9.10.10

Todos rendidos ante el evangelio del profeta liberal Vargas Llosa

A las 11:16 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Obispos, Sociedad siglo XXI
 

Cuando me enteré de la concesión a Vargas Llosa del Nobel de Literatura, le pasé inmediatamente la información a un buen amigo, quien me preguntó: “¿Y eso es bueno o malo?” “Depende", le contesté. Efectivamente, hay un punto positivo en el hecho de que se conceda ese premio a un autor que escribe en español -o castellano-, pues ello no deja de ser un impulso, siquiera mínimo, a la lengua de Cervantes. Lengua, por otra parte, que goza de excelente salud incluso allá donde es perseguida (v.g, algunas comunidades autónomas españolas).

Pero claro, era de esperar que gran parte de los análisis sobre Vargas Llosa no se fijaran en sus cualidades literarias, que yo desconozco porque no he leído ni un libro suyo -ni pienso leerlo-, sino en su actividad política y social. Que la derecha, especialmente la liberal, alabe a Vargas Llosa, no tiene nada de particular. Es uno de los suyos. Ahora bien, que el diario oficial del Vaticano glose elogiosamente su figura y que el cardenal arzobispo de Lima nos lo presente como una especie de profeta moderno al que conviene rendir pleitesía, me parece una aberración. Sí, he dicho aberración, en el sentido de la primera acepción de dicho término según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. A saber: “Grave error del entendimiento".

Ha dicho el cardenal Cipriani que Vargas Llosa es “un hombre que predica la libertad, la democracia, y la predica con un espíritu valiente y abierto“. Tembloroso me he quedado al ver como un príncipe de la Iglesia al que aprecio tanto, habla así de la predicación de algo que no sea el evangelio. Porque claro, fue precisamente Zapatero el que dijo aquello de que “la libertad nos hace verdaderos“, cosa que tiene bastante poco que ver con lo que dijo Cristo de que “la verdad os hará libres“. Sin embargo, a veces da la sensación de que en algunos sectores de la Iglesia puede triunfar la idea de que el Señor Jesucristo se entregó en la cruz para traernos la democracia liberal que nos da la salvación. Y, créanme, Cristo murió por otra razón.

Lo de L’Osservatore Romano, que ensalza el hecho que el escritor peruano coloque “siempre al ser humano en el centro de sus obras“, me sorprende menos. Siempre he tenido la sensación de que dicho periódico desprende un tufillo a humanismo pseudo-izquierdoso, pero desde que lo dirige Giovanni Maria Vian ya no es tufillo sino peste insoportable.

Ante tanta alabanza al nuevo Nobel, me pareció muy notable el artículo de Juanjo Romero en InfoCatólica. Ayuda mucho a poner las cosas en su sitio. Juanjo enlaza a tres artículos de Vargas Llosa en El País, quien como todo el mundo sabe, es un periódico cercano y próximo al cristianismo (*). De ellos voy a citar unas cuantas frases para que veamos cuál es el evangelio que predica el escritor peruano:

Aborto y feminismo
La clave del problema está en los derechos de la mujer, en aceptar si, entre estos derechos, figura el de decidir si quiere tener un hijo o no, o si esta decisión debe ser tomada, en vez de ella, por la autoridad política. En las democracias avanzadas, y en función del desarrollo de los movimientos feministas, se ha ido abriendo camino, no sin enormes dificultades y luego de ardorosos debates, la conciencia de que a quien corresponde decidirlo es a quien vive el problema en la entraña misma de su ser, que es, además, quien sobrelleva las consecuencias de lo que decida….

A estas alturas de la historia, es improbable que vuelvan a erigirse los patíbulos de la Inquisición, donde se achicharraron tantos impíos enemigos de la única verdad tolerada. Pero, sin llegar, claro está, a los extremos talibanes, es seguro que la mujer retrocedería del lugar que ha conquistado en las sociedades libres a ese segundo plano, de apéndice, de hija de Eva, en que la Iglesia, institución machista si las hay, la ha tenido siempre confinada.

Matrimonio gay
Luego de Holanda y Bélgica, España será en estos días el tercer país en el mundo que habrá legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, con todos los deberes y derechos incluidos, entre ellos el de poder adoptar niños. Es un extraordinario paso adelante en el campo de los derechos humanos y la cultura de la libertad que muestra, de manera espectacular, cuánto y qué rápido se ha modernizado esta sociedad…

De las razones de quienes nos oponemos al mismo dice:

En verdad, detrás de todos estos argumentos no hay razones, sino prejuicios inveterados, una repugnancia instintiva hacia quienes practican el amor de una manera que siglos de ignorancia, estupidez, oscurantismo dogmático y retorcidos fantasmas del inconsciente, han satanizado llamándolo “anormal".

Eso, en El País. Pero ejemplos parecidos aparecen por todas partes. Por ejemplo, en Aci nos encontramos con la siguiente noticia, fechada en enero del 2006:

El escritor de origen peruano Mario Vargas Llosa, abanderado del movimiento homosexual, se lanzó a pronosticar ante la prensa nicaragüense que la Iglesia Católica “permitirá en un futuro no muy lejano el matrimonio de sus sacerdotes y la unión entre personas del mismo sexo“.

El literato, que se declara “agnóstico", arguyó respetar profundamente a la Iglesia Católica y todas las religiones, pero indicó que las “tradiciones del catolicismo” adoptadas en la historia por algunos gobiernos son un “absoluto atropello a los derechos humanos.

Ante semejante evidencia, ¿me puede alguien explicar cómo es posible que uno de los cardenales más caracterizados por su ortodoxia y defensa de la sana doctrina sea capaz de decir que el “espíritu cristiano” va iluminando el pensamiento de Vargas Llosa poco a poco? No, que no me lo expliquen, por favor. Aprecio demasiado mi salud mental como para ponerla en peligro intentado comprender lo incomprensible.

Estimados pastores, fieles y periodistas católicos. Alaben a Vargas Llosa por su capacidad literaria. Dejen de alabarle por ser un liberal que representa, en muchos aspectos, el mayor peligro para las raíces cristianas de nuestra civilización, que no están en la Ilustración sino en el evangelio de Jesucristo.

Luis Fernando Pérez

(*) Para los lectores no españoles. El País ha sido el periódico español de tirada nacional más izquierdista y anticlerical hasta la llegad de Público.