7.10.10

Pues yo tampoco pienso alojarme en establecimientos de Sol Meliá

 

En una de esas campañas que suelen poner nerviosos a aquellos que son objetos de la misma, Hazte Oír pidió al máximo responsable de la cadena hotelera Sol Meliá que se opusiera a que uno de sus hoteles en Sevilla acogiera el IX Congreso internacional de empresarios del aborto, que se celebrará los días 21, 22 y 23 de octubre.

La reacción de la cadena hotelera ha sido la de pedir a las organizaciones provida que cesen la campaña en su contra. Dicen que la misma es “absurda” e “injusta, y argumentan que la cadena “sólo ejerce la actividad que tiene encomendada, es decir alojar convenciones y clientes", por lo cual, según ellos, nadie “pueda decir que estamos a favor o en contra del aborto“. Además, afirman que no pueden cancelar la celebración de dicho congreso, “porque debe respetar el contrato firmado legalmente“.

Pues señores míos, precisamente ese argumento, el del respeto debido a un contrato, era el único que quizás les podría haber salvado un poco la cara. Si hubieran dicho algo parecido a un “lo sentimos mucho porque realmente estamos en contra del aborto y aseguramos que no volveremos a alojar un congreso de semejantes características en nuestros hoteles, pero ahora no podemos evitarlo“, pues podríamos mirar hacia otro lado. Pero no, lo que hacen es atacar a la campaña y defender su derecho a dar cabida a congresos de médicos que se dedican a matar a seres humanos antes de nacer. Lo siento mucho pero no pueden pretender que eso no implica complicidad moral con esos asesinos quebrantadores del juramento hipocrático, que expresamente dice “no daré a ninguna mujer pesarios abortivos“.

Si yo ofrezco mi casa a un delincuente para que haga proselitismo de su delincuencia, me convierto en su cómplice. Debido a la legislación pro-abortiva, los médicos que practican abortos no son penalmente delincuentes, pero para nosotros los cristianos, ellos representan lo peor del género humano, la bazofia moral más absoluta, la excrecencia satánica más hedionda. Matan a los no nacidos. Por más que una ley indigna les proteja, no hay lugar en el universo en el que puedan escapar del juicio moral que merecen. Pero sí hay lugar en España para que se reúnan y hablen de sus crímenes. Pues sepan los señores de Sol Meliá que un servidor jamás volverá a alojarse en uno de sus hoteles.

Ustedes son libres para acoger todo tipo de congresos, incluido ese de aborteros. Y yo libre para no entrar en sus hoteles y para decirlo públicamente. Es más, animo a todos los cristianos a hacer lo mismo.

Luis Fernando Pérez