22.10.10

Ya no hay duda alguna: Monseñor Francisco Pérez lo está haciendo muy bien

A las 10:10 PM, por Luis Fernando
Categorías : Anti-magisterio, Actualidad, Obispos españoles
 

Este verano mi esposa y yo pasamos unos días en Pamplona. Ya habíamos estado con anterioridad pero, al menos yo, no tantos días seguidos. Allá tenemos unos cuantos amigos, con quienes compartimos cenas, charlas y tertulias. Siendo todos ellos católicos practicantes, la pregunta era obligada: “¿Qué tal os va con don Francisco?” Y la respuesta fue unánime: “Maravilloso. Se está ganando el cariño de la gente y además está haciendo una serie de nombramientos que van a mejorar mucho el gobierno de la archidiócesis".

Como cabía esperar, los acomodados del pasado no llevan bien que el arzobispo quiera pastorear su rebaño según su parecer. Y aunque algo más tarde de lo que yo me pensaba, han asomado la gaita a quejarse de que don Francisco ejerce de pastor y vicario de Cristo en su iglesia local. Como siempre ocurre en este tipo de cosas, los autores del escrito de queja pretenden hablar en nombre del clero navarro. No pretenden hablar en nombre de un sector de dicho clero, no. Quieren que creamos que hablan en nombre de todos. Mis fuentes navarras me aseguran que son cuatro, Maroto y el de la moto. ¿Y de qué se quejan? Pues de que “monseñor Pérez está optando por el clero adscrito a los nuevos movimientos: neocatecumenales, Opus, milicias de Santa Maria, sacerdotes del Apostolado de la Oración, Peregrinos eucarísticos, Identes, etc.” Y todo ello “en detrimento del clero diocesano".

Van más allá y dicen que “hace un año nombró para casi todos los cargos diocesanos a sacerdotes jóvenes de esos movimientos, bastantes procedentes del seminario de Toledo, acumulando en algunos de ellos responsabilidades de parroquias importantes y delegaciones diocesanas".

Demos por hecho que eso es cierto. ¿Y bien?, ¿dónde está el problema? Si el arzobispo cree que el clero de esos nuevos movimientos es más idóneo para ocupar determinadas parroquias y ciertos puestos de responsabilidad en la archidiócesis, ¿debe de ignorar el bien de los fieles y optar por mantener las cosas como estaban antes?

Si Monseñor Francisco Pérez quiere que la iglesia en Navarra sea vino nuevo, ¿ha de mantener los odres viejos? ¿incluso si esos odres viejos están rotos y con agujeros por los que se escapa el líquido elemento?

Hablemos claro. Quienes durante décadas lo han copado prácticamente todo y han tenido en sus manos el devenir de esa iglesia local, tendrán que aceptar que ha llegado nueva savia y que están ante el pontificado de un arzobispo que lo más seguro es que se quede allá hasta su jubilación, para lo cual le quedan más de once años. Puede que don Francisco no tenga la brillantez teológica de su antecesor pero sí tiene muy claro cuál es el ritmo y la firmeza que quiere imprimir a los cambios necesarios para que la Iglesia en Navarra vaya por el camino marcado desde Roma para toda la Iglesia.

Espero y deseo que el arzobispo de Pamplona se mantenga tranquilo ante este primer movimiento de la “resistencia al cambio". Los que aplicaron el CVII de una manera rupturista con la Tradición no son capaces de aceptar que el buen camino transcurre por la senda de la hermenéutica de la continuidad. Hay quienes, en línea con su deriva antipapal y anticatólica, plantean esto como un ataque al concilio. Pues no. De lo que se trata es de salvar el concilio de las garras de quienes lo profanaron en nombre de un espíritu que no viene precisamente del seno trinitario. Monseñor Pérez cumple el deseo del Papa. Pero claro, les es más fácil atacar a un arzobispo que al Vicario de Cristo.

Precisamente esos nuevos movimientos de los que tanto se quejan son frutos positivos del Concilio. Todos coinciden en su fidelidad a la doctrina y moral católicas. Son fieles al magisterio. Son el futuro de la Iglesia. Apostar por ellos y por una formación exquisita en el seminario es lo mejor que un buen pastor puede hacer. Y es evidente que el Señor ha querido que en Pamplona haya un buen pastor. Los católicos navarros deben de dar gracias a Dios por ello.

Luis Fernando Pérez Bustamante