27.10.10

El Papa alemán

A las 10:59 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

He comprado el libro en la librería más próxima a mi parroquia, cuyo dueño es una persona de gran amabilidad. Realmente no compro muchos libros allí, ya que suelo reservar esos momentos de enorme placer – ver las novedades, curiosear sobre tal publicación o tal otra – para los miércoles, después de mis clases en Santiago.

Me refiero a la biografía del Papa que acaba de publicar Pablo Blanco Sarto, “Benedicto XVI. El Papa alemán” (Planeta Testimonio, Barcelona 2010, 606 páginas, 21 euros). Pablo Blanco es un sacerdote de la Prelatura del Opus Dei que enseña Teología en la Universidad de Navarra. Es doctor en Filosofía y en Teología. Su tesis doctoral en Teología, “Joseph Ratzinger: Razón y Cristianismo” (Rialp, Madrid 2005, 300 páginas), constituye una interesantísima aproximación al pensamiento del que, sin duda, es, además de Papa, el mejor teólogo vivo de la Iglesia Católica. Pablo Blanco puede estar agradecido a la Providencia: No siempre sucede que el autor que uno ha estudiado a fondo para su tesis sea elegido Papa al poco de defender la propia disertación doctoral.

El libro que ahora presento – del que he leído, por el momento, 271 páginas – enlaza de modo muy oportuno acontecimientos de la historia de la Iglesia con la trayectoria biográfica del actual Pontífice, pero, sobre todo, nos proporciona un mapa de la evolución teológica de Joseph Ratzinger. No se trata sólo de un libro para los historiadores, o para los interesados por la actualidad, sino también de un texto de gran interés teológico.

En diez capítulos el autor consigue hacernos más próximas las raíces y las claves existenciales e intelectuales de la trayectoria de Benedicto XVI. Enuncio sólo el título de cada uno de esos capítulos: I. Alemania. II. Raíces. III. Estudios. IV. El Concilio. V. Profesor. VI. Arzobispo. VII. Prefecto. VIII. Papa. IX. Siervo de los siervos y X. La primacía del amor.

Leyendo el libro de Pablo Blanco me he enterado, por ejemplo, de algunas de las homilías que el entonces joven diácono Ratzinger pronunció en la catedral de Frisinga en el año 1950: sobre el Adviento, sobre la parábola de los trabajadores de la viña o, poco después, sobre San Jorge. Un ministerio, el de la predicación, para el cual el Papa ha estado siempre dotado. Como arzobispo de Munich, impresionaba y cautivaba a sus fieles cada vez que predicaba desde el púlpito de la catedral: “Primero las escribía – según contaba uno de sus secretarios-, después las memorizaba y al final las pronunciaba” (p. 236). “La Teología – había escrito cuando era profesor en Ratisbona – no puede contentarse con reflexionar sobre la fe en un paraíso científico, y dejar abandonado a sus propias fuerzas al que tiene que predicar (…) ; la idea sólo es válida cuando es comunicable”.

Leyendo este libro uno ve que el Papa es, esencialmente, lo que ha sido. Lo que se siembra, se cosecha. Y esa cosecha es espléndida: La pasión por la verdad, por la belleza, por el amor, por la Buena Noticia del Cristianismo. Una pasión firme, llena de sencillez y de paciencia, de capacidad de escucha y de humilde proclamación de la novedad de la fe.

No es difícil sucumbir al discreto encanto del Papa Benedicto. Este libro puede ayudarnos a encontrar razones que conviertan esa facilidad en virtud.

Guillermo Juan Morado.