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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 20 de octubre de 2010

Santa Sede

El Papa anuncia 24 nuevos cardenales

Los obispos españoles felicitan al preconizado cardenal Estepa

La Iglesia en Ecuador exulta con su nuevo cardenal

Electo cardenal egipcio habla sobre la Iglesia en Oriente Medio

La amistad con Jesús lleva a la justicia hacia los pobres, dice el Papa

Lombardi sobre caso IOR: estupor por la confirmación del embargo

La Santa Sede en la ONU: basta de utilizar niños-soldado

Sínodo de los Obispos

Oriente Medio: la Iglesia debe dar a la mujer el lugar que le corresponde

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Cristo y los cristianos en el México moderno

La Iglesia en República Checa y Eslovaquia invita al Papa para 2013

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San Stanislaw Casimiritano, su poder de la palabra y su amor a la eucaristía

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Benedicto XVI: Isabel de Hungría, la princesa entre los pobres


Santa Sede


El Papa anuncia 24 nuevos cardenales
El consistorio tendrá lugar el próximo 20 de noviembre
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI anunció este miércoles la creación de 24 nuevos cardenales, 20 de los cuales (de menos de 80 años) podrían ser electores en caso de que ahora se celebrara un cónclave para la elección de un Papa.

El Santo Padre eligió el momento final de la audiencia general, para anunciar la celebración del Consistorio de creación de los nuevos cardenales el próximo 20 de noviembre. Se trata del tercer consistorio de su pontificado, ya que el anterior se celebró el 24 de noviembre de 2007, y hubo otro el 24 de marzo de 2006.

Los cardenales proceden mayormente de Europa (15, de los cuales 10 son italianos), cuatro proceden de África, otros cuatro de América y uno de Asia. Con el nuevo Consistorio, los cardenales pasarán a ser 203, de los cuales 121 electores.

Esta es la lista de los nuevos cardenales electores:

- Monseñor Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos;

- S.B. Antonios Naguib, Patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto);

- Monseñor Robert Sarah, Presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum";

- Monseñor Francesco Monterisi, Arcipreste de la basílica papal de san Pablo Extramuros;

- Monseñor Fortunato Baldelli, Penitenciario Mayor;

- Monseñor Raymond Leo Burke, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica;

- Monseñor Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos;

- Monseñor Paolo Sardi, Vice Camarlengo de la Santa Iglesia Romana;

- Monseñor Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero;

- Monseñor Velasio De Paolis, C.S., Presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede;

- Monseñor Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura;

- Monseñor Medardo Joseph Mazombwe, arzobispo emérito de Lusaka (Zambia);

- Monseñor Raúl Eduardo Vela Chiriboga, arzobispo emérito de Quito (Ecuador);

- Monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa (Rep. Democrática del Congo);

- Monseñor Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (Italia);

- Monseñor Donald William Wuerl, arzobispo de Washington (Estados Unidos);

- Monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil);

- Monseñor Kazimierz Nycz, arzobispo de Varsovia (Polonia);

- Monseñor Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, arzobispo de Colombo (Sri Lanka);

- Monseñor Reinhard Marx, arzobispo de München und Freising (Alemania).

Además, el Papa ha elevado a la dignidad cardenalicia a cuatro obispos que “se han distinguido por su generosidad y dedicación en el servicio a la Iglesia”.

Se trata de:

- Monseñor José Manuel Estepa Llaurens, arzobispo Ordinario Militar emérito (España);

- Monseñor Elio Sgreccia, anterior Presidente de la Pontificia Academia para la Vida (Italia);

- Monseñor Walter Brandmüller, anterior Presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas (Alemania);

- Monseñor Domenico Bartolucci, anterior Maestro Director de la Capilla Musical Pontificia (Italia).

 


 

 

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Los obispos españoles felicitan al preconizado cardenal Estepa
Experto en educación, catequética y emérito castrense
MADRID, miércoles 20 octubre 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha querido reconocer, con la púrpura cardenalicia, los innumerables servicios a la Iglesia prestados por el arzobispo José Manuel Estepa Llaurens. Hoy ha anunciado su nombre en la lista de nuevos purpurado. El 20 de noviembre serán creados 24 nuevos cardenales.

La Conferencia Episcopal Española, en la persona de su presidente, cardenal Antonio Mª Rouco Varela, remitió una carta de felicitación al nuevo cardenal.

“Sin duda –afirma el cardenal Rouco- que el Santo Padre reconoce los grandes servicios prestados a la Iglesia por Vuestra Eminencia, en particular con sus trabajos relacionados con el Catecismo de la Iglesia Católica”.

Como cardenal, augura el cardenal Rouco, “podrá vivir aún más íntimamente la comunión con el Santo Padre”.

Y concluye afirmando que este reconocimiento es también “para toda la Iglesia en España ocasión para renovar nuestros sentimientos de comunión y amor al Vicario de Cristo, que se ha dignado incluirle en el Colegio Cardenalicio”.

José Manuel Estepa Llaurens es andaluz de nacimiento. Nació el 1 de enero de 1926 en Andújar, Jaén. Cursó estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia de Salamanca y de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote en 1954. Es diplomado en Pastoral Catequética por el Instituto Católico de París (1956).

Fue consagrado obispo el 15 de octubre de 1972, como auxiliar del entonces arzobispo de Madrid, cardenal Tarancón.

El 30 de julio de 1983, fue nombrado por bula pontificia vicario general castrense y arzobispo titular de Velebusdo. Más tarde fue trasladado a la sede titular de Itálica.

Desde 1986, al cambiar el régimen jurídico de los vicariatos castrenses, es el Arzobispo Castrense de España. Es emérito desde el 30 de octubre de 2003.

El preconizado cardenal ha estado vinculado especialmente a la Enseñanza y la Catequesis. Fue presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis entre 1981 y 1998. En Roma, miembro de la Comisión de seis obispos que redactó el Catecismo de la Iglesia Católica.

Es el responsable de la versión y de la edición de este Catecismo en lengua española. Es redactor principal del Directorio General de la Santa Sede para la Catequesis, y encargado por la Santa Sede de la versión y edición española del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

También fue secretario del IV Sínodo Universal de Obispos (Roma, 1977) y padre sinodal por designación directa de Su Santidad en el Sínodo de Obispos para Europa (noviembre-diciembre 1991). Fue consultor (1971) y luego miembro (1978) de la Congregación para el Clero.

Once cardenales españoles

El nuevo Colegio Cardenalicio contará con once cardenales españoles. Actualmente hay diez, cinco electores y cinco con más de 80 años.

De los cinco electores, cuatro residen en España: Los cardenales Antonio Mª Rouco Varela, arzobispo de Madrid; Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla; Agustín García-Gasco Vicente, arzobispo emérito de Valencia, y Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona. Reside en Roma el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

No son electores los siguientes cardenales españoles: Francisco Álvarez Martínez (1925), arzobispo emérito de Toledo; Ricard Mª Carles Gordó (1926), arzobispo emérito de Barcelona; Eduardo Martínez Somalo (1927), prefecto emérito de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; Julián Herranz Casado, presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y presidente de la Comisión Disciplinar de la Curia Romana, y el padre Navarrete Cortés SJ, rector emérito de la Pontificia Universidad Gregoriana.

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La Iglesia en Ecuador exulta con su nuevo cardenal
Monseñor Raúl Vela Chiriboga, arzobispo emérito de Quito
QUITO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Ecuador, y en particular su Conferencia Episcopal, han acogido con júbilo este miércoles el anuncio de Benedicto XVI de crear cardenal a monseñor Raúl Vela Chiriboga, arzobispo emérito de Quito.
 

"Esta bendición se da al concluir la labor pastoral de monseñor Raúl Vela en esta arquidiócesis ya que el próximo día viernes 22 de octubre se realizará la posesión del nuevo arzobispo de Quito y primado del Ecuador, monseñor Fausto Trávez, en nuestra catedral metropolitana", asegura la arquidiócesis.

"Estos dos acontecimientos son una gracia de Dios para la Iglesia que peregrina en el Ecuador y particularmente para la Arquidiócesis de Quito, clero, vida consagrada y fieles; por esto agradecemos a Dios misericordioso dador de todo bien", añade en un comunicado la arquidiócesis primada.


Monseñor Raúl Eduardo Vela Chiriboga nació en Riobamba el 1 de enero de 1934.  Luego de haber completado sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Mayor "San José" de Quito, recibió la ordenación sacerdotal el 28 de julio de 1957.

Ejerció por algunos años el ministerio sacerdotal en la Diócesis de Riobamba, hasta que fue nombrado, en 1969, subsecretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

En  1972 fue elegido obispo auxiliar de Guayaquil, recibiendo la consagración episcopal el 21 de mayo de ese mismo año. Siendo obispo auxiliar de la arquidiócesis del Puerto principal, ejerció al mismo tiempo el cargo de secretario general de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (1972-1975).

En 1975 fue nombrado obispo de Azogues, cargo que desempeñó hasta 1989. En 1989 fue nombrado como obispo ordinario militar. Fue miembro de la "Junta de Defensa Nacional", en calidad de delegado del arzobispo de Quito.

En la Conferencia Episcopal Ecuatoriana presidió desde 1999 la Comisión Episcopal de liturgia.

El 21 de marzo de 2003, el Santo Padre Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Quito.

El futuro cardenal es el cuarto arzobispo de Quito elevado a la púrpura cardenalicia. Sus antecesores fueron los cardenales Carlos María de la Torre, Pablo Muñoz Vega y Antonio González.

En el próximo consistorio de creación de cardenales, que se celebrará el 20 de noviembre, habrá dos latinoamericanos. El otro purpurado del "continente de la esperanza" será monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil).



 

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Electo cardenal egipcio habla sobre la Iglesia en Oriente Medio
Su Beatitud Antonios Naguib, relator general del actual Sínodo de Obispos
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Dentro de los participantes en la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de Obispos hay un padre sinodal que forma parte de los 24 nuevos cardenales que ha nombrado el Papa Benedicto XVI para el próximo consistorio del 20 de noviembre (sin contar a los presidentes de los dicasterios de la Santa Sede).

Se trata de Su Beatitud Antonios Naguib, Patriarca de Alejandría de los Coptos en Egipto.

En marzo de 2006 fue elegido patriarca de Alejandría de los Coptos y es también el presidente de la Conferencia Episcopal de este país.

El prelado participó ayer de un encuentro con los periodistas en la sala de prensa de la Santa Sede, luego de las intervenciones de la mañana durante la Asamblea Sinodal para Oriente Medio.

No estigmatizar a los musulmanes

Su Beatitud Antonio Naguib advirtió los peligros de la islamofobia, cuando se equipara el islamismo con el terrorismo: “¿Cuántos musulmanes hay en el mundo?”, preguntó, a lo que él mismo respondió: 1.200 millones.

“Si dijéramos que el 10% son terroristas, tendríamos 120 millones” y con ello concluyó: “si hubiera 120 millones de terroristas en el mundo no habría ninguna forma de vida”.

“He ahí el mensaje” dijo. “Sabemos que la cuestión se puede resolver, que es posible encontrar puentes, reunir ideas, ayudar a madurar, combatir. Es algo factible”.

Oriente Medio, añadió, ha sufrido “días negros, cuando los cristianos eran perseguidos y se refugiaron en los países musulmanes cercanos”, pues ambos credos han vivido juntos durante 14 siglos. “Vivimos bien, somos cercanos a los musulmanes”.

El futuro cardenal trajo a colación un ejemplo cotidiano que se vive en su comunidad: “Una madre musulmana que va de compras, pasa donde su vecina cristiana y llama a la puerta para decir ‘por favor, ¿me puedes cuidar los niños hasta que regrese?'”

“¿Hay un diálogo más fuerte que este?”, preguntó el patriarca egipcio a los periodistas. “No digo que no haya dificultades, pero digo que los problemas los debemos afrontar con racionalidad y entender la situación para poder encontrar las soluciones más adecuadas”.

Con respecto a los resultados del Sínodo en las iglesias particulares Su Beatitud Naguib aseguró: “no sé si los fieles sentirán directamente que el Sínodo resuelve sus problemas. Esa es tarea nuestra”.

Y dijo que los frutos dependerán, además de la acción del Espíritu “de la valentía de los obispos, de su trabajo y de la capacidad de comunicar el mensaje que llegue del Santo Padre”.

En búsqueda de la paz

Frente a la pregunta de un periodista sobre el tráfico de armas de Oriente a Occidente Su Beatitud Antonios Naguib aseguró: “Si el mundo cada mes ahorrase lo que gasta un día en armas, podría combatir la pobreza en todo el mundo”.

“Con la suficiencia económica disminuiría este sentido de rabia, de querer vengarse de todo el mundo sin razón”, puntualizó.

Sin embargo, dijo que no creía que en las conclusiones del sínodo se incluyera este punto: “La Iglesia no tiene un papel político. Es más bien un papel de pastor”.

Celibato

Uno de los periodistas le preguntó sobre el tema de los sacerdotes casados, por el hecho de que el Código de Derecho Canónico Oriental haga una excepción y permita a hombres que han contraído matrimonio, ordenarse sacerdotes.

Esta excepción se hace en las iglesias de ritos orientales que inicialmente estaban separadas de Roma y que han recuperado su plena unión con la Santa Sede, a las cuales se ha permitido mantener esa disciplina. “La Iglesia latina ha luchado por el celibato, yo respeto las instrucciones de la Iglesia latina”, dijo el patriarca.

El futuro cardenal aseguró que el hecho de admitir o no sacerdotes casados en el rito latino, “no resolverá el problema de las vocaciones y no resolverá el buen o mal comportamiento del sacerdote”. Y dijo que lo importante es llevar con coherencia y fidelidad la disciplina con la que se viva la propia vocación.

Por último, y refiriéndose de nuevo a la situación de la Iglesia en Oriente Medio, el patriarca copto señaló la importancia del valor de la oración por la Iglesia en este lugar del planeta, la cual “nos ayuda a llevar adelante nuestra misión en la tierra en la que nos ha querido colocar el Señor”.

Por Carmen Elena Villa

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La amistad con Jesús lleva a la justicia hacia los pobres, dice el Papa
Dedica su catequesis de hoy a santa Isabel de Hungría
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La amistad con Cristo “crea el sentido de la justicia, de la igualdad de todos, de los derechos de los demás y crea el amor, la caridad”.

Así lo afirmó hoy el Papa Benedicto XVI, durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, y cuya tradicional catequesis dedicó a otra importante santa del siglo XIII, la princesa húngara Isabel de Turingia.

Esta mujer, afirmó el Papa, fue “una de las mujeres de la Edad Media que suscitó mayor admiración”, por su piedad y su humildad, así como por su entrega a los pobres, a pesar de proceder de una rica y poderosa familia real.

Ya desde niña, fue comprometida con Ludovico, hijo del landgrave de Turingia, a quien le unió un amor sincero. Sin embargo, explicó el Papa, Isabel no se dejó llevar por el ambiente de la corte.

“Una vez, entrando en la iglesia en la fiesta de la Asunción, se quitó la corona, la depositó ante la cruz y permaneció postrada en el suelo con el rostro cubierto. Cuando una monja la desaprobó por ese gesto, ella respondió: '¿Cómo puedo yo, criatura miserable, seguir llevando una corona de dignidad terrena, cuando veo a mi Rey Jesucristo coronado de espinas?'.

Esta coherencia de fe y vida se manifestaba también en la relación con sus súbditos, evitando utilizar su posición para conseguir favores.

Este, apuntó el Papa, supone “un verdadero ejemplo para todos aquellos que desempeñan cargos: el ejercicio de la autoridad, a todo nivel, debe vivirse como servicio a la justicia y a la caridad, en la búsqueda constante del bien común”.

Ella en persona atendía a los pobres de su reino, algo que su marido admiraba. Fue un matrimonio feliz, explicó Benedicto XVI, “un claro testimonio de cómo la fe y el amor hacia Dios y hacia el prójimo refuerzan y hacen aún más profunda la unión matrimonial”.

Isabel y su esposo conocieron y apoyaron a los Frailes Menores. Posteriormente, cuando ella enviudó y fue despojada de sus bienes por la envidia de un familiar, hizo voto de pobreza en el espíritu franciscano.

La princesa dedicó sus últimos años de vida a construir y trabajar en un hospital para los pobres, donde “intentaba siempre llevar a cabo los servicios más humildes y los trabajos repugnantes”.

“Ella se convirtió en lo que podríamos llamar una mujer consagrada en medio del mundo”, afirmó el Papa. “No es casualidad que sea patrona de la Orden Terciaria Regular de san Francisco y de la Orden Franciscana Seglar”.

Falleció tras unas fiebres, y era tal su fama de santidad, que el papa Gregorio IX la proclamó santa apenas cuatro años mas tarde.

“Santa Isabel nos invita a redescubrir a Cristo, a amarlo, a tener fe y así a encontrar la verdadera justicia y el amor, como también la alegría de que un día estaremos inmersos en el amor divino, en el gozo de la eternidad con Dios”, concluyó el Papa.  

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Lombardi sobre caso IOR: estupor por la confirmación del embargo
 
ROMA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- “La noticia de la confirmación por parte del Tribunal de Revisión, del embargo preventivo de un depósito del IOR sobre una cuenta del Credito Artigiano ha sido tomada con estupor”. Así lo afirmó hoy el portavoz vaticano, Federico Lombardi, a la prensa.

En el punto de mira de la magistratura romana se encuentran también otras dos presuntas operaciones del Istituto per le Opere di Religione (IOR), que se remontan a octubre y noviembre de 2009, y que tienen que ver con la retirada de 600.000 euros de una cuenta abierta en Intesa San Paolo y cuyo titular es un sacerdote, y cheques por valor de 300.000 euros ingresados en una cuenta del IOR en una agencia Unicredit.

Desde el pasado mes de septiembre, Ettore Gotti Tedeschi y Paolo Cipriani, presidente y director general, respectivamente, del IOR, están siendo indagados por el Tribunal de Roma por violación del decreto legislativo italiano 231 de 2007, la normativa que recoge la directiva europea sobre el blanqueo de dinero.

La investigación había llevado al embargo preventivo de 23 millones de euros – sobre 28 en total – depositados sobre la cuenta corriente del IOR en el Credito artigiano spa de Roma.

En una carta publicada íntegra en el sitio on-line del Financial Times, el director de la Sala Stampa vaticana había ya explicado que hace tiempo que el IOR “tiene su ubicación en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano, más allá de la jurisdicción y de la vigilancia de los diversos bancos nacionales.

El IOR, explicaba entonces Lombardi, “no es un banco en el sentido común del término”, sino más bien “un instituto que administra los bienes de las instituciones católicas, que persiguen fines de apostolado religioso y caritativo a nivel internacional”, y que goza de un estátus particular.

Este “hace que su posición en el sistema financiero internacional y en sus reglas requiera una serie de acuerdos para establecer los procedimientos necesarios para que la Santa Sede sea incluida en la White List”, que reúne a los países que se adhieren a las normas contra el blanqueo de dinero. 

Hablando a los periodistas, el padre Lombardi afirmó hoy que se trata “de un problema interpretativo y formal” y que “los responsables del IOR consideran que pueden aclarar toda la cuestión lo antes posible en las sedes competentes”.


 

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La Santa Sede en la ONU: basta de utilizar niños-soldado
“Una de las peores formas de esclavitud”, según el observador permanente
NUEVA YORK, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La utilización de los niños como combatientes en los conflictos es “una de las peores formas de esclavitud”, denunció el viernes pasado en Nueva York el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, monseñor Francis Chullikatt.

Frente a esta plaga, la delegación vaticana quiso recordar el valor de los Protocolos Opcionales a la Convención sobre los Derechos del Niño -sobre la implicación de los niños en los conflictos armados y sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la pornografía infantil-, de cuya adopción se celebra el décimo aniversario.

Aunque “ningún instrumento internacional es perfecto”, dijo monseñor Chullikatt, los Protocolos “sirven para reforzar la aplicación de los derechos de los niños afirmados en la Convención de los Derechos del Niño”.

Por esta razón, la delegación vaticana “alienta a todos los Estados que todavía no lo han hecho a unirse a la promoción de la defensa legal de los niños y los adolescentes ratificando o accediendo a los Protocolos Opcionales”.

También “pide una correcta aplicación de estos instrumentos legales que implique el respeto al derecho a la vida de todos los niños”.

En el mundo actual, lamentó el observador permanente, “niños y jóvenes adolescentes continúan siendo víctimas de graves violaciones en situaciones de conflicto en el mundo, y es deplorable el aparente aumento del clima de impunidad para los que las perpetran”.

Entre las formas de violencia que sufren, destaca su “mayor vulnerabilidad en esas situaciones en las que se aplican nuevas tácticas bélicas”.

“Ha sido definida como una de las peores formas de esclavitud, pero todavía continúa hoy: los niños son usados como soldados a una edad en la que deberían aprender cómo amar y respetar a sus vecinos”, denunció.

Se calcula que unos 250.000 niños son usados con este objetivo, “obligados a matar a sus vecinos, a veces incluso a sus propios familiares, hermanos y amigos”.

Para el observador permanente, “esto es despreciable, pero también evitable”.

Todas las partes interesadas deben “comprometerse de manera concreta en la defensa” de los más jóvenes y en la promoción de “planes de acción” para afrontar estos “crímenes impactantes” con el fin de que “acaben para siempre”.

“La comunidad internacional tiene este deber frente a todos los niños y los jóvenes que sufren esas violaciones de su dignidad”.

Monseñor Chullikatt recordó que la Iglesia católica “ha sido una socia constante de las Naciones Unidas en la lucha contra el uso de los niños-soldado, y a través de sus diversas estructuras que operan en muchas zonas de conflicto, está activamente comprometida en la asistencia a las víctimas de esta violencia”.

En los últimos años, “muchas iniciativas nacionales, regionales e internacionales han obtenido éxitos en la prevención y combate de otras violaciones de la dignidad de los niños”, recordó.

En su opinión, eso demuestra “cómo el compromiso concertado con el bienestar de los niños puede favorecer resultados positivos”.

En este contexto, señaló la importancia de que los gobiernos adopten “estrategias globales sobre la prevención de la violencia, permitiendo una legislación firme y eficaz y promoviendo la recogida de pruebas y datos precisos para comprender los factores de riesgo y fundamentar las decisiones políticas”.

Por estas razones, la delegación vaticana alentó a los Gobiernos “a afirmar y apoyar la familia, en la que los niños desarrollan su propio potencial, toman conciencia de su dignidad y se preparan para el futuro”.

“En un mundo que para millones de niños está caracterizado por la dura realidad de la violencia”, la delegación vaticana animó “a todos los Estados a trabajar juntos, en una asociación productiva, para acabar con todas las formas de violencia contra los niños”.

Del mismo modo, no hay que olvidar “la necesidad de dar una palabra de esperanza y aliento a esos niños y jóvenes cuya inocencia y dignidad humana han sido heridas por la crueldad del mundo de los adultos”.

“Todos los Estados, las agencias de la ONU, la sociedad civil y las instituciones interreligiosas basadas en la fe deberán colaborar en una asociación más eficaz para asegurar asistencia a los afectados por la violencia y los abusos -concluyó-, y trabajar para promover un mundo de esperanza en el que estos niños puedan perseguir sus sueños y sus aspiraciones de un futuro libre de violencia y de derramamiento de sangre”.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Patricia Navas]

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Sínodo de los Obispos


Oriente Medio: la Iglesia debe dar a la mujer el lugar que le corresponde
Intervenciones en el Sínodo de los Obispos
ROMA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Varias mujeres, oyentes en el Sínodo de Obispos para Oriente Medio, han deseado que la Iglesia dé a la mujer el lugar que le corresponde. Esto podría ser un testimonio para las mujeres musulmanas, en ocasiones "maltratadas", han afirmado.

En el transcurso de la undécima congregación general, la hermana libanesa Marie-Antoinette Saadé, responsable de la formación y el noviciado de la Congregación de las Hermanas Maronitas de la Sagrada Familia, pidió "dar a la mujer su lugar verdadero y justo".

"¿No debe la Iglesia estar en la vanguardia en este ámbito, frente a las prácticas difundidas en ciertos ambientes musulmanes en los que la mujer es golpeada, encarcelada, pisoteada, maltratada, sin derechos, con deberes que la esclavizan?", preguntó la religiosa a la asamblea de patriarcas, cardenales, obispos, y sacerdotes religiosos.

"Esto sería un verdadero testimonio", afirmó.

Según la hermana Saadé, "reparar juntos el tejido social, promoviendo a la persona humana en el centro de la familia y a partir de ella, me parece la respuesta para una pastoral urgente y eficaz".

La hermana instó a "encender la fe en la familia, que es el lugar privilegiado donde los niños aprenden a reconocer su identidad y crecen desarrollando sus talentos y facultades humanas y divinas. Porque la fe se adquiere sobre las rodillas de la madre. Ahí se hace la primera catequesis, la más eficaz y durable".

 

La urgencia del testimonio de la mujer cristiana

Por su parte la hermana Clauda Achaya Naddaf, superiora del convento de las religiosas del Convento de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, de Siria, constató que el documento de trabajo de este Sínodo, el "Instrumentum laboris" "no hace mención de cuestiones relativas a las mujeres, en un Sínodo de Oriente Medio, donde las mujeres son consideradas de rango inferior".

"La mitad de la población de la tierra está constituida por mujeres. Casi la mitad de ellas son víctimas de la violencia, la explotación, viven en la pobreza extrema, sus derechos son pisoteados. Nuestra madre la Iglesia es madre según el ejemplo de María. ¿Podría ella excluir de sus preocupaciones a las mujeres?", preguntó la hermana Clauda.

Por último, Jocelyne Khoueiry, miembro fundador y presidente del movimiento seglar "La Libanaise-Femme du 31 Mai", del Líbano, afirmó que "cuando la mujer cristiana puede expresarse y testimoniar la belleza de la fe y del verdadero sentido de la dignidad y de la libertad, constituye un testimonio urgente que interpela a la mujer musulmana y abre caminos nuevos al diálogo".

"Que nuestras familias puedan ser apoyadas y acompañadas por su Iglesia, madre y maestra, para que sean de manera concreta y decidida santuarios abiertos al don de la vida, sobre todo cuando ésta está herida por la discapacidad o por dificultades socioeconómicas, algo que nos secundario ante la amenaza continua de la emigración".

"Una conversión, en el nivel de nuestra escala de valores y de nuestra forma de ser, se manifiesta muy urgente. Estamos llamados a ser, con María, servidores de la esperanza en esta región machacada y víctima de tanta injusticia", concluyó Jocelyne Khoueiry.

Este miércoles no hubo congregación general de los participantes en el Sínodo. Se dedicó la jornada a la unificación , por parte del relator general, el secretario especial y los relatores de los grupos de trabajo, de las "propuestas" que se presentarán al Papa, después del necesario debate y enmiendas.
 

Por Marine Soreau

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Mundo


Cristo y los cristianos en el México moderno
Conferencia de monseñor Felipe Arizmendi Esquive en la Bienal Teológica
CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org-El Observador).- En el marco de la introducción a la Bienal Teológica "Cristo y los cristianos en el México Moderno", el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, pronunció una conferencia magistral en la que afirmó que "es aquí y ahora cuando los cristianos tenemos algo que aportar al México moderno: nuestra fe en Jesucristo".

Organizado por los ocho grupos que componen las Instituciones Teológicas Católicas de México, el también responsable de la Dimensión Pastoral de la Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que forma parte de la Comisión Episcopal de la Pastoral Profética, afirmó que "los cristianos, tenemos algo seguro y valioso que aportar a nuestra patria: tenemos a Jesucristo".

"Conocerlo, valorarlo, amarlo, disfrutarlo, compartirlo y ofrecerlo como el tesoro más valioso, es lo que nos da identidad, como Iglesia y como instituciones teológicas católicas", aseguró el obispo de San Cristóbal de las Casas.

"Creemos en Cristo, único Salvador del mundo. Estamos convencidos de que Él es el cimiento más sólido para la vida personal, familiar y social. Garantizamos que Él da sentido e indica el rumbo esplendoroso para una política, una economía, una educación, una cultura que generen un mundo más justo, más fraterno, más solidario, más amable y confiable".

Jesucristo nos exige evitar la violencia

Más adelante, el responsable de la Dimensión de la Cultura del Episcopado Mexicano advirtió que "Jesucristo no es enemigo del ser humano, para que se le quiera excluir. El no nos amarga y estropea la existencia, como si fuera una negación sistemática de lo bello y justo. Es todo lo contrario. Es quien nos enseña y ayuda a que la vida tenga sentido pleno y duradero. Es quien nos ilumina para discernir qué da vida y qué da muerte. Es quien nos acompaña en todo momento, para nunca sentirnos solos y abandonados. Es amigo, hermano, servidor, liberador, salvador".

"Vivimos unos tiempos en que la pobreza y la miseria de millones de mexicanos impiden el desarrollo que soñamos", señaló el purpurado, quien advirtió que "la exclusión de campesinos e indígenas, de subempleados y desempleados, los hace sobrantes y estorbos del sistema globalizado que impera y domina".

"La marginación secular de la mujer, sobre todo en ambientes rurales, nos avergüenza. La destrucción del medio ambiente nos aterra", subrayó.

"Los ataques a la vida incipiente en el seno materno y la tergiversación de derechos sobre la constitución de la familia, nos dividen y confrontan. La batalla recurrente por afianzar en las leyes un laicismo excluyente, en vez de una laicidad positiva e incluyente, nos hace enemigos irreconciliables, como si la Iglesia pretendiera un poder político que no corresponde a su misión", aclaró.

La problemática es grande, dijo monseñor Arizmendi Esquivel, pero los cristianos tienen una "agenda, unos criterios y una ruta, que abrevamos en la fuente de vida eterna, que es Jesucristo. El nos ilumina para discernir la historia, el bicentenario y el centenario, los tiempos y los actores, el pasado y el presente. El nos da criterios para reconocer los errores de nuestra Iglesia, antes y ahora, y al mismo tiempo para valorar el aporte que jerarquía y pueblo dieron a los movimientos de independencia y de revolución".

Finalmente, recalcó que "Jesucristo es de ayer, de hoy y de siempre; por ello, Él inspira el catolicismo moderno, el catolicismo integral y social".

"Él promueve la nueva independencia y la nueva revolución que el país requiere, en la justicia, la verdad y el amor. Él nos orienta para vivir una sana separación entre Iglesia y Estado, así como una fructuosa colaboración para el servicio del pueblo, en el respeto a una plena libertad religiosa. Él nos exige evitar la violencia y educarnos para proteger los derechos humanos de todos".

"Él nos impulsa a una liberación evangélica e integral, a una educación abierta a otras culturas y a lo trascendente, a una política como sabiduría para armonizar lo diverso, a una economía con rostro humano, a una cultura de fraternidad y solidaridad, a una opción preferencial por los pobres".

Y concluyó: "con Él, por Él y en Él, México puede reconciliarse consigo mismo y caminar por senderos de justicia y de paz".

Por Jaime Septién


 

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La Iglesia en República Checa y Eslovaquia invita al Papa para 2013
Con motivo del aniversario de la llegada de los santos Cirilo y Metodio a Gran Moravia
PRAGA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Checa y arzobispo de Praga, monseñor Dominik Duka, confirma que la Iglesia quiere invitar al Papa Benedicto XVI a participar en las celebraciones que tendrán lugar en 2013 con motivo del aniversario de la llegada de los santos Cirilo y Metogio a Gran Moravia hace 1150 años.

Lo indicó la portavoz de la Conferencia Episcopal de Chequia, Irena Sargankova, quien explicó también que representantes de los católicos checos harán una peregrinación de agradecimiento a Roma del 9 al 11 de noviembre, informa la web de la Conferencia Episcopal Checa.

Allí se encontrarán con el Papa y le darán las gracias por su visita a la República Checa, que tuvo lugar en septiembre del año pasado.

Las celebraciones de 2013 también tendrán lugar en Eslovaquia y monseñor Duka explicó que los eslovacos también prevén invitar al Papa.

Benedicto XVI visitó la República Checa el pasado mes de septiembre, coincidiendo con el aniversario de san Wenceslao, patrón de Bohemia, y con el 20º aniversario de la caída del régimen comunista.

Durante ese viaje, visitó Praga, Brno y Stara Boleslav, Bohemia Central, donde el duque Wenceslao fue martirizado en 935.

Los santos Cirilo y Metodio, “los apóstoles de los eslavos”, fueron dos misioneros griegos que introdujeron el cristianismo en Europa Central durante el siglo IX.

Gran Moravia estaba situada aproximadamente donde ahora están la República Checa y Eslovaquia.

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“Boom” de los Franciscanos del Emmanuel en Camerún
El 80% de los miembros de la orden está en ese país
NKONGSAMBA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Los Franciscanos del Emannuel están viviendo un verdadero boom en Camerún. De los 75 miembros que la orden tiene en total, 60 se encuentran en este país africano.

El hermano Denis-Antoine explicó a la asociación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que la orden, nacida en Montreal (Canadá) en 1985, llegó a Camerún en 1999.

Fue después de que un sacerdote diocesano de la ciudad de Nkongsamba, al oeste del país, conociera a los Franciscanos del Emmanuele a través de un periódico y les pidiera que ayudaran a un grupo de fieles de una parroquia que querían vivir la espiritualidad de san Francisco.

“Por petición del obispo, llegamos y empezamos a formar una fraternidad de miembros laicos”, explicó el religioso.



Con el tiempo, los grupos se han ido extendiendo, estabilizándose y multiplicándose. Muchos de los jóvenes miembros laicos han pedido convertirse en frailes.

“En 2005, llegué con un joven hermano laico de Canadá a Camerún para fundar la primera casa de formación”, continuó el hermano Denis-Antoine.

“Con la ayuda de algunos benefactores, entre ellos AIN, los frailes construyeron un convento con 18 habitaciones y la estructura para la comunidad y su misión”.

Desde entonces, la comunidad de Nkongsamba ha ido creciendo y ahora hay 17 frailes en formación y 8 ya profesos.

Los hermanos se forman para ocuparse de la atención sanitaria, la catequesis y la agricultura.

A petición del obispo, los Franciscanos del Emmanuel también han instituido un centro espiritual que acoge retiros y sesiones de formación para grupos procedentes de todo Camerún.

La comunidad se ocupa también de los más pobres de la sociedad y está implicada en el trabajo de la parroquia, en la asistencia a los jóvenes y en la capellanía de las cárceles.

El hermano Denis-Antoine describió cómo la orden se ha extendido también a las diócesis vecinas de Bafoussam e Douala.

En Douala, recientemente ha nacido una fraternidad laica local, compuesta sobre todo por jóvenes adultos y existe el proyecto de abrir un convento el año que viene.

Explicando la misión en esta zona, el hermano Denis-Antoine dijo que los hermanos “ayudarán a nuestra misión regular y se encargarán también de un orfanato con treinta niños que necesita gestión y supervisión”.

Los franciscanos también trabajan para poner a punto un dispensario y una sala de maternidad en uno de los barrios más pobres de la ciudad.

“El mensaje principal que queremos dejar es que estamos ahí, presentes junto a las personas, esperando darles este testimonio de vida del Evangelio tras las huellas de nuestro padre, san Francisco”, destacó el fraile.

“Nuestras fraternidades de miembros laicos están implicadas en la solidaridad con los pobres y los necesitados para mejorar sus condiciones”, continuó.

“Por eso creemos que un compromiso espiritual con la vida evangélica tiene un profundo impacto social, sobre todo en la vida de los individuos que toman esta elección, pero también en la vida de la sociedad en general”, añadió.

El fraile expresó su “profunda gratitud” a AIN por su ayuda. “Siendo una comunidad franciscana, somos pobres y necesitamos realmente apoyo financiero, como el que proporciona AIN, para la realización de nuestra misión franciscana en la Iglesia”, dijo.

Y concluyó: “Gracias a AIN y a todos los benefactores por la ayuda que hemos recibido ya y por haber escuchado esta nueva petición de apoyo, dándonos la oportunidad de ser vuestras manos y vuestro corazón para el pueblo de África”.

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Católicos-ortodoxos: ¿Qué relaciones con los Estados?
Segundo Foro del 18 al 22 de octubre en Grecia
RODAS, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El tema Relaciones Iglesia -Estado: Perspectivas teológicas e históricas es el hilo conductor del 2º Foro católico-ortodoxos que empezó este lunes en la isla de Rodas, en Grecia, por invitación del patriarca ecuménico Bartolomé I.

Momentos de trabajo y de oración marcan las jornadas de los casi 17 delegados del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y de los 17 representantes de las Iglesias ortodoxas en Europa.

Hasta el 22 de octubre, las delegaciones están debatiendo sobre la “relación que sus respectivas Iglesias mantienen con sus Estados en Europa”.

Según el orden del del día oficial de los trabajos, el encuentro de Rodas permite “considerar juntos los distintos modelos y soluciones adoptadas por los distintos Estados para enmarcar jurídicamente a las dos Iglesias en sus países y regular sus relaciones con ellas, y a sus instituciones pastorales, sociales y educativas”.

La reflexión se articula en concreto en torno a los siguientes aspectos: la relación Iglesia-Estado desde el punto de vista teológico e histórico; la manera como las Iglesias viven la relación Iglesia-Estado; Derecho canónico y moral; y el bien común y la diaconía/servicio de la Iglesia a la sociedad.

Un comunicado del CCEE destaca que este Foro no reemplaza a la Comisión mixta internacional sobre el diálogo teológico entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa en su conjunto, que se lleva a cabo desde el año 1980.

“Nuestra tarea es sobre todo concentrarnos en las cuestiones antropológicas, sociales y culturales de importancia crucial para el presente y el futuro de la humanidad y en Europa en particular”, precisa el CCEE, así como “contribuir a identificar posturas comunes” sobre estas cuestiones.

A través de este Foro, las dos Iglesias consideran que también dan a conocer sus preocupaciones al mundo y a Europa en concreto.

La primera edición tuvo lugar en Trento en diciembre de 2008, sobre el tema La familia: un bien para la humanidad.

Este segundo encuentro se celebra, como el primero, a puerta cerrada. Al final de los trabajos, se difundirá un comunicado.

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Actualidad


La batalla del dicasterio para los migrantes por una sola familia humana
Explicada por monseñor Marchetto en un libro-entrevista
ROMA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Está a punto de salir en italiano el libro-entrevista del arzobispo Agostino Marchetto Chiesa e migranti: mia battaglia per una sola famiglia umana” [Iglesia y migrantes: mi batalla por una sola familia humana, n.d.t.] (Editorial La Scuola).

Tras casi diez años en el dicasterio de la Santa Sede para la pastoral de los migrantes -su dimisión fue aceptada por el Papa el pasado 28 de agosto-, monseñor Marchetto presenta en estas páginas su visión del fenómeno migratorio, fiel al Evangelio y a los derechos humanos.

Impulsado por las preguntas de Marco Roncalli, afronta poco a poco muchos temas que afectan nuestra vida y la de millones de inmigrantes.

Entre regulares, irregulares, refugiados, personas que han pedido asilo, gitanos y víctimas del tráfico y del contrabando de seres humanos, el coloquio con el entrevistador pasa revista a cuestiones cruciales que dictan la agenda política europea y crean el consenso electoral: las fronteras, la seguridad, el trabajo, la vivienda, la salud, las reunificaciones familiares, la escuela, la ciudadanía, el diálogo interreligioso y las relaciones con el islam, el rechazo,...

Es la oportunidad de recorrer la intensa experiencia de quien ha seguido de cerca el desarrollo de esta densa red de argumentos, para trazar un balance general, ofrecer datos seguros e indicar claves de lectura y perspectivas.

También para compartir preguntas comunes sobre el sentido de una acogida frustrada por la incapacidad de dar pan y dignidad, o sobre la responsabilidad de quien rechaza el socorro en casos de emergencia.

Entre indicaciones del Magisterio y acuerdos internacionales, catecismo y leyes, distintas formas de intervención de la Iglesia y respuestas de la política, las conversaciones recuerdan declaraciones, desautorizaciones y polémicas insospechadas todavía.

Después se detiene en soluciones prácticas y cuestiones jurídicas, aspiraciones legítimas y nuevos problemas.

Estas páginas recuerdan cuestiones recientes y anuncian otras sobre lo que debería ser un asunto bipartisan, que debe afrontarse con visión y memoria histórica, la única manera de ayudar a vivir esta transición todavía no concluida y a considerar a los inmigrantes como la expresión más humana de la globalización más allá de una perspectiva de apoyo al mercado de trabajo.

La lectura acaba casi con un grito de alarma en la conciencia de la falta de tantas formas de integración y un disgusto particular del arzobispo de los migrantes.

Por una parte invoca el “secreto pontificio”, pero por otra confiesa su arrepentimiento particular por “que no se haya publicado hasta ahora un documento, en gestación desde hace ocho años, sobre los migrantes frozados, empezando por los refugiados”.

Además, los centros de primera acogida continúan constituyendo para él una verdadera “espina en el corazón”.

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Testimonio


San Stanislaw Casimiritano, su poder de la palabra y su amor a la eucaristía
Fue canonizado el domingo por el Papa Benedicto XVI
ROMA, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Las palabra que San Stanislaw Casimiritano pronunciaba en el púlpito hacían mella en el corazón de sus fieles “para quienes las prédicas representaban a menudo la interpretación más importantes de las verdades de los santos, las indicaciones sobre cómo vivir la vida”, dice uno de sus biógrafos.

Este sacerdote polaco fue canonizado el pasado domingo por el papa Benedicto XVI junto con otros cinco nuevos santos procedentes de Italia, España, Australia y Canadá.

Se trata del santo más antiguo del grupo de los nuevos santos. Nació en 1433. Juan Pablo II tenía tal devoción que, siendo arzobispo de Cracovia, trabajó para que se abriera la causa de su canonización pese a que había muerto hace tantos siglos. Esto ocurrió en 1971 y la causa fue introducida a Roma en 1988. Concluyó en 1992 y fue beatificado un año más tarde.

En la historia de Cracovia, el siglo XV es llamado el siglo de los santos. Pertenecen a él figuras como san Juan de Kety. También los beatos Simón de Lipnica, Miguel Giedroyc, Isaías Bonner y Swietoslaw de Slawków. Y a ellos se une este nuevo santo.

Su vida

Stanislaw nació en Casimiria, que hoy es un barrio de Cracovia, en el seno de una familia burguesa. Su madre Edvige dio a luz siendo ya de edad avanzada. Ella formaba parte de la parroquia del Corpus Domini, de la Archifraternridad del Santísimo Sacramento, y tenía una particular devoción por la Virgen.

Provenía de una familia de la burguesía. En 1450 inició sus estudios superiores. Recibió el título de doctor en teología en la universidad Jaguellónica de Cracovia, y destacaba por su veneración a María. En 1456 entró en la orden de los Canónigos Regulares Lateranenses del Corpus Christi,

Los primeros años, decían sus compañeros, se destacó por su modestia, humildad y su espíritu de servicio. Luego pronunció los votos religiosos y después fue ordenado sacerdote.

Según las costumbres del convento, el sacerdote durante los cinco primeros años debería prepararse para asumir sus obligaciones apostólicas. Así, se encargó de formar a los monjes en los fundamentos de la vida consagrada. Igualmente les enseñaba latín, canto y eclesiástico. Estudiaba a los padres de la Iglesia, las reglas monásticas y otras obras.

Todos sus biógrafos señalaron la importancia que daba a la Santa Misa con la que empezaba cada día, y cuya participación vivía siempre con gran celo.

Tras cinco años de su ordenación sacerdotal, san Stanislaw recibió una nueva misión: fue nombrado predicador y confesor, además de maestro de novicios.

“Las palabras que pronunciaba en el púlpito tenían una gran influencia sobre los fieles para quienes las predicas representaban no pocas veces, las indicaciones sobre cómo vivir la vida”, dice un boletín sobre el santo, elaborado por los Canónigos Regulares Lateranenses a propósito de su canonización.

Sus homilías fueron quemadas en 1944 en la Biblioteca Nacional de Varsovia, por lo que aquel patrimonio escrito se perdió por completo.

Su vida se centraba en la adoración al Santísimo Sacramento, un culto que su madre le había infundido. Sus biógrafos dicen que una vez, durante una oración la Virgen María se le apareció a lo que él le respondió como la prima Isabel “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lucas 1, 43)

También se destacó por su espíritu caritativo con los enfermos y pobres. Durante las jornadas de ayuno distribuía los alimentos a los pobres y para él dejaba siempre era la ración más modesta.

Murió el 3 de mayo de 1489. Hoy sus restos yacen en el presbiterio, cerca al altar de Santa María Magdalena. Fue beatificado en 1993 junto con la hoy santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia.

Juan Pablo II, en la homilía de su beatificación lo catalogó como “un ferviente adorador de la eucaristía, maestro y defensor de la vida evangélica, educador, guía en la vía espiritual, protector de los pobres”.

Por Carmen Elena Villa

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: Isabel de Hungría, la princesa entre los pobres
Hoy durante la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General, ante los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas

hoy quisiera hablaros de una de las mujeres de la Edad Media que suscitó mayor admiración; se trata de santa Isabel de Hungría, llamada también Isabel de Turingia. Nació en 1207 en Hungría. Los historiadores discuten dónde. Su padre era Andrés II, rico y poderoso rey de Hungría, el cual, para reforzar sus vínculos políticos, se había casado con la condesa alemana Gertrudis de Andechs-Merania, hermana de santa Eduvigis, la cual era esposa del duque de Silesia. Isabel vivió en la Corte húngara sólo los primeros cuatro años de su infancia, junto a una hermana y tres hermanos. Le gustaba el juego, la música y la danza; recitaba con fidelidad sus oraciones y mostraba atención particular hacia los pobres, a quienes ayudaba con una buena palabra o con un gesto afectuoso.

Su infancia feliz fue bruscamente interrumpida cuando, desde la lejana Turingia, llegaron unos caballeros para llevarla a su nueva sede en Alemania central. Según las costumbres de aquel tiempo, de hecho, su padre había establecido que Isabel se convirtiera en princesa de Turingia. El landgrave o conde de aquella región era uno de los soberanos más ricos e influyentes de Europa a principios del siglo XIII, y su castillo era centro de magnificencia y de cultura. Pero detrás de las fiestas y de la gloria aparente se escondían las ambiciones de los príncipes feudales, a menudo en guerra entre ellos y en conflicto con las autoridades reales e imperiales. En este contexto, el landgrave Hermann acogió de buen grado el noviazgo entre su hijo Ludovico y la princesa húngara. Isabel partió de su patria con una rica dote y un gran séquito, incluyendo sus doncellas personales, dos de las cuales permanecerán amigas fieles hasta el final. Son ellas las que han dejado preciosas informaciones sobre la infancia y sobre la vida de la Santa.

Tras un largo viaje llegaron a Eisenach, para subir después a la fortaleza de Wartburg, el macizo castillo sobre la ciudad. Aquí se celebró el compromiso entre Ludovico e Isabel. En los años sucesivos, mientras Ludovico aprendía el oficio de caballero, Isabel y sus compañeras estudiaban alemán, francés, latín, música, literatura y bordado. A pesar del hecho de que el compromiso se hubiese decidido por motivos políticos, entre ambos jóvenes nació un amor sincero, animado por la fe y por el deseo de hacer la voluntad de Dios. A la edad de 18 años, Ludovico, tras la muerte de su padre, comenzó a reinar sobre Turingia. Pero Isabel se convirtió en objeto de silenciosas críticas, porque su modo de comportarse no correspondía a la vida de la corte. Así también la celebración del matrimonio no fue fastuosa, y los gastos del banquete fueron devueltos en parte a los pobres. En su profunda sensibilidad Isabel veía las contradicciones entre la fe profesada y la práctica cristiana. No soportaba los compromisos. Una vez, entrando en la iglesia en la fiesta de la Asunción, se quitó la corona, la depositó ante la cruz y permaneció postrada en el suelo con el rostro cubierto. Cuando una monja la desaprobó por ese gesto, ella respondió: “¿Cómo puedo yo, criatura miserable, seguir llevando una corona de dignidad terrena, cuando veo a mi Rey Jesucristo coronado de espinas?”. Como se comportaba ante Dios, de la misma forma se comportaba con sus súbditos. Entre los Dichos de las cuatro doncellas encontramos este testimonio: “No consumía alimentos si antes no estaba segura de que procedieran de las propiedades y de los bienes legítimos de su marido. Mientras se abstenía de los bienes procurados ilícitamente, se preocupaba también por resarcir a aquellos que hubiesen sufrido violencia” (nn. 25 y 37). Un verdadero ejemplo para todos aquellos que desempeñan cargos: el ejercicio de la autoridad, a todo nivel, debe vivirse como servicio a la justicia y a la caridad, en la búsqueda constante del bien común.

Isabel practicaba asiduamente las obras de misericordia: daba de beber y de comer a quien llamaba a su puerta, procuraba vestidos, pagaba las deudas, cuidaba enfermos y sepultaba a los muertos. Bajando de su castillo, se dirigía a menudo con sus doncellas a las casas de los pobres, llevando pan, carne, harina y otros alimentos. Entregaba los alimentos personalmente y controlaba con atención los vestidos y los lechos de los pobres. Este comportamiento fue referido a su marido, el cual no sólo no se disgustó, sino que respondió a sus acusadores: “¡Mientras que no venda el castillo, estoy contento!”. En este contexto se coloca el milagro de pan transformado en rosas: mientras Isabel iba por la calle con su delantal lleno de pan para los pobres, se encontró con el marido, que le preguntó qué estaba llevando. Ella abrió el delantal y, en lugar del pan, aparecieron magníficas rosas. Este símbolo de caridad está presente muchas veces en las representaciones de santa Isabel.

El suyo fue un matrimonio profundamente feliz: Isabel ayudaba a su esposo a elevar sus cualidades humanas a nivel sobrenatural, y él, a cambio, protegía a su mujer en su generosidad hacia los pobres y en sus prácticas religiosas. Cada vez más admirado por la gran fe de su esposa, Ludovico, refiriéndose a su atención hacia los pobres, le dijo: “Querida Isabel, es a Cristo a quien has lavado, alimentado y cuidado”. Un claro testimonio de cómo la fe y el amor hacia Dios y hacia el prójimo refuerzan y hacen aún más profunda la unión matrimonial.

La joven pareja encontró apoyo espiritual en los Frailes Menores que, desde 1222, se difundieron en Turingia. Entre ellos Isabel eligió a fray Ruggero (Rüdiger) como director espiritual. Cuando él le narró las circunstancias de la conversión del joven y rico mercader Francisco de Asís, Isabel se entusiasmó aún más en su camino de vida cristiana. Desde aquel momento, se decidió aún más a seguir a Cristo pobre y crucificado, presente en los pobres. Incluso cuando nació su primer hijo, seguido de otros dos, nuestra Santa no descuidó nunca sus obras de caridad. Ayudó además a los Frailes Menores a construir en Halberstadt un convento, del que fray Ruggero se convirtió en superior. La dirección espiritual de Isabel pasó, así, a Conrado de Marburgo.

Una dura prueba fue el adiós al marido, a finales de junio de 1227, cuando Ludovico IV se asoció a la cruzada del emperador Federico II, recordando a su esposa que esa era una tradición para los soberanos de Turingia. Isabel respondió: “No te retendré. Me dí toda entera a Dios y ahora debo darte también a ti”. Sin embargo, la fiebre diezmó las tropas y Ludovico mismo cayó enfermo y murió en Otranto, antes de embarcar, en septiembre de 1227, a la edad de veintisiete años. Isabel, al saber la noticia, tuvo tal dolor que se retiró en soledad, pero después, fortificada por la oración y consolada por la esperanza de volver a verle en el Cielo, volvió a interesarse en los asuntos del reino. La esperaba, sin embargo, otra prueba: su cuñado usurpó el gobierno de Turingia, declarándose verdadero heredero de Ludovico y acusando a Isabel de ser una mujer piadosa incompetente para gobernar. La joven viuda, con sus tres hijos, fue expulsada del castillo de Wartburg y se puso a la búsqueda de un lugar donde refugiarse. Solo dos de sus doncellas permanecieron junto a ella, la acompañaron y confiaron a los tres niños a los cuidados de amigos de Ludovico. Peregrinando por los pueblos, Isabel trabajaba allí donde se la acogía, asistía a los enfermos, hilaba y cosía. Durante este calvario, soportado con gran fe, con paciencia y dedicación a Dios, algunos parientes, que le habían permanecido fieles y consideraban ilegítimo el gobierno de su cuñado, rehabilitaron su nombre. Así Isabel, a principios de 1228, pudo recibir una renta apropiada para retirarse al castillo familiar en Marburgo, donde vivía también su director espiritual fray Conrado. Fue él quien refirió al papa Gregorio IX el siguiente hecho: el viernes santo de 1228, puestas las manos sobre el altar en la capilla de su ciudad Eisenach, donde había acogido a los Frailes Menores, en presencia de algunos frailes y familiares, Isabel renunció a su propia voluntad y a todas las vanidades del mundo. Ella quería renunciar a todas sus posesiones, pero yo la disuadí por amor a los pobres. Poco después construyó un hospital, recogió a enfermos e inválidos y sirvió en su propia mesa a los más miserables y los más abandonados. Habiéndola yo reñido por estas cosas, Isabel respondió que de los pobres recibía una especial gracia y humildad” (Epistula magistri Conradi, 14-17).

Podemos ver en esta afirmación una cierta experiencia mística parecida a la vivida por san Francisco: el Pobrecillo de Asís declaró, de hecho, en su testamento que, sirviendo a los leprosos, lo que antes era amargo se le cambió en dulzura del alma y del cuerpo (Testamentum, 1-3). Isabel transcurrió sus últimos tres años en el hospital fundado por ella, sirviendo a los enfermos, velando con los moribundos. Intentaba siempre llevar a cabo los servicios más humildes y los trabajos repugnantes. Ella se convirtió en lo que podríamos llamar una mujer consagrada en medio del mundo (soror in saeculo) y formó, con otras amigas suyas, vestidas en hábito gris, una comunidad religiosa. No es casualidad que sea patrona de la Orden Terciaria Regular de san Francisco y de la Orden Franciscana Seglar.

En noviembre de 1231 fue afectada por fuertes fiebres. Cuando la noticia de su enfermedad se propagó, muchísima gente acudió a verla. Tras unos diez días, pidió que se cerraran las puertas, para quedarse a solas con Dios. En la noche del 17 de noviembre se durmió dulcemente en el Señor. Los testimonios sobre su santidad fueron tantos y tales que, sólo cuatro años más tarde, el papa Gregorio IX la proclamó Santa y, en el mismo año, se consagró la hermosa iglesia construida en su honor en Marburgo.

Queridos hermanos y hermanas, en la figura de santa Isabel vemos cómo la fe, la amistad con Cristo crean el sentido de la justicia, de la igualdad de todos, de los derechos de los demás y crean el amor, la caridad. Y de esta caridad nace la esperanza, la certeza de que somos amados por Cristo y de que el amor de Cristo nos espera y nos hace así capaces de imitar a Cristo y de ver a Cristo en los demás. Santa Isabel nos invita a redescubrir a Cristo, a amarlo, a tener fe y así a encontrar la verdadera justicia y el amor, como también la alegría de que un día estaremos inmersos en el amor divino, en el gozo de la eternidad con Dios. Gracias.

[En español dijo]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los miembros de la Cofradía escolapia del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del mayor dolor, de Granada; a los fieles de Alcobendas, a los Oficiales del curso de Estado Mayor de la Academia Aérea de Ecuador, así como a los demás grupos provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Que la figura de Santa Isabel de Hungría, modelo de caridad, nos inspire también a nosotros a un amor intenso hacia Dios y hacia el prójimo.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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