14.11.10

Iglesia perseguida (escrito por Koko)

A las 6:25 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Las lecturas de este domingo nos ofrecen varios temas de interés como pueden ser entre otros el final de los tiempos o la necesidad de trabajar.

En general parece que todas las lecturas están escritas en un sentido apocalíptico, como si fuese a acabar el mundo de una forma desastrosa. Pero en realidad, el Señor nos invita a no tener miedo y a vivir con esperanza la fe en medio de las dificultades y adversidades que encontraremos por el camino. Jesús no predice tanto una destrucción, sino más bien habla de una renovación, porque en un futuro surgirán un cielo y una tierra nuevos donde predominará totalmente la bondad, la paz y la justicia.

Incluso el Evangelio nos dice que seremos perseguidos. Esto de la persecución en tiempos de los primeros mártires se entendía en un contexto de odio hacia el cristianismo naciente, pero podemos plantearnos varias preguntas: ¿Cómo somos perseguidos los cristianos en la actualidad?, ¿es que acaso todavía la Iglesia es perseguida?

Lo cierto es que también hoy la Iglesia sufre persecución aunque sea de otra manera.

Cuentan que una vez en una audiencia dada a un colegio romano, preguntó el Papa San Pío X a un seminarista: ¿Cuántas y cuáles son las notas que distinguen a la verdadera Iglesia de Cristo?

- Cuatro, padre santo: es una, santa, católica y apostólica.
- ¿No tiene más que cuatro? – respondió el Papa.
- Y romana, añadió el seminarista.

Justo dijo el Papa, pero ¿cuál es la nota más evidente? Todos callaron. Pues bien, voy a decíroslo “perseguida”. Porque se lee en el Evangelio: “Me persiguieron a Mí y os perseguirán a vosotros”. La persecución es para los católicos el pan nuestro de cada día. Esta es la señal de que somos verdaderos discípulos de Cristo. La Iglesia es perseguida, pero nunca estará desprotegida, ya que Jesucristo dijo: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”.

Por eso, debemos estar alegres en la esperanza sabiendo que Cristo camina a nuestro lado.

Es verdad que la persecución ya no es sangrienta como en los primeros siglos del cristianismo, sino que se da en formas más civilizadas, pero la situación de hostilidad y de injusticia persiste hasta nuestros días. Lo que pasa es que ahora sigue en forma de leyes, de contravalores y criterios contrarios a las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, cierta persecución siempre será un signo de que la Iglesia busca constantemente permanecer fiel al mensaje de Cristo.

Y por eso, ante las contradicciones y estas adversidades, es necesario perseverar con paciencia y dar testimonio de nuestra fe, así como vivir con coherencia nuestro bautismo, es decir, nuestra dignidad de hijos de Dios trabajando a contracorriente por las necesidades de la Iglesia y del mundo.

Hoy en día parece que existe también como una tendencia, una mentali-dad generalizada en la sociedad contemporánea a trabajar la manera de no trabajar, a buscar con ahínco lo más fácil, lo que menos trabajo de. Sin embargo, San Pablo es claro y nos invita a seguir su ejemplo, porque además el trabajo también es ocasión para encontrar a Dios en medio del mundo, ya que es posible santificar ese trabajo, poniéndonos en la presencia del Señor y ofreciéndoselo a Él. Sólo así seremos capaces de darle al trabajo un sen-tido cristiano.

Ojalá que la Virgen María nos ayude a tomar conciencia de nuestra res-ponsabilidad en nuestra labor cotidiana como hijos de Dios e hijos de la Iglesia.

Koko.