ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 9 de noviembre de 2010

El Papa en España

La basílica de la Sagrada Familia acentuará su dimensión espiritual

Santa Sede

El Papa exhorta a los obispos de Italia a “vivir de la liturgia”

Una exposición para conocer la Biblioteca Apostólica Vaticana

El Vaticano atrae la atención de INTERPOL sobre el crimen en Oriente Medio

El Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos celebra 50 años

Jornadas Mundiales de la Juventud

Estrenado el himno de la Jornada Mundial de la Juventud 2011

Ars Christiana

La especificidad del arte sacro

Análisis

Justicia social y evangelización (II)

Entrevistas

Paloma Gómez Borrero: Una vida dedicada a la información de la Santa Sede

Benedicto XVI ha llevado a España armonía entre laicidad y fe

Documentación

Mensaje del Papa a los obispos italianos


El Papa en España


La basílica de la Sagrada Familia acentuará su dimensión espiritual
El presidente de la Junta Constructora afirma que el templo inicia una nueva etapa
BARCELONA, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Después de que el Papa dedicara la basílica de la Sagrada Familia este domingo, empieza una nueva etapa para la catedral de Gaudí en la que se acentuará su dimensión espiritual.

Lo declaró este domingo el presidente de la Junta Constructora del templo, Joan Rigol, a un grupo de periodistas convocados junto al templo barcelonés después de la misa presidida por Benedicto XVI.

“Yo quiero que mañana, cuando la gente visite la Sagrada Familia, venga no sólo a ver una obra en curso o un maravilloso monumento, sino que sepa identificar este monumento con los elementos” de un templo cristiano”, dijo.

“Por tanto -añadió-, intentaremos invitar también al silencio, a la contemplación del arte, y que este arte lleve también a los creyentes a la manera como Jesucristo nos enseñó a amar a la gente”.

Para ello, en concreto, el templo reservará un espacio para la oración, ante un altar situado detrás del ábside, tras el altar mayor.

“Quien quiera venir a recogerse, a rezar”, podrá hacerlo en “un espacio de silencio que intentaremos respetar”, separado “de todo lo que es el resto de visitantes”, explicó Rigol.

Según Rigol, el Papa convirtió este domingo “una obra en curso en un templo cristiano y a la vez en un espacio del espíritu para que todos los que nos visiten, sean creyentes o no, mirando esta maravilla puedan encontrarse en paz consigo mismo y que les salga lo bueno y mejor de lo que todas las personas llevamos dentro”.

Hasta ahora, entre ocho y diez mil personas de todo el mundo visitaban cada día la Sagrada Familia, la mayoría de ellos atraídos por la original arquitectura de Gaudí. Tras el acto del domingo, se prevé un destacado aumento de visitantes.

“Con su dedicación de esta iglesia -continuó-, el Papa la ha puesto en el mapa de la Iglesia universal: esto es un reto importante para todos nosotros porque quiere decir que la Sagrada Familia tiene que irradiar unos valores que puedan llegar a todos”.

“Y tiene que ser un lugar donde la gente vea todo lo que son los problemas humanos, los del Tercer y Cuarto Mundo, y que esto sea una plataforma para dar voz a esta hermandad”, añadió.

La basílica estará dedicada especialmente “a grandes acontecimientos que van viniendo, que no se planifican”, “a ceremonias potentes y fuertes”, explicó el presidente de la Junta Constructora.

Será el consejo episcopal de Barcelona (el cardenal, el obispo auxiliar y los vicarios episcopales) el que dará la dimensión de culto del templo y definirá qué misas se celebran allí.

En definitiva, para Rigol “ahora empieza una nueva etapa, que exigía un nuevo impulso como el de esta ceremonia” del domingo.

Por otra parte, Rigol destacó que “la venida del Papa y la dedicación del templo han significado también entregar este templo” a la ciudad y al mundo.

Tras la celebración del domingo, el representante de la junta que construye la iglesia ofreció a Benedicto XVI “todo el trabajo que hemos estado haciendo durante tanto tiempo para desarrollar esta obra tan bonita”.

 


La Junta Constructora también regaló al Papa el primer ejemplar de un nuevo libro sobre la Sagrada Familia tal y como está ahora.

Finalmente, Rigol opinó que la celebración de la dedicación podría acelerar el proceso de beatificación del arquitecto Antonio Gaudí, ya que “el mismo Papa ha notado que esto no lo puede hacer un tecnócrata, sino que tiene que sentirse el espíritu y el sentido cristiano”.

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Santa Sede


El Papa exhorta a los obispos de Italia a “vivir de la liturgia”
También a afrontar la “emergencia educativa” desde la familia
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI insiste a los obispos italianos en la importancia de la liturgia para la vida cristiana, en el mensjae enviado con motivo de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que se celebra esta semana en Asís.

Aprovechando que en esta reunión plenaria se revisará la traducción al italiano del Misal Romano, el Papa decica gran parte de su carta, dirigida al presidente de la CEI, cardenal Angelo Bagnasco, a hablar de la centralidad de la liturgia en la vida cristiana.

“El auténtico creyente, en toda época, experimenta en la liturgia la presencia, la primacía y la obra de Dios”, afirmó el Papa.

La liturgia “es veritatis splendor, acontecimiento nupcial, pregustación de la ciudad nueva y definitiva y participación en ella; es vínculo de creación y de redención, cielo abierto sobre la tierra de los hombres, pasaje del mundo a Dios; es Pascua, en la Cruz y en la Resurrección de Jesucristo; es el alma de la vida cristiana, llamada al seguimiento, reconciliación que mueve a la caridad fraterna”.

Refiriéndose a esta tercera edición del Misal Romano, el Papa recuerda que “todo verdadero reformador, de hecho, es obediente a la fe: no se mueve de forma arbitraria, ni se arroga discrecionalidad alguna sobre el rito; no es el amo, sino el guardián del tesoro instituido por el Señor y confiado a nosotros”.

“Dar voz a una realidad perennemente válida exige por tanto el sabio equilibrio de continuidad y novedad, de tradición y actualización”, señala.

“La Iglesia entera está presente en cada liturgia: adherirse a su forma es condición de autenticidad de lo que se celebra”.

La “correspondencia de la oración de la Iglesia (lex orandi) con la regla de la fe (lex credendi) plasma el pensamiento y los sentimientos de la comunidad cristiana, dando forma a la Iglesia, cuerpo de Cristo y templo del Espíritu”, añade el Papa.

Esta tercera edición del Misal Romano, que fue presentada oficialmente al papa Juan Pablo II en 2002 (ver Zenit, 22 de marzo de 2002), costó diez años de trabajo a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que entonces presidía el cardenal Francis Arinze.

Entre una de las novedades, el Misal ampliaba las posibilidades para un obispo de permitir la comunión bajo las dos especies.

Eucaristía

En su mensaje, el Papa, recordando a san Francisco de Asís, patrono de Italia, explica que la vida de este santo coincidió precisamente con la reforma litúrgica del papa Inocencio III y del Concilio Lateranense IV.

Esta reforma supuso, entre otras cosas, la introducción del “Breviario”, así como la inserción del término “transubstanciación” en la profesión de fe.

Precisamente, afirma el Papa, san Francisco era un gran devoto de la Eucaristía. “De la asistencia a la santa Misa y del recibir con devoción la santa Comunión brota la vida evangélica de san Francisco y su vocación a recorrer el camino de Cristo Crucificado”.

El santo tenía también gran estima por los sacerdotes, e instaba a sus frailes a recordarles la importancia de que llevaran una vida santa y coherente.

“El Santo de Asís no dejaba de contemplar cómo el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humilló hasta esconderse, para nuestra salvación, en la poca apariencia del pan", explica el Papa.

“Ante este don, queridos Hermanos, ¡qué responsabilidad de vida se desprende para cada uno de nosotros!”, añadió.

Educación y familia

Por otro lado, el Papa se refiere al plan pastoral de los obispos italianos, contenido en la carta Educare alla vita buona del Vangelo (Educar en la vida buena del Evangelio), que se dedica a cómo afrontar la “emergencia educativa”.

La actual crisis que atraviesa el hombre contemporáneo, señala Benedicto XVI, es en realidad una “crisis de confianza en la vida”, e influye “de forma relevante en el proceso educativo, en el cual las referencias seguras se hacen fugaces”.

Indicadores de esta crisis son, afirma, el “eclipse del sentido de Dios y la ofuscación de la dimensión de la interioridad, la formación incierta de la identidad personal en un contexto plural y fragmentado, las dificultades del diálogo entre generaciones, la separación entre inteligencia y afectividad”.

El hombre contemporáneo “ha invertido muchas energías en el desarrollo de la ciencia y de la técnica”, pero este progreso “ha tenido lugar a menudo a costa de los fundamentos del cristianismo, en los cuales se arraiga la historia fecunda del Continente europeo”.

“La esfera moral ha sido confinada al ámbito subjetivo y Dios, cuando no es negado, es con todo excluido de la conciencia pública”.

Ante esto, afirma, “no es suficiente con un llamamiento genérico a los valores, ni una propuesta educativa que se contente con intervenciones puramente funcionales y fragmentarias. Es necesaria, en cambio, una relación personal de fidelidad entre sujetos activos, protagonistas de la relación, capaces de tomar partido y de poner en juego su propia libertad”.

Esta nueva visión debe necesariamente “partir de una nueva proximidad a la familia, que reconozca y apoye su primacía educativa: es dentro de ella donde se plasma el rostro de un pueblo”.

El Papa exhorta a los prelados a que “capten las preguntas y los deseos del hombre”, renovando “el compromiso a trabajar con disponibilidad a la escucha y al diálogo, poniendo a disposición de todos la buena noticia del amor paterno de Dios”.

“En este camino, os exhorto a valorar la liturgia como fuente perenne de educación a la vida buena del Evangelio”, concluye. “Ésta introduce en el encuentro con Jesucristo, que con palabras y obras constantemente edifica a la Iglesia, formándola en las profundidades de la escucha, de la fraternidad y de la misión”.

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Una exposición para conocer la Biblioteca Apostólica Vaticana
Se inaugura mañana una muestra en el Brazo Carlomagno del Vaticano
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org) La historia de la “Biblioteca del Papa”, la amplísima colección de libros, entre manuscritos e impresos, los dibujos, planos, pergaminos, mapas, monedas y medallas, que son testigos de la historia del Antiguo Continente, pueden ser apreciados en la muestra “Conocer la biblioteca vaticana, una historia abierta al futuro”.

La exposición, que fue presentada esta mañana en rueda de prensa en la Santa Sede, se inaugura mañana miércoles en el Brazo de Carlomagno, en lado izquierdo de la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro y se extenderá hasta fines de enero.

El objetivo es dar a conocer al público en general la historia, y tesoros de la Biblioteca Vaticana, debido a que ésta es sólo reservada para un público exclusivo. La exposición se enmarca en una serie de eventos que celebran su reapertura, luego de haber permanecido cerrada durante 3 años por motivos de restauración, seguridad y modernización.

La muestra está organizada por la Obra Romana de las Peregrinaciones, dependiente del Vicariato de Roma, órgano de la Santa Sede, y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y la Provincia de Roma, así como de la Región del Lazio (a la que pertenece la capital italiana).

Ver y aprender

Monseñor Cesar Pasini, prefecto de la Biblioteca Apostólica destacó de la muestra “Los numerosos materiales expuestos en original, copia o reproducción (manuscritos, papeles de archivo, volúmenes impresos antiguos o más recientes, dibujos, monedas, medallas), permiten, una ‘primera degustación’”, de lo que es la biblioteca.

El visitante además de conocer la historia de la Biblioteca Apostólica Vaticana, gracias a apoyo multimedial y al servicio de audioguía disponible en diferentes idiomas, podrá apreciar algunos de los tesoros más importantes que reposan en la “Biblioteca del Papa”.

ZENIT estuvo presente en la visita que se realizó especialmente a los periodistas en la que una de las guías de la Obra Romana de Peregrinación aseguró que en la muestra se encuentra el original del Papiro Bodmer, escrito en los primeros años del siglo III que en el año 2006 fue donada al Papa Benedicto XVI por la fundación Sally and Frank Hanna Family. Se trata del manuscrito más antiguo que contiene dos evangelios (de Lucas y Juan).

También se pueden apreciar manuscritos de personajes como Miguel Ángel, Martín Lutero, así como dibujos de Botticelli sobre la Divina Comedia, textos de Dante, Petrarca, homilías marianas del siglo VII, una trascripción Biblia del siglo X, un leccionario melquita del siglo IX entre otros.

“La muestra quiere hacer conocer la Biblioteca Vaticana a quienes no tienen el privilegio de frecuentarla”, dijo el cardenal Raffaele Farina, Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana. “Pero no sólo a ellos. Quiere hacerla conocer mejor a sus usuarios habituales”, aseguró.

“Especialmente, quiere acercarla a la actividad cotidiana, que se desarrolla fuera de las salas de consulta”, indicó el purpurado.

La Biblioteca Vaticana fue fundada en 1451 por el papa Nicolás V quien quiso reunir los libros que se usaban hasta ese momento en la Santa Sede.

Hoy comprende 1.600.000 libros impresos, 80.000 manuscritos, 100.000 unidades de archivo, 8.400 libros incunables, cerca de 300.000 entre monedas y medallas, 150.000 entre impresos, dibujos mapas y unas 150.000 fotografías.

Durante los tres años de restauración, a cada libro le fue implementado un sistema de radio localización por el que cada volumen tiene un chip con los datos del libro para, que en caso de que se pierda, el sistema lo encuentre y pueda volver a su estante.

También fue reparada la planta física de la biblioteca y las estructuras que presentaban algún deterioro. Coincidiendo con la reapertura de la Biblioteca, se realizará también en Roma del 11 al 13 de noviembre el congreso “La Biblioteca Apostólica Vaticana como lugar de investigación y como institución al servicio de los investigadores”.

Por Carmen Elena Villa

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El Vaticano atrae la atención de INTERPOL sobre el crimen en Oriente Medio
Monseñor Viganò ve necesaria una mayor cooperación para luchar contra la violencia
DOHA, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El secretario general de Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, monseñor Carlo Maria Viganò, destacó, este lunes en la 79ª Asamblea General de la INTERPOL, la violencia que sufren los cristianos en Oriente Medio.

Lo hizo ante unos mil policías y delegados de 188 países que participan en las sesiones, que se están celebrando en la capital de Qatar del lunes al jueves de esta semana.

En su intervención, publicada este martes por la Oficina de Información de la Santa Sede, el representante vaticano puso sobre la mesa el gravísimo atentado del pasado 31 de octubre contra la catedral siro-católica de Bagdad, el mayor lugar de culto de la comunidad católica de Irak.

Lo calificó como “un acto de una ferocidad sin precedentes contra personas indefensas, reunidas en oración”.

Y destacó que « desde hace años en Irak, los cristianos se han convertido en objeto de ataques atroces y la situación del país ha sido en sí siempre difícil » y muchos se ven obligados a huir.

Monseñor Viganò destacó la necesidad de combatir los atentados que sufren cristianos y también musulmanes en Oriente Medio, « pero hay que hacerlo todos juntos ».

Citando el mensaje de pésame que el Papa envió tras el atentado contra la catedral de Bagdad al arzobispo de los siro-católicos, monseñor Athanase Matti Shaba Matoka, señaló que «la paz es un don de Dios, pero también es el resultado de los esfuerzos de los hobmres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales».

En su intervención, también expresó el aprecio de la Santa Sede por la cooperación entre la INTERPOL y el Departamento de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

En referencia a un acuerdo existente entre ambas entidades, destacó la importancia de la praparación de las fuerzas policiales en las operaciones militares de paz.

Dirigiéndose a la asamblea de la INTERPOL, constató: «Nosotros estamos hoy aquí para renovar, en una área específica, nuestro compromiso para cooperar en la eliminación del mal del mundo ».

« Éste es un enorme compromiso si pensamos en las fuerzas en juego, pero debemos permanecer impávidos -exhortó-. En efecto, deberíamos comprometernos en una cooperación aún mayor ».

Para el representante vaticano, «si cada Estado no está en condiciones de garantizar una protección adecuada, la comunidad internacional debe intervenir con los medios jurídicos previstos por la Carta de las Naciones Unidas y por los demás instrumentos internacionales».

Reflexiones sobre el crimen

La intervención del representante vaticano tenía como objetivo, como él mismo explicó, “contribuir a profundizar en la reflexión sobre la cuestión de fondo de los debates de esta sesión de la asamblea general de la INTERPOL: el crimen en sí, o más exactamente, el comportamiento criminal basado en varias motivaciones, a veces incluso atribuido a convicciones religiosas”.

Por ello, ofreció algunas reflexiones. En primer lugar, afirmó que “el comportamiento criminal es una parte intrínseca de la experiencia humana, así como el conflicto entre el bien y el mal es parte de la historia del mundo, y para los cristianos, una parte del plan de salvación de Dios”.

“Es esto lo que inspira a la Santa Sede a participar, como miembro y observador, en los encuentros y conferencias promovidos por organizaciones internacionales”, explicó.

Después señaló la importancia de la misión de la ONU “en un momento en que experimentamos la evidente paradoja de un consenso multilateral que continúa estando en crisis porque todavía está subordinado a las decisiones de unos pocos, mientras los problemas del mundo piden intervenciones bajo la forma de acciones colectivas de la comunidad internacional”.

También indicó la necesidad de afrontar el aumento de la pobreza y el hambre que puede causar la globalización, las cuales, “a su vez pueden desencadenar reacciones que a menudo conducen a formas muy dispares de violencia”.

“Tampoco podemos subestimar el hecho de que los frutos del progreso tecnológico y científico pueden, con todos sus enormes beneficios a la humanidad, ser usados de una manera que viola claramente el orden de la creación, hasta el punto de negar el carácter sagrado de la vida y despojar a la persona humana y a la familia de su identidad natural”, añadió, ofreciendo otro elemento de reflexión.

Y concluyó con una pregunta y una conclusión: “En esta situación compleja, la humanidad se encuentra en situación de riesgo. ¿Cuál es el camino para avanzar?. La Iglesia nunca deja de insistir en que sólo es posible respetando 'los imperativos éticos'”.

Por eso, explicó, “la Santa Sede continúa pidiendo la promoción y la protección de los derechos tal y como están aprobados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ante todo el derecho a la vida y, no menos importante, el derecho a la libertad religiosa”.

El representante vaticano afirmó que «la promoción de los derechos humanos en su conjunto continúa siendo la estrategia más eficaz para eliminar las desigualdades entre países y entre grupos sociales ».

Y alertó que «las víctimas de la miseria y la desesperación -en las que la dignidad humana es violada impunemente- se convierten en presa fácil de la llamada a la violencia y pueden convertirse directamente en personas que violan la paz. Y aquí nacen los peligros de las guerras y el terrorismo».

Aprecio por la INTERPOL

Monseñor Veginò destacó el aprecio de la Santa Sede por la INTERPOL y su «función decisiva especialmente en la actividad eficaz de prevención».

En este sentido, valoró el «sistema que permite el intercambio de informaciones en tiempo real y la coordinación inmediata y conjunta de las diversas acciones de la polícia para luchar contra estos crímenes transnacionales».

En concreto, de la INTERPOL, monseñor Veginò apreció la asistencia que ha dado a la policía local y a los trabajadores de emergencia en las graves catástrofes naturales; el apoyo concreto a la Iglesia para el mantenimiento del orden, la asistencia a las poblaciones afectadas por desastres y la identificación de las víctimas; y su información y apoyo logístico en numerosos viajes apostólicos del Papa.


 

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El Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos celebra 50 años
Con un acto ecuménico el 17 de noviembre
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos celebrará su cincuenta aniversario con un acto ecuménico el próximo 17 de noviembre a las 17 horas en la Sala San Pío X, en la via de la Conciliación de Roma.

El evento estará presidido por el presidente del Consejo, monseñor Kurt Koch, y contará con la intervención del presidente emérito del Consejo, el cardenal Walter Kasper; el anglicano arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y el ortodoxo metropolitano de Pérgamo Ioannis (Zizioulas), del patriarcado ecuménico de Constantinopla.

Así se conmemorará el 50 aniversario de la institución del Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que más tarde pasó a llamarse Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, explica un comunicado de la Oficina de Información de la Santa Sede publicado hoy.

“Esta mirada al pasado, dirigida al momento de la institución y al camino realizado hasta hoy, ofrecerá no sólo la oportunidad de expresar gratitud a Dios por los que han contribuido a hacer avanzar el ecumenismo y por los abundantes frutos que se han recogido”, indica el texto.

“También permitirá suscitar un renovado interés por la causa de la unidad y reiterar la firme voluntad de proseguir el camino hacia la plena comunión de todos los cristianos, afrontando con confianza las desafíos, también nuevos, que se presentan”, añade.

La historia del consejo pontificio para el ecumenismo se remonta al 5 de junio de 1960, día de Pentecostés, cuando el beato Juan XXIII instituyó el Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, junto a las once comisiones que prepararían el Concilio, con el Motu proprio Superno Dei Nutu.

El primer presidente del Secretariado fue el cardenal Agostino Bea, a quien sucedieron los cardenales Johann Willebrands, Edward Idris Cassidy, Walter Kasper y, el 1 de julio de 2010, el arzobispo Koch.

En 1998, Juan Pablo II cambió el nombre del secretariado por el de Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con la Constitución apostólica Pastor Bonus.

“A través de los años -señala el comunicado publicado este martes-, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos se ha ocupado de las relaciones con el vasto mundo ecuménico, tanto a nivel multilateral como a través de contactos y diálogos bilaterales con muchas Iglesias y comunidades cristianas”.

La fecha del acto conmemorativo -el 17 de noviembre- se ha querido hacer coincidir con la sesión plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que se celebrará del 15 al 19 de noviembre, con el tema Hacia una nueva etapa del diálogo ecuménico.

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Jornadas Mundiales de la Juventud


Estrenado el himno de la Jornada Mundial de la Juventud 2011
“Firmes en la Fe”, cantado en la vigilia de la Almudena, patrona de Madrid
MADRID, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El himno y banda sonora de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011 se estrenó este lunes, víspera de la fiesta de Nuestra Señora de la Almudena, patrona de Madrid, España. Con el título Firmes en la fe,

El himno de la próxima JMJ fue interpretado por la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (JORCAM) y por el coro de la Escolanía de El Escorial. Ambos grupos grabaron el himno que se distribuirá a partir del próximo 19 de noviembre.

Firmes en la fe acompañará a los jóvenes en la preparación y en la celebración de la JMJ de Madrid. Está inspirado en el texto de san Pablo: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”, elegido por Benedicto XVI como tema de la JMJ Madrid 2011.

Consta de seis estrofas. El estribillo dice así: “Firmes en la fe, caminamos en Cristo,/ Nuestro Amigo, nuestro Señor./ ¡Gloria siempre a Él! ¡Gloria siempre a Él!/ Caminamos en Cristo firmes en la fe”.

El autor de la letra es el obispo auxiliar de Madrid César Franco, coordinador general de la JMJ y obispo auxiliar de Madrid.

Para monseñor Franco, “Las estrofas realzan la Humanidad santísima de Cristo al estilo de la tradición mística española y pretenden acercarla a los jóvenes”.

Enrique Vázquez, sacerdote vitoriano y compositor de música religiosa, compuso la música. Este recordó el proceso de composición del himno, del que destac. “El primer reto fue idear una melodía que ayudara a entender el texto, cantarlo y rezarlo”, declaró.

De la letra, dijo: “Las estrofas comienzan con un carácter más lírico que refleja el asombro, la admiración y el agradecimiento ante la Persona y la obra de nuestro Redentor”.

La obra se ha grabado en tres versiones: una litúrgica, otra instrumental para grandes coros, y una versión popular con acompañamiento de guitarra. Las tres versiones están disponibles gratuitamente en la web oficial de la JMJ, donde también se pueden descargar las partituras para su interpretación.

Quien lo prefiera en formato CD, puede adquirirlo en la editorial San Pablo, que ha patrocinado la grabación del himno y la producción de los discos compactos.

Un video musical del himno, en versión multilingüe, será distribuido más adelante.

Descarga del himno (música, letra y partitura):
http://www.madrid11.com/es/oficina-de-prensa/descargas/346-himno-2011.

Tiendas en las que se puede adquirir:
http://libreria.sanpablo.es/redlibrerias.php.


 

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Ars Christiana


La especificidad del arte sacro
 
Por Rodolfo Papa*

ROMA, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- ¿Qué significa “arte sacro”? La definición del concepto de “arte” es muy compleja; difícil es también la connotación de la noción de “sacro”, de modo que se pueda obtener una respuesta a la pregunta inicial mediante la suma de las definiciones del sustantivo “arte” y del adjetivo “sacro”, resulta particularmente arduo y, quizás, infructuoso. Fecundo, en cambio, es buscar la identidad del arte sacro en los documentos magisteriales, siguiendo su recorrido casi topográfico, en el que mediante precisaciones progresivas se descrubre cuál es el lugar y la finalidad específica del propio arte sacro.

Puede ser útil partir de un documento del Concilio Vaticano II, la Constitución Pastoral Gaudium et Spes en la que leemos: “el hombre, cuando se entrega a las diferentes disciplinas de la filosofía, la historia, las matemáticas y las ciencias naturales y se dedica a las artes, puede contribuir sobremanera a que la familia humana se eleve a los conceptos más altos de la verdad, el bien y la belleza y al juicio del valor universal” (n. 57).

El arte se coloca entre las disciplinas que elevan al hombre, y por tanto posee una auténtica connotación humanística, entendiendo el humanismo como cultivatio animi. Esta elevación de la familia humana tiene lugar mediante el conocimiento de lo verdadero, del bien y de lo bello. Está clara la referencia a las características trascendentales del ser, es decir, a esas características que poseen todo aquello que es en cuanto que es, es decir, la verdad, la bondad y la belleza, que son perfecciones compartidas por Dios a toda la creación. Está claro también que el arte se define por una singular relación con la belleza.

Dado que la noción de arte es muy vasta y plural, es útil hacer referencia a la distinción entre artes liberales (es decir, las artes teóricas, que no implican un trabajo físico, como la poesía) y artes mecánicas (es decir, las artes que implican trabajo manual, como la escultura y la pintura). Con todo se trata de una distinción que el Renacimiento ya demostró superar; el arte auténtico implica la liberalidad del conocimiento y la mecanicidad (es decir, la practicidad efectiva) de la producción. Por tanto en cierta forma supera esta separación, o mejor, la integra orgánicamente.

Aclarado esto, es necesario también aforntar la distinción entre artes útiles y artes bellas. Las artes útiles están dirigidas a fines prácticos, mientras que las artes bellas están dirigidas a la belleza. El arte, por tanto, va precisándose en su identidad específica, por una relación particular con la belleza. Y es precisamente en este contexto de las bellas artes donde debemos buscar el lugar del arte sacro. De hecho la belleza del arte expresa la belleza de lo creado, y por eso mismo, del Creador, y está por tanto constitutivamente abierta en relación con Dios.

Dentro el arte bello se distingue el arte religioso, es decir, un arte que expresa un sentimiento religioso. Dentro, o mejor, en la cumbre del arte religioso encontramos finalmente el arte sacro. Aquí resulta iluminador citar la Constitución sobre la Sagrada liturgia Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II: “Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro” (n. 122).

El arte sacro es la cumbre del arte religioso, o lo que es lo mismo, el arte religioso contiene al arte sacro y no a la inversa. Podríamos decir que entre la obra de arte religioso y la obra de arte sacro existe la misma relación que une y separa una poesía que habla de Dios y una oración: también la oración es bella, como la poesís, pero tiene una diferente identidad específica. El adjetivo “sacro” se atribuye de hecho al culto, a los ritos, a los lugares, precisamente, “sacris”, y de la misma forma al arte “sacro” y a sus obras. El arte religioso se convierte en “sacro” cuando está dirigido al culto sagrado, al rito sagrado, para que “sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia” (n. 123).

Por tanto el arte sacro es íntegramente arte, pero encuentra su identidad en la sacralidad del rito al que está destinado y que la conforma por entero, de manera que una obra de arte sacro debe ser de forma auténtica una obra de arte, pero no es suficiente con que lo sea; debe de hecho estar íntima y completamente dirigida a la sacralidad, debe hacerse espejo de las verdades de la fe, debe hacerse celebración y liturgia. Esto impone una connotación peculiar de la propiaobra de arte, tanto que en los documentos magisteriales encontramos también las indicaciones para distinguir ulteriormente el arte sacro en “auténtica” y “no auténtica”. Este camino, que lleva hacia un arte no solo bello sino tambien bueno y verdadero, realista sin exageraciones, simbólico sin abstracciones, es tan importante que necesita un tratamiento aparte.


 

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* Rodolfo Papa es historiador de arte, profesor de historia de las teorías estéticas en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma; presidente de la Accademia Urbana delle Arti. Pintor, miembro ordinario de laPontificia Insigne Accademia di Belle Arti e Lettere dei Virtuosi al Pantheon. Autor de ciclos pictóricos de arte sacro en diversas basílicas y catedrales. Se interesa en cuestiones iconológicas relativas al arte del Renacimiento y el Barroco, sobre el que ha escrito monografías y ensayos; especialista en Leonardo y Caravaggio, colabora con numerosas revistas; tiene desde el año 2000 un espacio semanal de historia del arte cristiano en Radio Vaticano. 

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Análisis


Justicia social y evangelización (II)
Entrevista con el cardenal Peter Turkson
ST. PAUL, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La doctrina social de la Iglesia no es solo una fuente de principios sobre los que construir una sociedad buena y justa, sino que tiene también un sentido de evangelización.

Este es el mensaje del cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Citando el relato bíblico de Zaqueo, cree que las verdades sobre la tradición social de la Iglesia suponen una preparación para la gracia e invitan al encuentro con el Señor.

El cardenal Turkson sirvió como canciller de la Catholic University College de Ghana y como presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana. También trabajó en una serie de comisiones, consejos y comités pontificios, y el Papa Benedicto XVI le nombró presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz en octubre de 2009.

Recientemente estuvo en St. Paul (Minnesota, Estados Unidos) visitando la Universidad St. Thomas, donde ofreció la conferencia anual Habiger patrocinada por el Center for Catholic Studies. La conferencia estaba titulada, Caritas in Veritate: Good News for Society (Caritas in veritate: buena noticia para la sociedad).

En esta entrevista, el purpurado trata sobre los primeros frutos de la Caritas in Veritate, así como sobre la necesidad de que la Santa Sede siga siendo la “voz de la conciencia” en la ONU.

La primera parte de esta entrevista se publicó ayer lunes.

- ¿Qué efecto está teniendo la doctrina social de la Iglesia en los hombres de negocios y en la sociedad?

Cardenal Turkson: La gente estña interesada en la tradición de la Iglesia. Muchos han descubierto el lugar de Dios en Cristo, mostrando que la doctrina social de la Iglesia es una herramienta de la evangelización.

Por ejemplo, en el relato evangélico de Zaqueo, el era un cobrador de impuestos. Estaba enriqueciéndose a expensas de los demás. Pero cuando conoce a Jesús experimenta una transformación. Dice: “Si defraudé a alguien, se lo devolveré”.

¿Cómo es que antes de conocer a Jesús, él no veía que lo que estaba haciendo era engañar a la gente?

La historia de Zaqueo muestra que cuando se tiene un determinado encuentro con el Señor, provoca un cambio en nosotros.

De la misma forma, las personas pueden necesitar llegar a tener una cierta experiencia del Señor. Deben darse cuenta de que el negocio no puede seguir como de costumbre. No se puede pisotear a otro ser humano, no pueden pisotear al otro.

Al contrario, las empresas deben llevar al desarrollo integral de la persona humana. La búsqueda del progreso humano no puede ser ajena al carácter comunitario de la persona humana.

Esta encíclica Caritas in veritate afirma que el desarrollo humano que debe ser integral y completo. Se nos invita a redescubrir el desarrollo humano y el progreso humano.

- Mirando la evolución de la tradición social de la Iglesia, parece que lo que marcó las primeras encíclicas papales, desde la Rerum Novarum del papa León XIII hasta la Mater et Magistra de Juan XXIII, fue la aplicación de la filosofía tomista a los problemas actuales. Como resultado de ello, parece haber un programa claro de acción política tras el cual los católicos podían agruparse. Las Encíclicas más recientes, sin embargo, parecen tener un sello más personal, teológico o filosófico del papa que las escribió, y hay más debate en cuanto a cómo aplicar las enseñanzas que contiene.¿La Iglesia necesita volver a un tomismo más riguroso en su enfoque de las cuestiones sociales actuales?

Cardenal Turkson: Déjeme plantearlo de esta manera. A este particular Papa se le atribuye la formulación de una hermenéutica de la continuidad. Esa hermenéutica no sólo se aplica a la cuestión del Concilio Vaticano II y a los anteriores concilios ecuménicos, sino también a la continuidad entre la reciente doctrina social pontificia y la de los papas anteriores.

Naturalmente, el cambio de contexto requiere que el énfasis se plantee de otra manera. A veces, la formulación de ciertas cuestiones se enmarcan de manera diferente. Pero existe una continuidad real.

Cuando este Papa habla sobre tradición, se refiere a todo lo que hablamos en el pasado.

No fue en última instancia el tomismo el que proporcionó el punto de partida para la enseñanza social de la Iglesia, sino la misma Escritura. El tomismo era una manera de articular los principios que se encuentran en la Biblia.

No estoy seguro de que tenemos que volver a Tomás para una formulación clara.

Es probable que una cierta tradición dentro de la Iglesia, a través de catecismos con sus preguntas y respuestas, creó una aproximación particular sobre las cuestiones. A veces, el tomismo es útil en este contexto.

Pero no debe excluir el deseo de ser discursivo acerca de los problemas. Y esa nueva encíclica nos lleva hacia eso.

Las encíclicas están escritas para todas las personas de buena voluntad. Con ese propósito en mente, usted necesariamente no puede presentar la enseñanza como un tipo de catequesis, de una forma tomista.

El estilo discursivo no se mueve lejos del tomismo, sino que enriquece la tradición.

Está dirigido a un público más amplio al que se dirigen las encíclicas. Esto representa el abandono de un formato claro y tomista.

- A menudo, las personas involucradas en la articulación de la posición de la Iglesia en la plaza pública, con la ley natural o algún otro argumento, chocan con un muro de piedra. Los argumentos se pueden plantear de manera convincente, una y otra vez, pero no parece que convenzan. Parece sería mejor proclamar solo a Jesús como Señor y dejarlo así, porque en última instancia, la solución a los problemas sociales, políticos y económicos, tanto a nivel local como global, requiere de una verdadera solidaridad entre los pueblos que depende del reconocimiento de la paternidad de Dios. En este sentido, ¿podría ser útil un redescubrimiento de la idea, ahora olvidada, del reinado social de Cristo, su señorío sobre todas las cosas, incluyendo lo político y lo económico?

Cardenal Turkson: Esto es perfectamente correcto. Puede ser una manera de abordar el problema.

El Santo Padre ha dicho que la verdad de la razón y la verdad de la fe no se oponen. Pero la verdad de la razón está invitada a la trascendencia.

Las cosas de la verdad de la razón no son un punto final de llegada. La verdad de la fe debe trascender la verdad de la razón.

La ley natural de por sí es una preparación para el orden de la gracia.

Tenemos que reconocer a la vocación de la razón como ordenada a trascendencia, a la figura de Jesús como Dios encarnado.

Cuando este es el caso, podemos referirnos a lo que la reciente encíclica dice sobre esto.

El libro único de la naturaleza muestra a Dios como el autor de su creación, pero también de todo lo que a ella pertenece.

Por lo tanto, es el señor de todas las cosas, incluyendo las relaciones de la persona humana.

Existe una tendencia en el mundo de mirar a la persona como autora de sí misma, o hecha por la cultura y por fuerzas externas.

Este es un intento de reemplazar a Dios y acabar con Él.

En vista de ello, los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI nos recuerdan que sin trascendencia la vida no tiene sentido y no puede alcanzar sus propios objetivos.

La necesidad de la realeza de Jesús es precisamente porque es la revelación del Padre. Es necesario presentar la vocación de la razón como una vocación a la trascendencia.

Se trata de una verdad revelada por Cristo y en Cristo.

Así que la ley natural no es un punto de llegada, sino que cada persona es invitada a la trascendencia para descubrirse a sí misma en la finalidad de la verdad de Jesús. A descubrir el plan del Padre en la verdad de la creación.

Esa invitación a la trascendencia se convierte en el objeto de la misión evangelizadora de la Iglesia. Hablamos de la verdad de la razón, pero no nos detenemos ahí.

Debe descubrirse a sí misma en Jesús como la revelación del Padre.

- Cuando usted habla a organismos como las Naciones Unidas, como lo hizo en septiembre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y les exhorta a defender y construir en sus actividades una cultura de la vida, ¿parece que este mensaje está llegando?

Cardenal Turkson: Creo que hay un montón de cosas por descubrir acerca de cómo trabaja Naciones Unidas.

Naciones Unidas en sí misma se supone que es una reunión de los Estados soberanos, que los jefes de las naciones soberanas se unen. Los expertos de la ONU facilitan estas reuniones, pero precisamente este servicio pone en peligro la reunión y permite que sea secuestrada por personas con una agenda.

Siempre debemos reconocer este riesgo.

La financiación de la ONU viene de los jefes de Estado soberanos. Pero la financiación también puede venir con exigencias o condiciones.

Tenemos que reconocer todo esto. Por eso, cuando los Objetivos de Desarrollo del Milenio son debatidos, es probable que algunas personas que están financiando y conducen el debate tienen su propia agenda e intereses.

La voz de la Santa Sede tiene el valor de servir como un recordatorio de ciertos temas que a menudo se quedan debajo de la alfombra.

Incluso si la posición de la Santa Sede no se aprueba, sirve como un recordatorio a los países sobre estos temas y valores, la importancia de proteger la vida y la dignidad humana.

Incluso si somos la única voz en la sala, es necesario.

Mucha gente todavía nos felicita por discutir ciertos temas.

Las actividades de la Santa Sede también puede dar lugar a otras discusiones acerca de por qué algunos Estados están discutiendo ciertos temas, o si pueden conducir a una pérdida de financiación para los demás.

Por ejemplo, antes de que el Papa Benedicto XVI visitara Londres, alguien preguntó sobre el desarrollo en otros países, si la salud reproductiva iba a estar conectada directamente a todas las ayudas. Esto significaría que toda ayuda que sale tendría esto como condición de financiación. Esto fue algo que pudo ser discutido por la presencia de la Iglesia en la ONU.

Todos estos detalles necesitamos que se reconozcan cuando hablamos acerca de la participación en la ONU.

Debemos hacer que la verdad de la Iglesia sea conocida, independientemente de lo que se la escuche.

Por Jason Adkins, traducción del inglés por Inma Álvarez

 

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Entrevistas


Paloma Gómez Borrero: Una vida dedicada a la información de la Santa Sede
La periodista española recibió hoy el premio ¡Bravo! Especial a toda una trayectoria
MADRID, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Desde Pablo VI hasta Benedicto XVI Paloma Gómez Borrero lleva más de tres décadas cubriendo la información del Vaticano para diferentes medios españoles, hecho que la hicieron merecedora de recibir hoy el premio ¡Bravo! especial a toda una trayectoria de parte de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España.

Se trata de la máxima modalidad de un galardón que reconoce la labor de aquellos profesionales de la comunicación en España que se han distinguido por su servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos.

Paloma Gómez, de 74 años, trabaja como corresponsal de la cadena COPE desde Roma y Vaticano. Ha sido autora de varios libros como Huracán Wojtyla, Comiendo con...,  El Libro de la pasta, Pasta, pizza y mucho más, Juan Pablo, amigo, y Los fantasmas de Roma.

Paloma compartió con ZENIT algunos de los principales momentos y reflexiones de su vasta trayectoria como periodista especializada en información de la Santa Sede.

- ¿Cómo recibe este premio?

Paloma Gómez Borrero: En primer lugar con una gran sorpresa porque no me lo esperaba. Yo ya había tenido el ¡Bravo! de la radio, hace muchos años y me llamaron y me dijeron que me habían concedido el ¡Bravo! especial a una vida dedicada a la prensa, a la información. Me pareció una maravilla.

- ¿Cómo llegó a ser una periodista experta en información de la Santa Sede?

Paloma Gómez Borrero: En realidad no fue algo que busqué. Estaba en la Televisión Española para Italia, donde me fui a vivir porque me casé con un italiano. Tuve que seguir la muerte de Pablo VI y fue una información tranquila, y luego me encontré con Juan Pablo II un papa viajero, de una gran cercanía, de un gran carisma. En algunos vuelos he sido yo la única mujer dentro del avión y eso también hacía que el papa estuviera especialmente atento conmigo. Me hacía bromas, me decía que me llamaba Paloma por volar tanto.

- Son tantos años ejerciendo el periodismo… habrá conocido varios personajes que le hayan impactado. ¿Nos puede hablar de alguno de ellos?

Paloma Gómez Borrero: Indudablemente la Madre Teresa es la primera. Recuerdo sus ojos, su sonrisa. Fui a Calcuta para conocerla. En ese infierno de Calcuta nació su epopeya de caridad. Allí acompañamos a Juan Pablo II.

Recuerdo también cuando el papa le regaló la casa Dono di Maria en el Vaticano para ayudar a los más necesitados. Cuando fue el papa a inaugurar la casa, yo estaba al lado de la Madre Teresa. Ella me dio sus medallitas de la Virgen Milagrosa y me dijo que las diera a quien quisiera. Me fui con ella a rezar a la capilla.

Recuerdo también cuando la entrevisté para TVE Española. En ese entonces no era la Madre Teresa del premio Nobel de la Paz pero sí era conocida. El cámara hizo planos muy cortos, le pregunté por qué y me respondió, “no se quien es esta monja pero no podía separar la cámara de los ojos”. Me dijo también “si no quieres ponerle voz a la entrevista, no es necesario, deja que sus ojos hablen”.  

Son muchas anécdotas… El verano antes de morirse, ya estaba muy enferma, le preguntaron qué iba a decirle a San Pedro cuando llegara al cielo, a lo que respondió entre bromas “me va a echar una bronca porque le he llenado el cielo de pobres”.

-Ahora vayamos en orden de los pontificados que ha tenido que cubrir ¿Qué recuerda usted de Pablo VI?

Paloma Gómez Borrero: Muy poco porque estaba ya muy enfermo cuando entré a cubrir la información de la Santa Sede. Recuerdo especialmente su muerte y el cónclave que fue después de 15 años. Informar sobre esto fue para mí un gran un reto.

Recuerdo que antes del cónclave debía conseguir cardenales y era bien difícil entrevistarles. Teníamos una sección de pre cónclave en el telediario de las nueve. Todos los días llevaba un cardenal para hacer la entrevista en directo y los llevaba a la Rai. Entre ellos había un cardenal africano. A él le pregunté la posibilidad de que fuera elegido un papa negro y me respondió señalando hacia arriba “deja que responda la otra paloma” refiriéndose al Espíritu Santo.

-¿Qué recuerda del breve pontificado de Juan Pablo I?

Paloma Gómez Borrero: Lo recuerdo cuando vino a ver a quienes habíamos cubierto el cónclave. Era un gran párroco, muy cordial y dulce. Nos dijo que había leído las crónicas después de haber sido elegido papa y que no habíamos adivinado casi nada de lo que contábamos que había ocurrido en el cónclave. Nos decía “no inventéis, contad lo sólo lo que veis”.  También nos dijo: “sois tan importantes que si hoy viviera San Pablo sería periodista y procuraría entrar en un informativo por la fuerza que tenéis”.

- Y tanto que decir de Juan Pablo II… ¿qué es lo que más recuerda de él como persona?

Paloma Gómez Borrero: Esa sensibilidad y ese conectar con los jóvenes a quienes les dijo desde el primer momento “Abrid las puertas a Cristo” y “No tengáis miedo”, a un mundo que tiene miedo. Eso fue lo que hizo que él creara de manera tan increíble las Jornadas Mundiales de la Juventud.

En España, ya muy enfermo, en el último viaje en el año 2003, dijo “soy un papa joven de 83 años”. Eso a mí me impresionó muchísimo. Yo le pregunté “¿hacia dónde va la Iglesia con Juan Pablo II?” Y me contestó “hacia delante, en búsqueda y defensa del hombre y con el Evangelio en la mano”, yo creo que ahí me dijo todo. Recuerdo cuando estábamos en Turquía, en aquel viaje tan peligroso porque se había escapado Alí Agca de la cárcel, el Papa dijo en ese momento: “cuando el amor es más fuerte y más grande que el peligro, nunca se tiene miedo y el mundo tiene que confiar en Dios”.

- ¿Qué considera lo más duro durante este largo pontificado?

Paloma Gómez Borrero: El atentado. Fue muy inesperado. Iba en un jeep blanco. Con la sotana ensangrentada en brazos del hoy cardenal Stanisław Dziwisz. No nos dimos ni cuenta. Tuvo que ser la Radio Vaticana la que nos avisó que el terrorismo había entrado en la plaza. Mucha gente se echó a llorar. A través de los altavoces daban noticias que estaba en el Gemelli, en el quirófano y fue toda la noche, se abrieron todas las iglesias para rezar por él.

- ¿Qué es lo que más recuerda de su muerte?

Paloma Gómez Borrero: Cuando me despedí de él en el Aula Clementina, mientras lo estaban velando, me acordé de sus palabras al inicio de su pontificado: “quiero ser el barrendero del mundo para dejar los caminos limpios y que pase el amor, la paz y Dios”. Sabía que ya no lo volvería a ver y le dije “ahora sí que barres el cielo”.

- ¿Cómo ve estos más de cinco años del Papa Benedicto XVI?

Paloma Gómez Borrero: A este Papa se le va descubriendo día a día. Es de una inteligencia, de una claridad, de una humildad, afabilidad y de una cercanía que yo no me lo hubiera imaginado. Aunque yo al cardenal Ratzinger le hice una entrevista para televisión y ya había visto que era una persona muy cercana, que le gustaba dialogar y sobretodo escuchar.  

Admiro su línea y su coherencia. El quiere que entre Dios en la vida del hombre, de la nación, que volvamos a las raíces cristianas. Que todos los que creen en un Dios único, dialoguen y que no dejen por fuera la vida de cada uno. A Juan Pablo II lo defino como super star y a Benedicto XVI como Doctor affabilis.

- ¿Qué frutos cree que puede dar la reciente visita del Papa a España?

Paloma Gómez Borrero: Los discursos han sido magníficos. El Papa ha estado muy feliz y creo que el pueblo español se ha volcado con el Papa también. Lo que ha dicho el Papa es importante para España y lo ha dicho con una claridad y con un respeto a todos que probablemente cambien muchas cosas.

- ¿Ve con esperanza la situación de la fe en este país?

Paloma Gómez Borrero: Sí porque, como ha dicho el Papa, un gobierno o un estado laico no tiene por qué tener un enfrentamiento con la Iglesia sino más bien un encuentro en los puntos en los que los dos están de acuerdo: defensa del hombre, de la dignidad, libertad para la educación y la colaboración que es necesaria. El enfrentamiento es muy peligroso. Eso es lo que ha querido decir el Papa.

- ¿Cuáles cree que deben ser las características que debe tener un periodista encargado de informar sobre el acontecer de la Iglesia?

Paloma Gómez Borrero: No sólo sobre el acontecer de la Iglesia sino en cualquier campo que te toque informar, ir con la verdad por delante. Instintivamente, tú cuentas cómo lo ves o lo interpretas pero no debes nunca manipular lo que estás viendo. Tú no puedes orquestar la crónica o lo que dice el Papa o un hombre político. No se puede sacar de contexto o manipular la noticia.

Un periodista tiene la suerte de contar lo que está viendo. Debe dejar que la gente haga su juicio porque manipular significa también pensar que quien te lee es un tonto porque le estás haciendo ver algo que no es verdad. Es necesario dejar que él lo juzgue, darle bien la noticia y luego permitirle al lector, oyente o televidente que él mismo haga una composición del lugar.

Por Carmen Elena Villa


 

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Benedicto XVI ha llevado a España armonía entre laicidad y fe
Entrevista con el cardenal Julián Herranz
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha llevado a España armonía entre laicidad y fe, un mensaje de "diálogo", no de "ruptura y desencuentro", asegura el cardenal Julián Herranz Casado.

Presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, el purpurado, nacido en Baena (Córdoba), en 1930, uno de los más importantes expertos en Derecho Canónico, comparte con ZENIT en esta entrevista sus experiencias de dos días junto al Papa en su país natal.



--El Santo Padre, en el avión papal, defendió el encuentro entre laicidad y fe, algo que algunos medios interpretaron más bien como un desencuentro. ¿Considera que tras esta visita apostólica queda más clara en la opinión pública la propuesta de Benedicto XVI sobre las relaciones Iglesia y Estado?

--Cardenal Herranz: Esos medios a los que usted se refiere parece que interpretan ordinariamente cualquier afirmación o hecho sobre las relaciones Iglesia-Estado siguiendo su conocida ideología agnóstica y relativista. Eso les ha llevado por desgracia a los lectores, me parece a mí, a actitudes agresivas, a fomentar rupturas y desecuentros, cuando en realidad, conociendo a Benedicto XVI, hay una constante voluntad de diálogo, de encuentro sereno y constructivo. En realidad Benedicto XVI, en este viaje como en su pasada estancia en el Reino Unido y en otras muchas ocasiones, ha vuelto a proponer, con el espíritu evangelizador que le es característico, y sin hacer política, un tipo de sociedad en la que la armonía entre fe y razón sea la medida del verdadero humanismo, y donde un sano concepto de laicidad, que respete la dignidad de la persona y sus derechos inalienables, entre ellos la libertad religiosa, de culto y de conciencia, permita superar el fundamentalismo laicista, hostil --no sólo en España y otras naciones europeas, sino también en otros lugares del mundo-- a la relevancia familiar, cultural y social del cristianismo y en general de la religión. Pero la voluntad de Benedicto XVI ha sido en todo momento, en España y fuera, completamente positiva, y diría constructiva, de diálogo y armonía, nunca de ruptura o desencuentro, sino de encuentro.

--El Papa confirmó en la Sagrada Familia la visión antropológica cristiana sobre la familia. Se trata de una visión sumamente positiva y propositiva, pero en muchos medios de comunicación se interpretó como un "ataque" al modelo de sociedad actual. ¿Por qué no se percibe como positivo el mensaje evangélico de amor y de la fidelidad en nuestra sociedad?

--Cardenal Herranz: Yo pienso que el Papa con gran satisfacción de la inmensa mayoría de las familias españolas, que constituyen la sociedad actual, y del común del sentir del pueblo ha repetido que debe considerarse verdadero matrimonio solamente la unión de un hombre con una mujer, unión estable abierta a la fecundidad y ha recordado que éste es el verdadero fundamento de la familia, institución natural y célula fundamental de la sociedad. Esta es la visión que da él, la visión cristiana del amor humano, y de la familia, que coincide plenamente con la visión de la recta antropología, que ha inspirado por ejemplo el mensaje enviado en estos días por el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, al Fórum de las Familias. Esta visión del amor humano y de la familia molesta a los que se inspiran en esa ideología del relativismo y agnosticismo, que inspira a muchos medios, e intentan continuamente oponerse a la sociedad real, imponiendo esa filosofía contraria a la visión no sólo cristiana sino rectamente antropológica del matrimonio y la familia. En realidad es esa filosofía relativista la que, negando fundamentales valores humanos y sociales fundamentales, ataca a la sociedad actual.

--En Santiago de Compostela el Papa mostró las raíces cristianas de Europa, que a nivel institucional parece que se trata de un debate superado, e invitó a no tener miedo de Dios. Definió la Iglesia como "abrazo de Dios a los hombres". ¿Qué recomendaría usted a laicos o sacerdotes para que el mundo vuelva a redescubrir la Iglesia como "abrazo de Dios" a la luz de las palabras del Santo Padre?

 

--Cardenal Herranz: Lo primero, que vayamos al encuentro de todos los hombres con espíritu cristiano, es decir, creando puentes de amistad, de comprensión, de confianza, para ofrecerles con la palabra y con el testimonio de vida --no sólo con la palabra-- el tesoro del Evangelio. El Santo Padre ha hablado del "tesoro del Evangelio" varias veces en estos días. Así descubrirán estos amigos nuestros, o volverán a comprender con luces nuevas el fundamento verdadero de la felicidad y la esperanza, porque el cristianismo es eso, el abrazo de Dios a los hombres, el encuentro con la Verdad encarnada, con Cristo que revela al hombre no sólo el misterio de Dios sino también el misterio del hombre, la excelsa dignidad de su naturaleza y destino eterno.


--Usted ha acompañado al Santo Padre en esos dos días, ¿cuál fue el momento que más le ha impresionado del viaje?

 

--Cardenal Herranz: Yo diría que me han impresionado todos los momentos, porque lo he visto constantemente, a pesar de los años, pensar, hablar y actuar con la juventud madura y permanente de un enamorado del amor de Cristo. Yo lo digo así, pues es como se le ve a él. Si me pide que le señale algún momento concreto señalaría ña obra Niño Dios, que llevan las religiosas franciscanas, donde le vi particularmente emocionado, con profunda ternura, oyendo esa frase de una niña down que nos conmovió a todos. La niña decía: "Aunque somos diferentes, nuestro corazón ama como todos los corazones y queremos ser amados". Arrancó un aplauso inmenso al que se unió e primerísima persona el Santo Padre porque nos conmovió mucho. Pienso que no sólo a él particularmente, sino a todos los demás. En esa misma ocasión, el Papa recordó que por la mañana había consagrado la magnífica basílica de la Sagrada Familia y añadió: "todo hombre es un verdadero santuario de Dios, que ha de ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad". Para mí ha sido ese el momento que más me ha impresionado por la forma con la cual el Papa aprovechó para defender el sentido divino y la maravilla también humana de cualquier vida humana, aun aquella que puede parecer más llena de limitaciones.


--¿Cuál es la frase del Papa que usted se lleva grabada en el corazón tras este viaje?

 

--Cardenal Herranz. Varias... Me impresionó bastante cuando el Papa, tomando ejemplo del cristiano ejemplar que fue Antoni Gaudí, nos ha invitado a todos a superar la separación entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre la belleza de las cosas y el Dios como belleza, es decir, una exhortación a la unidad de vida, la unidad de vida del cristiano, pero también la unidad de vida de cualquier hombre que sepa descubrir la armonía existente. Esa frase a mi modo de ver refleja el constante magisterio no sólo de estos días, sino en general del magisterio de Benedicto XVI: la armonía entre lo humano y lo divino, entre la razón y la fe, entre la belleza del arte y la belleza de Dios. Esta unidad de vida que él busca que se cumpla en la vida de cada cristiano, pero que se transmite también a la sociedad precisamente para evitar esos desencuentros y buscar justamente la armonía que el cristianismo trae al mundo.

Por Jesús Colina

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Documentación


Mensaje del Papa a los obispos italianos
Con motivo de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el Mensaje que el Papa Benedicto XVI ha hecho llegar al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, cardenal Angelo Bagnasco, con ocasión de la Asamblea Plenaria que se celebra estos días en Asís.

* * * * *

Al Venerado Hermano

el cardenal Angelo Bagnasco

Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana

Con este mensaje, que le envío con ocasión de la 62a Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, quiero hacerme espiritualmente peregrino en Asís, para estar presente y llegar e personalmente donde usted y cada uno de los obispos reunidos, Pastores solícitos de las amadas Iglesias particulares que están en Italia. Vuestra solicitud y vuestro compromiso se manifiestan en el gobierno responsable de las diócesis y en la cercanía paterna a los sacerdotes y a las comunidades parroquiales. De ello es signo elocuente la atención al tema de la educación, que habéis asumido como prioridad en la década que se abre. Las Orientaciones pastorales recientemente publicadas son expresión de una Iglesia que, en la escuela de Jesucristo, quiere tomarse en serio la vida entera de cada hombre y, con este fin, busca “en las experiencias cotidianas el alfabeto para componer las palabras con las que representar al mundo el amor infinito de Dios" (Educare alla vita buona del Vangelo, 3).

1. En estos días os habéis reunido en Asís, la ciudad en la que “nació al mundo un sol” (Dante, Paradiso, Canto XI), proclamado por el venerable Pío XII patrono de Italia: san Francisco, que conserva intactas su frescura y su actualidad – ¡los santos no tienen nunca ocaso! – debidas a su haberse conformado totalmente a Cristo, del que fue icono vivo.

Como el nuestro, también el tiempo en que vivió san Francisco estaba marcado por profundas transformaciones culturales, favorecidas por el nacimiento de las universidades, por el crecimiento de los ayuntamientos y por la difusión de nuevas experiencias religiosas.

Precisamente en esa época, gracias a la obra del papa Inocencio III – el mismo del que el Pobrecito de Asís obtuvo el primer reconocimiento canónico – la Iglesia puso en marcha una profunda reforma litúrgica. De ello es expresión eminente el Concilio Lateranense IV (1215), que cuenta entre sus frutos con el “Breviario”. Este libro de oración acogía en sí la riqueza de la reflexión teológica y de la vivencia orante del milenio anterior. Adoptándolo, san Francisco y sus frailes hicieron propia la oración litúrgica del Sumo Pontífice: de este modo, el Santo escuchaba y meditaba asiduamente la Palabra de Dios, hasta hacerla suya y transmitirla después en las oraciones de que fue autor, como en general en todos sus escritos.

El mismo Concilio Lateranense IV, considerando con particular atención el Sacramento del altar, insertó en la profesión de fe el término “transubstanciación”, para afirmar la presencia real de Cristo en el sacrificio eucarístico: “Su cuerpo y su sangre son contenidos verdaderamente en el Sacramento del altar, bajo las especies del pan y del vino, pues el pan es transubstanciado en el cuerpo y el vino en la sangre por el poder divino" (DS, 802).

De la asistencia a la santa Misa y del recibir con devoción la santa Comunión brota la vida evangélica de san Francisco y su vocación a recorrer el camino de Cristo Crucificado: “El Señor – leemos en el Testamento de 1226 – me dio tanta fe en las iglesias, que así sencillamente rezaba y decía: Te adoramos, Señor Jesús, en todas las iglesias que hay en el mundo entero y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo” (Fuentes Franciscanas, n. 111).

En esta experiencia encuentra su origen también la gran deferencia que tenía hacia los sacerdotes y la consigna a los frailes de respetarles siempre y en todo caso, “porque del altísimo Hijo de Dios yo no veo otra cosa corporalmente en este mundo, sino el Santísimo Cuerpo y Sangre suya que ellos solos consagran y que ellos solos administran a los demás” (Fuentes Franciscanas, n. 113).

Ante este don, queridos Hermanos, ¡qué responsabilidad de vida se desprende para cada uno de nosotros! "¡Cuidad vuestra dignidad, hermanos sacerdotes – recomendaba Francisco – y sed santos porque él es santo" (Carta al Capítulo General y a todos los frailes, en Fuentes Franciscanas, n. 220)! Sí, la santidad de la Eucaristía exige que se celebre y se adore este Misterio conscientes de su grandeza, importancia y eficacia para la vida cristiana, pero exige también pureza, coherencia y santidad de vida a cada uno de nosotros, para ser testigos vivientes del único Sacrificio de amor de Cristo.

El Santo de Asís no dejaba de contemplar cómo "el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humilló hasta esconderse, para nuestra salvación, en la poca apariencia del pan" (ibid., n. 221), y con vehemencia pedía a sus frailes: “os ruego, más que si lo hiciese por mí mismo, que cuando convenga y lo veáis necesario, supliquéis humildemente a los sacerdotes para que veneren por encima de todo al Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor nuestro Jesucristo y los santos nombres y las palabras escritas de Él que consagran el cuerpo” (Carta a todos los custodios, en Fuentes Franciscanas, n. 241).

2. El auténtico creyente, en toda época, experimenta en la liturgia la presencia, la primacía y la obra de Dios. Esta es veritatis splendor (Sacramentum caritatis, 35), acontecimiento nupcial, pregustación de la ciudad nueva y definitiva y participación en ella; es vínculo de creación y de redención, cielo abierto sobre la tierra de los hombres, pasaje del mundo a Dios; es Pascua, en la Cruz y en la Resurrección de Jesucristo; es el alma de la vida cristiana, llamada al seguimiento, reconciliación que mueve a la caridad fraterna.

Queridos hermanos en el Episcopado, vuestra reunión pone en el centro de los trabajos de la Asamblea el examen de la traducción italiana de la tercera edición típica del Misal Romano. La correspondencia de la oración de la Iglesia (lex orandi) con la regla de la fe (lex credendi) plasma el pensamiento y los sentimientos de la comunidad cristiana, dando forma a la Iglesia, cuerpo de Cristo y templo del Espíritu. Ninguna palabra humana puede prescindir del tiempo, incluso cuando, como en el caso de la liturgia, constituye una ventana que se abre más allá del tiempo. Dar voz a una realidad perennemente válida exige por tanto el sabio equilibrio de continuidad y novedad, de tradición y actualización.

El Misal mismo se coloca dentro de este proceso. Todo verdadero reformador, de hecho, es obediente a la fe: no se mueve de forma arbitraria, ni se arroga discrecionalidad alguna sobre el rito; no es el amo, sino el guardián del tesoro instituido por el Señor y confiado a nosotros. La Iglesia entera está presente en cada liturgia: adherirse a su forma es condición de autenticidad de lo que se celebra.

3. Que esta razón os empuje, en las cambiantes condiciones del tiempo, a hacer cada vez más transparente y practicable esa misma fe que se remonta a la época de la Iglesia naciente. Es una tarea muy urgente en una cultura que – como vosotros mismos decís – conoce el “eclipse del sentido de Dios y la ofuscación de la dimensión de la interioridad, la formación incierta de la identidad personal en un contexto plural y fragmentado, las dificultades del diálogo entre generaciones, la separación entre inteligencia y afectividad” (Educare alla vita buona del Vangelo, 9). Estos elementos son el signo de una crisis de confianza en la vida, e influyen de forma relevante en el proceso educativo, en el cual las referencias seguras se hacen fugaces.

El hombre contemporáneo ha invertido muchas energías en el desarrollo de la ciencia y de la técnica, consiguiendo en estos campos objetivos indudablemente significativos y apreciables. Este progreso, con todo, ha tenido lugar a menudo a costa de los fundamentos del cristianismo, en los cuales se arraiga la historia fecunda del Continente europeo: la esfera moral ha sido confinada al ámbito subjetivo y Dios, cuando no es negado, es con todo excluido de la conciencia pública. Y sin embargo, la persona crece en la medida en que hace experiencia del bien y aprende a distinguirlo del mal, más allá del cálculo que considera únicamente las consecuencias de una acción individual o que usa como criterio de valoración la posibilidad de realizarla.

Para cambiar la dirección no es suficiente con un llamamiento genérico a los valores, ni una propuesta educativa que se contente con intervenciones puramente funcionales y fragmentarias. Es necesaria, en cambio, una relación personal de fidelidad entre sujetos activos, protagonistas de la relación, capaces de tomar partido y de poner en juego su propia libertad (cfr ibid., 26).

Por esta razón es de lo más oportuna vuestra decisión de llamar a la movilización sobre la responsabilidad educativa a todos aquellos que da importancia a la ciudad de los hombres y al bien de las nuevas generaciones. Esta alianza indispensable no puede sino partir de una nueva proximidad a la familia, que reconozca y apoye su primacía educativa: es dentro de ella donde se plasma el rostro de un pueblo.

Como Iglesia que vive en Italia, atenta a interpretar lo que sucede en profundidad en el mundo de hoy y, por tanto, a captar las preguntas y los deseos del hombre, renováis el compromiso a trabajar con disponibilidad a la escucha y al diálogo, poniendo a disposición de todos la buena noticia del amor paterno de Dios. Os anima la certeza de que “Jesucristo es el camino, que conduce a cada uno a la plena realización de sí mismo según el designio de Dios. Es la verdad, que revela al hombre a sí mismo y le guía en el camino de crecimiento en la libertad. Es la vida, porque en él todo hombre encuentra el sentido último de su existencia y de su acción: la plena comunión de amor con Dios por la eternidad" (ibid., n. 19).

4. En este camino, os exhorto a valorar la liturgia como fuente perenne de educación a la vida buena del Evangelio. Esta introduce en el encuentro con Jesucristo, que con palabras y obras constantemente edifica a la Iglesia, formándola en las profundidades de la escucha, de la fraternidad y de la misión. Los ritos hablan por medio de su racionabilidad intrínseca y educan a una participación consciente, activa y fructífera (cfr Sacrosanctum Concilium, n. 11).

Queridos hermanos, alcemos la cabeza y dejémonos mirar en los ojos por Cristo, único Maestro, Redentor del que procede toda responsabilidad nuestra hacia las comunidades que se nos han confiado y de todo hombre. Que María Santísima, con corazón de Madre, vele sobre nuestro camino y nos acompañe con su intercesión.

Al renovar mi cercanía afectuosa y mi aliento fraterno, le imparto de corazón a Usted, Venerado Hermano, a los Obispos, a los colaboradores y a todos los presentes mi Bendición Apostólica.

En el Vaticano, 4 de noviembre de 2010



 

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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