22.10.10

Eppur si muove - Comunión: ¿De pie o de rodillas?

A las 12:21 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove
 

No es, éste, un tema baladí, ni al que se pueda hurtar la importancia que tiene pues lleva, el mismo, en su corazón, el sentido de la fe que, se supone, tenemos.

No es poco cierto que tampoco es uno que sea fácil de dirimir porque según la reciente costumbre comulgar de rodillas parece ser algo de otro tiempo e, incluso, contrario a lo establecido por las diversas normas que, en tal materia, rigen en la Iglesia católica.

Muchos, a lo mejor, se llevan un buen susto cuando se den cuenta que lo que sostienen va, directamente, en contra de lo que se puede hacer o practicar.

El que esto escribe ha leído, en más de una ocasión, que cuando una persona se ha dirigido a comulgar y ha pretendido hacerlo de rodillas, ha sido zaherido por el sacerdote que, sencillamente, no quería ofrecer el cuerpo de Cristo de tal manera a quien así lo pedía. Y no ha sido un solo caso sino que es, al parecer, un comportamiento bastante extendido.

¿Es, esto, posible? o, mejor dicho, ¿Puede negarse un sacerdote a que una persona quiera comulgar de rodillas?

Esto tiene una respuesta bastante sencilla, fácil de entender y directa: no, no puede darse tal negativa.

Al respecto del tema, es bien cierto que, como cualquiera ha podido ver, cuando una persona se acerca a comulgar siendo Benedicto XVI quien oficia la Santa Misa lo ha de hacer de rodillas. Ni siquiera se da la posibilidad de que se pueda escoger entre una forma y otra de tomar la comunión. Y esto debería ser más que suficiente porque ¿qué mejor ejemplo que el Santo Padre?

Pero, al parecer, no es suficiente porque para quien no quiere seguir la forma de ser y actuar de Benedicto XVI le ha producir, digamos, un general resbalamiento lo que haga el Vicario de Cristo.

Pero, como la realidad es tozuda y, mucho más, la ley o norma escrita, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos tuvo a bien, para evitar malas interpretaciones, emitir una Instrucción de título “Redemptionis Sacramentum” (Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía), de 25 de marzo de 2004.

Pues bien, en el punto 91 de la misma se dice lo siguiente:
En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que ‘los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos’. Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie”.

¿Hace falta alguna aclaración más?

Debería ser más que suficiente con lo aquí traído porque el tenor de lo que contiene la Instrucción no deja lugar a dudas: quien quiera recibir la comunión de rodillas tiene perfecto derecho a hacerlo.

Cualquiera podría decir, de ser persona desavisada, que, en realidad, poca importancia hay en recibir a Cristo de pie o de rodillas.

Partiendo de la base de que algunas personas, por edad o enfermedad, no puedan arrodillarse no es menos cierto que la gran mayoría de católicos sí puede hacerlo. Así, cuando un creyente discípulo de Cristo se dispone a recibir a Su Señor lo ha de hacer con la disposición más acorde de a Quien se recibe.

Arrodillarse, pues, cuando se va a recibir la comunión, es, nada más y nada menos, manifestar la creencia en la substancial presencia de Nuestro Señor Jesucristo bajo las especies consagradas. Y no es posible argumentar en contra de tal verdad que, para un católico, lo es.

Por eso, en cuanto se dé la ocasión, propónganse a recibir a Cristo de rodillas que es la forma en la que se manifiesta un respeto que ni puede faltar en un discípulo suyo ni puede dejarse de lado aunque es conveniente que sea avisado el sacerdote, con anterioridad, de tal voluntad.

Otra cosa será, seguramente, actuar con un exceso de tibieza.

¡Ah!, y también, además, de rodillas, en la boca.

Aunque eso es, seguramente, otro tema que dejamos para otro día.

Eleuterio Fernández Guzmán