un momento "en el que una 'dictadura del relativismo' amenaza con enturbiar la verdad inmutable de la naturaleza del hombre, su destino y su bien último."

Y agregó: "Hay algunos que pretenden actuamente excluir las creencias religiosas del discurso público, privatizarlas o incluso presentarlas como una amenaza a la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad una garantía de auténtica libertad y respeto, que nos lleva a considerar a cada persona como un hermano o hermana".

"Por esta razón", agregó, "os hago un llamamiento en particular a vosotros, fieles laicos, de acuerdo con vuestra vocación y misión de bautizados, no sólo a ser ejemplo de fe en público, sino también a empeñaros en promover la sabiduría y la visión de la fe en el foro público".

También tuvo palabras para los jóvenes. "Hay muchas tentaciones puestas ante vosotros todos los días - las drogas, el dinero, el sexo, la pornografía, el alcohol - que el mundo te dice que os traerán la felicidad, pero estas cosas traen destrucción y división", dijo, y agregó: "Sólo hay una que perdura: el amor personal de Jesucristo por cada uno de vosotros".

Después de la misa, el Papa fue conducido en caravana hasta el aeropuerto de Glasgow y voló a Londres después de un programa muy completo. Otro día histórico le espera mañana, en el que va a pronunciar un discurso en el corazón de Westminster, el lugar donde Santo Tomás Moro, patrono de los políticos, fue juzgado y condenado por mantener los principios cristianos ante la oposición del Estado.

Por esta razón, y por el absoluto simbolismo católico y estatal de esta sede, está siendo anunciado como uno de los discursos más importantes de su pontificado.

Por Edward Pentin, traducción del inglés por Inma Álvarez




 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Benedicto XVI advierte a los escoceses contra el mal uso de la libertad
Pide a los fieles que defiendan la contribución del cristianismo
GLASGOW, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI exhortó hoy a los fieles escoceses a alzar claramente la voz en defensa del derecho a vivir en una sociedad que promueve el bienestar de sus ciudadanos, no una "jungla" de libertades arbitrarias.

Así lo afirmó hoy lunes el Papa al celebrar la misa al aire libre en Bellahouston Park, alrededor de de tres millas del centro de Glasgow (Escocia).

Es el mismo parque donde el Papa Juan Pablo II celebró misa durante su visita a Escocia en 1982.

El pontífice llegó hoy a Escocia, comenzando así un viaje de cuatro días al Reino Unido, que incluirá un discurso ante representantes de la sociedad británica, y la beatificación del cardenal John Henry Newman.

En su homilía en la Misa de esta tarde, el Santo Padre se refirió a temas que van desde los avances en el ecumenismo, la evangelización de la cultura, a la necesidad de orar por las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada.

Hermanos y hermanas

En cuanto al papel de la religión en la sociedad, Benedicto XVI hizo hincapié en su contribución esencial a la libertad y el bien público.

“La evangelización de la cultura es de especial importancia en nuestro tiempo, cuando la 'dictadura del relativismo' amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último".

"Hoy en día, algunos buscan excluir de la esfera pública las creencias religiosas, relegarlas a lo privado, objetando que son una amenaza para la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad garantía de auténtica libertad y respeto, que nos mueve a ver a cada persona como un hermano o hermana”.

El obispo de Roma por tanto, hizo un llamamiento a los laicos a seguir su llamada bautismal y en la misión y no ser sólo "ejemplos de fe en público", sino también en promotores de la "sabiduría y la visión de la fe en el foro público".

“La sociedad actual necesita voces claras que propongan nuestro derecho a vivir, no en una selva de libertades autodestructivas y arbitrarias, sino en una sociedad que trabaje por el verdadero bienestar de sus ciudadanos y les ofrezca guía y protección en su debilidad y fragilidad”, afirmó el Papa, exhortando a los escoceses a “no tener miedo de ofrecer este servicio a vuestros hermanos y hermanas, y al futuro de vuestra amada nación".

El Papa señaló que el apóstol de Escocia, san Ninian, cuya fiesta se celebra providencialmente hoy. Este santo “no tuvo miedo de elevar su voz en solitario – afirmó –. Siguiendo las huellas de los discípulos que nuestro Señor envió antes que él, Ninian fue uno de los primeros misioneros católicos en traer la buena noticia de Jesucristo a sus hermanos británicos”.

Ninian fue seguido por una generación de otros santos, que han inspirado siglos de fieles que han mantenido la fe, reflexionó.

"¡Esforzáos en ser dignos de esta gran tradición!" instó a los escoceses. "Que la exhortación de san Pablo en la primera lectura sea vuestra fuente de inspiración constante: 'En la actividad no seáis descuidados, en el espíritu manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos a la oración'".



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa recuerda a Gran Bretaña su pasado cristiano y su papel en el mundo
Comienza la visita papal a Escocia
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Hoy Benedicto XVI inició su visita oficial de cuatro días al Reino Unido. En una reunión con los líderes del estado, afirmó el liderazgo de Gran Bretaña a lo largo de la historia, y destacó sus raíces cristianas.

El Papa llegó esta mañana al aeropuerto de Edimburgo, donde fue recibido por el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, el arzobispo Faustino Sainz Muñoz, nuncio apostólico en Gran Bretaña, Alex Salmond, primer ministro de Escocia, y otras personalidades.

Esta es la primera visita oficial de Estado oficial de un Papa al Reino Unido, iniciado por una invitación de la reina Isabel II a Benedicto XVI. La última visita papal (de carácter pastoral) tuvo lugar en 1982, cuando Juan Pablo II viajó a Gran Bretaña.

Se celebró una ceremonia de bienvenida a Benedicto XVI, al que asistió la reina Isabel II, se celebró en el Palacio de Holyroodhouse. El Pontífice también se reunió en privado con la reina.

Después, en el parque del palacio, el Santo Padre pronunció un discurso a los dirigentes políticos, civiles, y líderes eclesiásticos de Escocia, en la que destacó las "raíces cristianas profundas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica".

“El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual”, dijo Benedicto XVI.

“Muchos ejemplos de esta fuerza del bien los encontramos en la larga historia de Gran Bretaña”, prosiguió.

“Gracias a figuras como William Wilberforce y David Livingstone, Gran Bretaña intervino directamente para detener la trata internacional de esclavos”, señaló el Papa.

También destacó el ejemplo de mujeres como Florence Nightingale, que “inspiradas por la fe, sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier”.

En este sentido, señaló el Papa, “John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas”.

Luchar contra la tiranía

El Pontífice quiso destacar también el importante papel jugado por Gran Bretaña y sus dirigentes durante la Segunda Guerra Mundial, enfrentándose “a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir”.

“Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición”.

Además, Gran Bretaña “jugó un papel esencial en la forja del consenso internacional de posguerra, que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido”.

También alabó “los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte”, que “ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto”.

“Al mirar al exterior, el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional”, afirmó el Papa. “Del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos”.

Por ello, insistió a los presentes a que “no se debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades”.

“Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran”, añadió el Papa.

Por su parte, la Reina Isabel II reconoció que la religión “siempre ha sido un elemento crucial en la identidad nacional y la conciencia histórica” británica, y quiso destacar el papel del la Santa Sede en el ámbito internacional, particularmente en la resolución del conflicto norirlandés.

“Yo sé que la reconciliación fue un tema central en la vida del cardenal John Henry Newman, para el que va a celebrar una misa de beatificación el domingo”, afirmó la Reina, augurando que la visita del Papa sea “una oportunidad para profundizar la relación entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Escocia”.

Tras el discurso, el Pontífice se dirigió a la residencia del arzobispo de Edimburgo para almorzar con el resto de su séquito. De ahí se dirigió a la celebración de la Misa al abierto en el Bellahouston Park de Glasgow.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Abusos sexuales: La Iglesia no vigiló suficientemente, reconoce el Papa
En la rueda de prensa rumbo a Escocia
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  La Iglesia no vigiló suficientemente para prevenir y responder a los casos de abusos sexuales de clérigos, reconoció Benedicto XVI este jueves, en el avión que le llevaba hacia Edimburgo para comenzar su visita de Estado al Reino Unido.

El Papa respondió a una de las preguntas formulada por los periodistas en la acostumbrada rueda de prensa, en la que constataba la pérdida de confianza de los fieles como consecuencia de los escándalos estallados en la opinión en los últimos años.

Un shock

En primer lugar, confesó el Papa, "tengo que decir que estas revelaciones han sido para mí un shock, son una gran tristeza".

"Es difícil entender cómo fue posible esta perversión del ministerio sacerdotal", reconoció.

"El sacerdote, en el momento de la ordenación, preparado durante años para este momento, dice 'sí' a Cristo para hacerse su voz, su boca, su mano, y servir con toda la existencia para que el buen Pastor, que ama, que ayuda y que guía a la verdad, esté presente en el mundo".

"Es difícil comprender cómo un hombre que ha hecho y dicho esto puede luego caer en esta perversión --añadió--. Es una gran tristeza, una tristeza también que la autoridad de la Iglesia no fuera suficientemente vigilante y suficientemente veloz y decidida para tomar las medidas necesarias".

Por este motivo, el sucesor de Pedro considera que "estamos en un momento de penitencia, de humildad, de renovada sinceridad, como escribí a los obispos irlandeses".

"Me parece que ahora debemos vivir precisamente un tiempo de penitencia, un tiempo de humildad, y renovar y aprender nuevamente la sinceridad absoluta", consideró.

Las víctimas, primer interés

El obispo de Roma luego afrontó la manera con que la Iglesia debe atender a las víctimas de estos abusos.

"¿Cómo podemos reparar? ¿Qué podemos hacer para ayudar a estas personas a superar este trauma, a reencontrar la vida, a reencontrar también la confianza en el mensaje de Cristo?", se preguntó.

Y respondió: "atención, compromiso con las víctimas, es la primera prioridad, con ayudas materiales, psicológicas y espirituales".

Los culpables

A continuación se planteó el problema de cómo reaccionar ante las personas culpables de estos delitos, y propuso, ante todo, que se les aplique "la justa pena" y "excluirlos de toda posibilidad de contacto con los jóvenes".

"Sabemos que ésta es una enfermedad --aclaró--, que la libre voluntad no funciona donde está esta enfermedad y, por lo tanto, debemos proteger a estas personas de sí mismas y encontrar la manera de ayudarlas y excluirlas de todo acceso a los jóvenes".

Por último, consideró que es necesario dar toda la importancia necesaria a "a prevención y la educación en la elección de los candidatos al sacerdocio".

Es decir, hay que "estar atentos para que, según las posibilidades humanas, se excluyan futuros casos".

Es posible leer la versión integral de las respuestas del Papa a periodistas rumbo al Reino Unido en la sección de documentos de ZENIT.



 



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


John Henry Newman, “doctor de la Iglesia”, según Benedicto XVI
“Puente entre anglicanos y católicos”, dice a los periodistas

EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  Benedictto XVI definió al cardenal John Henry Newman, C.O. (1801-1890), cardenal, teólogo, a quien beatificará este domingo al culminar su viaje al Reino Unido, como "doctor de la Iglesia" y "puente entre anglicanos y católicos".

El pontífice trazó un perfil personal de esta figura destacada delMovimiento de Oxford, en la rueda de prensa que ofreció a los setenta periodistas que le acompañaban en el vuelo Roma-Edimburgo en la mañana de este jueves.

Newman, dijo, es un hombre moderno --"con todas las dudas y los problemas de nuestro ser de hoy"--; un hombre de "gran cultura" - con "conocimiento de los grandes tesoros de la cultura de la humanidad"; y de "vida espiritual con Dios".

Estos tres elementos, subrayó, "dan a este hombre una grandeza excepcional para nuestro tiempo y por eso es una figura de doctor de la Iglesia para nosotros y para todos, y también un puente entre anglicanos y católicos".

No es la primera vez que Joseph Ratzinger define así a Newman. El 28 de abril de 1990, siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en un discurso pronunciado con ocasión del centenario de la muerte del cardenal inglés también habló de él como "un gran doctor de la Iglesia" (Cf. John Henry Newman, "gran doctor de la Iglesia").

John Henry Newman es, para el obispo de Roma, "un hombre moderno, que vivió todo el problema de la modernidad, que vivió también el problema del agnosticismo, de la imposibilidad de conocer a Dios, de creer".

"Un hombre que estuvo durante toda su vida en camino, en camino para dejarse transformar por la verdad en una búsqueda de gran sinceridad y de gran disponibilidad, para conocer, encontrar y aceptar el camino para la verdadera vida".

"Esta modernidad interior de su vida implica la modernidad de su fe. No es una fe en fórmulas de un tiempo pasado sino una fe personalísima, vivida, sufrida, encontrada en un largo camino de renovación y de conversiones", dijo subrayando con su tono de voz esta última palabra en plural.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa no está preocupado por las críticas que han precedido su viaje
Explica a los periodistas en el vuelo a Edimburgo
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  A Benedicto XVI no le preocupan las críticas que han precedido a su viaje al Reino Unido, convencido de la "gran historia de tolerancia" de estas islas, según él mismo explicó este jueves en el vuelo que le llevaba rumbo a Edimburgo.

"Voy adelante con gran valentía y con alegría", confesó a los setenta periodistas que le acompañaban y que presentaron preguntas escritas, escogidas después y leídas por el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede.

"Tengo que decir que no estoy preocupado, pues cuando estuve en Francia se había dicho: 'este es el país más anticlerical, con fuertes corrientes anticlericales y con poquísimos fieles'. Cuando fui a la República Checa, se dijo: 'este es el país más antirreligioso de Europa y el más anticlerical, también'", explicó el Santo Padre.

Anticatolicismo y gran tolerancia

"Todos los países occidentales, cada uno según su modo específico, según la propia historia, tienen fuertes corrientes anticlericales y anticatólicas, pero tienen también siempre una fuerte presencia de fe", afirmó en la primera pregunta que respondió a los informadores.

"En Francia y en la República Checa vi y viví una calurosa acogida por parte de la comunidad católica, una fuerte atención por parte de agnósticos, que sin embargo están en búsqueda, que quieren conocer y encontrar los valores que permiten avanzar a la humanidad y estuvieron muy atentos por si podrían escuchar de mí algo en este sentido, y vi la tolerancia y el respeto de cuantos son anticatólicos".

Ciertamente, reconoció, "Gran Bretaña tiene su propia historia de anticatolicismo. Esto es evidente. Pero es también un país con una gran tolerancia. Estoy seguro de que, por una parte, habrá una acogida positiva de los católicos y de los creyentes, y que habrá atención de cuantos buscan cómo ir adelante en este tiempo nuestro, así como respeto y tolerancia recíproca donde hay anticatolicismo".

 

 
 

La Iglesia no debe buscarse a sí misma

En respuesta a una segunda cuestión, en la que se le preguntaba "si puede hacer algo para que la Iglesia sea una institución más creíble y atractiva para todos?", aclaró que "una Iglesia que busca sobre todo ser atractiva, estaría ya en un camino equivocado".

"Porque la Iglesia no trabaja para sí, no trabaja para aumentar los propios números, el propio poder --advirtió--. La Iglesia está al servicio de Otro, no está al propio servicio, no está para ser un cuerpo fuerte, sino para hacer accesible el anuncio de Jesucristo, las grandes verdades, las grandes fuerzas de amor y de reconciliación, que han aparecido en esta figura y que vienen siempre de la presencia de Jesucristo.".

En este sentido, según el obispo de Roma, "la Iglesia no busca ser atractiva, sino que debe ser trasparente para que aparezca Jesucristo. Y en la medida en que no está para sí misma, como cuerpo fuerte y poderoso en el mundo, sino que se hace sencillamente voz de Otro, se convierte realmente en transparencia de la gran figura de Cristo y de las grandes verdades que ha traído a la humanidad, de la fuerza del amor. Si es así, es escuchada y aceptada".

El verdadero ecumenismo

"La Iglesia no debería considerarse a sí misma sino ayudar a considerar a Otro, y ella misma debe ver y hablar de Otro y por Otro --insistió--. En este sentido, me parece también que anglicanos y católicos tienen el mismo deber, la misma dirección que tomar".

"Si los anglicanos y los católicos hacen ver que no se sirven a sí mismos sino que son instrumentos de Cristo, amigos del Esposo como dice san Juan, si ambos siguen la prioridad de Cristo y no de sí mismos, entonces avanzan juntos".

"Porque entonces la prioridad de Cristo los une y dejan de ser competidores, cada uno buscando el número, sino que están unidos en el compromiso por la verdad de Cristo, que entra en este mundo, y de este modo se encuentran también recíprocamente en un verdadero y fecundo ecumenismo", concluyó.

Es posible leer la versión integral de las respuestas del Papa a periodistas rumbo al Reino Unido en la sección de documentos de ZENIT.


 



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


La visita papal a Gran Bretaña y el diálogo entre católicos y anglicanos
Habla el representante del arzobispo de Canterbury en Roma
ROMA, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI al Reino Unido podría ser una manera de construir puentes y de aumentar la comprensión entre anglicanos y católicos, dice el representante del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede.

En vísperas de la visita del Pontífice, ZENIT habló con el reverendo canónigo David Richardson, también director del Centro Anglicano en Roma, sobre la importancia del viaje en términos de ecumenismo.

Al hablar sobre sus experiencias en sus encuentros con el Pontífice en varias ocasiones como parte de su cargo, el enviado afirmó: "Él siempre ha sido cálido y yo lo admiro mucho como teólogo."

Y añadió: "Tener al mismo tiempo al Papa y al arzobispo de Canterbury, dos figuras teológicas tan imponentes, significa que este es un momento fascinante para estar en mi cargo".

Richardson habló sobre el cardenal John Henry Newman, que será beatificado por el Santo Padre el domingo, de quien dijo es "una figura un tanto ambigua, tanto en el anglicanismo como en el catolicismo romano".

"Como anglicano tenía algo del manto del profeta, y llamó a la Iglesia de Inglaterra, a esa parte del anglicanismo que fue su casa, de vuelta a una visión de sí misma que había perdido o estaba en peligro de perder", dijo el representante.

Profeta

"Los profetas no tienden a ser honrados entre su propio pueblo y en su propio tiempo, aunque por lo general tienen un grupo de discípulos fervientes", agregó. "Así sucedió con Newman".

"Cuando él se convirtió al catolicismo romano, no siempre fue calurosamente acogido por sus nuevos correligionarios", observó Richardson, "y él cambió muy pocos de sus escritos que había publicado como anglicano".

El enviado explicó: "Esto sugiere que él afirma en su existencia la posibilidad de ser totalmente católica y ortodoxo en teología como anglicano”.

"Sin embargo, para Newman convertirse en un católico romano parecía el paso necesario".

"Newman se formó como anglicano y más tarde, como católico romano reconoció, en su "Apología", su deuda con la Iglesia que le había formado", afirmó Richardson.
Señaló que Newman "simplemente se convirtió al catolicismo romano y fue consciente de toda la persona que era y que había sido, llevando su anglicanismo a su catolicismo romano".

Afirmación de la fe

Al preguntársele sobre el ambiente que recibirá a Benedicto XVI a su llegada al Reino Unido, dijo Richardson, "Recuerdo que cuando el Papa fue a Australia para la JMJ se hicieron toda clase de terribles predicciones sobre protestas".

Sin embargo, continuó, "en el acontecimiento el pueblo le llevó a su corazón, tanto católicos romanos como no católicos".
"Hubo una gran ola de la afirmación de la fe, según me dijeron unas personas", dijo Richardson.

Y concluyó: "Tal vez si esto fue cierto en Australia, una sociedad famosa por su secularismo, lo será también en el Reino Unido”.

[Crónica de Serena Sartini, traducción del inglés por Inma Álvarez]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Santa Sede


El ex-obispo pederasta de Brujas ya no está en su diócesis
El Vaticano aclara la situación de monseñor Vangheluwe
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El ex-obispo de Brujas que cometió pederastia, monseñor Roger Vangheluwe, ya fue retirado de su ministerio y también ha dejado su diócesis, aclaró este miércoles el Vaticano.

En una breve declaración, el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, SI, destacó la preocupación del Papa por los actos de monseñor Vangheluwey sus colaboradores, así como las medidas tomadas al respecto y el seguimiento del caso en Roma.

“Se comprende la preocupación de la sociedad y de la Iglesia belga, por la gravedad de los hechos cometidos en el pasado por el ex-obispo de Brujas, monseñor Roger Vangheluwe, y por su responsabilidad en este asunto -declaró-. Esta preocupación es compartida por el Papa y sus colaboradores”.

Al mismo tiempo, señaló que “las decisiones necesarias se tomaron rápidamente” (cf. ZENIT 23 de abril de 2010) y destacó que “sanciones posteriores como una posible pérdida del estado clerical” pertenecen al Papa, quien “podrá tomarse un tiempo ciertamente para informarse y reflexionar”.

En este sentido, el portavoz vaticano quiso señalar también “que una eventual “reducción al estado laical” del ex-obispo, solicitada por algunos grupos, tendrá un significado más simbólico que práctico, ya que el ejercicio de su ministerio ya está excluido actualmente”.

En cuanto al proceso para imponer estas sanciones, el padre Lombardi explicó que “la nunciatura ha informado a las autoridades romanas sobre el “sentimiento” de la sociedad belga y lo seguirá haciendo.

El Papa aceptó públicamente el pasado mes de abril la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis belga de Brujas presentada por monseñor Roger Joseph Vangheluwe, quien en el pasado abusó sexualmente de un joven de su entorno.
 

El ex-obispo ha reconocido su culpa en varias ocasiones, ha pedido perdón y se ha retirado de su cargo y de la diócesis.

El caso ha generado un gran malestar en Bélgica, donde esta semana los obispos anunciaron la apertura de un centro para el reconocimiento, la curación, el restablecimiento y la reconciliación de las víctimas de abusos cometidos por clérigos.

El nuevo Centro, que debería comenzar a funcionar este año, es creado después de la dimisión en bloque de la Comisión independiente guiada por el profesor Peter Adriaenssens (creada por la misma Iglesia para investigar casos de abusos), tras el registro judicial de finales de junio, declarado ilegal.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa nombra a monseñor Sartain arzobispo de Seattle
Sustituye a monseñor Brunett
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis estadounidense de Seattle presentada por monseñor Alexander J. Brunett por razones de edad.

Para sustituirle en el cargo, nombró al hasta ahora obispo de la diócesis de Joliet en Illinois, monseñor James Peter Sartain, informó este jueves la Oficina de Información de la Santa Sede.

El nuevo arzobispo metropolitano de Seattle nació en 1952 en Memphis (Tennessee). Realizó los estudios de Filosofía en el Seminario Saint Meinrad en Indiana y los de Teología en el Consejo Pontificio de América del Norte y en la Universidad Pontificia Angelicum de Roma, entre los años 1974 y 1978.

Al año siguiente, se licenció en Teología Sacramental en el Ateneo Pontificio de San Anselmo de Roma. Conoce el inglés, el italiano y el español.

Fue ordenado sacerdote en 1978 para la diócesis de Memphis. Ejerció su ministerio en diversas parroquias y fue capellán de la Bishop Byrne High School, vicario de pastoral entre los años 1981 y 1983 y vicario general entre 1992 y 2000.

Entre otros cargos, ejerció los de decano académico del programa de formación para el diaconado permanente, director de vocaciones, secretario para los sacerdotes y diáconos, canciller episcopal y moderador de la curia.

En el año 2000 fue nombrado obispo de Little Rock, en Arkansas y en 2006 fue trasladado a la diócesis de Joliet en Illinois.

Ha sido miembro de varias comisiones de la conferencia episcopal. Actualmente forma parte del Administrative Committee y del Committee on Priorities and Plans y es presidente del Task Force on Faith Formation and Sacramental Practice.



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Mundo


Debate sobre la “Caritas in veritate” en el Parlamento Europeo
El diputado Mario Mauro subraya lo extraordinario del acontecimiento
BRUSELAS, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La sede del Parlamento Europeo en Bruselas acogió este martes una conferencia sobre la encíclica social del Papa Caritas in veritate, organizada por el Grupo Popular Europeo, titulada Caritas in veritate desde la perspectiva de la política, la economía y la teología.

“Creo que esta iniciativa nos ha dado mucho ánimo”, declaró a Radio Vaticano el líder del grupo Polo de la Libertad en Estrasburgo Mario Mauro.

“Nos hemos dado cuenta de que las cosas de las que habla el Papa son no sólo las que en abstracto necesita el mundo contemporáneo, sino también las que necesitan nuestras instituciones”, añadió.

Para Mauro, llevar una encíclica del Papa al hemiciclo del Parlamento Europeo “significa desafiar, de hecho, una mentalidad envejecida en la que se ha puesto de moda y se ha hecho dominante una concepción del poder que cree poder minusvalorar al hombre”.

El diputado recordó que las instituciones europeas han nacido por un pacto que quiere garantizar paz y desarrollo.

Y afirmó que “quien nace con este origen no puede no reconocer en las palabras del Papa una propuesta honesta e imponente de un camino de bien para toda la humanidad”.

Una encíclica política

El diputado explicó que en el debate de este martes, “en primer lugar se ha constatado que la Caritas in veritate es una encíclica política”.

En este sentido, explicó que la encíclica empieza señalando que la caridad en la verdad es un formidable instrumento de promoción de la persona humana.

“Por tanto, si tenemos en mente lo que decía en la Populorum Progressio Pablo VI, es decir, que la política es la forma más elevada de la caridad, podemos leer la encíclica en esta particular clave, que es: la política en la verdad es un instrumento formidable de promoción de la persona humana”.

Según Mauro, “no hay página de la encíclica que, de un modo u otro, no sea un juicio sobre cómo hacemos política y sobre cómo el hacer política puede transformarse en el instrumento más adecuado para la realización del bien común”.

Números del relativismo”

Los participantes en la conferencia realizaron una reflexión antropológica y filosófica, pero también económica y social.

“Para ser concretos -dijo Mauro-, vale la pena recordar entre los grandes peligros que amenazan al hombre contemporáneo, un formidable ataque en clave tanto antropológica como social y económica a la persona humana viene del relativismo”.

El diputado alertó del peligro que se corre cuando el relativismo se convierte en ideología y ofreció algunos “números del relativismo”: un aborto cada 27 segundos en nuestra sociedad europea, 10 millones de divorcios que pesan sobre 15 millones de hijos y una población envejecida que hace que un país solo como Turquía, o como Egipto, tenga más de la mitad de los jóvenes de la Unión Europea.

Para Mauro estos datos reflejan “una concepción en la que se ha perdido la esperanza de construir: no hay nada por lo que valga la pena vivir, no hay una verdad por la que comprometerse”.

“Y esto tiene como consecuencia -prosiguió- que a una generación le faltan las razones para formar su casa, formar su propia familia, traer al mundo hijos,...”.

“La sociedad se anquilosa y declina, y éste es quizás el juicio más importante que sentimos venir de la encíclica”, explicó

Fundamentalismos ideológicos

Mauro comparó el relativismo a los fundamentalismos “de esas ideologías que en el siglo XX tomaron la forma de la monstruosidad realizada en nombre del pueblo”, como los comunismos, los fascismos y el nazismo.

Y consideró que esas ideologías “a final de siglo, se envolvieron de tensiones religiosas”, señalando “el fundamentalismo islámico que toma a Dios como pretexto para un proyecto de poder, pero también la tecno-ciencia, en la que el hombre se hace Dios para dar su propia ley a la realidad”.

Pobreza y persona

Finalmente, el diputado se refirió al hecho de haber leído la encíclica en el Año europeo contra la pobreza.

“Nuestra estrategia sobre la pobreza es una estrategia de desarrollo que pasa a través, no sencillamente de una iniciativa de reparto más de recursos procedentes de los países más ricos, sino también a través de la promoción de la persona”, dijo.

Como para Benedicto XVI, “es la persona la que se hace protagonista”, afirmó, “de su tiempo, de su país, que tal vez está martirizado por las dificultades económicas pero donde, gracias a la educación en la que la fe tiene una función relevante, tiene la fuerza de afrontar los problemas”.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Análisis


Teoría de género: Las cuestiones sobre las que todos debemos actuar (IV)
Por monseñor Tony Anatrella
ROMA, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) - “Estamos empeñados en un combate de ideas en el que los ciudadanos ignoran a menudo lo que está en juego y en el que se hace todo lo posible para marginar a la Iglesia que cumple su misión subrayando las consecuencias de este tipo de ideología sobre el futuro de la humanidad”.

Así lo afirma monseñor Tony Anatrella, psicoanalista y especialista en psiquiatría social. Consultor del Consejo Pontificio para la Familia y del Consejo Pontificio para la Salud, también miembro de la Comisión Internacional de Investigación sobre Medjugorje de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y que asesora y enseña en París en el IPC y en el Collège des Bernardins.

Fue invitado a dar una conferencia sobre el tema: "La Caritas in Veritate y la teoría de género" a los obispos africanos reunidos en Accra (Ghana) para la plenaria del SCEAM, celebrada del 26 de julio hasta el 2 de agosto de 2010.

Ofrecemos a continuación la cuarta y última parte de esta entrevista a ZENIT (la primera se publicó el lunes 13, y la segunda, el martes 14, y la tercera, ayer 15 de septiembre).

-¿Qué significa que el matrimonio no surge de los derechos individuales?

Monseñor Tony Anatrella: Con razón Benedicto XVI insiste en que el matrimonio sigue siendo una institución estructurante para el hombre y la mujer, los niños y la sociedad. No es una realidad a la libre disposición del legislador, sino que es parte de la ley natural que le precede. No es un contrato sino que exige sus propias condiciones, precisamente comenzando por la diferencia sexual. El Papa precisó la proposición afirmando: "Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona" (n. 44). La institución del matrimonio está a menudo en desventaja en las sociedades occidentales en nombre de los derechos individuales confundidos con los particularismos aleatorios y en detrimento del bien común. Por supuesto, los derechos individuales tienen interés siempre y cuando no se desvíen de su propósito.

En el capítulo 4 de la encíclica, Benedicto XVI pone en duda la tendencia actual, que querría organizar la sociedad a partir de los derechos individuales sin que estos se confrontaran con el bien común. Esta perspectiva de los derechos individuales reivindicada por algunos grupos de presión y prácticamente aceptada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ¿no anuncia sino el fin de la dimensión de derechos humanos objetivos y universales? Sobre todo porque en nombre de los derechos humanos se reclama cualquier cosa. Las Naciones Unidas, la Comisión Europea en Bruselas y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos están condicionados por esta filosofía subjetiva e individualista, que a largo plazo, no puede sino alterar los vínculos sociales. Así, el Papa escribe: "En la actualidad, muchos pretenden pensar que no deben nada a nadie, si no es a sí mismos. Piensan que son titulares sólo de derechos y con frecuencia les cuesta madurar en su responsabilidad respecto al desarrollo integral propio y ajeno".

Por otra parte, "si los derechos del hombre se fundamentan sólo en las deliberaciones de una asamblea de ciudadanos, pueden ser cambiados en cualquier momento y, consiguientemente, se relaja en la conciencia común el deber de respetarlos y tratar de conseguirlos. Los gobiernos y los organismos internacionales pueden olvidar entonces la objetividad y la cualidad de 'no disponibles' de los derechos. Cuando esto sucede, se pone en peligro el verdadero desarrollo de los pueblos" (n. 43). La proliferación de leyes ad hoc para atender las solicitudes específicas sólo pueden devaluar el sentido del derecho civil y esta minusvaloración alienta a que no se respeten, ya que no están honrando el interés general.

Las ciencias sociales han desempeñado un papel importante en la aparición de nuevas ideologías fundadas en los derechos individuales y en las divisiones artificiales en la humanidad en lugar de respetar las diferencias fundamentales. Los sociólogos que observan las actitudes y el comportamiento decretan que dado que un fenómeno existe, no sólo debe admitirse, sino también legalizarse y convertirse en un estándar. De ahí la proliferación de leyes que buscan legitimar los comportamientos en lugar de que el legislador cree leyes en nombre del bien común.

Estamos asistiendo a una perversión gradual de la ley en nombre de los derechos de las personas (de hecho interpuestas en nombre de normas individuales basadas en manipulaciones subjetivas) que deben imponerse a la sociedad neutralizando los deberes. En otras palabras, lo repetimos, no son los derechos individuales los que están en cuestión, sino el modo en que se disfrazan. El Papa tiene razón al escribir que "La exacerbación de los derechos conduce al olvido de los deberes. Los deberes delimitan los derechos porque remiten a un marco antropológico y ético en cuya verdad se insertan también los derechos y así dejan de ser arbitrarios”. (n. 43). En la mayoría de los países desarrollados, la ley está actualmente organizado para "satisfacer las expectativas psicológicas”.

--En su conferencia a los obispos de África, sostiene la idea de que estamos en una guerra ideológica ¿qué quiere decir?

Monseñor Tony Anatrella: El Papa lo ha subrayado con fuerza: “Hoy, somos testigos de una grave contradicción. Mientras que, por una parte, se reivindican los llamados derechos, de naturaleza arbitraria y caprichosa, con la pretensión de verlos reconocidos y promovidos por las estructuras públicas, por otra parte, derechos elementales y fundamentales de una gran parte de la humanidad son ignorados y violados” (n. 43). Las familias desplazadas no son siempre respetadas en su dignidad. Las deslocalizaciones industriales empobrecen a unos y explotan la mano de obra de los países emergentes. Y, a otro nivel, un niño tiene derecho a ser educado sólo por un hombre y una mujer, su padre y su madre, para cubrir sus necesidades y respetar sus intereses psicológicos, sociales, morales y espirituales.

Hoy, subraya el Papa, en una mentalidad técnica, se querría hacer coincidir lo verdadero con lo factible (n. 70). “Pero cuando los únicos criterios de verdad son la eficacia y la utilidad, se niega automáticamente el desarrollo” (n. ibid.). Tanto el matrimonio como la filiación no pueden depender de la utilidad para llenar la insatisfacción y la frustración de alguien. Sobre todo cuando se pasa por alto “pensar en el sentido plenamente humano del ‘hacer’ del hombre, en el horizonte de sentido de la persona tomada en la globalidad de su ser” (n. ibid.).

En esta batalla de ideas, la apuesta en juego es sobre todo antropológica. “Pablo VI había ya puesto en evidencia, en la Populorum Progressio, que la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica, en el sentido de que implica la manera misma no sólo de concebir sino también de manipular la vida” (75).

Hemos dicho y repetido a menudo que las herejías contemporáneas no son ya propiamente religiosas, incluso si perduran todavía en ciertos medios, sino herejías antropológicas, en las que la teoría del género forma parte del panorama intelectual que la considera como una norma casi internacional. El hombre, abandonado de esta manera a sí mismo no puede concebirse sino en términos de omnipotencia o en la rivalidad del complejo de Caín. Necesitamos armonizar fe y razón dice el Papa en su encíclica. “Dios revela el hombre al hombre; la razón y la fe colaboran para mostrarle el bien, a condición de que quiera verlo; la ley natural, en la que brilla la Razón creadora, muestra la grandeza del hombre, pero también su miseria, cuando desconoce la llamada de la verdad moral” (n. 75).

No hay que ocultar que estamos empeñados en un combate de ideas en el que los ciudadanos ignoran a menudo lo que está en juego y en el que se hace todo lo posible para marginar a la Iglesia que cumple su misión subrayando las consecuencias de este tipo de ideología sobre el futuro de la humanidad. El cuestionamiento del matrimonio es uno de los primeros aspectos de una estrategia ideológica que trata de redefinir la sexualidad humana sobre una base idealista y que se opone a la realidad de la encarnación del hombre en un cuerpo específico. Quienes defienden la ideología de género sostienen la idea de todos somos seres humanos antes que hombres o mujeres. Este sofisma generoso es una ilusión pues el ser humano en sí no existe. No somos asexuados. Sólo encontramos personas que son hombres o mujeres. Además, no hay otras identidades fuera de estas. Se presentan numerosas paradojas irreales en esta ideología que queda marcada por la negación del cuerpo sexuado y responde a una angustia que ha atravesado siempre a la humanidad, la del reconocimiento, la aceptación y la interiorización de la diferencia sexual. Tal es el verdadero sentido de la alteridad humana que se cumple en la revelación cristiana. El significado del matrimonio no puede entenderse sino a partir del cuerpo sexuado que permite la unión y la comunión entre un hombre y una mujer.

- ¿Sobre qué cuestiones deben actuar la Iglesia y todos los cristianos?

Monseñor Tony Anatrella: Deben actuar para que los distintos Parlamentos nacionales adopten leyes civiles que no estén en contradicción con los principios de humanidad. La ideología de género, producida por las ciencias humanas, es un nuevo idealismo a imagen del marxismo que es contrario a los intereses humanos. Pero una sociedad que ya no comprende el sentido de la diferencia sexual pierde progresivamente el sentido de la verdad de las cosas y favorece un profundo sentimiento de inseguridad. La inestabilidad, ya favorecida por otros factores, progresa, ya que esta ideología ataca al marco portador y simbólico de la sociedad. Esto es porque -Montesquieu tenía razón al escribir en El espíritu de las leyes- “no hay que tocar las leyes más que con una mano temblorosa”.

En cuanto a la cuestión de la diferencia sexual, dado que se da a entender que la identidad sexual es independiente del hecho biológico, la teoría de género disocia la sexualidad biológica y psicológica de lo social para hacer una construcción social y un juego de poder entre el hombre y la mujer. La guerra de sexos ha sustituido a la lucha de clases. La primacía está en la desaparición de las distinciones entre el hombre y la mujer. Dicho de otra forma, nada debe impedir a la mujer hacerse igual al hombre, denunciando la dominación y el poder masculinos.

La maternidad es asimismo considerada como una limitación y una injusticia ya que sólo las mujeres traen niños. Hay que liberar por tanto a las mujeres de la maternidad y este hecho explica la multiplicación de las campañas a favor de la anticoncepción y del aborto. Una verdadera campaña de mutilación internacional dirigida por las más altas instituciones que alcanza a la verdadera riqueza de un pueblo, que son sus hijos.

Benedicto XVI escribe con razón: “Algunas organizaciones no gubernamentales, además, difunden el aborto, promoviendo a veces en los países pobres la adopción de la práctica de la esterilización, incluso en mujeres a quienes no se pide su consentimiento. Por añadidura, existe la sospecha fundada de que, en ocasiones, las ayudas al desarrollo se condicionan a determinadas políticas sanitarias que implican de hecho la imposición de un fuerte control de la natalidad. Preocupan también tanto las legislaciones que aceptan la eutanasia como las presiones de grupos nacionales e internacionales que reivindican su reconocimiento jurídico. La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo.

Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre (n. 28). El hombre se considera señor del universo. No lo es ni preside su origen, no es su propio creador y mucho menos quien se construye desde la nada. Procede de la naturaleza y adviene por la cultura. No hay oposición entre la una y la otra, sino una sutil interacción. En lugar de construirse, el hombre se desarrolla según los fenómenos que le son cercanos. Se recibe como un don, dice el Papa, se realiza a partir de numerosas interdependencias. Esto es porque es necesario que se desprenda de la visión narcisista y autosuficiente del pensamiento actual y se libere del fantasma de todopoderoso que le haría el arquitecto de su historia personal en la que tendrá el control total de todo.

Los relatos de vida que están muy de moda actualmente cuando las personas cotillean en las ondas de las radios y las televisiones occidentales, testimonian una necesidad de justificarse, de presentarse como héroes de su vida o víctimas de su educación y de los demás. Este movimiento es el síntoma de una dificultad para tomar posesión de su existencia, darle significado y asumirla; el pensamiento individualista de un Pico della Mirandola, que ha influido en Europa del Norte y en los anglosajones, y el pensamiento subjetivista que ha desembocado en un aislamiento narcisista que está en el origen de diferentes formas de violencia en el movimiento de la civilización siempre por elaborar.

El Santo Padre destaca que la persona humana no es dada sólo a sí misma, sino que también está hecha para el don. “La caridad en la verdad pone al hombre ante la sorprendente experiencia del don. La gratuidad está en su vida de muchas maneras, aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad. El ser humano está hecho para el don, el cual manifiesta y desarrolla su dimensión trascendente (n. 34).

El don no puede realizarse más que en el reconocimiento, la aceptación y la interiorización de la alteridad, y de la alteridad sexual. El don de sí se expresa a través del cuerpo a imagen de Cristo, que se encarnó y se ofreció de una manera carnal para que el hombre se una a la humanidad de Dios en el amor a la verdad.

-¿Cómo formar a los sacerdotes y sensibilizar intelectualmente a los cristianos ante esta ideología?

Monseñor Tony Anatrella: Los obispos africanos están decididos a actuar a través de la formación dispensada por parte de los Seminarios a los seminaristas, a través de las Universidades católicas y de la formación parroquial y de los movimientos de acción familiar para, al mismo tiempo que se sensibiliza ante la teoría de género, se ofrezca un mecanismo intelectual crítico y se presente una visión realista de la complementariedad entre el hombre y la mujer. Ellos están llamados a unirse y a hacer la guerra entre los sexos. La Iglesia, Juan Pablo II ha insistido con firmeza en ello, hace un llamamiento a una civilización basada en el amor, es decir, en la pareja basada en un hombre y una mujer, los únicos que simbolizan el significado del amor a través de la conyugalidad y la filiación familiar. Se necesitan al menos interiorizar íntimamente esta diferencia importante para acceder al amor.

En Occidente, aunque esta teoría está en marcha desde hace muchos años, la reflexión en los Seminarios y en las universidades católicas es casi inexistente. Este no es el caso de las universidades romanas como en el Instituto Juan Pablo II y la Academia Pontificia Eclesiástica. De lo contrario se constata que los profesores, estudiantes y los miembros del clero en su conjunto, adoptan y utilizan a menudo el lenguaje inherente a esta ideología sin saberlo. Es el aspecto más pernicioso de esta teoría: difundir los términos en el lenguaje cotidiano como mejor forma de hacer aceptar las ideas.

¿Quién hubiera pensado que el concepto de "gobernabilidad", que es un término sonoro y bonito, no tiene el mismo sentido que el de gobierno? Lo mismo con el concepto de "parentalidad" que sustituye al de "parentesco" e introduce un significado completamente diferente. O el concepto de "salud reproductiva", que no tiene nada que ver con el acompañamiento de las madres y familias, sino que significa la difusión de los anticonceptivos y abortivos. Es preferible sustituir el concepto de "salud de la familia", que incluye al padre, madre e hijos: en resumen, la unidad familiar. Por lo tanto, debemos entender el origen y alcance, y negarnos a adoptar este neo-lenguaje.

El Consejo Pontificio para la Familia ha publicado el Léxico de términos ambiguos y controvertidos para responder a todas estas cuestiones ideológicas. Este libro ha sido publicado en francés, alemán, inglés, árabe, español, italiano, portugués y ruso. Por último, también hemos de reconocer todo el trabajo realizado por las asociaciones católicas familiares en el ámbito europeo e internacional. Falta educar ampliamente a los formadores y profesores, y a todos los cristianos para responder a este nuevo desafío que se juega en las políticas familiares. El cristiano debe movilizarse cuando la dignidad de la vida humana y el equilibrio se ven perturbados por la búsqueda de beneficios económicos e ideológicos limitados a intereses particulares, donde Benedicto XVI nos llama a una mayor apertura a la vida.

Entrevista realizada por Anita S. Bourdin, traducción del francés por el equipo de ZENIT

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Documentación


Versión integral de las respuestas del Papa a periodistas rumbo al Reino Unido
Transcripción de la rueda de prensa
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  Publicamos la transcripción literal de la rueda de prensa que Benedicto XVI ofreció este jueves en el avión que le llevaba al Reino Unido en presencia setenta periodistas.

* * *

 

--Padre Federico Lombardi: Santidad, bienvenido entre nosotros y gracias por su disponibilidad. Tenemos un grupo de setenta periodistas aquí presentes de diferentes partes del mundo, y naturalmente algunos han venido desde el Reino Unido para unirse ya desde el vuelo a nuestro grupo. Como de costumbre, los colegas en los días pasados han ofrecido varias preguntas que le presentamos para esta primera conversación al inicio de un viaje muy esperado y empeñativo, que esperamos sea maravilloso. He escogido unas pregunta entre las que se han propuesto. Las presento en italiano para no consarle demasiado. Los colegas se ayudarán mutuamente si no comprenden bien el italiano.

Primera pregunta. Durante la preparación de este viaje se han dado discusiones y posiciones contrarias. En la tradición del país se han dado fuertes posiciones anticatólicas. Durante la preparación del viaje, Gran Bretaña ha sido presentada como un país anticatólico. ¿Está usted preocupado por la manera en que será acogido?

--Benedicto XVI: Ante todo buen día y buen vuelo a todos. Tengo que decir que no estoy preocupado, pues cuando estuve en Francia se había dicho: "este es el país más anticlerical, con fuertes corrientes anticlericales y con poquísimos fieles". Cuando fui a la República Checa, se dijo: "este es el país más antirreligioso de Europa y el más anticlerical, también". De este modo, todos los países occidentales, cada uno según su modo específico, según la propia historia, tienen fuertes corrientes anticlericales y anticatólicas, pero tienen también siempre una fuerte presencia de fe. En Francia y en la República Checa vi y viví una calurosa acogida por parte de la comunidad católica, una fuerte atención por parte de agnósticos, que sin embargo están en búsqueda, que quieren conocer y encontrar los valores que permiten avanzar a la humanidad y estuvieron muy atentos por si podrían escuchar de mí algo en este sentido, y la tolerancia y el respeto de cuantos son anticatólicos. Gran Bretaña tiene su propia historia de anticatolicismo. Esto es evidente. Pero es también un país con una gran tolerancia. Estoy seguro de que, por una parte, habrá una acogida positiva de los católicos y de los creyentes, y que habrá atención de cuantos buscan cómo ir adelante en este tiempo nuestro, así como respeto y tolerancia recíproca donde hay anticatolicismo. Voy adelante con gran valentía y con alegría.

--Padre Federico Lombardi: El Reino Unido, al igual que muchos países occidentales, es considerado como un país secularizado, con un fuerte movimiento de ateísmo que tiene incluso motivaciones culturales. Sin embargo, se dan también signos de fe religiosa, en particular la fe en Jesucristo sigue siendo viva a nivel personal. ¿Qué significa esto para católicos y anglicanos? ¿Es posible hacer algo para que la Iglesia sea una institución más creíble y atractiva para todos?  

--Benedicto XVI: Diría que una Iglesia que busca sobre todo ser atractiva, estaría ya en un camino equivocado. Porque la Iglesia no trabaja para sí, no trabaja para aumentar los propios números, el propio poder. La Iglesia está al servicio de Otro, no está al propio servicio, no está para ser un cuerpo fuerte, sino para hacer accesible el anuncio de Jesucristo, las grandes verdades, las grandes fuerzas de amor y de reconciliación, que han aparecido en esta figura y que vienen siempre de la presencia de Jesucristo. En este sentido, la Iglesia no busca ser atractiva, sino que debe ser trasparente para que aparezca Jesucristo. Y en la medida en que no está para sí misma, como cuerpo fuerte y poderoso en el mundo, sino que se hace sencillamente voz de Otro, se convierte realmente en transparencia de la gran figura de Cristo y de las grandes verdades que ha traído a la humanidad, de la fuerza del amor. Si es así, es escuchada y aceptada. La Iglesia no debería considerarse a sí misma sino ayudar a considerar a Otro, y ella misma debe ver y hablar de Otro y por Otro. En este sentido, me parece también que anglicanos y católicos tienen el mismo deber, la misma dirección que tomar. Si los anglicanos y los católicos hacen ver que no se sirven a sí mismos sino que son instrumentos de Cristo, amigos del Esposo como dice san Juan, si ambos siguen la prioridad de Cristo y no de sí mismos, entonces avanzan juntos. Porque entonces la prioridad de Cristo los une y dejan de ser competidores, cada uno buscando el número, sino que están unidos en el compromiso por la verdad de Cristo, que entra en este mundo, y de este modo se encuentran también recíprocamente en un verdadero y fecundo ecumenismo.

-Gracias, Santidad, tercera pregunta: Como es sabido, se ha visto, también por recientes sondeos, que el escándalo de los abusos sexuales ha sacudido la confianza de los fieles en la Iglesia. ¿Cómo piensa contribuir al restablecimiento de esta confianza? 

 

--Benedicto XVI: En primer lugar, tengo que decir que estas revelaciones han sido para mí un shock, son una gran tristeza. Es difícil entender cómo fue posible esta perversión del ministerio sacerdotal. El sacerdote, en el momento de la ordenación, preparado por años para este momento, dice "sí" a Cristo para hacerse su voz, su boca, su mano, y servir con toda la existencia para que el buen Pastor, que ama, que ayuda y que guía a la verdad, esté presente en el mundo. Es difícil comprender cómo un hombre que ha hecho y dicho esto puede luego caer en esta perversión. Es una gran tristeza, una tristeza también que la autoridad de la Iglesia no fuera suficientemente vigilante y suficientemente veloz y decidida para tomar las medidas necesarias. Por todo esto, estamos en un momento de penitencia, de humildad, de renovada sinceridad, como escribí a los obispos irlandeses. Me parece que ahora debemos vivir precisamente un tiempo de penitencia, un tiempo de humildad, y renovar y aprender nuevamente la sinceridad absoluta.

En cuanto a las víctimas, diría que hay tres cosas importantes. El primer interés son las víctimas. ¿Cómo podemos reparar? ¿Qué podemos hacer para ayudar a estas personas a superar este trauma, a reencontrar la vida, a reencontrar también la confianza en el mensaje de Cristo? Atención, compromiso con las víctimas, es la primera prioridad, con ayudas materiales, psicológicas y espirituales.

Lo segundo es el problema de las personas culpables: la justa pena, excluirlos de toda posibilidad de contacto con los jóvenes, porque sabemos que ésta es una enfermedad, que la libre voluntad no funciona donde está esta enfermedad y, por lo tanto, debemos proteger a estas personas de sí mismas y encontrar la manera de ayudarlas y excluirlas de todo acceso a los jóvenes.

Y el tercer punto es la prevención y la educación en la elección de los candidatos al sacerdocio. Estar atentos para que, según las posibilidades humanas, se excluyan futuros casos. Quisiera en este momento también agradecer al episcopado británico por su atención y por su colaboración tanto con la Sede de Pedro como con las instancias públicas y la atención por las víctimas y por el derecho. Me parece que el episcopado británico ha hecho y hace un gran trabajo. Por tanto, estoy muy agradecido.

--Padre Federico Lombardi: Santidad, la figura del cardenal Newman es evidentemente muy significativa para usted. En el caso del cardenal Newman usted hace la excepción de presidir su beatificación. ¿Piensa que su recuerdo puede ayudar a superar las divisiones entre anglicanos y católicos? ¿Cuáles son los aspectos de su personalidad que piensa subrayar de manera más clara?

--Benedicto XVI: El cardenal Newman es sobre todo, por una parte, un hombre moderno, que vivió todo el problema de la modernidad, que vivió también el problema del agnosticismo, de la imposibilidad de conocer a Dios, de creer. Un hombre que estuvo durante toda su vida en camino, en camino para dejarse transformar por la verdad en una búsqueda de gran sinceridad y de gran disponibilidad, para conocer, encontrar y aceptar el camino para la verdadera vida. Esta modernidad interior de su vida implica la modernidad de su fe. No es una fe en fórmulas de un tiempo pasado sino una fe personalísima, vivida, sufrida, encontrada en un largo camino de renovación y de conversiones. Es un hombre de gran cultura que, por una parte, participa en nuestra cultura escéptica de hoy, en la cuestión de si podemos comprender algo de manera cierta sobre la verdad del hombre y de cómo podemos llegar a la convergencia de las verosimilitudes. Un hombre que, con una gran cultura de conocimiento de los padres de la Iglesia, ha estudiado y renovado la génesis y el don de la fe, reconocida así la figura esencialmente interior. Es un hombre de una gran espiritualidad, de un gran humanismo, un hombre de oración, de una relación profunda con Dios y, por eso, de una relación profunda también con los hombres de su tiempo.

Señalaría, por lo tanto, tres elementos en él: modernidad de su existencia, con todas las dudas y los problemas de nuestro ser de hoy; una gran cultura, conocimiento de los grandes tesoros de la cultura de la humanidad, disponibilidad de búsqueda permanente, de renovación permanente; y espiritualidad, vida espiritual con Dios. Estos elementos dan a este hombre una grandeza excepcional para nuestro tiempo y por eso es una figura de doctor de la Iglesia para nosotros y para todos, y también un puente entre anglicanos y católicos.

--Padre Federico Lombardi: Última pregunta. Esta vista es una visita de Estado. Así ha sido calificada. ¿Qué significa esto para las relaciones entre la Santa Sede y el Reino Unido. ¿Hay puntos importantes de sintonía, sobre todo si se presta atención a los grandes desafíos del mundo actual?

--Benedetto XVI: Estoy muy agradecido a Su Majestad la Reina Isabel II, que ha querido dar a esta visita el rango de visita de Estado, para expresar el carácter público de esta visita y también la responsabilidad común de la política y de la religión ante el futuro del continente y el futuro de la humanidad. Muestra la gran responsabilidad común para que los valores que crean justicia y política y que proceden de la religión estén juntos en camino en nuestro tiempo. Naturalmente, el hecho de que jurídicamente es una visita de Estado no hace que mi visita sea un hecho político, porque si el Papa es jefe de Estado esto es sólo un instrumento para garantizar la independencia de su anuncio y el carácter público de su labor de pastor. En este sentido, la visita de Estado mantiene sustancial y esencialmente el carácter de visita pastoral, es decir, una visita en la responsabilidad de la fe por la que existe el Sumo Pontífice, el Papa. Y este carácter de visita de Estado pone en el centro de la atención precisamente las coincidencias entre los intereses de la política y de la religión. La política sustancialmente busca garantizar justicia, y con la justicia la libertad. Pero la justicia es un valor moral, un valor religioso, y así la fe, el anuncio del Evangelio, entra en relación con la política en el punto de la justicia. De aquí nacen los intereses comunes. Gran Bretaña tiene un gran experiencia y una gran actividad en la lucha contra los males de este tiempo, la miseria, la pobreza, las enfermedades, la droga, y todos estas luchas contra la miseria, la pobreza, las esclavitudes del hombre, son también fines de la fe porque son fines de la humanización del hombre para que se restituya la imagen de Dios contra las destrucciones y las devastaciones. El segundo deber común es el compromiso por la paz en el mundo y la capacidad de vivir la paz, la educación en la paz, crear las virtudes que hacen al hombre capaz de paz. Y finalmente, el elemento esencial de la paz es el diálogo de las religiones, la tolerancia, la apertura del hombre al otro. Y esto es un objetivo profundo tanto de Gran Bretaña, en cuanto sociedad, como de la fe católica: abrir el corazón, abrir al diálogo, abrir a la verdad, al camino común de la humanidad y reencontrar los valores que fundamentan nuestro humanismo.


[Transcripción no oficial y traducción realizada por Jesús Colina]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa en Gran Bretaña: católicos, salid al foro público
Homilía en Bellahouston Park
GLASGOW, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía pronunciada hoy por el Papa Benedicto XVI durante la celebración de la Misa en el Bellahouston Park de Glasgow, día en que se celebra la memoria litúrgica de san Ninian de Galloway, obispo itinerante y evangelizador de los celtas, y apóstol de Escocia.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas en Cristo

"Está cerca de vosotros el Reino de Dios" (Lc 10, 9). Con estas palabras del Evangelio que acabamos de escuchar, os saludo a todos con gran afecto en el Señor. En verdad, el Reino de Dios está ya entre nosotros. En esta celebración de la Eucaristía, en la que la Iglesia en Escocia se congrega en torno al altar en unión con el Sucesor de Pedro, reafirmemos nuestra fe en la Palabra de Cristo y nuestra esperanza en sus promesas, una esperanza que nunca defrauda. Saludo cordialmente al Cardenal O’Brien y a los Obispos escoceses. Agradezco particularmente al Arzobispo Conti sus amables palabras de bienvenida de vuestra parte y expreso mi profunda gratitud por el trabajo que el Gobierno británico y escocés y las autoridades municipales de Glasgow han llevado a cabo para que fuera posible este encuentro.

El Evangelio de hoy nos recuerda que Cristo continúa enviando a sus discípulos a todo el mundo para proclamar la venida de su Reino y llevar su paz al mundo, empezando casa por casa, familia por familia, ciudad por ciudad. Vengo a vosotros, hijos espirituales de San Andrés, como heraldo de la paz y a confirmaros en la fe de Pedro (cf. Lc 22, 32). Me dirijo a vosotros con emoción, no muy lejos del lugar donde mi amado predecesor el Papa Juan Pablo II celebró la Misa con vosotros, hace casi treinta años, recibido por la multitud más numerosa que jamás se haya visto en la historia de Escocia.

Muchas cosas han ocurrido en Escocia y en la Iglesia en este país desde aquella histórica visita. Compruebo con gran satisfacción que la invitación que el Papa Juan Pablo II os hizo para caminar unidos con vuestros hermanos cristianos, ha producido mayor confianza y amistad con los miembros de la Iglesia de Escocia, la Iglesia Episcopal Escocesa y otros. Os animo a continuar rezando y trabajando con ellos en la construcción de un futuro más luminoso para Escocia, basado en nuestra común herencia cristiana. En la primera lectura de hoy, hemos escuchado el llamamiento de San Pablo a los romanos a que reconozcan que, como miembros del Cuerpo de Cristo, nos pertenecemos los unos a los otros (cf. Rm 12, 5) y debemos convivir respetándonos y amándonos mutuamente. En este espíritu, saludo a los representantes ecuménicos que nos honran con su presencia. Este año se conmemora el cuatrocientos cincuenta aniversario de la Asamblea de la Reforma, y también el centenario de la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, que es considerada por muchos como el origen del movimiento ecuménico moderno. Demos gracias a Dios por la promesa que representa el entendimiento y la cooperación ecuménica para un testimonio común de la verdad salvadora de la Palabra de Dios, en medio de los rápidos cambios de la sociedad actual.

Entre los diferentes dones que San Pablo enumera para la edificación de la Iglesia está el de enseñar (cf. Rm 12, 7). La predicación del Evangelio siempre ha estado acompañada por el interés por la palabra: la palabra inspirada por Dios y la cultura en la que esta palabra echa raíces y florece. Aquí, en Escocia, pienso por ejemplo en las tres universidades fundadas por los papas durante la edad media, incluyendo la de San Andrés, a punto de celebrar el sexto centenario de su fundación. En los últimos treinta años, con la ayuda de las autoridades civiles, las escuelas católicas en Escocia han asumido el desafío de brindar una educación integral a un mayor número de estudiantes, y esto ha ayudado a los jóvenes no sólo en su camino de crecimiento espiritual y humano, sino también en su incorporación a la vida profesional y pública. Se trata de un signo de gran esperanza para la Iglesia, y animo a los profesionales católicos, a los políticos y profesores de Escocia a no perder nunca de vista que están llamados a poner sus talentos y su experiencia al servicio de la fe, trabajando por la cultura escocesa actual en todos sus ámbitos.

La evangelización de la cultura es de especial importancia en nuestro tiempo, cuando la "dictadura del relativismo" amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último. Hoy en día, algunos buscan excluir de la esfera pública las creencias religiosas, relegarlas a lo privado, objetando que son una amenaza para la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad garantía de auténtica libertad y respeto, que nos mueve a ver a cada persona como un hermano o hermana. Por este motivo, os invito particularmente a vosotros, fieles laicos, en virtud de vuestra vocación y misión bautismal, a ser no sólo ejemplo de fe en público, sino también a plantear en el foro público los argumentos promovidos por la sabiduría y la visión de la fe. La sociedad actual necesita voces claras que propongan nuestro derecho a vivir, no en una selva de libertades autodestructivas y arbitrarias, sino en una sociedad que trabaje por el verdadero bienestar de sus ciudadanos y les ofrezca guía y protección en su debilidad y fragilidad. No tengáis miedo de ofrecer este servicio a vuestros hermanos y hermanas, y al futuro de vuestra amada nación.

San Ninian, cuya fiesta celebramos hoy, no tuvo miedo de elevar su voz en solitario. Siguiendo las huellas de los discípulos que nuestro Señor envió antes que él, Ninian fue uno de los primeros misioneros católicos en traer la buena noticia de Jesucristo a sus hermanos británicos. Su Iglesia de su misión en Galloway se convirtió en centro de la primera evangelización de este país. Este trabajo fue retomado más tarde por San Mungo, patrón de Glasgow, y por otros santos, entre los que debemos destacar San Columba y Santa Margarita. Inspirados en ellos, muchos hombres y mujeres han trabajado durante siglos para transmitiros la fe. ¡Esforzaos en ser dignos de esta gran tradición! Que la exhortación de San Pablo, en la primera lectura, sea para vosotros una constante inspiración: "En la actividad no seáis descuidados, en el espíritu manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos a la oración" (Rm 12, 11-12).

Me gustaría ahora dirigirme especialmente a los Obispos de Escocia. Queridos hermanos, quiero animaros en vuestra dedicación pastoral a los católicos escoceses. Como sabéis, uno de vuestros primeros deberes pastorales está en relación a vuestros sacerdotes (cf. Presbyterorum Ordinis, 7) y su santificación. Igual que ellos son un alter Christus para la comunidad católica, vosotros lo sois para ellos. En vuestro ministerio fraterno con vuestros sacerdotes, vivid en plenitud la caridad que brota de Cristo, colaborando con todos ellos, en particular con quienes tienen escaso contacto con sus hermanos en el sacerdocio. Rezad con ellos por las vocaciones, para que el Señor de la mies envíe trabajadores a su mies (cf. Lc 10, 2). Ya que la Eucaristía hace la Iglesia, el sacerdocio es algo central para la vida de la Iglesia. Ocupaos personalmente de formar a vuestros sacerdotes como un cuerpo de hombres que alientan a otros a dedicarse totalmente al servicio de Dios Todopoderoso. Cuidad también de vuestros diáconos, cuyo ministerio de servicio está asociado de manera especial con el orden de los obispos. Sed padres y ejemplo de santidad para ellos, animándolos a crecer en conocimiento y sabiduría en el ejercicio de la misión de predicar a la que han sido llamados.

Queridos sacerdotes de Escocia, estáis llamados a la santidad y al servicio del pueblo de Dios conformando vuestras vidas con el misterio de la cruz del Señor. Predicad el evangelio con un corazón puro y con recta conciencia. Dedicaos sólo a Dios y seréis ejemplo luminoso de santidad, de vida sencilla y alegre para los jóvenes: ellos, por su parte, desearán seguramente unirse a vosotros en vuestro solícito servicio al pueblo de Dios. Que el ejemplo de San Juan Ogilvie, hombre abnegado, desinteresado y valiente, os inspire a todos. Igualmente, os animo a vosotros, monjes, monjas y religiosos de Escocia, a ser una luz puesta en lo alto de un monte, llevando una auténtica vida cristiana de oración y acción que sea testimonio luminoso del poder del Evangelio.

Finalmente, deseo dirigirme a vosotros, mis queridos jóvenes católicos de Escocia. Os apremio a llevar una vida digna de nuestro Señor (cf. Ef 4,1) y de vosotros mismos. Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día -droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol- y que el mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división. Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesús por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios. En el evangelio de hoy, Jesús nos pide que oremos por las vocaciones: elevo mi súplica para que muchos de vosotros conozcáis y améis a Jesús y, a través de este encuentro, os dediquéis por completo a Dios, especialmente aquellos de vosotros que habéis sido llamados al sacerdocio o a la vida religiosa. Éste es el desafío que el Señor os dirige hoy: la Iglesia ahora os pertenece a vosotros.

Queridos amigos, una vez más expreso mi alegría de poder celebrar la misa con vosotros. Y me siento feliz de poder aseguraros mis oraciones en la antigua lengua de vuestro país: Sìth agus beannachd Dhe dhuib uile; Dia bhi timcheall oirbh; agus gum beannaicheadh Dia Alba. La paz y la bendición de Dios sea con todos vosotros; que Dios os proteja; y que Dios bendiga el pueblo de Escocia.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa en Gran Bretaña: el corazón de Inglaterra es cristiano
Discurso en el palacio real de Holyroodhouse
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el primer discurso del Papa Benedicto XVI a su llegada a Escocia, en el palacio real de Holyroodhouse, en presencia de la Reina Isabel II y de las más importantes autoridades del Estado.

* * * * *

Majestad,

Gracias por su gentil invitación a visitar oficialmente el Reino Unido y por sus atentas palabras de saludo en nombre del pueblo británico. Al dar las gracias a Vuestra Majestad, me sea permitido extender mi saludo a todas las gentes del Reino Unido y ofrecerles mi amistad a todos y cada uno.

Me complace comenzar mi viaje saludando a los miembros de la Familia Real, agradeciendo en particular a Su Alteza Real el Duque de Edimburgo la amable acogida que me ha dispensado en el aeropuerto de Edimburgo. Expreso mi agradecimiento igualmente a los actuales Gobiernos de Vuestra Majestad, y también a los anteriores, y a cuantos han trabajado con ellos para hacer posible esta ocasión, incluyendo a Lord Patten y al ex Secretario de Estado Murphy. También agradezco vivamente la labor del grupo parlamentario de todos los partidos concerniente a la Santa Sede, el cual ha contribuido enormemente al fortalecimiento de las relaciones amistosas entre la Santa Sede y el Reino Unido.

Al comenzar mi visita al Reino Unido en la capital histórica de Escocia, saludo en particular al Primer Ministro Salmond y a los representantes del Parlamento escocés. Como las Asambleas galesa y norirlandesa, que el Parlamento escocés crezca para ser una expresión de las buenas tradiciones y la cultura propia de los escoceses, y se esfuerce en servir a sus mejores intereses con un espíritu de solidaridad y preocupación por el bien común.

El nombre de Holyroodhouse, la residencia oficial de Vuestra Majestad en Escocia, recuerda la "Santa Cruz" y evoca las profundas raíces cristianas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica. Los reyes de Inglaterra y Escocia han sido cristianos desde tiempos muy antiguos y cuentan con destacados santos, como Eduardo el Confesor y Margarita de Escocia. Como Usted sabe, muchos de ellos ejercieron conscientemente sus tareas de gobierno a la luz del Evangelio, y de esta manera modelaron profundamente la nación en torno al bien. Resultó así que el mensaje cristiano ha sido una parte integral de la lengua, el pensamiento y la cultura de los pueblos de estas islas durante más de mil años. El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual.

Muchos ejemplos de esta fuerza del bien los encontramos en la larga historia de Gran Bretaña. Incluso en tiempos relativamente recientes, debido a figuras como William Wilberforce y David Livingstone, Gran Bretaña intervino directamente para detener la trata internacional de esclavos. Inspiradas por la fe, mujeres como Florence Nightingale sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier. John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas. Todos ellos, y como éstos muchos más, se inspiraron en una recia fe, que germinó y se alimentó en estas islas.

También ahora, podemos recordar cómo Gran Bretaña y sus dirigentes se enfrentaron a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir. Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición. Al reflexionar sobre las enseñanzas aleccionadoras del extremismo ateo del siglo XX, jamás olvidemos cómo la exclusión de Dios, la religión y la virtud de la vida pública conduce finalmente a una visión sesgada del hombre y de la sociedad y por lo tanto a una visión "restringida de la persona y su destino" (Caritas in veritate, 29).

Hace sesenta y cinco años, Gran Bretaña jugó un papel esencial en la forja del consenso internacional de posguerra, que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido. En los últimos años, la comunidad internacional ha seguido de cerca los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte. El Gobierno de Vuestra Majestad y el Gobierno de Irlanda, junto a los dirigentes políticos, religiosos y civiles de Irlanda del Norte, ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto. Animo a todos a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera.

Al mirar al exterior, el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional. Vuestro Gobierno y vuestro pueblo son los forjadores de ideas que influyen mucho más allá de las Islas británicas. Esto les impone una especial obligación de actuar con sabiduría en aras del bien común. Del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos. Que todos los británicos sigan viviendo en consonancia con los valores de honestidad, respeto e imparcialidad que les han merecido la estima y admiración de muchos.

En la actualidad, el Reino Unido se esfuerza por ser una sociedad moderna y multicultural. Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran. Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades; y que este patrimonio, que siempre ha buscado el bien de la nación, sirva constantemente de ejemplo a vuestro Gobierno y a vuestro pueblo de cara a los dos mil millones de miembros de la Commonwealth y a la gran familia de naciones de habla inglesa de todo el mundo.

Que Dios bendiga a Vuestra Majestad y a todos los habitantes de vuestro reino. Gracias.

[©Copyright 2010 – Libreria Editrice Vaticana]



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Bienvenida de la Reina Isabel II a Benedicto XVI
Reconocimiento de la labor de la Santa Sede en el escenario internacional
EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió la reina Isabel II a Benedicto XVI en la ceremonia de bienvenida que tuvo lugar en el palacio real de Holyroodhouse.



 

* * *



 


Su Santidad:

Con gran alegría le doy la bienvenida al Reino Unido, en particular a Escocia, en su primera visita como Papa. Recuerdo con gran placer la memorable visita pastoral del fallecido Papa Juan Pablo II a este país en 1982. Tengo también vivas en la memoria mis cuatro visitas al Vaticano, y los encuentros con algunos de sus predecesores en otras ocasiones. Me siento sumamente agradecida porque con el pasar de los años han recibido a numerosos miembros de mi familia con una cálida hospitalidad.

Mucho ha cambiado el mundo durante los casi treinta años desde la visita de Juan Pablo II. En este país, apreciamos profundamente el compromiso de la Santa Sede para mejorar de manera extraordinaria la situación en el Norte de Irlanda. En otros lugares, la caída de los regímenes totalitarios en Europa central y del Este ha permitido una mayor libertad para cientos de millones de personas. La Santa Sede sigue teniendo un papel importante en las cuestiones internacionales, a favor de la paz y el desarrollo y para afrontar problemas comunes, como la pobreza y el cambio climático.

Santidad, su presencia en este lugar nos recuerda hoy nuestra herencia cristiana común, y la contribución cristiana al aliento de la paz mundial, y del desarrollo económico y social de los países menos prósperos del mundo. Todos somos conscientes de la contribución especial de la Iglesia católica, particularmente en su ministerio con los pobres y más necesitados de la sociedad, en su atención a las personas sin techo y en la educación ofrecida por su amplia red de escuelas.

La religión siempre ha sido un elemento decisivo de la identidad y de la propia conciencia histórica. Esto ha hecho de la relación entre los diferentes credos un factor fundamental en la necesaria cooperación en los Estados nación y entre ellos. Por este motivo es vital alentar un mayor entendimiento mutuo y respetuoso. Sabemos por experiencia que a través de un diálogo comprometido, se pueden superar viejas sospechas y establecerse una mayor confianza mutua.

Sé que la reconciliación fue un tema central en la vida del cardenal John Henry Newman, por quien usted presidirá una misa de beatificación el domingo. Luchó contra la duda y la incertidumbre, y su contribución a la comprensión del cristianismo sigue teniendo una gran influencia. Me agrada el que su visita ofrezca también una oportunidad para profundizar en las relaciones entre la Iglesia católica y las Iglesias oficiales de Inglaterra y Escocia.

Su Santidad, recientemente usted dijo que "las religiiones nunca deben convertirse en instrumentos de odio, que no se puede justificar nunca el mal y la violencia invocando el nombre de Dios". Hoy, en este país, estamos unidos en esta convicción. Afirmamos que la libertad de culto forma parte del corazón de nuestra sociedad tolerante y democrática.

En nombre de las personas del Reino Unido, le deseo que su visita sea lo más fecunda y memorable posible.


 

[Traducción del original inglés realizada por Jesús Colina]



 



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba