ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 2 de noviembre de 2010

El Papa en España

El Papa cumplirá dos deseos profundos con su visita a España

Santa Sede

La Iglesia trabaja para que no se repitan “horribles crímenes” de abusos

Mundo

Obispos de EE.UU.: su país tiene el “deber moral” de ayudar a Iraq

Entre las víctimas del atentado de Bagdad hay tres sacerdotes

El sitio de los religiosos del mundo se renueva

Bulgaria: 13º encuentro de obispos de Iglesias católicas de rito oriental

El acompañamiento de la Iglesia ante la muerte

Inédito

Testigo recuerda cómo Pío XII escondió judíos en el Vaticano

Entrevistas

“La población hispana también trae esperanza a Estados Unidos”

Foro

Sobre el Amor y la Muerte

Testimonio

Argentina: Dos sacerdotes gemelos celebran sus bodas de oro

Espiritualidad

3 de noviembre, por primera vez se celebra la memoria del beato periodista

Documentación

Discurso del Papa a los miembros de la Fundación “Romano Guardini”


El Papa en España


El Papa cumplirá dos deseos profundos con su visita a España
Celebrado un desayuno informativo en la sede de la Conferencia Episcopal Española
MADRID, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Con su visita del próximo fin de semana a España, Benedicto XVI verá cumplidos dos deseos que albergaba desde hacía tiempo: peregrinar a Santiago de Compostela y poder contemplar in situ el templo de la Sagrada Familia de Gaudí.

Lo explicó el responsable de la estructura informativa para el viaje y director de la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Española, Isidro Catela, este martes en un desayuno de prensa informativo en Madrid.

Benedicto XVI visitará por primera vez estas dos ciudades españolas. El Papa había querido ir anteriormente tanto a Santiago de Compostela, con su hermano, como a la Sagrada Familia de Barcelona, pero finalmente no le había sido posible hasta ahora.

Por otra parte, Catela destacó que el Pontífice admira a Gaudí y su obra, y explicó que tras la dedicación del templo de este arquitecto, el 7 de noviembre, ya podrá celebrarse culto público en la nave central de la Sagrada Familia.

En Barcelona, además, Benedicto XVI quiere transmitir también un mensaje de amor y de defensa de la dignidad de toda vida humana, con su visita a la sede central de la obra benéfico-social del Niño Dios, destacó.

Sobre esta obra, Catela explicó que en un principio se dedicaba a la atención de personas con síndrome de down, pero “actualmente el número de estas personas ha disminuido notablemente debido a que buena parte de ellas son eliminadas antes de nacer”.

“Así lo han propiciado las legislaciones que contemplan el aborto como un 'derecho' y lo incluyen entre los medios supuestamente necesarios para cuidar la salud”, lamentó.

“Si como sucede, por ejemplo, en la actual legislación española, la salud es “completo bienestar físico, mental y social”, y tal bienestar se considera amenazado por el que va a nacer, éste puede ser tratado como un obstáculo para la calidad de vida, cuya eliminación pasa entonces a ser tenida por lícita”, añadió.

Durante la visita del Papa a la sede central de esa institución del arzobispado de Barcelona, el domingo por la tarde, “se pondrá de relieve el gran trabajo que realiza la Iglesia y su defensa de la dignidad de toda la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, así como de la vida de todos, independientemente de sus capacidades físicas, psíquicas o intelectuales”.

En el desayuno de trabajo en la sede de la Conferencia Episcopal Española, se repasó el intenso programa de la visita del Papa a España, que está previsto que dure 32 horas.

Incluirá encuentros con los Reyes de España en la Sala Museo de la Sagrada Familia, y con los Príncipes de Asturias, en la Sala de Autoridades del aeropuerto de Santiago.

También breves encuentros con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el aeropuerto de Barcelona antes de la ceremonia de despedida, y con el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, en la sacristía instalada en la plaza del Obradoiro, después de la misa del sábado.

Para esta visita papal se han acreditado 3.250 periodistas de 327 medios de comunicación, de los que 646 seguirán in situ todo el viaje, 931 estarán sólo en Santiago y 1.673 sólo en Barcelona.

Y se calcula una audiencia de las transmisiones televisivas de la visita de 150 millones de espectadores.

Según la Conferencia Episcopal Española, existen tres claves para comprender esta visita del Papa a España: Europa y el Camino de Santiago; Gaudí y la Sagrada Familia; y la dignidad de toda la vida y de la vida de todos.

En este sentido, se recordaron las visitas de Juan Pablo II a Santiago de Compostela en 1989 para la Jornada Mundial de la Juventud, cuando exhortó a Europa a encontrarse de nuevo, a ser ella misma y a descubrir sus orígenes y avivar sus raíces cristianas.

Y la que el papa polaco realizó a Barcelona, también un 7 de noviembre, pero del año 1982, en que invitó a ver la familia como una auténtica Iglesia doméstica, un lugar consagrado al diálogo con Dios y una escuela de seguimiento a Cristo por los caminos indicados en el Evangelio, fermento de convivencia y de virtudes sociales.

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Santa Sede


La Iglesia trabaja para que no se repitan “horribles crímenes” de abusos
Padre Federico Lombardi encuentra a un grupo de víctimas
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI, la Santa Sede y la Iglesia trabajarán para “hacer todo lo que sea necesario para que los horribles crímenes de abusos sexuales no vuelvan a tener lugar”.

Así lo manifiesta una carta escrita por el padre Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, y entregada el domingo por la parte por el mismo a los responsables de un grupo de víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero, llegados a Roma para una manifestación en Castel Sant'Angelo.

Padre Lombardi encontró una representación de ocho personas de este grupo, Survivor's Voice, en la cercana sede de Radio Vaticano.

En su carta, según informa L'Osservatore Romano, el portavoz vaticano recuerda que “la Iglesia ha hecho y está haciendo mucho. No solo el Papa con sus palabras y con su ejemplo, sino también muchas comunidades de la Iglesia en diversas partes del mundo” trabajan “tanto en la escucha de las víctimas, sea en la prevención y en la formación”.

Padre Lombardi reafirma después que los abusos sexuales, sobre todo hacia menores, constituye “una de las grandes plagas del mundo de hoy”, que “ha afectado y afecta a la Iglesia católica, pero lo que ha sucedido en la Iglesia es una pequeña parte de lo que ha sucedido y sucede en el mundo”.

Por este motivo, “la Iglesia debe en primer lugar librarse del mal y dar buen ejemplo de la lucha contra los abusos en sí misma, pero después todos debemos combatir, sabiendo que es una plaga inmensa, que tiene lugar más fácilmente y mejor cuanto más permanece escondida, e incluso hoy muchos se alegran de que la atención se concentre en la Iglesia, porque pueden seguir sin ser molestados”.

Esta batalla, añade, debe combatirse “juntos, uniendo las fuerzas contra esta plaga, que hoy usa medios y vías nuevas para difundirse, facilitada por Internet y por las nuevas formas de comunicación, por la crisis de las familias, por el turismo y el tráfico sexual que explota la pobreza de la gente en los distintos continentes”.

El portavoz vaticano concluía su carta augurando que lo que la Iglesia está aprendiendo y las iniciativas que emprende “para purificarse y convertirse en un lugar modelo de seguridad para los jóvenes” pueda “ser útil para todos”, invitando por tanto a las víctimas a ver en la Iglesia a un aliado y no un adversario.

Los participantes en la manifestación organizada por Survivor’s Voice eran algunas decenas, procedentes de varios países. Tras haberse reunido en Castel Sant’Angelo, llevaron a cabo una procesión con velas hacia la Plaza de San Pedro.

Algunos manifestantes expresaron posturas críticas hacia la postura de la Iglesia, afirmando querer pedir al Papa que actúe con mayor decisión y que ordene a los obispos que denuncie a los sacerdotes culpables de pedofilia.


 



 


 

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Mundo


Obispos de EE.UU.: su país tiene el “deber moral” de ayudar a Iraq
 
WASHINGTON, D.C., martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “Habiendo invadido Iraq, el Gobierno de Estados Unidos tiene el deber moral de no abandonar a aquellos iraquíes que no pueden defenderse”, afirma una declaración emitida por el cardenal Francis George de Chicago, presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos.

“Estamos junto a los obispos, la Iglesia y la población de Iraq en su urgente búsqueda de mayor seguridad, libertad y protección”, afirma el purpurado en el texto.

Antes de la intervención militar estadounidense en el país mediooriental, la Conferencia Episcopal americana había manifestado sus dudas morales sobre la operación, pidiendo después una “transición responsable”.

Si bien alabaron “el final de los combates de Estados Unidos en Iraq”, los obispos piden ahora al Gobierno de su país que mantenga su compromiso de trabajar con el Gobierno iraquí para poner fin a la violencia.

Los prelados concuerdan con sus homólogos iraquíes en el hecho de que los Estados Unidos no han conseguido ayudar a los iraquíes a poner en marcha formas definitivas de defenderse y de asegurar condiciones de seguridad, sobre todo hacia los más vulnerables, incluyendo los cristianos, los refugiados y otros grupos minoritarios.

“Aseguramos nuestras oraciones y nuestra solidaridad a los cristianos sufrientes de Iraq en este momento terrible de pérdida y de horrible violencia”, escribe el cardenal George.

 

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Entre las víctimas del atentado de Bagdad hay tres sacerdotes
 
ROMA, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Entre las víctimas del atentado a la catedral siro-católica de Bagdad perpetrato el pasado domingo por la tarde durante la Misa hay tres sacerdotes.

Fuentes iraquíes refirieron a la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que se trata de tres jóvenes presbíteros. El padre Wasim Sabieh y el padre Thaier Saad Abdal murieron durante el ataque, el padre Qatin resultó herido y murió tras su ingreso en el hospital.

La iglesia fue atacada por nueve hombres armados, que tenían bombas adosadas a los cinturones.

Las fuerzas de seguridad irrumpieron en el templo, matando a ocho de los terroristas durante la acción para la liberación de la iglesia. Un noveno terrorista murió tras haber activado una bomba que llevaba consigo.

Los terroristas dijeron pertenecer al Estado islámico de Iraq, un grupo militante sunní estrechamente ligado a Al Qaeda, y pidieron la liberación de algunos miembros de Al Qaeda detenidos en Iraq y en Egipto.

Una declaración en el sitio web del grupo exigía también la entrega de supuestas chicas musulmanas que según ellos son mantenidas prisioneras en monasterios coptos egipcios.

La declaración dejada 48 horas para liberar a las supuestas mujeres antes de hacer volar la iglesia.

Neville Kyrke-Smith, director de AIN en el Reino Unido, expresó la preocupación de la asociación por los cristianos que sufren en Iraq.

“Seguirmos comprometidos en rezar y en ayudar a la Iglesia necesitada en Iraq y en Oriente Medio”, afirmó. “Las comunidades cristianas han sido casi destruidas en los últimos años”.

Ayuda a la Iglesia Necesitada considera prioritaria la ayuda a Oriente Medio desde cuando el Papa Benedicto XVI pidió a la asociación que hiciera lo posible por apoyar al cristianismo en la región, dicindo que “las Iglesias en Oriente Medio están amenazadas en su misma existencia”.

AIN ayuda a los refugiados cristianos en el norte de Iraq y Siria y apoya a los que huyen a Turquía y Jordania.  

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El sitio de los religiosos del mundo se renueva
Un “Vidimus Dominum” remozado apuesta por la calidad
ROMA, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Vidimus Dominum, hoy proclamar “Hemos visto al Señor” sigue siendo una misión de la vida consagrada. Así lo afirman los religiosos del mundo al presentar su renovado sitio en la Red.

Este sitio nació a raíz del Congreso Internacional de Religiosos/as jóvenes, celebrado en Roma, del 29 de septiembre al 4 de octubre de 1997, cuyo tema fue precisamente Vidimus Dominum.

La misión de testimoniar la presencia del Señor en la propia vida, de los consagrados que ejercen su misión en todos los ángulos de la rosa de los vientos, en todos los areópagos que se abren en el mundo de la cultura global. “Dar razón de la esperanza que anima la vida consagrada y comunicar --como el Apóstol- lo que hemos visto y oído, y lo que nuestras manos han tocado... o sea, a Cristo Jesús, el Verbo de vida”, es misión propia de los religiosos del mundo, señala Vidimus Dominum.

El sitio pretendió ser un “punto de encuentro, de escucha y de reflexión para la vida religiosa mundial; un espacio para compartir lo que el Resucitado continúa suscitando en nuestras Familias Religiosas, en el trabajo apostólico realizado, según los varios y múltiples carismas; la oportunidad de contribuir para que se realice el sueño del Maestro: ¡que sean uno... para que el mundo crea!”.

“Dificultades y vicisitudes –confiesan los impulsores de este sitio--, sobre todo ligadas a la escasez de medios económicos, llevaron a la suspensión del sitio, en dos ocasiones”.

Ahora, Vidimusdominum, como proyecto editorial on line, es patrocinado por la Unión de Superiores Generales (USG) y por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) y está al servicio de la unidad y de la comunión entre todas las religiosas y religiosos del mundo, con el propósito de ser “el punto de encuentro de la vida religiosa en internet”.

El sitio se presenta ahora en cuatro idiomas (italiano, inglés, español, francés). Se ha simplificado su estructura, ofreciendo al que lo visita, dos rúbricas principales: noticias provenientes de las diversas Órdenes e Institutos religiosos, que aparecen en la primera página del sitio.

En la sección Documentación el sitio ofrece: estudios y reflexiones sobre la vida religiosa que reflejan la riqueza de los carismas y la acción apostólica de las personas consagradas en la Iglesia y al servicio de la humanidad.

Vidimusdominum ofrece, además, la posibilidad de acceder, a través de un enlace, al sitio propio de las dos Uniones de religiosos (UISG y USG), donde se pueden encontrar noticias sobre sus actividades específicas. Con igual facilidad se puede acceder a la lista de los sitios oficiales de un número considerable de Órdenes y de Congregaciones religiosas.

Vidimusdominum cuenta con un director, cuya función es coordinar y favorecer las contribuciones de los/as religiosos/as y asegurar que el material que se publica esté en consonancia con la fisonomía y la finalidad del sitio. Una comisión editorial colabora con el director de las publicaciones en los cuatro idiomas.

Para saber más: http://vd.pcn.net/es/.

Por Nieves San Martín

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Bulgaria: 13º encuentro de obispos de Iglesias católicas de rito oriental
En Sofía, del 4 al 7 de noviembre
SOFÍA, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El 13º encuentro de jerarcas católicos orientales de Europa (GCOE) se celebrará en Sofía del 4 al 7 de noviembre.

La reunión está motivada por las celebraciones del 150º aniversario de la unión de UNA PARTE DE la Iglesia católica de rito bizantino surgida en Bulgaria con la Iglesia católica de Roma, informa el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE).

Los representantes de trece Iglesias católicas de rito oriental debatirán sobre el tema Los criterios de eclesialidad de las Iglesias orientales hoy.

Este tema se analizará a la luz del Concilio Vaticano II y del diálogo entre la Iglesia católica y la ortodoxa.

Durante el encuentro también se abordará la cuestión de las estructuras pastorales para los inmigrantes católicos de las Iglesias orientales a la luz del documento Erga migrantes caritas Christi.

El encuentro, patrocinado por el CCEE y organizado y auspiciado por el obispo de Sofía, monseñor Christo Proykov, se celebrará a puerta cerrada.

En él, también participarán el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Leonardo Sandri; el presidente del CCEE y arzobispo de Esztergom-Budapest, el cardenal Péter Erdö; el nuncio apostólico en Bulgaria, monseñor Januariusz Bolonek; el presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes, monseñor Antonio Vegliò, y el secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales, monseñor Cyril Vasil.

En la Iglesia católica existen Iglesias particulares, llamadas Iglesias sui iuris o ritos, en plena comunión con la Iglesia de Roma, pero que se distinguen de la Iglesia católica latina por formas diversas de culto litúrgico, de piedad popular, de disciplina sacramental (administración de sacramentos) y canónica (normas jurídicas), así como por su terminología y sus tradiciones teológicas.

Actualmente hay en el mundo 24 Iglesias sui iuris que practican diversos ritos litúrgicos en plena comunión con Roma, de las cuales 15 de rito litúrgico bizantino (este encuentro se dirige a 14 de éstas presentes en Europa).

Las Iglesias sui iuris de rito bizantino invitadas el encuentro son la católica-italo-albanesa (diócesis de Lungro y Piana de los Albaneses, en Italia), la greco-católica albanesa (Albania), la greco-católica bielorusa (Bielorusia) y la greco-católica búlgara (Bulgaria).

También la arquidiócesis de Chipre de los Maronitas (Chipre), la Iglesia greco-católica croata (diócesis de Križevci, Croacia), la greco-católica de Grecia (Grecia y Turquía), la greco-católica de Serbia y Montenegro (Serbia y Montenegro), la greco-católica macedonia (Macedonia) y la greco-católica rumana (Rumanía).

Y finalmente, la Iglesia greco-católica rutenia (eparquía de Mukačevo, Ucrania), la greco-católica rusa (Rusia), la greco-católica eslovaca (Eslovaquia), la greco-católica ucraniana (Ucrania, Polonia, EEUU, Canadá y comunidades ucranianas en el mundo) y la greco-católica húngara (Hungría).

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El acompañamiento de la Iglesia ante la muerte
Diócesis españolas forman grupos de duelo para las familias
BARCELONA, lunes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Grupos de acompañamiento en el duelo que actúan sobre todo después de la muerte con las familias de los fallecidos se están formando en varias diócesis españolas.

“Estos grupos son un recurso que la Iglesia ofrece para ayudar a limpiar las heridas y a encontrar consuelo y comprensión tras el fallecimiento, cuando la familia está abatida, desolada y sobre todo, desorientada”, informa a ZENIT el coordinador de la pastoral de la salud de las diócesis de Cataluña, Alfons Gea.

“Muchas veces, el problema es que nadie comprende, la gente se cansa de escuchar al cabo de unos días”, explica. En Cataluña, por ejemplo, este servicio se ofrece actualmente en Lérida, Sabadell, Barcelona y Terrassa.

“En contacto con la funeraria, un equipo de voluntarios llama a las familias que han tenido una defunción para darles el pésame e interesarnos por cómo están”, indica Gea.

Muchas veces, la familia no requiere una atención presencial, “pero sí un seguimiento telefónico, y el mismo voluntario se encarga de llamar cada veinte días”, continúa.

Cuando el caso es más difícil, se ofrece una ayuda más concreta: el grupo de duelo, en el que “un experto ayuda a las personas a asumir la muerte y rehacer su vida sin la persona que les ha dejado”, añade.

Otras respuestas que la Iglesia ofrece ante la muerte habitualmente son la celebración de los sacramentos, las exequias y también la visita y el consuelo a la familia del fallecido por parte de personas de los grupos de pastoral de la salud que visitaban al enfermo antes de fallecer.

Algunas diócesis disponen también de unos folletos para ayudar a entender la muerte y a orar, con fragmentos del Evangelio, oraciones, textos sobre el dolor y la vida, etcétera.

Por otra parte, en ocasiones, voluntarios católicos participan en servicios de acompañamiento no estrictamente de la Iglesia, como es el caso del sacerdote Alfons Gea, que es el encargado de la atención al duelo del Ayuntamiento de la ciudad de Terrassa.

La muerte con o sin fe

Con su experiencia en este ámbito, Gea constata que la gran diferencia entre un católico y una persona no creyente a la hora de enfrentar la muerte se encuentra en la esperanza.

“No es lo mismo mirar al infinito con incertidumbre que hacerlo con esperanza -asegura-. El caminar es distinto, aunque la ausencia y el dolor no se le ahorran a nadie ni quedan tapados por la certeza, porque el día a día es duro”.

“Para el cristiano de fe firme, el más allá no es una posibilidad, sino una realidad -continúa-. Entonces, el consuelo es mayor”.

“Tenemos que convivir con una ausencia, pero con una esperanza cierta -añade-. Sin fe, con una ausencia y con incertidumbres”.

El sacerdote, que también es psicólogo y está especializado el acompañamiento en el duelo, destaca que existe una parte común a todos: el vacío y la ausencia.

“Tanto si tenemos fe como si no, de alguna manera tenemos que rehacer la vida sin esa persona y aprender a vivir de nuevo, de una forma diferente porque esa persona formaba parte de nuestra historia; el aprendizaje es común a todos”.

“Además, actualmente hay una especie de nebulosa espiritual -concluye-, hay personas de otras religiones que creen en sus paraísos y gente que aunque no crea sí tiene un sentido de trascendencia y ubica al difunto en un lugar indefinido, lo cual nos habla de la necesidad de creer”.

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Inédito


Testigo recuerda cómo Pío XII escondió judíos en el Vaticano
Afirma que los nazis planeaban aniquilar después a los católicos
NUEVA YORK, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Un judío ha testimoniado cómo su padre fue salvado de los nazis al ser escondido en el Vaticano por el Papa Pío XII.

Este testimonio es el último recogido por la Pave the Way Foundation, que ha estado recopilando documentos e informes sobre las acciones de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial.

Gary Krupp, presidente de la Fundación, anunció el último testimonio dado por Robert Adler, miembro de la Comisión de Alabama para el Holocausto.

Adler recordó cómo su padre, Hugo Adler, fue llevado al Vaticano en 1941 y fue escondido durante cinco semanas. Durante ese tiempo, encontró al Papa Pío XII en muchas ocasiones.

Hugo fue enviado a través de una red vaticana a través de Francia, a España, y desde allí, a Sosua, (República Dominicana).

Robert dijo en su testimonio que él supo a través de investigaciones que los nazis habían planeado aniquilar primero a los judíos y luego a los católicos. Observó que, debido a este hecho, el Pontífice llevó a cabo los esfuerzos de rescate en secreto.

Concluyó que su padre habría muerto si Pío XII no hubiese intervenido.

Krupp expresó gratitud por el testimonio de Adler, afirmando que “presentando este recuerdo tan revelador, ha pagado una enorme deuda contraída hacia todos aquellos que arriesgaron sus vidas para conseguir salvar a las víctimas de la Shoah".

La fundación ha puesto cerca de 40.000 documentos junto con testimonios en video en su página web para proporcionar evidencia sobre el papel de Pío XII en la segunda guerra mundial.

Elliot Hershberg, presidente del Consejo directivo de la fundación, observó: “Este esfuerzo ha sido una empresa muy costoso y difícil [para la Pave the Way Foundation], pero ha valido la pena”.

“"De acuerdo con nuestra misión, si podemos ayudar a iluminar este período controvertido, que ha sido fuente de discordia entre judíos y católicos durante más de 46 años, habremos ayudado a cambiar el curso de la historia y a mejorar las relaciones en un momento en esto es tan necesario".

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En la web: Pave the Way Foundation: www.ptwf.org

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Entrevistas


“La población hispana también trae esperanza a Estados Unidos”
Habla monseñor García-Siller, nuevo arzobispo de San Antonio (Texas)
CHICAGO, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org El Observador).- El próximo 23 de noviembre tomará posesión de la arquidiócesis de San Antonio, Texas, monseñor Gustavo García-Siller (San Luis Potosí, México, 21 de diciembre de 1956), quien fuera obispo auxiliar de la arquidiócesis de Chicago, del vicariato número cinco, en donde tenía encomendada a la numerosa comunidad hispana residente en esta ciudad.

En entrevista exclusiva para ZENIT – El Observador, monseñor García-Siller –que es Misionero del Espíritu Santo-- pasa revista a los temas de actualidad, la reforma legal a las migraciones en Estados Unidos, la fecundidad del catolicismo hispano en la nación americana y las perspectivas del trabajo realizado en la arquidiócesis de Chicago de cara a la nueva tarea en San Antonio, que le ha confiado el Papa Benedicto XVI.

--¿Cuáles son sus primeras impresiones sobre la tarea que le ha confiado el Santo Padre en una arquidiócesis como la de San Antonio, con altísimo componente hispano?

Monseñor García-Siller: De gran responsabilidad. Se me ha dado la confianza de continuar la evangelización en San Antonio. Es una arquidiócesis grande y muy significativa en la historia de la evangelización de los Estados Unidos, en los estados del sur. Ha tenido –también—una influencia muy grande en el desarrollo del liderazgo hispano en esta nación.

Por lo demás, no creo que haya sido elegido para esta encomienda solamente por mi trabajo con los hispanos. Un obispo tiene que estar abierto al servicio de todos en la Iglesia.  Por las características personales, desde luego que sí he realizado un esfuerzo --al parejo que el de toda la Iglesia—por la integración de los hispanos en la nación americana.

--¿Se está amalgamando correctamente el catolicismo hispano en los Estados Unidos?

Monseñor García-Siller: Los hispanos son una gran fuerza en Estados Unidos en cuanto a número, en cuanto a raíces, en cuanto a valores que traemos a este país.  Mi trabajo aquí en Chicago como lo será en San Antonio, será ayudar, desde el punto de vista de la pastoral, a las necesidades crecientes de los hispanos. 

Creo que estamos en un muy buen momento como Iglesia para contribuir efectivamente a la integración de los hispanos, pues es cuando hemos tenido más líderes, sacerdotes, diáconos permanentes, laicos preparados para este ministerio. 

Sin embargo, cuando una situación así se produce, surge la contraparte; surgen grupos o personas contrarios a la ayuda a los inmigrantes.  Por encima de estas contrariedades, este momento es un momento muy bello de la Iglesia para que los fieles católicos ayudemos a las comunidades así como de seguir compartiendo la “buena noticia”.

--¿Cómo ve usted el presente y el inmediato futuro de la reforma migratoria integral –comprehensive, dicen ustedes—en la que la Iglesia católica de Estados Unidos ha puesto tanto esfuerzo por lograr?

Monseñor García-Siller: Hay varios niveles de respuesta.  A nivel de la Conferencia Episcopal ha ido surgiendo con más fuerza el sentido de la necesidad de esta reforma migratoria comprehensiva y compasiva.  Obispos, grupos de laicos, hemos tomado más a pecho esta reforma migratoria. Hay muchas personas que desde la Iglesia están asistiendo a parroquias, a comunidades, para que escuchen y conozcan los pormenores de una reforma necesaria para los migrantes y sus familias. 

No ha habido un movimiento similar en el legislativo.  A este nivel los últimos meses se ha detenido todo el proceso: simplemente, no está caminando.  Estamos como en un impasse en lo que mucho tienen que ver las elecciones, la mitad del mandato del Presidente; hay muchos cambios en muchos estados, vino lo de la Ley Arizona…  Hay que tener mucho cuidado porque ante este vacío puede haber expresiones del “complejo del mesías”. 

--¿Qué experiencias positivas conoce usted de acogida a los migrantes en Estados Unidos, concretamente en la arquidiócesis de Chicago?

Monseñor Gustavo García-Siller.  En las ciudades muy grandes –Denver, Los Ángeles, Houston-- ha habido experiencias muy interesantes y proyectos de mucha fuerza a favor de los migrantes.  Aquí en Chicago, desde hace siete años ha habido una organización de ayuda al inmigrante y el primer brote muy significativo fue el de los Sacerdotes para la Justicia de los Inmigrantes.  Son cerca de 250 sacerdotes de la arquidiócesis de Chicago que están comprometidos fuertemente con la ayuda al inmigrante.  Trabajan en la línea de preparación para entender el fenómeno migratorio en general, no sólo de los hispanos, sino de todas las culturas que confluyen en Estados Unidos. 

El trabajo de los sacerdotes provocó que hubiese un grupo similar de religiosas en pro de la justicia de los migrantes: son alrededor de 600 religiosas involucradas y que han sido clave en la oración tanto como en los centros de detención, para orar las personas que son deportadas, poder conseguir información relevante para sus familias, etcétera.  También trabajan laicos en estos centros de sacerdotes y de religiosas. 

--¿La arquidiócesis de Chicago es la primera diócesis de Estados Unidos que ha abierto un centro de inmigración llamado Toribio Romo, patrono de los inmigrantes?

Monseñor García-Siller: Sí y de eso me siento muy orgulloso pues he sido partícipe de este centro.  Desde ahí se vio la necesidad de abrir la oficina de inmigración dentro de la arquidiócesis.  Tenemos ya un equipo con una directora de migración dentro de la diócesis, como tenemos otros departamentos con sus directores. 

Como usted puede observar, es un cambio radical por lo que requiere de entrenamiento, de personal, de economía, de recursos, pero ha hecho mucho bien.  Este centro de migración nos ha facilitado los contactos con los cónsules, con las embajadas, que nos ha llevado a otro círculo de relación y de influencia para apoyar a nuestros migrantes.

--¿Se podría replicar esta experiencia de Chicago en otras diócesis de Estados Unidos?

Monseñor García-Siller: Sobre todo en diócesis o arquidiócesis grandes.  En las pequeñas tienen otras oportunidades.  Pero el comunicarnos unos a otros modelos y procesos de esfuerzo pastoral nos van ayudando a todos a abrir nuevos horizontes en situaciones tan difíciles como lo son las que plantea la migración. 

--¿Cómo ha fecundado el catolicismo hispano al catolicismo de los Estados Unidos?

Monseñor García-Siller: La presencia hispana es de mucha esperanza, porque en un mundo tan convulsionado, una población tan llena de niños y de jóvenes como la nuestra, invariablemente trae alegría.  Las raíces de la fe en la población hispana son muy profundas, aún en aquellos hermanos hispanos que han olvidado un poquillo la práctica de la fe o la han dejado.  Es tan profunda la fe y de tantas generaciones que se expresa de una manera bella, sencilla, con mucha pasión.  La Virgen de Guadalupe es la estrella de la evangelización.  En su imagen refleja los valores propios del evangelio puestas en el contexto cultural de nuestros pueblos. 

La fe del hispano, particularmente mexicano, latinoamericano, se ha hecho muy presente de la mano de la Virgen de Guadalupe en Estados Unidos.  Ella, por sí misma, toca los corazones de todas las culturas.  Aquí en Chicago, el santuario de la Virgen de Guadalupe no tiene edificio pero convoca, constantemente, cada semana, mayor presencia de fieles que cualquiera de las otras 373 parroquias que hay en la arquidiócesis de Chicago.

--¿Cómo se siente para abandonar Chicago y hacerse cargo de San Antonio?

Monseñor García-Siller: He trabajado apasionadamente por siete años y medio en Chicago.  Los días que he estado en San Antonio, he sido recibido con mucho cariño, lo cual agradezco de corazón.  Pronto tomaré posesión de la catedral de San Fernando que es la más antigua de Texas, y el 23 de noviembre tomaré posesión, Dios mediante, en la iglesia de San Marcos de la arquidiócesis de San Antonio. 

Voy muy contento.  No tengo otro plan sino la actitud de escuchar, de conocer más a mi nueva Iglesia.  Mi disposición es de dialogar mucho para amar a esa porción del cuerpo de Cristo que el Señor me ha otorgado.

Por Jaime Septién

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Foro


Sobre el Amor y la Muerte
Reflexión en el día de Conmemoración de los Fieles Difuntos
Por Enrique Bonete Perales*

SALAMANCA, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- A nadie se le escapa un dato antropológico básico: las personas vivimos para amar y ser amadas. Los humanos podríamos ser definidos como aquellos seres que no pueden prescindir del amor en ninguna etapa de la existencia. Mi vida –y la de cualquiera- en su mayor hondura consiste en desarrollar tal condición amorosa. Uno de los rasgos más relevantes de lo que significa ser persona se encuentra en la capacidad de amar. Desarrollamos nuestra existencia viviendo con otros y adquiriendo la propia identidad del yo en relación íntima con los demás. Llegar a ser persona es imposible sin amar y ser amado. Pero, el amor ¿qué es? En su núcleo implica necesitar radicalmente a alguien. Y la muerte, ¿qué consigue? Arrebatarnos con brusquedad el contacto físico con los seres amados. Mas, ¿es el morir, nuestra esencial finitud, el final del amor? No, en absoluto.

En primer lugar, porque la misma muerte, al provocar la ruptura del afecto con gran sufrimiento para los que permanecen vivos, nos está “enseñando” –si cabe hablar así- que lo principal y más valioso de la existencia humana es la relación interpersonal, la experiencia del amor, considerar al otro portador de dignidad intrínseca. De ahí que la soledad venga a ser el núcleo del impacto que produce en los vivos la desaparición del ser querido. La muerte, al ser el mayor enemigo del amor, al “matar” al otro, me transmite, aunque con dolor, cuál ha sido, es y será el sentido de mi global existencia: amar y ser amado. Y, aunque resulte un tanto extraño, en esto consiste lo que podría denominarse “valor educativo” del morir. Por ello, no es raro que la muerte sea percibida, en un primer momento, como la manifestación más clara del absurdo de la vida: destruye físicamente el amor entre las personas, origen de toda humana felicidad.

En segundo lugar, se puede constatar que la experiencia de amor se madura y perfecciona no sólo durante el proceso de morir del ser querido, sino incluso tras la separación definitiva que la muerte ocasiona. Lo cual puede constituir un foco de meditación que fomenta, de modo indirecto, serenidad de espíritu. Cuando muere el ser querido, el “amor físico”, la comunión corporal, no son ya posibles; sin embargo, se alcanza una nueva dimensión y experiencia humana inusitada: el “amor espiritual”. Éste, aunque penoso en no pocas ocasiones, expresa una fuerza psíquica y moral de plenitud. El morir no apaga el fuego del amor, sino que lo acrecienta, regenera y culmina.

En tercer lugar, el fallecimiento del ser querido puede abrir el corazón humano a la esperanza razonable de una pervivencia allende la muerte. Tiene sentido afirmar que definir a Dios como Amor implica sostener que las personas, en tanto que amadas por Dios, tal como la tradición cristiana sostiene, no serán destruidas por el poder corrosivo de la muerte. Nos resulta intolerable, como reacción emotiva e incluso racional, que dejen de existir para siempre las personas que hemos amado (también que deje de existir “yo” en cuanto amado por otros). Si inaceptable es la aniquilación total de los seres queridos, igualmente resulta impensable la desaparición absoluta de mi ser. Señalar, desde un punto de vista antropológico, que en la experiencia del amor interpersonal se encuentra la raíz del anhelo de inmortalidad, equivale a afirmar, en el plano teológico, una concepción de Dios como “ser amante”, como garante fiel de que la tumba no será la última etapa del destino humano, el vacío infinito de la nada, ni la torturante frustración de quienes vivamente se amaron… Miremos de frente, pues, nuestro ineludible morir, perenne amenaza, con la certeza revelada en el Cantar de los Cantares de que “el amor es más fuerte que la muerte”…



 

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*Enrique Bonete Perales es catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Salamanca (España)



 

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Testimonio


Argentina: Dos sacerdotes gemelos celebran sus bodas de oro
En Paraná, con el lema “Cien años de sacerdocio, salvadores de Jesús”
PARANÁ, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El próximo 18 de diciembre, en Paraná, Argentina, ocurrirá un hecho digno del libro Guinnes: dos hermanos gemelos, los sacerdotes César y Raúl Molaro, celebrarán juntos sus bodas de oro sacerdotales. Las celebraciones tienen como lema “Cien años de sacerdocio, salvadores con Jesús”.

La entrevista a los padres Molaro, de la archidiócesis de Paraná (Entre Ríos, Argentina), la propuso a ZENIT Leandro Bonnin, antes de la clausura del Año Sacerdotal. Sin embargo sólo ahora ha podido completar el trabajo, mientras hierven los preparativos de este contecimiento. Por su gran interés testimonial, reproducimos íntegra la entrevista. Bonnin, el autor, fue ordenado sacerdote en 2005. Es vicario parroquial de San Francisco de Borja, en Paraná, Entre Ríos, Argentina.

--Llama la atención que dos hermanos gemelos sintieran la misma vocación sacerdotal, estudiaran en el Seminario y, llegaran a celebrar el mismo día sus 50 años de ministerio. ¿Podrían contarnos como surge en cada uno de ustedes la vocación a la vida sacerdotal?

--P. Raúl: El llamado del Señor, me vino a mí, siendo aún niño, una tarde que estaba con mi hermana en el mes de María, en la Capilla del Colegio Don Bosco de Paraná. Sentí como una moción interior, una invitación del Señor y de la Santísima. Virgen a ser sacerdote.

Creo que también influyó mucho el testimonio de amor y de entrega del padre José Müller, sacerdote salesiano alemán que se desvivía por los chicos del Oratorio Salesiano. Un testimonio de sacerdote abnegado, entregado, generoso y siempre alegre. Él luego se fue de misionero al Chaco Paraguayo, donde pasó muchas privaciones y sufrimientos.

Él nunca me dijo nada sobre la vocación, pero descubrí en él un verdadero sacerdote. Más adelante, perteneciendo al grupo de niños de la Acción Católica del glorioso centro Pentecostés, del Seminario viejo, al finalizar quinto grado, pude entrar en el Seminario de Paraná, gracias a la ayuda del padre Marcos Kémerer y el padre Ángel Armelín.

--P. César: Cuando íbamos al Oratorio Don Bosco, los salesianos querían llevarnos a su seminario. En 1947, estuvimos en la Acción Católica del Seminario Viejo, y a fin de año, el padre Marcos Kemerer nos preguntó si queríamos entrar al Seminario. Así fue como entramos en marzo de 1948. A fin de año, en vacaciones, el rector del Seminario, monseñor Herminio Bidal decía: “Se portaron bien, yo pensaba que iban a dar trabajo…”.

--¿Qué importancia tuvo su familia en el proceso de discernimiento vocacional y en la vida de fidelidad al ministerio?

--P. Raúl: Nuestros padres, gente sencilla y humilde de zona rural, formaron un hogar cristiano. Éramos nueve hermanos. Dos hermanitas nuestras fallecieron antes de nacer nosotros, con sólo unos meses de vida, allá por 1930 y 1933. Mis padres sufrieron mucho y eso les decidió a ir a vivir a Paraná. Después, ya ordenados sacerdotes, supimos que mi madre, en medio de su dolor por la muerte de sus hijas, dijo: “Si Dios me da hijos varones los consagraré para que sean sacerdotes”. En Paraná, la vida no les fue fácil, pasaron muchas privaciones y sufrimientos, pero llevaron adelante su hogar. Con mis hermanos estamos muy unidos y nos apoyamos mutuamente. Durante los años de estudio en el Seminario tuvimos la visita frecuente de mi madre y hermanas. Tengo la certeza de que la familia es muy importante en la vida del sacerdote. Hay una raíz que sostiene el árbol de la vida.

--P. César: Yo creo que mi familia tuvo una gran importancia. Mi padre tenía un tío sacerdote salesiano y una prima religiosa. Mi madre había sido educada en el Colegio de Hermanas de Villa Urquiza. A pesar de la promesa que hizo antes de que naciéramos, a nuestra madre le costó mucho que nos fuéramos al Seminario. Y antes de tener sotana, desde el primer año de Filosofía, todas las vacaciones nos decía: “quédense”.

El día de la ordenación, ella lloró de emoción durante toda la ceremonia, y luego se sentía feliz y orgullosa de sus hijos sacerdotes. Yo pensé siempre cómo nos ayudaron las oraciones y el apoyo de nuestros padres y hermanos en la fidelidad al ministerio sacerdotal. Siempre pienso que la familia es fundamental para la fidelidad y la perseverancia en el ministerio.

--¿Qué es para ustedes ser sacerdote?

--P. Raúl: Ser sacerdote es descubrir el amor y el llamado de Jesús a seguirlo y trabajar con Él para que los hermanos lo conozcan y lo amen. Es tratar de vivir una identificación con Jesús Sacerdote y Pastor al servicio de la Iglesia. “Salvadores con Jesús” decía, como lema, la estampa de recuerdo de Ordenación cincuenta años atrás. Con todas las fallas y deficiencias ha sido como el ideal de mi vida de sacerdote.

--P. César: Ser sacerdote es una gracia, un llamado de Dios. Es una participación del sacerdocio de Jesucristo, y por eso el sacerdote puede obrar en persona de Cristo cabeza, ya que se da una consagración especial y una configuración más profunda con Cristo sacerdote.

Jesús ha realizado la obra de la salvación por medio de su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey. En el ministerio sacerdotal se participa de esta triple función: anunciar la palabra de Dios; santificar por medio de los sacramentos, sobre todo la celebración de la Santa Misa que es el centro y culmen de la vida cristiana; y asegurar a todos la unión en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, como pastores de la comunidad. O sea, hacer las veces de Jesús, ser salvadores con Jesús.

--En sus primeros años de ministerio les tocó vivir la aplicación de la reforma del Concilio Vaticano II, con todos los cambios litúrgicos, pastorales y disciplinares que implicaba, y con las luces y sombras en que se desarrolló. ¿Cómo vivieron esa etapa y que reflexión podrían dejarnos?

--P. Raúl: Durante el Concilio, podía seguir y enterarse uno de su marcha gracias a L´Osservatore Romano. Descubría una Iglesia que se abría a la acción del Espíritu Santo, que se renovaba, que se abría al querer de Dios para estos tiempos. Esto traía gran alegría y entusiasmo: ¡la Iglesia vive!

Y todo ello gracias a los grandes papas Juan XXIII y Pablo VI, a quien le tocó la parte más difícil. Este último supo ser un buen timonel y se adelantaba, muchas veces, a las propuestas de los padres conciliares en las reformas. Creo que los cambios trajeron mucho bien a la Iglesia, sobre todo un cambio de mentalidad, como por ejemplo en lo referente al encuentro con los hermanos separados y lo que significó el Ecumenismo. Así mismo, fue un saludable cambio el protagonismo dado a los laicos en la Iglesia.

También hubo firmeza de Pablo VI en algunos asuntos. Fué difícil, después del Concilio, afrontar la falsa interpretación del Concilio, que trajo confusión y dificultades muy grandes en la Iglesia y en el mundo. Se vivieron momentos muy duros, de mucho caos. Me parece –es una interpretación personal- que no hemos estudiado suficientemente el Vaticano II, y no lo hemos llevado a la práctica. Han pasado ya muchos años, y ese Concilio quería prepararnos al tercer milenio.

--P. César: Yo tomé con gran alegría el Concilio. A los seminaristas del Seminario menor, les hablaba de las comisiones que formaba Juan XXIII y los demás preparativos. Vino el Concilio, los documentos... y un tiempo después, me dí cuenta que había eclesiásticos que hablaban de reforma, y prácticamente se tiraba todo: oración, devoción a la Virgen y Santo Rosario, obediencia, celibato, liturgia, etc... Fueron años difíciles y confusos.

Hoy veo que gracias a la oraciones de mi madre, a la confianza que más que nunca me demostró monseñor Tortolo y a la gracia de Dios, no me fui más lejos ni abandoné el sacerdocio, como lo hicieron algunos de ellos. Tuve la fortuna de que cada mes o mes y medio, venía a Paraná a hablar con monseñor sobre los problemas del Instituto. Con el único que hablaba era con él. Aprendí entonces que importante que es la confianza y la obediencia al obispo.

Por otra parte, por aquel entonces estaba ocupado en el Instituto Técnico de Santa Elena, y mucho tiempo no tenía. Creo que también eso me salvó.

--Ustedes han servido a la Iglesia de Paraná en varias comunidades a lo largo de estos años. ¿Cuál ha sido para ustedes el momento más fuerte de su ministerio sacerdotal?

--P. César: Creo que fue en la ciudad de La Paz, donde, ya como párroco, trabajé mucho en la ciudad y en la campaña y en la atención de las confesiones. Pensar que casi sacaron los confesonarios en la época postconciliar... En general, en todas las parroquias, obedeciendo donde te mandan, pasé tiempos muy felices y de mucha gracia de Dios. Tengo que agradecer mucho a los fieles cristianos de cada comunidad, porque por su Bautismo y Confirmación, supieron ejercer la triple función de sacerdotes, profetas y reyes, como fieles cristianos.

--P. Raúl: Después de los primeros años juveniles, donde vivía con alegría y entusiasmo toda la labor sacerdotal vino la responsabilidad de ser párroco. En Santa Lucía, viví intensamente la vida de la Comunidad Parroquial, y la vivencia de los distintos grupos y personas que trabajaron con gran empuje en la construcción de la iglesia parroquial. Teníamos como lema: “Mientras construimos el Templo forjemos la Comunidad; mientras forjamos la Comunidad, construyamos el Templo”.

Las vivencias sacerdotales de las otras parroquias fueron también muy importantes y me llegaron mucho, sobre todo al descubrir la acción del Señor y de su gracia en la feligresía. Lo mismo el trabajo con los niños en los colegios donde he desempeñado la misión sacerdotal. Otro hecho que me marcó es que siendo párroco de la basílica de Nuestra Señora del Carmen de Nogoyá, el Señor y la Santísima Virgen quisieron, que fue un verdadero milagro de la Virgen del Carmen, que en menos de seis meses se construyeran quinientos metros del tapial del terreno (por la clausura del convento) y quinientos metros de edificación del futuro convento. Y no se tenía nada de dinero. ¡Un verdadero milagro!

--Los dos han tenido oportunidad de vincularse a realidades eclesiales que les permitieron trascender la diócesis, y vivenciar la universalidad de la Iglesia. ¿Qué valores quisieran destacar en estas experiencias?

--P. Raúl: Me ha impactado mucho ver las multitudes en las audiencias del Papa en Roma, que acuden con gran fe y amor al Vicario de Cristo. Además me impresiona cómo el Espíritu Santo ha suscitado múltiples movimientos eclesiales de renovación espiritual y de apostolado que están renovando a la Iglesia, en medio de tantas dificultades y de hermanos que se separan de Dios y de la Iglesia. Estos movimientos son una levadura nueva que están transformando la masa. En relación a esto último, hay un hecho muy significativo e importante para mi vida sacerdotal: el llamado interior de la Santísima Virgen a pertenecer al Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt desde hace muchos años. Ello ha marcado profundamente mi vida.

--P. César: Uniendo esto a los años difíciles después del Concilio, en Santa Elena, aunque al principio rezaba mucho (estuve del año 65 al 78), después del año 1968 o 1970, dejé de rezar por la actividad, y sentía un gran vacío interior. En septiembre del año 1976, fui a un retiro convocado por monseñor Tortolo y lo predicó un sacerdote del Opus Dei: Fernando Lázaro. Luego, cada mes venía de Buenos Aires a visitarme, como también a muchos otros sacerdotes de la Diócesis. Él me invitó a entrar en el Opus Dei.

Con los años, he visto que el Opus Dei te cuida y cuida el sacerdocio. Cada semana tenés la charla fraterna (dirección espiritual), la confesión y una reunión de formación. No te impone nada, y te exige cada vez más en la vida espiritual, con todas sus exigencias. No hay una doble obediencia: al obispo y al Opus Dei. Uno sigue siendo sacerdote diocesano y no religioso (los del Opus Dei no son religiosos) y con obediencia únicamente al obispo.

Tuve la gracia de asistir en 1992 a la beatificación de monseñor Escrivá. Aunque lo deseaba, no iba a ir a la canonización porque me habían operado del estómago el 17 de mayo del 2002, y la canonización era el 6 de octubre. El Opus Dei me pagó todo el viaje y el alojamiento, y en el avión iba un sacerdote cuidándome, y en la canonización, el mismo vicario del Opus Dei en la Argentina estaba al lado mío cuidándome. Realmente, como decía el fundador del Opus Dei, es un buen lugar para vivir y para morir. Me alegra recordar que dos veces pude ir a Roma y ver al Papa y al prelado del Opus Dei, ir al centro de la catolicidad, vivir la universalidad de la Iglesia: fieles de todas partes del mundo que participaban de la beatificación y de la canonización.

--Muchos jóvenes, inmersos en el clima de inestabilidad reinante, tienen dudas sobre si es posible mantenerse fieles en un estado de vida durante muchos años. ¿Cuáles son las claves para la fidelidad y la perseverancia?

--P. César: Hoy en día, más que nunca, existe esa inestabilidad en la gente joven y no quieren comprometerse para toda la vida. Ven muy difícil la perseverancia y la fidelidad. Sin embargo, gracias a Dios, todavía hay matrimonios que celebran sus bodas de oro, y gente que se mantiene en la fidelidad. Y en el matrimonio es más difícil, porque él o ella pueden fallar. En el sacerdocio, hay uno que no falla, y es Jesús. O sea que el sacerdote tiene el 50% de seguridad. Si uno se mantiene fiel a las normas de piedad, es obediente, y acepta las cruces queriendo hacer la voluntad de Dios, con su gracia persevera en la fidelidad. A mí me alegra y doy gracias a Dios, cuando hay fieles que me dicen: “Gracias por su fidelidad”.

--P. Raúl: Es un momento muy difícil ciertamente el que se está viviendo actualmente, y más para los jóvenes. Creo que una clave es saber lo que se quiere y adonde se va. Es decir, tener un ideal personal bien claro, para su vida. Pedir al Señor, en la oración, que le muestre sus caminos, qué quiere de él, cuál es su voluntad. Y luego, confiando en la ayuda del Señor, decidirse a vivir esa entrega incondicional, “sin mirar hacia atrás”, tratando de ser fieles en las pequeñas-grandes cosas de cada día. Para la perseverancia, lo que me ha sostenido es tener un buen tiempo de oración personal con el Señor cada día, tratando de descubrir allí al “Dios de la Vida”. Escuchar qué me dice el Señor, qué espera de mí. Sin la oración es muy difícil perseverar en la entrega. Además el tener un grupo de vida, donde fraternalmente nos ayudamos entre hermanos sacerdotes.

--¿Qué podrían decirle a los actuales candidatos al sacerdocio, y a los jóvenes que se están planteando su vocación?

--P. Raúl: Que si tienen dudas, ¡que no sigan! La vocación es una respuesta personal de amor y de entrega al Señor y a la Iglesia, como alguien que se casa, se compromete con la otra persona a amarla para siempre. Creer que el Señor no fallará, ¡Él es siempre fiel! No abandona la obra que ha comenzado. Los que podemos fallar somos nosotros, pobres pecadores; pero Jesús no retira su amor. Si uno siente este llamado del Señor a amarlo y entregarse a Él, que no dude, que se zambulla, que va a salir nadando

--P. César: Que piensen que si están en el Seminario es porque Jesús “los miró y los amó”, y los llama para esta gran vocación: el sacerdocio. Es un inmenso don y la luz que ilumina el camino. Que uno es más libre, cuando despojándose de todo, quiere seguirlo a Jesús. Se gana el ciento por uno y la vida eterna. ¿Qué más se quiere? ¡Ánimo, y seguir adelante!

--Los dos han estado muy ligados a la Santísima Virgen durante su ministerio. ¿Qué papel ocupa María en la vida de un sacerdote, y qué papel ocupó en la de ustedes?

--P. Raúl: Ella es la madre y educadora de Jesús Sacerdote, es también, porque así lo quiso el Señor, la madre y educadora del sacerdote que es otro Cristo. Ya lo señaló San Pío X “que el camino más corto, más fácil, más seguro, para ir a Cristo, es María”. Ella es la Colaboradora de su Hijo en la obra de la Salvación, y Dios quiere que sea la colaboradora de quienes son otros ‘cristos’, los sacerdotes, en su ministerio sacerdotal. De mi parte debo señalar lo que ha significado en mi vida y sacerdocio la Alianza de Amor con la Santísima Virgen en el Movimiento de Schoenstatt.

--P. César: Después de Jesús, la Santísima Virgen María ocupa un lugar primordial en la vida de un sacerdote. Es la madre de Jesús y nuestra madre que cuida especialmente de sus hijos sacerdotes. Si uno se entrega a la Santísima Virgen, puede andar mal…pero la Virgen no lo deja. ¡Qué importante es el confiar en ella! El 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, se cumplieron 54 años de mi voto de esclavitud de san Luis María Grignon de Montfort. Estaba a finales del primer año de Teología. Siempre he pensado que estar en Teología, significa estar convencido que vas a ser sacerdote. No puede uno estudiar Teología si no está seguro de su vocación sacerdotal. Recuerdo que una vez, por los menos, fui a la basílica de la Virgen de Luján, a pedirle a la Virgen por mi sacerdocio. Tuve oportunidad de tocar y estar muy cerca de la Virgen de Luján, cuando vino por primera vez el papa Juan Pablo II, en medio de la crisis de las Malvinas. Cada día descubro nuevamente qué  importantes son las tres avemarías, el rezo del santo rosario, el escapulario... en fin, sentirnos hijos de María.

Para leer más de esta singular doble vocación:

http://cienaniosdesacerdocio.blogspot.com/



 


 

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Espiritualidad


3 de noviembre, por primera vez se celebra la memoria del beato periodista
La celebración del “dies natalis” de Manuel Lozano Garrido
LINARES, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-Publicamos el artículo que ha escrito el padre Rafael Higueras, postulador de la causa de canonización del beato Manuel Lozano Garrido, más conocido como "Lolo", de quien se celebrará este 3 de noviembre, por primera ver, la memoria litúrgica.

 

 

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El pasado 12 de junio, en Linares, monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación Vaticana para las Causas de los santos, presidía la celebración en que era declarado beato, el venerable Manuel Lozano Garrido, "Lolo". Entre los cardenales, obispos y sacerdotes presentes, con una multitud que pasaba de las 15.000, asistían al acto Expectación y Lucía Lozano Garrido, hermanas de Lolo que aún viven. También allí estaba el joven, que siendo niño, recibió una curación milagrosa por intercesión de Manuel Lozano.

Era la llegada a la meta de una etapa feliz de la andadura difícil que hace algo más de 14 años emprendieron un grupo de seglares, muchos ellos militantes de aquella Acción Católica en que Lolo se formó. El grupo de "amigos de Lolo" se erigió en Asociación canónica y promueve esta Causa de canonización realmente atractiva por la figura (www.amigosdelolo.com). De Manuel Lozano decía uno de los teólogos consultores: "En mi larga vida de consultor nunca encontré una causa tan limpia".

Manuel Lozano Garrido, nació en Linares el 9 agosto 1920 y allí murió el 3 de noviembre de 1971. Desde muy joven se inscribe en el aspirantado de la Juventud de Acción Católica, cuya mística asimila en una formación que daba cumplimiento al lema de ella: "Piedad, estudio y acción".

La biografía de Lolo es conocida por nuestros lectores ya que hemos hablado con frecuencia de este hombre de Dios, joven, seglar de Acción Católica, paralítico total y luego también ciego y sin embargo periodista comprometido y escritor de 9 libros de cuidada literatura, con mirada cristiana y evangelizadora. Su pasión por la Eucaristía y la Iglesia y su sencillo y tierno amor a la Virgen María eran los secretos de una vida tan alegremente conforme con los planes de Dios que él aceptó con ejemplar paciencia y fortaleza. Su dolor era su cátedra y su enfermedad la causa de su santificación.

La profunda vida evangélica de este hombre santo, seglar, místico y contemplativo, tiene unos perfiles que iluminan a enfermos y médicos; periodistas y escritores, jóvenes y catequistas.

A lo largo de los meses anteriores a su beatificación se ha ido celebrando una cadena de actos que ponían de relieve su polivalente talla y luminosidad.

En Lourdes en los primeros días de mayo, más de 600 médicos católicos del mundo (la Federación internacional de médicos católicos que preside José María Simón) reflexionaron sobre este enfermo que escribió una preciosa oración "del enfermo", y otra "oración del médico". El Consejo Pontificio de la salud, a través de su secretario, el obispo José Luís Redrado, y en colaboración con el colegio médico de Jaén celebró un encuentro de médicos y personal sanitario y otros voluntarios de la Delegación diocesana de pastoral de salud para reflexionar sobre el sentido cristiano de la enfermedad. Lolo, en los años de su larga enfermedad, era un canto a la vida, una alegría renovada y contagiosa. Peregrino a Zaragoza en sus años de salud, luego también es peregrino a Lourdes en los años de su enfermedad.

Los periodistas en Jaén celebraban un homenaje a este periodista inquieto que desde su sillón de ruedas andaba caminos de evangelización dictando sus escritos a un magnetófono cuando ya quedó ciego. En un encuentro organizado por el Pontificio Consejo para las comunicaciones sociales, el arzobispo Claudio María Celli, presidente del mismo, presentaba a la prensa extranjera acreditada en Roma, el perfil de este periodista que escribió también una oración por los periodistas y un "Decálogo del periodista" que presentaba en toda su dimensión apostólica monseñor Celli en aquel encuentro de junio 2010 en Roma. Periodistas del mundo entero se han hecho eco de esta beatificación a través de los medios de comunicación social en que trabajan Para ellos, los periodistas, creó Lolo su Obra pía "Sinaí", grupos de monasterios y de enfermos que ofrecen su dolor y su oración ante el Señor para que el trabajo de los periodistas sea siembra de Evangelio.

Seglar y joven de Acción Católica, ha hecho honor a la fundación "Acción Católica, escuela de santidad". Pues sin duda su formación serena y profunda en sus años de juventud sana le preparó para vivir apostólicamente en esos años y en los más de 28 que luego estuvo enfermo sin perder su afán apostólico.

La Diócesis de Jaén vivió intensamente esta celebración animada por su obispo, monseñor Ramón del Hoyo López. En las parroquias, catequesis, teatro infantil, peregrinaciones juveniles, encuentros parroquiales o diocesanos, colegios, cofradías, etc. prendió la devoción a este Hombre de Dios, tan contemporáneo nuestro.

Linares se vistió de gala y alegría el día de la beatificación, como hace pocos años lo hiciera para la Beatificación y Canonización de otro linarense, san Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana. Uno y otro (el padre Poveda y Lolo) habían nacido en Linares a muy poca distancia en el tiempo y también a muy poca distancia (unos 50 metros) entre la casa de uno y otro.

El 3 de noviembre de 1971 murió Manuel Lozano Garrido en Linares. Ahora al cumplirse los 39 años de aquella muerte vamos a celebrar su "dies natalis·, o sea, su nacimiento para el cielo, y por primera vez lo haremos ya habiendo sido declarado por el Santo Padre Benedicto XVI "beato".

Linares celebrará el día 3 de noviembre una fiesta en su honor que presidirá el obispo de Jaén, en la Parroquia de Santa María, donde están sus restos mortales.

 

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Documentación


Discurso del Papa a los miembros de la Fundación “Romano Guardini”
Benedicto XVI elogia a su antiguo maestro
CIUDAD DEL VATICANO, martes 2 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el texto del discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el pasado viernes en alemán a los miembros de la Fundación “Romano Guardini” de Berlín, presentes en Roma con motivo de un congreso dedicado a la memoria de este teólogo, que fue maestro del propio Joseph Ratzinger.

* * * * *

Excelencias,

Ilustrísimo Señor Presidente Profesor von Pufendorf,

Ilustres Señoras y Señores,

Queridos amigos,

Es para mi una alegría poder daros la bienvenida aquí, en el Palacio Apostólico, a todos vosotros venidos a Roma con ocasión del Congreso de la Fundación Guardini sobre el tema "Herencia espiritual e intelectual de Romano Guardini". En particular, le agradezco, querido profesor von Pufendorf, por las cordiales palabras que me ha dirigido al inicio de este encuentro, en las cuales ha expresado toda la “lucha” actual, que nos une a Guardini y, al mismo tiempo, nos exige llevar adelante la obra de su vida.

En el discurso de agradecimiento con ocasión de la celebración de su 80 cumpleaños, en febrero de 1965 en la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich, Guardini describe la tarea de su vida, como él la entendía, como un modo “de interrogarse, en un continuo intercambio espiritual, qué significa una Weltanschauung cristiana" (Stationen und Rückblicke, S. 41). La visión, esta mirada conjunta sobre el mundo, fue para Guardini no una mirada desde el exterior como de un mero objeto de investigación. Él no pretendía tampoco la perspectiva de la historia del espíritu, que examina y pondera cuanto otros han dicho o escrito sobre la forma religiosa de una época. Todos estos puntos de vista eran insuficientes según Guardini. En los apuntes sobre su vida, él afirmaba: “Lo que inmediatamente me interesaba no era la cuestión de lo que alguien dijera sobre la verdad cristiana, sino de qué es lo verdadero" (Berichte über mein Leben, S. 24). Y era este planteamiento de su enseñanza lo que nos impresionó a nosotros los jóvenes, porque nosotros no queríamos conocer un “espectáculo pirotécnico” de las opiniones existentes dentro o fuera de la Cristiandad: nosotros queríamos conocer lo que es. Y allí estaba uno que sin temor y, al mismo tiempo, con toda la seriedad del pensamiento crítico, planteaba esta cuestión y nos ayudaba a pensar juntos. Guardini no quería saber una o muchas cosas, él aspiraba a la verdad de Dios y a la verdad sobre el hombre. El instrumento para acercarse a esta verdad era para él la Weltanschauung – como se la llamaba en aquel tiempo – que se realiza en un intercambio vivo con el mundo y con los hombres. Lo específico cristiano consiste en el hecho de que el hombre se sabe en una relación con Dios que lo precede y a la cual no puede sustraerse. No es nuestro pensar el principio que establece la medida de las cosas, sino Dios que supera nuestra medida y que no puede ser reducido a entidad alguna creada por nosotros. Dios se revela a sí mismo como la verdad, pero esta no es abstracta, sino al contrario, se encuentra en lo concreto-viviente, en fin, en la forma de Jesucristo. Quien sin embargo quiere ver a Jesús, la verdad, debe “invertir la marcha”, debe salir de la autonomía del pensamiento arbitrario hacia la disposición a la escucha, que acoge lo que es. Y este camino hacia atrás, que ´él llevó a cabo en su conversión, plasmó todo su pensamiento y toda su vida como un continuo salir de la autonomía hacia la escucha, hacia el recibir. Con todo incluso en una relación auténtica con Dios, el hombre no siempre comprende lo que Dios dice. Necesita un correctivo, y este consiste en el intercambio con los demás, que en la Iglesia viviente de todo tiempo ha encontrado su forma confiable, que une a todos unos con otros.

Guardini era un hombre de diálogo. Sus obras surgieron, casi sin excepción, de un coloquio, al menos interior. Las lecciones del profesor de filosofía de la religión y de Weltanschauung cristiana en la Universidad de Berlín en los años 20 representaban sobre todo encuentros con personalidades de la historia del pensamiento. Guardini leía las obras de estos autores, les escuchaba, aprendía de cómo ellos veían el mundo y entraba en diálogo con ellos, para desarrollar, en diálogo con ellos, lo que él, en cuanto que pensador católico, tenía que decir a su pensamiento. Esta costumbre él la continuó en Munich, y era también la peculiaridad del estilo de sus lecciones, el hecho de que él estuviese en diálogo con los Pensadores. Su palabra clave era: “Mirad...” porque quería guiarnos a “ver” y él mismo estaba en un diálogo común interior con los oyentes. Esta era la novedad respecto a la retórica de los viejos tiempos: que él no buscase de hecho ninguna retórica, sino que hablas de modo totalmente sencillo con nosotros y, al mismo tiempo, hablase con la verdad y nos indujese al diálogo con la verdad. Y este es un amplio espectro de “diálogos” con autores como Sócrates, San Agustín o Pascal, con Dante, Hölderlin, Mörike, Rilke y Dostojevskij. Él veía en ellos mediadores vivientes, que descubren en una palabra del pasado el presente, permitiendo verlo y vivirlo de una forma nueva. Estos nos dan una fuerza, que puede conducirnos de nuevo a nosotros mismos.

De la apertura del hombre a la verdad se desprende, para Guardini, un ethos, una base para nuestro comportamiento moral hacia nuestro prójimo, como exigencia de nuestra existencia. Dado que el hombre puede encontrar a Dios, puede también actuar bien. Para él vale esta primacía de la ontología sobre el ethos, del ser, del ser mismo de Dios rectamente comprendido y escuchado se sigue por tanto el recto actuar. Él decía: “Una praxis auténtica, es decir, una actuación correcta, surge de la verdad, y debe luchar por ella” (ibid., S. 111).

Semejante anhelo hacia la verdad y el tender hacia lo que es originario y esencial, Guardini lo observaba sobre todo entre los jóvenes. En sus diálogos con la juventud, particularmente en el Castillo de Rothenfels, que entonces gracias a Guardini se había convertido en el centro del movimiento juvenil católico, el sacerdote y educador llevó adelante los ideales del movimiento juvenil como la autodeterminación, la propia responsabilidad y la disposición interior a la verdad; él los purificó y profundizó. Libertad. Sí, pero libre es solo – nos decía – el que es “completamente lo que debe ser según su naturaleza. […] Libertad es verdad" (Auf dem Wege, S. 20). La verdad del hombre es para Guardini esencialidad y conformidad al ser. El camino lleva a la verdad cuando el hombre ejerce “la obediencia de nuestro ser respecto al ser de Dios" (ibid., S. 21). Esto sucede últimamente en la adoración, que para Guardini pertenece al ámbito del pensamiento.

Al acompañar a la juventud, Guardini buscó también un nuevo acceso a la liturgia. El redescubrimiento de la liturgia era para él un redescubrimiento de la unidad entre espíritu y cuerpo en la totalidad del único ser humano, pues el acto litúrgico es siempre al mismo tiempo un acto corporal y espiritual. El rezar se dilata a través de la actuación corporal y comunitaria, y así revela la unidad de toda la realidad. La liturgia es un actuar simbólico. El símbolo como quintaesencia de la unidad entre lo espiritual y lo material se pierde donde ambos se separan, donde el mundo se fragmenta de forma dualística en espíritu y cuerpo, en sujeto y objeto. Guardini estaba profundamente convencido de que el hombre es espíritu en cuerpo y cuerpo en espíritu y que, por tanto, la liturgia y el símbolo lo conducen a la esencia de sí mismo, en definitiva lo llevan, a través de la adoración, a la verdad.

Entre los grandes temas de la vida de Guardini, la relación entre la fe y el mundo es de permanente actualidad. Guardini veía sobre todo en la Universidad el lugar de la búsqueda de la verdad. La Universidad puede serlo, sin embargo, solo cuando es libre de toda instrumentalización y ventajas con fines políticos y de otro tipo. Hoy, en un mundo de globalización y fragmentación, es aún más necesario que se lleve adelante este propósito, un propósito que es muy importante para la Fundación Guardini, y para cuya realización se ha creado la cátedra Guardini.

De nuevo expreso mi cordial agradecimiento a todos los presentes por haber venido. Que acudir con frecuencia a la obra de Guardini afine la sensibilidad hacia los fundamentos cristianos de nuestra cultura y sociedad. Os imparto de buen grado a todos la Bendición Apostólica.

[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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