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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de septiembre de 2010

Santa Sede

Benedicto XVI continúa rezando por Haití

Los logros y los desafíos actuales de la ONU según la Santa Sede

El Papa pide que en octubre se rece por las universidades católicas

Mundo

Los obispos a los fieles españoles: “estad atentos” a lo que diga el Papa

Jerusalén: Un congreso para mujeres católicas de todo el mundo

Los obispos argentinos animan a la práctica de la ‘lectio divina’

Entrevistas

Padre Louis Lougen: El reto de dirigir a los Oblatos de María Inmaculada

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ZENIT celebra su reunión anual

Documentación

El diálogo, instrumento fundamental de la ONU, según la Santa Sede

“¡Bienvenido, Santo Padre!”


Santa Sede


Benedicto XVI continúa rezando por Haití
Más de un millón de desplazados por el terremoto continúan en campamentos
CIUDAD DEL VATICANO/PUERTO PRÍNCIPE, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI continúa rezando por Haití, como destacó este miércoles al dirigirse a un grupo de peregrinos haitianos presentes en la audiencia general, en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Al final de la síntesis de su catequesis en francés, el Papa dijo: “Me complace acoger esta mañana a los francófonos presentes, en particular a los venidos de Haití”.

“Continúo llevando a los haitianos en mi oración suplicando a Dios que les alivie de su miseria”, afirmó.

Y añadió: “Que vuestra peregrinación a Roma, queridos peregrinos, sea para todos vosotros la oportunidad de profundizar vuestra relación personal con Cristo”.

Emergencia desde enero

Nueve meses después del terremoto que devastó la isla, la situación humanitaria en Haití continúa siendo de emergencia y más de un millón de desplazados, un número que crece en lugar de disminuir, siguen viviendo en tiendas de campaña.

El nuncio apostólico en Haití, monseñor Bernardito Auza, describe así la situación actual en Haití para a la agencia Fides.

“Se pueden ver muchos nuevos campamentos improvisados en las colinas, en el norte de Puerto Príncipe, probablemente por miedo a las inundaciones, que, gracias a Dios, hasta ahora no han llegado”, explica.

Según monseñor Auza, “hasta ahora parece inalcanzable una solución que resuelva el problema de los desplazados”.

El primer campamento establecido por el Gobierno de la transición y la comunidad internacional en la zona de Corail, al norte y al noreste de la capital parece haber fracasado en su objetivo, debido a la falta de servicios.

Se dice que la mitad de las aproximadamente diez mil personas que estaban alojadas en ese campamento han regresado a la ciudad.

En opinión del arzobispo, la mejor solución es llevar a las familias a sus comunidades de origen, a los mismos barrios y lugares donde estaban sus casas.

Eso es lo que han hecho, por ejemplo los Catholic Relief Services (CRS), que construyen casas provisionales en el mismo lugar donde tenían sus casas antes del terremoto.

No ha empezado la reconstrucción

Construir casas definitivas es algo que el Gobierno y la comunidad internacional no se plantean en estos momentos, ya que sería demasiado costoso y en estos momentos hay necesidades más urgentes.

De hecho, según monseñor Auza, “la reconstrucción propiamente dicha no ha comenzado todavía”.

El Estado ha definido el centro de Puerto-Príncipe, casi completamente destruido por el terremoto, como el futuro nuevo centro del Gobierno, donde se construirán los edificios estatales, los ministerios, etcétera.

Pero los proyectos aún no están definidos. En esa zona se encontraba también la catedral, que el terremoto destruyó.

La Iglesia tiene muchos proyectos, pero las construcciones tampoco han comenzado todavía.

El nuncio espera que en el primer aniversario del terremoto, la Iglesia pueda lanzar los primeros proyectos, entre ellos la reconstrucción del seminario mayor nacional.

De momento, los seminaristas se encuentran en grandes tiendas de campaña, una situación que puede durar años.

“Esperamos que dentro de tres años podamos inaugurar un nuevo y moderno Seminario Mayor”, dice el arzobispo.

Elecciones

Por otra parte, las elecciones presidenciales, parlamentarias y locales cuya primera ronda está prevista para el próximo 28 de noviembre ocupan la atención de muchas personas. 19 candidatos compiten por la sede de Presidente de la República.

“Los problemas políticos (como el boicot de la oposición) y logísticos (por ejemplo, el registro de los votantes y la emisión de documentos de identidad) son enormes”, reconoce el nuncio.

“Sin embargo -añade-, Haití y la comunidad internacional creen que, a pesar de ello, es necesario celebrar las elecciones para consolidar la estabilidad política”.



 

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Los logros y los desafíos actuales de la ONU según la Santa Sede
Monseñor Mamberti interviene en la 65ª sesión de la asamblea general
NUEVA YORK, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La Santa Sede considera que “el diálogo entre los representantes de las naciones, que se renueva cada año en todas las sesiones de la Asamblea general y que permanece abierto y vivo en los demás órganos y en las agencias de la 'familia de la ONU' ha sido el instrumento fundamental” para cumplir su objetivo.

Lo afirmó el secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, al intervenir este miércoles en la 65ª sesión de la asamblea general de la ONU en Nueva York.

“Los resultados positivos que la comunidad internacional ha obtenido durante la sesión precedente de la Asamblea general, así como el innegable bien que la Organización de Naciones Unidas representa para toda la humanidad, no podrían haberse esperado sin el diálogo entre los gobiernos, al que se añaden con fuerza y eficacia cada vez mayores los interlocutores de la sociedad civil”, reconoció.

“Sin embargo -explicó-, para ser sincero y plenamente eficaz, este diálogo debe ser realmente dia-logos –intercambio de sabiduría y sabiduría compartida”.

El representante de la Santa Sede indicó que “dialogar no significa sólo escuchar las aspiraciones y los intereses de las demás partes e intentar encontrar compromisos”, sino que “debe pasar rápidamente del intercambio de palabras y de la búsqueda del equilibrio entre intereses opuestos a un verdadero compartir la sabiduría por el bien común”.

El arzobispo reconoció que en la ONU “a veces, este diálogo ha sido, más que nada, una confrontación entre ideologías opuestas y posturas irreconciliables”.

“Sin embargo -aseguró-, las Naciones Unidas se han convertido en un elemento insustituible en la vida de las poblaciones y en la búsqueda de un futuro mejor para todos los habitantes de la Tierra”.

“Por eso la ONU es objeto de una gran atención por parte de la Santa Sede y de la Iglesia católica, como han demostrado las visitas de los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI”, añadió.

La Santa Sede considera que “los sesenta y cinco años de vida de la ONU son ya en sí un acontecimiento histórico único, especialmente si se los compara con la pérdida de las esperanzas puestas en las Conferencias de Paz, a principios del siglo XX, y después en la Sociedad de Naciones”.

“A pesar de las imperfecciones de sus estructuras y de su funcionamiento, la ONU ha tratado de aportar soluciones a los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural y humanitario”, dijo el prelado.

Logros

En la perspectiva del diálogo internacional fecundo logrado en los debates generales anuales de la asamblea general, monseñor Mamberti destacó diversos signos de progreso en la elaboración normativa del desarme y de la no proliferación de armas, verificados durante la anterior sesión de la asamblea general.

“En primer lugar, la Santa Sede acoge con satisfacción la entrada en vigor, el pasado 1 de agosto del Tratado sobre la prohibición de las armas de racimo”, señaló.

A continuación apuntó “otro resultado importante del diálogo internacional”: la conclusión positiva, el pasado mes de mayo, de la octava Conferencia de Examen del Tratado de no proliferación nuclear.

Y junto a ella, la publicación de un documento consensuado que prevé diferentes acciones relacionadas con los tres puntos fundamentales del Tratado: el desarme nuclear, la no proliferación de armas nucleares y la utilización pacífica de la energía nuclear.

En este sentido, la Santa Sede considera un “signo importante de esperanza la decisión de convocar antes de 2012 una Conferencia para un Oriente Medio libre de armas nucleares y de las demás armas de destrucción masiva”.

Por otra parte, monseñor Mamberti recordó en su intervención la celebración, el pasado mes de julio, de la primera sesión del comité Preparatorio de la Conferencia sobre el Tratado sobre el comercio de armas, prevista para 2012.

“Esta Conferencia deberá elaborar un instrumento jurídicamente vinculante “que establecerá las normas internacionales más estrictas posibles” sobre la transferencia de armas convencionales”, dijo.

“Hay que aplaudir también la firma del Tratado New START, entre los Estados Unidos y la Federación Rusa, sobre la reducción ulterior y la limitación de armas estratégicas ofensivas”, añadió.

El prelado dijo que “esta firma constituye un paso adelante en las relaciones entre las potencias nucleares y la Santa Sede espera que abra otras perspectivas y conduzca a reducciones sustanciales en el futuro”.

En este sentido, destacó que “durante la presente sesión de la Asamblea General, se ha celebrado un encuentro de Alto Nivel sobre el Desarme, que ha sido muy útil para discutir formas de aportar una nueva vía a la Conferencia sobre el Desarme y para continuar construyendo un consenso sobre los grandes desafíos del desarme”.

En particular, se refirió al Tratado de total prohibición de ensayos nucleares y al Tratado sobre la prohibición de la producción de materias fisionables.

“Hay que continuar haciendo todo lo posible para llegar a un mundo liberado de armas nucleares -dijo-. Es un objetivo al que no se puede renunciar, aunque sea complejo y difícil de alcanzar, y la Santa Sede apoya todo esfuerzo en este sentido”.

Por otra parte, recordó la “contribución sin precedentes” de la ONU a la paz y a la cooperación internacional en Haití, donde durante el terremoto del pasado mes de enero fallecieron el Jefe de la Misión de las Naciones Unidas, el embajador Hédi Annabi, su adjunto, el Doctor Luiz Carlos da Costa, y otros ochenta y dos funcionarios civiles y miembros de las fuerzas de paz.

Monseñor Mamberti aprovechó su intervención de ayer para reiterar, en nombre del Papa, el “pésame al Secretario General y a las autoridades nacionales de las personas fallecidas, así como a sus compañeros y a sus familiares”.

“Su sacrificio debe convertirse en un estímulo renovado para un compromiso global a favor del mantenimiento de la paz”, afirmó.

El arzobispo destacó también el aprecio de la Santa Sede por la acción realizada por las fuerzas de paz y por las misiones cumplidas durante la sesión anterior de la asamblea general.

En este sentido, dijo que “el aumento importante de solicitudes de intervención de estos últimos años, manifiesta, por una parte, la confianza creciente en la acción de la ONU en cooperación con las organizaciones regionales, pero, por otra, destaca la importancia de una función cada vez mayor de la ONU y de organizaciones regionales en la diplomacia preventiva”.

Desafíos

Sin embargo, el secretario para las relaciones de la Santa Sede con los Estados reconoció que “no faltan motivos de preocupación por todos los desafíos referentes a la seguridad global y la paz”.

Entre ellos, se refirió a los gastos militares mundiales, que “continúan siendo excesivamente onerosos e incluso aumentan”.

También habló del “problema del ejercicio del derecho legítimo de los Estados a un desarrollo pacífico de la energía nuclear, compatible con un control internacional efectivo de la no proliferación”.

En este sentido, dijo que “la Santa Sede anima a todas las partes implicadas en la regulación de diversas controversias en curso, especialmente las concernientes a la Península coreana y al Golfo Pérsico, así como las zonas adyacentes, a profundizar en un diálogo sincero que sepa conciliar armónicamente los derechos de todas las naciones interesadas”.

Refiriéndose a problemas de otras zonas concretas del planeta, monseñor Mamberti lamentó “las recientes y terribles calamidades naturales en Pakistán”, que “se añaden a las dificultades causadas por los conflictos que afligen a esta región”.

Sobre éstas, dijo que “a la respuesta humanitaria, que debe ser generosa, y a otras medidas coyunturales, hay que asociar un esfuerzo de comprensión recíproca y de profundización en las causas de las hostilidades”.

También habló de Oriente Medio, y afirmó que “el diálogo sincero, la confianza y la generosidad de saber renunciar a intereses circunstanciales o a corto plazo, es el camino para una solución duradera del conflicto entre el Estado de Israel y los palestinos”.

“El diálogo y la comprensión entre las distintas partes implicadas es también la única vía para la reconciliación en Irak y en Myanmar por ejemplo, así como para la solución de las dificultades étnicas y culturales en Asia Central, en las regiones del Cáucaso y para calmar las tensiones recurrentes en África, entre otras en Sudán, en vísperas de plazos decisivos”.

El representante de la Santa Sede quiso destacar que “en la mayor parte de estos conflictos, entra en juego un elemento económico importante”.

En este sentido, aseguró que “una mejora sustancial de las condiciones de vida de la población palestina y de los demás pueblos que viven situaciones de guerra civil o regional, aportará ciertamente una contribución esencial para que la oposición violenta se transforme en diálogo sereno y paciente”.

Objetivos del Milenio

La intervención del arzobispo continuó con una referencia al evento de alto nivel sobre los Objetivos del Milenio que se celebró en la misma sede de la ONU de Nueva York hace unos días.

Destacó que la Santa Sede acoge con alegría la voluntad reiterada de todos los Estados de la ONU de “desarraigar la pobreza” y su deseo de que se lleve a cabo con determinación.

Sin embargo, advirtió que no se alcanzarán estos objetivos sin la realización de dos grandes imperativos morales.

En primer lugar, señaló la necesidad de que los países ricos y emergentes cumplan sus compromisos de ayuda al desarrollo y establezcan un marco financiero y comercial netamente favorable a los países más débiles.

Y por otra parte, dijo que todos los países, pobres y ricos, “deben garantizar un viraje ético de la política y de la economía, que garantice un buen gobierno y erradique todas las formas de corrupción”.

“Si no -declaró-, se corre el riesgo de llegar a 2015 habiendo obtenido resultados insuficientes, excepto quizás, pero sería triste y paradójico, en los ámbitos del control demográfico y de la promoción de estilos de vida minoritarios, introducidos en algunos párrafos del documento de la reciente Cumbre”.

“En este caso, los objetivos del Mileno se convertirían en un verdadero fraude al desarrollo humano integral de las poblaciones”, alertó.

Monseñor Mamberti se refirió también al punto 7º de los Objetivos del Milenio que hace referencia al medio ambiente y declaró que “la cuestión no implica sólo aspectos científicos y medioambientales, sino también socio-económicos y éticos”.

Sobre este punto, explicó que “la Santa Sede espera que en la próxima sesión de la Conferencia de los Estados-miembros se tome una decisión política que haga más concretas las negociaciones sobre un acuerdo jurídicamente vinculante”.

Y advirtió que “no se trata sólo de desembocar en un mundo menos dependiente de combustibles fósiles y más comprometido con la eficiencia energética y a las energías alternativas, sino también de modificar comportamientos de consumo desenfrenado e irresponsable”.

La delegación de la Santa Sede en la ONU ha reiterado en diversas ocasiones respecto a los Objetivos del Milenio, que son estos comportamientos y no el crecimiento de la población ni la mejora de las condiciones de vida de los países menos desarrollados, los que ejercen una mayor e insostenible presión en los recursos y en el medio ambiente.

Objetivo: Derechos Humanos

En su intervención, monseñor Mamberti también señaló que “el interés nacional fundamental de todos los gobiernos debe ser la creación y el mantenimiento de las condiciones necesarias para desarrollar plenamente el bien integral -material y espiritual- de cada uno de los habitantes de su nación”.

“Por eso -dijo-, el respeto y la promoción de los derechos humanos son el objetivo final del diálogo y de los asuntos internacionales y son al mismo tiempo, la condición indispensable para un diálogo sincero y fecundo entre las naciones”.

En este sentido, constató que “la misma historia del desarrollo de los derechos humanos demuestra que el respeto a la libertad religiosa, que incluye el derecho a expresar públicamente la propia fe y a difundirla, es la piedra fundamental de todo el edificio de los derechos humanos”.

Advirtió que “si falta la libertad religiosa, todos los derechos humanos corren el riesgo de convertirse en concesiones del gobierno o, como máximo, en el resultado de un equilibrio de fuerzas sociales, variable por naturaleza”.

Sobre esta cuestión, citó el discurso que Benedicto XVI pronunció en esa misma sala el 18 de abril de 2008, en el cual el Papa advirtió que cuando se abandona la referencia al sentido de la trascendencia y de la razón natural, se violan gravemente la libertad y la dignidad del hombre y los fundamentos objetivos de los valores que inspiran y gobiernan el orden internacional se ven amenazados.

Monseñor Mamberti afirmó que “la mayor garantía de que la ONU continúe cumpliendo su misión histórica de mantener unidos y de coordinar a todos los Estados para unos objetivos comunes de paz, seguridad y desarrollo humano integral para todos, será dada por una referencia constante a la dignidad de todos los hombres y mujeres y por su respeto efectivo, empezando por el derecho a la vida -incluso de los más débiles como los enfermos en fase terminal y los niños por nacer- y a la libertad religiosa”.

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El Papa pide que en octubre se rece por las universidades católicas
Intenciones de oración para el mes que viene
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha pedido oraciones de los cristianos para el próximo mes de octubre por las universidades católicas, y por la celebración de la Jornada Misionera mundial, que se celebrará el próximo 24 de octubre.

Es la propuesta que hace en las intenciones de oración para el mes de octubre, contenidas en la carta pontificia que ha confiado al Apostolado de la Oración, iniciativa que siguen cerca de 50 millones de personas en los cinco continentes.

El obispo de Roma presenta dos intenciones, una general y la otra misionera.

La intención general para este mes es: "Para que las universidades católicas sean cada vez más lugares donde, gracias a la luz del Evangelio, sea posible experimentar la unidad armónica entre fe y razón”.

Su intención misionera es: "Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión para comprender que la tarea de anunciar a Cristo es un servicio necesario e irrenunciable que la Iglesia está llamada a llevar a cabo a favor de la humanidad".



 



 

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Mundo


Los obispos a los fieles españoles: “estad atentos” a lo que diga el Papa
Mensaje ante la próxima visita de noviembre
MADRID, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ante la próxima visita del Papa, el 6 y 7 de noviembre, los obispos invitan a los fieles a “estar muy atentos” a lo que diga, y a seguir sus intervenciones, si no es posible en directo, a través de los medios de comunicación.

El mensaje de bienvenida al Papa fue publicado hoy al concluir la CCXVII Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, reunida en Madrid.

La visita a Santiago y Barcelona será “con motivos bien precisos, a dos Iglesias diocesanas, cuyos obispos ya se han dirigido a sus fieles explicándoles la importancia de este acontecimiento providencial y exhortándolos a acoger al Sucesor de Pedro”.

El resto de las diócesis, afirman los prelados, también deben participar: “todos hemos de aprovechar espiritualmente la visita del Santo Padre, al que damos ya desde ahora la más cordial bienvenida”.

“Esperamos con fe y con ilusión su Visita. Sabemos bien que donde está Pedro, allí está la Iglesia católica – afirman -. Santiago y Barcelona podrán experimentarlo de manera más viva y directa. Pero todas las diócesis de España están llamadas a beneficiarse”.

“Muchos peregrinarán a Santiago o a Barcelona. Otros podrán ver y escuchar al Papa por los medios de comunicación. Todos podrán unirse espiritualmente por medio de la oración, ya desde ahora, a las intenciones del Santo Padre”, añade el mensaje.

De hecho, la Conferencia Episcopal ha puesto en marcha una web para poder seguir la visita en directo, tal y como ZENIT informó el pasado martes.

De Santiago, los obispos recuerdan que el Papa “llega como peregrino a uno de los lugares apostólicos más emblemáticos de las raíces cristianas de España, de Europa y de América”.

En Barcelona, el Santo Padre consagrará en Barcelona el templo expiatorio de la Sagrada Familia, “bellísimo espacio, concebido e iniciado por el genial arquitecto y siervo de Dios Antonio Gaudí, que se halla ya en condiciones para acoger la celebración del culto divino”.

“A finales del siglo XIX, cuando se proyecta el templo, la Iglesia advertía ya que la familia natural y cristiana, basada en el matrimonio, constituye una célula básica de la sociedad, a la que el Estado y la Iglesia han de prestar una atención prioritaria, poniéndose a su servicio, sin preterirla ni suplantarla”, concluye el mensaje.



 

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Jerusalén: Un congreso para mujeres católicas de todo el mundo
Asamblea de la UMOFC en su centenario
ROMA, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La Asamblea que coincide con el centenario de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) tendrá lugar del 5 al 11 de octubre de 2010, en el Instituto Pontificio Notre Dame, de Jerusalén.

El tema de la asamblea a celebrar en Tierra Santa es “Vosotros seréis mis testigos” (Hechos, 1,8).

El objetivo de la UMOFC es promover la presencia, participación y corresponsabilidad de las mujeres católicas en la Iglesia y la sociedad para facilitarles el cumplimiento de su misión de fe, y para trabajar por el desarrollo humano y la paz en el mundo.

Esta Unión Mundial está integrada por casi cien organizaciones de mujeres católicas, que representan a más de cinco millones de mujeres que actúan en más de sesenta países y que han sido reconocidas por sus conferencias episcopales.

El Consejo Pontificio para los Laicos erigió a la UMOFC como asociación pública internacional de fieles.

En el momento en que la UMOFC celebra cien años de servicio de las mujeres en favor de las mujeres, la Iglesia y la sociedad, la organización considera apropiado, afirma un comunicado, “ir a las raíces de nuestra fe, la tierra por la que anduvo Jesús, para encontrarle de modo especial”.

A través del programa litúrgico y espiritual previsto, y la escucha de las Sagradas Escrituras, proclamadas en los santos lugares, quienes convocan a esta asamblea  esperan que las participantes crezcan en su relación con Jesucristo y se sientan inspiradas por el modelo de Nuestra Señora.

La Misa de Apertura será celebrada por su beatitud Fouad Twal, patriarca latino.

Ludmila Grygiel, escritora polaca que ha trabajado ampliamente sobre la vida de matrimonio y familia, así como antropología cristiana, será la ponente principal en el tema “Ustedes son testigos de Amor”.

Marguerite Peeters, periodista y escritora, fundadora y directora general del Institute for Intercultural Dialogue Dynamics, que estudia el cambio cultural global, presentará “Cómo ser un testigo de Cristo en un mundo globalizado”.

Christine Vollmer, fundadora y presidenta de Alianza para la Familia, una organización que se dedica a orientar a niño y jóvenes hacia una vida familiar y comunitaria sana, feliz y estable, presentará “La importancia de la formación para ser un testigo eficiente en el mundo de hoy”.

Florence Gillet, teóloga francesa y escritora, que ha publicado trabajos sobre María, Teresa de Lisieux y Chiara Lubich, hablará sobre “María, testigo del Amor de Dios, ayer y hoy”.

Ana Cristina Villa Betancourt, miembro de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, es responsable de la Sección de Mujeres del Consejo Pontificio para los Laicos, y presentará “Jesús y las mujeres: encontrarle, seguirle, ser sus testigos”.

Distintos oradores ofrecerán formación espiritual a 500 mujeres inscritas, procedentes de todo el mundo, para que puedan ser testigos fieles de Jesús.

Las realidades de la vida será presentadas por un panel de mujeres cristianas presentes en Tierra Santa: Claudette Habesch, directora de Caritas Jerusalén; Hanadi Soudah-Younan, profesor de la Universidad de Belén; y sor Maria Grech, FMM, directora del Centro de la Familia Franciscana en Belén.

Un panel formado por representantes de jóvenes focolares interconfesionales, organizado por Lina Morcos, intercambiarán sobre sus esfuerzos por construir paz para todos.

Los participantes asistirán a la misa dominical en diversas parroquias de rito latino y melkita, con el fin de encontrarse a “las piedras vivas” de la Iglesia, los cristianos de Tierra Santa.

Los delegados de las organizaciones miembro adoptarán resoluciones, elegirán nuevos líderes, y trabajarán para asegurar la viabilidad y fidelidad de la UMOFC, de manera que las futuras generaciones de mujeres católicas puedan crecer en el conocimiento y amor de la fe, con la que las actuales han sido confirmadas, para que tambien ellas puedan ser testigos de la fe.

Para más información:  www.wucwo.org.

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Los obispos argentinos animan a la práctica de la ‘lectio divina’
Publicado un subsidio para orar con la Biblia
BUENOS AIRES, jueves, 30 septiembre 2010 (ZENIT.org).- El Departamento de Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina, como conclusión del mes de la Biblia, ha publicado un subsidio titulado “Habla, Señor, que tu servidor escucha. Introducción a la práctica de la lectio divina” para ayudar a quienes se interesan (personas o grupos de reflexión) por la temática bíblica a acercarse –en actitud orante– a la Palabra de Dios.

Se trata de una serie de apuntes sobre la Lectura orante de la Biblia con orientaciones para seguir los pasos de esta antigua práctica de la Iglesia. Un método de lectura, individual o comunitaria, de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, que se desarrolla bajo la acción del Espíritu Santo en una actitud de oración, meditación y contemplación, y desemboca en acciones concretas.

La práctica de la lectio divina –indica un comunicado del Departamento de Pastoral Bíblica- “puede ser de gran utilidad por su simplicidad y probada riqueza”.

“Mediante ella –añade- es posible suscitar y alimentar un amor sincero y constante por la Escritura, fuente de vida interior y de fecundidad apostólica, ayudar a una mejor comprensión y activa participación de la liturgia y enriquecer la oración comunitaria y personal”.

Y es imprescindible, afirma citando a Benedicto XVI, en el discurso Inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Aparecida - 2007), “fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios. […] El discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la buena nueva de la salvación a sus hermanos”.

Los responsables de esta publicación son los miembros del Departamento de Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina: Monseñor Ramón Dus, obispo de Reconquista; los presbíteros Fabián Alesso, Marcelo Carraza, Gabriel Mestre, Gabriel Rodrígez, Rubén Dario Bergliaffa SSP, Michael Migu Kein SVD; las religiosas María de la Paz Carbonari DDM, María Inés Corral APSM, Zulema Rome SSPS, Elisa Zanín HMA; y los laicos María Luján Manzzotti, Rita Santanni, Ofelia Santoro, Jorge Fazzari, Marcelo Murúa y Gerardo García Helder.

Para más información: pastoralbiblica@fibertel.com.ar.

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Entrevistas


Padre Louis Lougen: El reto de dirigir a los Oblatos de María Inmaculada
Fue elegido el pasado martes durante el 35 capítulo de esta comunidad
ROMA, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Los Oblatos de María Inmaculada tienen nuevo superior general: se trata del padre Louis Lougen OMI, de 58 años, nacido en Buffalo, Nueva York.

Dice que asume este reto “Confiando en Dios y en el poder de la Oración para que me sostenga en este camino”. Sucede así al padre Guillermo Steckling OMI quien tuvo esta misión durante 12 años.

El padre Lougen pasa a ser el responsable de más de 4.440 oblatos en 66 países a lo largo y ancho del mundo. Hasta este momento se desempeñaba como Superior Provincial en los Estados Unidos.

Los Oblatos de María Inmaculada fueron fundados en 1816  en Aix-en-Provence, Francia por San Eugenio de Mazenod y tienen un acento muy importante en la vida misionera y la oración, así como la piedad filial a María.

El nuevo superior general fue escogido en el contexto del 35 capítulo que se realiza en Roma y que finaliza el próximo 8 de octubre. Allí están reunidos 89 misioneros de diferentes partes del mundo con el tema “Un corazón nuevo, un espíritu nuevo, una misión nueva”. ZENIT entrevistó al padre Loguen.

-¿Cómo recibe usted personalmente este nombramiento? 

P. Louis Lougen: Mi experiencia es de un cierto temor y también de un sentimiento de ser indigno, de decir que no estoy listo ni preparado. Pero, como dice San Pablo “Todo lo puedo en aquel que me conforta” Filipenses 4, 13. Esas palabras me dan fuerza porque cuando yo cuento con Dios encuentro la paz. Esto me hace recordar que el llamado que me ha hecho el Señor no es para tener éxito sino para ser fiel. Nuestro nombre es Oblatos, significa oblación, donación. Yo quiero entregar mi vida por mis hermanos. No me interesa ser el mejor general del mundo sino hacer lo que puedo y continuar el proyecto de nuestro fundador y la evangelización que Jesucristo nos llamó a ser.

-Como oblato usted vivió casi 20 años en Brasil. ¿Qué cree que le puede aportar esta experiencia para su nueva misión?

P. Louis Lougen: En Brasil he aprendido y vivido el carisma de estar cerca de los pobres, de enseñarles la Buena Nueva. Con la experiencia que obtuve en medio de la gente aprendí que son ellos los que nos enseñan.

Yo fui a Brasil a evangelizar pero fueron los pobres quienes me evangelizaron a mí. La alegría en los momentos más difíciles, más duros, de más sufrimiento, yo vi gente compartiendo su vida con nosotros, que ofrecían lo que no tenían para ayudar al otro. El perdón, la alegría, la gratuidad fueron los testimonios que recibí allí.

Creo que por eso los oblatos me invitaron a hacer esto, porque hablaron de cómo conocer la vida de los pobres y esa es nuestra misión. Ellos me enseñaron el amor a María Santísima, que tanto falta en Estados Unidos. En Brasil María es una persona que camina con la gente y a quien tienen muy cerca.

-¿Y qué puede aportarle su experiencia en Estados Unidos como superior provincial?

P. Louis Lougen: Estados Unidos es una provincia muy grande. Allí aprendí más una misión administrativa, el entender cómo las provincias funcionan. Fue una experiencia de recibir cualidades que puedo usar como padre general.

-¿Cuáles son principales los desafíos que afronta ahora la comunidad de los Oblatos de María Inmaculada?

P. Louis Lougen: Un gran desafío es el tema del capítulo: la conversión y el cambio de nuestras vidas para que estén más centradas en Jesucristo, en la palabra de Jesús y en la eucaristía. En el mundo hay una gran tendencia al individualismo y esto lamentablemente afecta a veces nuestra comunitaria.

Otro desafío es el deseo de trabajar y hacer la misión de Dios y entender que somos sus obreros. También debemos procurar tener una vida más centrada en Jesús. Esto renovaría mucho nuestra vida comunitaria y nuestra vocación. Igualmente tenemos el reto de la vida misionera.

Estamos presentes en muchos países de tradición cristiana pero que han perdido su fe. En el hemisferio norte: Europa, Estados Unidos y Canadá hay mucha gente que ha perdido su interés en Dios.

Tenemos el desafío de evangelizar en este mundo secularizado y estamos estudiando algunas experiencias para ver cómo anunciamos allí el Evangelio. En países como la India, por ejemplo, los católicos son una gran minoría y nosotros hablamos de diálogo pero la mayoría no quiere ni siquiera dialogar con nosotros. Tenemos que ver cómo inserir el mensaje de Jesús en las diferentes culturas donde estamos presentes.

-¿Cómo está la situación de vocaciones en los Oblatos de María Inmaculada?

P. Louis Lougen: Esta es una preocupación constante para nosotros. En el hemisferio sur: Asia, África y América Latina, estamos muy bendecidos con muchas vocaciones. Aquí viene el desafío de cómo sostenerlas porque a veces nos faltan recursos económicos para ello. Y de nuevo, el secularismo, que tanto ha golpeado a Europa y Norteamérica, hace que haya pocas vocaciones allí. Es necesario realizar una pastoral vocacional más apropiada.

-Si usted conociera un joven que le dice que quiere ser oblato de María Inmaculada ¿qué le diría?

P. Louis Lougen: ¡Que venga!, que es una vocación hermosa, que vale la pena vivirla. Nuestro carisma tiene varias riquezas: la primera es que atrae a los jóvenes porque estamos muy cerca a los pobres. Es un regalo de nuestro fundador. San Eugenio de Mazenod fue obispo y dejaba la puerta de su oficina abierta y la gente podía venir para hablar con él. A nosotros viene la gente más sencilla.

Otra riqueza es que tenemos una espiritualidad muy bonita y muy profunda. Nuestro fundador experimentó el amor incondicional de Jesucristo en el Viernes Santo en 1807, y de este amor y de esta experiencia, su vida cambió totalmente de rumbo y comenzó a trabajar con los más pobres. El escribió su experiencia puede sintetizarse en esta frase: “quiero ser siervo y sacerdote de los pobres”.

Nos centramos en Jesús crucificado, quien nos da la vida, el amor y la misión. Otro aspecto muy importante es la fraternidad de los padres y hermanos que formamos esta comunidad: Yo de joven estudié con los Oblatos de María Inmaculada y al ver la fraternidad y la alegría me sentí muy atraído.

En nuestra vida es también muy importante el amor a María Inmaculada. Nuestro fundador dijo que nuestro nombre es un pasaporte para el cielo. Estos elementos, yo creo, son muy interesantes para la juventud de hoy y el reto para nosotros está en experimentarlos cada vez más en nuestra vida.

-¿Cómo conservar la fidelidad al carisma, tras tantos años de fundación y con la presencia en realidades socio culturales tan distintas?

P. Louis Lougen: Para mí una de las tareas principales debe ser la de animar la comunión de todos los oblatos. La visita personal del padre general y la comunicación constante a través de las nuevas tecnologías, pueden ayudar a que se conserve más el carisma.

Este capítulo tiene el llamado a la conversión y nos está invitando a volver a las raíces y a renovar el espíritu porque después de tantos años podemos desviarnos de la raíz. Queremos retomar cada vez más el espíritu que San Eugenio nos dejó. Él nos dijo: “Entre ustedes, oblatos, la caridad, la caridad, la caridad”.

Para salvación de las almas es necesario el celo apostólico. También nos dijo “¡sed santos!”. Desde hace un año y medio estamos retomando este llamado para vivir intensamente nuestro carisma original.

Otro elemento, que para mí es muy importante, es nuestro ritmo de oración. Debemos juntarnos en comunidad en la capilla, delante del Santísimo Sacramento en silencio por media hora todos los días.

Nuestro fundador escribió que debemos estar unidos a Jesús y con los hermanos en el mundo entero. Así conservaremos el carisma para nosotros y para quienes vendrán después. Nos debe unir el mismo espíritu a los padres y hermanos tanto en Canadá como Italia; en Brasil como Colombia o África.

Creo que es un acto de fe que tenemos que renovar y renovarnos todos los días. Estar unidos a Jesús como los sarmientos a la vid.

Por Carmen Elena Villa

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Espiritualidad


Evangelio del domingo: Es gratis
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
OVIEDO, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, 3 de octubre, XXVII del tiempo ordinario (Lucas  17,5-10), redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y de Jaca. 



 



 

* * *



 

Están Jesús y los discípulos frente a frente, y se plantea un tema tan básico como el de la fe. Ellos ven la desproporción entre lo que el Maestro propone y lo que de hecho sus vidas dan de sí. Por eso aquella petición con un humilde realismo por parte de aquellos hombres: "auméntanos la fe". Es la experiencia de vértigo ante Alguien grande, ante un maestro diferente en Israel.

Jesús provoca a sus discípulos de frágil fe, utilizando el recurso de la paradoja: creer hasta lo imposible -trasplante de la morera al mar-. Sin duda quedarían completamente descolocados. Porque creer no es una postura fingida, sino la adhesión de toda la persona. La fe que iba derivándose como condición para ser discípulo de Jesús, no era una cuestión periférica para los momentos de apuro y dificultad, sino una fe para todo momento, suceda lo que suceda, pinte lo que pinte: lo que es imposible para vosotros no lo es para Dios.

En segundo lugar, una fe que es un don. La adhesión a Dios que transforma en posibles los imposibles, no es fruto del empeño, ni del noble es fuerzo, sino una gracia que Dios concede a quien la pide y la acoge. De modo que es impropio ponerle un precio a lo que se ha recibido gratis. Es lo que Jesús explica con el ejemplo del criado del campo: "somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer".

Hoy a nosotros también nos provoca Jesús, cuando nos asomamos a tantos imposibles como nuestro mundo tiene planteados: violencias, guerras, corrupciones, hambres, inhumanismos, increencia, desencantos... No es un desafío a nuestra habilidad o estrategia, sino a nuestra fe, porque la solución de nuestros contenciosos no pasa simplemente por nuestras estratagemas o ardides, sino por la realización del proyecto de Dios sobre la historia, es decir, el Reino.

Tener fe es adherirse a Dios y a su proyecto, haciéndolo realidad, sueño cumplido y no pesadilla a olvidar. Apasionarse por ese diseño divino, con todo el corazón y con toda la inteligencia. Al final de todo, no podremos esgrimir ante Dios que le hemos hecho un favor por haber creído en Él y haber colaborado en la realización de su proyecto. Y no podremos pasarle factura ni cobrarle honorarios, por que ser humanos y creyentes es lo que teníamos que ser, para eso nacimos. Sin duda que también nosotros, llegados a este punto de ver cómo es nuestra fe, acabamos diciendo aquello de los discípulos: "Señor, auméntanos la fe".



 

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Mensaje a nuestros lectores


ZENIT celebra su reunión anual
No habrá servicio de noticias este viernes

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Con motivo del WAM (World Annual Meeting), la reunión general que los miembros de ZENIT celebramos cada año, informamos a nuestros lectores que el servicio informativo se interrumpirá mañana viernes.

Esta reunión, en la que participan todos los miembros de ZENIT y que tiene lugar en Roma, es un momento fundamental en la vida de nuestra agencia, cuando se hace balance del trabajo realizado y se planifica el trabajo de todo el curso.

Para este año tendremos varias novedades interesantes de las que les iremos informando oportunamente.

Por otro lado, ya saben que su opinión importa mucho en ZENIT. Si desean participar con alguna aportación en el WAM, pueden dejar una sugerencia aquí.

Muchas gracias

El equipo de ZENIT

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Documentación


El diálogo, instrumento fundamental de la ONU, según la Santa Sede
Intervención de monseñor Mamberti en la 65ª sesión de la asamblea general
NUEVA YORK, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, pronunció este miércoles en la 65ª sesión de la asamblea general de la ONU en Nueva York.

 



 

***

Señor Presidente

En nombre de la Santa Sede, me complace presentarle vivas felicitaciones por su elección a la Presidencia de la sexagésimo-quinta sesión de la Asamblea general, así como los mejores deseos para el feliz cumplimiento de su misión. En este nuevo periodo de trabajo de la Asamblea general, la Santa Sede desea ofrecerle su sincera colaboración para afrontar los numerosos desafíos que debe encarar la comunidad internacional.

Desde 1945, cada año, a la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, llegan los Jefes de Estado o de Gobierno, los Ministros de Asuntos exteriores de todos los continentes, para debatir juntos las respuestas que aportar a las grandes cuestiones relativas a la gestión común de los asuntos mundiales, especialmente en materia de paz, de seguridad colectiva, de desarme, de defensa de los derechos humanos, de cooperación al desarrollo y de protección del medio ambiente.

Los sesenta y cinco años de vida de la ONU son ya en sí un acontecimiento histórico único, especialmente si se los compara con la pérdida de las esperanzas puestas en las Conferencias de Paz, a principios del siglo XX, y después en la Sociedad de Naciones. La misma presencia de las Naciones Unidas demuestra que la humanidad ha encontrado en la Organización una respuesta a los terribles dramas de las dos guerras mundiales. A pesar de las imperfecciones de sus estructuras y de su funcionamiento, la ONU ha tratado de aportar soluciones a los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural y humanitario, esforzándose por cumplir el mandato que le ha sido confiado a través del artículo 1º de la Carta, es decir: constituir un centro para la coordinación de la actividad de las naciones para el mantenimiento de la paz y de las relaciones amistosas entre las poblaciones (cf. Carta de las Naciones Unidas, art. 1.2-1.4).

El diálogo entre los representantes de las naciones, que se renueva cada año en todas las sesiones de la Asamblea general y que permanece abierto y vivo en los demás órganos y en las agencias de la “familia de la ONU” ha sido el instrumento fundamental para cumplir este mandato.

A veces, este diálogo ha sido, más que nada, una confrontación entre ideologías opuestas y posturas irreconciliables; sin embargo las Naciones Unidas se han convertido en un elemento insustituible en la vida de las poblaciones y en la búsqueda de un futuro mejor para todos los habitantes de la Tierra. Por eso la ONU es objeto de una gran atención por parte de la Santa Sede y de la Iglesia católica, como han demostrado las visitas de los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

En esta perspectiva de un diálogo internacional fecundo, realizado especialmente durante las deliberaciones y los debates que han tenido lugar en esta sala, querría recordar algunos acontecimientos importantes relativos a la paz y a la seguridad mundial, que se han verificado durante la sexagésimo-cuarta sesión de la Asamblea general.

En primer lugar, la Santa Sede acoge con satisfacción la entrada en vigor, el pasado 1 de agosto del Tratado sobre la prohibición de las armas de racimo. Este instrumento, que la Santa Sede fue uno de los primeros Estados en ratificar, representa en efecto un resultado importante para un multilateralismo basado en la cooperación constructiva entre los gobiernos y la sociedad civil, así como en el vínculo entre el derecho humanitario y los derechos humanos. Un resultado como éste ha sido posible precisamente gracias al espíritu de colaboración que anima a los distintos agentes internacionales y que ha aumentado durante estos últimos sesenta y cinco años.

Otro resultado importante del diálogo internacional ha sido la conclusión positiva, el pasado mes de mayo, de la octava Conferencia de Examen del Tratado de no proliferación nuclear, con la publicación de un documento consensuado que prevé diferentes acciones relacionadas con los tres puntos fundamentales del Tratado: el desarme nuclear, la no proliferación de armas nucleares y la utilización pacífica de la energía nuclear. Entre ellas se destaca, como signo importante de esperanza, la decisión de convocar antes de 2012 una Conferencia para un Oriente Medio libre de armas nucleares y de las demás armas de destrucción masiva.

Siempre en materia de paz, de desarme y de seguridad colectiva, el desarrollo en Nueva York, el pasado mes de julio, de la primera sesión del comité Preparatorio de la Conferencia sobre el Tratado sobre el comercio de armas, prevista para 2012, merece también ser recordado. Esta Conferencia deberá elaborar un instrumento jurídicamente vinculante “que establecerá las normas internacionales más estrictas posibles” sobre la transferencia de armas convencionales. De este encuentro ha surgido que, en adelante, el proceso iniciado sobre el Tratado es compartido por todos los Estados, que son conscientes de la necesidad de reglamentar jurídicamente el comercio de armas, por razones de paz, de protección humanitaria y también de desarrollo social y económico. El debate durante esta sesión de la Asamblea general puede también aportar una importante contribución de cara a la Conferencia de 2012.

En el contexto de un espíritu de diálogo internacional de éxito, hay que aplaudir también la firma del Tratado New START, entre los Estados Unidos y la Federación Rusa, sobre la reducción ulterior y la limitación de armas estratégicas ofensivas. Esta firma constituye un paso adelante en las relaciones entre las potencias nucleares y la Santa Sede espera que abra otras perspectivas y conduzca a reducciones sustanciales en el futuro. En este sentido, durante la presente sesión de la Asamblea General, se ha celebrado un encuentro de Alto Nivel sobre el Desarme, que ha sido muy útil para discutir formas de aportar una nueva vía a la Conferencia sobre el Desarme y para continuar construyendo un consenso sobre los grandes desafíos del desarme, en particular el Tratado de total prohibición de ensayos nucleares y el Tratado sobre la prohibición de la producción de materias fisionables. Hay que continuar haciendo todo lo posible para llegar a un mundo liberado de armas nucleares. Es un objetivo al que no se puede renunciar, aunque sea complejo y difícil de alcanzar, y la Santa Sede apoya todo esfuerzo en este sentido.

Durante la sesión precedente de la Asamblea General, la ONU ha ofrecido una contribución sin precedentes a la paz y a la cooperación internacional en Haití, donde, durante el terremoto del 12 de enero de 2010 fallecieron el Jefe de la Misión de las Naciones Unidas, el Señor Embajador Hédi Annabi, su adjunto, el Doctor Luiz Carlos da Costa, así como otros ochenta y dos funcionarios civiles y miembros de las fuerzas de paz. En nombre del Santo Padre, querría expresar de nuevo un sincero pésame al Secretario General y a las autoridades nacionales de las personas fallecidas, así como a sus compañeros y a sus familiares. Su sacrificio debe convertirse en un estímulo renovado para un compromiso global a favor del mantenimiento de la paz.

La Santa Sede siempre ha reconocido y apreciado la acción realizada por las fuerzas de paz, y desea reiterar su aprecio por las misiones cumplidas durante la sesión precedente de la Asamblea general. El aumento importante de solicitudes de intervención de estos últimos años, manifiesta, por una parte, la confianza creciente en la acción de la ONU en cooperación con las organizaciones regionales, pero, por otra, destaca la importancia de una función cada vez mayor de la ONU y de organizaciones regionales en la diplomacia preventiva. Asimismo, la acción de la Comisión de consolidación de la paz sigue siendo fundamental para recomponer el tejido social, jurídico y económico destruido por la guerra y evitar la repetición de conflictos. Las iniciativas de prevención de conflictos, de resolución pacífica de los mismos, de separación de los beligerantes y de reconstrucción merecen un apoyo político y económico general de todos los miembros de las Naciones Unidas. El apoyo de todos constituirá una elocuente manifestación de confianza en un destino solidario de la humanidad.

Si se puede pensar que la elaboración normativa del desarme y de la no proliferación de armas presenta signos de progreso, por contra no faltan motivos de preocupación por todos los desafíos referentes a la seguridad global y la paz. Ante todo, los gastos militares mundiales continúan siendo excesivamente onerosos e incluso aumentan. Continúa el problema del ejercicio del derecho legítimo de los Estados a un desarrollo pacífico de la energía nuclear, compatible con un control internacional efectivo de la no proliferación. La Santa Sede anima a todas las partes implicadas en la regulación de diversas controversias en curso, especialmente las concernientes a la Península coreana y al Golfo Pérsico así como las zonas adyacentes, a profundizar en un diálogo sincero que sepa conciliar armónicamente los derechos de todas las naciones interesadas.

Las recientes y terribles calamidades naturales en Pakistán se añaden a las dificultades causadas por los conflictos que afligen a esta región. A la respuesta humanitaria, que debe ser generosa, y a otras medidas coyunturales, hay que asociar un esfuerzo de comprensión recíproca y de profundización en las causas de las hostilidades.

Del mismo modo, el diálogo sincero, la confianza y la generosidad de saber renunciar a intereses circunstanciales o a corto plazo, es el camino para una solución duradera del conflicto entre el Estado de Israel y los Palestinos. El diálogo y la comprensión entre las distintas partes implicadas es también la única vía para la reconciliación en Irak y en Myanmar por ejemplo, así como para la solución de las dificultades étnicas y culturales en Asia Central, en las regiones del Cáucaso y para calmar las tensiones recurrentes en África, entre otras en Sudán, en vísperas de plazos decisivos.

En la mayor parte de estos conflictos, entra en juego un elemento económico importante. Una mejora sustancial de las condiciones de vida de la población palestina y de los demás pueblos que viven situaciones de guerra civil o regional, aportará ciertamente una contribución esencial para que la oposición violenta se transforme en diálogo sereno y paciente.

Señor Presidente,

hace unos días, se celebró en este lugar, el Evento de Alto Nivel sobre los Objetivos del Milenio. Todos los Estados de la ONU se han comprometido una vez más solemnemente a realizar todos los esfuerzos necesarios para lograr estos objetivos antes de 2015. La Santa Sede no puede sino alegrarse de la voluntad reiterada de desarraigar la pobreza y desea que se lleve a cabo con determinación. Sin embargo, es importante destacar que no se alcanzarán estos objetivos sin la realización de dos grandes imperativos morales. Por una parte, es necesario que los países ricos y emergentes cumplan totalmente sus compromisos de ayuda al desarrollo y creen y hagan funcionar, inmediatamente, un marco financiero y comercial netamente favorable a los países más débiles. Por otra parte, pobres y ricos, deben garantizar un viraje ético de la política y de la economía, que garantice un buen gobierno y erradique todas las formas de corrupción. Si no, se corre el riesgo de llegar a 2015 habiendo obtenido resultados insuficientes, excepto quizás, pero sería triste y paradójico, en los ámbitos de control demográfico y de la promoción de estilos de vida minoritarios, introducidos en algunos párrafos del documento de la reciente Cumbre. En este caso, los objetivos del Mileno se convertirían en un verdadero fraude al desarrollo humano integral de las poblaciones.

En lo que se refiere al medio ambiente -que constituye también el punto nº 7 de los objetivos del Milenio-, la participación de más de ciento quince Jefes de Estado y de gobierno en la Conferencia de los Estados-miembros en la Convención sobre el Cambio climático, que se celebró en Copenhague en diciembre de 2009, ha revelado la atención y la importancia de un tema tan complejo como el del clima en la agenda internacional. La cuestión, como se sabe, no implica sólo aspectos científicos y medioambientales, sino también socio-económicos y éticos. La Santa Sede espera que en la próxima sesión de la Conferencia de los Estados-miembros se tome una decisión política que haga más concretas las negociaciones sobre un acuerdo jurídicamente vinculante. En el centro del debate, se encuentra la organización de un modelo de desarrollo basado en un nuevo sistema energético. Sin embargo, es importante recordar el elemento ético subyacente en la cuestión. No se trata sólo de desembocar en un mundo menos dependiente de combustibles fósiles y más comprometido con la eficiencia energética y a las energías alternativas, sino también de modificar comportamientos de consumo desenfrenado e irresponsable. Como mi Delegación ha observado a menudo a propósito de los Objetivos del Milenio, son estos comportamientos y no el crecimiento de la población ni la mejora de las condiciones de vida de los países menos desarrollados, los que ejercen una mayor e insostenible presión en los recursos y en el medio ambiente.

Los resultados positivos que la comunidad internacional ha obtenido durante la sesión precedente de la Asamblea general, así como el innegable bien que la Organización de Naciones Unidas representa para toda la humanidad, no podrían haberse esperado sin el diálogo entre los gobiernos, al que se añaden con fuerza y eficacia cada vez mayores los interlocutores de la sociedad civil. Sin embargo, para ser sincero y plenamente eficaz, este diálogo debe ser realmente dia-logos –intercambio de sabiduría y sabiduría compartida. Dialogar no significa sólo escuchar las aspiraciones y los intereses de las demás partes e intentar encotrar compromisos. El diálogo debe pasar rápidamente del intercambio de palabras y de la búsqueda del equilibrio entre intereses opuestos a un verdadero compartir la sabiduría por el bien común.

Justamente por eso, el artículo 1º de la Carta de la ONU une la promoción de los derechos humanos a la defensa de la paz, a la resolución de conflictos y a la solución de problemas internacionales de tipo económico. Las naciones no son entidades aparte, independientes de las personas que las componen. Todas las naciones están compuestas por personas, por seres humanos. Por consiguiente, el interés nacional es un criterio válido de justicia, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, si sirve al bien común. Es decir que el interés nacional fundamental de todos los gobiernos debe ser la creación y el mantenimiento de las condiciones necesarias para desarrollar plenamente el bien integral -material y espiritual- de cada uno de los habitantes de su nación. Por eso el respeto y la promoción de los derechos humanos son el objetivo final del diálogo y de los asuntos internacionales y son al mismo tiempo, la condición indispensable para un diálogo sincero y fecundo entre las naciones.

También la Santa Sede sigue con atención la actividad de la Tercera Comisión de la Asamblea General así como de la acción del Alto Comisariado para los Derechos humanos y esta intervención en el debate general es también para mí la oportunidad de manifestar nuestro apoyo al Alto Comisariado para los Refugiados y a todos los organismos y agencias especializadas que trabajan en el vasto campo de los derechos humanos y del derecho humanitario, como por ejemplo la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Internacional para las Migraciones y la Federación Internacional de la Cruz Roja. En este sentido, la Santa Sede considera también los progresos, aunque lentos, en los debates sobre el principio de la “Responsabilidad de proteger” y la resolución sobre el mismo, aprobada por consenso en septiembre de 2009, como motivos de esperanza. Por contra, falta todavía una atención resuelta y eficaz a los problemas de los refugiados, de las personas expulsadas y de los grandes desplazamientos migratorios.

La misma historia del desarrollo de los derechos humanos demuestra que el respeto a la libertad religiosa, que incluye el derecho a expresar públicamente la propia fe y a difundirla, es la piedra fundamental de todo el edificio de los derechos humanos. En efecto, si falta esta libertad, también está faltando el reconocimiento de la dimensión trascendente de toda persona humana, que supone una dignidad anterior y superior a su reconocimiento político y normativo y que crea un marco de libertad y de responsabilidad irrefrenable. Si falta la libertad religiosa, todos los derechos humanos corren el riesgo de convertirse en concesiones del gobierno o, como máximo, en el resultado de un equilibrio de fuerzas sociales, variable por naturaleza, ya que no tiene otro fundamento que el equilibrio o el propio acuerdo.

Como recordó el Papa Benedicto XVI en su intervención en esta sala, el 18 de abril de 2008, “la fundación de las Naciones Unidas coincidió con la profunda conmoción experimentada por la humanidad cuando se abandonó la referencia al sentido de la trascendencia y de la razón natural y, en consecuencia, se violaron gravemente la libertad y la dignidad del hombre. Cuando eso ocurre, los fundamentos objetivos de los valores que inspiran y gobiernan el orden internacional se ven amenazados, y minados en su base los principios inderogables e inviolables formulados y consolidados por las Naciones Unidas. Cuando se está ante nuevos e insistentes desafíos, es un error retroceder hacia un planteamiento pragmático, limitado a determinar "un terreno común", minimalista en los contenidos y débil en su efectividad”.

Señor Presidente,

Más allá de las críticas de la opinión pública sobre los límites organizativos y sobre la falta de eficacia de la Organización de Naciones Unidas, se constata una conciencia universalmente compartida de la necesidad de la Organización, así como un sentimiento universal de gratitud a la acción que ésta ha llevado a cabo y que continúa llevando a cabo, ya que todos comprenden que ésta constituye, a través de la multiplicidad de sus órganos, un foro indispensable para el diálogo y el entendimiento entre los gobiernos. Por consiguiente, la mayor garantía de que la Organización de Naciones Unidas continúe cumpliendo su misión histórica de mantener unidos y de coordinar a todos los Estados para unos objetivos comunes de paz, seguridad y desarrollo humano integral para todos, será dada por una referencia constante a la dignidad de todos los hombres y mujeres y por su respeto efectivo, empezando por el derecho a la vida -incluso de los más débiles como los enfermos en fase terminal y los niños por nacer- y a la libertad religiosa.

Gracias, Señor Presidente.

[Traducción del original francés por Patricia Navas]

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“¡Bienvenido, Santo Padre!”
Mensaje de los obispos españoles ante la próxima visita del Papa
MADRID, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la exhortación pastoral de los obispos españoles ante la próxima visita de Benedicto XVI los días 6 y 7 de noviembre, que ha sido hecha pública hoy por la CCXVII Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal.

* * * * *


 

¡BIENVENIDO, SANTO PADRE!

EXHORTACIÓN PASTORAL DE LA CCXVII COMISIÓN PERMANENTE

DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

ANTE LA PRÓXIMA VISITA DE BENEDICTO XVI A ESPAÑA



 

Madrid, 30 de septiembre de 2010



 

Se acercan ya las fechas en las que el Papa Benedicto XVI volverá a visitar España. En la mañana del 6 de noviembre llegará a Santiago de Compostela, para salir ese mismo día por la tarde hacia Barcelona, desde donde regresará a Roma al atardecer del día 7. Será una visita, con motivos bien precisos, a dos Iglesias diocesanas, cuyos obispos ya se han dirigido a sus fieles explicándoles la importancia de este acontecimiento providencial y exhortándolos a acoger al Sucesor de Pedro, de modo que su presencia y su palabra puedan dar frutos abundantes de vida cristiana.

Los obispos miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal nos unimos a nuestros hermanos de Santiago y de Barcelona para hacer extensivo el llamamiento a los fieles de toda la Iglesia que peregrina en España. Todos hemos de aprovechar espiritualmente la visita del Santo Padre, al que damos ya desde ahora la más cordial bienvenida. Esperamos con fe y con ilusión su Visita. Sabemos bien que donde está Pedro, allí está la Iglesia católica, con toda su belleza y su fuerza de salvación divina. Santiago y Barcelona podrán experimentarlo de manera más viva y directa. Pero todas las diócesis de España están llamadas a beneficiarse también del impulso de catolicidad que significará la visita del Santo Padre. Muchos peregrinarán a Santiago o a Barcelona. Otros podrán ver y escuchar al Papa por los medios de comunicación1. Todos podrán unirse espiritualmente por medio de la oración, ya desde ahora, a las intenciones del Santo Padre. Recordamos brevemente los motivos y los fines de su visita pastoral.

El 6 de noviembre, en pleno Año Santo Compostelano, el Papa visitará como peregrino Santiago de Compostela, donde se guarda el sepulcro y la memoria del apóstol Santiago, el primero que derramó su sangre por amor a Cristo, después de haber evangelizado nuestras tierras de España. Desde aquí la fe cristiana se extendería luego por América, en una de las mayores empresas evangelizadoras de la historia de la Iglesia. Antes, Santiago había actuado como polo de atracción para innumerables peregrinos, a cuyo paso se había ido forjando la unidad espiritual de Europa, de la que Benedicto XVI ha hablado de nuevo en su reciente viaje al Reino Unido. A Santiago, pues, el Papa llega como peregrino a uno de los lugares apostólicos más emblemáticos de las raíces cristianas de España, de Europa y de América.

El 7 de noviembre, el Santo Padre consagrará en Barcelona el templo expiatorio de la Sagrada Familia. El bellísimo espacio, concebido e iniciado por el genial arquitecto y siervo de Dios Antonio Gaudí (1852‐1926), se halla ya en condiciones para acoger la celebración del culto divino. Allí se dan la mano la auténtica inspiración artística y la verdadera devoción religiosa. La impresionante arquitectura es expresión de un amor divino; del amor, en concreto, a la familia de Nazaret, donde Jesús, María y José ponen ante los ojos del mundo el hondo significado de toda familia humana como cauce y expresión del amor de Dios por cada persona. A finales del siglo XIX, cuando se proyecta el templo, la Iglesia advertía ya que la familia natural y cristiana, basada en el matrimonio, constituye una célula básica de la sociedad, a la que el Estado y la Iglesia han de prestar una atención prioritaria, poniéndose a su servicio, sin preterirla ni suplantarla.

Invitamos a todos a escuchar con atención el mensaje del Papa y a acompañarle con el cariño, con la oración y, si puede ser, con la participación en las celebraciones que presidirá y en los recorridos que hará en Santiago y Barcelona.

Que la Virgen Santísima prepare los corazones y guíe al Santo Padre en la visita que con tanta generosidad y sacrificio nos ha querido hacer. ¡Bienvenido, Santo Padre!



 



 

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1 Una página oficial de la Visita ‐ www.visitadelpapa2010.org ‐ ofrecerá en directo todos los actos del Papa y los mantendrá archivados, a disposición de quienes no hayan podido verlos en su momento o de quienes deseen verlos de nuevo posteriormente.

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