22.09.10

One Child Policy en China

 

Li Hongmei, una joven madre de 23 años de Changfeng, China, daba a luz a su primer hijo en junio. No se imaginaba que sería el último, el 15 de julio fue secuestrada y obligada a firmar el consentimiento y esterilizada a la fuerza por los miembros de la «policía para el control de la población».

La madre de Hongmei fue encarcelada durante diez días «por obstaculizar el desempeño de funciones oficiales». El 'grave delito': denunciar la desaparición de su hija recién parida.

La «función oficial» no es más que asegurar que se cumplen los «Programas de Desarrollo Económico» que incluyen tanto la One Child Policy —política de sólo un hijo— como el mantenimiento de cuotas de población por territorio, que no pueden ser sobrepasadas en ningún caso y que facultan para hacer esterilizaciones forzosas (masculinas y femeninas) o abortos, incluso en el noveno mes de embarazo.

Desgraciadamente no es una novela futurista, los ejecutores son terriblemente reales, mucho más que los «bomberos» de Fahrenheti 451, o la «policía del pensamiento» de 1984. Y ahora que se está revisando la consecución de los Objetivos del Milenio en Nueva York, me estremecí recordando la historia.

Los 8 objetivos, fijados en la Cumbre del Milenio, tenían un horizonte de 2015, a cinco años. Deben ser redefinidos porque no se llega. El problema está que en esa redefinición se incluya el aborto como una arma más para los artífices de la «cultura de la muerte». Como analiza el Chris Smith, existe un riesgo efectivo de que los compromisos adquiridos sean disueltos si Obama-Clinton cede ante el lobby abortista —aliados naturales— y desvían los objetivos introduciendo el aborto como parte de la «salud maternal y reproductiva».

En 2005 el gabinete de Kofi Anan aclaró que «la postura oficial de la ONU es que el aborto no forma parte de la salud reproductiva», ahora vuelven a la carga. En este nuevo escenario confluyen los intereses abortistas de la administración Obama con el neomalthusianismo de los ecoterroristas de caviar tipo Bill Gates, que caracterizó a la supuesta superpoblación humana como la mayor amenaza ambiental, social e industrial.

Todo ello hay que aderezarlo con las recetas progresistas, para los que el modo de solucionar el problema es eliminarlo: hay que acabar con la pobreza, ¡eliminemos a los pobres!

Del asesinato convertido en un derecho, al asesinato convertido en un deber hay un pequeñito paso, el camino ya está abierto, no sólo en China.