19.09.10

biblia

 

Lucas 16, 1-13: No podéis servir a Dios y al dinero

1 Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; 2 le llamó y le dijo: “¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.”
3 Se dijo a sí mismo el administrador: “¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4 Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.”
5 «Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”
6 Respondió: “Cien medidas de aceite.” El le dijo: “Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.”
7 Después dijo a otro: “Tú, ¿cuánto debes?” Contestó: “Cien cargas de trigo.” Dícele: “Toma tu recibo y escribe ochenta.”
8 «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»

COMENTARIO

Ser fiel desde lo poco

El texto del evangelista Lucas refiere, sobre todo, con la intervención de Jesús, dos temas fundamentales en el comportamiento del discípulo de Cristo y, en general, del hijo de Dios: actuar bien siempre y saber a quién se sirve.

No es fácil, hoy día, mantener una actitud honrada con la fe. Esto es algo que no podemos esconder a no ser que queramos ser como el avestruz que esconde la cabeza pensando que lo malo por llegar, así, no llega.

Ser honrado con la fe supone llevarla a cabo, en nuestras vidas, hasta las consecuencias últimas y desde las primeras. Alejar, por tanto, de nosotros, lo políticamente correcto y el respeto humano o qué dirán, resulta primordial para que se pueda decir de nosotros que somos hijos de Dios. Y eso, en los tiempos que corren, no es nada fácil ni, a lo mejor, todo creyente puede cumplir.

Pero nuestra fe no es sólo una fe de grandes cosas, de grandes acontecimientos para el alma. Muy al contrario, ser fiel a Dios se es desde las cosas más pequeñas, las más ordinarias.

Por eso dice, al respecto de lo dicho arriba, Jesús que hay que ser honrado en “lo mínimo” o, lo que es lo mismo, en lo que más parezca que tiene poca importancia.

Ejemplos de esto tenemos a cientos todos los días de nuestra existencia. Así, por ejemplo, cuando pensamos que no podemos sostener una conversación con una persona que nos resulta cargante y lo hacemos por caridad, eso es ser fiel en lo mínimo; dejar, también, que pase un agravio que nos parezca poco pero perdonándolo es actuar, fielmente, en lo poco, en lo mínimo.

Así, nadie que no puede ser fiel en tales pequeñas cosas, en tales pequeños acontecimientos de nuestra vida podrá ser fiel en cosas más grandes, más elevadas porque ya sabemos que el corazón y el espíritu se valen de las cosas pequeñas para fortalecerse.

Pero, sin duda, un aspecto muy importante que no podemos olvidar a no ser que queramos dejar de ser lo que decimos que somos es, por supuesto, el conocer, el reconocer, a quién, en verdad, servimos.

Hoy día servir al mundo es una realidad que, en determinadas ocasiones no podemos obviar y, a lo mejor, no queremos obviar. No somos capaces, siquiera, de negar, al Mal, un poco de nuestra vida porque es la mejor forma de llevarse con nuestro alrededor y con aquello que, en definitiva, nos acompaña en nuestra existencia.

Servir, entonces, a Dios, resulta bastante difícil porque el Padre no ha de querer ninguna componenda entre nuestra fe y lo que de ella hacemos en el mundo.

Por eso dice que Jesús que no podemos servir, a la vez, a “Dios y al dinero” pero no porque el dinero no sea importante o necesario en nuestra vida, que lo es, sino porque se ha escoger, siempre, entre el Creador y aquello que somete nuestra existencia a la dominación de la avaricia, del querer tener sobre el ser y de, sobre todo, abandonar a Dios por acariciar, demasiado, las cosas y los bienes del mundo.

Escoger, en materia de fe, entre Dios y el mundo resulta, del todo, importante y necesario. Somos libres para hacerlo pero, también, tenemos que ser consecuentes con nuestras decisiones al respecto de a quién entregamos el corazón.

PRECES

Por todos aquellos que prefieren el mundo a Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que, cuando Dios le ofrece la vida eterna, escogen la caduca y mortal de este mundo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a no abandonar la senda que nos conduce a tu definitivo Reino por ir detrás de la materia que muere.
 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem,

Eleuterio Fernández Guzmán