ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 4 de octubre de 2010

Santa Sede

Las crisis en la Iglesia muestran la necesidad de la prensa católica

Benedicto XVI: Evangelizar no es violentar la libertad religiosa

Especial

El presidente de la Academia para la Vida y el Nobel al padre del bebé probeta

Jornadas Mundiales de la Juventud

España: La Jornada Mundial de la Juventud recibe nuevos apoyos

Mundo

Obispos europeos: la crisis de la familia tiene un fondo cultural

La reconciliación en Tierra Santa, signo de una nueva era según Riccardi

“Tu eres mi otro yo”, paradigma de los latinos en Estados Unidos

Nace un Observatorio sobre la discriminación de los cristianos en Europa

Entrevistas

La evangelización en la amazonía brasileña. Testimonio de un obispo

Informe Especial

¿Qué es una iglesia oriental “sui iuris”?

Documentación

Discurso del Papa durante un concierto ofrecido en su honor

Discurso del Papa a los obispos del norte y noroeste de Brasil

Obispos europeos: Declaración sobre demografía y familia


Santa Sede


Las crisis en la Iglesia muestran la necesidad de la prensa católica
Explica el arzobispo Claudio Maria Celli

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 4 octubre 2010 (ZENIT.org).- ¿Qué futuro tiene la prensa católica en plena revolución digital que ha puesto en crisis a muchos periódicos? Para el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, el futuro dependerá de la capacidad de los periódicos y revistas católicas para ser fieles a su misión.

Y las crisis comunicativas o escándalos que ha vivido en los últimos años la Iglesia demuestran aún más la necesidad de contar con estos medios de comunicación con vocación católica, ha aclarado el prelado al inaugurar un congreso inédito mundial de la prensa católica que se celebra en Roma.

En el encuentro, que clausurará Benedicto XVI el 7 de octubre, participan 230 directores o representantes de periódicos católicos y publicaciones digitales, obispos y sacerdotes expertos de comisiones e instituciones eclesiales encargadas de la comunicación, así como profesores universitarios, en representación de 85 países.

En la intervención inaugural el arzobispo presentó la prensa católica "como realidad cercana, capaz de acompañar la vida, capaz de percibir las preocupaciones, los deseos, los proyectos de las personas que son sus lectores. No sólo de quienes pertenecen a la comunidad católica, parecería obvio decirlo, aunque a veces no es tan evidente".

En el campo de la comunicación, dijo monseñor Celli, la Iglesia también es "experta de humanidad", aunque "en estos momentos, alguno podría sonreír ante esta afirmación, sobre todo si se hace referencia a las conocidas y dolorosas vicisitudes de los escándalos sexuales a los que la prensa ha dado tanto eco".

Ahora bien, el prelado reconoció "que si bien 'estas revelaciones han sido un shock' para el Papa y para la Iglesia, como dijo el mismo Benedicto XVI a los periodistas que le acompañaban en el avión hacia Escocia, este grave y vergonzoso pecado no ponga mínimamente en tela de juicio la vocación y la misión de la Iglesia a ponerse al servicio del hombre con amor".

"De estos hechos y episodios difíciles y dolorosos debe emerger en toda la comunidad creyente una mayor decisión para seguir al Señor y ponerse al servicio del hombre con un testimonio aún más intenso de vida, que sepa hacer emerger lo que llevamos en el corazón", subrayó el presidente del Consejo vaticano.

En este sentido, reconoció, la misión de la prensa católica es más necesaria que nunca "para dar una información religiosa rigurosa y correcta, sobre todo cuando la ofrecida por buena parte de la prensa laica es hoy poco objetiva y a veces crea confusión".

El nuevo contexto en el que se mueve la prensa católica, afirma monseñor Celli, es el de "'una dictadura del relativismo', donde se asiste al intento de reducir la acción de la Iglesia y la 'religión a un hecho privado, sin importancia pública', delegitimándola como si fuera enemiga del hombre, de su libertad y de la dignidad, en esta época de las 'pasiones tristes'".

En esta realidad, concluyó monseñor Celli, la prensa católica debe "mantener viva la búsqueda de sentido y asegurar el espacio a la búsqueda del Infinito".


 

Por Jesús Colina


 

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Benedicto XVI: Evangelizar no es violentar la libertad religiosa
Discurso a los obispos del norte y noroeste de Brasil en visita “ad Limina”
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Evangelizar no es violentar la libertad religiosa, porque no nace de una imposición a la conciencia, sino del anuncio respetuoso de la verdad, afirmó hoy el Papa Benedicto XVI a un grupo de obispos brasileños.

En su discurso a los prelados de las regiones Norte 1 y Noroeste de la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB), que se encuentran estos días en Roma para la visita ad Limina, el Papa insistió en la importancia de la llamada a la evangelización en Aparecida.

Ante todo, quiso aclarar que la evangelización no debe entenderse como una imposición, y que la creencia de que evangelizar no es necesario está equivocada.

“Dios puede realizar esta salvación por vías extraordinarias que solamente Él conoce. Sin embargo, si su Hijo vino, fue precisamente para mostrarnos, con su palabra y su vida, los caminos ordinarios de salvación, y Él nos mandó a transmitir esta revelación a los demás con su propia autoridad”.

Por ello, el Papa insistió en que aunque “los hombres podrían salvarse por otras vías, gracias a la misericordia de Dios, si no se les anuncia el Evangelio”, sin embargo “¿podría yo salvarme si por negligencia, miedo, vergüenza o por seguir ideas falsas, dejara de anunciar?”

Ante la objeción de ciertas corrientes de pensamiento que consideran que evangelizar es “imponer” y por tanto “una violación de la libertad religiosa”, el Papa respondió con una cita de la Evangelii nuntiandi de Pablo VI, recordando qué entiende la Iglesia por evangelización.

“Proponer a la conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer —sin coacciones, solicitaciones menos rectas o estímulos indebidos— , lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la elección de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante”.

Además, recalcó, los no creyentes tienen “derecho” de recibir “a través de los cristianos el anuncio de la Buena Nueva de la salvación”.

“El deseo de anunciar el Evangelio nace de un corazón enamorado de Jesús, que anhela ardientemente que más personas puedan recibir la invitación y participar en el banquete de las Bodas del Hijo de Dios”, añadió.

Por ello, “la llamada a la misión no es algo destinado exclusivamente a un restringido grupo de miembros d la Iglesia, sino un imperativo dirigido a cada bautizado, un elemento esencial de su vocación”.

En este sentido, recordó la “llamada a la evangelización” del continente americano, realizada por la V Conferencia del Episcopado Latino-Americano y Caribeño en Aparecida (Brasil, 2007).

También quiso advertir contra el peligo de una “visión reduccionista del concepto de misión”, que “no puede limitarse a una simple búsqueda de nuevas técnicas y formas que hagan a la Iglesia más atractiva y capaz de vencer la competencia con otros grupos religiosos o con ideologías relativistas”.

Por ello, invitó a los presentes a reflexionar si “la desaparición del espíritu misionero tal vez no se deba tanto a limitaciones y carencias en las formas externas de la acción misionera tradicional como al olvido de que la misión debe alimentarse de un núcleo más profundo”, que es “la Eucaristía”.

“Esta, como presencia del amor humano-divino de Jesucristo, supone continuamente el paso de Jesús a los hombres que serán sus miembros, que serán ellos mismos Eucaristía. En suma, para que la Misión Continental sea realmente eficaz, esta debe partir de la Eucaristía y llevar a la Eucaristía”, concluyó el Papa.

[Por Inma Álvarez]

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Especial


El presidente de la Academia para la Vida y el Nobel al padre del bebé probeta
Una contribución con luces y sombras
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración que ha ofrecido monseñor Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en respuesta a preguntas de periodistas sobre el anuncio hecho este lunes de la asignación del Premio Nobel de Medicina al británico Robert G. Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro. 

 



 

* * *



 

La concesión del Nobel al profesor Edwards ha suscitado muchos apoyos y no pocas perplejidades, como era previsible. Personalmente hubiera votado a otros candidatos, como McCullock y Till, descubridores de las células madre, o a Yamanaka, quien fue el primero en crear una célula pluripotente inducida (iPS).

Sin embargo, la opción de Edwards no parece que esté totalmente fuera de lugar. Por una parte, forma parte de la lógica perseguida por el Comité que asigna el Nobel, por otra parte el científico británico no es un personaje que pueda minusvalorarse: comenzó un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos mejores resultados están ante los ojos de todos, comenzando por Louise Brown, la primera niña nacida de la fecundación in vitro, que ya tiene treinta años y a su vez es mamá, de manera totalmente natural, de un niño.

¿Las perplejidades? Muchas: sin Edwards no se daría el mercado de los ovocitos; sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones en espera de ser transferidos a un útero o, más probablemente, de ser utilizados para la investigación o de morir abandonados y olvidados por todos.

Diría que Edwards inauguró una casa pero abrió la puerta equivocada, pues apostó todo en la fecundación in vitro y permitió implícitamente el recurso a donaciones y compra-ventas que involucran a seres humanos. De este modo no ha modificado el marco patológico y el marco epidemiológico de la infertilidad. La solución a este grave problema vendrá por otro camino menos caro y que ya se encuentra avanzado. Es necesario tener paciencia y tener confianza en nuestros investigadores y médicos.



 

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Jornadas Mundiales de la Juventud


España: La Jornada Mundial de la Juventud recibe nuevos apoyos
Aumentan los patrocinadores y se abre a pequeños donativos
MADRID, lunes, 4 octubre 2010 (ZENIT.org).- Empresas de todo tipo siguen sumándose a la lista de patrocinadores de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 que se celebrará en Madrid. Al mismo tiempo los organizadores han abierto nuevas posibilidades de contribuir al evento con pequeños donativos.

La financiación de la Jornada se asienta en dos grandes pilares: las aportaciones de los participantes y las ayudas de las empresas y particulares.

Los asistentes a la JMJ sufragarán dos tercios del coste del acontecimiento, mientras que empresas patrocinadoras y donativos de particulares cubrirán el tercio restante.

Patrocinios

La editorial francesa Magnificat aportará 600.000 ejemplares del libro de las ceremonias de la JMJ en 5 idiomas. En las mochilas del peregrino también se incluirán medio millón de rosarios regalados por la asociación norteamericana Family Rosary, fabricados en Quito, Ecuador.

La Editorial San Pablo editará los CD del himno de la JMJ. Su aportación también permitirá distribuir 15.000 discos en los próximos meses.

Los organizadores informaron en rueda de prensa este viernes de otros dos importantes patrocinios: el de Iberia, que colabora con precios especiales para los participantes, y Bankinter, que ha cubierto los gastos de la programación de la página web oficial de la JMJ (www.madrid11.com). En esta misma web se publica la lista actualizada de todos los patrocinadores.

Por otra parte se ha constituido el Comité de apoyo a la JMJ de Madrid, formado por las tres administraciones públicas que concurren en la capital: Gobierno central, autonómico y municipal.

Este jueves, en el Ministerio de Presidencia, se reunió el consorcio que se encargará de la ejecución del plan de apoyo económico a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El consorcio, denominado Comité de Apoyo a la Jornada Mundial de la Juventud, también certificará que las inversiones de las empresas patrocinadoras de la JMJ se adecuan a los objetivos previstos.

En el Comité participan la Administración General del Estado –a través del Ministerio de la Presidencia y el Ministerio de Economía y Hacienda-, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital. El arzobispado de Madrid, entidad organizadora de la JMJ, también forma parte.

Los patrocinadores pueden desgravar entre un 45 y un 90% de las aportaciones realizadas. Los incentivos fiscales se aplican sobre los gastos en acciones publicitarias y de promoción de las empresas interesadas que difundan la JMJ a través de los soportes informativos, campañas publicitarias y merchandising.

Donativos

Así mismo, la Jornada Mundial de la Juventud lanzó este viernes www.muchasgracias.info, una web en la que particulares puedan realizar donativos.

Con un click, los donantes eligen el destino de sus aportaciones: ornamentos para las ceremonias religiosas, transporte de discapacitados, ayuda a jóvenes de países pobres y hasta cincuenta opciones más.

La web está disponible en dos idiomas: inglés y español. Borja Ezcurra, director de Patrocinios de la Jornada destacó que “no sólo es importante que ayuden a la JMJ, sino que se sientan parte de ella”.

La nueva web se suma a los SMS solidarios, que comenzaron el pasado mes de agosto, con los que se donan 1,20 € al Fondo de Solidaridad de la JMJ, destinado a ayudas a jóvenes de países menos favorecidos.

Para dar a conocer esta plataforma, se lanzó una campaña en medios de comunicación e Internet. Para Gabriel González-Andrío, director de Marketing de la JMJ Madrid 2011, “pretendemos que la gente de la calle colabore con la Jornada en la medida de las posibilidades de cada uno”.

Fernando Giménez Barriocanal, director financiero de la Jornada, describió el modelo por el que se rige la financiación del evento: “El objetivo es gastar lo menos posible e ingresar lo necesario, además de conseguir un ahorro máximo en todos los costes”.

Giménez Barriocanal añadió que el sistema de contratación de los proveedores “se realiza con la máxima transparencia mediante el sistema de concurso público”.



 

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Mundo


Obispos europeos: la crisis de la familia tiene un fondo cultural
La falta de políticas familiares no explica por sí sola el “invierno demográfico”
ZAGREB, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El problema del invierno demográfico en Europa no es sólo debido a la falta de políticas familiares, aunque esto también influya, sino de una presión cultural, según los obispos de Europa.

Así lo afirman en el Mensaje final de la 40° Asamblea General del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que ha tenido lugar este fin de semana en Zagreb (Croacia).

Los obispos europeos constatan que existe un claro decrecimiento demográfico, y afirman que su verdadera causa no es “el tipo de políticas familiares que los diversos países establecen”, aunque “éste tiene seguramente una influencia”.

“Esto no parece suficiente para explicar la grave y generalizada denatalidad que ha sido calificada como invierno demográfico”, afirman, sino más bien “el clima cultural difundido, que incide no poco en los comportamientos personales y sociales”.

A modo de ejemplo, señalan que es “seriamente preocupante”, el “debate de estos días en el Consejo de Europa, que quiere limitar el derecho a la objeción de conciencia del personal médico para hacer más fácil el acceso al aborto”.

Por eso, recuerdan que la Iglesia”no cesa de afirmar los valores fundamentales de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, de la familia, de la libertad religiosa y educativa: valores sobre los cuales se implanta y se garantiza cualquier otro valor declinado en el plano social y político”.

Ante este panorama, los obispos piden a los católicos “una fe más consciente y documentada para poder valorar con sentido crítico la cultura dominante que ha puesto en discusión valores como la vida humana desde su inicio hasta su fin natural, la persona en su estructura objetiva, la libertad como responsabilidad moral, la fidelidad, el amor, la familia”.

“Todo esto hace ver que además de la necesidad de tener bien arraigada y viva la fe, es necesario creer en la capacidad de la razón de descubrir la verdad de las cosas en sí mismas y de la ética”.

Por último, subrayan la importancia del testimonio de los fieles: “las muchas familias que acogen la presencia de Jesus y viven según la verdad de la familia, no cesan de dar testimonio de la belleza y de la correspondencia al corazón del hombre de cuanto la Iglesia proclama mostrando que es posible vivir en familia como Cristo invita”.

Política familiar

También sobre este tema habló el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), durante su discurso de inauguración.

“Una consecuencia clara del malestar de nuestra sociedad” es “el problema demográfico y su necesario vínculo con la cuestión de la familia”, en el centro de la reflexión del CCEE.

“La familia y la vida son parte integrante del plan de Dios y son la manera como Dios nos hace pregustar la plena comunión con Él”, afirmó el cardenal Erdö.

Señaló también que hoy parece difundirse una cultura incapaz de contemplar “la belleza del amor entre un hombre y una mujer, que se unen para toda la vida y que hacen de su amor un don para acoger y educar a nuevas personas”, que “es y será siempre la más bella imagen de Dios”.

Por eso, afirmó, “falta la disponibilidad para un sí a la vida. La organización de la vida humana moderna hace difícil mantener una familia numerosa. Las mujeres no son suficientemente valoradas en su maternidad. La crisis económica y el paro entran en muchos hogares trayendo angustias y miedos”.

Esta crisis de la familia “es un aspecto de la crisis cultural: si vivimos en el momento y para el momento, perdemos el vínculo no sólo intelectual, sino también biológico y psicológico con el futuro, y no nos sentimos unidos y apoyados por el conjunto de la creación”.

Por ello, concluyó, la Iglesia “invita a llevar a cabo políticas adecuadas a las necesidades reales de la familia, y pide que medidas de ayuda concreta se adhieran y sean más eficaces a la realidad de la familia”.


 



 

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La reconciliación en Tierra Santa, signo de una nueva era según Riccardi
XXV Encuentro Internacional por la Paz organizado por la Comunidad de San Egidio
BARCELONA, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- “La reconciliación en esa región, en la seguridad de Israel, en el desarme de los violentos y de los terroristas, en la patria para los palestinos, es difícil, pero será el signo profético de una nueva era para el mundo”.

Así lo afirmó Andrea Riccardi, este domingo en el XXV Encuentro Internacional por la Paz que se celebra en Barcelona del 3 al 5 de octubre, con el tema Convivir en un tiempo de crisis. Familia de los pueblos, Familia de Dios.

Riccardi añadió que “hay que lograr una solución compartida sin esconder las dificultades”.

La Comunidad de San Egidio y el arzobispado de Barcelona organizan este encuentro que renueva el espíritu de la Jornada de Oración de Asís convocada por Juan Pablo II en el año 1986.

Los debates y oraciones tratan de fomentar la paz en todos los lugares del mundo, aunque la presente edición dedica una atención especial, entre otras cuestiones, a Oriente Medio, informó la Comunidad de San Egidio.

Ya en el acto inaugural, intervinieron el ministro de Relaciones Diplomáticas y de la Diáspora de Israel, Yuli Yoel Edelstein, y el de Asuntos Religiosos de la Autoridad Nacional Palestina, Mahamoud Al-Habash.

El ministro israelí declaró que “la paz no puede ser rehén de los hombres de armas” y que “buenos muros no hacen buenos vecinos”.

El ministro palestino expresó su deseo de que “Israel acoja la mano tendida” porque “la vía para la paz es clara y ahora debemos aplicar el método del diálogo”.

Ambos políticos mostraron sus deseos de llegar a la paz, ante más de 350 autoridades políticas y religiosas, entre ellas el presidente de Montenegro, Filip Vujanovic; el rabino jefe de Israel, Yona Metzger, y el ministro egipcio para los Asuntos Religiosos, Zakzouk.

El diálogo entre los dos ministros palestinos e israelíes continuó este lunes, en uno de los numerosos coloquios que está acogiendo el Encuentro, no sólo en Barcelona sino también en otras ciudades cercanas, entre ellas Tarragona y Terrassa.

Ambos condenaron la violencia contra los libros sagrados y contra las sinagogas y las mezquitas, lamentando el ataque de este domingo a una mezquita en Cisjordania.

“Quien ataca las mezquitas lo hace contra todo profeta, Abraham, Jesús y Mahoma, y contra el Dios del Corán y de la Torah”, afirmó Al-Habash.

Más distantes aparecieron las posiciones de ambos ministros respecto a la moratoria sobre los asentamientos y a la naturaleza de las ocupaciones.

Para el ministro palestino, la relación con Gaza es un problema exclusivamente interno de los palestinos que “se resolverá cuando se definan los límites del Estado palestino” y declaró que será posible un diálogo entre Hamas y Fatah como ha sucedido en el seno de toda comunidad política.

El ministro israelí, destacó, en cambio, que “no podemos firmar con la autoridad palestina y no preguntarnos qué sucederá con Hamas en Gaza”.

Edelstein también explicó que se mostró contrario al retiro de Gaza “porque temía un recrudecimiento de la violencia, pero debemos trabajar por las jóvenes generaciones, para que no se instalen en el odio”.

El ministro israelí elogió el diálogo propiciado en Barcelona por la Comunidad de San Egidio y afirmó que, si se quiere avanzar, no hay que tener miedo a hablar de los problemas, de los refugiados, de Jerusalén,...

Ortodoxos

El Encuentro empezó este domingo por la mañana con una misa en la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona, presidida por el cardenal Sistach.

Por primera vez en España, pronunció la homilía de una liturgia eucarística un metropolitano ruso ortodoxo, el exarca de Bielorrusia Filarete, que forma parte de una numerosa delegación del patriarcado de Moscú, junto al responsable de las Relaciones Exteriores de ese patriarcado, el metropolitano Hilarion, y otros metropolitanos.

El cardenal Sistach afirmó que, en tiempos de crisis, “podemos vernos tentados a dejarnos arrastrar por el desaliento, como si nos dijera: proponemos la paz pero lo que domina es el conflicto”.

Por su parte, en su homilía, el metropolitano Filaret preguntó: ¿Tiene fuerza y sentido nuestra oración? ¿No es vana nuestra confianza? ¿No ha dejado al Señor, un mundo que escapa del Evangelio de una manera tan meticulosa?”

Como respuesta, ambos obispos destacaron la vía del diálogo y de la fe para afrontar las dificultades del mundo contemporáneo en el que prevalecen el conflicto y el escepticismo.

Durante la misa, se leyó el mensaje que el Papa ha hecho llegar al Encuentro a través del secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.

Esta cumbre mundial de religiones y culturas tiene una gran relación con la visita que el Papa realizará a Barcelona dentro de un mes, según el arzobispo de la arquidiócesis, el cardenal Lluís Martínez Sistach.

“En estos días se reúne aquí una familia de pueblos, que es la familia de Dios, y es algo muy querido por Benedicto XVI, como lo es el diálogo entre las religiones”, declaró el viernes en una rueda de prensa de presentación del Encuentro Internacional por la Paz.

Por Patricia Navas
 

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“Tu eres mi otro yo”, paradigma de los latinos en Estados Unidos
En el Congreso Raíces y Alas de la Pastoral Hispana
CHICAGO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La frase “tu eres mi otro yo” cautivó la imaginación y el compromiso de 450 líderes hispanos de los Estados Unidos por mejorar la sociedad norteamericana, lograr mayor justicia e inclusión y hacer avanzar la agenda latina en temas que afectan a los cerca de 45 millones de hispanos que viven y trabajan en la nación.

La frase fue pronunciada por el sacerdote Arturo Bañuelas durante el Congreso Raíces y Alas 2010, celebrado en Chicago del 23 al 26 de septiembre.

“Tu eres mi otro yo es la manera latina”, dijo el sacerdote de El Paso, Texas, al aceptar el premio William Sadlier Dinger, un galardón que reconoce la labor de extender la Palabra de Dios en la comunidad latina. Se entrega durante la reunión anual del Nacional Catholic Council for Hispanic Ministry (NCCHM), ente organizador del Congreso.

Bañuelas afirmó que “esta es la hora de los latinos y queremos contribuir al futuro de una nación mejor, más justa, igualitaria, libre para todos, en especial los pobres”. Para ello ve necesario redescubrir la verdad sobre cada persona en lugar de creer la mentira sobre el otro.

La frase “Tu eres mi otro yo --dijo- ofrece una profunda concepción espiritual de la vida, un programa económico de justicia, una solución cultural para la paz y una auténtica reforma en favor de la dignidad humana”.

Rooted in Discipledship: Enviados en Misión fue el lema del encuentro que reunió a participantes hispanos llegados de todo Estados Unidos para estudiar, desde la perspectiva de la comunidad hispana en el país, las prioridades de los obispos para el pueblo católico, explicó Rosemarie Kamke, secretaria ejecutiva del Congreso, en una entrevista.

“Hemos creado conciencia de la problemática que enfrentan los hispanos en temas de pertenencia y participación en la Iglesia y la sociedad, con énfasis en el respeto a la inculturación y a los valores que cada grupo tiene”, explicó Kamke, que representa a la Institución Teresiana en NCCHM.

NCCHM es un Consejo formado por 64 organizaciones, movimientos, universidades y grupos que trabajan al servicio de la Pastoral Hispana en los Estados Unidos. Su presidenta, Carmen Fernández Aguinaco, que representa a las Publicaciones Claretianas, lo calificó como un pequeño laboratorio para que “hagamos verdaderamente pastoral de conjunto”.

En su saludo, el cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, recalcó la importancia de la pastoral hispana en un momento en que los latinos son la minoría mayor del país y constituyen más del 35% de todos los católicos en Estados Unidos.

Según datos de la Conferencia Episcopal, desde 1960, los hispanos han contribuido al 71% del crecimiento de la Iglesia católica en el país, y más del 50% de los católicos menores de 25 años son de ascendencia hispana. Un 68% de los latinos de Estados Unidos se consideran católicos.

En una población total de 299 millones, las proyecciones del censo señalaban en 2007 una población hispana de 45.5 millones. La cifra aumentará notablemente en el censo de 2010. Se prevé que para 2050 la población de latinos superará los 102,6 millones.

El cardenal subrayó la responsabilidad que tienen los hispanos y el reto de su permanencia en la fe católica, hoy amenazada por el paso a iglesias protestantes y el secularismo.

Los ponentes en el congreso hablaron de la realidad cambiante en el país y en la Iglesia católica.

“La mayoría de los católicos ya no es de ascendencia europea”, señaló Allan Figueroa Deck S.J. que dirige la Oficina de Diversidad Cultural de la Conferencia de Obispos. Explicó que, contrario a la inmigración europea de finales del siglo XIX, los emigrantes hoy son de Latinoamérica, Asia, y las islas del Pacífico. Y en este conjunto, señaló, los hispanos deben asumir responsabilidad hacia toda la Iglesia.

Las estadísticas apoyan esta nueva realidad: los hispanos constituyen el 25% de todos los laicos involucrados en programas diocesanos de formación para el ministerio. De los sacerdotes que se ordenan, un 15% son latinos.

De un total de 18.000 diáconos permanentes, 3.000 son latinos y hay unos 40 obispos de ascendencia hispana, de ellos 26 en activo. Monseñor José Gómez ha sido nombrado recientemente arzobispo de Los Ángeles, la mayor archidiócesis del país.

Pero existen retos y problemas. En la conferencia de apertura, monseñor Jaime Soto, obispo de Sacramento, comentó los temas del congreso, sus luces y sombras en la comunidad hispana.

Deploró “el silencio de la familia hispana sobre temas de sexualidad, silencio del que la cultura dominante se aprovecha”, y la existencia de violencia doméstica y machismo.

Resumió como grandes retos para la comunidad hispana, la inmigración, los bajos resultados escolares, la falta de acceso al sistema de la salud, el alto nivel de hispanos en las cárceles, la falta de empleo, la poca participación política y la débil conexión de la Iglesia con el movimiento sindical.

“Es esencial que el pueblo católico hispano se involucre en estos temas”, dijo.

También intervinieron en el Congreso el obispo de Ponce (Puerto Rico), monseñor Félix Lázaro Martínez, el obispo auxiliar de Washington D.C., monseñor Francisco González, y el obispo auxiliar de Miami, monseñor Felipe Estévez. El obispo auxiliar de Chicago, monseñor Gustavo García-Siller, tuvo unas palabras de bienvenida.

Para escuchar y ver segmentos del discurso de Arturo Bañuelas: http://www.youtube..com/watch?v=ffquUELiCQI

Por Araceli M. Cantero



 

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Nace un Observatorio sobre la discriminación de los cristianos en Europa
Anuncio del cardenal Erdő al inaugurar la Plenaria del CCEE
ROMA, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El cardenal Peter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), anunció el pasado jueves la creación de un Observatorio sobre la intolerancia y la discriminación de los cristianos en Europa.

Así lo hizo durante el discurso de inauguración de la Plenaria del CCEE en Zagreb (Croacia), en la que se tratará sobre “Demografía y Familia en Europa”.

El cardenal Erdö explicó que este Observatorio “no quiere ser un instrumnto de polémica, sino una ayuda para crear una sociedad más respetuosa con la libertad religiosa, más capaz también de comprender y de aceptar tanto sus propias raíces como la realidad plural a través de una sana laicidad”.

En su intervención, afirmó que el continente europeo atraviesa hoy “una crisis de identidad”, que “no tiene que ver únicamente con cada uno de nuestros países, sino que afecta también al proyecto de una Europa comunitaria”.

La verdadera libertad religiosa “es un derecho central, es un indicador sobre todos los demás derechos. Donde son posibles campañas de odio colectivo contra una comunidad religiosa o un grupo étnico, mañana serán posibles también contra otros grupos”.

La situación “no es nada fácil para los numerosos cristianos que intentan dar testimonio con su vida de la fe y la esperanza que habita en ellos, también a través de un modelo de vida que a menudo es también un desafío para los demás”.

“Europa necesita a Dios, necesita recordar sus propias raíces y mirar al futuro con realismo y con esperanza”, señaló el arzobispo de Esztergom.

“En definitiva, se trata, por una parte, de ayudar a la evangelización moderna, y por la otra, de una ayuda al desarrollo para una auténtica democracia basada en la igualdad en nuestro continente”.

Stepinac

En otro momento de su discurso, el cardenal Erdö quiso recordar al beato croata cardenal Alojzije Stepinac, “que sufrió varias vicisitudes y la prisión por haber rechazado secundar las maniobras de Tito dirigidas a crear en Yugoslavia una Iglesia nacional separada de Roma”.

Con motivo del 50 aniversario de su muerte, el purpurado quiso recordar “cómo en los tiempos dificilísimos que caracterizaron el periodo de imposición del comunismo ateo, el beato Stepinac luchó cristianamente para defender los derechos fundamentales de cada hombre y de cada pueblo, y se prodigó para defender y proteger a todos los perseguidos”.

“Si nosotros hoy, obispos europeos, nos sentimos obligados a reforzar entre nosotros los vínculos de la comunión, recordemos con gratitud a esas generaciones pasadas de obispos mártires y confesores, nuestros intercesores en los tiempos actuales”.

En un mensaje al cardenal Erdö, el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado vaticano, animó a todos en nombre del Papa Benedicto XVI a “proseguir la importante llevada a cabo” y a “suscitar en las comunidades eclesiales el necesario compromiso por la libertad de los fieles ante la tolerancia y la discriminación”, así como “para la promoción de la familia y la defensa de la vida”.

El Papa auguró que el encuentro ayude a “reforzar los vínculos de unidad y comunión entre los obispos de Europa”, así como a “dar un impulso decidido a la nueva evangelización del continente”.

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Entrevistas


La evangelización en la amazonía brasileña. Testimonio de un obispo
Habla monseñor Meinrad, presidente de los obispos del Noroeste
ROMA, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La pastoral con la población indígena, el desafío de las sectas y la promoción del apostolado laical son algunos de los retos que enfrenta la Iglesia en Brasil en la zona noroeste y la Amazonía. Sus obispos se encuentran en Roma en visita ad Limina Apostolorum en Roma.

Sobre ellos trató monseñor Franz Josef Meinrad Merkel, presidente de la Conferencia Episcopal Regional del nordeste y arzobispo de Humaitá, en una entrevista a L’ Osservatore Romano, en su edición de ayer domingo.

El reto más importante es la pastoral en un territorio inmenso, a veces impenetrable, en el que miles de pequeñas aldeas se encuentran dispersas a gran distancia.

Precisamente, uno de los retos es la pastoral con la población indígena. “Existe una comisión misionera para los Indios (CIMI), creada en 1972”, además de “pastorales específicas” en cada diócesis.

Estos organismos “se concentran en la preservación de la identidad cultural, en la defensa de las tierras resrvadas a las tribus autóctonas, y en los derechos humanos”, aunque reconoció que “no es muy frecuente” una evangelización “sistemática”.

Monseñor Meinrad se refirió también al tema de la pastoral vocacional. En cuanto al número de sacerdotes, dijo que “lamentablemente son pocos respecto a las necesidades pastorales”. Y destacó que, aunque los lazos familiares son fuertes en esta zona, “la sensibilidad con respecto a las vocaciones es muy débil”.

“Reconocemos que las vocaciones surgen de manera muy lenta, mientras los retos crecen de manera rápida”, indicó.

Frente a este reto, el obispo destacó el papel de los laicos “tanto dentro de las comunidades como en el ámbito social o político”. Y dijo que, en muchas ocasiones, son ellos “los que llevan adelante el camino de fe”.

Señaló además que, debido al territorio tan vasto, la Iglesia usa también los medios de comunicación como plataforma de evangelización. Por ejemplo, la mayoría de las diócesis tienen su propia estación de radio.

“Una diócesis grande como Porto Velho, posee una emisora propio que transmite en un área de cientos de kilómetros y que alcanza las poblaciones dispersas al interior de los bosques”, señaló.

El prelado destacó también la presencia de internet en las diócesis y el uso que dan los obispos y sacerdotes a los portales católicos: “utilizamos algunos folletos y publicaciones mensuales para mantener el contacto con nuestros fieles”, puntualizó.

En cuanto a los canales de televisión local, dijo que por falta de recursos es más difícil sostenerlos como ocurrió con el canal de la diócesis de Humaitá, que tuvo que cerrar.

Sectas

El obispo manifestó su preocupación por el continuo crecimiento de las sectas y grupos religiosos de diversa índole, especialmente las comunidades pentecostales las cuales comenzaron a expandirse hace exactamente 100 años con la llegada de la llamada Asamblea de Dios: “Estas trabajan donde la Iglesia católica no está presente”, advirtió.

Sin embargo, monseñor Meinrad destacó la labor de evangelización de muchos miembros de la Iglesia a través de actividades de formación y valoración de la Palabra de Dios, “que ya está dando sus resultados”.

La extensión de las sectas es mayor en las metrópolis, “que crecen demasiado rápido, las periferias no están bien estructuradas y encuentran allí un terreno muy fértil”, aseguró.

Frente al diálogo ecuménico con las comunidades protestantes, el prelado indicó que “depende mucho de la mentalidad de los pastores que la guían” y destacó la colaboración en algunos ámbitos “por ejemplo, en la ayuda a los discapacitados y en la lucha contra la droga”.

Pero reconoció que cuando se trata de temas relacionados con la doctrina “el diálogo se vuelve muy difícil”.

Medio ambiente

La amazonía comprende más de 5 millones de kilómetros cuadrados. Monseñor Meinrad dijo que en la zona donde él vive, la contaminación y la tala de bosques “no es muy significativa” porque la legislación en esa zona “es más restrictiva”. Pero aseguró que en otras zonas del país hay varias industrias brasileras que no respetan las leyes del medio ambiente.

Afirmó que en otras diócesis, como la de São Gabriel da Cachoeira, donde la población indígena representa un 95 %, la tala indiscriminada de bosques es mayor.

Debido a la extensión del territorio brasileño, la visita Ad Limina se divide en 13 regiones diferentes, cuyos prelados han acudido a Roma a lo largo de este año.

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Informe Especial


¿Qué es una iglesia oriental “sui iuris”?
 
Por el padre Hani Bakhoum Kiroulos

ROMA, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ante la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Tierra Santa, ofrecemos a nuestros lectores, desde hoy, una serie de artículos de fondo para contribuir a un mejor conocimiento de las iglesias de Oriente, sus ritos, su liturgia y su vida eclesial. Escritos por el padre Hani Bakhoum Kiroulos, doctor en derecho canónico, fueron publicados originalmente por la edición de ZENIT en árabe.

 

* * * * *

 



 

La Iglesia es comunión: “Magna illa communio quam efficit Ecclesia” decía el Papa Pablo VI [1]. De hecho la comunión es esencial a la naturaleza de la Iglesia. La misma comunión de la Iglesia tiene dos aspctos: la comunión de los Santos que une a la Iglesia peregrina en la tierra con la Iglesia celeste y le da su carácter escatológico, mientras que el segundo aspecto es la comunión eclesiástica.

La comunión eclesiástica une a todos los bautizados en la Iglesia católica o acogidos en ella, que están unidos con Cristo por los vínculos de la profesión de la misma fe, de los sacramentos, del régimen eclesiástico y de la comunión. Esta comunión eclesiástica constituye la plena comunión católica.

Los fieles católicos de una iglesia particular, por tanto también de una iglesia oriental sui iuris, están en la comunión eclesiástica plena con la Iglesia católica, dado que sus obispos conservan la comunión jerárquica con el Obispo de Roma y el Colegio de los Obispos.

La “Ecclesia Universa” está constituida por la comunión de las diversas Iglesias de Oriente y de Occidente y de modo particular por las que son matrices de la fe fundada por los Apóstoles y por sus sucesores.

Esta comunión entre las iglesias orientales sui iuris y la Sede Apostólica de Roma es expresada y manifestada, de forma concreta, en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales. De hecho, uno de los papeles fundamentales del Código, según el Papa Juan Pablo II [2], es indicar a la Iglesia como comunión y, como consecuencia, determina las relaciones que deben existir entre las iglesias orientales sui iuris y la Iglesia universal.

Antes de analizar la manifestación concreta de esta comunión jerárquica, es necesario presentar el sentido del término iglesia sui iuris.

En el Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium la noción de “iglesia sui iuris” es una noción técnica. Se trata de una novedad en la historia del derecho canónico oriental y occidental [3]. La noción se da para indicar a la iglesia oriental que está en comunión con Roma.

La Pontificia Commissio Codex Iuris Canonici Orientalis Recognoscendo no ha querido adoptar el término “iglesia particular” para indicar a la iglesia oriental en cuanto que este término indicaba en el Codex Iuris Canonici sólo la diócesis y nada más. La misma comisión prefirió la propuesta de “iglesia sui iuris. Es interesante el hecho de que esta propuesta tuvo la mayoría por un solo voto; recibió de hecho seis votos favorables contra los cinco que querían mantener el término del Concilio Vaticano II “iglesia particular” y con dos abstenciones [4].

La definición de la noción de “iglesia sui iuris” se encuentra en el can. 27[5].

Se llama, en este Código, iglesia sui iuris, a una agrupación de los fieles cristianos junto con su jerarquía, según derecho, que la Suprema Autoridad de la Iglesia reconoce expresa o tácitamente como sui iuris.

De este cánon se desprenden dos particularidades:

Lo primero que hay que subrayar es que la definición de la iglesia sui iuris es una definición técnica; es decir, que no está separada del código, pero que es relativa al mismo. El código no define la iglesia sui iuris en sí, sino que dice qué entiende cuando menciona la noción “iglesia sui iuris”. Haciendo así, el código sustituye la noción “iglesia particular sui ritus” usada en el Concilio Vaticano II.

Lo segundo es que dicha definición evidencia los cuatro criterios esenciales para definir una iglesia como iglesia sui iuris:

- Una agrupación de fieles cristianos “coetus christifidelium”: dicho término indica “la unidad interna y la homogeneidad cultural, social, y espiritual”[6] de una comunidad de fieles. Indica en el fondo una asamblea del pueblo de Dios [7] unida en la cultura, en la vida social y en la vida espiritual.

- Este coetus christifidelium está unido y gobernado por su propia jerarquía. Esta jerarquía “une esta agrupación en una determinada comunidad eclesial compacta y jerárquicamente organizada como una iglesia. Este grupo de fieles tiene una jerarquía como elemento orgánico de cohesión” [8]. El papel fundamental, por tanto, de dicha jerarquía es gobernar la agrupación de los fieles y garantizar su unidad según el derecho [9].

- Este coetus christifidelium con la propia jerarquía está constuído según el derecho. Un criterio garantiza la legitimidad de la iglesia sui iuris.

- El reconocimiento de la Suprema Autoridad de la Iglesia de modo expreso o tácito es el cuarto criterio para definir una agrupación de fieles, unidos por la propia jerarquía según el derecho, como iglesia sui iuris. Dicho acto de reconocimiento por parte de la Suprema Autoridad constituye la comunión jerárquica entre una iglesia tal y la Iglesia universal. Debe subrayarse que “la comunión jerárquica con el Romano Pontífice, entendida como unidad y realidad orgánica, es, en consecuencia, un elemento constitutivo del status canónico de Ecclesia sui iuris[10].

Los primeros tres criterios son criterios internos y explican la naturaleza de la iglesia sui iuris desde dentro. Mientras el cuarto – el reconocimiento – es un criterio externo y formal que garantiza la comunión de la iglesia sui iuris con toda la Iglesia de Cristo [11].

Con este reconocimiento se atribuye a la iglesia sui iuris una autonomía relativa. De hecho la Suprema Autoridad no se limita, sencillamente, a reconocer una iglesia sui iuris, sino que define, sobre todo, su autonomía y dependencia, y además su relación con la Sede Apostolica a través de los cánones del Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium.


 

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1. Cfr. AAS, 69 (1977), 147- 153, n. 148.

2 . Cfr. JUAN PABLO II, Constitución Apostólica, Sacrae Disiplinae Leges, (25. I. 1983), en AAS, 75 (1983), pars. II, 12.

3. Cfr. Idem. 205.

4. Cfr. E. EID, Rite, Église de Droit Propre e Juridiction, 11 e cfr. Nuntia, 19 (1984), 5.

5. El can. 27 es un cánon nuevo, no tiene una correspondencia ni en los códigos de 1917 y de 1983, ni en la codificación oriental precedente. Estos con el can. 28 han sido un objeto de gran trabajo; ver Nuntia, 3 (1976), 45- 47; 22 (1986), 22- 24 e 28 (1989), 18- 20.

6. E. SLEMAN, De Ritus à Ecclesia sui iuris, in L’année canonique, 41 (1999), 268. El texto original del artículo está en francés y ha sido traducido por el escritor de este texto.

7. Cfr. D. SALACHAS, Autonomie des Églises Orientales, en L’année canonique, 38 (1996), 75- 90.

8. D. SALACHAS, Le Chiese “sui iuris” e i Riti, en Commento al Codice dei Canoni delle Chiese Orientali, dirigido por P. V. PINTO, Libreria Editrice Vaticana, 2001, 38.

9. Cfr. E. SLEMAN, De Ritus à Ecclesia sui iuris, 268.

10. D. SALACHAS, Le Chiese “sui iuris” e I Riti, 38

11. Cfr. Idem.

[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez]

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Documentación


Discurso del Papa durante un concierto ofrecido en su honor
El pasado viernes en el Aula Pablo VI
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el pasado viernes durante la celebración de un concierto en el Aula Pablo VI.

El concierto fue interpretado por la Orquesta y el Coro de la Academia Nacional de Santa Cecilia, y estaba organizado por el ENI (Ente Nazionale Idrocarburi), institución italiana que está llevando a cabo los trabajos de restauración de las fachadas laterales de la Basílica de San Pedro.

* * * * *



 

Venerados hermanos,

ilustres señores y señoras, queridos hermanos y hermanas,

Deseo ante todo dirigir mi sentido agradecimiento al ENI, en la persona del Presidente, el profesor Roberto Poli, que ha presentado cortésmente esta velada. Ya desde hace tiempo el ENI había ofrecido organizar un concierto en coincidencia con los trabajos de restauración de las fachadas laterales de la Basílica de San Pedro. Tras haber realizado la memorable limpieza de la fachada, admirada por millones de peregrinos durante el Jubileo del 2000, esta gran obra posterior está en pleno desarrollo: entrando en el Vaticano por el Arco de las Campanas o por el Petriano, se queda uno sorprendido – al mirar la parte ya terminada – por el aspecto del [mármol] travertino, que parece como nunca lo habíamos visto, casi suave y aterciopelado. ¡También este es un gran trabajo “de orquesta”, y merecen un aplauso todos aquellos que lo dirigen y cuantos lo llevan a cabo, con maestría y con laboriosidad!

Y así el ENI ha pensado en un concierto – ¡quizás para compensar los ruidos que inevitablemente estos trabajos producen! Para esto fueron llamados la Orquesta y el Coro de la Academia Nacional de Santa Cecilia, es decir, dos instituciones que, por su historia, la calidad de su arte y el sonido típicamente "italiano", representan a Roma e Italia en el panorama musical mundial. A todos los miembros de la Orquesta y del Coro quisiera ofrecer mis congratulaciones, con el deseo de que siempre se puedan en el espíritu, para dar vida – como esta noche – a obras inmortales. En particular, expreso vivo aprecio al Director Neeme Järvi, al pianista Andrea Lucchesini y al Maestro del Coro Ciro Visco. Un saludo especial también al grupo de pobres, asistidos por la Caritas diocesana, a los que he querido invitar para vivir con nosotros este momento de alegría.

Y ahora una breve reflexión sobre la música que hemos escuchado: una sinfonía de Haydn, del grupo de las "Londinenses", llamada "La sorpresa", o mit dem Paukenschlag por el característico uso del tímpano en el segundo tiempo; la Fantasía coral de Beethoven, un pasaje bastante atípico como género en el panorama beethoveniano, pero que muestra de forma sintética las posibilidades expresivas de la música solista, orquestal y coral; y, colocada en medio, la Cecilia, vergine romana de Arvo Pärt. Las dos obras de Haydn y de Beethoven han hecho resonar toda la riqueza y la potencia de la música sinfónica del periodo clásico y romántico: con ella el genio humano compite en creatividad con la naturaleza, da vida a armonías variadas y multiformes, donde también la voz humana participa de este lenguaje, que es como un reflejo de la gran sinfonía cósmica. Esta forma es característica sobre todo del periodo romántico y tardo romántico, pero va más allá, representa una dimensión universal del arte, un modo de concebir al hombre y su lugar en el mundo.

En cambio la obra de Pärt, aún valiéndose también de un instrumento similar, una orquesta sinfónica y un coro, quiere dar voz a otra realidad, que no pertenece al mundo natural: da voz al testimonio de la fe en Cristo, que en una palabra se dice "martirio". Es interesante que este testimonio sea personificado precisamente por santa Cecilia: una mártir que es también la patrona de la música y del bel canto.

Es necesario por tanto felicitar también a quien ha ideado el programa del concierto, porque el acercamiento de este trabajo sobre santa Cecilia a las obras de Haydn y Beethoven ofrece un contraste rico en significado, que invita a reflexionar. El texto del martirio de la Santa y el estilo particular que lo interpreta en clave musical, parecen representar el lugar y la tarea de la fe en el universo: en medio de las fuerzas vitales de la naturaleza, que están alrededor del hombre y también dentro de él, la fe es una fuerza distinta, que responde a una palabra profunda, “surgida del silencio”, como diría san Ignacio de Antioquía. La palabra de la fe necesita un gran silencio interior, para escuchar y obedecer a una vos que va más allá de lo visible y lo tangible. Esta voz habla también a través de los fenómenos de la naturaleza, porque es el poder que ha creado y gobierna el universo; pero para reconocerla es necesario un corazón humilde y obediente – como nos enseña también la santa de la que hoy hacemos memoria: santa Teresita del Niño Jesús. La fe sigue esta voz profunda allí donde el arte mismo por sí solo no puede llegar: la sigue en el camino del testimonio, de la entrega de sí mismos por amor, como hizo Cecilia. Entonces la obra de arte más bella, la obra maestra del ser humano es cada acto suyo de amor auténtico, desde el más pequeño – en el martirio cotidiano – hasta el sacrificio extremo. Aquí la vida misma se hace canto: un anticipo de esa sinfonía que cantaremos juntos en el Paraíso. Gracias de nuevo y buena velada.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Discurso del Papa a los obispos del norte y noroeste de Brasil
Durante su visita “ad Limina Apostolorum”
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los obispos de las regiones Norte 1 y Noroeste de Brasil, a quienes recibió con motivo de su visita ad Limina Apostolorum.

* * * * *

Queridos hermanos en el Episcopado,

Con mucha satisfacción os doy la bienvenida, Pastores de las regiones Norte 1 y Noroeste de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, con ocasión de vuestra visita ad Limina Apostolorum. Agradezco a monseñor Moacyr Grechi por sus amables palabras y por los sentimientos expresados en vuestro nombre, al tiempo que os aseguro que os tengo presente diariamente en mis oraciones, pidiendo al Cielo que sustente y haga fecundos los esfuerzos que hacéis – muchas veces careciendo de medios adecuados – para llevar la Buena Nueva de Jesús a todos los puntos de la selva amazónica, conscientes de que "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,4).

Dios puede realizar esta salvación por vías extraordinarias que solamente Él conoce. Sin embargo, si su Hijo vino, fue precisamente para mostrarnos, con su palabra y su vida, los caminos ordinarios de salvación, y Él nos mandó a transmitir esta revelación a los demás con su propia autoridad. Siendo así, no podemos eludir este pensamiento: los hombres podrían salvarse por otras vías, gracias a la misericordia de Dios, si no se les anuncia el Evangelio; pero ¿podría yo salvarme si por negligencia, miedo, vergüenza o por seguir ideas falsas, dejara de anunciar?

A veces nos encontramos con esta objeción: imponer una verdad, aunque sea la verdad del Evangelio, imponer un camino, aunque sea el de la salvación, no puede ser sino una violación de la libertad religiosa. Me complace transcribir la respuesta pertinente e instructiva que dio a ello el papa Pablo VI: “Sería ciertamente un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer —sin coacciones, solicitaciones menos rectas o estímulos indebidos— (131), lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la elección de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante. (...) Este modo respetuoso de proponer la verdad de Cristo y de su reino, más que un derecho es un deber del evangelizador. Y es a la vez un derecho de sus hermanos recibir a través de él, el anuncio de la Buena Nueva de la salvación” (Exort. ap. Evangelii nuntiandi, 80).

"¡Ay de mí, si no anunciase el Evangelio!" (1 Co 9,16) exclamaba el Apóstol de los gentiles. El deseo de anunciar el Evangelio nace de un corazón enamorado de Jesús, que anhela ardientemente que más personas puedan recibir la invitación y participar en el banquete de las Bodas del Hijo de Dios (cf. Mt 22,8-10). De hecho, la misión es el desbordamiento de la llama de amor que se inflama en el corazón del ser humano, que, al abrirse a la verdad del Evangelio y dejarse transformar por ella, pasa a vivir su vida – como decía san Pablo – "en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí" (Gal 2,20). En consecuencia, la llamada a la misión no es algo destinado exclusivamente a un restringido grupo de miembros d la Iglesia, sino un imperativo dirigido a cada bautizado, un elemento esencial de su vocación. Como afirmó el Concilio Vaticano II: la "vocación cristiana es, por su propia naturaleza, vocación al apostolado” (Decr. Apostolicam actuositatem, 2). En este sentido, uno de los compromisos centrales de la V Conferencia del Episcopado Latino-Americano y Caribeño, que tuve la alegría de iniciar en Aparecida, en 2007, fue el de despertar en los cristianos la conciencia de discípulos y misioneros, rescatando la dimensión misionera de la Iglesia al convocar una “Misión Continental".

Al pensar en los desafíos que esta propuesta de renovación misionera supone para vosotros, Prelados brasileños, me viene a la mente la figura del Beato José de Anchieta. A causa de su incansable y generosísima actividad apostólica, no exenta de graves peligros, que hizo que la Palabra de Dios se propagase tanto entre los indios como entre los portugueses – razón por la cual desde el momento de su muerte recibió el epíteto de Apóstol de Brasil – puede servir de modelo para ayudar a vuestras Iglesias particulares a encontrar los caminos para emprender la formación de los discípulos misioneros en el espíritu de la Conferencia de Aparecida (cf. Documento de Aparecida, 275).

Con todo, los desafíos del contexto actual podrían llevar a una visión reduccionista del concepto de misión. Esta no puede limitarse a una simple búsqueda de nuevas técnicas y formas que hagan a la Iglesia más atractiva y capaz de vencer la competencia con otros grupos religiosos o con ideologías relativistas. La Iglesia no trabaja para ella misma: está al servicio de Jesucristo; existe para hacer que la Buena Nueva sea accesible para todas las personas. La Iglesia es católica justamente porque invita a todo ser humano a experimentar la nueva existencia en Cristo. La misión, por tanto, no es más que la consecuencia natural de la propia esencia de la Iglesia, un servicio del ministerio de la unión que Cristo quiso llevar a cabo en su cuerpo crucificado.

Esto debe llevar a reflexionar que la desaparición del espíritu misionero tal vez no se deba tanto a limitaciones y carencias en las formas externas de la acción misionera tradicional como al olvido de que la misión debe alimentarse de un núcleo más profundo. Este núcleo es la Eucaristía. Esta, como presencia del amor humano-divino de Jesucristo, supone continuamente el paso de Jesús a los hombres que serán sus miembros, que serán ellos mismos Eucaristía. En suma, para que la Misión Continental sea realmente eficaz, esta debe partir de la Eucaristía y llevar a la Eucaristía.

Amados hermanos, al volver a vuestras diócesis y prelaturas, os pido que transmitáis a vuestros sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, catequistas y fieles, el saludo afectuoso del Papa, que piensa en todos y reza por todos con gran afecto y firme esperanza. A la intercesión del Beato José de Anchieta, que encontraba en el Sagrario el secreto de su eficacia apostólica, confío vuestras personas, vuestras intenciones y propósitos pastorales, para que el nombre de Cristo esté siempre presente en el corazón y en los labios de cada brasileño. Con estos sentimientos os acompañan mi oración y mi Bendición Apostólica.

[Traducción del original portugués por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Obispos europeos: Declaración sobre demografía y familia
Mensaje Final de la 40ª Asamblea general del CCEE
ZAGREB, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación una traducción no oficial al español de la Declaración Final de la 40ª Asamblea general del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que se ha celebrado este fin de semana en Zagreb (Croacia).

* * * * *

 



 

Declaración sobre Demografía y Familia



 

Los presidentes de las Conferencias Episcopales de los Países europeos, reunidos en Croacia, en Zagreb, para la 40° Asamblea General del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), han afrontado el tema de la demografía y de la familia. La investigación, realizada entre las Conferencias episcopales de 47 países, confirma un claro decrecimiento demográfico. Sobre este tiene seguramente una influencia el tipo de políticas familiares que los diversos países establecen, pero esto no parece suficiente para explicar la grave y generalizada denatalidad que ha sido calificada como “invierno demográfico”. El clima cultural difundido, de hecho, incide no poco en los comportamientos personales y sociales. Por parte de los católicos es necesario crecer en una fe más consciente y documentada para poder valorar con sentido crítico la cultura dominante que ha puesto en discusión valores como la vida humana desde su inicio hasta su fin natural, la persona en su estructura objetiva, la libertad como responsabilidad moral, la fidelidad, el amor, la familia. Es seriamente preocupante, por ejemplo, el debate de estos días en el Consejo de Europa, que quiere limitar el derecho a la objeción de conciencia del personal médico para hacer más fácil el acceso al aborto. Todo esto hace ver que, además de la necesidad de tener bien arraigada y viva la fe, es necesario creer en la capacidad de la razón de descubrir la verdad de las cosas en sí mismas y de la ética. La sustancial desconfianza hacia la razón humana parece caracterizar a la llamada postmodernidad. La presencia de la Iglesia católica en este contexto debe estar caracterizada por la esperanza: nuestra esperanza es Jesucristo, y debe saber captar los signos de atención y de confianza, aunque se expresen de forma reservada.

Estamos convencidos de que la conciencia humana es capaz de abrirse a los valores presentes en nuestra naturaleza creada y redimida por Dios por medio de Jesucristo. La Iglesia, consciente de su misión de servir al hombre y a la sociedad con el anuncio de Cristo Salvador, recuerda las implicaciones antropológicas y sociales que derivan de Él. Por esta razón no cesa de afirmar los valores fundamentales de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, de la familia, de la libertad religiosa y educativa: valores sobre los cuales se implanta y se garantiza cualquier otro valor declinado en el plano social y político. Las muchas familias que acogen la presencia de Jesús y viven según la verdad de la familia, no cesan de dar testimonio de la belleza y de la correspondencia al corazón del hombre de cuanto la Iglesia proclama mostrando que es posible vivir en familia como Cristo invita.

A la luz del tema ha surgido en toda su urgencia la tarea educativa según el milenario patrimonio de la Iglesia: tarea que encuentra en Cristo – verdadero Dios y hombre perfecto – al Maestro, al modelo y la fuente de gracia.

[Traducción del español por Inma Álvarez]



 

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