11.11.10

Realidades verdaderamente contrarias

A las 1:02 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Benedicto XVI
 

Se ve que la reciente visita del Papa a España tiene, aún, mucho que decir porque, al parecer, hay personas o instituciones que sangran por alguna extraña herida.

Las cosas no empezaron bien, para según qué personas, cuando en el avión que lo trasladaba a España y en la rueda de prensa que suele ofrecer en sus viajes, dijo aquello de “En España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como lo vimos precisamente en los años treinta, y esta disputa, más aún, este enfrentamiento entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy nuevamente en España”.

Algunos han dicho que eso no es verdad y que en España “Solo desde una ignorancia irresponsable puede afirmarse que en España se practica hoy un ‘laicismo agresivo’” (Juan G. Bedoya, en “El País”)

Bien, sigamos con las reacciones porque la ignorancia y la irresponsabilidad abundan mucho.

Otros como, por ejemplo, el ministro de Fomento, José Blanco, entienden que lo que le corresponde hacer a la Iglesia católica es hacer “autocrítica” y tratar de conocer las razones por las cuales “cada vez tiene menos seguidores”.

Sin embargo, aún hay más porque una vez superada la llamada a la verdad de los años 30 del siglo pasado y la correspondiente escocedura mental, tenía que venir la crítica a lo dicho en las intervenciones que tuvo el Santo Padre.

No gusta, por ejemplo, que Benedicto XVI dijera que La Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización” porque no les parece suficiente que sea en tales ámbitos donde la desarrolle su personalidad.

En este particular caso lo que les impide admirar lo dicho por el Papa es que no haya dicho que va a permitir el sacerdocio femenino, la posibilidad de que la mujer pueda ser obispo e, incluso, ser vicaria de Cristo. Eso sí que gustaría a más de uno que, francamente, tendrían que volar, con rapidez a otra confesión religiosa que no fuera la católica porque allí estarán la mar de bien.

En realidad, lo que aquí pasa es que estamos ante dos realidades que son verdaderamente contrarias entre sí y, sobre todo, difíciles de cohonestar.

Por ejemplo, cuando Benedicto XVI dice, en la Homilía de la Misa de la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, refiriéndose a Europa, que “Por eso, es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa; que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano”, resulta difícil que tal verdad pueda estar de acuerdo con el intento, hasta ahora conseguido, de apartar la religión, en concreto la católica (por ser mayoritaria en Europa) de los instrumentos legales (véase Constitución Europea, tan defendida, precisamente, por el Ejecutivo español que preside Rodríguez Zapatero) como si nada hubiera aportado a la formación del llamado viejo continente.

Por ejemplo, cuando Benedicto XVI dice, en la dedicación de la, ya, basílica, de la Sagrada Familia, que “En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado resulta difícil que tal verdad pueda acordar con el apartamiento de lo religioso de la vida pública y el tratar de esconder cualquier realidad que tenga tal carácter. Y eso es lo que se hace desde el agresivo laicismo que, ahora mismo, gobierna España.

Por ejemplo, cuando Benedicto XVI dice que la Iglesia aboga “Para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar resulta difícil que tales verdades puedan acordar con la consideración de la unión de hecho entre homosexuales como matrimonio, con el aborto promocionado y casi obligatorio y, en general, con toda la legislación contraria a la vida que se hace desde el laicismo agresivo que, ahora mismo, gobierna España.

Por ejemplo, por ejemplo y por ejemplo. Son realidades, la laicista exagerada y anticatólica y la católica que resulta muy, pero que muy difícil, poner de acuerdo.

Pero, sobre todo, lo que no es posible concordar es la voluntad de manifestar una animadversión tan grande en contra de la Esposa de Cristo, de su doctrina y, en fin, de lo representa para una sociedad en la que está y vive, con la que de continuo presenta la Iglesia católica que no es otra que la propuesta de conversión a una fe que supone, para quien la sigue, un abrirse al corazón del mundo.

Lo otro son, precisamente, las tinieblas.

Eleuterio Fernández Guzmán