18.09.10

“No pensarás”

A las 12:39 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Moral
 

Como vimos en un post reciente, los diferentes pasos del proceso racional que concluye en la necesidad de penalizar el aborto son muy claros y transparentes. Por eso, un elemento básico de la estrategia pro-abortista consiste en tratar de evitar que la gente vea la realidad del aborto y piense a fondo sobre ella, lo cual se podría ser expresar en este falso mandamiento: “No pensarás”.

Habitualmente los médicos abortistas incumplen su deber formal de recabar un auténtico “consentimiento informado” de sus “pacientes”. A toda costa procuran evitar que la mujer embarazada se dé cuenta de que el aborto directo y voluntario no consiste en la extracción de un mero conjunto de células de su cuerpo sino en la eliminación de un ser humano, más precisamente de su hijo.

Por la misma razón, los pro-abortistas también procuran evitar que los canales de televisión muestren la realidad del aborto. Saben muy bien que una imagen vale más que mil palabras y que la demostración gráfica de la naturaleza homicida del aborto revelaría sin tapujos toda la inconsistencia de sus falaces argumentos. Algunos, habituados a ver en televisión los desbordes de violencia homicida de un Rambo o un Terminator, se vuelven de repente hiper-sensibles a la efusión de sangre cuando se trata de mostrar la realidad del aborto (o de la pasión de Cristo). No nos dejemos impresionar por esas críticas hipócritas.

Por lo general los pro-abortistas intentan, con gran tenacidad, eludir el debate filosófico acerca de su postura y mantenerse en el terreno de los argumentos “pragmáticos". Usualmente fundamentan esta actitud apelando al relativismo: sería inútil que la sociedad se sumergiera en un debate filosófico acerca de esta cuestión, porque no existe una verdad en esta materia y jamás lograríamos ponernos de acuerdo en este nivel. Los pro-abortistas no se dan cuenta de que su postura “pragmática” es también una postura filosófica: la que confunde verdad y bien con utilidad. El problema fundamental del “pragmatismo” es que no incluye una reflexión profunda sobre el concepto de utilidad: ¿la legalización del aborto es útil para quién y para qué?

El intento de ocultar el corazón del asunto es equivocado y vano. Los proyectos de legalización del aborto deben generar y generan un intenso debate. Cabe desear que, en la medida de lo posible, ese debate sea filosófico –es decir radicalmente racional– y ético, es decir centrado en los valores morales que están en juego.

Comenzar por el principio sería una gran contribución a la racionalidad del debate. Y el principio que está en discusión en este asunto es evidentemente el del derecho a la vida de los seres humanos no nacidos. Por lo tanto es necesario plantear con insistencia a los pro-abortistas una pregunta muy simple y sumamente pertinente, más aún, ineludible: “¿El embrión o el feto es o no es un ser humano? ¿Qué responde usted? Esta pregunta sólo admite tres respuestas: sí, no o no sé.”

La racionalidad del debate también se vería beneficiada si, dejando de lado la retórica, cada pro-abortista se animara a alinearse clara y honestamente en torno a una de esas tres únicas alternativas posibles.

Daniel Iglesias Grèzes